Revista Conmemorativa 5ta edición
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EN AR IO
DE
LA RE VOL UCIÓ N MEXICANA
Seguros Magnum felicita a la
comunidad mexicana de Chicago con motivo de la celebraciones
de la Independencia de México.
¡Viva México!
No pasa nada..pero por si pasa 1 888 539-2102
Mensaje A la comunidad Mexicana: Este año celebramos el 199 aniversario de la independencia de México. Nos encontramos en el preámbulo de los festejos del Bicentenario del inicio de la guerra de independencia y del Centenario del inicio de la Revolución Mexicana, ambos eventos significativos en la constitución de México como nación libre, soberana e independiente.
Participantes Directorio Comité Fiestas Patrias 2009
Asociación de Exalumnos UNAM Casa de la Ciudad de México Centro de Formación Tuzos Chicago Consorcio Ara
En todo el mundo se preparan los festejos para celebrar estas fechas de maneras muy distintas. En Chicago también lo estamos haciendo. El Comité Fiestas Patrias está preparando una agenda cultural y artística para estas conmemoraciones. Estamos convencidos de que debemos difundir con orgullo nuestro origen, nuestras costumbres y tradiciones, estamos trabajando para ello. El 2009 nos marca el inicio de este compromiso rumbo al año siguiente y en cada una de las organizaciones que participan en el comité existe el ánimo y el espíritu de continuar con la misión que se impuso desde el nacimiento de la organización, celebrar a México en Chicago.
Club Meza de Navar Durango Unido en Chicago Federación de Aguascalientes en el Medio Oeste Federación de Chihuahua en el Medio Oeste Federación de Guanajuato Federación de Guerrerenses en Chicago Federación de Hidalguenses en Illinois Federación de Oaxaqueños en el Medio Oeste
Queremos que la comunidad mexicana participe activamente en los festejos, es nuestra intención poder llegar a cada barrio de la ciudad de Chicago y a los suburbios que la rodean con el fin de hacer que más organizaciones se sumen al trabajo de difusión cultural y artística. México enfrenta en estos días tiempos difíciles, también los mexicanos que vivimos lejos de nuestro país, pero aún ante las vicisitudes y los problemas, debemos de imponer nuestro férreo carácter y desarrollar al máximo nuestras capacidades para superar cualquier obstáculo, esto es algo que nos ha distinguido como pueblo. Festejemos con nuestros hijos, con todas nuestras familias el orgullo de ser mexicanos y brindemos reconocimiento a todos los hombres y mujeres que ofrendaron su vida por un mejor país. Felices Fiestas Patrias 2009.
Mexican Dance Ensemble National Louis University Papalote Marketing SOS Children´s Villages Illinois Union Latina de Chicago Consejeros CCIME: Salvador Cervantes Juan Carlos Diosdado
Directorio Revista
Editor Israel Rodriguez Diseño e imagen Arcos Media Inc. Corrección y Estilo Adriana Escarcega Publicidad Maricela Herrera Agradecimiento especial Al Instituto de Investigaciones Dr. Jose Maria Luis Mora, por su valiosa contribución en el contenido de esta revista.
Biografías GUADALUPE VICTORIA
VICENTE GUERRERO
AGUSTÍN DE ITURBIDE
Nació en Tamazula, Durango, en septiembre de 1786. Fue el primer presidente de los Estados Unidos Mexicanos, cargo que ocupó del 10 de octubre de 1824 al 31 de marzo de 1829. Murió en Perote, Veracruz, el 20 de marzo de 1843.
Nació en Tixtla, en el actual estado de Guerrero, el 10 de agosto de 1773. Fue presidente constitucional de México del 1 de abril al 17 de diciembre de 1829. Murió en Cuilapan, Oaxaca, el 14 de febrero de 1831.
Nació en Valladolid, hoy Morelia, el 27 de septiembre de 1783. Fue emperador de México del 21 de mayo de 1822 al 19 de marzo de 1823. Murió el 19 de julio de 1824 en Padilla, Tamaulipas.
S
u nombre original fue José Ramón Adaucto Fernández y Félix. Estudió en el seminario de Durango y en el Colegio de San Ildefonso de la Ciudad de México. Abandonó sus estudios para unirse a José María Morelos y Pavón. Fue un destacado insurgente que ejerció el mando en la provincia de Veracruz. En 1821 lanzó el Manifiesto de Santa Fe y se declaró contrario a Iturbide, postura que mantuvo al colaborar con Santa Anna en la proclamación del Plan de Casa Mata. Apoyó la Constitución de 1824. Su prestigió le valió ser electo primer presidente de la República. Con su mandato se inauguró en el país la forma republicana de gobierno. Desde el poder, Victoria enfrentó tres problemas principales: la difícil situación económica, el deseo de Estados Unidos de negociar una nueva línea divisoria para adquirir Texas y las ambiciones de diversos caudillos. Sus restos de encuentran en la Columna de la Independencia.
E
ra un peón en las haciendas azucareras de Tierra Caliente cuando se unió a la Guerra de Independencia. A la muerte de Morelos, fue reconocido como generalísimo de los ejércitos insurgentes y, de hecho, el último de sus caudillos. En 1821 aceptó pactar con Agustín de Iturbide la Independencia y se adhirió al Plan de Iguala. Se pronunció contra Iturbide cuando éste se convirtió en emperador y, en contraparte, apoyó el establecimiento de la República. En 1828 perdió las elecciones presidenciales, pero gracias al “Motín de la Acordada” consiguió que el Congreso lo pusiera al frente del Ejecutivo. Meses después se rebeló en su contra el vicepresidente Anastasio Bustamante, a quien salió a combatir. Durante su ausencia, el Congreso lo declaró “imposibilitado mentalmente para gobernar”. Sin apoyos de ninguna especie, Guerrero se refugió en las montañas del sur. A principios de febrero de 1831 fue traicionado y fusilado. Sus restos descansan en la Columna de la Independencia.
E
studió en el seminario de su ciudad natal. Nombrado comandante del Ejército del Sur en 1820, fue comisionado por el virrey Apodaca para combatir al último caudillo insurgente, Vicente Guerrero. Distanciado de las fuerzas realistas, el 24 de febrero de 1821 proclamó el Plan de Iguala y formó el Ejército Trigarante, con el que entró a la Ciudad de México el 27 de septiembre siguiente, consumando la independencia nacional. Fue ungido como Agustín I el 21 de julio de 1822, dos meses después de que fuera proclamado emperador. Su mandato pronto comenzó a enfrentar la oposición del Congreso, al que terminó por disolver, aumentando con ello una creciente impopularidad. Desde diciembre de 1822, Antonio López de Santa Anna y Guadalupe Victoria encabezaron un levantamiento en su contra, que terminó por derrocarlo y enviarlo al exilio. Un año después regresó al país; tras su desembarco en Soto la Marina, Tamaulipas, fue aprehendido y fusilado.
