Ritual-de-sacramentos.pdf

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RITUAL DE SACRAMENTOS, BENDICIONES Y CELEBRACIONES Tomado del Pequeño Ritual Impreso el 20-2-1985 Castro Impresores S.A. de C.V. Guadalajara, Jal. México. I. II. III.

SACRAMENTOS BENDICIONES CELEBRACIONES POPULARES

SACRAMENTOS I. II. III. IV. V. VI. VII.

FORMULAS BREVÍSIMAS EN PELIGRO DE MUERTE BAUTISMO MATRIMONIO CONFIRMACIÓN RECONCILIACIÓN UNCIÓN EUCARISTÍA

SACRAMENTO DEL BAUTISMO I. II.

RITO DE BAUTISMO PARA UN NIÑO EL BAUTISMO DENTRO DE LA MISA

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO I. II.

CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO CEREMONIAL EN LAS BODAS DE ORO Y PLATA EN EL 25° Y 500 ANIVERSARIO DEL MATRIMONIO

SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN I.

RITO DE LA CONFIRMACIÓN PARA UNA PERSONA

SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN I. II. III.

UN SOLO PENITENTE CELEBRACIÓN COMUNITARIA DE LA PENITENCIA CONFESIÓN DE NIÑOS

SACRAMENTO DE LA SANTA UNCIÓN I. II. III. IV. V.

UNCIÓN DE LOS ENFERMOS RITO CONTINUO DE PENITENCIA — UNCIÓN — VIÁTICO ASISTENCIA A LOS MORIBUNDOS PRECES BREVES POR LOS DIFUNTOS PRECES LARGAS POR LOS DIFUNTOS

SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA I. II. III.

ADMINISTRACIÓN DEL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO SACRAMENTO CELEBRACIÓN DE LA PALABRA

BENDICIONES I. II. III. IV. V. VI. VII. VIII. IX. X.

BENDICIÓN GENERAL OBJETOS SAGRADOS OBJETOS DE DEVOCIÓN OBJETOS DE MANUFACTURA HUMANA CONSTRUCCIONES RELIGIOSAS CONSTRUCCIONES MORTUORIAS CONSTRUCCIONES CIVILES PERSONAS ANIMALES Y FRUTOS BENDICIONES DEPRECATORIAS

CELEBRACIONES POPULARES I. II. III. IV. V. VI. VII.

MUJER DESPUÉS DEL PARTO PRESENTACIÓN DE UN NIÑO AL TEMPLO PRESENTACIÓN DE LA NIÑA DE TRES AÑOS AL TEMPLO CONSAGRACIÓN DÉ LOS NIÑOS CUANDO LOS LLEVAN AL TEMPLO CELEBRACIÓN DE XV AÑOS ENTRONIZACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN LOS HOGARES ENTRONIZACIÓN DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN EN LAS CASAS

VIII. IX. X. XI.

CELEBRACIÓN MARIANA CELEBRACIÓN DE UN ENTIERRO EXEQUIAS LETANÍA BREVE DE LOS SANTOS

RITUAL DE SACRAMENTOS, BENDICIONES Y CELEBRACIONES FORMULAS BREVÍSIMAS DE LOS SACRAMENTOS EN PELIGRO DE MUERTE I. CONFIRMACIÓN II. PENITENCIA III. BAUTISMO IV. UNCIÓN V. UNCIÓN BAJO CONDICIÓN VI. VIÁTICO VII. BENDICIÓN PAPAL SACRAMENTO DEL BAUTISMO I. RITO DE BAUTISMO PARA UN NIÑO 1. RECEPCIÓN DEL NIÑO 2. INTERROGATORIO 3. LITURGIA DE LA PALABRA 4. HOMILÍA 5. ORACIÓN DE LOS FIELES 6. EXORCISMO 7. UNCIÓN PREBAUTISMAL 8. LITURGIA DEL SACRAMENTO BENDICIÓN DEL AGUA E INVOCACIÓN A DIOS INVOCACIÓN A DIOS BENDICIÓN

RENUNCIA Y PROFESIÓN DE FE 9. BAUTISMO UNCIÓN CON EL SANTO CRISMA IMPOSICIÓN DE LA VESTIDURA BLANCA ENTREGA DE LA VELA ENCENDIDA “EFFETA” CONCLUSIÓN DEL RITO PADRE NUESTRO II. EL BAUTISMO DENTRO DE LA MISA SACRAMENTO DEL MATRIMONIO I. CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO INTRODUCCIÓN 1. RITOS INICIALES 2. LITURGIA DE LA PALABRA 3. EXAMEN SOBRE LA LIBERTAD PRIMERA FORMA SEGUNDA FORMA PARA AMBAS FORMAS 4. BENDICIÓN DE ANILLOS Y ARRAS 5. ENTREGA DE LOS ANILLOS 6. ENTREGA DE LAS ARRAS 7. ORACIÓN UNIVERSAL 8. LITURGIA EUCARÍSTICA II. CEREMONIAL EN LAS BODAS DE ORO Y PLATA EN EL 25° Y 500 ANIVERSARIO DEL MATRIMONIO SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN I. RITO DE LA CONFIRMACIÓN PARA UNA PERSONA 1. LECTURAS BÍBLICAS PARA LA CONFIRMACIÓN

2. RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS DEL BAUTISMO 3. IMPOSICIÓN DE LAS MANOS 4. CRISMACIÓN 5. ORACIÓN DE LOS FIELES 6. BENDICIÓN SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN I. UN SOLO PENITENTE PREPARACIÓN 1. SALUDO 2. LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS 3. CONFESIÓN 4. ORACIÓN DEL PENITENTE 5. ABSOLUCIÓN 6. ALABANZA A DIOS Y DESPEDIDA RITO BREVE II. CELEBRACIÓN COMUNITARIA DE LA PENITENCIA 1. ENTRADA 2. LA PALABRA DE DIOS 3. EXAMEN Y PETICIÓN DE PERDÓN 4. CONFESIÓN INDIVIDUAL 5. CONCLUSIÓN III. CONFESIÓN DE NIÑOS 1. NORMAS PARA AYUDAR A LOS NIÑOS EN SU PRIMERA CONFESIÓN 2. AYUDARLES A TENER CONTRICIÓN DE SUS PECADOS SACRAMENTO DE LA SANTA UNCIÓN I. UNCIÓN DE LOS ENFERMOS 1. PREPARACIÓN DE LA CELEBRACIÓN

2. RITOS INICIALES 3. ACTO PENITENCIAL 4. LITURGIA DE LA PALABRA 5. LETANÍA 6. BENDICIÓN DEL ÓLEO 7. UNCIÓN 8. CONCLUSIÓN DEL RITO 9. COMUNIÓN II. RITO CONTINUO DE PENITENCIA — UNCIÓN — VIÁTICO 1. RITOS INICIALES 2. LITURGIA DE LA PALABRA 3. SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN 4. RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES 5. PRECES 6. CONFIRMACIÓN 7. UNCIÓN 8. VIÁTICO III. ASISTENCIA A LOS MORIBUNDOS 1. PRECES POR LOS MORIBUNDOS INVOCACIONES BÍBLICAS LECTURAS BÍBLICAS INVOCACIONES DEVOCIONALES 2. PRECES POR LOS MORIBUNDO CON INDULGENCIA PLENARIA PREPARACIÓN EXHORTACIÓN INVOCACIONES PRECES

BENDICIÓN 3. BENDICIÓN PAPAL DE EMERGENCIA 4. RECOMENDACIÓN DEL ALMA 5. EN LOS ÚLTIMOS MOMENTOS AL EXPIRAR IV. PRECES BREVES POR LOS DIFUNTOS 1. PRIMERA FORMA 2. SEGUNDA FORMA 3. TERCERA FORMA V. PRECES LARGAS POR LOS DIFUNTOS 1. PRIMERA FORMA 2. SEGUNDA FORMA SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA I. ADMINISTRACIÓN DEL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA 1. ACTO PENITENCIAL 2. COMUNIÓN II. BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO SACRAMENTO III. CELEBRACIÓN DE LA PALABRA 1. RITO DE INTRODUCCIÓN 2. ACTO PENITENCIAL 3. KIRIE 4. GLORIA 5. LITURGIA DE LA PALABRA 6. CREDO 7. ORACIÓN UNIVERSAL 8. OFERTORIO 9. PADRE NUESTRO

10. EL SALUDO DE PAZ 11. CORDERO DE DIOS 12. RITO DE LA COMUNIÓN 13. RITO DE CONCLUSIÓN 14. ACCIÓN DE GRACIAS BENDICIONES BENDICIÓN GENERAL I. OBJETOS SAGRADOS 1. ORNAMENTOS SACERDOTALES 2. MANTELES Y LIENZOS DEL ALTAR 3. SAGRARIO, COPÓN Y RELICARIO 4. BENDICIÓN DEL CÁLIZ Y DE LA PATENA PRENOTANDOS BENDICIÓN DENTRO DE LA MISA BENDICIÓN FUERA DE MISA 5. CORPORAL/PALIA/PURIFICADOR PARA CORPORAL SOLO PARA LA PALIA SOLA PARA CORPORAL/PALIA/PURIFICADOR 6. CRUZ ORACIÓN UNIVERSAL 7. CUSTODIA 8. CAMPANA 9. UTENSILIOS SAGRADOS 10. ALTAR MOVIBLE II. OBJETOS DE DEVOCIÓN 1. BENDICIÓN DEL AGUA

2. BENDICIÓN DE IMÁGENES ORACIÓN INICIAL PARA UNA IMAGEN DE CRISTO PARA UNA IMAGEN DE MARÍA PARA LA IMAGEN DE UN SANTO PARA UNA CRUZ PARA UNA MEDALLA ORACIÓN FINAL 3. ESCAPULARIO DEL CARMEN 4. ROSARIOS 5. VELAS 6. BENDICIÓN DE LA MESA III. OBJETOS DE MANUFACTURA HUMANA 1. ARTESANÍAS Y CUALQUIER OBRA HECHA POR LOS HOMBRES 2. HERRAMIENTAS 3. MAQUINARIA 4. AUTOMÓVIL O AUTOBÚS PRIMERA FORMA PRIMERA FORMA SEGUNDA FORMA 5. ORACIÓN DEL CHOFER IV. CONSTRUCCIONES RELIGIOSAS 1. BENDICIÓN Y ERECCIÓN VIACRUCIS BENDICIÓN DE LAS IMÁGENES Y CRUCES CONCLUSIÓN CONSTANCIA 2. ORATORIO PRIVADO

3. PRIMERA PIEDRA DE UN TEMPLO INTRODUCCIÓN LECTURAS BENDICIÓN DEL TERRENO BENDICIÓN Y COLOCACIÓN DE LA PIEDRA CONCLUSIÓN BENDICIÓN FINAL V. CONSTRUCCIONES MORTUORIAS 1. ATAÚD O MORTAJA 2. SEPULCRO 3. BENDICIÓN URNA Y CRIPTA 4. PRECES FINALES GENERALES VI. CONSTRUCCIONES CIVILES 1. CASA SALUDO LECTURA BÍBLICA Mt 7, 24-27. 2. TALLER O CASA 3. PRIMERA PIEDRA DE UN EDIFICIO. 4. CENTRO EDUCATIVO 5. CONSTRUCCIONES Y OBRAS DE INGENIERÍA 6. UN LOCAL O COMERCIO 7. FÁBRICA 8. HOSPITALES, CLÍNICAS Y SANATORIOS 9. LUGARES DE DIVERSIÓN Y ESPARCIMIENTO VII. PERSONAS 1. ENFERMO 2. MUJER ENCINTA

3. NIÑO SANO 4. NIÑO ENFERMO VIII. ANIMALES Y FRUTOS 1. ANIMALES SANOS 2. ANIMALES ENFERMOS 3. NUEVAS CRÍAS 4. CAMPOS SALMO 64 BENDICIÓN 5. FRUTOS Y MIESES 6. SEMILLAS PARA SEMBRARSE IX. BENDICIONES DEPRECATORIAS 1. SOBRE LA EPIDEMIA 2. SOBRE LA HELADA 3. SOBRE EL INCENDIO 4. SOBRE LA INUNDACIÓN 5. SOBRE LAS PLAGAS 6. SOBRE LA SEQUÍA 7. SOBRE LA TEMPESTAD 8. LECTURAS PARA ALGUNAS BENDICIONES IMPRECATORIAS 9. ORACIÓN DE LOS FIELES CELEBRACIONES POPULARES I. MUJER DESPUÉS DEL PARTO II. PRESENTACIÓN DE UN NIÑO AL TEMPLO 1. A LA ENTRADA DEL TEMPLO 2. AL LLEGAR ANTE EL ALTAR III. PRESENTACIÓN DE LA NIÑA DE TRES AÑOS AL TEMPLO

1. PRIMERA FORMA 2. SEGUNDA FORMA 3. TERCERA FORMA IV. CONSAGRACIÓN DÉ LOS NIÑOS CUANDO LOS LLEVAN AL TEMPLO V. CELEBRACIÓN DE XV AÑOS 1. RITO DE LA CELEBRACIÓN 2. RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES 3. ORACIÓN A LOS FIELES 4. PROCESIÓN DE OFRENDAS 5. SIGNO DE LA PAZ 6. COMUNIÓN 7. BENDICIÓN VI. ENTRONIZACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN LOS HOGARES VII. ENTRONIZACIÓN DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN EN LAS CASAS 1. RITO DE LA CELEBRACIÓN 2. ORACIÓN FINAL 3. PRÁCTICAS DE CONSEJO VIII. CELEBRACIÓN MARIANA 1. MARIA, MADRE DE JESÚS Y MADRE RESPONSABLE 2. MARIA, MADRE DE LA COMUNIDAD 3. MUJER DEL SÍ 4. MADRE DE LA ESPERANZA 5. FIEL HASTA LA MUERTE IX. CELEBRACIÓN DE UN ENTIERRO 1. SALUDO 2. ALOCUCIÓN 3. LECTURA BÍBLICA

4. ORACIÓN DE LOS FIELES 5. PADRE NUESTRO 6. ORACIÓN POR LOS DOLIENTES 7. BENDICIÓN DEL SEPULCRO 8. RITO DE INHUMACIÓN 9. PRECES FINALES X. EXEQUIAS 1. MONICIÓN INTRODUCTORIA 2. ORACIÓN COLECTA 3. LITURGIA DE LA PALABRA. 4. ORACIÓN DE LOS FIELES 5. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 6. ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 11, 25-26. 7. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 8. ULTIMA RECOMENDACIÓN 9. DESPEDIDA LETANÍA BREVE DE LOS SANTOS

FORMULAS BREVÍSIMAS DE LOS SACRAMENTOS EN PELIGRO DE MUERTE I. CONFIRMACIÓN II. PENITENCIA III. BAUTISMO IV. UNCIÓN V. UNCIÓN BAJO CONDICIÓN VI. VIÁTICO VII. BENDICIÓN PAPAL

I. CONFIRMACIÓN — N., RECIBE POR ESTA SEÑAL + EL DON DEL ESPÍRITU SANTO. R.

AMEN.

— LA PAZ SEA CONTIGO. R.

Y CON TU ESPÍRITU.

II. PENITENCIA — YO TE ABSUELVO DE TUS PECADOS EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO + Y DEL ESPÍRITU SANTO. R.

Amén.

III. BAUTISMO Preparada el agua, aunque no esté bendecida, cualquier ministro, sea sacerdote, diácono o laico, inicia el bautismo con esta breve oración de los fieles.

— Hermanos, invoquemos la misericordia de Dios Todopoderoso para este hermano que va a recibir la gracia del bautismo, para sus padres y padrinos, y para todo el Pueblo santo de Dios. R.

Te rogamos, óyenos.

— Para que se digne renovar en nosotros la gracia del Bautismo, roguemos al Señor. R.

Te rogamos Señor.

OREMOS Dios fuente de vida y amor, Padre de nuestro Señor Jesucristo, tú quieres revelar tu designio de amor a quienes redimiste con la sangre de tu Hijo, dándonos a conocer que no ha de perderse para siempre esta vida que renacerá en el Bautismo, escucha nuestra súplica y no permitas que este hermano nuestro permanezca bajo el poder del mal, sino admítelo en el reino celestial. Concede que este hermano, por esta agua vivificada por el Espíritu, participe en el misterio de la muerte y resurrección de Cristo, sea hijo de adopción, alcance tu heredad y se alegre como miembro de tu Iglesia Santa, con el Hijo y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. R.

Amén.

Enseguida el ministro invita a los representantes a hacer la profesión de fe y dice:

— Recordando nuestro bautismo, confesemos nuestra fe en Jesucristo, que es la fe de la Iglesia en la que N. va a ser bautizado. — ¿Creen en Dios padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra? R.

Sí creo.

— ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre? R.

Sí creo.

El ministro vierte agua sobre el bautizado a la vez que pronuncia estas palabras:

N.

yo te bautizo en el nombre del Padre

Primera infusión del agua

y del Hijo Segunda infusión del agua

y del Espíritu Santo Tercera infusión del agua. La celebración se concluye con la oración dominical.

R.

Padre nuestro.

En peligro de muerte inminente, omitimos los restantes ritos, es suficiente que el ministro derrame agua sobre el moribundo, diciendo las palabras acostumbradas. En cuanto sea posible, conviene la presencia de uno o dos testigos y que se dé aviso a la parroquia correspondiente.

IV. UNCIÓN — POR ESTA SANTA UNCIÓN Y POR SU BONDADOSA MISERICORDIA + TE AYUDE EL SEÑOR CON LA DEL ESPÍRITU SANTO. R.

AMEN.

— PARA QUE LIBRE DE TUS PECADOS, TE CONCEDA LA SALVACIÓN + Y TE CONFORTE EN TU ENFERMEDAD R.

AMEN.

V. UNCIÓN BAJO CONDICIÓN — POR ESTA SANTA UNCIÓN Y POR SU BONDADOSA MISERICORDIA + TE AYUDE EL SEÑOR CON LA GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO. R.

AMEN.

— PARA QUE, LIBRE DE TUS PECADOS TE CONCEDA LA SALVACIÓN + Y TE CONFORTE EN TU ENFERMEDAD, SI AUN VIVES. R.

AMEN.

VI. VIÁTICO — Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado mundo, dichosos los invitados al Banquete del Señor:

R.

Señor, yo no soy digno de que vengas a mí, p una palabra tuya bastará para sanarme.

— EL CUERPO DE CRISTO (o LA SANGRE DE CRISTO). Luego dice:

— QUE EL MISMO SEÑOR NUESTRO, JESUCRISTO. GUARDE Y TE LLEVE A LA VIDA ETERNA. R.

AMEN.

VII. BENDICIÓN PAPAL — YO, CON LA FACULTAD QUE ME HA DADO LA SEDE APOSTÓLICA, TE CONCEDO LA INDULGENCIA PLENARIA Y EL PERDÓN DE TODOS TUS PECADOS, EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO, + Y DEL ESPÍRITU SANTO. R.

AMEN.

SACRAMENTO DEL BAUTISMO I. RITO DE BAUTISMO PARA UN NIÑO 1. RECEPCIÓN DEL NIÑO 2. INTERROGATORIO 3. LITURGIA DE LA PALABRA 4. HOMILÍA 5. ORACIÓN DE LOS FIELES 6. EXORCISMO 7. UNCIÓN PREBAUTISMAL 8. LITURGIA DEL SACRAMENTO BENDICIÓN DEL AGUA E INVOCACIÓN A DIOS INVOCACIÓN A DIOS BENDICIÓN RENUNCIA Y PROFESIÓN DE FE 9. BAUTISMO UNCIÓN CON EL SANTO CRISMA IMPOSICIÓN DE LA VESTIDURA BLANCA ENTREGA DE LA VELA ENCENDIDA

“EFFETA” CONCLUSIÓN DEL RITO PADRE NUESTRO

ADVERTENCIA El RITUAL ROMANO tiene ahora una abundante riqueza de textos para elegirse, según las diversas circunstancias. Al ofrecer aquí un modelo único para cada sacramento no se intenta empobrecer su celebración ni hacerla rutinaria. Además, son de tal importancia los ―prenotandos‖ en cada sacramento que ningún Ritual debe suprimirlos, ni pueden suplir- se con anotaciones su contenido teológico, pastoral y ritual. Por lo que se advierte aquí que estos textos para los sacramentos NO DEBEN USARSE HABITUALMENTE. Se ofrecen como un subsidio para a pastoral itinerante, en casos de verdadera necesidad. Los textos del Ritual deben adaptarse gramaticalmente a las circunstancias concretas de género y número.

ADVERTENCIAS El Bautismo es una celebración y, por lo tanto, debe buscarse en clima festivo de quienes celebran el nacimiento, la regeneración, la esperanza y el alumbramiento de la nueva creación. La alegría profunda, manifestada con cantos, flores, luces y ambiente festivo, debe ser una característica de la celebración del Bautismo. La naturaleza del Bautismo y la misma estructura del rito exigen una celebración pública y comunitaria: toda la comunidad reunida para la celebración del Bautismo ejerce un verdadero oficio con sus intervenciones en los momentos señalados. Debe evitarse la celebración particular y privada. El padre y la madre son los que deben presentar al niño a la Iglesia para ser bautizado. Los padrinos deben acompañarlos.

1. RECEPCIÓN DEL NIÑO El Celebrante, revestido de alba o cota, y estola va al lugar donde estén esperando los papás y los padrinos con el niño y saluda a todos los presentes, de manera especial a los papás y a los padrinos, y les dirige esta o semejante exhortación:

Hermanos: Con gozo han vivido ustedes en el seno de la familia, el nacimiento de un niño. Con gozo vienen ahora a la Iglesia a dar gracias a Dios y a celebrar su nuevo y definitivo nacimiento por el Bautismo. Todos los aquí presentes nos alegramos en este momento, porque se va a acrecentar el número de los bautizados en Cristo. Dispongámonos a participar activamente.

2. INTERROGATORIO Los diálogos deben adaptarse gramaticalmente (género y número) a las circunstancias concretas. El celebrante pregunta a los papás del niño:

— ¿Qué nombre quieren darle ustedes a su hijo? R. Queremos que se llame N... — ¿Qué piden a la Iglesia de Dios para N.? R. La gracia del Bautismo. Ustedes papás que piden el Bautismo para su hijo, deben darse cuenta de que contraen la obligación de educarlo en la fe, para que sepa guardar los mandamientos divinos: amar a Dios y a su prójimo, como Cristo nos enseñó. ¿Aceptan esta obligación? R.

Sí, la aceptamos.

Enseguida el celebrante se vuelve a los padrinos y los interroga con estas palabras u otras parecidas:

Y ustedes, padrinos, ¿están dispuestos a ayudar a los padres de este niño a cumplir con esa obligación? Los padrinos responden:

Sí, estamos dispuestos. El celebrante prosigue:

N.,

la comunidad cristiana te recibe con gran alegría. En nombre de ella yo te marco con la señal de la cruz. Y ustedes, papás y padrinos, hagan también sobre él la señal de la cruz. El celebrante traza la señal de la cruz en la frente del niño, sin decir nada. Después invita a que hagan lo mismo, a los papás y, si lo cree conveniente, también a los padrinos.

3. LITURGIA DE LA PALABRA El sacerdote invita a todos los presentes a participar en la escucha de la palabra de Dios y organiza la procesión hasta el lugar adecuado, cantando algún canto apropiado. Si se ve oportuno puede llevarse al niño a un lugar conveniente, mientras se tiene esta parte de la celebración. Se lee alguna perícopa, como la que sigue, con su salmo o algún canto. Todos escuchan sentados. Después el celebrante dice la Homilía y la Oración de los Fieles. El que no renace de lo alto, no puede ver el Reino de Dios.

Del Evangelio según San Juan:

Jn 3, 1-6. Había un fariseo llamado Nicodemo, hombre principal entre los judíos, que fue de noche a ver a Jesús y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro, porque nadie puede hacer las señales que Tu haces, si Dios no está con él”. Jesús le contestó: “En verdad te digo que quien no renace de lo alto, no puede ver el Reino de Dios”. Nicodemo le preguntó: “¿Cómo puede nacer un hombre siendo ya viejo? ¿Acaso puede, por segunda vez, entrar en el vientre de su madre y nacer?” Le respondió Jesús: “En verdad te digo que el que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne; lo que nace del Espíritu, es espíritu”. Pueden elegirse también otros textos, según as circunstancias. Ex. 4, 5-15. 1 Ez. 36, 24-28; Rm. 6, 3-9; Pe 2, 4-5. 9-10; Mt 22, 3540; 28, 18-20.

4. HOMILÍA El sacerdote ayuda a los presentes a comprender el sentido de la Palabra oída, para iluminar el rito de la celebración, y el compromiso bautismal. Al terminar se ponen de pie para decir:

5. ORACIÓN DE LOS FIELES Sacerdote

Hermanos, invoquemos la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, en favor de este niño, que va a recibir la gracia del Bautismo, en favor de sus papás y padrinos, y de todos los bautizados. Lector

Que por el Bautismo, que de modo tan admirable nos hace participar del misterio de tu muerte y resurrección le des nueva vida a este niño y lo incorpores a tu santa Iglesia. A cada invocación se responde:

R.

Te rogamos, óyenos.     

Que Que Que Que Que

por el Bautismo y la Confirmación, lo hagas discípulo fiel y testigo de tu Evangelio. después de una vida santa lo lleves a gozar de tu presencia. sus padres y padrinos sean para él un ejemplo vivo de fe. conserves siempre en tu amor a su familia. renueves en nosotros la gracia del Bautismo.

A continuación, el celebrante invita a los presentes a invocar a los santos. En este momento, si parece conveniente, puede traerse al niño si se la había llevado a otro lugar al comienza de la celebración de la Palabra.

Santa María, Madre de Dios, Sara Juan Bautista, San José, San Pedro y San Pablo… Es conveniente añadir los nombres de otros santos, sobre todo del patrón del niño, del templo o del lugar.

San... (o Santa) ruega por nosotros. Al final se dice:

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

6. EXORCISMO Terminadas las el celebrante dice:

Dios todopoderoso y eterno, que enviaste a tu Hijo al mundo para que nos librara del dominio de Satanás, el espíritu del mal, y una vez arrancados de las tinieblas, nos llevara al reino admirable de tu luz, te pedimos que en este niño, libre ya del pecado original, habite el Espíritu Santo, y sea así templo de tu majestad. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

7. UNCIÓN PREBAUTISMAL El niño es ungido no el pecho con el óleo de los catecúmenos.

Que sea tuya la fuerza de Cristo, el Salvador, cuyo signo es el óleo de salvación con que vas a ser ungido en el nombre del mismo Cristo, Señor nuestro, que vive y reina por los siglos de los siglos. R.

Amén.

8. LITURGIA DEL SACRAMENTO BENDICIÓN DEL AGUA E INVOCACIÓN A DIOS MONICIÓN

El Bautismo, por medio de la realidad visible del agua, trata de mostrarnos lo que acontece en el interior del bautizado. El agua es símbolo de la vida, de la limpieza, de la regeneración y la fecundidad. Pero también por el agua llega la muerte y la destrucción. Por medio de esta oración vamos a poner de manifiesto los elementos simbólicos del agua y a unirlos a la salvación de Dios, para que captemos y quede expresado todo el contenido de nuestra celebración: muertos al pecado y vivos por la unión a Jesús. Si la fuente bautismal está en Otro lugar, se organiza hacia allá la procesión, cantando algo apropiado. Al llegar a la fuente bautismal, el celebrante recuerda a los presentes con breves palabras, el admirable designio de Dios que ha querido santificar el cuerpo y el alma del hombre por medio del agua.

Hermanos: Bendigamos a Dios Padre todopoderoso que ha concedido a los hombres renacer a una nueva vida por el agua y el Espíritu Santo.

INVOCACIÓN A DIOS Se dice siempre aunque ya esté bendita el agua.

Bendito seas, Dios Padre todopoderoso, que creaste el agua para purificar y dar la vida. A cada invocación se responde:

R.

Bendito seas, Señor.

Bendito seas, Dios Hijo Unigénito, Jesucristo, que hiciste brotar agua y sangre de tu costado, para que de tu muerte y resurrección naciera la Iglesia. Bendito seas, Dios Espíritu Santo, que ungiste a Cristo cuando se bautizo en las aguas del Jordán, para que todos fuéramos en Tí bautizados.

BENDICIÓN Si hay agua bendecida en la Vigilia Pascual se omite lo siguiente:

Atiende a nuestra súplica, Señor, Padre Único, y santifica esta agua, para que los bautizados en ella, queden limpios del pecado y renazcan a la vida de hijos adoptivos tuyos. R.

Escúchanos, Señor.

Santifica esta agua para que los que en ella sean bautizados en virtud de la muerte y resurrección de Cristo, reproduzcan en sí mismos la imagen de tu Hijo. R.

Escúchanos, Señor.

Toca el agua con la mano derecha y prosigue:

Santifica esta agua, para que nazcan de nuevo por el Espíritu Santo aquellos que has elegido para formar parte de tu pueblo santo. R.

Escúchanos, Señor.

Esta conclusión nunca se omite:

Por el misterio de esta agua consagrada, dígnate admitir al nuevo nacimiento espiritual a tu hijo N., a quien has llamado a este baño que se administra en la fe de la Iglesia, para que posea la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.

R.

Amén.

RENUNCIA Y PROFESIÓN DE FE MONICIÓN Este es un momento importante del Bautismo en el que manifestamos que no queremos ser hombres indiferentes en el mundo, sino que mostrarnos nuestra adhesión al camino de Jesús. Por la renuncia no solamente dejamos de lado la realidad del pecado y de este mundo injusto, sino que hacemos un acto positivo, una repulsa, una declaración de guerra contra todo lo que se opone al vivir del Evangelio. Y al profesar la fe en Dios y en Jesús nos comprometemos a VIVIR el Evangelio: amar a Dios y a los demás y trabajar por que este amor sea posible cada día. El celebrante dice a los papás y padrinos:

Queridos padres y padrinos: En el sacramento del Bautismo, el amor de Dios va a infundir, por el agua y el Espíritu Santo, la vida nueva en este niño que ustedes han presentado a la Iglesia. Procuren educarlo de tal modo en la le, que esa vida divina sea preservada del pecado y pueda desarrollarse en él de día en día. Así pues, si están ustedes dispuestos a aceptar esta obligación, recordando el compromiso de su propio bautismo, renuncien al pecado y proclamen su fe en Jesucristo, que es la fe de la Iglesia, en el cual este niño va a ser bautizado. Enseguida les pregunta:

¿Renuncian al pecado, para que puedan vivir en la libertad de los hijos de Dios? R.

Sí, renunciarnos.

¿Renuncian a las seducciones del mal, para que el pecado no los esclavice? R.

Sí, renunciamos.

¿Renuncian a Satanás, padre y autor del pecado? R.

Sí, renunciamos.

El celebrante solicita luego de los papás y padrinos la triple profesión de fe:

¿Creen en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra? R.

Sí, creemos.

¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro, que nació de Santa María Virgen, padeció, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre? R.

Sí, creemos.

¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos, y en la vida eterna? R.

Sí, creemos.

El celebrante y la comunidad se suman a esta profesión de fe diciendo:

Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la que nos gloriamos de profesar, en Jesucristo nuestro Señor. R.

Amén.

Se puede entonar un cántico apropiado, mediante el cual toda la comunidad exprese unánimemente su fe. Por ejemplo: Un solo Señor.

9. BAUTISMO El celebrante invita a la familia para que se acerque a la fuente bautismal, y pregunta a los papás y a los padrinos:

¿Quieren que N. sea bautizado en esta fe de la Iglesia, que todos juntos acabamos de profesar? R.

Sí, queremos.

Enseguida el celebrante bautiza al niño, diciendo:

N.,

YO TE BAUTIZO EN EL NOMBRE DEL PADRE.

derrama agua sobre la cabeza del niño o lo sumerge

Y DEL HIJO por segunda vez derrama agua sobre la cabeza del niño o lo sumerge

Y DEL ESPÍRITU SANTO por tercera vez derrama agua sobre la cabeza del niño o lo sumerge. Después del Bautismo, es conveniente que se haga una breve aclamación por parte de la comunidad, por ejemplo:

Bendito sea Dios que te ha elegido en Cristo. Si el Bautismo se hace por infusión, es conveniente que sea sostenido por la mamá (o por el papá); sin embargo, donde se crea que es mejor conservar la costumbre vigente hasta hoy, el niño puede ser sostenido por la madrina (o por el padrino). Si el Bautismo se hace por inmersión, el niño es sacado de la fuente bautismal por los papás o por los padrinos, y será la mamá, o la madrina quien se ocupe de secarlo, arreglarlo y vestirle, hasta en ese momento, la túnica blanca o ―ropón‖. Después, el sacerdote, sin imponerle ya nada, hará la referencia oportuna en la monición correspondiente.

UNCIÓN CON EL SANTO CRISMA MONICIÓN El Bautismo proclama y realiza la esperanza de llegar a ser un hombre nuevo. Esta imagen del hombre es tan bella, tan atractiva, que su nacimiento en nosotros sólo puede ser obra del Espíritu Santo. El resultado es una maravilla: a este hombre nuevo se le unge, como se hacía en la antigüedad con un sacerdote, o un profeta o un rey; se reviste con la túnica blanca de la fiesta imperecedera y se le proclama lleno de luz, para el servicio de los demás. El celebrante dice a continuación:

Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que te ha librado del pecado y te ha dado la nueva vida por el agua y el Espíritu Santo, te unja con el crisma de la salvación, para que, incorporado a su pueblo, seas para siempre miembro de Cristo Sacerdote, de Cristo Profeta y de Cristo Rey. R.

Amén.

Enseguida, el sacerdote unge al bautizado con el santo crisma en la coronilla.

IMPOSICIÓN DE LA VESTIDURA BLANCA El celebrante dice:

N.,

ya has sido transformado en una nueva creatura y te has revestido de Cristo. Que esta vestidura blanca sea para tí el símbolo de tu nueva dignidad de cristiano. Con los consejos y ejemplos de tus familiares, consérvala sin mancha hasta la vida eterna. R.

Amén.

Y se le impone al niño su vestidura blanca. No se admita otro color. No es necesario imponerles algún lienzo... basta su misma ropa blanca. Es de desear que las mismas familias proporcionen dicha vestidura y que se las pongan hasta ese momento. Pueden hacerlo los mismos padrinos.

ENTREGA DE LA VELA ENCENDIDA El simbolismo de la luz está en si mismo, no en los adornos de la vela. Sugerir un pequeño cirio con el nombre y fecha escritos, conservado como algo personal, que en su oportunidad le hable al bautizado de Cristo: nuestra luz (Is. 60), lámpara para sus pasos, luz en su corazón (Sal. 118), luz que ilumina a todo hombre como presencia del Señor (Jn. 1). Después el celebrante se acerca al cirio pascual encendido, y dice:

Reciban la luz de Cristo. El papa o el padrino enciende la vela del niño bautizado con la luz del cirio pascual. Después el sacerdote dice:

A ustedes, padres y padrinos, se les confía el cuidado de esta luz, a fin de que este niño que ha sido nado por Cristo, camine siempre como hijo de y si persevera en la fe, pueda salir al encuentro del Señor, con todos los santos, cuando venga el final de los tiempos.

“EFFETA” El celebrante toca con el dedo pulgar los oídos y la boca del niño, diciendo:

El Señor Jesús, que hizo oír a los sordos y hablara los mudos, te conceda, a su tiempo, escuchar su palabra y profesar la fe, para alabanza y gloria de Dios Padre. R.

Amén.

Cuando la Confirmación se administra a continuación del Bautismo, entonces se omite la unción con el Crisma, en el Bautismo, y la Confirmación se inicia con la Imposición de las manos, p. 145.

CONCLUSIÓN DEL RITO Si el Bautismo no se celebró en el presbiterio, se hace una procesión al altar, durante la cual se lleva encendida la vela del bautizado. Es de desear que en esta procesión se entone un cántico bautismal.