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“
Crecí en el oeste de Chicago y soy la
primera que obtuvo una licenciatura universitaria en mi familia. Con esto vino la responsabilidad de aconsejar a los jóvenes Latinos en mi
”
familia y también en mi comunidad para que
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Eva Hernandez Licenciatura en Psicología
Rumbo al Bicentenario de la Independencia de México y Centenario de la Revolución Mexicana
Ruta de Miguel Hidalgo
Las Rutas 2010
C
“La Nación que tanto tiempo estuvo aletargada, despierta repentinamente de su sueño a la dulce voz de la libertad” Miguel Hidalgo
on motivo de los festejos del Bicentenario de la Independencia de México y del Centenario de la Revolución Mexicana, el gobierno federal desarrollo 6 rutas carreteras en conmemoración quedando de esta manera: tres para el movimiento de Independencia y tres para la Revolución mexicana. Es importante señalar que se consideró la accesibilidad que tienen estos lugares por vías terrestres del sistema carretero federal, tanto de las carreteras libre, como por aquéllas de cuota a cargo de CAPUFE. La Secretaría de Comunicaciones y Transportes destinó una parte significativa de sus recursos a fin de señalizar todas las rutas. La Secretaría de Turismo, por su parte, apoyará con la información turística correspondiente que será accesible en puntos estratégicos de las carreteras. Lo importante de estas rutas es que estarán plenamente identificados aquellos lugares donde haya sitios, museos y monumentos históricos. Toda la información histórica, geográfica, cartográfica, de vías de comunicación y turística pueden consultarla en la página web del Bicentenario. www.bicentenario.com.mx Además, en los principales lugares, se instalarán unas señales especiales llamadas México es mi Museo, con el objeto de invitar al público a que conozco más sobre el sitio y su relación con los hechos históricos de la Independencia y la Revolución. El público podrá marcar desde cualquier aparato telefónico un número 01-800 para escuchar la información en un minuto. Algunos lugares tenían un nombre distinto al de ahora en el momento de los hechos, pero para facilitar su localización en los mapas actuales, hemos empleado la toponimia contemporánea.
Rutas de la Independencia 1. Ruta de la Libertad Esta es la ruta tradicional que recorre el camino que siguió Miguel Hidalgo y Costilla desde la villa de Dolores a Chihuahua. Esta ruta fue inaugurada en el año 1960, con motivo del sesquicentenario del inicio de la Independencia, por el presidente Adolfo López Mateos. Ahora proponemos la ampliación de esta ruta con los sitios por los que anduvieron los principales subordinados del padre Hidalgo. ITINERARIO DE MIGUEL HIDALGO Lugar
Estado
Corralejo
Guanajuato
Acámbaro
Guanajuato
Querétaro
Querétaro
Monte de las Cruces
México
Dolores Hidalgo
Guanajuato
Aculco
México
Atotonilco
Guanajuato
Guadalajara
Jalisco
San Miguel de Allende
Guanajuato
Puente de Calderón
Jalisco
Guanajuato
Guanajuato
Pabellón de Hidalgo
Aguascalientes
Morelia
Michoacán
Acatita de Baján
Coahuila
Charo-Indaparapeo
Michoacán
Chihuahua
Chihuahua
Rutas 2010 2. Ruta Sentimientos de la Nación Esta ruta pretende explicar la campaña militar dirigida por José María Morelos y Pavón y sus subordinados, en los estados de Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Morelos, México, Puebla, Veracruz y Chiapas. La concepción de esta ruta responde a la estrategia militar de Morelos de dividir su ejército en varias secciones comandadas por personajes como Mariano Matamoros, los hermanos Galeana, la familia Bravo, Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero, Manuel Mier y Terán, entre otros, y seguir el modelo de guerra total en el centro y sur del país. Se incluye también la ruta seguida por Xavier Mina en virtud de que, aunque su actuación es posterior a la muerte de Morelos, militarmente estuvo sujeto a la autoridad creada por el Siervo de la Nación. Los heroicos esfuerzos de los insurgentes de Mezcala, en la Laguna de Chapala, merecen ser rememorados en estos recorridos. 3. Ruta Trigarante Esta ruta define el camino seguido por Agustín de Iturbide, para la Consumación de la Independencia, de Iguala a la Ciudad de México en el año de 1821. ITINERARIO DE AGUSTÍN DE ITURBIDE Lugar
Estado
Iguala
Guerrero
Querétaro
Querétaro
Acatempan
Guerrero
Puebla
Puebla
Teloloapan
Guerrero
Azcapotzalco
Distrito Federal
San Juan del Río
Querétaro
Córdoba
Veracruz
Ciudad de México
Distrito Federal
Rutas de la Revolución 1. Ruta de la Democracia o de Francisco I. Madero Esta ruta define el camino triunfal seguido por Francisco I. Madero, en el año de 1911, desde Ciudad Juárez a la Ciudad de México. ITINERARIO DE FRANCISCO I. MADERO Lugar
Estado
Lugar
Estado
Parras
Coahuila
Piedra Negras
Coahuila
Torreón
Coahuila
León
Guanajuato
San Luis Potosí
San Luis Potosí
San Pedro de las Colonias Coahuila
Zacatecas
Zacatecas
Ciudad de México
Distrito Federal
Ciudad Juárez
Chihuahua
Lecumberri
Distrito Federal
Aguascalientes
Aguascalientes
ITINERARIO DE JOSÉ MA. MORELOS Lugar
Estado
Lugar
Estado
Carácuaro
Michoacán
Chilpancingo
Guerrero
Oaxaca
Oaxaca
Ario de Rosales
Michoacán
Nocupétaro
Michoacán
Tixtla
Guerrero
Acapulco
Guerrero
Apatzingán
Michoacán
Charo-Indaparapeo
Michoacán
Cuautla
Morelos
hilpancingo
Guerrero
Temalac
Guerrero
Tecpan de Galeana
Guerrero
Tehuacán
Puebla
Morelia
Michoacán
Ciudad de México
Distrito Federal
Chichihualco
Guerrero
Orizaba
Veracruz
Puruarán
Michoacán
San Cristóbal Ecatepec
México
2. Ruta Zapatista Se refiere al teatro de operaciones del Ejército Libertador del Sur, localizado en los estados de Morelos, Puebla, México y el Distrito Federal.
ITINERARIO ZAPATISTA Lugar
Estado
Cuernavaca Tlaltizapán Xochimilco Cd. de México Chinameca Anenecuilco Jonacatepec Cuautla Yautepec Ayoxuxtla Jojutla
Morelos Morelos Distrito Federal Distrito Federal Morelos Morelos Morelos Morelos Morelos Puebla Morelos
3. Ruta de la Revolución Constitucionalista Esta ruta contempla las acciones político-militares realizadas por cuatro personajes, a lo largo del norte del territorio del país. Itinerario del Primer Jefe (Venustiano Carranza) Lugar
Estado
Cuatrociénegas Saltillo Monclova Hacienda de Guadalupe Hermosillo Chihuahua Ciudad de México Veracruz Querétaro Tlaxcalantongo
Coahuila Coahuila Coahuila Coahuila Sonora Chihuahua Distrito Federal Veracruz Querétaro Puebla
Itinerario de la División del Noroeste (Álvaro Obregón) Lugar Navojoa Nogales Cananea Naco Guaymas Culiacán Topolobampo Mazatlán Tepic Orendáin Guadalajara Colima Teoloyucan Ciudad de México Aguascalientes Celaya San Ángel
Estado Sonora Sonora Sonora Sonora Sonora Sinaloa Sinaloa Sinaloa Nayarit Jalisco Jalisco Colima México Distrito Federal Aguascalientes Guanajuato Distrito Federal
Itinerario de la División del Norte (Francisco Villa) Lugar San Juan del Río Hacienda de la Loma Ciudad Juárez Tierra Blanca Chihuahua Torreón San Pedro de las Colonias Zacatecas Aguascalientes Ciudad de México Sabinas Canutillo Hidalgo del Parral
Estado Durango Durango Chihuahua Chihuahua Chihuahua Coahuila Coahuila Zacatecas Aguascalientes Distrito Federal Coahuila Durango Chihuahua
Itinerario de la División del Noreste (Pablo González) Lugar Lampazos Monclova Candela Ciudad Victoria Matamoros Monterrey Tamaulipas Coahuila San Luis Potosí Querétaro Distrito Federal Aguascalientes
Estado Nuevo León Coahuila Coahuila Tamaulipas Tamaulipas Nuevo León Tamaulipas Coahuila San Luis Potosí Querétaro Distrito Federal Aguascalientes
Hechos de la independencia
LA COMPAÑÍA DE LOS EMULANTES UNA MILICIA INFANTIL DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA
Por: Graziella Altamirano Cozzi Instituto Mora www.mora.edu.mx
Chapultepec, octubre de 1864
Mariscal repasa episodios vividos en aquel lapso aproximado de cinco años, en el
Desde el amplio salón de grandes ventanales se puede ver parte del valle de México.