PADRE NUESTRO El celebrante, de pie ante el altar, se dirige a los papás, a los padrinos y a todos los presentes, con estas o parecidas palabras:

Hermanos: este niño, que ha renacido por el Bautismo, y que ya se llama N. y es hijo de Dios, recibirá la plenitud del Espíritu Santo en la Confirmación y, cuando se acerque al altar del Señor, participará de mesa de su sacrificio, y llamará Padre a Dios, en de la asamblea cristiana. Ahora nosotros, en su nombre, con el espíritu de hijos adoptivos de Dios, que todos hemos recibido, oremos juntos como el Señor nos enseñó a orar. Y todos dicen juntamente con el celebrante:

Padre nuestro, que estás en el cielo. Enseguida, el celebrante bendice a la mamá (que sostendrá su hijo en los brazos), al papá y a todos los presentes. Conviene advertir que esta es la bendición que anteriormente se recibía en la ―Presentación de los niños al Templo‖. Bendice a la mamá, diciendo:

El Señor Dios todopoderoso, que por su Hijo nacido de la Virgen María alegra a las madres cristianas con la esperanza de la vida eterna, que ha hecho brillar sobre sus hijos, te bendiga a tí madre de este niño, que te sientes agradecida por haberlo recibido, para que permanezcas siempre con él en continua acción de gracias, en Jesucristo nuestro Señor. R.

Amén.

Bendice al papá diciendo:

El Señor todopoderoso, que nos ha dado la vida terrena y la celestial, te bendiga a tí padre de este niño, para que juntamente con tu esposa seas el primero que, de palabra y obra, des testimonio de la fe ante tu hijo, en Jesucristo nuestro Señor. R.

Amén.

Bendice a los padrinos y presentes.

El Señor todopoderoso, que nos ha hecho renacer a la vida eterna por el agua y el Espíritu Santo, bendiga abundantemente a todos ustedes, los aquí presentes, para que siempre y en todas partes sean miembros vivos de su pueblo, y les dé su paz, en Jesucristo nuestro Señor. R.

Amén.

Y termina diciendo:

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R.

Amén.

Hermanos, vayamos en paz. R.

Demos gracias a Dios.

Después de la bendición, si se juzga oportuno, pueden todos entonar un cántico apropiado, que exprese el gozo pascual y la acción de gracias, o el Magnificat. En donde se acostumbra, si es oportuno, manténgase la tradición de presentar a los niños bautizados ante un altar de la santísima Virgen María. Búsquela en este Ritual. p. 323.

II. EL BAUTISMO DENTRO DE LA MISA La celebración del Bautismo dentro de la Misa NO es una manera de dar mayor solemnidad externa al acto, sino un modo de expresar el carácter eclesial del Bautismo y su íntima relación con la Eucaristía. (81).

Pastoralmente hablando, no se debe celebrar habitualmente el Bautismo de infantes dentro de la Misa. Cuando tenga lugar, obsérvese lo siguiente: — La recepción se hace al principio de la Misa. — Se omite el saludo y el acto penitencial. Las Lecturas, del Domingo. Entre semana, del Ritual. — Después de la Homilía, prosigue el Rito; no se dice Credo; la n Universal es la del Rito, añadiendo algunas invocaciones por las necesidades de la Iglesia y locales. Se completa el Rito hasta antes de la Conclusión. — Cuando el sacerdote va a administrar la Confirmación a un adulto, dentro del Rito del Bautismo omite la Crismación y principia la Confirmación con la imposición de las manos, p. 145. — Después, la Misa prosigue como de costumbre. A la Bendición se puede usar el texto del Bautismo.

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO INTRODUCCIÓN 1. RITOS INICIALES 2. LITURGIA DE LA PALABRA 3. EXAMEN SOBRE LA LIBERTAD PRIMERA FORMA SEGUNDA FORMA PARA AMBAS FORMAS 4. BENDICIÓN DE ANILLOS Y ARRAS 5. ENTREGA DE LOS ANILLOS 6. ENTREGA DE LAS ARRAS 7. ORACIÓN UNIVERSAL 8. LITURGIA EUCARÍSTICA

INTRODUCCIÓN De la unicidad a la unidad — Serán los dos un solo ser. Entre los signos que emplea la Liturgia para expresar o realzar el sentido de la celebración del Matrimonio, algunos los señala expresamente el rito, como los anillos, y el de México las arras; otros los ha introducido la tradición y el costumbrismo, unos que llaman liturgibles como el yugo (mancuerna, el ramo, el arroz, y otros completivos como la entrega de la Biblia y el Rosario, y el papel picado. Desde luego ninguno pertenece a la esencia del rito, pero la Iglesia los acepta y faculta a las Conferencias Episcopales Nacionales para que adapten este rito al sentir de cada pueblo. Al sugerir aquí que se realicen, porque de hecho ya existen, es con el fin de que el sacerdote los incorpore al rito procurando enfatizarlos para enmarcar los momentos importantes y darles su verdadero sentido: las cosas, sin la fe, conducen a la magia; y la fe, sin las cosas, al ideologismo. Es necesario hacer una prudente selección de los símbolos, de acuerdo a personas y lugares, para no recargar demasiado el rito de símbolos secundarios: se puede caer en el cosismo, o favorecer el consumismo, o aumentar elementos que multiplicarían el personal del cortejo. He aquí la lista alfabética de estos elementos y su significado: — ANILLOS: Testimonio de amor mutuo y de fidelidad en la alianza nupcial. — ARRAS: Entrega solícita de si mismo y de los bienes materiales necesarios durante toda la vida; compromiso de emplearlos pera el bien común. — ARROZ: Augurio de fecundidad y signo de abundancia, de influencia china. Debiera entregarse como ofrende para los pobres de

la comunidad, en lugar de arrojarse pera que lo pise la gente. Por lo menos no se permita que se reparta antes de la Comunión y que no se arroje dentro del templo. — BIBLIA: Palabra de Dios para la ―iglesia doméstica‖. Luz y gula para los esposos, orientación y alimento para la familia entera. Deben conocerla, amarla, seguirla. Se sugiere la Biblia en lugar del ―libro‖ (misal). — PAPEL PICADO: (Confeti pequeño o pétalo de flor) Expresión de fiesta y alegría y júbilo. Debe ser siempre blanco. Se distribuirá a la salida, en lugar del arroz es menos agresivo y menos oneroso. — RAMO: Símbolo de la virginidad al servicio de la maternidad. Debe ser uno solo, se entrega a la hora de las ofrendas y se deja, como ornato, sobre el altar. El esposo acompaña a la esposa llevando otro don. — ROSARIO: Signo de devoción a la Virgen-Madre. Invitación a la alabanza y a la oración para la liturgia familiar: ―Familia que reza unida, permanece unida‖. — YUGO: (Mancuerna o Lazo) Expresión de mutua pertenencia y aceptación para compartir juntos las alegrías y las penas durante toda la vida. Se requiere saber ubicar cada uno de estos elementos en el momento oportuno, remarcar su ejecución y enfatizar su sentido. Algunos acompañan al rito, otros lo siguen, y otros serán entregados antes de la bendición final, como elementos completivos. Si el sacerdote acepte estos elementos, él mismo los irá destacando en la celebración en el momento oportuno, aunque sean accidentales. Esto ayudará a las parejas de escasas posibilidades humanas para que se cumpla lo que dispone la 5. C.: ―no se hará acepción de personas o de clases sociales ni en las ceremonias, ni en el ornato exterior‖ n 32) todos verán que no se requiere tener gran acompañamiento ni gastos pesados para realizar una celebración plena; los mismos padres de los novios, al acompañarlos como padrinos y testigos jurídicos, podrán ayudarlos a realizar estos signos. Como la mayoría de ellos tiene una finalidad simbólica, son efímeros y no necesitan ser costosos; además, pueden usarse por tradición los mismos que usaron sus padres. Para lograr una celebración ágil, auténtica, es indispensable preparar oportunamente el rito: elección de textos (Lecturas, etc.), memorización de fórmulas, detalles de ingreso (múltiples posibilidades), colocación de las personas (el varón a la derecha), etc. Cada celebración debe ser personalizada. Deberá pedirse a los novios que participen en el curso de preparación al Matrimonio, según las disposiciones diocesanas y los planes de evangelización y catequesis, en donde además de los grandes temas a tratar tendrán oportunidad de concientizarse sobre la importancia que tendrá no sólo la celebración, sino mayor aún la vida misma en donde se realizarán los compromisos del ideal matrimonial. Esta asistencia es mejor antes de la misma presentación matrimonial y mejor todavía, antes del mismo contrato- matrimonio civil. La pretensión de elegir algún templo elegante para realizar el matrimonio puede ser, en algunos casos, vanidad exhibicionista; pero podrá ser deseo legítimo de tener una celebración festiva y señalamiento implícito de no encontrar en su templo la deseada atención. Urge un cambio de actitud para que todos, aun los más humildes, puedan realizar con amplitud festiva el rito de su matrimonio. Que sientan que su boda no es asunto privado, ni ocasión de mero lucimiento o lucro, pero que en un templo ajeno a su ambiente y a su medio social serán unos extraños. Motivarlos para que acepten realizar su boda en la iglesia de su propia comunidad a la que pertenecen, junto al calor de los amigos y conocidos, para realizar con ellos la fiesta.

ADVERTENCIAS Donde aún no se tenga la grada ceremonial o plataforma sacramental, conviene destacar el lugar de los novios, pero de ninguna manera se debe permitir que la altura de la tarima sea tal que impida la visibilidad del altar. Es muy importante que en el momento del matrimonio los contrayentes estén de cara a la asamblea, y en cualquier caso uno frente al otro, viéndose entre sí. Se comprende que los oficios de fotógrafos, grabadores, etc., en la actualidad son de interés para los contrayentes y familiares: déseles lugar y tiempo para sus servicios, pero pídaseles la observancia de las siguientes normas: los únicos momentos en que pueden intervenir los fotógrafos, tanto los ―oficiales‖ como los particulares, son: 1. ENTRADA. 2. CELEBRACIÓN DEL RITO, 3. SALIDA; prudencialmente durante la Comunión. En cualquier otro momento, por más que pretendan ser discretos, distraerán la atención de los fieles. Deben tener respeto y estima por la Palabra de Dios: proclamación y homilía. Y mayor veneración todavía durante la Plegaria eucarística. El acto religioso, las personas y el lugar les piden el mayor respeto. En cuanto al aspecto musical, recuérdese: I. Que la estética litúrgico-musical no es una estética autónoma del arte y de lo sagrado, sino una estética que podríamos llamar integral de los significados y de las funciones del gesto y de la acción. El canto no es un texto con música, sino una expresión compleja. Entre los elementos que lo constituyen está el de la interpretación personal. En la estética tradicional el intérprete es un ejecutor, en la estética actual, el intérprete es un actor. En la estética tradicional se cantaba el repertorio, en la actual, se celebra con el canto. II. El canto es un elemento didáctico de la liturgia y por lo mismo tiene que estar en consonancia con la celebración para que sea enseñanza de la Iglesia. El Papa Pío XI ha llamado a la Liturgia ―el órgano más importante del magisterio ordinario de la Iglesia‖ y el Concilio Vaticano II al tratar sobre la reforma litúrgica afirma que: ―…es una rica fuente de instrucción para el pueblo de Dios‖ (SC 33). III. El canto litúrgico, siendo ―una parte necesaria o integral de la Liturgia solemne‖ (SC 112), no queda al arbitrio del pastor, ni de los fieles: ―Sólo a la Sede apostólica corresponde organizar la Liturgia o aprobar los libros litúrgicos‖ (CIC 1257) y el Concilio

Vaticano II al tratar sobre la reforma litúrgica afirma que: ―…nadie, aunque sea sacerdote, añada o quite o cambie cosa alguna por iniciativa propia en la Liturgia‖ (SC 223). IV. En cuanto a los instrumentos, recuérdese la mente del concilio: ―En el culto divino además del órgano se pueden admitir otros instrumentos, —a juicio y con el consentimiento de la autoridad eclesiástica territorial competente‖ (SC 120). Y no olvidar lo que ya se dijo anteriormente: que el canto y la música dentro de la liturgia debe ser ritual, tiene un contenido, es celebración. Y en cuanto al canto, su contenido es la Palabra de Dios, por tanto cuando la melodía, el ritmo, el tipo de instrumentos empobrece la Palabra, es signo de que no es apto para la liturgia. La motivación primera y última del canto y de la música litúrgica debe ser siempre la celebración ritual y no el gusto personal, o cualquier otro tipo de interés que pudiera existir en los fieles o en el pastor. Por lo tanto, no se debe permitir que se introduzcan abusos en la actuación de organistas, músicos, coros y conjuntos, aunque estos sean ajenos al templo y el sacerdote no sienta tener autoridad directa sobre ellos porque hayan sido contratados personalmente por los interesados con el fin expreso de que interpreten determinadas melodías. Oriénteseles para su correcto desempeño; recuérdenseles las normas sobre música y canto litúrgico. Y si se han introducido abusos, o se alegan usos y actuaciones en otros lugares, con toda prudencia y firmeza actúese de acuerdo a las normas actuales. Esta responsabilidad del Rector del templo, o del sacerdote que preside, no debe delegarse en personas ajenas al sentir de la Iglesia, por más respetables e instruidas que sean. Recuérdese que el Misal reprueba expresamente el que se ejecuten música o cantos durante la Plegaria eucarística (I.M. 12).

INDICACIONES PRÁCTICAS Siempre que hay boda se dice la Misa Ritual propia, menos en Domingo y Solemnidad. Hay Gloria y, en Domingo y solemnidad, también Credo, aunque en ese caso, se dice después de la Oración Universal. El color de la M. R. es siempre blanco. Las lecturas pueden ser tres, propias. Cuando se prohíbe la M. R., se puede cambiar una, ordinariamente la segunda del día, excepto en el Triduo Pascual, Navidad, Epifanía, Ascensión, Pentecostés, Corpus y solemnidades de precepto. En los domingos ordinarios y en los de después de Navidad, si la Misa es especial para los novios, sin que sea de las establecidas para toda la comunidad, puede decirse íntegra la M. R. En cualquier caso, aun en los días en que no se permite la M. R., debe decirse siempre la bendición sobre los esposos, después del Padre Nuestro, en lugar del embolismo. La proclamación de las lecturas debe confiarse a personas preparadas ―técnica y espiritualmente‖ para proclamar la Palabra de Dios. Los contrayentes no siempre tienen la serenidad requerida, aparte de que no se deben acaparar funciones: ellos son los ministros del sacramento.

I. CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO INTRODUCCIÓN El sacerdote va a la puerta del templo, saluda ahí a los presentes y los invita a participar activamente en la celebración. Si hay costumbre los asperja con agua bendita, ayuda a organizar el cortejo y los guía al altar. Cuando la celebración de la Misa en los matrimonios se realiza con una asamblea indiferente, dispersa, casi lejana, que asiste por compromiso social como a un espectáculo o exhibición: urge promoverlos para una participación, aunque sea la mínima de respuestas y aclamaciones, concientizándolos y sugiriéndoles los momentos de su participación. Donde las circunstancias lo permitan podrá iniciarse la preparación de la celebración en el mismo atrio del templo con el recibimiento de los novios por la asamblea ahí reunida: los ―amigos del esposo‖, familiares, etc. Ahí se hace la presentación de los familiares de los contrayentes y se forma el cortejo; todo esto en un ambiente de alegría para dar realce a la formación de un nuevo hogar. La entrega de la novia se puede hacer ahí mismo, o dentro del templo. Puede hacerse con estas o semejantes palabras:

N.,

delante de Dios y de la Iglesia aquí reunida, te hago entrega de nuestra hija (hna., etc.). Cuida de ella y hazla una esposa feliz y una madre modelo. — Agradezco el don, inapreciable para mí, la confianza que me manifiestan y su presencia en estos momentos: me esforzaré para que este matrimonio sea orgullo para nuestras familias. Yo seré para ella el esposo que se merece.

El sacerdote dará la bienvenida y la motivación para entrar al templo e iniciará la celebración del sacramento. La antífona de entrada será dicha por toda la asamblea, como aclamación, principalmente cuando en la entrada sólo se toca la ―marcha‖; aunque es mejor entonar un canto apropiado. Antífona de entrada: SALMO 9, 35.

¡Que el Señor os envíe su ayuda desde su Santuario y los proteja desde Sión. Que os conceda los deseos de nuestro corazón y bendiga todos vuestros proyectos!

1. RITOS INICIALES Al llegar al altar se colocan en sus respectivos lugares. El sacerdote inicia la celebración litúrgica como de costumbre. Como acto penitencial puede decirse cualquiera de las tres fórmulas: para esta ocasión se sugiere la tercera, con estas o semejantes palabras:

— Tú, que ratificaste la indisolubilidad del matrimonio y enseñaste a los hombres el verdadero amor, hasta la muerte: Señor, ten piedad de nosotros. R.

Señor ten piedad.

— Tú, que santificaste el matrimonio y alegraste su fiesta en las bodas de Caná: Cristo, ten piedad de nosotros. R.

Cristo, ten piedad.

—Tú, que quisiste vivir sometido a una familia para que aprendiéramos el respeto al hogar: Señor, ten piedad de nosotros. R.

Señor ten piedad.

O bien:

Tú, que prometiste tu Espíritu a los que se unen para formar un solo ser en el amor. Señor ten piedad de nosotros. R.

Señor ten piedad.

Cuando se usa la tercera forma no se dicen los Kyries. Al terminar los tropos se concluye el acto penitencial como de costumbre. Se dice el Gloria.

OREMOS Antes de la oración el sacerdote invita a la asamblea para que ruegue a Dios por los futuros esposos. Después de un momento ce silencio, dice:

Dios todopoderoso concede a estos hijos tuyos, N. y N., que hoy van a unirse por el sacramento del matrimonio: crecer siempre en la fe que profesan, mantenerse firmes en el amor y enriquecer con sus hijos la familia fiel de tu Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo...

2. LITURGIA DE LA PALABRA El sacerdote invita a los fieles a sentarse para escuchar con atención las lecturas. Sería una falta de atención no ponerles asiento a los novios. Después de las lecturas tiene lugar la homilía, en la que se expondrá el misterio del matrimonio cristiano, la dignidad del amor conyugal, la gracia del sacramento, la misión de los esposos en la Iglesia y en el mundo, etc. Al terminar, todos se ponen de pie. Si es posible, los contrayentes se colocan de frente a la asamblea.

3. EXAMEN SOBRE LA LIBERTAD MONICIÓN El sacerdote se dirige a la pareja, para interrogarlos sobre su libertad, la fidelidad y los hijos que han de procrear y educar, con estas o semejantes palabras:

Hermanos, ustedes han venido a la Iglesia para pedir al Señor que consagre con su sello el amor que se tienen, y para que el sacerdote, como ministro de Dios, los bendiga, y para que todos los presentes seamos testigos del compromiso que ustedes van a contraer. Cristo no sólo bendice abundantemente el amor humano, sino que lo dignifica y lo hace fuente de mayores gracias: por eso, a ustedes, a quienes ya purificó y les concedió ser hijos de Dios por el Bautismo, ahora, en este nuevo sacramento, los va a enriquecer con nuevas gracias para que este amor dure toda la vida y puedan cumplir las demás obligaciones del matrimonio. Así pues, ante esta comunidad cristiana que representa a la Iglesia, les pregunto: N. y N., ¿han venido a contraer matrimonio por propia y libre voluntad y sin presiones de ninguna clase? Responden:

Sí, venimos libremente. U otra respuesta adecuada.

¿Están dispuestos a amarse y honrarse mutuamente en su matrimonio, durante toda la vida? Sí, estamos dispuestos. La siguiente pregunta puede omitirse, si las circunstancias lo aconsejan, p.e., si los contrayentes son de edad avanzada.

¿Están dispuestos a dar la vida a los hijos que, con paternidad responsable ustedes en conciencia juzguen que son capaces de formar, si Dios se los concede; a recibirlos con amor y a educarlos según la Ley d Cristo y de la Iglesia? Sí, estamos dispuestos. ________ Si parece oportuno, los mismos contrayentes podrán expresar su voluntad e intención de contraer matrimonio de esta o semejante manera: Padre N., ante usted como representante de Dios y ministro de la Iglesia, ante nuestros padres, hermanos y amigos que están aquí acompañándonos, y ante los fieles presentes, NN. y yo, NN., declaramos: que queremos unir más estrechamente nuestro amor para toda la vida y por eso queremos celebrar este sacramento del matrimonio. Venimos libremente: nadie ni nada nos lo exige, únicamente el amor que Los dos nos tenemos. Sabemos que no hay nada que lo impida. Nos sentimos llamados a cooperar en la obra creadora y amorosa de Dios para formar responsablemente una familia hasta donde nosotros, en conciencia, veamos que podemos hacerlos felices. Le pedimos a Dios que nos conceda generosidad para aceptar el don de los hijos y capacidad para educarlos en la fe, en el amor, en la justicia y en el deber. Prometemos vivir de acuerdo a nuestra dignidad de cristianos: amarnos mutuamente con entrega total y fiel, y trataremos de hacer el bien a los demás.

________ El sacerdote invita a los contrayentes a que manifiesten su consentimiento, di o las palabras sacramentales, que los unirán para toda la vida:

Así pues, ya que desean establecer entre ustedes la alianza santa del matrimonio, unan sus manos y expresen su consentimiento delante de Dios y de la Iglesia.

PRIMERA FORMA Los contrayentes se dan la mano derecha. El novio dice:

YO, N.N., TE ACEPTO A TI, N.N. COMO MI ESPOSA Y PROMETO SERTE FIEL EN LO PROSPERO Y EN LO ADVERSO, EN LA SALUD Y EN LA ENFERMEDAD, Y AMARTE Y RESPETARTE TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA. La novia, a su vez, responde:

YO, N.N., TE ACEPTO A TI, N.N. COMO MI ESPOSO Y PROMETO SERTE FIEL EN LO PROSPERO Y EN LO ADVERSO, EN LA SALUD Y EN LA ENFERMEDAD, Y AMARTE Y RESPETARTE TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA. »

SEGUNDA FORMA Si por razón pastoral pareciere oportuno, el sacerdote puede pedir el consentimiento a los contrayentes, preguntándole primero al novio:

N.,

aceptas a N. aquí presente, como tu esposa, y prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, y amarla y respetarla todos los días de tu vida? El novio responde:

SI, LA ACEPTO. Enseguida el sacerdote interroga a la novia.

N.,

¿aceptas a N. aquí presente como tu esposo, y prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, y amarlo y respetarlo todos los días de tu vida? La novia responde:

SI, LO ACEPTO. »

PARA AMBAS FORMAS El sacerdote que ha recibido el consentimiento, termina diciendo:

Que el Señor confirme este consentimiento que ustedes se han manifestado ante la Iglesia y ustedes lo cumplan con su bendición. Lo que Dios acaba de unir, no lo separe el hombre. Y todos responden:

Amén.

4. BENDICIÓN DE ANILLOS Y ARRAS Envía, Señor, tu bendición sobre estos anillos y arras que ben + decimos en tu nombre, para que quienes los van a llevar se guarden absoluta fidelidad, gocen de la paz que da el cumplir tu voluntad y vivan amándose mutuamente. Por Cristo nuestro Señor. Y los rocía con agua bendita. Si se prefiere, puede decir mejor:

Ben + dice, Señor, a estos hijos tuyos y santifícalos en tu amor, y que estos anillos y estas arras, símbolos de fidelidad y ayuda mutua, les recuerden siempre el cariño que se deben. Por Cristo nuestro Señor.

Puede rociarlos con agua bendita.

5. ENTREGA DE LOS ANILLOS El esposo coloca en el dedo anular de la mano derecha de su esposa el añillo:

N.,

RECIBE ESTE ANILLO COMO SIGNO DE MI AMOR Y DE MI FIDELIDAD: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. Igualmente, la esposa coloca el anillo a su esposo, diciendo:

N.,

RECIBE ESTE ANILLO COMO SIGNO DE MI AMOR Y DE MI FIDELIDAD: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO.

6. ENTREGA DE LAS ARRAS El esposo toma las arras, teniéndolas entre las manos juntas, y las entrega dejándolas caer en as de la esposa, que las recibe con las dos manos debajo de las de su esposo, quien le dice:

N.,

RECIBE TAMBIÉN ESTAS ARRAS: SON PRENDA DEL CUIDADO QUE TENDRÉ DE QUE NO FALTE LO NECESARIO EN NUESTRO HOGAR. Al recibirlas, ella responde:

YO LAS RECIBO EN SEÑAL DEL CUIDADO QUE TENDRÉ DE QUE TODO SE APROVECHE EN NUESTRO HOGAR.

7. ORACIÓN UNIVERSAL Se dice inmediatamente la oración de los fieles:

Oremos a Dios para que estos hermanos nuestros que se unen en matrimonio alcancen la felicidad en esta vida y en la otra. A cada invocación se dará una respuesta oportuna, p.e.:

Te lo pedimos, Señor.       

Que Dios bendiga esta unión santa, como santificó las bodas en Caná. Que Dios les otorgue la gracia de los hijos y la felicidad de la familia humana. Que su amor les sirva de apoyo en todas las dificultades de la vida. Que se conserven felices en la concordia y en la fidelidad, para que den buen testimonio del nombre cristiano. Que el Espíritu Santo renueve la gracia del sacramento en todos los esposos aquí presentes. Que los matrimonios que se hallen desunidos, reencuentren el amor y la paz. Que los gobernantes velen por la santidad del matrimonio. Que Cristo, cabeza de la Iglesia, la conserve santa e intachable.

En Domingos y solemnidades, se pueden añadir algunas intenciones oportunas.

Dios todopoderoso, mira propicio a estos hijos tuyos, consérvalos unidos en tu amor, concédeles los dones de tu gracia, a fin de que, después de esta vida, merezcan llegar (en compañía de sus hijos) al lugar de la eterna felicidad. Por Cristo nuestro Señor. AMEN. Si por razón del día litúrgico se debe decir el CREDO, se dirá al terminar la Oración Universal.

8. LITURGIA EUCARÍSTICA

En la procesión de ofrendas pueden participar los nuevos esposos. Ella llevará en este momento su ramo hasta el altar, quedará ahí como ofrenda; él llevará algún otro don para la Eucaristía: vino, panes (hostias) para su comunión, que se consagrará en esa misa. Hay que concienciar a los familiares ya ―los amigos del esposo‖, que organizan la lluvia de arroz ―como augurio de bonanza y bienestar‖ (costumbre china) para evitar ese despilfarro inútil y ofensivo al pobre, sugiriéndoles que usen otros materiales, y como signo de caridad y de comunicación de su fiesta, presenten dones para los desposeídos. Mientras se toca o canta, el sacerdote presenta los dones en silencio. No es indispensable imponerles el ―lazo‖ o mancuerna. Donde se acostumbre, es importante hacer resaltar su simbolismo; encontrar el momento oportuno y darles tiempo. Si prefieren imponérselo ellos mismos, mutuamente, se comprenderá mejor el significado. En este caso las personas que llevan el lazo únicamente lo presentan y, una vez que ellos se lo han puesto, lo acomodan. Todo lo demás se hace según el Ordinario de la Misa. Pero no se olvide que al terminar el Padre Nuestro se omite el ―embolismo‖ yen su lugar se dice la bendición sobre los esposos; al terminar, se da la paz. Ver Misal pág. 646. Es conveniente que los nuevos esposos reciban la Comunión también del cáliz; hay 4 maneras litúrgicas de hacerlo. Si no hay canto, antes de dar la Comunión se recitará la Antífona correspondiente. En la actualidad es importante entregar a los interesados una constancia del matrimonio, con los datos del registro correspondiente y debidamente certificada por el Párroco. Oportunamente se recabarán las firmas de los contrayentes, padrinos, testigos y el sacerdote que presidió, así como los nombres completos de cada uno de los firmantes; tanto para el expediente como para la constancia, si la piden.

II. CEREMONIAL EN LAS BODAS DE ORO Y PLATA EN EL 25° Y 500 ANIVERSARIO DEL MATRIMONIO El sacerdote, revestido para la celebración de la Misa, sale a recibir a los esposos cristianos, que van a dar gracias a Dios por el Aniversario de su Boda, acompañados de sus hijos. En la puerta saluda a los presentes y los rocía con agua bendita. A continuación se hace la procesión de entrada, cantando. La Misa es Ritual, p. 652-654, con los mismos criterios que para la del Matrimonio, así como las Lecturas propias. Después de la Homilía, si se estima conveniente, el sacerdote invita a los esposos a renovar su consentimiento. Puede hacerlo con estas palabras:

Señor N… y Sra. N… ¿desean renovar el consentimiento de amor y de fidelidad que mutuamente se dieron ante la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, hace (…) años, el día feliz de su Matrimonio? Responderán:

Sí, Padre. El sacerdote los invita a que se den la mano y que digan mutuamente:

N…

te seguiré amando toda mi vida.

Entonces el sacerdote dice:

Y yo, de parte de Dios todopoderoso, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y de la Santa Madre Iglesia, este mutuo consentimiento lo ratifico en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Ellos responden:

AMEN. Luego se dirige a los hijos de ese matrimonio, ahí presentes, y les pregunta:

Hijos de este matrimonio cristiano, ¿prometen a sus padres obediencia, amor y respeto como lo manda Dios y lo inculca la Iglesia? Ellos responden:

Sí, prometemos. Y el sacerdote concluye:

Que Dios los ayude a cumplir este santo propósito. Enseguida se dice la Oración Universal apropiada y continúa la Misa, en la que se les dará la Comunión bajo las dos especies.

De la carta a los Efesios Ef 6, 1-4 Hijos, obedeced a vuestros padres, como lo quiere el Señor, porque esto es lo justo: “Honra a tu padre y a tu madre”, éste es el primer mandamiento que lleva consigo una promesa: “Para que te vaya bien y vivas muchos años sobre la tierra”. Padres, no exasperéis a vuestros hijos (no sea que se vuelvan apocados, Col 4-21), sino formadlos y educad- los según el espíritu del Señor.

SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN 1. LECTURAS BÍBLICAS PARA LA CONFIRMACIÓN 2. RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS DEL BAUTISMO 3. IMPOSICIÓN DE LAS MANOS 4. CRISMACIÓN 5. ORACIÓN DE LOS FIELES 6. BENDICIÓN

I. RITO DE LA CONFIRMACIÓN PARA UNA PERSONA 1. LECTURAS BÍBLICAS PARA LA CONFIRMACIÓN 2. RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS DEL BAUTISMO 3. IMPOSICIÓN DE LAS MANOS 4. CRISMACIÓN 5. ORACIÓN DE LOS FIELES 6. BENDICIÓN Cuando la administra un sacerdote en los casos previstos por el Derecho.

1. LECTURAS BÍBLICAS PARA LA CONFIRMACIÓN

Es conveniente que antes de proceder al sacramento se proclame la Palabra de Dios con algún texto apropiado, según las circunstancias. He aquí algunas citas: Is 61, 1-3. 6. 8-9; 11, 1-4; Ez 36, 24-28; Je 2, 23. 26-30; Hch 1, 3-8; 8, 1. 4, 14-17; Sal 21, 29; 104, 1-15. 24. 27-28. 30. 31. 33; Lc 4, 16-22; Jn 14, 23-26.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 8, 4-17. Los Apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que en Samaria habían aceptado el Evangelio y les enviaron a Pedro y a Juan. Ellos bajaron a Samaria y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, porque no había bajado aún sobre ninguno de ellos; solamente lo habían bautizado en nombre del Señor Jesús. Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo. O bien, esta otra:

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 4, 18-21. 23. En aquel tiempo metieron en la cárcel a los discípulos mandaron que de ningún modo hablaran o enseñaran en el nombre de Jesús. Ellos respondieron: Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído. Entonces, insistiendo en sus amenazas los dejaron ir. Una vez en libertad los discípulos fueron a los suyos y les contaron todo. Cuando los oyeron, todos a una voz oraron a Dios diciendo: Señor, mira sus amenazas y concede a tus siervos anunciar tu palabra con toda valentía. Manifiesta tu poder cuando invoquemos a tu siervo Jesús. Al terminar su oración tembló en el lugar donde estaban reunidos, los llenó a todos el Espíritu Santo y se pusieron a anunciar con valentía el Evangelio. Después de la lectura se podrá tener una catequesis, con estas o semejantes palabras. Los obispos, como sucesores de los Apóstoles, por mismos, o por medio de sacerdotes designados legítimamente para este ministerio, comunican en la Confirmación el don del Espíritu Santo a los fieles, que en el Bautismo han renacido como hijos de Dios a la vida nueva en Cristo. El don del Espíritu Santo que ahora vas a recibir como un sello espiritual, completará en tí la semejanza con Cristo y te hará miembro más perfecto de la Iglesia. Tú ya has sido consagrado a Dios por el Bautismo; vas a recibir ahora la fuerza del Espíritu Santo y serás marcado en tu frente con el signo de la cruz. Por consiguiente, deberás dar ante el mundo testimonio de la muerte y resurrección de Cristo. Esto lo conseguirás si tu vida diaria es ante los hombres como el buen olor de Cristo, de quien la Iglesia recibe constantemente aquella diversidad de dones que el Espíritu Santo distribuye entre los miembros del pueblo de Dios, para que el cuerpo de Cristo vaya creciendo en la unidad y en el amor. Procura, pues, querido hermano, ser siempre miembro vivo de la Iglesia y esfuérzate, conducido por el Espíritu Santo, en ser el servidor de todos los hombres, a semejanza de Cristo, que no vino a ser servido sino a servir.

MONICIÓN Ahora, antes de recibir el don del Espíritu Santo, conviene que renueves personalmente la profesión de fe que tus papás y tus padrinos hicieron en unión con toda la Iglesia, el día de tu Bautismo, y renuncies a todo lo que te aparta del Reino de Dios, prometiendo seguir a Jesucristo con la fidelidad que tuvieron los Apóstoles y los mártires.

2. RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS DEL BAUTISMO Si no las acaba de hacer.

¿Renuncias a Satanás y a todas sus obras y seducciones? R.

Sí renuncio.

¿Crees en Dios, Padre todopoderoso, Cread cielo y de la tierra?

R.

Sí, creo.

¿Crees en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, padeció, fue sepultado, resucitó de entre los muertos, y está a derecha del Padre? R.

Sí, creo.

¿Crees en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida que hoy te va a ser comunicado de un modo singular por el sacramento de la Confirmación, como fue da d a los Apóstoles el día de Pentecostés? R.

Sí, creo.

¿Crees en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna? R

Sí, creo.

El sacerdote asiente a esta profesión, proclamando la fe de la Iglesia:

Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, nuestro Señor. Y todos los presentes, a su vez, asienten también, diciendo;

Amén.

3. IMPOSICIÓN DE LAS MANOS MONICIÓN El día de Pentecostés, los Apóstoles recibieron una presencia muy especial del Espíritu Santo. Los obispos, sus continuadores, trasmiten desde entonces e Espíritu Santo como un don personal por medio del sacramento de la Confirmación, que ahora se va a comenzar con la imposición de manos. Esta imposición de manos es uno de los gestos que aparecen habitualmente en la historia de la salvación y en la liturgia para indicar la transmisión de un poder, o de una fuerza, o de unos derechos.

Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso por este hijo suyo, que renació ya a la vida eterna en el Bautismo, para que envíe abundantemente sobre él al Espíritu Santo, a fin de que este mismo Espíritu lo fortalezca con la abundancia de sus dones, lo consagre con su unción espiritual y haga de él imagen fiel de Jesucristo. Todos oran en silencio unos instantes. Después el sacerdote impone las manos sobre el confirmando. Mientras tanto dice:

Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que has hecho nacer de nuevo a este hijo tuyo por medio del agua y del Espíritu Santo, librándolo del pecado, escucha nuestra oración y envía sobre él al Espíritu Santo consolador: llénalo de espíritu de sabiduría y de inteligencia, de espíritu de consejo y de fortaleza, de espíritu de ciencia, de piedad y de tu santo temor. Por Jesucristo, nuestro Señor. R.

Amén.

4. CRISMACIÓN MONICIÓN Hemos llegado al momento culminante de la celebración. El sacerdote le impondrá la mano y lo marcará con la cruz gloriosa de Cristo para significar que es propiedad del Señor. Lo ungirá con óleo perfumado. Ser crismado es lo mismo que ser Cristo, ser mesías, ser ungido. Y ser mesías y Cristo comporta la misma misión que tuvo el Señor: dar testimonio de la verdad y ser, por el buen olor de las buenas obras, fermento de santidad en el mundo.

El padrino coloca su mano derecha sobre el hombro del ahijado y dice nombre del presentado, a no ser que el mismo confirmando puede decir su propio nombre. El cerdote moja el dedo pulgar de su mano derecha en el Santo Crisma, hace la señal de la cruz sobre la frente del confirmando diciendo:

N.,

RECIBE POR ESTA SEÑAL + EL DON DEL ESPÍRITU SANTO.