que, al igual que su progenitor, intervino en cruentos combates. ¡Cuantos capítulos
A lo lejos se divisa la Ciudadela, un tanto más allá se aprecian los campanarios de la
de la gesta emancipadora pudo atestiguar! El cúmulo de recuerdos es vasto, pero él
catedral metropolitana que tiene en frente la plaza principal y en su costado oriental
centra su mente en la batalla y el sitio de Cuautla.
el palacio de gobierno. A mayor distancia, se alcanza a ver el cerro del Tepeyac,
El horrísono estruendo del cañón ensordeció a Narciso García Mendoza; aturdido
asiento de la Villa de Guadalupe.
y sangrando vio disiparse el humo de la explosión. El soldado que le inflingió la
Esta vista se consigue en el cerro del Chapulín, desde un salón del castillo de
herida cayó sin lograr impedir que el joven de trece años hiciera detonar aquella
Chapultepec, pero aun cuando su mirada acata esa dirección, don Juan Nepomuceno
pieza de artillería. Los estragos a la columna del ejército realista fueron graves y la
Almonte, Gran Mariscal de la corte que Maximiliano de Habsburgo ha instaurado
hizo caer en confusión, lo cual permitió que las tropas insurgentes se rehicieran y los
en México, no se halla disfrutando del paisaje, sino más bien absorto en sus
alejasen de la calle principal que casi habían tomado. Don Hermenegildo Galeana y sus hombres rechazaron a las tropas del imperio español y Cuautla siguió en poder de los rebeldes. Sin duda, el muchacho había brindado un gran servicio a la causa emancipadora. Esto sucedió el 19 de febrero de 1812. La memoria del niño artillero hace a Almonte verse a sí mismo en esa época, cuando acaso contaba con diez años. A esa edad comandaba a una sección de jóvenes soldados que tomaron parte en la guerra de independencia. Morelos había dispuesto la formación de la “compañía de los emulantes”, agrupación militar integrada por niños que puso bajo las órdenes de su hijo, con la mira, seguramente, de “emular” a los mayores. En aquel mes de febrero, Almonte ostentaba el grado de capitán de infantería. Su subalterno Narciso García Mendoza pertenecía a la sección llamada de los costeñitos. Y su valor no desmerecía el suyo propio, de hecho el de numerosos integrantes de la compañía, quienes estuvieron en acción durante todo el episodio de Cuautla. Después de la frustrada ofensiva realista al poblado, varios militantes de aquella fracción del ejército fueron apresados y hechos prisioneros en las construcciones que quedaron en poder de los agresores. Almonte recuerda: las sombras de la noche sirvieron de buen auxilio a sus acciones subrepticias. Con gran sigilo, él y algunos más avanzaron en pos de la cárcel donde se retenía a 18 de sus compañeros. En silencio, arrimaron sus espaldas a los muros, y deslizándose con cautela localizaron el punto
pensamientos; con una recién leída misiva en la mano diestra, su imaginación vuela
que les pareció mejor para escalar hacia la azotea. Una vez arriba, moviéndose a
a los tiempos de antaño, salta a los días en que participó en las batallas para lograr
rastras, llegaron al quicio del patio y con voces ahogadas y piedritas aventadas a
la Independencia de la Nueva España, a su infancia medio siglo antes.
la ventana llamaron la atención de los jóvenes soldados presos. Algunas sogas les
Ya la lectura del preámbulo le provocó un ligero estremecimiento, mezcla de diversos
ayudaron en el cometido de rescatarlos. Uno, dos, tres, cuatro lograron la evasión,
sentimientos, algunos de ellos encontrados, contrapuestos. La carta, además de
pero el ansia de quienes faltaban provocó ruidos, murmullos que hicieron peligrar
muchos otros recuerdos, le ha traído la reminiscencia de su padre, el generalísimo
la misión, así que hubo que postergar el rescate de los demás. El 27 de febrero, el
José María Morelos y Pavón, prócer mayor en la lucha independentista. El Gran
parte del alcalde de la mazmorra de Cuautla refirió lo acaecido la noche anterior: “en
Hechos de la independencia
la tarde, después de las ocho –anotó en las novedades– subió a la azotea el niño capitán con otros y echándoles unas reatas sacó cuatro”. La mente del Gran Mariscal retorna al amplio salón palaciego, tan sólo por un instante. En ese momento se halla involucrado en el establecimiento del segundo imperio del México independiente, 40 años después del fugaz primer intento de Iturbide. Hasta ese día, para la causa monárquica, él ha sido jefe supremo de la nación (de acuerdo con el plan de Córdoba del 19 de abril de 1862), luego integrante de la regencia tripartita que, junto con el general Mariano Salas y el arzobispo Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, gobernó al país antes durante unos meses. Después, cuando el príncipe Fernando Maximiliano de Austria había aceptado la corona, se convirtió en su lugarteniente, manteniendo un estrecho vínculo con él y Carlota, su consorte, quienes incluso apadrinaron recientemente la boda de su hija. Ha estado en Miramar, en las Tullerías y en España impulsando la creación de la monarquía en México, que en ese momento es una realidad; no más república, ni central ni federada, tal sistema lleva cuatro décadas sin dar ni paz ni estabilidad al país. ¡Cómo criticar que apoye el tipo de gobierno que por 300 años rigió pacíficamente a la Nueva España! Mientras reflexiona alza la diestra y al mirar la carta vuelve la memoria a su ejército, recuerda que, a pesar de su corta edad, todos sus integrantes no temían salir a las trincheras:
su apellido proviene de que en esos tiempos, como Morelos deseaba protegerlo
La algarabía fue mucha, a grandes voces y causando enorme alboroto algunos
de los ataques realistas, ordenaba, en cuánto éstos sucedían, que lo llevaran al
emulantes irrumpieron en el campamento rebelde. El alboroto que hacían llamó
monte, “el niño al monte”. El rumor era falso, el mismo cura general atestiguó
la atención de los mayores y un creciente murmullo recorrió el campo
la participación en la lucha de quien heredó su sangre. El Gran Mariscal evoca
–Capturaron a un “Dragón de la reina”.
varias ocasiones en que su progenitor destacó el valor de los jóvenes militares y,
En efecto, un militar custodiado por una amenazante escolta de infantes era
en especial, de su hijo; a su mente llega la arenga que pronunció ante las huestes
llevado en triunfo por miembros de la compañía hacia la presencia de Morelos.
rebeldes, cuando se dirigían hacia Valladolid, la capital michoacana: “si un indito
Había sido, sin duda, fue una captura de mérito, aun cuando el soldado detenido
de Carácuaro sin letras –les dijo el recién nombrado generalísimo-, de la edad
mostró sus respetos al clérigo insurgente y le manifestó que deseaba unírsele
de once años, acampa mejor que los gachupines, este indito sin duda y cualquier
desde antes de ser aprehendido.
soldado americano, es mejor militar que el mejor de los gachupines”.