Y el confirmado responde:

Amén. El sacerdote añade:

La paz sea contigo. Y el confirmado responde:

Y con tu espíritu.

5. ORACIÓN DE LOS FIELES Terminada la unción se hace la Oración de los fieles, con el formulario siguiente:

Queridos hermanos: Oremos a Dios Padre todopoderoso, unidos en la misma fe, en la misma esperanza, en la misma caridad, que proceden del Espíritu Santo. Por este hijo de Dios que ha sido confirmado por el Espíritu Santo: para que arraigado en la fe y edificado en el amor, dé verdadero testimonio de Cristo. Roguemos al Señor. R.

Te rogamos. Señor.

Por sus padres y sus padrinos que se ofrecieron como responsables de su fe: para que no dejen de animarlo con la palabra y el ejemplo a seguir los pasos de Cristo. Roguemos al Señor. R.

Te rogamos, Señor.

Por la santa Iglesia de Dios congregada por el Espíritu Santo: para que en comunión con el Papa N., nuestro obispo N., y todos los obispos, se dilate y crezca en la unidad de la fe y del amor hasta que el Señor vuelva. Roguemos al Señor. R.

Te rogamos, Señor.

Por todo el mundo, para que los hombres que tienen un mismo Creador y Padre, se reconozcan hermanos, sin distinción de raza o de nación, y busquen con un corazón sincero el Reino, que es paz y gozo en el Espíritu Santo. Roguemos al Señor. R.

Te rogamos, Señor.

Señor, que enviaste a tus Apóstoles el Espíritu Santo y quisiste que por medio de ellos y sus sucesores, ese mismo Espíritu fuera comunicado a los demás creyentes: te rogamos que este nuevo confirmado pueda di tundir en el mundo los mismos frutos que produjo la primera predicación evangélica. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

6. BENDICIÓN El sacerdote, extendiendo las manos sobre os presentes, dice:

Confirma, Señor, lo que has realizado en nosotros y conserva en el corazón de tus fieles los dones del Espíritu Santo, para que nunca se avergüencen de dar testimonio de Jesucristo y cumplan siempre con amor tu voluntad. R.

Amén.

Y que a todos los aquí presentes los bendiga Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo. R.

Amén.

SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN I. UN SOLO PENITENTE PREPARACIÓN 1. SALUDO 2. LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS 3. CONFESIÓN 4. ORACIÓN DEL PENITENTE 5. ABSOLUCIÓN 6. ALABANZA A DIOS Y DESPEDIDA RITO BREVE

PREPARACIÓN Los números hacen referencia a las ADVERTENCIAS del Ritual de la Penitencia, Méx. VI 75. El sacerdote se dispone para la celebración del sacramento mediante la oración. Invoque al Espíritu Santo para pedir de él la luz y la caridad 15. Revestido como es costumbre para administrar el sacramento 14, el sacerdote en el lugar habitual de la confesión, recibe al penitente con amor fraterno a imitación de Cristo Buen Pastor, que llevó a cabo la obra de la Redención con entrañas de misericordia o.

1. SALUDO Si fuere necesario, salude al penitente con amabilidad e inspírele confianza 16 y 41. El fiel se santigua diciendo:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Puede hacerlo también el sacerdote, quien añade:

Que Dios te conceda reconocer tus pecados y confiar en su misericordia. R.

Amén.

O bien:

Jesús no vino a llamar a los justos, sino a los pecadores; él te acoge con misericordia. Confía en él.

2. LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS Opcional El Sacerdote, o el fiel, lee algún texto apropiado de la Palabra de Dios. 17-34. Se puede colocar en lugar oportuno algún texto de la Sagrada Escritura, en el que se proclame la misericordia de Dios, o se invite a la conversión, variándolo según la oportunidad. He aquí algunos textos:

“Jesús comenzó en Galilea a proclamar el Evangelio de Dios diciendo: El Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en el Evangelio”. Mc 1, 15. “La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros pecadores murió por nosotros. Con cuánta más razón, ahora justificados por su sangre, seremos salvos por El.” Rom 5, 8-9. Escucha al Señor que nos dice: si perdonas a los demás sus culpase también vuestro Padre del cielo te perdonará... pero si no perdonas, tampoco el Padre celestial te perdonará.” Cfr. Mt 6, 14-15.

3. CONFESIÓN a. Si hace falta, el sacerdote ayuda a hacer confesión íntegra, a tener arrepentimiento sincero; aconseja para el comienzo de una vida nueva y si es necesario instruye en los deberes propios; procurará adaptarse totalmente a la condición del penitente, tanto en la forma de hablar como en sus consejos 18, 44. Recuerde que esta obligado a guardar, con santidad absoluta, el sigilo sacramental 10. b. El sacerdote impone la penitencia (p.e. oración; abnegación; mortificación; servicio al prójimo; obras de misericordia) 18. El fiel la aceptará como satisfacción y ayuda para la enmienda 44.

4. ORACIÓN DEL PENITENTE Para manifestar su arrepentimiento y propósito de enmienda, el penitente dice alguna oración, a elección, con estas o semejantes palabras: 19, 45.

Dios mío, me arrepiento de todo corazón porque te he ofendido a Tí que eres bueno; propongo firmemente no volver a pecar, evitar las ocasiones y cumplir la penitencia. O bien:

Padre, he pecado contra Tí, no soy digno de llamarme hijo tuyo. Ten compasión de mí, que soy pecador. Lc 15, 21. O bien:

Misericordia, Dios mío, por tu bondad; por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava mi delito; limpia mi pecado. Sal. 50, 3-4. O bien:

Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. Sal 24, 6-7.

5. ABSOLUCIÓN El sacerdote, con la(s) mano(s) extendida(s) sobre la cabeza del penitente, dice:

Díos Padre misericordioso, que reconcilió al mundo consigo por la muerte y la resurrección de su Hijo, y envió al Espíritu Santo para el perdón de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesias el perdón y la paz. Y YO TE ABSUELVO DE TUS PECADOS EN EL NOMBRE DEL PADRE + Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. El fiel responde:

Amén.

6. ALABANZA A DIOS Y DESPEDIDA El penitente reconoce la misericordia de Dios y le da gracias con una breve invocación. Luego el sacerdote lo despide en paz 20.

— Dad gracias al Señor, porque es bueno. R. Porque es eterna su misericordia. — El Señor te ha perdonado tus pecados vete en paz y no vuelvas a pecar. R. Amén. Como cántico de alabanza y despedida, basta decir:

La pasión de nuestro Señor Jesucristo, la intercesión de la santísima Virgen María y de todos los santos, tus buenas obras y tus sufrimientos te sirvan para remedio de tus pecados, aumento de gracia y recompensa de vida eterna. Vete en paz. Amen.

RITO BREVE Por necesidad pastoral se puede omitir o abreviar alguna parte del Rito anterior, conservando íntegro el No. 3 (Confesión y Aceptación de la penitencia e invitación a la Contrición), el No. 5 (Absolución) y el No. 6 (Despedida). En inminente peligro de muerte basta decir las palabras esenciales de la absolución:

Y YO TE ABSUELVO DE TUS PECADOS EN EL NOMBRE DEL PADRE + Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO El fiel responde:

Amén.

II. CELEBRACIÓN COMUNITARIA DE LA PENITENCIA 1. ENTRADA 2. LA PALABRA DE DIOS 3. EXAMEN Y PETICIÓN DE PERDÓN 4. CONFESIÓN INDIVIDUAL 5. CONCLUSIÓN

Este esquema quiere ser una ayuda para que el equipo animador construya celebraciones penitenciales más adecuadas al propio ambiente. Puede servir tanto para as celebraciones no sacramentales, de Cuaresma, como para la celebración sacramental de la Reconciliación en el Triduo Pascual. Pero en cada comunidad se debe adaptar el lenguaje, los cantos, las lecturas, o el examen. No queremos ofrecer una celebración totalmente construida: la creatividad es la que suele dar vida y eficacia a un esquema ya hecho.

1. ENTRADA 1. Ambientación Silencio. O música de órgano. O música gregoriana, suave, de fondo. 2. Saludo del presidente. Monición inicial del mismo: — dar la bienvenida. — animar a la celebración: en nuestro camino cuaresmal hacia la Pascua. — la finalidad de esta celebración es: incorporarnos al ―paso‖ de Cristo, que a través de la muerta (renuncia, total contra de si mismo) va a la Nueva Vida de la Pascua. — no somos nosotros los principales actores de la celebración: es Dios el que nos reúne, el que nos invita, el que nos ofrece su gracia pascual. — terminar introduciendo algún canto. 3. Canto: elegir uno de entre los penitenciales que se sepan. Su tema: el camino a la Pascua; la conversión; Cristo Jesús en su Misterio Pascual, etc. Se podría cantar intercalando entre sus estrofas, si no son demasiado largas, unas breves expresiones, espontáneas (pero preparadas) de la situación de pecado en el mundo, en nosotros mismos (sin llegar todavía al examen ni a la petición de perdón: aquí es apenas una constatación). 4. Oración colecta del presidente: sus idees podrían ser: — Señor, aquí nos tienes; acoge nuestra buena voluntad; — Tú eres el Dios fiel; el Dios del Amor; el Dios que siempre perdona; — nuestro camino cuaresmal; nuestro deseo de incorporarnos a Cristo: como a El le sacaste de la muerte, sácanos a nosotros...

2. LA PALABRA DE DIOS 5. Pausa. Presentación del tema general de las lecturas. 6. Primera lectura. Elegir bien al proclamador. 7. Pausa. Salmo de meditación. 8. Segunda lectura (si se hace). 9. Homilía, a partir del mensaje de las lecturas. La elección de las lecturas depende mucho del ambiente, de la edad, del tiempo (Si es al principio de (a Cuaresma, más bien de conversión y penitencia; si al final, centradas mas en Cristo, y su Muerte y Resurrección). El número también depende: a veces vale la pena hacer una sola lectura, más larga, con pausas, que no dos o tres. Para le temática de estas lecturas proponemos varios esquemas: a. Los formularios que el Ritual de la Penitencie ofrece para la Cuaresma: — ―la Penitencia robustece y restaura la gracia bautismal‖: 1Cor 10, 1, 13; Lc 15, 4-7 (o bien Lc 15, 11-32).

—la penitencie como preparación a una participación más plena en el Misterio Pascual de Cristo, Salvador del mundo‖: Is 53, 1-12; 1Pe 2, 20-25; Mc 10, 32-45. b. ―Pleito entre Dios y su pueblo‖: Jeremías 2-4. Estos tres capítulos de Jeremías pueden ser única lectura, larga, con pausas en medio, leída entre dos (hay palabras de Yahvé y palabras de Israel); es el eterno pleito ―conyugal‖ entre el Dios fiel y el pueblo Infiel; se puede hacer una selección, por ejemplo: Jer 2, 1-5. 9-13; 3, 19-25; 4, 1-4. El salmo de meditación que mejor responde a esta lectura es el 102: Gustad y ved qué bueno es el Señor. c. Otro pasaje que puede ser lectura única: 1Jn 1-2. Todo él, o una selección También debe ser leído pausadamente. La conversión cuaresmal-pascual en clave de amor, comunión, luz. Y con la iniciativa de Dios, que perdona en Cristo. d. Reconocerse pecadores ante Dios: 1Jn 1, 8-10; 2, 1-6 (el salmo de meditación podría ser el 129: Mi alma espera en el Señor); Lc 18, 9-14 (el fariseo no se reconoce culpable; el publicano, si). e. Cuarto cántico del Siervo que se entrega por los demás: Is 52-53 (todo o seleccionado). f. El amor total de Jesucristo, como prototipo de la vida nueva: Dt 7, 6-11 (Yahvé elige a Israel y le ama), Salmo 24: ―El auxilio me viene del Señor‖; 1 Jn 4, 7-16 (el amor de Dios ahora se ha manifestado plenamente en Jesús); Lc 10, 25-37 (el buen samaritano: al amor de Dios respondemos con el amoral hermano).

3. EXAMEN Y PETICIÓN DE PERDÓN 10. Pausa después de la Homilía, invitando a que cada uno reflexione sobre su situación ante Dios. 11. Oración letánica de petición de perdón. Se puede hacer entre dos, alternando en la formulación de nuestras ―situaciones de pecado‖ por las que pedimos perdón a Dios: — cfr. en el Ritual de la Penitencia pp. 42-45 y 151-158 oraciones letánicas para este momento; y en pp. 21 3-216 esquemas de examen de conciencia (Buena Prensa, Edic. 1975). — otro esquema que se puede seguir: el de las bienaventuranzas (p. 195). — o bien, a partir de las lecturas que se hayan proclamado, su aplicación a nuestra vida: a nivel eclesial, o social, o familiar, o de grupo comunitario, o personal; — un esquema posible: nuestras faltas contra la fe, contra la esperanza, contra la caridad: pero especificadas (preparadas en su formulación por el equipo animador) de modo que reflejen la situación genérica de los presentes: todo lo antipascual que existe en nosotros, expresado ante Dios, pidiéndole perdón. 12. Confesión comunitaria de nuestro pecado: ―Yo confieso‖. 13. O bien, un canto penitencial.

4. CONFESIÓN INDIVIDUAL 14. Si la celebración va a ser sacramental (por ejemplo, al final de la Cuaresma, como culminación de todo el camino penitencial), en este momento los presbíteros se ponen a disposición de los que quieren confesarse personalmente. Mientras tanto, hay un ambiente de música de fondo, o canto de algún Salmo de confianza. Si la celebración es sacramental, pero sir confesión y absolución individuales, seguirlo que indica el Ritual IP. 41, No. 54): los fieles que quieran recibir la reconciliación sacramental, lo exteriorizan de algún modo (la postura, una fórmula de petición de perdón, etc.) y entonces el sacerdote pronuncia la solemne fórmula de absolución general. Ver este Ritual, p. 1 73

5. CONCLUSIÓN 15. Si no ha habido confesiones, la conclusión es muy sencilla: — después del examen de conciencia y las invocaciones letánicas, el sacerdote dice una oración resumiendo estas peticiones (cfr. Ritual p. 180).

— y todos pueden terminar con un canto: por ejemplo el Padrenuestro, u otro que aluda a la novedad de vida: ―Hombres nuevos‖, ―Danos un corazón‖, ―Alma mía recobra tu calma‖, etc. 16. Si la celebración ha sido con confesión sacramental: la conclusión es así: — el sacerdote, al terminar el tiempo de las confesiones, exhorta brevemente a todos a proseguir en sus vidas los signos de esta conversión pascual: la ―penitencia‖ (obras prácticas que significan la nueva dirección que queremos dar a nuestra vida) puede consistir en un compromiso comunitario y personal. — se entona un canto de acción de gracias: por ejemplo el Magnificat, o un salmo de alegría (Ritual p. 1 58-1 68). — el sacerdote prolonga esta acción de gracias con una oración presidencial conclusiva (Ritual p. 49; 168-170). — y termina la celebración con una solemne bendición (Ritual p. 50.).

III. CONFESIÓN DE NIÑOS 1. NORMAS PARA AYUDAR A LOS NIÑOS EN SU PRIMERA CONFESIÓN 2. AYUDARLES A TENER CONTRICIÓN DE SUS PECADOS

1. NORMAS PARA AYUDAR A LOS NIÑOS EN SU PRIMERA CONFESIÓN Cuando un hijo se porta mal, a nadie le extraña que el padre y la madre le perdonen, cuando el hijo se arrepiente, y le sigan amando a pesar de sus debilidades. El perdón concedido, el beso que un padre o una madre de a su hijo es algo estupendo; todo hombre y mucho más el niño, tiene necesidad de sentirse amado para vivir, de sentirse acogido tal cual él es; el perdón hace la vida posible y el sentirse amado permite recomenzar, sin cesar, el esfuerzo diario de superación. El perdón del padre o de la madre es signo del perdón de Dios. Esta experiencia vivida en familia será base para comprender el perdón del Señor. Cuando el niño piensa en sus faltas, siente necesidad de ser perdonado; los padres deben expresar este perdón para que el niño sienta la experiencia de la palabra que, después de perdonar, da confianza y le pone de nuevo en la ruta de superarse. La penitencia es el sacramento de la alegría, no de la angustia. Hay que procurar que al niño le quede un recuerdo agradable del día de su primera confesión. Si se acerca a confesar con miedo, le quedará para siempre un mal recuerdo. Si se le trata con rigor o se le exige que sepa ―bien‖ todo, tal vez no se resuelva a hacer bien su confesión, ni a volver a confiar en el sacerdote. Lo más importante es hablarle de la misericordia de Dios para con los pecadores; el Señor perdona al que se arrepiente y le da un corazón nuevo. También importa mucho que la fecha de la Primera Confesión no quede tan próxima a la Primera Comunión, para que: — Los preparativos de la ―fiesta‖ no distraigan la atención del niño. — La Confesión no sea como un mero requisito inmediato. — Aprenda el niño a vivir en gracia y mantenerse en amistad con Dios. — El sacerdote no esté agobiado por los festejos inminentes. Se impone celebrar la Reconciliación usando la 2ª forma, para que: — El sacerdote dedique la debida atención y tiempo a los niños. — Vivan familiar y comunitariamente el gozo del perdón. — Esa confesión los ayude a descubrir el sentido social del pecado.

Conviene recordar que no se trata de hacerles aprender una lista de pecados que tienen que decir, asustados, ante el sacerdote, sin olvidar ninguno (―qué más: di pronto‖); basta ayudar a que los niños se pregunten: — Si ha amado a Dios y se preocupa por darle gusto, reza todos los días, piensa en el Señor, o no se acuerda de Dios, falta a Misa y no reza nunca. — Si ama de veras a los demás: padres, maestros, personas mayores, compañeros, etc. — Si se ha portado con su cuerpo y con su espíritu como un hijo de Dios. Es más importante ayudar a que el niño descubra si en su vida: — Si ha utilizado mal su lengua, ofendiendo a otros o mintiendo. — Si ha utilizado mal sus manos, pegando, quitando cosas. — Si ha utilizado mal sus ojos, mirando con envidia a otros, o mal. — Si ha utilizado mal sus oídos, no queriendo escuchar a sus padres o mayores. — Si ha utilizado mal su corazón, no amando a los demás como él se ama.

2. AYUDARLES A TENER CONTRICIÓN DE SUS PECADOS Procuremos que el niño vea el dolor de Jesús en la cruz. Jesús ve desde la cruz al niño que dijo NO a Dios y que no ama a los demás. Entonces se ayuda a que el niño sienta pena de haber dicho NO a Dios, que es tan bueno. De haber entristecido el corazón de Cristo traspasado por nuestros pecados. Es importante que aprendan de memoria alguna fórmula, como el ―Señor mío Jesucristo‖, etc. Pero la preocupación le puede distraer en vez de ayudarle en ese momento. Bastas con que diga de corazón: ―Perdón, Señor, tengo pena de haberte disgustado‖. El uso le irá enseñando tanto a rezar, como principalmente a orar. Para su confesión puede sugerirse lo siguiente: Dios mío, me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido, porque eres infinitamente bueno. Dame tu santa gracia para no ofenderte más. Amén. O bien este, tomado de ―Venid y Comed‖: Jesucristo, mi Dios y Salvador: yo me arrepiento de corazón de todos los pecados que he cometido, porque con ellos ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar. Confío en que me perdonarás mis culpas y me llevarás a la vida eterna, porque eres bueno, Amé’

SACRAMENTO DE LA SANTA UNCIÓN I. UNCIÓN DE LOS ENFERMOS 1. PREPARACIÓN DE LA CELEBRACIÓN 2. RITOS INICIALES 3. ACTO PENITENCIAL 4. LITURGIA DE LA PALABRA 5. LETANÍA 6. BENDICIÓN DEL ÓLEO

7. UNCIÓN 8. CONCLUSIÓN DEL RITO 9. COMUNIÓN

1. PREPARACIÓN DE LA CELEBRACIÓN El sacerdote infórmese primero acerca del estado de salud del enfermo para: organizar la ceremonia, elegir la lectura bíblica y las oraciones, explicando la significación del Sacramento. Si el enfermo se confiesa dentro de la ceremonia, que sea al principio del rito. Cuando la confesión no tenga lugar durante la hágase el acto penitencial en el momento indicado.

2. RITOS INICIALES El sacerdote saluda cortésmente al enfermo a los demás presentes:

La paz de Dios reine en esta casa y en todos los que ella habitan. Enseguida, rocía con agua bendita al enfermo a la habitación diciendo esta fórmula:

Que esta agua nos recuerde el Bautismo que recibimos y renueve nuestra fe en Cristo, que con su muerte y resurrección nos redimió. Se dirige a los presentes, con estas o parecidas palabras:

Hermanos: nuestro Señor Jesucristo, que tanto padeció por los hombres y a quien se acercaban los enfermos para implorar la salud, está aquí presente en medio de nosotros, que nos hallamos reunidos en su nombre. Nos dice el apóstol Santiago: “¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor. La oración de la fe salvará al enfermo, el Señor hará que se restablezca, y los pecados que hubiese cometido, le serán perdonados”. Encomendemos, por tanto, a nuestro hermano enfermo a la gracia y poder de Cristo, para que El lo conforte y le conceda la salvación.

3. ACTO PENITENCIAL Si el enfermo necesita confesarse, atiéndase en este momento. S no necesita dígase entonces el acto penitencial, que iniciará el sacerdote:

Hermanos: Para disponemos a participar en esta celebración, reconozcamos nuestros pecados. Después de un breve momento de silencio, dirige el acto penitencial; el sacerdote concluye siempre:

El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R.

Amén.

La confesión o el acto penitencial, en peligro de muerte, el sacerdote puede concluirla con la Bendición Papal:

EN NOMBRE DE NUESTRO SANTO PADRE, EL PAPA N., TE CONCEDA LA INDULGENCIA PLENARIA Y EL PERDÓN DE TODOS TUS PECADOS. EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO + Y DEL ESPÍRITU SANTO. R.

AMEN.

4. LITURGIA DE LA PALABRA

Luego uno de los presentes, o el mismo sacerdote, lee un breve pasaje de la Sagrada Escritura, p.e.:

Del Evangelio según San Mateo 8, 5-10. 13. Al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le dijo: Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho. El le contestó: Voy a curarlo. Pero el centurión le replicó Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo, con que digas una sola palabra mi criado quedará sano. Porque aún yo que soy un simple subordinado, tengo soldados a mis órdenes. Y le digo a uno: ve, y va; al otro, ven, y viene; y a mi criado: haz esto, y lo hace. Al oír esto, se admiró Jesús y dijo a los que lo seguían: En verdad os digo que en ningún israelita he hallado una fe tan grande. Y do al centurión: Anda; que le suceda coma has creído, y en aquella hora quedó curado aquel sirvo. O bien se puede escoger otra lectura adecuada. Mc 16, 15-18; Lc 4, 38-40; Jn 5, 1-9.

5. LETANÍA La Letanía que sigue puede decirse ahora o después de la Unción, o bien en ambos momentos. El sacerdote puede adaptar o abreviar el texto, de acuerdo con las circunstancias.

Hermanos: con una oración llena de fe, invoquemos humildemente al Señor, y roguémosle por nuestro hermano N. que va a recibir este sacramento. Muéstrale, Señor, tu misericordia y confórtalo por medio de esta santa Unción. A cada invocación responden:

R.

Te lo pedimos, Señor.     

Líbralo de todo mal. Alivia los sufrimientos de todos los enfermos (de esta casa). Concede también tu gracia a todos los que se consagran al servicio de los enfermos. Libra a este enfermo de todo pecado y de toda tentación. Concede vida y salud a este enfermo, a quien vamos a imponer las manos en tu nombre.

Entonces el sacerdote, sin decir nada, impone las manos sobre la cabeza del enfermo.

6. BENDICIÓN DEL ÓLEO Cuando el sacerdote tiene que bendecir el óleo dentro de la ceremonia (debe usar siempre aceite vegetal), lo hace de esta manera:

OREMOS Dios nuestro, Padre de todo consuelo, que por medio de tu Hijo quisiste curar las dolencias de los enfermos, atiende benignamente la oración de nuestra fe. Envía desde el cielo a tu Santo Espíritu Consolador y ben + dice con tu poder este óleo, que Tú nos has dado para fortalecer nuestros cuerpos. Te rogamos que los enfermos ungidos con él, experimenten tu protección en el cuerpo y en el alma y se sientan aliviados en su debilidad, en sus dolores y enfermedades. Que se convierta, pues, para nosotros, en óleo santo, bendecido por Tí en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.

R.

Amén.

Si se tiene a la mano óleo bendecido con anterioridad, entonces solamente se dice la siguiente oración de acción de gracias sobre el óleo:

Bendito seas, Dios Padre omnipotente. porque enviaste a tu Hijo al mundo, por nosotros y por nuestra salvación. R.

Bendito seas, Señor.

Bendito seas, Dios Hijo Unigénito, que haciéndote hombre por nosotros, quisiste aliviar nuestras enfermedades. R.

Bendito seas, Señor.

Bendito seas, Dios Espíritu Santo Consolador, que con tu ilimitado poder sanas la debilidad de nuestro cuerpo. R.

Bendito seas, Señor.

Señor, concede alivio a los sufrimientos de este hijo tuyo que en Tí cree, y que va a ser ungido con el óleo santo: confórtalo en su enfermedad. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

7. UNCIÓN Enseguida toma el sacerdote el santo óleo y unge al enfermo en la frente y en las manos, diciendo una sola vez.

POR ESTA SANTA UNCIÓN Y POR SU BONDADOSA + MISERICORDIA TE AYUDE EL SEÑOR CON LA GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO. R.

AMEN.

PARA QUE, LIBRE DE TUS PECADOS, TE CONCEDA LA SALVACIÓN + Y TE CONFORTE EN TU ENFERMEDAD. R.

AMEN.

Si es bajo condición, añade: SI AUN VIVES. Después dice la siguiente oración:

Señor nuestro Jesucristo, que para redimirnos y curar nuestras enfermedades quisiste hacerte hombre como nosotros; mira con bondad a este siervo tuyo, a quien hemos ungido en tu nombre con el óleo san, que espera de Tí la salud del alma y del cuerpo. Reconfórtalo con tu poder y consuélalo con tu ayuda, para que recobre las fuerzas y se vea libre de todo mal, y ya que lo has hecho partícipe de tu Pasión, haz que descubra también el poder redentor de sus propios padecimientos unidos a los tuyos. Que vives y reinas por tos siglos de los siglos. Otras oraciones opcionales, adaptadas a las diferentes circunstancias del enfermo: Para un anciano:

Mira, Señor, con bondad a este hijo tuyo, agobiado por el peso de los años, que quiso recibir la santa Unción para bien de su cuerpo y de su alma; concédele que, confortado con la plenitud de tu Espíritu, sea fuerte en su fe y seguro en su esperanza, nos dé testimonio de paciencia y muestre aquella alegría que es fruto de tu amor. Por Cristo nuestro Señor. Para un agonizante.

Padre clementísimo, Tú que conoces hasta dónde llega la buena voluntad del hombre: que perdonas siempre los pecados y nunca niegas el perdón al que te lo pide. muéstrate bondadoso con tu hijo N., que está agonizando, para que, ungido con el óleo santo, y ayudado con la oración de nuestra fe, se sienta confortado en su alma y en su cuerpo, y habiendo pedido el perdón de sus pecados, sea santificado con el don de tu amor. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que con su victoria sobre la muerte nos abrió las puertas del cielo, y vive y reina contigo por los siglos de los siglos.

8. CONCLUSIÓN DEL RITO El sacerdote hace la Introducción al Padre Nuestro, con éstas o parecidas palabras:

Ahora, todos juntos, imploremos a Dios con la oración que nuestro Señor Jesucristo nos enseñó: Y todos juntos continúan:

Padre nuestro, etc.

9. COMUNIÓN Si el enfermo va a comulgar, después del Padre Nuestro se le administra el Sacramento, como se indica a continuación. orden debe seguirse en la administración de estos sacramentos por razón teológica; aunque en la práctica sea necesario purificarse bien los dedos, antes de dar la sagrada comunión. Entonces el ministro muestra al Santísimo Sacramento, diciendo:

Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor. El enfermo y los demás que vayan a comulgar dicen una sola vez.

Señor, yo no soy digno de que vengas a mí, pero una palabra tuya bastará para sanarme. El ministro se acerca al enfermo y le muestra el Sacramento diciendo:

EL CUERPO DE CRISTO (O LA SANGRE DE CRISTO). Si es por viático, el ministro añade:

QUE EL MISMO SEÑOR NUESTRO, JESUCRISTO, TE GUARDE Y TE LLEVE A LA VIDA ETERNA. El enfermo responde:

AMEN. y comulga. Los demás circunstantes que van a comulgar, reciben el sacramento en la forma acostumbrada. Terminada la distribución de la comunión el ministro hace la purificación. Luego, si se cree oportuno, puede guardarse un momento de silencio. A continuación, el ministro dice la oración conclusiva.

OREMOS

Señor, Padre santo, omnipotente y eterno Dios, te suplicamos confiadamente que el sagrado Cuerpo (la Sangre preciosa) de nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, sea para nuestro hermano que lo acaba de recibir, un remedio sempiterno para el cuerpo y para el alma. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

La ceremonia concluye con la bendición del sacerdote

— Que Dios Padre te bendiga. R. Amén. — Que el Hijo de Dios te conceda la salud. R. Amén. — Que el Espíritu Santo te lumine. R. Amén. — Que proteja tu cuerpo y salve tu alma. R. Amén. — Que encienda tu corazón y te conceda su paz. R. Amén. Y que a todos vosotros, aquí presentes os bendiga Dios todopoderoso Padre, Hijo + y Espíritu Santo. R.

Amén.

II. RITO CONTINUO DE PENITENCIA — UNCIÓN — VIÁTICO 1. RITOS INICIALES 2. LITURGIA DE LA PALABRA 3. SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN 4. RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES 5. PRECES 6. CONFIRMACIÓN 7. UNCIÓN 8. VIÁTICO

ADVERTENCIAS Para atender los casos excepcionales por enfermedad repentina o por otras causas en que hay peligro de muerte, se sigue el ―rito continuo‖. Tómese muy en cuenta lo siguiente: 1. Si el enfermo quiere confesarse, óigasele primeramente, si es posible en un momento distinto, o si no es posible esto, al principio del Rito. 2. Si el peligro es muy grave, únjase al enfermo cuanto antes, con una sola unción y désele después el Viático, porque este orden lo exige la naturaleza de cada sacramento.

3. Pero si se presenta peligro inminente de muerte y no hay tiempo, désele al enfermo primero la oportunidad de confesarse de todos sus pecados, aunque sea en forma genérica; adminístrele enseguida el Viático, pues los fieles en peligro de muerte están obligados a recibirlo, y después se le aplica la santa Unción. In. 30). 4. En cuanto sea posible no se dé simultáneamente la Confirmación y la santa Unción para no exponer a confundir un sacramento con otro. Pero si hay necesidad, la Confirmación se dará antes de decir la bendición sobre el óleo de los enfermos. Luego sigue el Rito de la imposición de las manos para la santa Unción.

1. RITOS INICIALES El sacerdote, al llegar a la habitación donde está el enfermo saluda cortésmente a todos los presentes. si le parece con la fórmula:

La paz del Señor reine en esta casa y en todos los que habitan en ella. Los presentes responden:

R.

Amén; o Y con tu espíritu.

El sacerdote deposita el Sacramento en el lugar preparado convenientemente y lo adora junto con los presentes. Enseguida hace a aspersión del agua sobre el enfermo y los presentes, diciendo:

Que esta agua nos recuerde la de nuestro Bautismo. ya que en él Cristo nos redimió del pecado con su muerte y resurrección. Enseguida procurará hablar con el enfermo para enterarse de su situación y poder organizar la celebración. Procurará inculcarle sentimientos de arrepentimiento y de confianza en el amor misericordioso de Dios, nuestro Padre. Puede hacerlo de la manera que crea más conveniente o decir las siguientes palabras:

Hermanos, el Señor Jesús quiere estar presente en todos los acontecimientos importantes de nuestra vida y nos ofrece su gracia por medio de los sacramentos: por el ministerio de los sacerdotes perdona los pecados a quienes se arrepienten consuela a los enfermos con la Santa Unción y los alimenta con el Viático de su Cuerpo y de su Sangre para que esperen la vida eterna los que desean su venida. Ayudemos ahora con nuestra oración y nuestra fe a este hermano a quien vamos a administrar estos tres sacramentos que ha solicitado.

2. LITURGIA DE LA PALABRA Según las circunstancias el sacerdote hace referencia a algunos textos bíblicos:

Tengamos fe plena en el perdón de nuestros pecados por Jesucristo, ya que en S. Mateo (Mt 14 5) nos dice: “Si perdonas sus culpas a los demás, también mi Padre del cielo te perdonará. Pero si no perdonas a los demás, tampoco mi Padre te perdonará tus culpas”. O bien:

Cristo mismo nos anuncia la Buena Nueva de Dios (Mt 1, 14-15). “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en la Buena Nueva.” Y añade el Señor (Lc 15, 7): “Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan conversión.”

3. SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN

Si es necesario el sacerdote recibe la confesión del enfermo. la que en caso de necesidad puede ser genérica. Si el enfermo no necesita hacer confesión, o si algunos de los presentes desean recibir también la Comunión (puede repetirse, cfr. lmmense Caritat, No. 1 y 7) el sacerdote exhorta a los presentes a hacer el acto penitencial:

Hermanos, reconozcamos nuestros pecados para poder participar dignamente en esta celebración. Después de breve pausa, se dice alguno de los actos penitenciales, que el sacerdote terminará diciendo:

El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R.

Amén.

También puede concluirse la Reconciliación del enfermo o el acto penitencial con la Bendición Apostólica, que otorga Indulgencia Plenaria:

Con la facultad concedida por el Sumo Pontífice, yo te concedo la Indulgencia Plenaria y el perdón de todos tus pecados en el nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. R.

Amén.

4. RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES Si las condiciones del enfermo lo permiten, es muy conveniente que éste renueve su profesión de fe. El sacerdote, después de una breve introducción, pregunta:

— ¿Crees en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo de la tierra? R.

Si. creo.

— ¿Crees en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen murió por nosotros, fue sepultado, resucitó al tercer día y está sentado a la derecha del Padre? R.

Sí, creo.

— ¿Crees en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la Comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna? R.

Sí, creo.

5. PRECES Si las condiciones del enfermo lo consienten, se dirán algunas preces, adaptándolas:

Invoquemos la misericordia del Señor, ahora que nuestro hermano va a ser fortalecido con estos sacramentos:   

Para que Dios Padre contemple en nuestro hermano enfermo la imagen de su Hijo doliente, roguemos al Señor: Para que lo asegure junto a El y lo conserve en su amor, roguemos al Señor: Para que le conceda fuerza para soportar la enfermedad, paz en su corazón y alcance la salvación este enfermo a quien vamos a imponer las manos en tu Nombre, roguemos al Señor:

6. CONFIRMACIÓN

Si hubiere necesidad de dar la Confirmación, aunque se recomienda no juntar la Unción con la Confirmación por la confusión que pudiera originar, éste sería el momento de administrarla. El sacerdote diría únicamente la oración Dios todopoderoso... e inmediatamente la Unción con la fórmula correspondiente, como está en el Rito de la Confirmación, p. 1 50. Si no se administró la Confirmación, el sacerdote impone manos sobre la cabeza del enfermo, sin decir nada.

7. UNCIÓN Si no tiene Óleo bendecido, el sacerdote hace lo que se indica en el Rito ordinario. Si ya está bendito, dice primero esta acción gracias por el Óleo:

Bendito seas, Dios Padre todopoderoso que por nosotros y por nuestra salvación enviaste a tu Hijo al mundo: Cada vez se responde:

R.

Bendito seas, por siempre, Señor.   

R

Bendito seas, Dios Hijo Unigénito, que quisiste venir al mundo para remediar nuestras enfermedades: Bendito seas, Dios Espíritu consolador, que nos das fuerza para sobrellevar nuestros males: Padre misericordioso que este hijo tuyo a quien vamos a ungir llenos de fe con el Óleo santo, reciba fuerza para soportar la enfermedad y alivio en sus dolencias. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

Inmediatamente unge al enfermo en a frente y en las manos, diciendo:

POR ESTA SANTA UNCIÓN Y POR SU BONDADOSA MISERICORDIA + TE AYUDE EL SEÑOR CON LA GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO. R.

AMEN.