El cura José María Morelos y Pavón, quien en la guerra de independencia de la
Para el anterior discurso, pronunciado en noviembre de 1813, Almonte había
Nueva España sobresalió por sus brillantes dotes militares y descolló como un
recorrido buen trecho en el orden militar al frente de su compañía y ostentaba
político de genio, se volvió temible para la corona y fue un organizador incansable,
el grado de general brigadier que le confirió el Congreso de Chilpancingo.
miraba a su hijo con orgullo. Poco más de una década antes, hacia fines del siglo
Con anterioridad había sido teniente-coronel y coronel, sin embargo, acaso
anterior, había llegado a ejercer su sacerdocio en las poblaciones michoacanas de
por capitanear niños, luego de la consumación de la independencia no se le
Nacupétaro y Carácuaro, sosteniendo en la última un amorío con Brígida Almonte,
reconocieron sus grados, y aún cuando volvió a tener el nombramiento de general,
soltera de la localidad. De tal relación nació Juan Nepomuceno, en 1802 ó 1803,
primero debió ascender, a lo largo de casi dos décadas, varios niveles jerárquicos.
el niño “pamuceno”, como le llamaban los indios caracuarenses, quien, dada la
Ese mismo año de 1813 –recuerda don Juan Nepomuceno–, días antes de finalizar
posición paterna, no pudo llevar el apellido que le correspondía, dándosele el de
el mes de diciembre, hubo un gran combate al intentar los insurrectos la toma de
la autora de sus días. Hacia 1810 acaeció el deceso de doña Brígida y al unirse al
Valladolid. En esa ocasión, a pesar de estar familiarizado con el olor a pólvora, el
poco el clérigo a la causa independentista llevó consigo a su pequeño vástago.
estruendo del cañón, los gritos de dolor y la vista de la sangre, la impresión fue
El pensamiento de Almonte regresa al castillo de Chapultepec, sonríe, sabe que es
diferente, pues sintió todo en carne propia. La balanza, en esa ocasión, no se había
una ironía la de sus actuales detractores que han hecho correr la versión de que
inclinado a favor de los insurgentes, que fueron derrotados, y el muchacho de once
Hechos de la independencia
años sufrió una herida que al final no tuvo consecuencias graves, aunque para el
El hijo de Morelos corrobora su idea. Él ha sido soldado, desde que dirigía a niños
generalísimo y la guerra que dirigía sí las hubo.
como él. También peleó en la campaña que pretendió someter a los insurrectos
La batalla fue decisiva. Tras la derrota, se inició la debacle en la brillante carrera
tejanos en 1836, participó en la guerra contra los Estados Unidos en 1846-47
militar del sublevado cura y en el movimiento insurgente. Los dos años siguientes
y combatió en múltiples ocasiones en luchas intestinas. Ha sido diplomático en
se tornaron tan difíciles que en 1815 el Congreso decidió enviar a José Manuel
Europa, en el vecino país del norte y en Sudamérica, ha tenido diputaciones,
Herrera como ministro plenipotenciario a los Estados Unidos de América para
senadurías y candidaturas a la presidencia, se ha involucrado totalmente en el
conseguir el auxilio de esa nación.
afianzamiento del país como nación. Cree que los mexicanos han demostrado
La tarea de acopio de artículos personales, las recomendaciones paternas, el
por cuatro décadas su incapacidad para organizarse y gobernarse por sí mismos;
corazón estrujado por la partida, en fin, los preparativos del viaje, son dolorosas
en consecuencia, el haber promovido el auxilio de la gran nación que es Francia
remembranzas para Almonte. Recuerda que su padre quiso aprovechar el viaje de
y de su emperador Napoleón III para crear un imperio mexicano, ha sido lo
Herrera para sustraerlo del creciente peligro de captura y para que fuese educado
correcto. En ese momento reafirma su decisión de brindarle un último servicio
en buenos colegios de Nueva Orleáns, por lo que lo retiró del campo de batalla,
antes de descender al sepulcro; procurar a toda costa la estabilidad de que
mandándolo al país vecino al lado de Herrera. La agrupación de infantes se
México había carecido por tanto tiempo.
quedó sin su general. El ex lugarteniente de Maximiliano se pregunta que habrá
Para conseguirlo, trabaja con denuedo...
sucedido a su compañía militar, si bien cree que debió proseguir en la lucha,
...aun cuando las cosas no marchen como él espera.
algunos de los emulantes al menos lo hicieron, como el mismo niño artillero,
De hecho, él no lo sabe, pero cinco años después, en 1869, cuando él muera en
Narciso García Mendoza, quien permaneció al lado de Morelos hasta la muerte de
París, la monarquía mexicana se habrá desplomado sin obtener el objetivo de
éste y posteriormente siguió a Vicente Guerrero al sur.
instaurarse como régimen de gobierno. Morirá en el exilio, sin saber tampoco
En fin, suspira don Juan Nepomuceno mientras dobla cuidadosamente la carta y
que, de algún modo, el intento imperial de Maximiliano y Carlota favoreció
profundiza en sus cavilaciones: ¡cuánto luchó su padre por hacer del nuevo país
grandemente la realización de su anhelo más caro: la pacificación de la patria
una república (dio su vida misma) y cuánto luchó él mismo al pretender continuar
y, lo más irónico, de su antiguo y renunciado deseo: la consolidación de la
con ese ideario! Tras la consumación de la independencia, al regresar a su patria
república.
una vez que ésta se consumó, y por más de tres décadas, Almonte militó en las filas republicanas y aún denostó y combatió los intentos monárquicos. Pero ahora ha sido uno de los principales promotores del imperio del Habsburgo y es un estrecho colaborador de éste. Sin duda –argumenta en sus consideraciones-, la república fracasó y solamente trajo inestabilidad: de los gobiernos proclamados a lo largo de cuatro décadas, casi ninguno ha terminado su periodo regularmente, siendo suspendidos por inacabables revueltas y golpes de Estado, ha traído indefensión ante los Estados Unidos que arrebataron al joven país más de la mitad de su territorio, y profunda injusticia social, factores todos que evitan que México ingrese al concierto de naciones avanzadas y estables.
PARA SABER MÁS: Pedro Ángel Palou García, Morelos: morir es nada, México, Planeta, 2007.
Almonte cree tener una prueba en sus manos; la carta, fechada el 10 de agosto de
Jorge Gurría Lacroix, “Narciso Mendoza y Juan N. Almonte en el sitio de Cuautla” en Estudios
1864 en ciudad del Carmen, Campeche, y rubricada por Narciso García Mendoza.
de Historia Moderna y Contemporánea de México, México, UNAM, 1979, http://www.iih.
Después de recordar los viejos tiempos en la sección de los costeñitos de la
unam.mx/moderna/ehmc/ehmc07/080.html.
compañía de los emulantes, Narciso hacía saber al Gran Mariscal que ahora era un soldado del imperio y que luchaban por la misma causa. Le pedía auxilio y recursos para volver, él y su familia, a su tierra, de donde se hallaban lejos, en una situación deplorable, llena de penurias. Al Gran Mariscal le parece terrible que
Javier Rodríguez Piña, “¿Un conservador en Washington?, la gestión diplomática de Juan Nepomuceno Almonte durante la dictadura santannista (1853-1855)” en Ana Rosa Suárez Argüello (coordinadora), Pragmatismo y principios, la relación conflictiva entre México y los Estados Unidos 1810-1942, México, Instituto Mora, 1998.
alguien que peleó con valor durante la independencia se halle en tal situación, pero las circunstancias del país han impedido el avance social y económico.