PARA QUE, LIBRE DE TUS PECADOS, TE CONCEDA LA SALVACIÓN + Y TE CONFORTE EN TU ENFERMEDAD. R.

AMEN.

8. VIÁTICO El sacerdote limpia bien sus dedos y si es necesario se lava. La necesidad práctica de purificación no es razón suficiente para invertir este orden en la administración de estos sacramentos. Luego el sacerdote introduce la recitación de a Oración del Señor:

Ahora, hermanos, unidos por la fe y el amor fraterno. oremos como Jesucristo nos enseñó: Padre nuestro. El sacerdote hace genuflexión, toma la Hostia y la muestra di- codo:

Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la mesa del Señor. El enfermo, si es capaz, y los que van a comulgar, dicen una sola vez:

Señor, yo no soy digno de que vengas a mí, pero una palabra tuya bastará para sanarme. El sacerdote da la comunión al enfermo diciendo:

EL CUERPO (O LA SANGRE DE CRISTO).

El sacerdote añade inmediatamente:

QUE EL MISMO SEÑOR TE PROTEJA Y TE LLEVE A LA VIDA ETERNA. E enfermo responde:

R.

AMEN.

La Instrucción lmmensae Caritatis, autoriza a los familiares y amigos del enfermo a recibir la Comunión, aun repetida, con ocasión del Viático. (I.C. No. 7, 1-29-73). Después de la conveniente acción de gracias, o de un breve momento de oración en silencio el sacerdote dice:

OREMOS Padre celestial, salvación eterna de los que creen en Tí, concede a tu hijo N. que acaba de recibir el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que fortalecido con este Viático llegue con seguridad hasta tu Reino. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Como bendición final puede decir:

— Que nuestro Señor Jesucristo permanezca contigo para defenderte. R. Amén. — Que vaya siempre delante de tí, para guiarte. R. Amén. — Que ponga en tí sus ojos. te conserve y te bendiga. R. Amén. Y que a todos los presentes los bendiga Dios todopoderoso, Padre, + Hijo y Espíritu Santo. R.

Amén.

El sacerdote y los presentes pueden dar, al despedirse del enfermo, el saludo de paz.

III. ASISTENCIA A LOS MORIBUNDOS 1. PRECES POR LOS MORIBUNDOS INVOCACIONES BÍBLICAS LECTURAS BÍBLICAS INVOCACIONES DEVOCIONALES 2. PRECES POR LOS MORIBUNDO CON INDULGENCIA PLENARIA PREPARACIÓN EXHORTACIÓN INVOCACIONES

PRECES BENDICIÓN 3. BENDICIÓN PAPAL DE EMERGENCIA 4. RECOMENDACIÓN DEL ALMA 5. EN LOS ÚLTIMOS MOMENTOS AL EXPIRAR

1. PRECES POR LOS MORIBUNDOS La Iglesia encomienda y entrega el moribundo a Dios; el tránsito definitivo. Mientras el moribundo es consciente, la Iglesia ora con él y por él, para ayudarlo a vencer la angustia natural de la muerte, uniendo su muerte a la de Cristo, que por su muerte venció la nuestra. Cuando el enfermo no pueda ya rezar, la Iglesia ora por él y, al llegar el momento de la muerte, no abandona al cristiano, sino que lo ayuda a hacer su tránsito a la vida eterna en unión con Cristo, y lo entrega a la Iglesia celeste por medio de la oración. Su presencia allí en esos momentos es, ciertamente, compañía, consuelo y plegaria. Pero sobre todo es un signo: Si el cristiano se salva formando parte del Pueblo de Dios, a la hora de alcanzar la salvación también lo hace dentro del Pueblo de Dios peregrinante, que lo entrega a su porción gloriosa que ya está en el cielo. Por eso es más significativa en este momento la presencia del sacerdote a su lado. Habiendo concluido la etapa terrena de sus miembros, con fe firme espera su feliz resurrección a través del parto doloroso de la muerte. El cristiano, participando al fin plenamente de la muerte de Cristo, participará también de su admirable resurrección, ―cuando Cristo haga surgir de la tierra a los muertos y transforme nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el suyo’’ (Oración Eucarística III). Es conveniente repetir algunas invocaciones, aunque por el estado de inconciencia parezca que el enfermo no puede ya repetirlas. Hágase con voz moderada e intercalando momentos de silencio, y tomando en cuenta el estado del enfermo.

INVOCACIONES BÍBLICAS Ayúdese al moribundo a poner su confianza en Dios y a repetir, aunque sea mentalmente, algunas de estas Invocaciones:

— ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¡Ni la muerte! (Rm 8, 35) — En la vida y en la muerte, somos del Señor. (Rm 14, 8) — En el cielo tenemos nuestra morada eterna. (2Cor 5, 1) — Estaremos siempre con el Señor. (1Tes 4, 17) — Veremos al Señor tal cual es. (1Jn 3, 2) — Estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos. (1Jn 3, 14) — A Tí, Señor, levanto mi alma. (Sal 24, 1) — El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? (Sal 26, 1) — Espero gozar de la dicha del Señor, en el país de la vida. (Sal 26, 13) — Mi alma tiene sed de Dios. (Sal 41, 3)

— Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo porque Tú, Señor, vas conmigo. (Sal 22, 4) — Venid, benditos de mi Padre, a recibir la herencia del Reino, preparado para vosotros. (Mt 25, 34) — Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso, dijo el Señor Jesús. (Lc 23, 43) — En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones, dijo el Señor Jesús. (Jn 14, 2) — Dijo el Señor: Voy a prepararos un lugar, para llevaros conmigo. (Jn 14, 2-3) — Todo el que crea en el Hijo, tendrá la vida eterna. (Jn 6, 40) — Dijo Jesús: Quiero que donde yo esté, también ellos estén conmigo. (Jn 17, 24) — Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. (Sal 30, 6a) — Señor Jesús, recibe mi alma. (Hch 7, 59)

LECTURAS BÍBLICAS Si hay tiempo, se pueden hacer algunas Lecturas:

ANTIGUO TESTAMENTO Gn 2, 16-17; 3, 4-6. 17-19; Is 35, 3-4. 6c-7. 10; Tob 14, 4-7. 11b; Job 19, 23-27a; Prov 31, 10-31; Sab 2, 23-24; 3, 1-3. 10; Ez 37, 1-14; Sal 5, 22; 24. 1. 4b. 6-8. 10. 11. 26; 90; 113, 1-8; 114, 3-5; 120. 1-4; 122; 141.

NUEVO TESTAMENTO He 6, 8-10; 7, 54-59; 1Cor 15, 1-4; 35-44; Ef 4, 1-6; 1Tes 4, 13-14; 5, 2. 4-10; 2Tim 4, 6-8. 17-18; 1Jn 4, 16; 7, 9-17; Hch 21, 1-5ª. 6-7; Mt 5, 13-19; 25, 1-13; Mc 15, 33-37; 16, 1-8; Lc 1, 68-79; 2, 25-32; 7, 11-17. 22, 39-46; 23, 42-43; 24, 1-12; Jn 6, 37-40; 11, 17-36; 14, 1-6. 23. 27; 19, 28-37.

INVOCACIONES DEVOCIONALES — Sagrado Corazón de Jesús, en Tí confío. — Corazón agonizante de Jesús, ten misericordia de mí. — Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo. — Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía. — Señor San José, Patrono del alma mía, cuando mi muerte, llegare tu Patrocinio me ampare, y el de Jesús y María. — Purísimo corazón de María, sed mi salvación. — Madre llena de dolor, haced que cuando expiremos, nuestras almas entreguemos por tus manos al Señor. Se pueden también decir las Letanías de todos los santos, que están en este Ritual.

2. PRECES POR LOS MORIBUNDO CON INDULGENCIA PLENARIA Lc 7, 1b-10; Rom 8, 22-32; Sal 70(71) anciano.

Bendición apostólica con Indulgencia Plenaria. Se parte ordinariamente, después de la confesión, unción de los enfermos, o del viático.

PREPARACIÓN Si hay tiempo suficiente, y las circunstancias lo permiten, el sacerdote instruye al enfermo sobre el valor de esta Bendición y lo exhorta a ponerse en las manos de Dios. Puede hacerlo de la siguiente manera o con palabras parecidas:

EXHORTACIÓN La Bendición Papal que voy a darte, es una gracia más que Dios te concede en tu enfermedad. Es una bendición extraordinaria que el Santo Padre hace llegar a los enfermos por medio de los sacerdotes. Por ella se perdona toda la pena temporal debida por los pecados. El efecto de esa absolución se aplica en el momento de la muerte, pero el derecho a recibir tan extraordinario beneficio se adquiere desde el momento en que se da la Bendición. Vengo, pues en nombre del Papa, a darte este regalo espiritual. Ofrece a Dios, con toda resignación, los sufrimientos e incomodidades de tu enfermedad, en expiación de tus pecados; entrégate en sus manos para que disponga de tí y de todas tus cosas, inclusive de tu propia vida, como le agrade. Invoca ahora el nombre de Jesús con todo tu corazón, para que te dispongas a ganar esta indulgencia plenaria, y sigue después repitiendo con frecuencia durante la enfermedad este nombre de salvación. Repite ahora (interiormente): “¡Óyeme, Jesús!”

INVOCACIONES Para que mis sufrimientos y enfermedades sean expiación a mis culpas. A cada invocación se responde:

“¡Óyeme, Jesús!”      

Para Para Para Para Para Para

que que que que que que

en todo me conforme con tu voluntad. no pierda mi alma el mérito de tu pasión y muerte. me seas propicio en el día del Juicio. mi esperanza no desfallezca. no sea confundido eternamente. mi alma alcance la gloria en la compañía de los santos.

Si lo juzga prudente, puede omitir lo anterior y decir únicamente:

PRECES — Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo la tierra. No te acuerdes, Señor, de las culpas de tu hijo ni tomes venganza de sus pecados. — Señor, ten piedad de nosotros. R. Señor, ten piedad de nosotros. — Cristo, ten piedad de nosotros. R. Cristo, ten piedad de nosotros.

— Señor, ten piedad de nosotros. R. Señor, ten piedad de nosotros. Padre nuestro. — Salva a tu hijo, Señor. R. Dios mío, porque espera de Tí. — Escucha, Señor nuestra oración. R. Y llegue a Tí nuestro clamor. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Padre misericordioso y Dios de todo consuelo, que no quieres que perezca ninguno de cuantos creen en Tí, mira con misericordia a tu hijo N., a quien recomiendan la verdadera fe y la esperanza cristiana y sálvalo. Concédele benignamente el perdón de todos sus pecados, por los méritos de la pasión y muerte de tu Hijo Jesucristo. Que cuando salga su alma del cuerpo, encuentre en Tí un juez indulgente y que, purificado de toda mancha en la sangre de tu mismo Hijo, merezca pasar a la vida eterna. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Sigue luego la confesión sacramental del enfermo, y si ya la hizo, se dice:

BENDICIÓN YO CONFIESO ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mí gran culpa. Por eso ruego a Santa María, siempre a ángeles, a los santos, y a vosotros hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R.

Amén.

Nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que dio al Apóstol San Pedro el poder de atar y desatar, reciba tu confesión y te restituya la primera gracia que recibiste en el Bautismo, y yo te concedo la INDULGENCIA PLENARIA y EL PERDÓN DE TODOS TUS PECADOS, en el nombre del Padre, y del Hijo, + y del Espíritu Santo. R.

Amén.

Por los Sacrosantos Misterios de la Redención, te perdone Dios todopoderoso todas las penas de la vida presente y futura, te abra las puertas del paraíso, y te conduzca a la vida eterna. R.

Amén.

Que te bendiga Dios omnipotente, Padre, Hijo + y Espíritu Santo. R.

Amén.

3. BENDICIÓN PAPAL DE EMERGENCIA

En los casos muy urgentes, pueden omitirse todas las preces y decirse únicamente esta fórmula:

Con la facultad que me ha sido dada por el Sumo Pontífice, yo te concedo la INDULGENCIA PLENARIA Y EL PERDÓN DE TODOS TUS PECADOS, Y TE IMPARTO LA BENDICIÓN: En el nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. R. Amén.

4. RECOMENDACIÓN DEL ALMA Cuando parezca inminente el momento de la muerte, puede recitarse, según las disposiciones cristianas del moribundo, alguna de las siguientes oraciones:

Deja ya este mundo, alma cristiana, en el nombre de Dios, Padre todopoderoso, que te creó; en el nombre de Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que padeció por tí; en el nombre del Espíritu Santo, que te santificó. Que descanses hoy en paz y habites con Dios en su Reino, en compañía de la Virgen Madre de Dios, María Santísima, de San José y de todos los ángeles y santos. Te pongo en las manos de Dios todopoderoso hermano mío, para que vuelvas al mismo que te creó y te formó del polvo de la tierra. Cuando salgas de este mundo, que vengan a tu encuentro la Santísima Virgen María, los ángeles y todos los santos. Nuestro Señor Jesucristo, que quiso morir por Tí en la cruz. te libre de la muerte eterna. El Hijo de Dios vivo te lleve a su Reino y te reconozca entre sus ovejas el Buen Pastor: que él perdone tus pecados y te cuente entre sus elegidos; que veas cara a cara a tu Redentor y goces de la contemplación de Dios por los siglos de los siglos. Amén.

5. EN LOS ÚLTIMOS MOMENTOS Acoge, Señor, en tu reino a tu siervo N., para que alcance la salvación que espera de tu misericordia. A cada invocación responde:

R.

Amén.

— Libra, Señor, a tu siervo de todas sus tribulaciones. — Libra, Señor, a tu siervo, como libraste a Noé del diluvio. — Libra, Señor, a tu siervo, como libraste a Abraham del país de los caldeos. — Libra, Señor, a tu siervo, como libraste a Job de sus padecimientos. — Libra, Señor. a tu siervo, como libraste a Moisés del poder del Faraón. — Libra, Señor, a tu siervo, como libraste a Daniel del foso de los leones. — Libra, Señor, a tu siervo, como libraste a los tres jóvenes del horno ardiente y del poder del rey inicuo. — Libra, Señor, a tu siervo, como libraste a Susana de la calumnia. — Libra, Señor, a tu siervo, como libraste a David del rey Saúl y de las manos de Goliat. — Libra, Señor, a tu siervo, como libraste a Pedro y Pablo de la cárcel.

— Libra, Señor, a tu siervo N., por Jesús, nuestro Salvador, que padeciendo por nosotros muerte afrentosa y resucitando, nos obtuvo la vida eterna. Señor Jesús, Salvador del mundo, te encomendamos a N., y te rogamos que lo recibas en el gozo de tu Reino, pues por él bajaste a la tierra. Y aunque haya pecado en esta vida, nunca negó al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, sino que permaneció en la fe y adoró fielmente al Dios que hizo todas las cosas. Se puede decir o cantar la siguiente Antífona:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A Tí llamamos los desterrados hijos de Eva, a Tí suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

AL EXPIRAR Inmediatamente después de expirar se dice:

Venid en su ayuda, santos de Dios, salid a su encuentro, ángeles del Señor. Acogedlo, presentadlo ante el Altísimo. Que te reciba Cristo, quien desde el Bautismo te eligió y que los ángeles te lleven a la casa del Padre. Acogedlo y presentadlo ante el Altísimo. Concédele, Señor, el descanso eterno, y brille para él la luz perpetua. Acogedlo y presentadlo ante el Altísimo.

OREMOS Dios, Padre misericordioso, gloria de los creyentes y vida de los justos: hemos sido redimidos por la Muerte y Resurrección de tu Hijo; sé propicio con tu hijo N. y ya que conoció el misterio de nuestra redención, merezca participar de las alegrías de la futura bienaventuranza. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

O bien esta otra:

OREMOS Señor nuestro Jesucristo, esperanza de los que en Tí confían „. consuelo de los que tienen fe, te encomendamos a tu servidor N., para que viva siempre unido a Tí, después de haber muerto para el mundo; y ya que ha pecado por la fragilidad de la condición humana, Tú que eres la bondad misma dígnate perdonarlo y admitirlo en tu gloria, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén. — Dale, Señor, el eterno descanso. R. Luzca para él la luz eterna. — Que descanse en paz. R. Amén.

IV. PRECES BREVES POR LOS DIFUNTOS 1. PRIMERA FORMA

2. SEGUNDA FORMA 3. TERCERA FORMA

1. PRIMERA FORMA Oremos al Señor por N. — Que perdones bondadosamente sus pecados. R.

Te lo pedimos, Señor.

— Que aceptes sus buenas obras. — Que le recibas en la vida eterna. — Que consueles en su pena a su familia y a todos los que se sienten afectados. — Que mitigues con tu amor el dolor de la separación. — Que aumentes y fortalezcas su fe. — Padre nuestro. »

2. SEGUNDA FORMA Te pedimos, Señor, por N. que nos ha dejado para ir a tu encuentro. — Que premies sus buenas obras, su buen ejemplo. R.

Te lo pedimos, Señor.

— Que tengas en cuenta sus sufrimientos. — Que le perdones el mal que haya podido hacer. — Que viva feliz junto a Tí. — Que sepamos aceptar el dolor de su ausencia. — Que un día podamos gozar con él de tu presencia. — Padre nuestro. »

3. TERCERA FORMA A Tí Jesús, Señor, que quisiste compartir nuestro dolor dirigimos nuestras súplicas. — Tú, que te compadeciste de la viuda de Naím, desolada por la muerte de su hijo. R.

Ten compasión de nosotros.

— Tú, que lloraste ante el sepulcro de Lázaro, muerto de cuatro días. — Tú, que muriendo de tristeza, sudaste sangre en Getsemaní. — Tú, que sufriste la agonía de una muerte de cruz. » Cualquiera de los tres formularios se terminan diciendo:

Terminemos nuestra oración, repitiendo la plegaria que el Señor nos enseñó: Padre nuestro. Señor, ten misericordia de N., para que encuentre el perdón de todas sus faltas, pues deseó cumplir tu voluntad. La verdadera fe lo unió aquí en la tierra a tu pueblo fiel, que tu bondad lo una ahora al coro de tus ángeles y elegidos. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R.

Amén.

— Dale, Señor, el descanso eterno. R. Y brille para él la luz eterna. — Que descanse en paz. R. Amén.

V. PRECES LARGAS POR LOS DIFUNTOS 1. PRIMERA FORMA 2. SEGUNDA FORMA

1. PRIMERA FORMA Oremos a Dios, nuestro Padre, de quien es propio perdonar y tener misericordia, para que se apiade de nuestro hermano N., a quien mandó salir (hoy) de este mundo y mande a sus Ángeles que lo reciban y lo lleven al Paraíso. A cada invocación se responde:

R.

Concédele Señor el descanso eterno.

— Dios omnipotente y eterno que creaste el alma de tu siervo N., recíbelo en tu seno como Padre misericordioso. — Señor Jesucristo que redimiste a tu siervo con tu sacratísima pasión y muerte, líbralo de las penas del purgatorio. — Espíritu Santo que santificaste a nuestro hermano con tus sacratísimos dones y gracias, borra de su alma toda huella o mancha de pecado. — Por la intercesión y méritos de la Santísima Virgen María, madre y abogada nuestra, mira compasivo a este siervo que durante su vida se acogió a su amparo maternal. — Por la piadosa muerte de San José, padre nutricio de tu Hijo, admítelo en compañía de todos los bienaventurados. — Por la fiel solicitud de su Ángel guardián y de todos los Ángeles, envíalos para que conduzcan a tu siervo a tu soberana presencia. — Por la intercesión de todos los Santos y Santas que gozan de Tí en el cielo, lleva misericordiosamente a tu siervo a la eterna bienaventuranza.

— Por las súplicas de tu Iglesia, que milita en la tierra, dígnate abrir para tu siervo N., las puertas de tu Iglesia triunfante. — Y a todos los que seguimos luchando en este valle de lágrimas, dígnate consolarnos y reunirnos en el esplendor de tu gloria, junto con nuestro hermano. Finalmente, hermanos, oremos todos repitiendo las palabras que nos enseñó Jesucristo: Padre nuestro. Señor, Padre santo, Dios omnipotente y eterno, te rogamos por tu hijo N., a quien mandaste salir (hoy) de este mundo para llegar a Tí; dale el lugar del descanso de la luz y de la paz. Que al traspasar las puertas de la muerte viva en la mansión de los santos, en la luz sagrada que habías prometido a Abraham y a su descendencia. Que no sufra ya su alma y que cuando llegue ese día grande de la resurrección y del premio lo resucites junto con tus santos y elegidos; perdónale todos sus delitos y pecados, y haz que llegue contigo a la vida inmortal y al reino eterno. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Que su alma, y las de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. R.

Amén. »

2. SEGUNDA FORMA Invoquemos la misericordia de Dios, nuestro Padre, para que se apiade de nuestro hermano N., para que lo libre de las penas eternas y lo lleve pronto a poseer el gozo eterno de la gloria. A cada invocación respondemos:

R.

Brille para él la luz eterna.

— Dios omnipotente y eterno, manda a tus ángeles salir al encuentro de nuestro hermano para que reciban su alma y la lleven a tu presencia. — Señor Jesucristo, que te dignaste llamar a la confesión de tu fe a nuestro hermano, que tus santos lo introduzcan en tu Reino. — Espíritu Santo, que tu suave brisa mitigue las penas del purgatorio para que nuestro hermano sea admitido pronto al gozo de la eterna bienaventuranza. — Por la intercesión de la Virgen María se suavice la severidad del juicio, porque nadie será hallado limpio en tu presencia si Tú mismo no le concedes perdón. — Por el patrocinio de San José, no recaiga sobre nuestro hermano N. la severidad del juicio, pues en este mundo llevó impreso el sello de la Augusta Trinidad. Cuando se vaya a asperjar:

— Que al rociar con el agua bendita el cuerpo de nuestro hermano, por los méritos de tu Hijo, purifiques su alma, como la purificaste con las aguas del Bautismo. Si se va a incensar:

— Que al incensar el cuerpo de este difunto, que fue santificado en el Bautismo, fortalecido en la Confirmación, alimentado con el Cuerpo de Cristo en la Comunión y fue él templo de tu Espíritu, que tu misericordia lo purifique de sus pecados y cuando venga el Señor pueda levantarse glorioso de su sepulcro.

— Que al separarse el alma de este cuerpo viva sólo para Tí y que por tu misericordia y piedad le perdones las faltas que cometió por la fragilidad humana. — Por la intercesión de todos tus Ángeles y espíritus celestiales dígnate admitir en tu reino a nuestro hermano; que a su llegada lo reciban los Mártires y lo admitas en la Asamblea de los santos en la Jerusalén celestial, donde viva para siempre. — Señor Dios, para quien todos viven y para quien no perecen las almas cuando mueren los cuerpos, sino que pasan a una vida mejor: te suplicamos humildemente mandes que el alma de nuestro hermano N. sea llevada en manos de tus santos Ángeles al gozo de los Patriarcas y a su cuerpo le concedas la gloria de la resurrección en el último día. Y ya que eres bondadoso y misericordioso, perdónale, Señor, cualquier deuda que por engaño del demonio hubiere contraído. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

— Dale, Señor, el descanso eterno. R. Y brille para él la luz eterna. — Que descanse en paz. R. Amén. — Que su alma, y las de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. R. Amén. » Dicha a oración, el sacerdote rocía con agua bendita (e inciensa) el sepulcro y el cuerpo del difunto, a no ser que esto se haga dentro del rito de la última recomendación.

Del Apóstol S. Pablo a los Corintios

1Cor 5, 35-46. Hermanos: Alguno preguntará: “¿Y cómo resucitan los muertos? ¿Qué clase de cuerpo tendrán?” ¡Necio! Lo que tú siembras no tendrá vida si antes no muere. Y, al sembrar, no siembras lo mismo que va a brotar después, sino un simple grano, de trigo por ejemplo, o de otra planta. Es Dios quien le da la forma que a El le pareció, a cada semilla la suya propia. No todas las carnes son lo mismo; una cosa es la carne del hombre, otra la del ganado, otra la de las aves y otra la de los peces. También hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; una cosa es el resplandor de los celestes y otra el resplandor de los terrestres. Hay diferencia entre el resplandor del sol, de la luna y de las estrellas; y las estrellas tampoco brillan todas lo mismo. Igual pasa en la resurrección de los muertos: se siembra lo corruptible, resucita incorruptible; se siembra lo miserable, resucita glorioso; se siembra lo débil, resucita fuerte; se siembra un cuerpo terrestre, resucita espiritual. En efecto, así dice la Escritura: “El primer hombre, Adán, fué un ser animado”. El último Adán, un espíritu que da vida. No es primero lo espiritual, sino lo material. Lo espiritual viene después. Esta es Palabra de Dios.

Dejad que el grano se muera y venga el tiempo oportuno: dará cien granos por uno la espiga de primavera. Mirad que es dulce la espera cuando los signos son ciertos; tened los ojos abiertos y el corazón consolado; si Cristo ha resucitado, ¡resucitarán los muertos! AMEN.

SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA I. ADMINISTRACIÓN DEL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA 1. ACTO PENITENCIAL 2. COMUNIÓN A los enfermos fuera de la misa. El Sacerdote o ministro saluda:

Que la paz del Señor esté contigo, reine en esta casa y en todos los que en ella viven.

1. ACTO PENITENCIAL — Preparémonos, hermanos, para esta celebración. Presentémonos ante Dios con grande, humildad y digamos, contritos: R.

Yo confieso.

LECTURA DE LA PALABRA DE Dios Jn 6, 54-55. “El que come mi carne y bebe mi sangre (dice Jesús), tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.”

ORACIÓN — Antes de recibir el Cuerpo Santísimo de Jesucristo, pide, hermano(a), junto con nosotros, el pan del cielo, diciendo como el mismo Cristo nos enseño: R.

Padre Nuestro.

2. COMUNIÓN — Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, dichosos los invitados a la Cena del Señor. R.

Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.

— El cuerpo de Cristo. R.

Amén.

Después de la Comunión

— Oremos Señor, padre Santo, te pedimos confiadamente que el Cuerpo santísimo de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, que nuestro(a) hermano(a) acaba de recibir, le alivie los dolores de su cuerpo y las angustias de su alma, y que le sirva de remedio eficaz para alcanzar la vida eterna. R.

Amén.

— Que el Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R.

Amén.

II. BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO SACRAMENTO Terminando un canto popular eucarístico:

— Les diste el pan del cielo... R.

que contiene en sí toda deuda.

— Oremos ¡Oh Señor!, que nos dejaste en este Sacramento admirable el memorial de tu Pasión, concede a cuantos veneramos los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, recibir abundantemente los frutos de tu redención, Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R.

Amén.

Después de dar la bendición y hecha una genuflexión:

Bendito sea Bendito sea Bendito sea Bendito sea Bendito sea Bendita sea Bendito sea Bendito sea Bendita sea Bendita sea Bendita sea Bendito sea Bendita sea Bendito sea

Dios. su Santo Nombre. Jesucristo Verdadero Dios y verdadero hombre. el Nombre de Jesús. su Sacratísimo Corazón. su Preciosísima Sangre. Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. el Espíritu Santo Consolador. la gran Madre de Dios María Santísima. su Santa e Inmaculada Concepción. su Gloriosa Asunción. el Nombre de María, Viren y Madre. san José su Castísimo Esposo. Dios en sus Ángeles y Santos. Amén.

III. CELEBRACIÓN DE LA PALABRA 1. RITO DE INTRODUCCIÓN 2. ACTO PENITENCIAL 3. KIRIE 4. GLORIA 5. LITURGIA DE LA PALABRA 6. CREDO 7. ORACIÓN UNIVERSAL 8. OFERTORIO 9. PADRE NUESTRO 10. EL SALUDO DE PAZ

11. CORDERO DE DIOS 12. RITO DE LA COMUNIÓN 13. RITO DE CONCLUSIÓN 14. ACCIÓN DE GRACIAS

1. RITO DE INTRODUCCIÓN — En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. R. Amén. — La paz del Señor esté con ustedes. R. Y con tu Espíritu.

2. ACTO PENITENCIAL — Hermanos, para celebrar dignamente estos sagrados misterios reconozcamos nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todo poderoso y ante ustedes hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a Santa María, siempre virgen, a los ángeles, a los santos, y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. — Dios todo poderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R.

Amén.

3. KIRIE — Señor, ten piedad de nosotros. R. Señor, ten piedad de nosotros. — Cristo, ten piedad de nosotros. R. Cristo, ten piedad de nosotros. — Señor, ten piedad de nosotros. R. Señor, ten piedad de nosotros.

4. GLORIA Gloria a Dios en el cielo, y en a tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa Gloria, te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios. Rey Celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre: Tú que, quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros. Porque sólo Tú eres Santo, sólo Tú Señor, sólo Tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la Gloria de Dios Padre. Amén.

5. LITURGIA DE LA PALABRA — Dispongámonos a escuchar con atención la palabra del Señor.

6. CREDO Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos. Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado. De la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó de cielo. Y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen, y se hizo hombre. Y por nuestra causa fue crucificado en tiempo de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre. Y de nuevo vendrá con Gloria, para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y Gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia que es una, Santa, Católica y Apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la Resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

7. ORACIÓN UNIVERSAL — Invoquemos a Dios, Padre, que maravillosamente creó el mundo y lo redimió de forma aún más admirable y no cesa de conservarlo con amor, y dirijámosle a Él nuestras súplicas diciéndole: R.

Te lo pedimos, Señor.

— Por nuestro Santo Padre el papa Juan Pablo II y por todos los obispos, para que guíen al pueblo de Dios, roguemos al Señor. — Por los que rigen los destinos de los pueblos, para que protejan ala libertad de los ciudadanos y gobiernen con rectitud y justicia, roguemos al Señor. — Por todos los que sufren opresión e injusticia, por los enfermos y afligidos, para que la gracia de Dios nos mueva a remediar esos males, roguemos al Señor.

OREMOS Dios todopoderoso y eterno, a quien confiadamente invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nosotros el Espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos entrar en posesión de la herencia que nos tienes prometida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.

8. OFERTORIO En este momento se procede a sacar al Santísimo del Sagrario.

9. PADRE NUESTRO — Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo su Divina enseñanza, nos atrevemos a decir: R.

Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntades la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

10. EL SALUDO DE PAZ

— Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que ayudados, por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo. R.

¡Tuyo es el reino, tuyo el poder y la Gloria por siempre, Señor!

— Señor Jesucristo, que dijiste tus apóstoles: “La paz dejo, mi paz les doy”, no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y conforme a tu palabra, condénele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos del les siglos. Amén. — La paz del Señor esté siempre con ustedes. R. Y con tu Espíritu. — Dense fraternalmente la paz.

11. CORDERO DE DIOS R.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

R.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

R.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, danos la paz.

12. RITO DE LA COMUNIÓN — Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichoso los invitados a la cena del Señor. R.

Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.

— El cuerpo de Cristo nos guarde para la vida eterna (La sangre de Cristo nos guarde para la vida eterna).

13. RITO DE CONCLUSIÓN — El Señor esté con ustedes. R. Y con tu Espíritu. — Dios todo poderoso, Padre, del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos lleve a la vida eterna. R.

Amén.

— Podemos irnos en paz, nuestra celebración ha terminado. R. Demos gracias a Dios.

14. ACCIÓN DE GRACIAS — Mírame, mi amado y buen Jesús, postrado en tu santísima presencia. Te ruego con el mayor fervor que imprimas en mí, vivos sentimientos de Fe, Esperanza y Caridad; verdadero dolor de mis pecados y propósito firme de jamás ofenderte. Mientras que yo, con todo el amor y compasión que soy capaz contemplo tus cinco llagas, viendo lo que ya decía por Ti el santo profeta David:”Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos”.

— Ángeles y Serafines ayudadme a bendecir: R. A Jesús Sacramentado que acabo de recibir. (3)

Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre del Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. Oh buen Jesús, óyeme. Dentro de tus llagas escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame Y mándame ir a Ti, Para que con tus santos te alabe, por los siglos de los siglos. Amén.

BENDICIONES BENDICIÓN GENERAL Dt 28, 1-6. 8-14; Sal 48. Alabanza a Dios.

— En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. R. Amén. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Dios nuestro, que con tu Palabra santificas todas las cosas, derrama tu ben + dición sobre este objeto (esta criatura) y concede a los que lo van a utilizar saber darte gracias siempre, obedecer tus mandatos, y cumplir tu voluntad, para poder alcanzar, por la invocación de tu santo Nombre, la salud del cuerpo y la protección del alma. Por Jesucristo nuestro Señor. R.

Amén.

Lo rocía con agua bendita.

I. OBJETOS SAGRADOS 1. ORNAMENTOS SACERDOTALES 2. MANTELES Y LIENZOS DEL ALTAR 3. SAGRARIO, COPÓN Y RELICARIO 4. BENDICIÓN DEL CÁLIZ Y DE LA PATENA BENDICIÓN DENTRO DE LA MISA

BENDICIÓN FUERA DE MISA 5. CORPORAL/PALIA/PURIFICADOR PARA CORPORAL SOLO PARA LA PALIA SOLA PARA CORPORAL/PALIA/PURIFICADOR 6. CRUZ ORACIÓN UNIVERSAL 7. CUSTODIA 8. CAMPANA 9. UTENSILIOS SAGRADOS 10. ALTAR MOVIBLE

1. ORNAMENTOS SACERDOTALES Ex 39, 27. 41-43; 40, 2. 16-17. 34; Sal 98(99).

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu. BENDICIÓN GENERAL PARA TODOS:

OREMOS Dios todopoderoso y eterno, que decretaste por medio de Moisés que se fabricaran las vestiduras sagradas propias del ministerio sacerdotal, para mayor gloria y honor de tu nombre; te pedimos que ben + digas abundantemente y consagres estas vestiduras sacerdotales, para que sean aptas y dignas del culto divino, fomenten la piedad y devoción de tus ministros y los ayuden eficazmente a desempeñar la celebración de tus divinos misterios. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Y los rocía con agua bendita BENDICIÓN PARA UNO SOLO EN PARTICULAR:

OREMOS Dios todopoderoso, que nos das en abundancia toda clase de beneficios, te pedimos que, por la virtud del Espíritu Santo, te dignes ben + decir, santificar y consagrar este (amito, alba, cíngulo, estola, dalmática, casulla) preparado para el servicio del culto divino, y concede a todos los que usen de él la gracia de celebrar santamente tus sagrados misterios, para que siempre estén sin mancha alguna en tu presencia, y obtengan el auxilio de tu misericordia. Por Cristo nuestro Señor.

R.

Amén.

Y lo rocía con agua bendita

2. MANTELES Y LIENZOS DEL ALTAR Ex. 39, 1-33-43; 40, 2. 16-17. 34; Sal 98(99).

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor Dios todopoderoso, que durante cuarenta días enseñaste a tu siervo Moisés la manera de disponer los lienzos y ornamentos para el culto, los cuales tejió luego y preparó María, su hermana, para el servicio del tabernáculo de la Alianza; dígnate ben + decir y santificar este lienzo destinado a cubrir el altar de tu glorioso Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que es Dios, y que contigo vive y reina en unión con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. R.

Amén.

Rocía con agua bendita.

3. SAGRARIO, COPÓN Y RELICARIO Ex 25, 10-16; Is 6, 1-3; 1Re 8, 27-30; Rm 3, 23-26; 2Sam 6, 1-5. 11-15. 17-19; Sal 131(132).

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Dios todopoderoso y eterno, te pedimos que ben + digas este Sagrario (Copón, Relicario), fabricado para guardar en él el Sagrado Cuerpo de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo; que todos los fieles que acudan a orar ante él y a reverenciar el Memorial bendito de tu Pasión y de tu Muerte, alcancen lo que pidan, fiados en tu misericordia. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Y lo rocía con agua bendita.

4. BENDICIÓN DEL CÁLIZ Y DE LA PATENA Pontif. Rom. Libro II ―Ordo Dedicat. Eccles. et Alt.‖ Edic. Típica V-29-77.

PRENOTANDOS El cáliz y la patena en los que se ofrecen, consagran y toman el pan y el vino, cuando se destinan a perpetuidad y exclusivamente para la celebración de la Eucaristía, se llaman vasos sagrados. (l.M.R. n. 289).

La voluntad de destinar los vasos sagrados exclusivamente para la celebración Eucarística se manifiesta ante la comunidad de fieles con una bendición propia, que laudablemente se realiza dentro de la Misa. Cualquier sacerdote puede bendecir el cáliz y la patena, con tal que hayan sido fabricados de acuerdo a las normas que están en la Instrucción General para el uso del Misal Romano, nn. 290-295. Si únicamente se bendice el cáliz o la patena, se harán las adaptaciones convenientes en el texto.

BENDICIÓN DENTRO DE LA MISA Para la liturgia de la Palabra se pueden tomar una o las dos lecturas de entre las aquí sugeridas, excepto en os días señalados del 1 al 9 en la tabla de los días litúrgicos. Misal LXVII.

PRIMERA LECTURA 1 Cor. 10, 14-22; 11, 23-26.

SALMO RESPONSORIAL Sal. 15, 5-8. 9-10. 11; 22, 1-3ª; 3b-4, 5. 6.

EVANGELIO Mt. 20, 20-28; Mc 14, 12-16; 22-26. En la homilía, el sacerdote ilustra tanto el sentido de las lecturas como el de la bendición. Después de la Oración Universal, véase pág. 87, un ministro o el representante de la comunidad ofrece el cáliz y la patena y los deposita sobre el altar. El sacerdote se acerca mientras se canta la antífona apropiada, o algún otro canto. Terminado el canto, el sacerdote dice:

OREMOS Sobre tu altar, Señor Dios, colocamos, alegres, este cáliz y esta patena, para celebrar el sacrificio de la nueva alianza: que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que en ellos se ofrecen y se reciben santifiquen estos vasos. Concédenos, Señor Dios nuestro, que, al celebrar el sacrificio de tu Hijo, nos fortalezcamos con tus sacramentos y seamos penetrados de tu Espíritu, hasta que podamos gozar con tus santos del banquete del reino celestial. A Tí la gloria y el honor, Señor y Dios nuestros. Todos responden:

Bendito seas por siempre. Señor. A continuación los ministros extienden el corporal sobre el altar. Se hace la procesión de dones, pan, vino, agua. El sacerdote los coloca en la patena y cáliz recién bendecidos y los presenta en la forma acostumbrada, mientras se canta. Después se presentan el cáliz y la patena, cantando, y se dejan sobre el altar. Según las circunstancias, se aconseja dar la comunión bajo las dos especies a los fieles, con el cáliz recién bendecido.

BENDICIÓN FUERA DE MISA Reunido el pueblo, el sacerdote revestido de alba o cota, y estola, va a la sede. Mientras se canta la Antífona y el Salmo 115 u otro canto apropiado.

El sacerdote saluda:

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, que ofreció su cuerpo y sangre por nuestra salvación, el amor del Padre y la comunicación del Espíritu Santo estén con todos vosotros. U otro saludo apropiado. El pueblo responde:

R.

Y con tu espíritu.

El sacerdote hace una breve motivación, para disponer los ánimos. Se hace la Lectura de algún texto apropiado. Al fin, la Homilía. El sacerdote dice:

OREMOS Todos oran, por unos instantes, en silencio. Luego, el sacerdote dice:

Dirige, Padre, tu mirada bondadosa sobre estos hijos tuyos que han colocado sobre tu altar, llenos de gozo, este cáliz y esta patena; santifica con tu ben + dición estos recipientes, ya que tu pueblo, con unánime consenso, ha determinado destinarlos a la celebración del sacrificio de la nueva alianza. Haz también que nosotros, que, al celebrar los sagrados misterios nos fortalecemos con tus sacramentos, seamos penetrados de tu Espíritu, hasta que podamos gozar con tus santos del banquete del reino celestial. A Tí la gloría y el honor, Señor y Dios nuestro. Todos responden:

R.

Bendito seas por siempre, Señor.

Después se hace la oración de los fieles, en la forma acostumbrada en la celebración de la Misa o bien en la forma que aquí se propone.

Invoquemos a Jesús, el Señor, que se entrega sin cesar a la Iglesia como pan de vida y cáliz de salvación, y digámosle confiadamente: R.

Cristo, pan del cielo, danos la vida eterna.

Esta respuesta se repite después de cada petición.

   



Salvador nuestro, que sometiéndote a la voluntad del Padre, bebiste, por nuestra salvación, el cáliz de la pasión, concédenos que, uniéndonos al misterio de tu muerte, alcancemos el reino de los cielos. Sacerdote del Altísimo, que estás presente, aunque oculto, en el sacramento del altar, haz que los ojos de nuestra fe vean lo que se esconde a nuestra mirada corporal. Buen Pastor, que te das a los discípulos como comida y bebida, haz que, saciándonos de Tí, en Tí nos transformemos. Cordero de Dios, que mandaste a la Iglesia celebrar el misterio pascual con los signos del pan y el vino, haz que el memorial de tu muerte y resurrección sea para todos los creyentes fuente y culminación de toda su vida espiritual. Hijo de Dios, que con el pan de vida y la bebida de salvación sacias de modo admirable el hambre y sed de Tí, haz que en el misterio de la Eucaristía nos llenemos de caridad hacia Tí y hacia todos los hombres.

Luego, el sacerdote introduce la oración dominical:

Como culminación de nuestras peticiones, digamos ahora la oración de Cristo mismo, el cual, clavado en la cruz, fue mediador de nuestra salvación y, por su obediencia perfecta a la voluntad del Padre, fue maestro excelente de oración. Todos recitan la oración dominical.

Padre nuestro. Señor Dios, que por la muerte y resurrección de tu Hijo redimiste a todos los hombres, conserva en nosotros la obra de tu amor, para que, venerando constantemente el misterio de Cristo, consigamos el fruto de nuestra salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. R.

Amén.

Finalmente, el sacerdote bendice al pueblo en la forma acostumbrada y lo despide, diciendo:

Podéis ir en paz. Todos:

Demos gracias a Dios.

5. CORPORAL/PALIA/PURIFICADOR Ex 39, 33-43.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

PARA CORPORAL SOLO OREMOS Señor misericordioso, cuya virtud no puede ser debidamente proclamada, cuyos misterios se celebran con excelsas maravillas, te pedimos que santifiques con tu ben + dición este lienzo destinado para que se consagre sobre él el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, que siendo Dios vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. R.

Amén.

Lo rocía con agua bendita.

PARA LA PALIA SOLA OREMOS Dios todopoderoso y eterno, dígnate bendecir + y santificar este lienzo, destinado para cubrir el Cuerpo Sangre de nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que siendo Dios vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. R.

Amén.

Y la rocía con agua bendita.

PARA CORPORAL/PALIA/PURIFICADOR OREMOS

Dios todopoderoso, dígnate enviar por medio de mis manos tu influencia bienhechora, para que por esta ben + dición quede(n) santificado(s) este(os) lienzo(s) y, por la gracia del Espíritu Santo se transforme(n) en un nuevo sudario del Cuerpo y Sangre de nuestro Redentor Jesucristo, tu Hijo, que siendo Dios vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. R.

Amén.

Y los rocía con agua bendita.

6. CRUZ Mc 8, 34-38; Lc 9, 23-26; 4, 25-27; Jn 19, 16-22; Mt 10, 38; 16, 24-27; Filip 2, 6-11.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — El que quiera venir en pos de Mí. R. Tome su cruz y sígame. — Nosotros hemos de gloriamos en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo. R. En El está nuestra salvación y libertad. — Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

ORACIÓN UNIVERSAL — Invoquemos a nuestro Redentor, que nos ha redimido por su cruz, y digámosle después de cada invocación: Responden:

¡Por tu cruz, llévanos a tu reino!     

Cristo, que te has anonadado hasta tomar forma de siervo a semejanza de los hombres, concede a tu Iglesia imitar tu humildad. Cristo, que te has humillado haciéndote obediente hasta la muerte y muerte de cruz, otorga a tus siervos sumisión y paciencia. Cristo, que has sido exaltado por Dios has recibido un nombre sobre todo nombre, concede a tus fieles la perseverancia hasta el fin. Cristo, a cuyo nombre se dobla toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el infierno, infunde caridad en los hombres para que te adoren en paz. Cristo, a quien toda lengua confesará como Señor en la gloría de Dios Padre, recibe a nuestros hermanos difuntos en e reino de la felicidad eterna.

Te pedimos, Padre omnipotente, Dios eterno, que te dignes ben + decir esta Cruz, para que sea remedio saludable para los hombres; los confirme en su fe, los haga progresar en las buenas obras, los consuele y defienda contra los dardos del enemigo, y salve sus almas. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Rocía la cruz con agua bendita diciendo:

Que sea bendita esta Cruz en el nombre del Padre, y del Hijo, + y del Espíritu Santo, para que los que oren ante ella alcancen la salud del alma y del cuerpo. Por Cristo nuestro Señor.

R.

Amén.

7. CUSTODIA Ex 25, 1-22; 2Sam 6, 1-5. 11-15. 17-19; Sal 131(132).

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Dios todopoderoso y eterno, dígnate ben + decir y santificar esta custodia, fabricada para exponer a la veneración de los fieles el Sagrado Cuerpo de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo; que todos los que lo veneran con amor en este mundo reciban en el cielo el premio eterno de su piedad. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Y la rocía con agua bendita.

8. CAMPANA Para templo no consagrado o para capilla. Ex 28, 31-35; Sir 45, 9; Sal 150.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Por todo el orbe corre su voz. R. Y hasta el confín del mundo su lenguaje. — Los hijos de Aarón tocaban sus trompetas de metal fundido. R. Y hacían oír su sonido imponente. — Alabad al Señor en su templo, alabadlo en su augusto firmamento. R. Alabadlo por sus obras magníficas, alabadlo por su inmensa grandeza. — Alabadlo con címbalos sonoros, alabadlo con címbalos vibrantes. R. Todo ser viviente alabe al Señor. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor Dios, que por medio de Moisés mandaste que tocaran trompetas de plata mientras el sacerdote ofrecía el sacrificio, para que el pueblo, movido por ese dulce sonido, se dispusiera a adorarte y concurriera a la celebración; te pedimos que esta campana de (bronce, etc.) preparada para el servicio de tu Iglesia, sea santi + ficada por el Espíritu Santo, para que por su voz se sientan los fieles atraídos a tu templo y al premio eterno.

Señor, haz que cuando su sonido llegue a los oídos de los fieles, crezca en ellos la devoción, se calmen las tempestades, se refrenen los elementos, y que todos levanten la mirada hacia tu Cruz salvadora, grabada en (el bronce o metal) de esta campana. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Y la rocía con agua bendita. Luego dice:

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, venga sobre esta campana y permanezca con nosotros para siempre. R.

Amén.

9. UTENSILIOS SAGRADOS Ex 30, 1-8; 39, 33-43; 40, 2. 16-17. 34; 1Re 7, 48-50; Sal 98(99); Sal 14(15); 23(24); 83(84).

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Dios todopoderoso y eterno, por quien todo lo manchado se purifica. y todo lo purificado se embellece; te pedimos que alejes toda impureza de estos (vasos, utensilios) que tus hijos te presentan y que por tu ben + dición los consagres al servicio de tú Iglesia. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Y los rocía con agua bendita.

10. ALTAR MOVIBLE Dt 27, 5-8; 1Re 8,22-24. 26-30; Hb 10, 1-8; Sal 14(15); 23(24); 83(84); Hch 17, 23-31. Bendición de que habla el Num. 265 de la Ordenación General del Misal Romano.

En la Misa todo se hace como de costumbre pero al principio no se besa el altar. Terminada la oración de los fieles, el sacerdote se acerca a bendecir el altar. Mientras tanto, se dice la antífona siguiente u otro canto adecuado: Como renuevos de olivo, serán los hijos de la Iglesia alrededor de la mesa del Señor. (T. P. Aleluya). Terminado el canto, el sacerdote, de pie, se dirige a los fieles con estas u Otras palabras:

Queridos hermanos, nuestra comunidad se ha reunido, llena de alegría, para la bendición de este altar. Asistamos a este rito con la máxima atención y pidamos a Dios que mire con agrado la oblación de la Iglesia, que será colocada encima de este altar, y que haga de su pueblo una ofrenda permanente para gloria suya.

OREMOS Y todos oran en silencio. Luego, el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:

Bendito seas, Señor, Dios del universo, que aceptaste el sacrificio de tu Hijo, en el altar de la cruz, para la redención del género humano, y congregas a tu pueblo, con amor de Padre, en torno a la mesa del Señor, para celebrar su memorial. Mira, benigno, Padre santo, este altar, que hemos preparado para celebrar tus misterios: que sea el centro de nuestra alabanza y de nuestra acción de gracias; el ara donde ofrezcamos sacramentalmente el sacrificio de Cristo; la mesa en que partamos el pan de vida y bebamos el cáliz de la unidad; la fuente que vierta sobre nosotros la gracia perenne de salvación; para que, acercándonos a Cristo, piedra viva, crezcamos en él, hasta formar un templo santo, y ofrezcamos, sobre el altar de nuestro corazón, el sacrificio de una vida sin mancha, como sacrificio grato y aceptable para alabanza de tu gloría. Todos responden:

Bendito seas por siempre. Señor. Lo rocía con agua bendita, y lo inciensa. Luego se cubre el altar con un mantel limpio. Sigue la procesión con los dones para la Eucaristía, mientras se entona un canto apropiado.

II. OBJETOS DE DEVOCIÓN 1. BENDICIÓN DEL AGUA 2. BENDICIÓN DE IMÁGENES 3. ESCAPULARIO DEL CARMEN 4. ROSARIOS 5. VELAS 6. BENDICIÓN DE LA MESA

1. BENDICIÓN DEL AGUA Ez 36, 23-28; Jn 4, 13-15.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Dios todopoderoso, que eres la fuente y el principio de la vida del cuerpo y del Espíritu, dígnate ben + decir esta agua que vamos a utilizar con fe para implorar el perdón de nuestros pecados y para alcanzar la protección de tu gracia contra todas las asechanzas del enemigo. Concédenos, Señor, por medio de tu misericordia, que el agua viva nos sirva siempre de salvación para que podamos acercarnos a Ti con un corazón limpio y evitemos todo mal del alma y del Cuerpo. Por Cristo, nuestro señor. R.

Amén.

El Señor nos bendiga, + nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R.

Amén.

Y lo rocía con agua bendita.

2. BENDICIÓN DE IMÁGENES — Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

ORACIÓN INICIAL — A Ti, Señor y Dios nuestro, elevamos nuestra oración hecha alabanza y acción de gracias. Tú eres el que nos salva, el Dios-Palabra que se hace revelación, la luz que nos ilumina. Por eso el hombre siempre ha intentado conocerte, ha buscado tu rostro, ha querido ver tu imagen. Pero Tú escapas a nuestros ojos y no puedes ser encerrado en la mirada de los hombres. Tú eres la Omnipotencia, la Abundancia, la Plenitud del Amor. PARA UNA IMAGEN DE CRISTO PARA UNA IMAGEN DE MARÍA PARA LA IMAGEN DE UN SANTO PARA UNA CRUZ PARA UNA MEDALLA

PARA UNA IMAGEN DE CRISTO — Creemos, sin embargo, que estás a nuestro lado y que te nos has mostrado en tu Hijo Jesucristo. Te damos gracias por esta imagen suya que nos recuerda el amor permanente del Padre y es un signo claro de tu bondad. »

PARA UNA IMAGEN DE MARÍA — Sabemos también que te manifiestas en todos los hombres buenos y santos que han vivido en nuestro mundo. En primer lugar te nos manifiestas en la Virgen María, Madre de tu Hijo y Madre nuestra. Te damos gracias por esta imagen suya, que nos recuerda su amor y su solicitud maternal hacia nosotros sus hijos. »

PARA LA IMAGEN DE UN SANTO — En tus santos vemos un ejemplo luminoso de fidelidad hacia Ti, de compromiso para vivir el Evangelio de tu Hijo. Te damos gracias por esta imagen de San... que veneramos con devoción y que es un estímulo para nuestro vivir cristiano. »

PARA UNA CRUZ — Al recordar que escogiste la Cruz para que en ella nuestro divino Redentor restaurara nuestra amistad contigo, te damos gracias por la inmensidad de tu amor hacia nosotros y te pedimos que al venerar esta Cruz nuestros corazones se vuelvan hacia Ti para corresponder con mayor generosidad, llevando con aceptación y grande amor nuestra cruz cotidiana. »

PARA UNA MEDALLA

— En tus santos vemos un ejemplo luminoso de fidelidad hacia Ti, de compromiso para vivir el Evangelio de tu Hijo. Te damos gracias por esta imagen de San... que veneramos con devoción y que es un estímulo para nuestro vivir cristiano. »

ORACIÓN FINAL — Acepta, Padre bueno, nuestra alabanza, junto con la súplica filial de sentir siempre tu presencia y tu salvación a través de todos los signos e imágenes que nos recuerdan tu perenne amor hacia nosotros. Por Cristo, nuestro Señor. R.

Amén.

Rocía con agua bendita.

3. ESCAPULARIO DEL CARMEN Mt 22, 11-12.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Muéstranos, Señor, tu misericordia. R. Y danos tu salvación. — Escucha, Señor, nuestra oración. R. Y llegue a Tí nuestro clamor. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor nuestro Jesucristo, Salvador del género humano, ben + dice este escapulario que tu hijo(a) ha resuelto llevar por amor a Tí y a tu Santísima Madre, la Virgen María del Monte Carmelo. Que por la intercesión de esta misma Señora sea defendido(a) de los ataques del enemigo y persevere en tu gracia hasta la muerte. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R.

Amén.

Rocía el escapulario con agua bendita y lo impone. Si son varias las personas, basta decir la fórmula una sola vez en plural:

N.

recibe este escapulario de la Santísima Virgen del Carmen y a ella pídele que por sus méritos puedas llevarlo sin mancha, para que te defienda de toda adversidad y te conduzca a la vida eterna. R.

Amén.

Luego dice en común a todos los que lo recibieron.

Yo estoy autorizado para permitirte que participes de todos los bienes espirituales que, por la misericordia de Jesucristo nuestro Señor, propagan los religiosos del Monte Carmelo. Y añade: Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, te(os) ben + diga, ya que se ha dignado agregarte(os) a la Confraternidad de la Santísima Virgen María del Monte Carmelo. Y a ella le pedimos que, en la hora de tu(vuestra)

muerte, aplaste la cabeza de la serpiente infernal, y que logres al fin conseguir la palma de la herencia sempiterna. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Recuérdense las obligaciones del escapulario: vivir cristianamente y cumplir los deberes del propio estado, por amor al Señor y a su Santísima Madre.

4. ROSARIOS Lc 1, 26-38; 2, 39-51; Hch 1, 8-14.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Para alabanza y gloria de la Virgen María, Madre de Dios, en memoria de los misterios de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, nuestro Señor, y para bien de quienes lo utilicen, quede bendito y santificado este Rosario, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. R.

Amén.

Y lo rocía con agua bendita.

5. VELAS Fuera del Día de la Candelaria. Jr 8, 12; Mt 5, 14-16; Sal 26(27).

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — La luz brilla en las tinieblas. R. Y las tinieblas no la vencieron — Cristo es la luz verdadera. R. Que ilumina a todo hombre. — Yo soy la luz del mundo. R. El que me siga no anda en tinieblas. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor nuestro, Jesucristo, Hijo de Dios vivo, te pedimos por la virtud de la Santa Cruz bendigas estos cirios, que has dado al género humano para rechazar la oscuridad; concédenos que, por la fuerza de esta bendición, alejen ellos toda adversidad y malicia de cualquier lugar en que fueren encendidos o colocados, y traigan el bienestar y tranquilidad a tus fieles. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

R.

Amén.

Y las rocía con agua bendita.

6. BENDICIÓN DE LA MESA — Bendice, Señor, estos alimentos que recibimos de tu bondad. Concédenos alegrarnos y con ellos recuperar nuestras fuerzas para servirte mejor. Te lo pedimos por Cristo, nuestros Señor. R.

Amén.

Cantando:

Bendigamos al Señor que nos une en caridad y nos nutre con su amor en el pan de la unidad. Se repite y después:

¡Oh, Padre Nuestro! Bendícenos, Señor, y bendice también estos alimentos que en tu nombre vamos a tomar. Gratifícalos con tus dones y esmero, y dáselos a quienes no los tienen. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. R.

Amén.

III. OBJETOS DE MANUFACTURA HUMANA 1. ARTESANÍAS Y CUALQUIER OBRA HECHA POR LOS HOMBRES 2. HERRAMIENTAS 3. MAQUINARIA 4. AUTOMÓVIL O AUTOBÚS PRIMERA FORMA SEGUNDA FORMA 5. ORACIÓN DEL CHOFER

1. ARTESANÍAS Y CUALQUIER OBRA HECHA POR LOS HOMBRES Ex 35, 30-35; Jn 4, 34-48; 5, 36b; Sal 8.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Tú dijiste al hombre: Llenad la tierra y sometedla. R. Y le diste poder sobre las cosas de este mundo. — A imagen tuya lo creaste. R. Y lo revestiste de una fuerza como la tuya.

— Lo hiciste administrador de las obras de tus manos. R. Todo fue puesto por Tí bajo sus pies. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor, que diste al hombre la capacidad creadora y le señalaste el trabajo como tarea en la tierra, cuida, te rogamos, esta obra humana, salida de la mente y de las manos de tus hijos; con la cual ellos aspiran a glorificar tu poder y tu bondad. Ben + dice a quienes la construyeron, a quienes la van a usar, y a todos los que ahora, reunidos ante Ti, alabamos tu nombre. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Y la rocía con agua bendita. Luego dice:

La bendición de Dios omnipotente: Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre esta obra humana y permanezca con nosotros para siempre. R.

Amén.

2. HERRAMIENTAS Sal 8.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Yo he creado al herrero que sopla el fuego de las brasas. R. Y fabrica las herramientas para su trabajo. — Todo obrero y artesano que trabaja día y noche. R. Pone su confianza en sus manos y se muestra sabio en su tarea. — Sin ellos no se construiría ciudad alguna. R. Ni se podría habitar en ella ni circular por sus calles. — Ellos aseguran la creación eterna. R. El objeto de su oración son los trabajos de su oficio. — En Nazaret decían maravillados: R. ¿No es éste el artesano, el hijo de María? — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor, creador de todas las cosas, Tú que entregaste al hombre tu obra para que la trabajase y enriqueciese, e hiciste que tu Hijo, tomando carne mortal, manejara las herramientas en el taller de Nazaret para ganar con ellas el pan de cada día; ben + dice estas herramientas con las cuales trabajarán tus hijos, aprendices tuyos, para llevar a cabo los designios de tu providencia. Concédenos, Señor, que en el uso de estos instrumentos no se dañe ninguno de los trabajadores, y que todos agradezcamos y bendigamos tu providencia paternal. Por Cristo nuestro Señor.

R.

Amén.

Rocía con agua bendita. Luego dice:

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre estas herramientas y permanezca con nosotros para siempre. R.

Amén.

3. MAQUINARIA Sal 8.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — El Señor lo ha hecho todo. R. Y ha dado a los hombres la sabiduría. — Diste al hombre poder sobre las obras de b tierra. R. Lo revestiste de una fuerza parecida a la tuya. — Con la gracia de Dios todo termina bien. R. Y por su palabra todo está en su sitio. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor Dios, fuente única de todas las ciencias, que te has dignado iluminar el talento de los hombres para que inventasen instrumentos aptos para ayudarse en sus actividades, te rogamos que ben + digas esta maquinaria, para que funcione siempre dócil y exacta en las manos de los hombres; haz que no cause ningún daño. Que contribuya a tu gloria en el conjunto de todas las cosas, manifestando cuán grande es el talento de tus hijos, creados a tu imagen, y cuán providente eres Tú, creador de hombres y máquinas, que con Cristo y el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos. R.

Amén.

La rocía con agua bendita. Luego dice:

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre esta maquinaria y permanezca con nosotros para siempre. R.

Amén.

4. AUTOMÓVIL O AUTOBÚS PRIMERA FORMA SEGUNDA FORMA Gn 45, 16-28; Sal 22(23); 103(104); Hch 8, 26-28.

Es conveniente que se invite a las personas a formular ellas mismas su acción de gracias a Dios por los bienes recibidos y enseñarles a ofrecerle al Señor lo que han recibido. La oración del sacerdote viene a confirmar esta actitud de acción de gracias.

PRIMERA FORMA — En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. R.

Amén.

— El amor de Dios Padre, la gracia de nuestro Señor Jesucristo, y la luz del Espíritu Santo, estén con vosotros. R.

Y con tu espíritu.

OREMOS — Señor, te damos gracias por todos los beneficios que nos haces, por la salud, la alegría y la paz de todos nosotros. De una manera especial te damos gracias ahora por permitirnos gozar de este nuevo automóvil. Queremos usarlo para tu mayor gloria y provecho nuestro. Concédenos usarlo sin olvidamos nunca de Ti, y que sea no sólo un instrumento de trabajo, sino también de alegría y de unión para toda la familia. Ayúdanos a conocer mejor tus caminos y a descubrirte en todos nuestros hermanos con quienes nos encontremos. Manda a tu santo Ángel para que nos proteja y defienda de todos los peligros. Con la bendición de este automóvil, bendícenos también a nosotros, guárdanos de todo mal y condúcenos a la vida de la eterna bienaventuranza. La rocía con agua bendita. Luego dice:

Puesto que gracias a Jesucristo somos hijos de Dios, dirijámonos llenos de confianza a nuestro Padre con la misma oración que el Señor nos enseño: Padre Nuestro. Y termina con la bendición:

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre este automóvil (autobús) y permanezca con nosotros para siempre. R.

Amén. »

SEGUNDA FORMA — Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — El Señor lo ha hecho todo. R. Y ha dado a los hombres la sabiduría. — Diste al hombre poder sobre las obras de b tierra. R. Lo revestiste de una fuerza parecida a la tuya. — Con la gracia de Dios todo termina bien. R. Y por su palabra todo está en su sitio. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor Dios, sé propicio a nuestras súplicas y ben + dice este automóvil (autobús, etc.); envía a sus santos ángeles para que lo acompañen y defiendan de todos los peligros a cuantos han de viajar en él. Y así como por medio del diácono Felipe concediste la fe y la gracia a aquel etíope cuando estaba sentado en su carro leyendo las Sagradas Escrituras, así también a tus hijos que viajen es este automóvil (autobús, etc.), muéstrales el camino de la salvación para que con el auxilio de tu gracia y aplicados constantemente al ejercicio de las buenas obras, después de todas las vicisitudes del paso por esta vida temporal, merezcan conseguir los goces eternos de tu gloria. Por Cristo Nuestro Señor. R.

Amén.

La rocía con agua bendita. Puede añadir la oración siguiente: »

5. ORACIÓN DEL CHOFER Dios MÍO, dame mano firme y mirada atenta para que, al paso de mi vehículo no cause daño a nadie. Tú, Señor, que das la vida y la conservas, ayúdame a cuidar hoy mi vida y las de aquellos que necesiten mis servicios. Señor, libra de todo mal, de incendio o accidente a los que me acompañan. Enséñame a hacer buen uso de mi vehículo y a saber ponerlo al servicio de las necesidades de mis hermanos y concédeme nunca abusar de ellos. En fin, Señor, haz que no me deje arrastrar por el vértigo de la velocidad para que pueda llegar a mi destino sano y salvo y que siempre recuerde que Tú eres el feliz término de mi viaje. Te lo pido, Señor, por los méritos de tu santísimo Hijo, Jesucristo, y por la intercesión de la santísima Virgen María, que también es mi Madre. Amén.

IV. CONSTRUCCIONES RELIGIOSAS 1. BENDICIÓN Y ERECCIÓN VIACRUCIS BENDICIÓN DE LAS IMÁGENES Y CRUCES CONCLUSIÓN CONSTANCIA 2. ORATORIO PRIVADO 3. PRIMERA PIEDRA DE UN TEMPLO INTRODUCCIÓN LECTURAS BENDICIÓN DEL TERRENO BENDICIÓN Y COLOCACIÓN DE LA PIEDRA CONCLUSIÓN

BENDICIÓN FINAL

1. BENDICIÓN Y ERECCIÓN VIACRUCIS RESERVADA Al principio de la celebración se invoca al Espíritu Santo entonando el Himno en su honor, u otro canto apto. Al final se dice la Invocación al E. Sto. p. 297 y la Orac. p. 298 a la que se añade:

Te rogamos, Señor, que defiendas de toda adversidad a este tu pueblo, postrado ante Tí de todo corazón, y por la intercesión de santa María, siempre Virgen, protégelo benignamente de las asechanzas de los enemigos. Tu gracia, Señor, inspire nuestras obras, las sostenga y acompañe siempre: para que nuestra oración y trate de Ti como de su fuente, y tienda a Tí como a su propio fin. Por Cristo nuestro Señor. A continuación se pueden tener una o varias Lecturas, o una selección: Mt 26 al 28; Mc 14 al 16; Lc 22 al 24; Jn 18 al 20. Después del Salmo Responsorial apropiado, o de un momento de silencio, se tendrá una breve reflexión.

BENDICIÓN DE LAS IMÁGENES Y CRUCES Véanse las correspondientes en la pág. 95/97 y 91. Se termina cantando un Himno apropiado: Vexila regis; Stabat Meter; Victoria, etc. Luego se procede al rezo del Viacrucis, mientras se van colocando los cuadros y su correspondiente Cruz, a no ser que se haya provisto de otro modo. Al final se reza o canta el Himno Señor, Dios eterno (Te Deum).

CONCLUSIÓN — Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo. R. Alabémoslo y ensalcémoslo por todos los siglos.

OREMOS Oh Dios cuya misericordia y bondad no tienen límites, te damos gracias por los beneficios recibidos e imploramos tu clemencia para que con la generosidad de tus dones nos prepares a los bienes futuros. Por Cristo nuestro Señor. Y termina dando la bendición al pueblo. Para constancia firmará en los Libros de Gobierno el acta correspondiente.

CONSTANCIA Yo, N.N., con la facultad que tengo, certifico haber hecho la erección canónica del Viacrucis en el templo… de acuerdo a las normas de la santa Iglesia (S.C.I. V-10-1742). En fe de lo cual firmo el presente testimonio el día…

Rúbrica

2. ORATORIO PRIVADO Ex 33, 7-11; 40, 1-15; 1Re 8 22-24. 26-30. Sal 14(19). 23(24). 83(84).

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Bendice, Señor, esta casa. R. Edificada en honor a tu Nombre. — Qué alegría cuando me dijeron: ¡Vamos a la Casa del Señor! R. Allá suben los fieles del Señor, a celebrar su santo Nombre. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor Dios, que santificas los lugares culto de tu Nombre, derrama la gracia de tu ben + dición sobre esta Casa de Oración, para el auxilio de tu misericordia sea claramente percibido por todos aquellos que en este lugar invocaren tu Nombre. Por Cristo Nuestro Señor. R

Amén.

Y lo rocía con agua bendita.

3. PRIMERA PIEDRA DE UN TEMPLO Oportunamente se limpia el terreno y se señalan los cimientos del templo. En el lugar del futuro altar se coloca una cruz de madera rústica de tamaño conveniente. En tos cimientos del muro principal, en el ángulo derecho, se prepara el lugar para la piedra, que debe ser cuadrada y angular (mínimo aproximado 30 x 30 x 30). Debajo (o dentro, en una pequeña cavidad) se encierra el acta en un recipiente incorruptible que cierre herméticamente, junto con algunas monedas de cuño corriente. El rito de la bendición y colocación de la primera piedra para una iglesia debe realizarlo el obispo diocesano o su delegado. El presente rito, esquematizado, sigue el Pontificial y Ritual Romano CELAM, pág. 373 ss. El obispo usa amito, alba, cíngulo, estola y pluvial blancos. Mitra y Báculo. Le asisten 2 sacerdotes revestidos, con estola, o 2 diáconos. Hay ciriales y Cruz alta.

INTRODUCCIÓN Al presentarse el obispo, se inicia el rito con algún canto apropiado. Después del saludo del obispo, él mismo hace la ambientación, u otro ministro apto. Terminada la monición, el obispo dice:

OREMOS Todos oran en silencio, luego el obispo prosigue:

Padre Celestial, Tú fundaste la Iglesia edificada sobre el cimiento de los apóstoles y con el mismo Cristo Jesús como piedra angular; haz que tu pueblo, reunido en tu nombre, te venere, te ame, te siga y vaya creciendo hasta formar un templo donde habite tu gloria, y así, llevado por Tí, llegue finalmente a la ciudad celestial. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

LECTURAS La parte central del Rito será la celebración de la Palabra. Para esto se eligen entre las siguientes, las más oportunas según las circunstancias, intercalando el Salmo responsarial apropiado: Re. 5, 2-18. Is. 28, 6-17.

Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6; 41, 3. 5bcd; 42, 3. 4; 86, 1-3. 4-5. 6-7; 99, 2. 3. 5; 117, 1-2. 16ab. 22-23. Hch 4, 8-12; 1Cor 10. 1-6; Mt 7, 21-29; 16, 13-18; Mc 12, 1-12; Lc 6, 46-49. En la Homilía, a partir de los textos y del mismo rito se expone a los fieles el verdadero sentido del templo material como signo visible de la Iglesia viva, edificada sobre Cristo, Piedra Angular (1Cor 3,9; L.G. 6) pero construida con piedras vivas (1Pe. 2,5), hasta formar el verdadero templo espiritual. Después de la Homilía se da lectura al acta, que será firmada por el obispo, el sacerdote responsable y algún representante de la comunidad; será luego incluida, junto con la piedra, en los cimientos.

BENDICIÓN DEL TERRENO Terminada la Homilía y la firma del acta el obispo deja la mitra, se levanta y bendice el terreno de la nueva Iglesia, diciendo:

Dios, Padre nuestro, que llenas de tal manera el universo, que tu nombre es glorificado en todas partes, ben + dice a estos hijos tuyos que, con su generosidad y su trabajo, han dispuesto este terreno con la intención de edificar en él una iglesia para Ti; haz que, con los mismos sentimientos de unidad y de alegría con que celebran hoy esta ceremonia inaugural, puedan luego celebrar en tu templo los sagrados misterios y alabarte para siempre en el cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. R.

Amén.

Luego, con la mitra puesta, el obispo asperja el sitio de la nueva Iglesia con agua bendita, sea desde el centro o recorriendo procesionalmente los cimientos, acompañado de los ministros. Entre tanto, se canta algún canto adecuado, o se proclama el Sal. 47.

BENDICIÓN Y COLOCACIÓN DE LA PIEDRA El obispo deja la mitra y bendice la piedra diciendo:

OREMOS Señor, Padre santo, por el profeta Daniel prefiguraste a tu Hijo, nacido de la Virgen María, como la piedra desprendida de la montaña sin intervención humana; y por el Apóstol lo designaste como único cimiento de tu Iglesia: dígnate ben + decir esta primera piedra que vamos a colocar en su nombre y concédenos que el mismo Jesucristo, a quien constituiste principio y fin de todas las cosas, asegure el comienzo, el progreso y el término de esta obra. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

A continuación, el obispo rocía la piedra con agua bendita y pro oportunitate la inciensa. Después, mientras se coloca la primera piedra en los cimientos, el obispo apoya en ella su báculo diciendo:

Por nuestra fe en Jesucristo colocamos la primera piedra en el cimiento de esta construcción, para que, en la iglesia que aquí se levantará, recibamos la fuerza y la gracia de los sacramentos celestiales, y sea invocado y alabado el nombre de nuestro Señor Jesucristo. A El la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Y todos contestan:

R.

Amén.

Luego, un obrero fija la piedra con cemento. Mientras tanto, se puede cantar algún canto adecuado:

CONCLUSIÓN Terminado el canto, el obispo deja la mitra e invita a los fieles a orar, diciendo:

Queridos hermanos, invoquemos a Dios, Padre todopoderoso, para que El, que nos ha reunido aquí para edificarle una nueva iglesia, haga de nosotros templo vivo de su gloria, edificado sobre su Hijo Jesucristo, piedra angular del mismo. Digámosle: Señor, bendice y guarda a tu Iglesia. Para que reúna en torno a sí a todos sus hijos que el pecado ha dispersado, roguemos al Señor. Para que se digne cimentar sobre la roca firme de su Iglesia a todos los que con sus dádivas o con su trabajo contribuirán a la construcción de este edificio, roguemos al Señor. Por aquellos de nuestros hermanos a quienes unas circunstancias adversas impiden la construcción de iglesias dedicadas al nombre del Señor; para que se esfuercen en edificarse a sí mismos como templo vivo, en testimonio de su fe y de su espíritu de alabanza, roguemos al Señor. Por todos los aquí presentes; para que, cincelados por el divino Artífice, nos hagamos dignos de participar en los sagrados misterios que aquí se celebrarán, roguemos al Señor. Luego, el obispo introduce la oración dominical:

Unamos nuestra voz a la voz de Cristo y supliquemos al Padre celestial con las palabras que su Hijo nos enseñó: Padre nuestro. Señor, Padre santo, te glorificamos, porque a tus fieles, construidos por el Bautismo como templos a Tí consagrados, les concedes edificar santuarios dedicados a tu gloria; mira propicio a tus hijos que comienzan alegres la construcción de una nueva iglesia, y concédeles crecer para formar un templo para tu gloria, hasta que, perfeccionados con tu gracia, lleguen a la ciudad celestial. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

BENDICIÓN FINAL NOTA: Si este Rito se celebra con Misa, creemos que deberá evitarse se la duplicidad de celebración y que podrá adaptase cada para la misma celebración eucarística, en los momentos oportunos. El obispo recibe la mitra y el báculo y bendice al pueblo como de costumbre. Uno de los asistentes despide a la asamblea, diciendo:

Podemos irnos en paz. Todos:

Demos gracias a Dios.