José Manuel Villalpando Nava, Yo emperador: Memorias de Maximiliano de Habsburgo, México, Booket, 2005. (Novela histórica)
Voces de la Historia Los últimos días del cura Hidalgo
Por: Graziella Altamirano Cozzi Instituto Mora www.mora.edu.mx
En sus últimos días Hidalgo fue atendido por el cabo Ortega, quien se encargaba de llevarle los alimentos y por el intendente de la prisión, el español Melchor Guaspe, a los cuales por su trato amable y compasivo, la víspera de su muerte escribió con un pedazo de carbón dos versos en la pared del calabozo: Ortega, tu crianza fina Tu índole y estilo amable Siempre te harán apreciable Aun con gente peregrina. Tiene protección divina La piedad que has ejercido Con un pobre desvalido Que mañana va a morir, Y no puede retribuir Ningún favor recibido. Melchor, tu buen corazón Ha adunado con pericia Lo que pide la justicia Y exige la compasión. […] Das consuelo al desvalido En cuanto te es permitido, Partes el postre con él, Y agradecido Miguel Te da las gracias, rendido.
El 23 de abril de 1811 los habitantes de San Felipe el Real de Chihuahua se arremolinaron en las principales calles de la villa para ver pasar a “la collera” que había llegado de Monclova, con el fin de que los presidiarios que la integraban fueran juzgados como cabecillas responsables de la insurrección iniciada hacía siete meses en el pueblo de Dolores. Desde el primer llamado a la rebelión, en septiembre de 1810, los caudillos iniciales habían encontrado eco entre la población, provocando que la revuelta popular se propagara rápidamente por muchos rincones del extenso reino de la Nueva España y contara con miles de adeptos, sobre todo gente de campo desposeída, que se sumaba día con día al ejército insurgente. El movimiento había crecido de una manera inconmensurable y después de las primeras victorias, y de algunos intentos de reformas, como la abolición de la esclavitud y el cese de los tributos, publicadas en El Despertador Americano, periódico rebelde que se editaba en
Guadalajara, siguieron las desavenencias entre los principales jefes, la indisciplina y las grandes derrotas militares. A unos cuantos meses de comenzada la lucha, el primer episodio del movimiento libertario estaba por terminar. Los reveses sufridos dispersaron a las fuerzas insurgentes que tuvieron miles de bajas por muertos, heridos y desertores, lo que obligó a los caudillos a emprender la marcha hacia los Estados Unidos, con el propósito de adquirir armas para fortalecer el ejército y seguir combatiendo por la independencia. La caravana había partido rumbo a Saltillo, en las provincias del norte. La encabezaban los principales jefes, escoltados por cerca de mil hombres, catorce coches y más de veinte cañones, que se movían en una lenta y penosa marcha por las despobladas llanuras del septentrión. Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Jiménez, Mariano Abasolo y numerosos caudillos religiosos y civiles que iban con ellos fueron sorprendidos en el
Voces de la Historia paraje de Acatita de Baján, en territorio de Coahuila, cuando se disponían a abastecerse de agua y descansar de una larga travesía. El 21 de marzo de 1811, las fuerzas realistas del teniente coronel Ignacio Elizondo les tendieron una emboscada y los capturaron para entregarlos al gobierno virreinal. Los primeros insurgentes fueron aprehendidos y trasladados a la prisión de Monclova. A los pocos días, una salva de artillería resonaba en esa villa, celebrando la captura y anunciando la llegada de los hombres acusados de traicionar a la Corona española. Toda la población acudió a presenciar el paso de los reos, que iban atados y encadenados para ser conducidos a la cárcel, en donde permanecerían en las más penosas condiciones. Durante los días que siguieron, muchos de los prisioneros fueron juzgados sumariamente y fusilados en prisión. Otros se quedaron allí, y los demás fueron enviados a realizar trabajos forzados en las haciendas cercanas a Monclova. Poco después, a los eclesiásticos los llevaron a la ciudad de Durango, sede del obispado donde fueron sentenciados a muerte Mariano Balleza, Ignacio Hidalgo, Pedro Bustamante, Carlos Medina y Bernardo Conde, a quienes despojaron de sus vestiduras religiosas y fusilaron por la espalda. Sólo el cura Hidalgo y los principales caudillos militares fueron conducidos a la villa de San Felipe el Real de Chihuahua, lugar de residencia de Nemesio Salcedo, el comandante general de las Provincias Internas, donde tenían que ser juzgados por haber sido arrestados dentro de la jurisdicción de su mando. El día que los reos llegaron a Chihuahua, la población movida por la curiosidad salió a las calles a conocer a los caudillos por cuya aprehensión el Ayuntamiento había dispuesto, en días pasados, que se celebrara un solemne Te Deum en la catedral, en acción de gracias por “tan dichoso acontecimiento” y ordenado que se iluminara la villa y se adornasen las
fachadas de las casas como muestra del regocijo general que debía sentirse por la captura del cura Hidalgo, “el más criminal y odioso de los heresiarcas” y “autor de la más vil y escandalosa insurrección que se haya conocido en su género”. Mucha gente deseaba saber cómo era ese cura de quien tanto se hablaba, y también quería ver a los caudillos que lo acompañaban, responsables del movimiento que agitaba a muchas poblaciones del territorio virreinal. Desde los primeros días de octubre de 1810, la comandancia general de las Provincias Internas en Chihuahua había recibido las primeras noticias de la insurrección iniciada en la madrugada del 16 de septiembre en el pueblo de Dolores, perteneciente a la intendencia de Guanajuato. Hasta allá habían llegado noticias de las derrotas del ejército realista en la ciudad de Guanajuato y en el Monte de las Cruces por las fuerzas dirigidas por Hidalgo y Allende, y debido a estos hechos la comandancia general había contribuido con el envío de fuerzas para ayudar a combatir a los insurrectos. Ante el incremento de la insurrección, se empezaron a dictar una serie de disposiciones con el objeto de perseguir y aprehender a los sospechosos de rebeldía. En Chihuahua fue expedido un “furibundo decreto” que, entre otras cosas, imponía la pena de horca a aquellos que se atrevieran a hacer comentarios sobre la sublevación de los pueblos, propiciaran divisiones o partidos, o alarmasen a la población exagerando las fuerzas de los rebeldes o disminuyendo las del gobierno. Hasta los sacerdotes fueron vigilados y reprendidos por no desprestigiar y predicar con suficiente exaltación en contra de la causa insurgente. La comandancia general se dispuso a organizar la defensa militar de las
Voces de la Historia Las cabezas de Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez, insignes facinerosos y primeros caudillos de la Revolución; que saquearon y robaron los bienes del culto de Dios y del Real Erario; derramaron con la mayor atrocidad la inocente sangre de sacerdotes fieles y magistrados justos; fueron la causa de todos los desastres, desgracias y calamidades que experimentamos, y que afligen y deploran los habitantes todos de esta parte integrante de la Nación Española.