V. CONSTRUCCIONES MORTUORIAS 1. ATAÚD O MORTAJA 2. SEPULCRO 3. BENDICIÓN URNA Y CRIPTA 4. PRECES FINALES GENERALES

1. ATAÚD O MORTAJA Gen 50, 24-26; 2Sam 3, 31-32; Mt 27, 59-61; Mc 15, 42-46; Lc 23, 50-53.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Dios nuestro, Padre de vivos y muertos, te rogamos que bendigas este ataúd (o mortaja) que constituye la última morada del cuerpo de tu hijo, donde han de reposar sus huesos aguardando como una crisálida, la santa resurrección del último día. Ben + dícelo Señor, para que sea relicario de un cuerpo que fue templo del Espíritu Santo, y que está llamado a ser glorioso y feliz en tu Reino. Tú que con tu Hijo y el mismo Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos. R.

Amén.

Lo rocía con agua bendita. Luego dice:

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre este ataúd (o mortaja) y permanezca con nosotros para siempre. R.

Amén.

2. SEPULCRO Mt 27, 59-61; Mc 15, 42-46; Lc 23, 50-53; Jn 9, 38-42.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Sí el grano de trigo no cae en tierra y muere, quedará él sólo. R. Pero si muere, da mucho fruto. — Se siembra ahora un cuerpo material. R. Resucitará luego un cuerpo espiritual, y así todos volveremos luego por Cristo a la vida. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor Jesucristo, que por estar tres días en la tumba santificaste todos los sepulcros de los que creen en Tí, de tal manera que, al descender los cuerpos a la tierra, aumenta la esperanza de la resurrección, concédenos que en este sepulcro duerma en paz tu hijo(a) y descanse aquí hasta que Tú, que eres la resurrección y la vida, lo(a) resucites y lo(a) lleves a gozar eternamente de tu presencia. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R.

Amén.

El féretro está junto al sepulcro. Se puede rociar la tumba con agua bendita.

3. BENDICIÓN URNA Y CRIPTA Mientras se colocan las cenizas en una urna dentro de una cripta:

Dios todopoderoso ha llamado a nuestro(a) hermano(a) N. y nosotros ahora depositamos estas cenizas en esta cripta que nos recuerdan a la tierra de donde fue formado. Con la fe puesta en la resurrección de Cristo, primer resucitado, creemos que El transformará nuestro cuerpo humillado y lo hará semejante al suyo, glorioso. Por eso encomendamos a nuestro(a) hermano(a) N. al Señor, para que lo(a) resucite en el último día y lo(a) admita en la paz de su Reino. En ese momento puede hacerse una homilía sobre la caducidad de la vida y el compromiso cristiano de vivir en gracia.

4. PRECES FINALES GENERALES Oremos a Dios, Padre de todos, por nuestro(a) hermano(a) difunto(a) y pidámosle que escuche nuestra oración. Para que el Señor, que se compadece de toda criatura, purifique con su misericordia y conceda los gozos del paraíso a nuestro(a) hermano(a) N., roguemos al Señor. R.

Te Rogamos Señor.

Para que el Señor, que lo(a) creó de la nada y lo(a) honró haciéndola imagen de su Hijo, le devuelva en el reino eterno la primitiva hermosura del hombre, roguemos al Señor. R.

Te Rogamos Señor.

Para que le conceda el descanso eterno y lo(a) haga gozar en la asamblea de los santos, roguemos al Señor. R.

Te Rogamos Señor.

Para que el Señor, consuelo de los que lloran y fuerza de los que se sienten abatidos, alivie la tristeza de las que lo(a) lloran y les conceda encontrarlo(a) nuevamente en el reino de Dios, roguemos al Señor. R.

Te Rogamos Señor.

Padre Nuestro. Oremos Señor Jesucristo, redentor del género humano, te pedimos que des entrada en tu paraíso a nuestro(a) hermano(a) N., que acaba de cerrar los ojos a la luz de este mundo y que los ha abierto para contemplarte a ti, Luz verdadera; líbralo(a), Señor de la oscuridad de la muerte y haz que contigo goce en el festín de las bodas eternas; que se alegre en tu reino, su verdadera patria, donde no hay ni tristeza ni muerte, donde todo es vida y alegría sin fin, y contemple tu rostro glorioso por los siglos de los siglos. R.

Amén.

En este momento uno de los familiares o amigos puede hacer una breve biografía del difunto y agradecer a los presentes su participación en las exequias. El que preside añade:

Que el Señor abra las puertas del triunfo a nuestro(a) hermano(a) para que, terminado el duro combate de su vida mortal, entre con vencedor(a) por las puertas de los justos y entone cantos de victoria por los siglos de los siglos. R.

Amén

Y a todos nosotros nos dé la certeza de que no está muerto(a), sino que duerme, de que no ha perdido la vida, sino que reposa, porque ha sido llamado(a) a la vida eterna por los siglos de los siglos.

R.

Amén

— Dale Señor, el descanso eterno. R. Y brille para él (ella) la luz perpetua. — Descanse en paz. R. Amén. La rocía con agua bendita. Luego dice:

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre este ataúd (o mortaja) y permanezca con nosotros para siempre. R.

Amén.

— Pueden ir en Paz. R. Demos gracias a Dios.

VI. CONSTRUCCIONES CIVILES 1. CASA SALUDO LECTURA BÍBLICA Mt 7, 24-27. 2. TALLER O CASA 3. PRIMERA PIEDRA DE UN EDIFICIO. 4. CENTRO EDUCATIVO 5. CONSTRUCCIONES Y OBRAS DE INGENIERÍA 6. UN LOCAL O COMERCIO 7. FÁBRICA 8. HOSPITALES, CLÍNICAS Y SANATORIOS 9. LUGARES DE DIVERSIÓN Y ESPARCIMIENTO

1. CASA Previamente se le pide a la familia su Biblia o su Nuevo Testamento y se prepara alguna de las lecturas indicada abajo.

SALUDO — En el nombre del Padre y del hijo y del Espíritu Santo. R.

Amén.

— Hermanos, hagamos un acto de fe en Dios nuestro Padre, en Jesucristo, el Hijo de sus complacencias, y en el Espíritu Santo que vive en nuestro corazón. Démosle gracias por todos sus beneficios, y hoy en particular por esta casa que recibimos de su bondad.

LECTURA BÍBLICA Mt 7, 24-27. A seleccionarse. Parábola de las dos casas.

Si uno escucha estas palabras mías y las pone en práctica, dirán de él: aquí tienen al hombre sabio y prudente, que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra aquella casa, pero la casa no se derrumbó, porque tenía los cimientos sobre roca. Pero dirán del que oye estas palabras mías, y no las pone en práctica: aquí tienen a un tonto que construyó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los, vientos y se arrojaron contra esa casa: la casa se derrumbó y todo fue un gran desastre.» Palabra del Señor. O bien, alguna de estas lecturas: Lc 10, 38-42: Jesucristo en casa de Marta y de María. Mt 28, 8-12: Todos ustedes son hermanos. Col 3, 12-15: Llévense mutuamente con amor.

Todos se sientan y se hace una homilía o comentario. Al terminar se llama al jefe del hogar o casa que se está bendiciendo para que él diga lo siguiente: Señor, Dios nuestro y Padre nuestro, estamos reunidos en tu nombre y, según tu promesa, tú estás ahora en medio de nosotros. Te consagramos esta casa, con todo lo que hay en ella, y nos consagramos a Ti y a quienes van a vivir con nosotros; haz que sintamos tu presencia paternal, por a paz, por la armonía por el amor de todos para con todos. Se para nosotros una fuente de luz y de gracia, y trataremos de ser hijos agradecidos deseosos de conocerte mejor y de amarte más a lo largo de nuestra vida, y de reconocerte ante nuestros hermanos como nuestro verdadero Dios y Señor. Enseguida, las peticiones:

— Te bendecimos Padre nuestro, porque has hecho el mundo, digna morada del hombre, para que todos convivamos fraternalmente. R.

Bendito seas, por siempre, Señor.

— Te bendecimos porque nos has reunido en el hogar de tu Iglesia como miembros de un mismo Cuerpo, cuya Cabeza es Cristo. R.

Bendito seas, por siempre Señor.

— Te bendecimos, una vez más, porque nos has preparado una casa que no ha sido construida por mano de hombre y que tiene duración eterna en los cielos.

R.

Bendito seas, por siempre, Señor.

— Te pedimos, Señor, por esta familia, NN. nombres de los esposos y de los hijos, que estrenan su nueva vivienda; que su hogar sea una imagen de la Casa de Nazareth. R.

Te lo pedimos, Señor.

— Que esta comunidad familiar cristiana irradie siempre amo dulzura, alegría y paz. R.

Te lo pedimos, Señor.

— Que sea, para todos, ejemplo de respeto, docilidad, tolerancia y amor. R.

Te lo pedimos Señor.

— Ahora, recordando nuestro bautismo, y sintiéndonos verdaderamente hijos de Dios, dirijámonos al Padre, diciéndole la oración que Jesús nos enseño: R.

Padre nuestro...

A continuación se rocía con agua bendita el local. Se concluye con una bendición para los asistentes.

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre esta casa y sobre los que la habitan, y permanezca con ellos para siempre. R.

Amén.

2. TALLER O CASA — El Señor dé su paz a esta casa. R. Y a todos los que la habitan. El sacerdote rocía con agua bendita los principales sitios de la casa, diciendo las siguientes preces:

Antífona Rocíame, Señor, con agua y quedare limpio. Lávame y quedaré más blanco que la nieve.

SALMO 50, 3-5, 12-13, 17. Tenme piedad, Señor, según tu gran misericordia. Por tu inmensa ternura borra mi delito. Pues yo reconozco mis culpas, y tengo presente mis pecados. Crea en mí, Señor, un corazón puro. Renueva dentro de mí un espíritu firme. No me arrojes lejos de tu rostro. No me quites tu santo espíritu. Abre mis labios, Señor. Y mi boca proclamará tu alabanza. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio sea ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Antífona Rocíame, Señor, con agua y quedaré limpio. Lávame y quedaré más blanco que la nieve.

Luego en la parte principal de la casa, dice la siguiente oración:

En estos momentos en que nos reunirnos toda la familia, vamos a dirigir nuestra oración a Cristo, Hijo de Dios vivo, que quiso ser también hijo de una familia humana, y aclamémosle diciendo: — Tú eres, Señor, el modelo y el salvador de los hombres. — ¡Oh Cristo!, por el misterio de tu sumisión a María y a José, enséñanos el respeto y la obediencia a los que nos gobiernan legítimamente. — Tú, que amaste y fuiste amado por tus padres, afianza a todas las familias en el amor y la concordia. — Tú, que estuviste siempre atento a las cosas de tu Padre, haz que en todas las familias Dios sea honorificado. — Tú, que quisiste que tus padres te buscaran durante tres días, enséñanos a buscar siempre primero el reino de Dios y su justicia. — Tú, que has llevado a tu gloria a María y a José, admite también a nuestros difuntos en la familia de los santos. Con la confianza de los hijos, nos atrevemos a decir: Padre nuestro. Omnipotente y sempiterno Dios, te pedimos que ben + digas esta casa (fábrica), a todos los que la habitan (aquí trabajan), y a todo cuanto hay aquí. Señor, con mi entrada aquí, haz que entren juntamente la bendición y la santificación sobre todas las personas que viven (trabajan) aquí y todo lo que les pertenece, como bendijiste las casas de Abraham, Isaac y Jacob. Que los ángeles que te asisten en los esplendores de tu gloría habiten aquí, para que los libren y defiendan de todos los peligros. Que de la riqueza de la tierra puedan sacar su subsistencia, les permitas alcanzar la satisfacción de sus legítimos deseos, y les concedas cumplir tu voluntad en esta vida y ganar, por tu misericordia, el premio en la otra. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Y termina diciendo:

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre esta casa y sobre los que la habitan, y permanezca con ellos para siempre. R.

Amén.

3. PRIMERA PIEDRA DE UN EDIFICIO. Gn 11, 1-9; Mc 4, 26-32; Mt 7, 24-27; Sal 117(118), 1-9; 15-16; 22-29.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R Que hizo el cielo y la tierra. — Pongo como fundamento en Sión una piedra escogida. — Quien tuviere fe en ella no será confundido. — La piedra que desecharon los constructores. R. Se ha convertido en piedra de cimiento.

— Un hombre prudente edificó su casa sobre roca. R. Vinieron los torrentes, soplaron los vientos, pero ella no cayó. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor Dios, en quien todo bien tiene principio y toma fuerza para progresar y llegar a su completo desarrollo, te pedimos nos concedas que el trabajo que hoy se comienza sobre esta primera piedra llegue a buen término con el auxilio de tu paternal ben + dición, enriquezca la creación por el esfuerzo humano y redunde para la mayor gloria y alabanza de tu nombre. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Y la rocía con agua bendita. Luego dice:

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre esta primera piedra y sobre toda la obra que ella sustente, y permanezca cara siempre con nosotros. R.

Amén.

4. CENTRO EDUCATIVO 2Tim 3, 14-16; Mt 5, 3-16; 13, 33.

— En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. R. Amén. — El amor de Dios Padre, la paz de nuestro Señor Jesucristo, y la fortaleza del Espíritu Santo estén con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Dios, Padre nuestro, que enviaste a tu Hijo Jesús, tu Palabra, tu Imagen, para darnos a conocer los misterios del Reino: te bendecimos y te damos gracias por este centro... para la educación de... Bendice a... que, atentos a las necesidades de... han hecho posible el proyecto. Bendice también a cuantos han colaborado en la construcción del edificio. Y te pedimos por cuantos han de construir día a día este (el verdadero colegio) con su paciente labor educadora. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, el Maestro y Señor, que vive y reina por „los siglos de los siglos. R.

Amén.

Lo rocía con agua bendita. Luego dice:

Unidos fraternalmente como miembros de una misma familia, invoquemos juntos a nuestro Padre común con la oración que el mismo Cristo nos enseñó: Padre nuestro. Y termina diciendo:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R.

Amén.

ESCUELAS Y CENTROS DE CULTURA Prov 1, 1-7; 2, 1-15; 23, 12-19; 22-23; St 5, 19-20.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Aplica tu mente a la instrucción. R. Y tus oídos a las palabras de la ciencia. — Cuando la ciencia sea dulce para tu alma, velará sobre tí la reflexión. R. Y te apartará del mal camino. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor Jesucristo, que mandaste a tus apóstoles que en cualquier casa en que entraran ofreciesen la paz, te rogamos que santifiques ahora, por nuestro ministerio, este edificio destinado a educar a (los niños); infunde en él tu ben + dición y tu paz en abundancia, para que en él se brinde a todos la salvación, como se la brindaste a Zaqueo al entrar en su casa. Envía, Señor, a tus ángeles para que custodien este lugar y rechacen de él toda insidia del enemigo; llena a los maestros con tus dones de ciencia, sabiduría y santo temor; otorga a los alumnos tu gracia celestial, para que lo que aprendan con el entendimiento, lo retengan en el corazón y lo pongan por obra; y que todos los que asistan a esta (escuela) te sean gratos por sus virtudes y merezcan ser recibidos algún día en la morada eterna del cielo. En tu nombre, Señor, Salvador del Mundo, que con el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos. R.

Amén.

Y lo rocía con agua bendita.

5. CONSTRUCCIONES Y OBRAS DE INGENIERÍA Mt 7, 24-27; Sal 103(104); 126(127), 1-2.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Tú dijiste al hombre: Llenad la tierra y sometedla. R. Y le diste poder sobre las cosas de este mundo. — A imagen tuya lo creaste. R. Y lo revestiste de una fuerza como la tuya. — Lo hiciste administrador sobre la obra de tus manos. R. Todo fue puesto por Tí bato sus píes — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS

Señor Dios, constructor misterioso de todas las cosas que te glorifican palpablemente en todo el universo, mira propicio esta nueva obra salida de la mente y de las manos de los hombres, hijos tuyos hechos a tu imagen y semejanza, ben + dícela, haz que se sume al gran concierto de la creación, ya que su destino es ennoblecer y desarrollar la vida humana sobre la tierra, y glorificarte a Tí, Alfa y Omega de toda actividad. Ben + dice también a todos los que en ella trabajaron; los que la planearon con su mente y los que la realizaron con sus manos y sudor; cuídalos a todos y protege la marcha y funcionamiento de esta obra, para que sirva exactamente a tus fines. Tú que con t Hijo y el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos d los siglos. R.

Amén.

Rocía con agua bendita y termina rezando el Padre Nuestro.

6. UN LOCAL O COMERCIO Ex 23, 20-25; Sal 8; Jn 4, 2-4; Col 3, 9b-11.

— En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. R.

Amén.

— El amor de Dios Padre, la gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo, y el consuelo del Espíritu Santo, estén con vosotros. R.

Y con tu espíritu.

OREMOS Señor y Dios nuestro: al reunimos gozosos para inaugurar este local (lugar), queremos unir nuestra alegría a la acción de gracias por tus beneficios. Nuestro sentimiento religioso nos mueve a reconocer la huella de tu presencia en todos los acontecimientos de la vida. Enseguida, el sacerdote llama al dueño o jefe de la fábrica o local comercial para que él diga la siguiente Oración:

Por eso elevamos hacia Tí nuestro espíritu agradecido, porque participamos de tu bendición descendente. Te consagramos... (esta fábrica, este comercio, este local) con todo lo que hay aquí y cuantos vamos a trabajar en este centro de nuestras actividades laborales. Tú nos has dado todo esto con gran misericordia. Considera como cosa tuya a todos nosotros y todas estas cosas. Hazte presente con tu luz y con tu fortaleza, y haz que sintamos tu presencia en la paz, en la armonía, en una diligente laboriosidad, en nuestro sentido de responsabilidad y en el respeto de todos para con todos. Que cuantos trabajemos aquí procuremos comportarnos como hijos tuyos en un ambiente de justicia y solidaridad, reconociendo que tener trabajo es un favor tuyo inapreciable para nosotros y para nuestras familias. Y junto con la alabanza hacemos también nuestra súplica: Haz descender sobre nosotros, sobre nuestras vidas, sobre nuestros intereses y trabajos, la ben + dición abundante de tu gracia, para que desde este lugar visible, que hoy inauguramos, nos hagamos dignos de participar un día en el templo invisible le tu gloria. Por Jesucristo nuestro Señor. Rocía con agua bendita el local. Luego invita:

Fieles a la recomendación de nuestro Salvador, concluyamos nuestra oración con las palabras que El mismo nos enseñó: Padre nuestro.

El Señor nos bendiga +, nos guarde de todo mal, y nos lleve a la vida eterna. R.

Amén.

7. FÁBRICA Eclo 38, 27-32; 34b; 2Tes 3, 6-13; Sal 8.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Tú has fabricado la luna y el sol. R. Tú has forjado el verano y el invierno. — ¿No es éste el hijo del obrero? R. ¿No están entre nosotros sus parientes? — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor Dios, Padre de los Hombres, que has dispuesto el trabajo como medio para poder utilizar los bienes de la Creación, ben + dice este lugar y sus instalaciones donde tus hijos van a cumplir esa disposición tu ya. Concede ciencia y justicia a los que dirijan las actividades, responsabilidad y unión a los que las lleven a cabo y, a todos, gratitud hacia Tí, que concedes b inteligencia, las fuerzas y los bienes materiales para desarrollar estos trabajos. Haz que todo lo que aquí se produzca sirva para remediar las necesidades de tus hijos, dignificar su existencia y ayudarlos a llegar a Tí, que has fabricado todos los mundos; y con tu Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo, vives y reinas por los siglos de los siglos. R.

Amén.

Rocía con agua bendita. Luego dice:

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre esta fábrica y permanezca con nosotros para siempre. R.

Amén.

8. HOSPITALES, CLÍNICAS Y SANATORIOS Mt 8, 14-17; Mc 1, 29-34; 3, 1-5; Lc 4, 38-40; 10, 29-37; Sal 39(40). — Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Dichoso el que cuida del pobre y del desvalido. R. En el día del Juicio lo pondrá a salvo el Señor. — El Señor lo guarda y conserva en vida. R. Para que sea dichoso en la tierra.

— Al atardecer le traían a Jesús los enfermos. R. Y El sanó a muchos que adolecían de diversas enfermedades. — El tomó sobre sí nuestras flaquezas. R .Y cargó con nuestras enfermedades. — El Señor esté con vosotros. R .Y con tu espíritu.

OREMOS Jesús, bienhechor y amigo de todos los que sufren, que en tu vida mortal te compadeciste de tantos enfermos y socorriste a tantos desdichados; Tú que tienes un corazón compasivo, y para quien la curación es siempre posible, ben + dice estas (salas) dependencias destinadas a atender a los enfermos, ben + dice a todos los que aquí van a sufrir, para que con tu gracia, encuentren curación, consuelo y fortaleza en sus desgracias; y ben + dice también a todos aquellos que van a hacer tus veces atendiéndolos y curándolos. Concédeles tanta paciencia y prudencia como ciencia y espíritu de sacrificio; pero sobre todo, concede una fe inmensa a enfermos, enfermeros y médicos, para que acudan siempre a Tí, remedio de todos, que con el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos. R.

Amén.

Lo rocía con agua bendita. Luego dice:

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre este Hospital (Sanatorio) y permanezca con nosotros para siempre.

9. LUGARES DE DIVERSIÓN Y ESPARCIMIENTO Mc 6, 6b. 13, 30-34; Sal 61, 2-3; 6-10.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — De la grandeza y hermosura de las creaturas se llega, por consecuencia, a contemplar a su Autor. R. Tú amas a todos los seres, y nada de lo que hiciste aborreces, Señor. — Es gran felicidad para los hombres el gozar y procurarse bienestar en su vida. R. El disfrutar de felicidad en medio de sus afanes, es un don de Dios. — No des tu corazón a la tristeza, pues ella consume el vigor. R. Alégrate en la misericordia de Dios y no te avergüences de alabarle. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor Dios de los cielos y la tierra, que preparas para tus hijos la felicidad sin fin y la alegría santa de las mansiones eternas, ben + dice paternalmente este lugar, para que en él tus hijos descansen de sus trabajos, gocen y disfruten del don de la vida, que tan generosamente les otorgas y. estrechando mutuamente su trato fraterno, fomenten la virtud de la caridad; y sin ofenderte ni ofenderse entre sí, te glorifiquen con su alegría. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Lo rocía con agua bendita. Luego dice:

La bendición de Dios omnipotente: Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre este lugar y permanezca con nosotros para siempre. R.

Amén.

VII. PERSONAS 1. ENFERMO 2. MUJER ENCINTA 3. NIÑO SANO 4. NIÑO ENFERMO

1. ENFERMO Fuera del artículo de muerte. Mc 1, 29-34; Lc 5, 17-26; 5, 12-16; Mc 6, 53-56; 2Cor 4, 16. 5, 10; Fil 1, 12-24; Heb 2, 10-18; Hch 5, 12-16; Rom 8, 22-32; Sal 15(16); 29(30); 33(34); 70(71).

— El Señor dé su paz a esta casa. R. Y a todos los que la habitan. — Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Escucha, Señor, nuestra oración. R. Y llegue a Tí nuestro clamor. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor Jesús, te pedimos que entre a esta casa tu paz y misericordia, que huya de aquí toda maldad del demonio y que acudan tus ángeles de paz para que arrojen de esta casa toda discordia y amargura. Glorifica, Señor sobre nosotros tu santo nombre y bendice nuestro ministerio; Tú, que eres santo y misericordioso y permaneces con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Señor, mira propicio a tu hijo(a) que está agobiado(a) por la enfermedad, y ayúdalo(a) para que sepa encontrarte a Tí en las penalidades de esta vida; y puesto que eres su Padre, concédele también la salud corporal, sí le conviene. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

El sacerdote extiende la mano sobre el enfermo y dice:

Que nuestro Señor Jesucristo venga junto a tí para que te defienda y te cuide, vaya siempre delante de tí para que te guíe, y que nunca te separes de su lado, para que siempre goces de su bendición. En nombre del Padre y del Hijo + y del Espíritu Santo.

R.

Amén.

2. MUJER ENCINTA Dt 28, 1-4; Lc 1, 39-48; Ef 2, 4-10; Sal 126 (127).

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Salva a tu sierva, Señor. R. Dios mío, porque espera en Tí. — Desde tu santuario, Señor, envíale tu ayuda. R. Y protégela desde el cielo. — Sé para ella, Señor, un baluarte inexpugnable. R. Frente al enemigo. — Escucha, Señor, nuestra oración. R. Y llegue a Tí nuestro clamor. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Dios, Señor y Creador de todas las cosas, fuerte y terrible, pero a la vez justo y lleno de misericordia y el único verdaderamente justo y piadoso; que por la acción del Espíritu preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen María, para que mereciera ser digna habitación de tu Hijo; que llenaste del Espíritu Santo a San Juan Bautista y lo hiciste saltar de júbilo cuando estaba todavía en el seno de su madre: Recibe el fervoroso deseo de tu hija, que te suplica humildemente la conservación de su hijo, que quisiste que ella concibiera; ben + dícela, para que su hijo pueda contemplar la luz con el auxilio de tu misericordia, y sea elegido para formar parte de tu pueblo santo, a fin de que te sirva siempre en todas sus acciones y merezca alcanzar la vida eterna. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

La Bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, Espíritu Santo, descienda sobre tí y sobre tu hijo, y permanezca para siempre. R.

Amén.

3. NIÑO SANO Num 6, 22-27; Mc 10, 13-16; Rom 8, 22-30; Sal 102(103).

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Nuestro Dios es compasivo. R. El Señor es custodio de los niños.

— Dejad a los niños que vengan a Mí. R. Porque de ellos es el Reino de los Cielos. — Sus ángeles custodios. R. Ven continuamente el rostro de mí Padre. — Nada logre en ellos el demonio. R. Y el maligno no se atreva a hacerles daño. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor nuestro Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que engendrado antes de todos los siglos, quisiste, sin embargo, ser niño en el tiempo y amas la inocencia propia de la infancia; que abrazabas con amor a los niños que te presentaban y los bendecías, ben + dice a este niño con ternura y no permitas que la malicia pervierta su corazón. Concédele, Señor, que creciendo en edad, sabiduría y gracia, pueda siempre llevar una vida según tu voluntad. Tú que vives y reinas con el Padre en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. R.

Amén.

Y lo rocía con agua bendita. Luego dice:

La paz y la bendición de Dios todopoderoso Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre tí y permanezcan siempre. R.

Amén.

4. NIÑO ENFERMO 1 Re 17, 17-24; 2Re 4, 18-22, 32-37; 2Cor 4, 16 – 5, 10; Jn 4, 46-54; Sal 102(103).

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Nuestro Dios es compasivo. R. El Señor es custodio de los niños. — Dejad a los niños que vengan a Mí. R. Porque de ellos es el Reino de los Cielos. — Escucha, Señor, nuestra oración. R. Y llegue a Tí, nuestro clamor. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor, por quien toda vida se desarrolla, se sostiene y afirma, envía tu ben + dición sobre este niño enfermo, líbralo de la enfermedad que padece como libraste a la hija de Jairo y devuélvele la salud perdida si le conviene, para que alcance la plenitud de una juventud fuerte, y llegue a la madurez de los años, de modo que te sea grato durante toda su vida cumpliendo tu voluntad. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

R.

Amén.

Impone el sacerdote su mano sobre el niño enfermo, y dice:

Jesús, Hijo de María, Señor y Salvador del mundo, Tú que dijiste a tus Apóstoles que impusieran las manos sobre los enfermos y que estos encontrarían salud, en tu Nombre y por intercesión de la Santísima Virgen María y de tus Apóstoles, te pedimos que te muestres ahora clemente y poderoso y le concedas la salud a este niño enfermo. Puede rociarlo con agua bendita. Luego añade:

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre tí y permanezca para siempre. R.

Amén.

VIII. ANIMALES Y FRUTOS 1. ANIMALES SANOS 2. ANIMALES ENFERMOS 3. NUEVAS CRÍAS 4. CAMPOS SALMO 64 BENDICIÓN 5. FRUTOS Y MIESES 6. SEMILLAS PARA SEMBRARSE

1. ANIMALES SANOS Gen 6, 18-22; Dt 28, 1-6; Sal 8; Is 11, 1-9.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Bendícenos, Señor, y multiplica nuestros ganados. R. Y cuida a toda especie de animales. — Escucha, Señor, nuestra oración. R. Y llegue a tí nuestro clamor. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor, Dios nuestro, que cubriste la tierra con tan gran diversidad de animales; Tú que los crías „con magnanimidad y los entregas paternalmente al hombre; Tú que mandaste a Noé que los recogiera en el arca y que los has puesto a nuestro servicio, escucha nuestra plegaria: cuida de estas creaturas, ben + dícelas para que retocen en tu presencia, y

ayúdanos para que te bendigamos en ellos, los cuidemos con respeto a Tí, y nos sirvamos de ellos para tu mayor gloria. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Los rocía con agua bendita. Luego dice:

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre estos animales y permanezca para siempre. R.

Amén.

2. ANIMALES ENFERMOS Mt 18, 12-13; Lc 15, 1-7.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Señor, no te portes con nosotros según nuestros pecados. R. Ni nos castigues según nuestras iniquidades. — Tú salvas, Señor, a los hombres y a los animales. R. Y nos muestras siempre tu misericordia. — Abres tu mano con magnificencia. R. Y llenas a todo viviente de tus bendiciones. — Señor, escucha nuestra oración. R. Y llegue a Ti nuestro clamor. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor, que has querido conceder alivio a los trabajos del hombre por medio de los animales irracionales, te pedimos que ahuy + entes todo mal de este animal que se encuentra agobiado por una grave enfermedad; defiende su vida y concédele la salud, para que no nos falte su ayuda en los trabajos de nuestra vida. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Y lo rocía con agua bendita.

3. NUEVAS CRÍAS Dt 28, 1-6, 8-14; Sal 143(144), 34, 9, 12, 15.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Escucha, Señor, nuestra oración. R. Y llegue a Tí nuestro clamor.

— El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Dios, dador de toda vida, Buen Pastor de todos los rebaños, te suplicamos que ben + digas y protejas estos nuevos seres que el misterio de la vida nos otorgó generoso. Son bellos y buenos, Señor; con sus latidos y su aliento te alaban como a su Creador; son también útiles y necesarios para tus hijos, a los cuales servirán en tu nombre. Que estas pequeñas creaturas nos‟ ayuden a encontrarte a Tí, a amarnos entre nosotros como hermanos, repartiéndonoslas con justicia, y a llegar hasta el redil eterno donde Tú nos aguardas, por los siglos sin fin. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Las rocía con agua bendita.

4. CAMPOS Gn 1, 27-30; Dt 28, 8-14; Lev 26, 3-6, 9-13; St 5, 17-18; Sal 64(65). Si se recorre el campo, puede decirse el siguiente salmo:

SALMO 64 Acción de gracias por la cosecha abundante.

¡Oh Dios!, Tú mereces un himno en Sión, y a Tí se te cumplen los votos, porque Tú escuchas las súplicas. Dichoso el que Tú eliges y acercas para que viva en tus atrios: que nos saciemos de los bienes de tu casa, de los dones sagrados de tu templo. Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida; la acequia de Dios va llena de agua, preparas los trigales; Riegas los surcos, igualas los terrones, tu llovizna los deja mullidos, bendices sus brotes; coronas el año con tus bienes, las rodadas de tu carro rezuman abundancia; Rezuman los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría; las praderas se cubren de rebaños, y los valles se visten de mieses, que aclaman y cantan. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

BENDICIÓN — Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Nos bendecirás con un tiempo propicio. R. Y los campos rebosarán de vida. — Nuestras miradas, Señor, a Tí se dirigen. R. Y Tú repartes puntualmente a todos su alimento. — Escucha, Señor, nuestra oración. R. Y llegue a Tí nuestro clamor. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor, que estás presente en todas partes, te pedimos nos escuches benignamente y nos concedas que esta ben + dición permanezca para siempre en este campo, a fin de que la multitud de fieles que te lo suplica, merezca recibir tus beneficios. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Los rocía con agua bendita. Luego dice:

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda plenamente sobre estos campos y sobre todos sus bienes, y permanezca en ellos para siempre. R.

Amén.

5. FRUTOS Y MIESES Dt 26, 1-11; 28, 8-14; Sal 1, 3; 103(104), 13-24, 66(67), 84(85).

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Escucha, Señor, nuestra oración. R. Y llegue a Tí nuestro clamor — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor, Dios omnipotente que no cesas de alimentar a tus hijos con la abundancia de dones celestiales y de alimentos terrenos, te damos gracias porque una vez más nos has regalado con estos hermosos frutos de la tierra; te pedimos que los ben + digas y los conserves, librándolos de todo mal y peligro, para que los hogares de tus hijos lleguen a alegrarse debidamente: desde ahí Señor, te alabaremos y daremos gracias sin fin, sirviéndonos de estos bienes terrenos para aspirar a los celestiales. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Los rocía con agua bendita. Luego dice:

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre (estas mieses) estos frutos de la tierra y permanezca en ellos para siempre. R.

Amén.

6. SEMILLAS PARA SEMBRARSE Jl 2, 19, 21-24, 26-27; Mc 4, 3-8; Mc 4, 26-29; Sal 84(85).

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Produjo la tierra hierbas de semilla. R. Y vio Dios que estaba bien. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Te pedimos, Señor, que ben + digas estas semillas, favorécelas con una brisa suave y reconfortante, fecúndalas con el rocío del cielo, y haz que lleguen sin daño alguno a su plena madurez, para utilidad del alma y del cuerpo de tus hijos. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Las rocía con agua bendita.

IX. BENDICIONES DEPRECATORIAS 1. SOBRE LA EPIDEMIA 2. SOBRE LA HELADA 3. SOBRE EL INCENDIO 4. SOBRE LA INUNDACIÓN 5. SOBRE LAS PLAGAS 6. SOBRE LA SEQUÍA 7. SOBRE LA TEMPESTAD 8. LECTURAS PARA ALGUNAS BENDICIONES IMPRECATORIAS 9. ORACIÓN DE LOS FIELES

1. SOBRE LA EPIDEMIA Ex 9, 1-7; 2Sam 24, 10-25; Sal 43 (44) (38) 37; 78.

Si hay procesión, se puede decir el Salmo 43.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Levantó David un altar al Señor. R. Y le ofreció holocaustos y sacrificios a Dios. — El Señor atendió las súplicas en favor del pueblo. R. Y la peste se apartó de Israel.

OREMOS Padre nuestro y Señor de los cielos y la tierra, que enviaste tus plagas para castigar a los antiguos egipcios y, valiéndote de ellas, salvaste a tu pueblo elegido y lo sacaste incólume al desierto, contempla ahora el daño que esta epidemia causa entre tus hijos: devuélvenos la salud venciendo este mal, como venciste la lepra y la muerte misma por la palabra de tu Hijo y enséñanos a acercarnos más a Tí en nuestras penalidades. Por el mismo Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre tus hijos, disipe esta epidemia y permanezca con nosotros para siempre. R.

Amén.

2. SOBRE LA HELADA Dan 3, 67-70; Sal 148. Si hay procesión, se puede decir el Salmo 43

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Rocíos y escarchas, bendecid al Señor. R.

Alabadle y ensalzadle por los siglos.

— Hielo y granizo, bendecid al Señor. R. Alabadle y ensalzadle por los siglos. — Heladas y nieves, bendecid al Señor. R. Alabadle y ensalzadle por los siglos.

OREMOS Padre y Señor que envías oportunamente sobre tus obras el duro manto de la helada y el rocío salvador, Tú que puedes impedir la extinción de la vida y que no partes la caña quebrada, Tú que vences cada año al invierno mandando las flores después de los fríos: no permitas que el hielo dañe los campos con su dureza, sino que más bien los prepare para la abundancia. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, haga inofensiva esta helada, si así conviene a nuestras almas; nos haga comprender la providencia divina en las calamidades, y permanezca con nosotros para siempre. R.

Amén.

3. SOBRE EL INCENDIO Núm 11, 1-3, Jb 1, 6; Sal 77(78) 21-63, 148, 7a -8; Dan 3, 24-50.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Fuego y calor, bendecid al Señor. R. Alabadle y ensalzadle por los siglos. — Señor, escucha nuestra oración. R. Y llegue a Tí nuestro clamor. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor, Dios de la tierra, de los cielos y del fuego, que en otro tiempo mandaste su ardor para castigar la impiedad, que prometiste purificarnos y salvarnos por el fuego, que desde la zarza ardiente hablaste con tu fiel Moisés; escucha ahora nuestro clamor y atiende a nuestra angustia: retira este azote de las llamas de los bienes de tus hijos que, consternados, te piden perdón y misericordia. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre este incendio y lo apague; y permanezca con nosotros para siempre. R.

Amen.

4. SOBRE LA INUNDACIÓN Gn 7, 17b-22. 24; 8, 1-4, 21. Sal 29.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Se acordó Dios de Noé y de los que estaban en el arca. R. Y las aguas retrocedieron de sobre la tierra, — La paloma trajo en el pico un ramo de olivo. R. Y apareció seca la superficie del suelo. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS

Dios bendito, bajo cuyo poder están todas las aguas, las cataratas y el mar; Tú que tras el tremendo castigo del diluvio prometiste a Noé que no volverías a inundar la tierra, sécala ahora, Señor; haz que como entonces las aguas se retiren de los campos y de las casas; haz que vuelva a surgir la tierra intacta y alegre bajo el sol, para que podamos admirar tu poder, tu bondad y tu providencia de Padre para con tus hijos apesadumbrados. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

La bendición de Dios omnipotente: Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre estas tierras, haga cesar la inundación, y permanezca con nosotros para siempre. R.

Amén.

5. SOBRE LAS PLAGAS Ex 9, 1-7; 8, 1-10 (Ranas); 8, 12-15 (Mosquitos); 8, 20-27 (Moscas); 10, 12-19 (Langostas); Ap 15, 5-16; Sal 78, 1-8; 40-50. Puede decirse el Salmo 43

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Moisés rogó al Señor. R. Y no quedó ni una langosta en toda la región. — Levántate, Señor y ayúdanos. R. Y líbranos por el honor de tu nombre. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Atiende, Señor, a nuestros ruegos y por la gloria de tu nombre líbranos de este azote (de ratones, o langostas, o gusanos, o insectos, o cualquiera otra clase de animales), por el cual somos Justamente afligidos; recházalos con tu poder para que no perjudiquen a nadie y dejen tranquilos nuestros campos y sembrados, a fin de que lo que en ellos brote sirva para darte gloria y para remediar nuestras necesidades. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

La bendición de Dios todopoderoso. Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre estos campos, aleje de ellos esta plaga, y permanezca con nosotros para siempre. R.

Amén.

6. SOBRE LA SEQUÍA Jer 14, 1-7; 17-22. Si se recorren los campos, o donde se estime conveniente, pueden decirse las Letanías de Todos los Santos como en Rogativas. También puede decirse el Salmo 43.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra

— El Señor transforma las peñas en estanques. R. Y el pedernal en manantiales de agua. — Derramaste en tu heredad una lluvia abundante. R. Aliviaste la tierra extenuada. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Dios nuestro, Padre de los hombres y Señor de todas las cosas: Tú que escuchaste el ruego del profeta Elías y trajiste la lluvia sobre el campo. Tú que bendijiste la sabiduría de José en los siete años de sequía, Tú que al principio del mundo separaste las aguas de la tierra, recoge ahora nuestra súplica y envía sobre esta tierra seca la bendición del agua, que es pan, alegría y gratitud. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo, que contigo vive y reina, por los siglos de los siglos. R.

Amén.

7. SOBRE LA TEMPESTAD Jon 1, 4-12; Sal 54, 9; 65, 8; Mt 8, 23-27; Mc 4, 35-41; Lc 8, 22-25; Granizo; Ex 9, 8-26. Se puede decir el Salmo 43.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Al soplo del Señor se levanta el viento del sur. R. El huracán del norte y los ciclones. — El Señor camina en medio de la tempestad y del huracán. R. Y las nubes son el polvo de sus pies. — En el Señor encontré un asilo. R. Contra el viento furioso y la tormenta. — Jesús increpó al viento y al oleaje. R. Y sobrevino una gran bonanza. — El Señor esté con vosotros. R. Y con Tu espíritu.

OREMOS Señor, con las mismas palabras con las que los Apóstoles acudieron a tu Hijo, nos dirigimos a Tí: “Sálvanos, Señor, que perecemos”, calma los vientos, manda a las aguas, detén el azote, para que se ponga de manifiesto que eres el Señor de todo y tienes palabra victoriosa. Tú ves. Señor, que nos castigan los elementos; Tú ves cuán grande es nuestra debilidad y cómo peligran nuestros bienes y nuestras mismas vidas. Pero di una sola palabra y el tiempo volverá a serenarse con la claridad de tu rostro. Por tu mismo Hijo Jesucristo nuestro Señor. R.

Amén.

La bendición de Dios omnipotente: Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre estos elementos y los calme, y permanezca entre nosotros para siempre. R.

.Amén.

8. LECTURAS PARA ALGUNAS BENDICIONES IMPRECATORIAS SALMO 104 1. 4. 6-8. 24. 27-29. 35b. Bendice, alma mía, al Señor, ¡Dios mío, qué grande eres! Los vientos te sirven de de mensajeros, el fuego llameante, de ministro. Cubriste la tierra con el manto del océano, y las aguas se posaron sobre las móntense, pera a tu bramido huyeron, al fragor de tu trueno se precipitaron, mientras subían los montes y bajaban los valles. Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con maestría, la tierra está llena de tus criaturas. Todas ellas aguardan a que les des su comida a su tiempo; abres tu mano, y se sacian de bienes; escondes tu rostro y se espantan, expiran, y vuelven a ser polvo. ¡Bendice alma mía al Señor!

SALMO 147 3. 6-9. 16-18. El Señor sana los corazones destrozados, venda sus heridas. El Señor sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los malvados; cubre el cielo de nubes, preparando la lluvia para la tierra; hace brotar la hierba en los montes, paro los que sirven al hombre; da su alimento al ganado y a las crías de cuervo que graznan. Manda la nieve como lana, esparce la escarcha como ceniza; hace caer el hielo como migajas y con el frío congele las aguas; envía una orden, y se derriten, sopla su aliento y corren. Gloria al Padre.

DE LA CARTA A LOS HEBREOS 12, 5-13. No olvides que la Sabiduría, como a hijo, te dice: Hijo, no menosprecies la corrección del Señor. No te desanimes cuando te reprenda. A quien ama el Señor lo corrige. Y castiga a todo aquel que recibe por hijo. Ustedes sufren para su propio provecho. Dios los trata como a hijos, ¿y a qué hijo no lo corrige su padre? Si ustedes no conocieran la corrección, que ha sido la suerte de todos, deberían considerarse como bastardos y no hijos. Además, cuando nuestros padres nos corregían, los respetábamos. Ahora, ¿no habrá más razones para someternos al Padre de las almas? Así conseguiremos la vida. Nuestros padres nos corregían a su gusto y para una vida que dura poco. En cambio, Dios nos corrige por nuestro bien y para hacernos santos, como El es Santo. Ninguna corrección alegra de momento: más bien trae tristeza. Sin embargo, después produce la paz en los que fueron corregidos y los lleva a la justicia. Por eso, que cobren vigor los brazos que desfallecen y que se hagan firmes las rodillas debilitadas; enderecen los caminos por donde han de pasar, para que el cojo no se pierda, sino que mejore.

9. ORACIÓN DE LOS FIELES Invoquemos a Dios todopoderoso, nuestro refugio y fortaleza y pidamos humildemente el remedio de nuestras necesidades: A cada invocación se responde:

R.

Señor, ten piedad de nosotros.

— Por la santa Iglesia para que permanezca fiel a la voluntad de Cristo y se purifique continuamente de sus faltas y debilidades. Por los que abundan en bienes materiales o tienen poder sobre los pueblos, para que promuevan la justicia y la paz. — Por los atribulados a causa de... para que no sucumban en la adversidad y el amor de los cristianos los ayude a conocer el amor de Dios que los salva. — Por los enfermos, para que el Señor alivie sus sufrimientos, restituya sus fuerzas y obtengan la salud necesaria.

— Por los que no tienen trabajo y sufren abandono y miseria, para que consigan la seguridad de un trabajo bien retribuido. Por una lluvia abundante y la prosperidad en las cosechas y ganados para que podamos servir con alegría al Señor y a nuestros hermanos. — Para que el Señor, que dominó al viento y al mar, aleje de los campos el mal tiempo, ponga fin a las calamidades y aleje de nosotros los castigos que merecen nuestras culpas.

OREMOS Padre de bondad, atiende a los ruegos de estos tus hijos y concédenos lo que confiadamente te suplicamos, ya que Tú eres la fuente misma de toda gracia. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

CELEBRACIONES POPULARES I. MUJER DESPUÉS DEL PARTO II. PRESENTACIÓN DE UN NIÑO AL TEMPLO 1. A LA ENTRADA DEL TEMPLO 2. AL LLEGAR ANTE EL ALTAR Nada impide repetir esta bendición, cuando la soliciten, aunque ya la hayan recibido en la celebración del Bautismo. Lc 2, 22-33; 39-40; Ef 2, 4-10; Sal 127(128).

1. A LA ENTRADA DEL TEMPLO El sacerdote saluda, si es oportuno. Rocía con agua bendita y dice:

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra.

Antífona Esta mujer recibirá la bendición del Señor y la misericordia de Dios, su Salvador, porque es una de las que buscan al Señor. Entran al templo rezando el Salmo 23, o algunos de sus versículos.

SALMO 23 Del Señor es la tierra y cuanto la llena, —el orbe de la tierra y cuantos la habitan. Pues El lo fundó sobre los mares, Y sobre las olas lo estableció. ¿Quién subirá al monte del Señor —o quién se mantendrá en su lugar santo? El de limpias manos y corazón puro, —el que no lleva su alma al fraude y no jura con mentira.

Ese alcanza del Señor la bendición —y la justicia de Dios, su Salvador. Esa es la razón de los que le buscan —de los que buscan el Dios de Jacob. Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos más, antiguas entradas, —que va a entrar el Rey de la Gloria. ¿Quién es el Rey de la Gloria? —Es el Señor, el fuerte, el poderoso: es el Señor, poderoso en la batalla. Puertas, levantad vuestro dinteles, alzaos más, antiguas entradas, —que va a entrar el Rey de la Gloría. ¿Quién es ese Rey de la Gloria? —Es el Señor, Dios de los ejércitos: El es Rey de la Gloria. — Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. R.

Como era en el principio, ahora y siempre. Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Esta mujer recibirá la bendición del Señor la misericordia de Dios, su Salvador, porque es una de las que buscan al Señor.

2. AL LLEGAR ANTE EL ALTAR — Señor, ten piedad de nosotros. R. Señor, ten piedad de nosotros. — Cristo, ten piedad de nosotros. R. Cristo, ten piedad de nosotros. — Señor, ten piedad de nosotros. R. Señor, ten piedad de nosotros. Padre nuestro. — Salva a tu Sierva, Señor. R. Dios mío, porque espera en Tí. — Desde tu santuario, Señor, envíale tu ayuda. R. Y protégela desde el cielo. — Sé para ella, Señor, un baluarte inexpugnable. R. Frente al enemigo. — Escucha, Señor, nuestra oración. R. Y llegue a Tí nuestro clamor.

— El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Dios todopoderoso y eterno, que por la maternidad de la Santísima Virgen convertiste en gozo los dolores de las mujeres cristianas que llegan a ser madres: mira propicio a tu hija aquí presente, que llena de goza viene hasta tu santo templo, para darte gracias por haber enriquecido su amor matrimonial con un hijo. Concédele que después de esta vida, por los méritos e intercesión de la Santísima Virgen María, merezca llegar con su hijo a la felicidad eterna. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Y la rocía con agua bendita. Luego dice:

La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo, + y Espíritu Santo, descienda sobre tí y sobre tu hijo y permanezca para siempre. R.

Amén.

III. PRESENTACIÓN DE LA NIÑA DE TRES AÑOS AL TEMPLO La niña vestida de blanco y con un ramo de flores en la mano, acompañada de sus padres, llega al pórtico del templo o al pie del altar en donde los recibe el sacerdote revestido. Saluda a los presentes y los rocía con agua bendita. Llegados al altar los padres ayudan a la niña a recitar en voz clara alguna de las oraciones que siguen:

1. PRIMERA FORMA 2. SEGUNDA FORMA 3. TERCERA FORMA

1. PRIMERA FORMA ¡Jesús Divino! Aquí en los brazos de tu dulce Madre, vengo como ella cuando era niña, a consagrarme a Tí. Quiero ser siempre pura, inocente y cándida, para que no te lastimes en este corazón que latirá hasta la muerte, en María y por María, sólo para Tí. Amén. »

2. SEGUNDA FORMA ¡Oh inmaculada María, Niña preciosísima, que a la edad de tres años te consagraste a Dios en el templo de Jerusalén! Aquí estoy yo también niña como tú, deseando que Dios me acepte, llenándome de tus virtudes y de tus gracias. Llévame a ese Jesús del Sagrario a quIen amo; que yo quiero ser pura haga, a muerte. Amén. »

3. TERCERA FORMA Jesús Divino, que estás en el Sagrario y que dijiste un día: “Dejad que los niños se acerquen a Mí”. Aquí vengo de la mano de tu Inmaculada Madre, a consagrarte mis oídos, mi lengua, mi corazón y mi alma, recordando este paso de su presentación al templo. Quiero imitar sus virtudes, sobre todo la limpieza de corazón, para reflejar la imagen del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, haciendo siempre la divina voluntad. Amén. » La niña besa el pie de la imagen de María y le ofrece el ramo de flores. En seguida el sacerdote celebra la santa Misa, o después de una breve alocución dice la Oración Universal. Al fin, bendice a los presentes y los despide.

IV. CONSAGRACIÓN DÉ LOS NIÑOS CUANDO LOS LLEVAN AL TEMPLO Conviene comenzar la celebración con un canto apropiado.

— Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. — Dejad a los niños que vengan a Mí. R. Porque de ellos es el Reino de los cielos. — Sus Ángeles custodios. R. Miran continuamente el rostro del Padre. — Nada logre en ellos el demonio. R. Y el maligno no se atreva a hacerles daño. — Escucha, Señor, nuestra oración. R. Y llegue a Tí nuestro clamor. — El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.

OREMOS Señor nuestro, Jesucristo, que abrazabas con amor a los niños que te presentaban y venían a Tí, que los bendecías imponiéndoles las manos, y dijiste a los Apóstoles: Dejad a los niños que vengan a Mí y no se lo impidáis, porque de ellos es el Reino de los cielos, y sus Ángeles custodios miran continuamente el rostro de mi Padre, y les advertiste el severo castigo para quien los escandalizara; te suplicamos, Señor, que cuides la inocencia de estos niños aquí presentes, y la devoción de sus padres. Ben + dícelos hoy por medio de nosotros, tus ministros, para que todos los días crezcan en tu gracia y misericordia, sientan gusto de Tí, te Amén., conozcan tu santo temor para que guarden tus mandamientos, y lleguen así al deseado fin de la gloria, por medio de Tí, Salvador del mundo Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo, vives y reinas por los siglos de los siglos. R.

AMEN.

OREMOS Te suplicamos, Señor, que por la intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, defiendas toda adversidad a esta familia, que de todo corazón se postra delante de Tí, y la protejas paternalmente de todas las asechanzas del enemigo. Por Cristo nuestro Señor. R.

AMEN.

OREMOS Oh Dios, que con providencia inefable te has dignado enviar a tus santos Ángeles para que nos custodien, concédenos ser siempre defendidos por su protección, y gozar de su compañía en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. R.

AMEN.

Puede rociar a todos con agua bendita como recuerdo di bautismo, mientras se entona un canto apropiado, y al final bendice diciendo:

Que el Señor los bendiga y los cuide, guarde puros sus corazones y rectas sus mentes, y que el Padre, Hijo + y el Espíritu Santo los acompañen siempre. R.

AMEN.

Mientras van saliendo del templo pueden entonar alguna alabanza.

V. CELEBRACIÓN DE XV AÑOS 1. RITO DE LA CELEBRACIÓN 2. RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES 3. ORACIÓN A LOS FIELES 4. PROCESIÓN DE OFRENDAS 5. SIGNO DE LA PAZ 6. COMUNIÓN 7. BENDICIÓN

INTRODUCCIÓN El fin de la pastoral de los Quince Años será hacer conciencia en las jóvenes que llegan a esa edad, de su fe personal para ayudarlas a vivir su compromiso cristiano. Este proceso desembocará normal y ordinariamente en orientar a la quinceañera para que se integre en alguna obra de servicio a la comunidad, según sus propias inclinaciones y aptitudes: evangelización y catequesis; liturgia, animación, canto; obras sociales, asistenciales, en los diferentes niveles: mínimo, familiar; óptimo, comunidad eclesial; ideal, comunidad supra parroquial o diocesana. Habrá que concienciar no sólo a la quinceañera sino a la comunidad eclesial para que se abra a todos sus miembros, aceptándolos y apoyándolos en esta etapa tan importante de su vida, y en especial a los mismos familiares de la joven ya que es muy frecuente que se opongan y hasta prefieran celebrar este acontecimiento en un templo diferente al que les corresponde, y aún en oratorios privados o de religiosas, tal vez por su dimensión y fácil ornato, pero que fomentan el individualismo y un cierto clasismo elitista, en una edad en que la joven debe aprender a superar los egoísmos y naturalmente tiende a abrirse a los demás. Por otra parte la celebración de la eucaristía, universal y comunitaria, debe conducir espontáneamente a un compromiso concreto hacia la propia comunidad. Desde luego se puede sugerir como una edad muy a propósito para recibir el sacramento de la Confirmación porque se tiene mejor capacidad para la preparación y se va a entrar en una etapa de responsabilidad personal y se motivará mejor para el testimonio. El equipo de Pastoral Juvenil de la región, zona o decanato, podría responsabilizarse de organizar Jornadas, Encuentros, Cursos, etc. en épocas claves del año, con invitación para todas las jovencitas de próximo cumpleaños quindenial, a diferentes niveles. En donde fuera posible se tendría aún la misma celebración colectivamente, como final del curso, sin poner demasiado énfasis en ―el mero día‖. Ya hay experiencias comunitarias positivas. Mientras se va formando conciencia de este tipo de eventos y se puede contar con el personal necesario, se sugiere comenzar la preparación de la celebración por las visitas domiciliarias, con la ventaja de un servicio vivencial directo. Los temas básicos de la preparación se eligen en función de tres etapas: 1. Conversión-renovación personal. 2. Torna de conciencia del compromiso bautismal. 3. Participación sacramental. Es una especie de re-evangelización o catecumenado post- bautismal: 1. Importancia de conocer a Cristo y aceptarlo como salvador. 2. Creer en Cristo = Vivir el compromiso bautismal.

3. Renovación personal —superación— para la participación sacramental plena, como signo de toma de conciencia e integración eclesial. Esta preparación se ordena más bien a la formación espiritual que a la instrucción doctrinal; se dirige a los corazones y a las mentes para purificarlas, iluminándolas por el examen de conciencia y por la penitencia, y para iluminarlos con el conocimiento de Cristo Salvador (25). (cfr. Iniciación crist. de adultos, p. 22). La instrucción pastoral es necesaria para que madure su conversión y su fe, con la formación de su vida cristiana y para iniciarse en los misterios de la salvación, en la práctica de las costumbres evangélicas y de la liturgia. Atiéndase la preparación espiritual. (98) Dentro de este tiempo se transmite la instrucción con la que al mismo tiempo se les va mostrando la doctrina, son iluminadas por la fe, dirigen su corazón a Dios, se promueve su participación en la liturgia, se impulsa su actividad apostólica y toda su vida se nutre según el espíritu de Cristo (99). Deben aprender también a colaborar activamente en la evangelización y a la edificación de la Iglesia con el testimonio de su vida y con la profesión de la fe (AG 14) (19, 4). La frecuencia de sacramentos ilumina la inteligencia de la sagrada Escritura, acrecienta la ciencia de los hombres. Como ya se dijo, las quinceañeras tienen un excelente campo de acción en la catequesis de los niños, en la animación litúrgica, en el ministerio del canto, en servicios pastorales, etc., cada quien según sus propios carismas. Se sugieren algunos temas del libro: ―¿QUE LLEGARE A SER?‖: 1. Cambio del adolescente. 4. La Fe. 8. El domingo, etc. Se añadirían otros temas libres: Cristo y la joven. Responsabilidad personal y social. La joven y su futuro. La joven y su familia. Diversiones y despilfarro: gastos superfluos. Los XV Años, exigencia social y religiosa. ¿Por qué? Fiesta; vestido; acompañantes; templo ―especial‖; pastel; regalos; etc. Sobre análisis de la realidad: Áreas de la persona humana. Diagrama de edades. El ―ser‖: cuerpo y espíritu, dos alas del hombre. Sensibilidad, amor, ideal, amistad. Inteligencia, capacidad para juzgar problemas y para encontrar soluciones. Voluntad. Independencia. Afirmación de la personalidad. Darle gracias a Dios. Pedirle favores para la vida. Análisis de los dones recibidos: ser, salud, alegría, amor, interés de padres y maestros, amistades y mucha gente buena que se preocupa por tu bien. Muchas cosas para servirse de ellas y poder vivir: sol, agua, aire, tiempo, alegría. Pedirle: Luz y guía para la vida. Fuerza para las decisiones y realizaciones, en lo grande y en lo pequeño.

NOTA PASTORAL La celebración de los XV Años es una experiencia que deja huella en la joven y que interesa y preocupa a toda la familia. Por eso es necesario que se tome muy en cuenta en la pastoral, procurando una cuidadosa preparación no sólo de la quinceañera sino de todos los que la van a acompañar. Esta celebración es una ―práctica de la religiosidad popular tan arraigada en nuestro medio que casi absorbe las misas en sábados y domingos... pero en la que un alto porcentaje sólo busca el evento social como lucimiento, o como costumbre religiosa, por mero compromiso. Por eso urge evangeliza’ con ocasión de esta celebración‖. cfr PROYECTO Zona Periferia Guad. 1979. Es importante que dentro del programa de la Jornada, Encuentro, Curso, etc. que se haya organizado se incluya un Retiro Espiritual con celebración penitencial, que evitará prisas, omisiones, y perplejidades. Ténganse en cuenta en la preparación hasta los detalles de la celebración de la ceremonia con todos los que participan directamente, como los papás, padrinos de bautismo, etc. También prevéanse los ―regalos‖: Medalla o Crucifijo, Ramo de flores, Biblia o Nuevo Testamento. El esquema de la misa depende de las posibilidades concretas de ese día litúrgico. Consúltese en la Agenda Litúrgica el número marginal del día. El Misal ofrece variedad de oraciones, según el enfoque de la celebración. En cuanto a las Lecturas, cuando lo permitan las normas, pueden también escogerse pensando en el provecho de los participantes. He aquí algunas sugerencias: — Is. 7,10-14; Jer. 1, 4-10; Ec. (Coh.) 11, 7-10. 12, 1-2; Jud. 13, 18-20. — SALMO R/: 144; 150. — Ef. 1, 3-6; Gal. 4, 4-7; 3, 27-29; Jn. 4, 7-11. — Ev. Mt. 19, 16-22; 25, 1-13; Lc. 1, 26-38; 10, 38-42. Hay que escoger los diferentes lectores (Lecturas, Oración Universal, etc.) según su preparación técnica y espiritual y no por compromiso familiar o sentimental.

1. RITO DE LA CELEBRACIÓN El sacerdote sale a recibir a la quinceañera y a sus familiares. Los saluda amablemente y los invita a pasar para iniciar la celebración. Se organiza el cortejo y se entra cantando. Puede dar la ambientación con estas o semejantes palabras:

N.,

la iglesia te da la bienvenida y se une a tí, a tus padres y familiares, y a tus amistades que se han reunido para celebrar contigo esta fiesta de tus XV Años. Vamos a darle gracias a Dios que te dio la vida y a ayudarte a pedir que sepas cumplir los deberes que esa vida te exija para que ames a Dios y a tus semejantes como Cristo te ama a tí. El acto penitencial podría ser la tercera forma, con ―tropos‖ ad hoc. En la homilía, a partir de los textos, se procurará iluminar el sentido de la celebración para llegar a compromisos concretos: Vivir quiere decir crecer, y crecer quiere decir madurar; una persona madura es la que puede tomar decisiones para comprometerse, y ser fiel aunque resulte difícil cumplir.

2. RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES Después de la homilía se hace la Renovación de las Promesas Bautismales. Es la parte medular del rito. Puede seguirse cualquier fórmula del bautismo o la confirmación, o elaborar algún modelo apropiado. El modelo que se ofrece a continuación exige verdad y sinceridad, si no, es mejor no hacerlo así. Está elaborado pera integrar a le joven en algún campo de acción concreto, según sus motivaciones y carismas.

N.,

cuando tú naciste tus papás y tus padrinos te trajeron a las aguas bautismales para que recibieras una vida nueva, como hija de Dios. En aquel momento ellos hicieron una profesión de fe en tu favor y un compromiso religioso en tu nombre: esa misma fe y compromiso que te han hecho venir hoy ante este altar. Como tú ahora eres responsable de lo que haces, la Iglesia te pide que ratifiques y renueves esa misma fe y ese compromiso de continuar tu vida cristiana. Así pues, en presencia de TUS PADRES, que te comunicaron la vida que recibieron de Dios, que te han dado tu nombre cristiano y te han orientado y apoyado en estos primeros años de tu vida y te han brindado afecto y comprensión y quieren lo mejor para tí. Y en presencia de TUS PADRINOS DE BAUTISMO, que son testigos del don de la fe que recibiste, que te han sabido alentar en tu vida y que se alegran ahora que vas a reafirmar tus convicciones cristianas. Y en presencia de la Iglesia, representada aquí por todos los que te acompañan, muchos de ellos amigos y conocidos, yo te pregunto: — N. ¿Aceptas a Cristo como tu Salvador? R. Sí, lo acepto. — ¿Quieres seguir a Cristo toda tu vida? R. Sí, lo seguiré. — ¿Quieres comprometerte ante esta comunidad cristiana a vivir plenamente tu compromiso Bautismal? R. Sí, quiero, con la ayuda de Dios. Si se ve conveniente, ella puede añadir, de frente a la asamblea:

Yo, N., delante de todos ustedes, con gran alegría confieso mi fe cristiana y acepto mi compromiso bautismal con Cristo, para vivir el Evangelio y trabajar como (aquí dice la actividad que quiere desarrollar) en mi comunidad parroquial. Les pido a todos que recen por mí para que sea fiel a este compromiso.

Luego, de rodillas, delante del altar, dice:

SEÑOR DIOS, CREO EN TI CON TODAS LAS FUERZAS DE MÍ SER Y POR ESO TE OFREZCO MI JUVENTUD: GUÍA MIS PASOS, MIS ACCIONES, MIS PENSAMIENTOS. CONCÉDEME LA GRACIA DE VIVIR TU MANDAMIENTO NUEVO, PARA AMAR A MIS HERMANOS POR TI. QUE TU GRACIA EN MI NO RESULTE VANA. TE LO PIDO POR JESÚS, TU HIJO, MI SALVADOR. ¡OH MARIA, MADRE MIA! ANTE TI PRESENTO MI OFRENDA AL SEÑOR. SE PARA MI EL MODELO DE MUJER FUERTE. TOMA MI CORAZÓN Y HAZME DIGNA HIJA DE DIOS. AMEN. Se hace luego la bendición de los regalos, para entregárselos:

Ben + dice, Señor, esta (Biblia - Rosario - Cruz - Medalla - etc.) que bendecimos en tu nombre. Te pedimos que sean fuente de alegría y gracia para N. y que la acompañen en su peregrinación hacia Tí. Por Cristo nuestro Señor. Puede rociarlos con agua bendita. Al entregarlos, convendrá decir alguna palabra apropiada.

3. ORACIÓN A LOS FIELES Si no se ha elaborado alguna apropiada, puede adaptarse alguna del Misal.

4. PROCESIÓN DE OFRENDAS En este momento la quinceañera entrega el RAMO, que se dejará sobre el mismo altar como signo de la propia ofrenda. Los familiares llevarán dones para Cristo Pobre (despensas).

5. SIGNO DE LA PAZ La quinceañera da la paz a sus papás, padrinos y acompañantes.

6. COMUNIÓN La quinceañera y sus acompañantes (y si se juzga oportuno aún los demás fieles) pueden recibir la Comunión bajo las dos especies, dándoles oportunamente la catequesis. Recuérdese que con motivo de esta celebración hay personas que se sienten ―obligadas‖ a comulgar sin estar preparadas; oriénteseles.

7. BENDICIÓN Alguna del Misal, ver la página: 397-399. Recuérdense las normas para los fotógrafos: ENTRADA-CEREMONIA-SALIDA y las indicaciones para coros y músicos. Véanse en el Rito del Matrimonio de este Ritual, pág. 248.

VI. ENTRONIZACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN LOS HOGARES El día fijado de antemano, se reúne toda la familia en el lugar principal de la casa; el sacerdote revestido de cota y estola blanca, bendice la imagen del Sagrado Corazón, y se procede a la formal entronización de la manera siguiente: Todos, de pie, recitan en voz clara el Credo, en testimonio explícito de la fe que profesa toda la familia, y a continuación se dirá lo siguiente:

Dígnate visitar, Señor Jesús, en compañía de tu dulce Madre, este hogar y coima a sus dichosos moradores de las gracias prometidas a las familias especialmente consagradas a tu Corazón Divino. Tú mismo ¡oh Salvador del Mundo! con fines de misericordia, solicitaste en revelación a tu sierva Margarita María el solemne homenaje de universal amor a tu Corazón, “que tanto ha amado a los hombres, y de los cuales es tan mal correspondido”. Por ello toda esta familia, acudiendo presurosa a tu llamado, y en desagravio del abandono de la apostasía de tantas almas, te proclama ¡o Corazón Sagrado! su amable Soberano y te consagra de una manera absoluta las alegrías, los trabajos y tristezas, el

presente y el porvenir de este hogar, de hoy para siempre enteramente tuyo. Bendice, pues, a los presentes, bendice a los que, por voluntad del cielo, nos arrebató la muerte; bendice, Jesús, a los ausentes; establece en esta tu casa, te lo suplicamos por el amor que tienes a la Virgen María, establece aquí, ¡oh Corazón amante! el dominio de tu caridad, infunde en todos sus miembros el espíritu de fe, de santidad y de pureza, arrebata para Tí solo estas almas, despegándolas del mundo y de sus locas vanidades; ábreles, Señor, la herida hermosa de tu Corazón piadoso, y, como en arca de salud, guarda en ella a todos estos que son tuyos hasta la vida eterna. ¡Viva siempre amado, bendecido y glorificado en este hogar el Corazón triunfante de Jesús! Amén. Evóquese la presencia y el recuerdo de los muertos y de los ausentes, rezando por ellos un Padre Nuestro y una Ave Maria. A continuación el jefe de la familia coloca la imagen del Sagrado Corazón en el lugar de honor que se le ha preparado y procede a la CONSAGRACIÓN de la familia, recitando la siguiente fórmula:

Oh Corazón Sacratísimo de Jesús, Tú revelaste a Sta. Margarita María el deseo de reinar sobre las familias cristianas: he aquí que, a fin de complacerte, nos presentamos hoy para proclamar tu absoluto imperio sobre nuestra familia. Deseamos vivir en adelante tu vida, deseamos que en el seno de nuestra familia florezcan las virtudes, por las cuales Tú has prometido la paz en la tierra; deseamos apartar lejos de nosotros el espíritu del mundo, a quien Tú condenaste. Tú reinarás en nuestra inteligencia con la sinceridad de nuestra fe, en nuestro corazón con el amor exclusivamente tuyo, mediante el cual se inflamará para Tí, y cuya ardiente llama fomentaremos con la recepción frecuente de la Divina Eucaristía, Dígnate, Corazón Divino, presidirnos, unidos en uno solo, bendecir nuestros negocios espirituales y temporales, apartar de nosotros los contratiempos, santificar nuestros goces y mitigar nuestras penas. Y si alguno de nosotros tuviere la desgracia de ofenderte, recuérdale, oh Corazón de Jesús, que Tú estás lleno de misericordia y de caridad para el pecador que se arrepiente. Y cuando suene la hora de la separación, y la muerte introduzca el luto en el seno de nuestra familia, nosotros todos, así los que se ausenten como los que se queden, nos sometemos a tus eternos decretos. Nuestro consuelo será gustar en el fondo de nuestras almas el dulce pensamiento de que toda nuestra familia, reunida allá en el Cielo, podrá cantar por siempre tus glorias y tus bondades. Dígnese el Corazón Inmaculado de María, dígnese el glorioso Patriarca S. José presentarte esta nuestra consagración y conservar viva su memoria en nuestras almas todos los días de nuestra vida. ¡VIVA EL CORAZÓN DE JESÚS, NUESTRO REY Y NUESTRO PADRE! Luego el sacerdote bendice a la familia: se puede entonar algún canto en honor de Cristo Rey.

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, + Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre esta familia y permanezca para siempre. R.

Amén.

VII. ENTRONIZACIÓN DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN EN LAS CASAS 1. RITO DE LA CELEBRACIÓN 2. ORACIÓN FINAL 3. PRÁCTICAS DE CONSEJO

INTRODUCCIÓN

Cuando La Virgen llegue a las casas y sea entronizada allí, tratarla verdaderamente como quien es: un personaje de gran importancia y, desde ese momento, la Reina del hogar. Ver su presencia como una presencia viva; la Virgen viene a vivir con nosotros. En consecuencia, tener con ella las atenciones que conviene, tales como: saludarla en la mañana, de preferencia juntos puede ser un rezo del Ángelus, un Ave María o de otra manera, consultarle su opinión, por lo menos una vez al día siguiendo su indicación ―Hagan o que Él les diga,‖ esto, por medio de la lectura del Evangelio y su meditación, también en familia. Darle el regalo que más le gusta: el Rosario de ser posible, meditado, que es el arma principal que ella nos ha dado para solucionar nuestros problemas recordar las promesas del Rosario y que nos ayuda a conocer la vida de Jesús y aplicarla a nuestra vida. Recibir el máximo tesoro que Ella nos ha dado: a su Hijo en la Eucaristía, procurando asistir a Misa y visitarlo en la iglesia unos diez o quince minutos al día. Esmeramos en la caridad entre los miembros de la familia y en el servicio en el hogar, como lo hacemos cuando hay alguna visita importante en la casa.

1. RITO DE LA CELEBRACIÓN Hermanos, hoy llega a este pequeño santuario, que es nuestro hogar, la imagen de la Virgen de Guadalupe. Esta imagen es y será señal de nuestra confianza en la misericordia y la gracia de Dios, nuestro Padre, quien nos protege y asiste en todo momento. Va a ser colocada en nuestra casa, no sólo como recuerdo de la bondad divina recibida en el santuario del Tepeyac, sino también como señal de la presencia de la Virgen Maria entre nosotros. Acojamos pues gozosos esta imagen bendita, cantando el himno con el que la piedad y devoción de los fieles la veneran en el Santuario del Tepeyac. Se canta el himno a la Virgen, y mientras se canta. Si la celebración empezó en la entrada de la casa, se lleva la imagen en procesión hasta el lugar donde va a ser entronizada y se coloca. Reunidos a los pies de la Santísima Virgen, y bendecida la imagen, dice el sacerdote lo siguiente:

Dios Todopoderoso y Eterno, que impulsado por tu infinita misericordia te dignaste dirigir a México una mirada de amor y viéndolo lleno de sombras y miserias enviaste a la Inmaculada Virgen María, para que fuera Apóstol, Reina y Madre Nuestra: te rogamos aceptes propicio la ofrenda que, por medio de Ella, te hacemos de nuestros hogares y de nuestros corazones, y haz, por tu infinita bondad, que establezca aquí Nuestra Santísima Madre de Guadalupe su trono de clemencia y dispensación, nos vea como cosa muy suya, nos mantenga lejos del pecado y de todo mal, y con su intercesión valiosísima, alcancemos el perdón y la paz. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. A continuación se coloca la Santa Imagen en el lugar donde deba quedar, y luego de rodillas, dicen:

“¡Salve, augusta Reina de los Mexicanos, Madre Santísima de Guadalupe, Salve! Ruega por tu Nación para conseguir lo que Tú, Madre Nuestra, creas más conveniente pedir”. Se reza una Salve y esta jaculatoria:

Virgen Santísima de Guadalupe, Reina de México, ¡consérvanos la fe y salva nuestra Patria! Puede decirse también le Oración compuesta por el Papa Juan Pablo II y que se encuentra en este Ritual. P. 301, o p. 298.