zonas bajo su cuidado para impedir que la insurgencia penetrara en el norte novohispano, así como para abortar cualquier intento de adhesión que surgiera en las provincias que la formaban. Se procedió a la formación de tropas de resguardo y la organización de cuerpos militares para vigilar el orden. Lo mismo hizo el ayuntamiento de la villa de Chihuahua, que después de exhortar al pueblo a la unión y la tranquilidad, al amor al rey, la patria y la religión, así como a los buenos sentimientos que debían tenerse en las circunstancias tan difíciles que se estaban viviendo, había acordado la formación inmediata de cuatro compañías de milicias urbanas y del comercio para proteger a los habitantes a través de un plan de defensa regional. Estos cuerpos militares se denominaron “Compañías Patrióticas de Chihuahua”. Además, en la villa de San Felipe el Real de Chihuahua fue integrada una Junta de Seguridad Pública con el fin de conocer las causas de deslealtad contra el gobierno español, y se expidió un reglamento para castigar a los que fueran encontrados culpables, entre cuyas penas mayores se contaban “200 azotes en la plaza pública y de uno a dos años de prisión o de presidio forzado, sin sueldo y a ración.” La estrecha vigilancia y las medidas represivas hicieron fracasar en la provincia cualquier intento de insurrección, como el complot que se descubrió a fines de enero de 1811, en el que algunos miembros del clero pretendían secundar el movimiento de independencia iniciado por Hidalgo. Existía tal agitación en la villa de Chihuahua que, cuando llegaron los reos en abril de 1811, el gobernador y comandante general, temeroso de que la población se volcara con el pretexto de verlos pasar, expidió un bando para regular su recepción e impedir cualquier demostración de simpatía o adhesión, bajo amenaza de severos castigos. Con el argumento de que aquellas provincias septentrionales habían sido elegidas por Dios para que en ellas fuera castigado el cura Hidalgo, distinguiéndolas con la gloria de haber encadenado a “ese monstruo”, que
era “un azote más terrible que todas las plagas que afligieron a Egipto”, el comandante exhortó a los habitantes de Chihuahua a “no manchar esa gloria, ni mostrarse ingratos a los favores del cielo con una conducta irregular; acrediten vuestras obras, vuestras palabras y hasta vuestros modales […] que sois un pueblo culto y verdaderos vasallos de Fernando VII, haciendo callar la arbitrariedad y las pasiones cuando va a pronunciar su fallo la justicia”. Con el fin de prevenir cualquier exceso y cuanto pudiera causarlo, el bando permitía a los vecinos que salieran a la calle o al campo a observar a los reos, pero les advertía que no abusaran de un permiso que sólo tenía por objeto satisfacer las ansias de su patriotismo. Por lo tanto, so pena de aprehensión, disponía que la gente se colocara en una, dos o más filas a ambos lados de la carretera y prohibía la formación de pelotones para
presenciar el desfile y subir a las azoteas para ver mejor. Amenazaba con castigar al que osara gritar para increpar a los reos o diera muestras de una imprudente compasión. No permitía portar armas, salvo a la tropa y a los funcionarios ocupados en algún servicio del rey, y amenazaba con castigar a quienes armaran alborotos, escándalos o pleitos callejeros. Cuando los reos arribaron a Chihuahua, después de una difícil y fatigosa travesía, desfilaron por las principales calles observados por una muchedumbre controlada y curiosa que presenció cómo los principales insurgentes, Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez eran conducidos al antiguo Colegio de Jesuitas, que en ese entonces funcionaba como Hospital Real. A los demás que iban con ellos se los llevaron al convento de San Francisco, donde fueron encerrados. Durante los siguientes días, se
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integró un consejo de guerra y una comisión especial para la formación de las distintas causas. Mientras tanto, los prisioneros permanecieron encadenados e incomunicados en sus respectivas celdas, en espera de las sentencias finales. Los cargos que se les hicieron fueron casi los mismos y todos confesaron haberse levantado en armas contra el gobierno establecido. A ninguno se le otorgó el derecho de defenderse o de nombrar defensores, y a casi todos se les condenó a muerte. Diecinueve militares fueron pasados por las armas en Chihuahua, en diversas fechas de los meses de mayo y junio de 1811. De los capturados en Coahuila, sólo Abasolo, que se quedó en Saltillo pudo salvar la vida debido a sus declaraciones y a los esfuerzos de su esposa que movió cielo mar y tierra para librarlo del cadalso. Condenado a cadena perpetua en España, murió cinco años después. En el oscuro e insalubre calabozo que se situaba debajo de la torre de la capilla del Hospital, Hidalgo permaneció incomunicado, escuchando periódicamente las descargas de fusilería que hacían a sus compañeros a pocos pasos de su prisión, como las del 26 de junio que segaron la vida de Allende, Jiménez y Aldama, y que le recordaban que su propio fin estaba próximo. El proceso eclesiástico que se le formó a él fue muy prolongado. Durante sus declaraciones, el ex cura de Dolores no culpó a nadie de sus actos y sostuvo haber creído que la independencia era útil y benéfica para su país. Los cargos formulados lo acusaron de alta traición y la sentencia lo condenó a morir después de ser degradado de su cargo sacerdotal. El dictamen lo señalaba como “un delincuente atrocísimo”: […] que asombran sus enormes maldades y que es difícil que nazca un monstruo igual a él; que es indigno de toda consideración pero es Ministro del Altísimo, marcado con el
indeleble carácter de Sacerdote de la ley de gracia[…] Ya que no puede darse garrote por falta de instrumentos y verdugos que lo hagan, que sea pasado por las armas en la misma prisión en que está y que después se manifieste al público, para satisfacción de los escándalos que ha recibido por su causa. La ceremonia de degradación sacerdotal se realizó en el Hospital Real, donde se encontraba preso, y se siguieron las normas religiosas, en presencia del pueblo y de varios eclesiásticos. El padre Hidalgo escuchó la sentencia y después de que le fueron retirados los grilletes que lo aprisionaban fue revestido de todos los ornamentos de color púrpura de su orden sacerdotal. Acto seguido, se arrodilló ante el juez, quien manifestó al pueblo la causa de su degradación y pronunció la sentencia anterior. Concluida la lectura, el ahora ex cura fue despojado de todos los ornamentos y conducido nuevamente a su celda, donde se le pidió escoger un confesor que le diera los últimos auxilios espirituales. En sus últimos días Hidalgo fue atendido por el cabo Ortega, quien se encargaba de llevarle los alimentos y por el intendente de la prisión, el español Melchor Guaspe, a los cuales por su trato amable y compasivo, la víspera de su muerte escribió con un pedazo de carbón dos versos en la pared del calabozo: Ortega, tu crianza fina Tu índole y estilo amable Siempre te harán apreciable Aun con gente peregrina. Tiene protección divina La piedad que has ejercido Con un pobre desvalido Que mañana va a morir, Y no puede retribuir Ningún favor recibido. Melchor, tu buen corazón Ha adunado con pericia Lo que pide la justicia Y exige la compasión. […] Das consuelo al desvalido En cuanto te es permitido, Partes el postre con él, Y agradecido Miguel Te da las gracias, rendido.
El 30 de julio de 1811, Miguel Hidalgo fue fusilado. El día anterior, a las siete de la mañana había escuchado la sentencia que lo condenaba a ser pasado por las armas y a la confiscación de todos sus bienes. Esa tarde recibió la visita de su confesor que lo preparó a morir cristianamente y probablemente esa
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misma noche escribió en un muro de su celda el refrán que leyeron a la mañana siguiente sus verdugos: “La lengua guarda el pescuezo”. Según testigos de la época, el día de su muerte Hidalgo se levantó de la cama muy temprano y tomó sus alimentos como acostumbraba hacerlo, y al percatarse que le habían dado menos cantidad, reclamó que “no porque le iban a quitar la vida, le iban a dar menos leche”. Cuando marchaba al sitio de la ejecución y se le preguntó si quería cumplir un último deseo, se dice que pidió que le llevaran unos dulces que tenía en su celda y los repartió entre los soldados que lo escoltaban, a quienes rogó que para tener un blanco seguro, dispararan sobre la mano derecha que pondría sobre su pecho. Hidalgo llegó con paso firme y sereno al corral interior del edificio que le sirvió de cárcel. Se sentó frente al pelotón de fusilamiento, y sin permitir que le vendaran los ojos,
colocó su mano sobre el corazón y se dispuso a recibir la descarga de cinco fusiles. Minutos después de su muerte, un indio comanche fue comisionado para cortarle la cabeza que, según la sentencia, fue exhibida junto con el cuerpo, “puesto a la expectación pública” afuera de la prisión, a una altura considerable, para que pudiera ser visto por toda la población. Más tarde, su cadáver mutilado fue recogido por unos religiosos y sepultado en la capilla de San Antonio del convento franciscano. Por lo demás, se sabe que la cabeza de Hidalgo, junto con las de Allende, Aldama y Jiménez fueron enviadas a Guanajuato y, por orden del brigadier Félix María Calleja se exhibieron en jaulas de hierro, colgadas de unas barras en cada una de las esquinas superiores de la Alhóndiga de Granaditas. En la puerta se leía la siguiente inscripción: Las cabezas de Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez, insignes facinerosos y primeros caudillos de la Revolución; que saquearon y robaron los bienes del culto de Dios y del Real Erario; derramaron con la mayor atrocidad la inocente sangre de sacerdotes fieles y magistrados justos; fueron la causa de todos los desastres, desgracias y calamidades que experimentamos, y que afligen y deploran los habitantes todos de esta parte integrante de la Nación Española. Aquí clavadas por orden del Sr. Brigadier D. Félix María Calleja del Rey, ilustre vencedor de Aculco, Guanajuato y Calderón, y restaurador de la paz en esta América. Guanajuato, 14 de octubre de 1811. Pese al sacrificio de los iniciadores del movimiento libertario y a los reveses sufridos por las fuerzas insurgentes, la lucha no terminó. Al contrario, su sangre cayó en tierra fértil, el movimiento tomó fuerza y empezaron a sonar los nombres de nuevos caudillos como Ignacio López Rayón, José María Morelos y Vicente Guerrero, entre muchos otros, que continuarían la guerra varios años más hasta lograr la consumación de la Independencia de México.
Cronología:
Para saber más: Visita al Museo Nacional de Historia, Chapultepec Visita al Palacio de Gobierno en Chihuahua www.aniei.uach.mx
16 de septiembre de 1810. El cura Miguel Hidalgo inicia el movimiento insurgente en el pueblo de Dolores, Guanajuato. 28 de septiembre de 1810. Los insurgentes toman la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato. 30 de octubre de 1810. Victoria de los insurgentes en la batalla del Monte de las Cruces. Noviembre. Hidalgo toma Guadalajara y decreta la abolición de la esclavitud. 16 de enero de 1811. Los insurgentes son derrotados por el ejército realista en Puente de Calderón, cerca de Guadalajara. 21 de marzo de 1811. Hidalgo, Allende y otros caudillos son aprehendidos en Acatita de Baján, cerca de Monclova. 30 de julio de 1811. Miguel Hidalgo es fusilado en la ciudad de Chihuahua.
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La Entrevista
Gorki Téllez pionero del Desfile Patrio Mexicano en la calle 26.
A lo largo de su trayectoria Gorki ha recibido innumerables reconocimientos por su labor cívica e involucramiento entre la comunidad. Sus logros han sido muchos como periodista y comunicador. Es por este medio que deseamos a Gorki Téllez mucho éxito y le damos las infinitas gracias por seguir contribuyendo a la grandeza de nuestra noble comunidad mexicana en Chicago.
Por Gerardo Torres y Pilar Tejeda
S
i hay alguien en la comunidad mexicana en Chicago que haya escrito con una increíble veracidad la historia y desarrollo de los últimos 41 años, ha sido sin temor a equivocarnos, Gorki Téllez. Originario de la Ciudad de México llegó muy joven a la Ciudad de los Vientos en 1968. Aun así, ahora cuenta con una impresionante trayectoria, no sólo como empresario en su época, pero también como un ávido periodista y editor, que supo ganarse el respeto y admiración de muchos en su profesión. Gorki se ha destacado como un magnífico hombre de negocios, siendo emprendedor de innovadoras ideas cuando la comunidad mexicana empezaba a desarrollarse en Chicago. Fue de los primeros en organizar a la comunidad, en especial al sector empresarial del área de La Villita, al crear en 1978 junto con otros “La Asociación de Comerciantes Mexicanos de la Calle 26” lo que posteriormente dio paso con un puñado de empresarios y de negocios, para establecer lo que hoy conocemos como “La Cámara de Comercio de La Villita”. Con su aporte fue posible organizar el primer desfile conmemorativo de la Independencia de México en La Villita contando con la participación de 85 carros alegóricos. “La Sociedad Cívica Mexicana de Illinois, organizó durante la década de los 60’s, el desfile de Independencia de México, por la Calle State, en el centro de Chicago, sin embargo para mediados de la década de los 70’s, la comunidad mexicana empresarial empezó a movilizarse y organizar su desfile en el vecindario de La Villita”, nos cuenta Gorki. “Los mexicanos estaban concentrados en áreas como Pilsen y Back of the Yards, pero donde creció más fue el área de Little Village a principios de los 70’s. Después en los años 80’s fue cuando todo
empezó a descentralizarse y cambiar y muchos decidieron en mudarse a los suburbios, abriendo supermercados, abriendo y creando nuevos áreas, por eso la comunidad mexicana se mudaba a esos lugares. La calle 26 era el foco, el centro de la comunidad mexicana en ese entonces, me refiero a principios de los 70’s. En 1978 surge la idea de hacer que el desfile se llevara a cabo en el barrio mexicano ya que podría significar una derrama económica para la calle 26, por lo que tomando ventaja de contar con un medio de comunicación a su alcance, el periódico El Mañana, se logró convocar a la comunidad. “En nuestra mente solo existía conservar las costumbres y tradiciones, pero las cosas no eran tan sencillas ya que el Consulado Mexicano se opuso a la idea, dado que la Sociedad Cívica por medio de su presidenta la señora Elda Leal ejercieron presión con el argumento de que le restaría colorido al que ellos organizabanen el centro de la ciudad”. Estos conflictos dieron nacimiento a la llamada “Asociación de Comerciante de Mexicanos de la Calle 26” logrando hacer el primer desfile en el corazón del barrio mexicano en 1978. Nombres como Ernesto Reyna, Félix María Cáceres, Armando Pérez y Martínez, se recuerdan por ser de los principales organizadores junto con Gorki Téllez. El punto de reunión del grupo era el Restaurante Manny’s. “fue verdaderamente muy, muy difícil, hacer ese primer desfile pero lo logramos. Nos reunimos los comerciantes mexicanos del área y logramos en esa forma algo que era realmente imposible y que era organizar el desfile en la calle 26. Posteriormente llegaron otra clase de celebraciones en la Cermak y otros lugares, pero el desfile original de la calle 26 se llevó a cabo por primera vez en 1978.” Señalo Gorki.