2. ORACIÓN FINAL ¿Cómo te daremos gracias, duchísima Madre nuestra, por los beneficios incontables que te debemos? Fijaste en esta Nación esos tus ojos misericordiosos y ante el Trono excelso del Dios de bondad la pediste como herencia tuya. ¿Qué pudo moverte a descender desde los cielos hasta nuestro árido Tepeyac, sino el singular amor que nos tienes y la

inmensa miseria nuestra? ¡Gracias, Señora! Que los ángeles te alaben por tan insigne favor, que las naciones todas te bendigan y que México, postrado a tus inmaculadas plantas, te ame con todos sus corazones y, como a Judit, te cante: “Tú eres la gloria de nuestro pueblo”. Pediste un templo y te ofrecemos millares, pues te consagramos cada uno de nuestros hogares y queremos reines en nuestros corazones. Nos llamas: “hijitos míos muy queridos” y aceptando tan dulce título, que nos conmueve hasta las lágrimas, queremos llamarte nuestra Reina, nuestra Madre, y ser, no sólo tus vasallos fieles y tus hijos amantísimos, sino tus humildísimos esclavos. Manda, Altísima Señora, que estamos prontos a obedecerte. Reina en nuestras casas y líbralas de todo mal; en nuestras almas y haz que sirvan siempre a Dios; en esta porción de la Iglesia Mexicana y hazla gloriosa y libre; en nuestra Nación, feliz a pesar de todo, porque la amas, y danos la paz. Perdona a los hijos ingratos y prevaricadores, robustece la fe de los que te aclaman e invocan, y concédenos, en fin, que formando tu corte aquí en la tierra, vayamos, dulcísimo Madre, a cantar contigo las alabanzas eternas ante el Trono de Dios. Amén. Luego el sacerdote bendice a la familia:

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, + Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre esta familia y permanezca para siempre. R.

Amén.

Se termina cantando el Himno Guadalupano o algún otro canto apropiado.

— EL Señor nos ben + diga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R.

Amén.

3. PRÁCTICAS DE CONSEJO 1. El día de la entronización, reúnase en cuanto sea posible, toda la familia y prepárese para recibir los santos sacramentos. 2. Procúrese honrar diariamente a la Santísima Virgen de Guadalupe rezándole en familia, o en el templo, el Santo Rosario, especialmente los sábados y el día 12 de cada mes. 3. Téngase como día de alegría en el hogar, el del aniversario de la entronización.

VIII. CELEBRACIÓN MARIANA 1. MARIA, MADRE DE JESÚS Y MADRE RESPONSABLE 2. MARIA, MADRE DE LA COMUNIDAD 3. MUJER DEL SÍ 4. MADRE DE LA ESPERANZA 5. FIEL HASTA LA MUERTE — En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. R.

Amén.

— El amor de Dios Padre, la gracia de nuestro Señor Jesucristo, y la luz del Espíritu Santo, estén con vosotros.

R.

Y con tu espíritu.

Hermanos, celebremos juntos las bondades del Señor que quiso entregarnos como madre a su propia Madre, para que, en todo momento, se compadeciera y intercediera por nosotros, ante Dios, Nuestro Señor.

1. MARIA, MADRE DE JESÚS Y MADRE RESPONSABLE TEXTO EVANGÉLICO JN 19, 26-27. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.

CANTO Madre de los creyentes Madre de los creyentes que siempre fuiste fiel, danos tu confianza, danos tu fe (bis). Pasaste por el mundo en medio de tinieblas, sufriendo a cada paso la noche de la fe. Sintiendo cada día la espada del silencio, a oscuras padeciste el riesgo de creer.

ORACIÓN - DIÁLOGO        

Madre de Dios y Madre de la Iglesia: Dios te salve. Mujer bendita entre todas las mujeres: Dios te salve. Modelo de creyentes: Dios te salve. Dichosa por haber creído: Dios te salve. Refugio de pecadores: Dios te salve. Esperanza de los que caminan: Dios te salve. Auxilio de los cristianos: Dios te salve. Vida y esperanza nuestra: Dios te salve.

ORACIÓN Dios, Padre nuestro, que quisiste que tu Hijo, por el misterio de la encarnación, tomara carne en el seno de María, y se hiciera enteramente hombre, obedeciendo sumisamente las leyes del desarrollo humano. Haz que nosotros, por el ejemplo de María y de Jesús, seamos también enteramente humanos, hijos tuyos y buenos hermanos.

2. MARIA, MADRE DE LA COMUNIDAD TEXTO EVANGÉLICO Hch 1, 12-14. Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista poco de Jerusalén, el espacio de un camino sabático. Y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían, Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago.

Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.

CANTO Santa María del camino Mientras recorres la vida, tú nunca sólo estás, contigo por el camino Santa María va. Ven con nosotros al caminar, Santa María, ven. (bis) Aunque parezcan tus pasos inútil caminar, tú vas haciendo camino, otros lo seguirán.

ORACIÓN - DIÁLOGO      

Nos acordamos de los bautizados que no tienen fe: Dios te salve. Nos acordamos de los bautizados que reducen su fe al culto: Dios te salve. Nos acordamos de los que viven un cristianismo individualista, sin compartir la fe y sin formar comunidad cristiana: Dios te salve. Nos acordamos de todos los que participan y están en grupos parroquiales: Dios te salve. Nos acordamos de los miembros de nuestra parroquia, que son menos valorados y de todas las personas que realizan servicios humildes. Dios te salve. Nos acordamos de las familias que más sufren: Dios te salve.

ORACIÓN Dios, Padre nuestro: tú has suscitado en la historia del pueblo de Dios, una comunidad creyente y comprometida en la esperanza del Reino. Envía sobre nosotros tu espíritu, como lo enviaste sobre la primera comunidad cristiana reunida en oración con la madre de Jesús.

3. MUJER DEL SÍ TEXTO EVANGÉLICO Lc 1, 26-38. Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»

El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue.

CANTO Madre de todos los hombres Madre de todos los hombres, enséñanos a decir amén. Cuando el dolor nos oprime y la ilusión ya no brilla. Cuando aparece la luz y nos sentimos felices.

ORACIÓN - DIÁLOGO     

Buscamos nuestra comodidad, preferimos nuestros planes a los de Dios: Dios te salve. Nos quejamos de Dios, pero al mismo tiempo hacemos la vida al margen de El: Dios te salve. No nos gusta que nadie rompa nuestros planes, ni Dios: Dios te salve. Sentimos que Dios nos quiere decir algo y damos largas a la cosa, dejando que pase el tiempo: Dios te salve. Decimos con facilidad sí a lo que podemos ver y tocas; nos preocupan menos las realidades del corazón: Dios te salve.

ORACIÓN Virgen, Señora del sí, danos la disponibilidad que Tú mostraste cuando respondiste a la llamada de Dios. Danos sensibilidad espiritual para escuchar tu llamada en medio de la realidad, en el rostro y en el sufrimiento de los pobres. Virgen, Señora del sí, enséñanos a decir sí a Dios.

4. MADRE DE LA ESPERANZA TEXTO EVANGÉLICO 1Pe 1,3-9. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo quien, por su gran misericordia, mediante la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha reengendrado a una esperanza viva, a una herencia incorruptible, inmaculada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, a quienes el poder de Dios, por medio de la fe, protege para la salvación, dispuesta ya a ser revelada en el último momento. Por lo cual rebosáis de alegría, aunque sea preciso que todavía por algún tiempo seáis afligidos con diversas pruebas, a fin de que la calidad probada de vuestra fe, más preciosa que el oro perecedero que es probado por el fuego, se convierta en motivo de alabanza, de gloria y de honor, en la Revelación de Jesucristo. A quien amáis sin haberle visto; en quien creéis, aunque de momento no le veáis, rebosando de alegría inefable y gloriosa; y alcanzáis la meta de vuestra fe, la salvación de las almas.

CANTO Estrella y camino Estrella y camino, prodigio de amor, de tu mano, Madre, hallamos a Dios.

Toda la Iglesia con fe eleva un clamor, puestos los ojos en ti, la Madre de Dios. Puente y sendero de amor, sublime misión, la de traernos a Dios en tu corazón.

ORACIÓN - DIÁLOGO     

Por Por Por Por Por

los los los los los

hombres y mujeres que han puesto toda su confianza en Dios salvador: Dios te salve. desesperados, por los que no son capaces de ver nada más que lo que ellos quieren: Dios te salve. que creen y trabajan por un mundo mejor: Dios te salve. que anuncian a Dios con alegría en un mundo de pesimismo: Dios te salve. que crean esperanzas en el corazón de los jóvenes: Dios te salve.

ORACIÓN Santa María de la esperanza, danos ojos para ver lo positivo y energía para contagiar a todos de esperanza en los cielos nuevos y en la tierra nueva. Mantén el ritmo de nuestra espera.

5. FIEL HASTA LA MUERTE TEXTO EVANGÉLICO Jn 15, 9-13 Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado. Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.

CANTO María, tú que velas junto a mí María, tú que velas junto a mí; y ves el fuego de mi inquietud; María, madre, enséñame a vivir con ritmo alegre de juventud.

ORACIÓN - DIÁLOGO     

Porque Porque Porque Porque Porque

siempre has estado al lado de la Iglesia: Dios te salve. estás cerca de los que te invocan: Dios te salve. defiendes nuestra fe en las horas difíciles: Dios te salve. estás en lo más profundo de muchos jóvenes: Dios te salve. vivimos unos tiempos difíciles para la fe: Dios te salve.

ORACIÓN Padre nuestro, danos la fuerza que María tuvo para estar al pie de la cruz y ser fiel hasta la muerte. Por Cristo, nuestro Señor. R.

Amén.

— EL Señor nos ben + diga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R.

Amén.

IX. CELEBRACIÓN DE UN ENTIERRO 1. SALUDO 2. ALOCUCIÓN 3. LECTURA BÍBLICA 4. ORACIÓN DE LOS FIELES 5. PADRE NUESTRO 6. ORACIÓN POR LOS DOLIENTES 7. BENDICIÓN DEL SEPULCRO 8. RITO DE INHUMACIÓN 9. PRECES FINALES

1. SALUDO El sacerdote saluda a los presentes con toda amabilidad, con palabras que les consuelan en la fe.

2. ALOCUCIÓN Pueden usarse estas palabras u otras parecidas: Hermanos: Estamos ante una de las realidades más duras de la existencia humana. Un ser querido ha terminado ya la etapa terrena de su existencia y se ha separado de nosotros para comenzar a vivir la vida eterna. A nosotros, sin embargo, este paso que nuestro hermano ha dado, nos llena de dolor, porque los vínculos sensibles del afecto que nos unían a él, han quedado rotos. Pero solamente los vínculos visibles desaparecieron, pues los sobrenaturales, más íntimos, se han estrechado más en Jesucristo. Para Dios no hay muertos, sólo vivos. Es Dios de vivos; sólo se ha cumplido su decreto de que todo hombre tiene que dar este paso. Este es el verdadero sentido de la muerte cristiana: que vivimos como peregrinos en la tierra, esperando dar ese paso que habrá de introducirnos en la vida eterna. Para nosotros a muerte no es el final de todo, sino a posesión de todo: no es tiniebla, sino luz resplandeciente que se origina en el sol de la resurrección de Cristo.

3. LECTURA BÍBLICA Se puede proclamar alguna Lectura, con su Salmo y hacer alguna reflexión, ―pero excluyendo todo lo que sepa a elogio fúnebre‖. Téngase en cuenta que entre los presentes puede haber personas a alejadas, que necesitan ser ayudados en su fe.

4. ORACIÓN DE LOS FIELES Se puede decir esta oración o alguna otra:

Pidamos por nuestro hermano a Jesucristo nuestro Señor, que dijo: “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás”. — Tú que lloraste por la muerte de Lázaro, enjuga nuestras lágrimas. R.

Escúchanos, Señor.

— Tú que llamaste a los muertos a la vida, dale a este hermano nuestro la vida eterna. R.

Escúchanos, Señor.

— Tú que prometiste el paraíso al ladrón arrepentido, introduce en el cielo a este hermano nuestro. R.

Escúchanos. Señor.

— Tú que lavaste a nuestro hermano con el agua del Bautismo y lo confirmaste con la Unción sagrada, cuéntalo entre tus santos y elegidos. R.

Escúchanos, Señor.

— Tú que alimentaste a nuestro hermano con el sagrado banquete de tu Cuerpo y de tu Sangre. admítelo en la mesa de tu reino. R.

Escúchanos, Señor.

— Y a nosotros, Señor, que estamos afligidos por la muerte de nuestro hermano, anímanos con el con suelo de la fe y la esperanza de la vida eterna. R.

Escúchanos, Señor.

5. PADRE NUESTRO Con la confianza de hijos, roguemos al Señor con las palabras que su mismo Hijo nos enseñó: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día: perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos de- es caer en tentación, y líbranos del mal. Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, humildemente te suplicamos por tu siervo N., a quien has llamado de este mundo: dígnate llevarlo al lugar del descanso, de la luz y de la paz. Concédele franquear victoriosamente las puertas de la muerte, para que habite con tus santos en el cielo, en la luz que prometiste a Abraham y a su linaje. Que su alma se vea libre de toda pena, y, cuando llegue el gran día de la resurrección y del premio, su cuerpo resucite entre tus santos y elegidos. Olvida sus culpas y pecados, para que, junto a Tí, goce de la vida inmortal en el Reino eterno. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. También puede decir ésta:

6. ORACIÓN POR LOS DOLIENTES Padre de misericordia y Dios de todo consuelo, que nos amas con amor eterno, que cambias la sombra de la muerte en aurora de vida, te rogamos que veas a estos hijos tuyos afligidos por esta tribulación. Sé, Tú, Señor, nuestro refugio y nuestra fuerza, para que por medio de este dolor y de esta aflicción, lleguemos a tu luz y a tu paz.

Y ya que tu Hijo, nuestro Señor, con su muerte destruyó nuestra muerte y con su resurrección nos devolvió la vida, concédenos que después de esta vida mortal, lleguemos a su presencia, en donde están nuestros hermanos que nos han precedido, y en donde todo llanto tendrá consuelo. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

— Dale, Señor, el descanso eterno. R. Y brille para él la luz eterna. — Por la misericordia de Dios, descanse en paz. R. Amén.

7. BENDICIÓN DEL SEPULCRO Si el sepulcro no está bendecido, se bendice antes de que el cuerpo sea depositado en él. Puede elegirse cualquiera de estas oraciones, o decirlas todas como si fuera una sola, si es necesario, omitiendo la conclusión intermedia.

OREMOS Señor Dios, por cuya misericordia descansan los fieles difuntos y esperan en el sepulcro el día de la resurrección, dígnate ben + decir este sepulcro y manda a tus Ángeles que lo custodien para que libren de todo lazo a este hermano que hoy sepultamos aquí a fin de que pueda gozar para siempre de Tí en compañía de tus santos; y así como los Ángeles anunciaron el gozo de la resurrección de tu Hijo, así también lo despierten para el gran día de la resurrección. (Por Cristo nuestro Señor. R. Amén). Señor Jesucristo, que por estar tres días en la tumba santificaste todos los sepulcros de los que creen en Tí, de tal manera que al descender los cuerpos a la tierra aumenta la esperanza de la resurrección, concédenos que en este sepulcro duerma en paz tu hijo N. y aquí descanse hasta que Tú, que eres la resurrección y la vida, lo ilumines al resucitarlo, y que en la paz de tu rostro contemple la luz eterna del cielo (Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén). Señor, que al hombre que se apartó de tus mandatos le diste la justa sentencia de muerte, y que por la penitencia y la resurrección del último día le devuelves la vida; Señor, que diste a Abraham, nuestro padre, sepultura en la tierra prometida; que inspiraste al justo José, dueño de un sepulcro nuevo, para que en él sepultara el cuerpo del Señor, te pedimos con el corazón dolorido y con insistencia, que este sepulcro, preparado para el cuerpo de este hijo tuyo, N., por tu bondad lo mires y lo bendigas, para que, cuando su cuerpo quede sepultado aquí en espera de la resurrección, su alma se remonte al cielo. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Y lo rocía con agua bendita.

— Dale, Señor, el descanso eterno. R. Y brille para él la luz eterna. — Que descanse en paz. R. Amén. — Que su alma y la de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. R. Amén. Si a continuación se va a sepultar el cuerpo, es conveniente que mientras los sepultureros realizan su oficio, se ayude a los dolientes, con algunas Preces por el difunto.

8. RITO DE INHUMACIÓN

El acto de sepultar al difunto se hace inmediatamente o al final del rito, según la costumbre del lugar. Mientras se coloca el cuerpo en el sepulcro, o en otro momento oportuno, el sacerdote puede decir:

Dios todopoderoso ha llamado a nuestro hermano y nosotros ahora enterramos su cuerpo para que vuelva a la tierra de donde fue sacado. Con la fe puesta en la resurrección de Cristo, primogénito de los muertos, creemos que El transformará nuestro cuerpo humillado y lo hará semejante a su cuerpo glorioso. Por eso encomendamos a nuestro hermano al Señor, para que lo resucite en el último día y lo admita en la paz de su Reino. Si ha de hacerse Homilía junto al sepulcro, téngase en ese momento. Si también se hace junto al sepulcro la última recomendación de despedida, téngase en lugar de las siguientes Preces finales. En este caso, el rito de la última recomendación y despedida concluye las exequias.

9. PRECES FINALES El sacerdote puede decir las siguientes Preces, total o parcialmente.

Pidamos por nuestro hermano a Jesucristo nuestro Señor, que dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera vivirá: y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás”. A cada invocación se responde:

R.

Escúchanos, Señor.

— Tú que lloraste por la muerte de Lázaro, enjuga nuestras lágrimas. — Tú que llamaste a los muertos a la vida, dale a este hermano nuestro la vida eterna. — Tú que prometiste el paraíso al ladrón arrepentido, introduce en el cielo a este hermano nuestro. — Tú que alimentaste a nuestro hermano con el sagrado banquete de tu Cuerpo y Sangre admítelo en la mesa de tu Reino. — Y a todos nosotros, Señor, que estamos afligidos por la muerte de nuestro hermano anímanos con el consuelo de la fe y la esperanza de la vida eterna. Llenos de confianza en la misericordia del Señor, digamos todos: Padre nuestro. Todos recitan el Padre Nuestro; si es costumbre puede rociar el cadáver con agua bendita. Al terminar, el celebrante dice:

Señor, ten misericordia de tu siervo N., para que no sufra el castigo por sus faltas, pues deseó cumplir tu voluntad. La verdadera fe lo unió aquí en la tierra al pueblo fiel, que ahora tu misericordia lo una al coro de los ángeles y elegidos. Por Cristo nuestro Señor. R.

Amén.

Otras posibles oraciones:

Señor, que estás siempre dispuesto a compadecer y perdonare recibe el alma de tu hijo N., y perdónale sus pecados, para quE libre de lo lazos de la vida terrena, goce desde ahora de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor. Amén. O bien, por un joven:

Señor, nos cuesta trabajo aceptar la muerte de N. en plena juventud. Concédele ahora la juventud eterna de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo por los siglos. Amén.

O bien, en muerte repentina:

Señor, que tu infinita bondad nos consuele en el dolor de esta muerte inesperada y mitigue nuestra tristeza con la esperanza de que N., vive ya en tu compañía. Por Cristo, Nuestro Señor. O bien, por todos los difuntos:

Te suplicamos, Señor, concedas la misericordia sin fin a las almas de todos los difuntos, para que les sirva de provecho eterno el haber creído y esperado en Tí. Por Cristo, Nuestro Señor. Al final de la oración, termina:

— Dale Señor, el descanso eterno. R. Brille para él la luz perpetua. — Que descanse en paz. R. Amén. — Que su alma y las de todos los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. R. Amén. Como conclusión de todo el rito, puede entonarse un canto apropiado.

X. EXEQUIAS INTRODUCCIÓN 1. MONICIÓN INTRODUCTORIA 2. ORACIÓN COLECTA 3. LITURGIA DE LA PALABRA. 4. ORACIÓN DE LOS FIELES 5. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 6. ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 11, 25-26. 7. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 8. ULTIMA RECOMENDACIÓN 9. DESPEDIDA

INTRODUCCIÓN Todos sabemos que tenemos que morir, pero cuando la muerte se presenta nos produce dolor por la separación y desconcierto ante el sentido de la vida y el destino del hombre. Los muertos se mueren solos, desamparados, sin que nadie de los que los rodean pueda hacer nada por ellos. Es el grito de Jesús: ―¡Dios mío, Dios mió! ¿Por qué me has abandonado?‖ Mc 15,34. Es el paso personal y definitivo. Pero la Iglesia celebra la muerte llena de esperanza. Sabe que Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos y en este trance quiere repetir con Jesús: ―Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu‖ (Lc 23,46), porque ante la realidad tremenda de la muerte quiere expresar la fe en el Dios que salva: el Dios de Jesús.

Creer es también esperar en el amor de Dios. La esperanza cierta de la resurrección es uno de los temas más evidentes en las exequias cristianas. Por eso, sin olvidar el lado terrible de la muerte, es necesario que los cristianos recobren el sentido pascual de la muerte y que en las exequias manifiesten su fe y su esperanza en la vida eterna y en la resurrección, de manera que se exprese la alegría, la esperanza, la afirmación en la vida que no acaba. Las exequias no son asunto privado, que interese exclusivamente a los familiares o allegados del difunto: repercuten en la comunidad y edifican a quienes participan. Habrá que aprovechar cuanto pueda potenciar a los presentes en orden a la participación activa consciente y fructuosa. Exhórtese, especialmente a los familiares del difunto, a acercarse a la Comunión. I.M. 399. El Ritual indica que no debe faltar la Hornilla, para ―conducir a los fieles a una más plena participación en la celebración y a una renovación de las actitudes cristianas‖. Dada le importancia pastoral, catequética y evangelizadora de la hornilla, cuidase su contenido pare que los creyentes profundicen su fe y los alejados, que con mucha frecuencia están presentes, conozcan la genuina cara del Evangelio de Jesús y sientan la preocupación de la Iglesia por la salvación. Por eso añade el Misal: ―Los sacerdotes son ministros del Evangelio de Cristo para todos‖. I.M. 341. Es muy importante insistir en la gratuidad de la salvación y en el sentido pascual de la muerte de Cristo. Ef 2,5.8: 2Tim 1,9; Tit 3,5. Porque la salvación no depende de las obras -como para que los ―buenos‖ puedan presumir- sino que es pura gracia y misericordia del Señor. Rom 4,23. Es necesario superar la tentación de acudir al recurso fácil de elogios póstumos, porque ya pasaron de moda las ―oraciones fúnebres‖. El Misal advierte: En la Homilía, exclúyase todo lo que sepa a elogio fúnebre. No. 338. Aprovechemos la riqueza del Leccionario de Difuntos, con su abundancia de temas y enfoques. Al preparar la celebración de la Misa, téngase cuidado de escoger los textos oportunos, según las circunstancias concretas y de acuerdo a los tiempos litúrgicos: tiempo pascual o fuera del tiempo pascual, con tal que ese día se permita la Misa Exequial. El sacerdote, revestido con los ornamentos para la celebración de la Misa, se dirige a la puerta de la iglesia. Saluda a los presentes con amabilidad, comunicándoles con sus palabras, el consuelo de la fe: Puede decir:

Hermanos: ustedes han sufrido mucho al perder un ser querido. Pero en este momento de dolor podemos decir, llenos de esperanza: “Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo; El nos conforta en toda tribulación” 2Cor 1, 3-4. Luego rocía con agua bendita e introduce el cadáver en la iglesia, mientras se entona corno canto de entrada algún salmo, o el siguiente responsorio:

Creo que mi Redentor vive, y que al final de los tiempos he de resucitar del polvo. Y en esta carne mía contemplaré a Dios, mi salvador. Sí, lo veré yo mismo, no otro; mis propios ojos lo contemplarán. Y en esta carne mía. Consérvese la costumbre de colocar el cuerpo del difunto en la misma posición que le correspondía en las asambleas litúrgicas, es decir: todo miembro del pueblo de Dios, con el rostro vuelto al altar; y los ministros sagrados, con el rostro vuelto hacia el pueblo. No habrá necesidad de poner otra cruz cerca del ataúd, si la cruz del altar se puede ver bien desde el templo. En lugar de colocar velas encendidas en torno al ataúd, es mejor poner el cirio pascual a la cabeza del difunto. Cuando no se hizo la recepción del cadáver, o no está presente, se dice como Antífona de Entrada algún canto adecuado, o se recita la siguiente Antífona:

Que el Señor te abra las puertas del paraíso, que llegues a la patria donde ya no hay muerte, ni luto, ni llanto, sino paz y alegría sin fin. O bien, en tiempo pascual: 1Tes 4, 14; 1Cor 15, 22.

Así como creemos que Jesús murió y resucitó, de la misma manera debemos creer que Dios llevará consigo a los que mueren en Jesús. Así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo, Aleluya.

1. MONICIÓN INTRODUCTORIA Antes de dar comienzo a la Misa, el sacerdote se dirige a los fieles congregados con estas palabras u otras semejantes:

Hermanos: Han venido ustedes aquí a acompañar el cuerpo de N., con quien tenían vínculos de parentesco, de amistad o de estima. Nuestro hermano, que fue recibido en la gran familia de los hijos de Dios por el Bautismo, ha llegado al fin de su peregrinación y de su testimonio. Que nuestra oración lo recomiende a la Iglesia del cielo, para que el Señor le dé la posesión del Reino y a sus familiares, amigos y conocidos los confirme en la paz y en la esperanza cristiana. Para el acto penitencial puede usarse la tercera forma, con tropos apropiados a las circunstancias.

2. ORACIÓN COLECTA Dios, Padre todopoderoso, apoyados en nuestra fe que proclama la muerte y resurrección de tu Hijo, te pedimos que concedas a nuestro hermano N., que así como ha participado ya de la muerte, llegue también a participar de la alegría de la gloriosa resurrección de Cristo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu santo y es Dios, por los siglos de los siglos. O bien:

Dios nuestro, siempre misericordioso y dispuesto al perdón, te pedimos por tu hijo N., a quien hoy has llamado a tu presencia, para que le concedas llegar a la verdadera patria y gozar ahí de las alegrías eternas, ya que desde este mundo creyó y esperó en tí. Por nuestro Señor Jesucristo. O bien:

Señor y Dios nuestro, fuente de perdón para los pecadores, y felicidad de los justos, concede a tu hilo N., al que vamos a dar hoy piadosa sepultura, formar parte del número de tus elegidos, para que el día de la resurrección pueda disfrutar de tu presencia eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo. O bien, en tiempo pascual:

Escucha, Señor, nuestras súplicas y concédenos que al proclamar nuestra fe en la resurrección de tu Hilo, se afiance también nuestra esperanza en la resurrección de nuestro hermano N. Por nuestro Señor Jesucristo. O bien, en el aniversario:

Señor, Dios de perdón, concede a tu siervo N., de quien conmemoramos el aniversario de su muerte, la morada de la paz, el reposo de la bienaventuranza y el esplendor de tu luz. Por nuestro Señor Jesucristo.

3. LITURGIA DE LA PALABRA. Luego introduce la Liturgia de la Palabra invitando a los presentes a escuchar con fe la Palabra de Dios, en una o varias lecturas. p. 357 Téngase siempre una breve hornilla después del Evangelio, pero evitando el género literario llamado ―elogio fúnebre‖. Enseguida se tiene la oración de los fieles:

4. ORACIÓN DE LOS FIELES — Hermanos, elevemos ahora nuestra oración para pedir al Señor, no sólo por este hermano que ha muerto, sino también por la Iglesia, por la paz del mundo y por nuestra salvación. — Por los pastores de la Iglesia universal, para que lo que predican de palabra lo practiquen en las obras. R.

Óyenos, Señor.

— Por todos los que tienen la responsabilidad del gobierno de la nación, para que promuevan la justicia y la paz.

— Por todos los que están afligidos en su alma o en su cuerpo, que nunca piensen que han sido abandonados por Dios. — Que Dios libre a su hijo N., del poder de las tinieblas y del lugar de los sufrimientos. — Que Dios, por su misericordia, dé al olvido completo todos sus pecados. — Que Dios lo establezca junto a él en la región de la luz y de la paz. — Que Dios le conceda la felicidad en compañía de sus santos y elegidos. — Por nuestros parientes y bienhechores difuntos; que Dios los tenga en la luz de su gloria. — Por todos los fieles difuntos; que Dios los introduzca en su gloria. Se pueden añadir intenciones libres.

OREMOS Oh Dios, creador y redentor de todos los fieles, concede a las almas de tus hijos el perdón de todos sus pecados para que, por nuestras súplicas, consigan la indulgencia que siempre desearon. Tú que vives y reinas.

5. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de reconciliación por nuestro hermano N., para que pueda encontrar como juez misericordioso a tu Hijo Jesucristo, a quien por medio de la fe reconoció como su salvador. Y que vive y reina por los siglos de los siglos. O bien:

Acude, Señor, en ayuda de tu hijo N., por quien te vamos a ofrecer este sacrificio de reconciliación en el día de su sepultura, para que si aún ha quedado en él alguna mancha ocasionada por el pecado o por la humana debilidad, tu misericordia lo perdone y lo purifique. Por Cristo nuestro Señor. O bien, en tiempo pascual:

Mira, Señor, con bondad las ofrendas que te presentamos por nuestro hermano N., y recíbelo en la gloria con tu Hijo, al cual nos unimos al celebrar el memorial de su amor. Por Cristo nuestro Señor. O bien, en Aniversario:

Muéstrate propicio, Señor, a las súplicas que te dirigimos por tu hijo N., de quien es hoy el aniversario de su muerte, y por quien te ofrecemos este sacrificio, a fin de que te dignes agregarlo a la sociedad de tus santos. Por Cristo nuestro Señor. Se usa prefacio de difuntos l-V. La oración eucarística puede ser la II o la III, con la recomendación o memento especial por el difunto.

6. ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 11, 25-26. Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor. El que cree en mí aunque haya muerto, vivirá y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. (Aleluya).

7. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Por esta eucaristía que tu Hijo nos dejó como alimento para el camino de esta vida, concédenos, Señor, que nuestro hermano N., sea conducido al banquete de tu Reino. Por Cristo nuestro Señor. O bien:

Que este sacrificio, Señor Dios omnipotente, purifique de todo pecado a tu hijo N., a quien has llamado de este mundo y pueda, así, gozar eternamente de la alegría de la resurrección. Por Cristo nuestro Señor. O bien, en tiempo pascual:

Que nuestro hermano N., por quien hemos celebrado este sacrificio de reconciliación, pueda llegar, Señor, al Reino de la luz y de la paz. Por Cristo nuestro Señor.

8. ULTIMA RECOMENDACIÓN Cuando se va a proceder a la inhumación. se omite todo el Rito de Despedida: saludo, bendición y envío; en su lugar, después de la oración poscomunión, el sacerdote que preside, de pie junto al ataúd y vuelto hacia el pueblo, teniendo a su lado a los acólitos con el agua bendita y el incienso, hace la siguiente invitación, con estas palabras u otras parecidas:

Hermanos: El grano de trigo se deposita en el surco para que se transforme y viva. Antes de ir a cumplir con el piadoso deber de dar sepultura a los muertos, pidámosle a Dios, para quien todos están vivos, que el cuerpo de este hermano nuestro N que vamos a sepultar resucite glorioso en el último día, con la perfección y cualidades de los elegidos; y que su alma pueda sumarse, ya desde ahora, a las de los santos, sus amigos fieles, que blanquearon sus túnicas en la sangre del Cordero. Conscientes también de la frágil condición humana, roguemos a Cristo para que tenga misericordia de él en el Juicio; y ya que El quiso pagar por todas nuestras culpas, como Buen Pastor, lo asocie ahora a la alegría perpetua en su Reino.

OREMOS Oran todos en silencio por un breve espacio de tiempo. Enseguida se hace la aspersión e incensación del cuerpo; entretanto se entona algún canto. Puede utilizarse el siguiente responsorio: Se puede responder:

R.

Recibid su alma: ofrecedla en la presencia del Altísimo.

— Acudid, santos de Dios, salid a su encuentro, ángeles del Señor. — Que Cristo, que te llamó, te reciba; y que el coro de los ángeles te introduzca en el cielo. — Dale, Señor, el descanso eterno y brille para él la luz eterna. Después de la aspersión e incensación, el sacerdote dice:

Padre clementísimo, te encomendamos a nuestro hermano N., apoyados en la certeza de que resucitará en el último día con Cristo y con todos los que han muerto en Cristo. Te damos gracias por todos los beneficios que a este hijo tuyo le concediste en vida, y que son ahora las señales de que él está en comunión con los santos en Cristo. Que tu corazón misericordioso se conmueva, Señor, por nuestras plegarias; abre a tu hijo N., las puertas del cielo; y a nosotros, que peregrinamos en este mundo, consuélanos con las palabras de la fe, hasta que un día, todos encontremos a Cristo y permanezcamos con él y con nuestro hermano N. Por Cristo nuestro Señor.

O bien:

Te pedimos, Señor, que tu siervo N., muerto ya para este mundo, viva para tí, y que tu amor misericordioso borre los pecados que cometió por la fragilidad humana. Por Jesucristo nuestro Señor. R.

Amén.

9. DESPEDIDA Acabada la oración, mientras se saca el cuerpo de la iglesia, puede cantarse la antífona que se indica a continuación, o algún Otro canto adecuado.

LETANÍA BREVE DE LOS SANTOS Para algunos Ritos de Ordenación y Consagración, según el Pont. Rom. Se permite añadir, en el lugar correspondiente, los nombres de algunos santos, p.e.: patrón del lugar, titular y nombres de los ordenados, así como otras invocaciones según las circunstancias, como oración de los fieles, ya que ésta se suprime cuando se dicen las Letanías.

— Señor ten piedad de nosotros. R. Señor ten piedad de nosotros. — Cristo ten piedad de nosotros. R. Cristo ten piedad de nosotros. — Señor ten piedad de nosotros. R. Señor ten piedad de nosotros. Santa María, Madre de Dios. R.

Ruega por nosotros.

San Miguel. Santos Ángeles de Dios. San Jote. San Juan Bautista. San Pedro y San Pablo. San Andrés. San Juan. Santa María Magdalena. San Esteban. San Ignacio de Antioquía. San Lorenzo -. Santas Perpetua y Felícitas. Santa Inés. San Gregorio. San Agustín. San Atanasio. San Basilio. San Martín. Sari Bonito. Santos Francisco y Domingo. San Francisco Javier. San Juan Marlo Vianney. Santo Catalina de Siena.

Santa Teresa de Ávila. Todos los Santos y Santas de Dios. Muéstrate propicio. R.

Líbranos, Señor.

De todo mal. De todo pecado. De la muerte eterna. Por tu encarnación. Por tu muerte y resurrección. Por el envío del Espíritu Santo. Nosotros que somos pecadores. R.

Te rogamos, óyenos.

Que Que Que Que

te te te te

dignes dignes dignes dignes

regir y conservar a tu santa Iglesia. asistir al Papa y a todos los miembros de la jerarquía eclesiástica. conceder a todos los pueblos de la tierra la paz y la verdadera concordia. fortalecernos y conservarnos en tu santo servicio.

— Jesús, Hijo de Dios vivo, R. Te rogamos, óyenos. — Cristo, óyenos. R. Cristo, óyenos. — Cristo, escúchanos. R. Cristo, escúchanos.

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