Reliquias del pasado Almanaques con frases de la independencia recuperados por el INAH Baratos y prácticos, los calendarios de bolsillo también fueron un medio eficaz para inculcar el patriotismo en la gente hacia el segundo cuarto del siglo XIX y hasta los comienzos del XX, al incluir géneros literarios y pasajes alusivos a la Independencia. Algunas de estas ediciones populares se hallan en repositorios del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). A partir de este tipo de ejemplares albergados en las bibliotecas Nacional de Antropología e Historia (BNAH), y “Manuel Orozco y Berra” de la Dirección de Estudios Históricos, se prepara una antología con motivo del bicentenario del movimiento insurgente en 2010, así lo dio a conocer la investigadora Laura Herrera Serna, responsable de esta iniciativa. Poco valorados en cuanto a su estudio, ya que se trataron de un medio popular, la historiadora explicó que la importancia de los calendarios radicó justamente en esta propagación, toda vez que contribuyeron a extender masivamente los valores de la tan anhelada república en el siglo XIX, la cual se había logrado tras cruentos enfrentamientos. Algunos de estos calendarios llevan el nombre de héroes como Hidalgo, Iturbide y Abasolo. Sobresalen los publicados en la Ciudad de México, Puebla y San Luis Potosí, bajo la firma de personalidades como Joaquín Fernández de Lizardi, Mariano Galván, Abraham López, Ignacio Cumplido, Manuel Caballero, Simón Blanquet, Manuel Payno y Juan N. del Valle, entre otros. La especialista —quien realiza un registro general de almanaques y guía de forasteros de la BNAH—, comentó que en 40 de estas
publicaciones anuales, la Independencia aparece como tema. Se encuentra como poesía amorosa, patriótica, heroica, libertaria, conmemorativa y de lugares (Dolores, Guanajuato, cuna de Miguel Hidalgo; y Ecatapec, Estado de México, donde fue fusilado José María Morelos). A su vez, la gesta y sus protagonistas, aparecen en los antiguos calendarios a manera de narración, obra de teatro, discurso rememorativo, biografía, sermón, composición musical, documentos, efemérides, cronologías y programas conmemorativos; sin contar que algunos están dedicados a la Insurgencia y su devenir en ciertos estados de la República, caso de Puebla y San Luis Potosí. Aunque buena parte de estos escritos son anónimos, hay otros de la autoría de Mariano Bejarano, José María Bustillos, Joaquín García de la Huerta, Eduardo Gómez Haro, Bernardina M. Lueme, Francisco Maldonado, Ignacio Pérez Salazar, Domingo Revilla, Vicente Riva Palacio (bajo el seudónimo de Rosa Espino), Ignacio Rodríguez Galván, José Tornel y Mendívil, y Eduardo E. Zárate. “En general, el calendario era muy barato, valía un real, un octavo de peso, y te servía todo el año; y además del santoral, poesía y otras cuestiones, empezó a incluir este tipo de noticias históricas con el afán de crear patria, de que la gente se identificara con una idea de nación, con un Estado libre y soberano”. “Aunque hay algunos grabados, en estas publicaciones predomina la litografía, sobre todo retratos y escenas protagonizadas por Miguel Hidalgo y Agustín de Iturbide, así como una relativa al proyecto de la Columna
de la Independencia, además de alegorías como la América Libre”, detalló. Ejemplo de ello es el calendario editado por Fernández de Lizardi, y dedicado A las señoritas americanas, especialmente patriotas (1825). En la primera de forros de este pequeño libro se observa un grabado con la leyenda virtus unita (Unidad en la virtud), compuesto por una serie de brazos que izan un gorro frigio. Al pie de la imagen se lee la inscripción: Los estados con unión sostengan su libertad y hagan su felicidad. Esta es la federación. Dicho calendario en particular, es una antología sobre las mujeres que tuvieron un papel destacado en la lucha de Independencia: Leona Vicario, Mariana Rodríguez de Lazarin, Manuela Herrera y Fermina Rivera, con sus respectivas biografías e ilustraciones. Joaquín Fernández de Lizardi concluye este número especial de la siguiente manera: (…) En una palabra es imposible reducir a número las heroicas americanas que se distinguieron en la pasada insurrección. También editado por Fernández de Lizardi, existe otro ejemplar en la BNAH, pero en recuerdo de los hombres insurgentes (1824), acompañados por litografías. Herrera Serna anotó que el catálogo sobre los almanaques, guía de forasteros y otro tipo de publicaciones anuales de la BNAH (2º piso del Museo Nacional de Antropología. Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec), asciende actualmente a mil 300 fichas, y el propósito es que esta base de datos esté al acceso del público.
JUAN BETANCOURT
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Biografías VENUSTIANO CARRANZA
ÁLVARO OBREGÓN
FRANCISCO I. MADERO
Nació en Cuatro Ciénegas, Coahuila, el 29 de diciembre de 1859. Primer jefe del ejército constitucionalista del 26 de marzo de 1913 al 30 de abril de 1917 y presidente constitucional desde el 1 de mayo de 1917 y hasta el 21 de mayo de 1920, cuando murió en Tlaxcalantongo, Puebla.
Nació en la hacienda de Siquisiva, Sonora, el 19 de febrero de 1880. Presidente constitucional del 1 de diciembre del 1920 al 30 de noviembre de 1924. Murió en la Ciudad de México el 17 de julio de 1928.
Nació en Parras, Coahuila, el 30 de octubre de 1873. Presidente constitucional del 6 de noviembre de 1911 al 19 de febrero de 1913. Murió en la Ciudad de México el 22 de febrero de 1913.
P
residente municipal de su ciudad natal, diputado local y senador durante el porfiriato. Se unió a la revolución maderista y a su triunfo obtuvo la gubernatura de Coahuila. Tras el asesinato del presidente Madero en 1913 se levantó en armas contra Victoriano Huerta, abanderando el Plan de Guadalupe. Proclamado Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, gobernó de facto los siguientes cuatro años. Luego de la derrota del huertismo, enfrentó a los ejércitos de la Convención Revolucionaria encabezados por Villa y Zapata. Con el dominio casi total del país, a fines de 1916 convocó el congreso que promulgó la Constitución vigente hasta nuestros días. Tras celebrarse elecciones bajo la nueva Carta Magna, se convirtió en presidente constitucional. Al acercarse la sucesión presidencial de 1920, intentó imponer a un candidato civil en oposición a las aspiraciones del invicto general Álvaro Obregón. El conflicto devino en una rebelión que puso fin a su gobierno y a su vida.
F
ue el jefe del Ejército del Noroeste durante la revolución constitucionalista. En 1914 firmó los tratados de Teoloyucan y fue el primer general revolucionario que ocupó la Ciudad de México luego de la renuncia de Victoriano Huerta. Derrotó a Francisco Villa en las batallas del Bajío (1915), en las que perdió el brazo derecho. Apoyó la rebelión de Agua Prieta contra Venustiano Carranza en 1920. Triunfó en las elecciones presidenciales celebradas durante el interinato de Adolfo de la Huerta a la caída de Carranza. Bajo su administración comenzó la reconstrucción del país luego de diez años de violencia. Atendió la educación pública, la deuda con los acreedores internacionales, la revitalización de la infraestructura destruida, entre otras urgencias. Concluido su periodo presidencial se retiró a atender sus negocios particulares mientras el Congreso reformaba la constitución para permitir la reelección. Una vez electo por segunda vez en 1928 fue asesinado durante un banquete en la Ciudad de México.
R
ealizó sus primeros estudios en Saltillo, Coahuila, y en Estados Unidos. En 1886 partió a París, donde concluyó sus cursos en la Escuela de Altos Estudios Comerciales en 1892. En 1904 inició su carrera política en el ámbito local en Coahuila. A finales de 1908 publicó su libro La sucesión presidencial en 1910. Dos años después fue candidato a la presidencia por el Partido Antirreeleccionista en oposición a la séptima reelección de Porfirio Díaz. Mientras desarrollaba su campaña fue hecho prisionero. Tras la celebración de las elecciones que dieron el triunfo al dictador, Madero escapó de la cárcel y decidió convocar a un movimiento revolucionario por medio del Plan de San Luis. Al triunfo de la Revolución, durante el interinato de Francisco León de la Barra, ganó las elecciones presidenciales en octubre de 1911. Atrapado entre los restos políticos del porfirismo, las demandas de los revolucionarios y las presiones del embajador estadunidense, su régimen se derrumbó con su asesinato en febrero de 1913.
Sirviendo a la comunidad Latina por más de 40 años El Centro Bienestar Pilsen proporciona servicios sociales a través de diferentes intervenciones para apoyar la salud y el desarollo de la familia. Nuestra organización ofrece programas de salud mental, tratamientos contra el abuso de sustancias, servicios de DUI y una amplia gama de programas enfocados a los jóvenes. El Centro proporciona tratamiento especializado que considera las necesidades particulares de familias Latinas. Para mayor información comuníquese con nosotros al 773-579-0832.
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