RESUMEN HIJA DE LA NOCHE En un pueblo francés llamada Beaufort, ha llegado Isabelle, una joven huérfana, de rostro pálido y aspecto ágil, que hace años se fue del pueblo siguiendo a Philippe Latour, hijo de un marqués del que se enamoró. Todo el mundo estaba intrigado con su llegada, pues había ido a casa del notario Chancel, para comprar la mansión Grisard a las afueras del pueblo. Las comadres del pueblo (Sra. Bonnard, mujer autoritaria que era la mujer del panadero; Srta Dubois, una soltera valiente, enérgica y decidida; Lavoine, mujer tímida, pequeña y asustadiza; la Sra. Buquet, la mujer del alcalde; y Elaine Chancel la mujer del notario) estaban intrigadas de donde había sacado el dinero para comprar la mansión, querían saber si al final se había casado con el hijo del marqués. Entonces fueron a visitar a Isabelle, pero su criado Mijail les cerró la puerta; aunque Isabelle les abrió pero no las dejó entrar en principio, pero al final las dejó entrar para que vieran que no tenía ni muebles y que no podía atenderlas. Les dejaron unos regalos y se fueron. Viendo el aspecto de Isabelle, y viendo que estaba sola, pensaron que estaba enferma y que había venido a morir aquí tranquila. A la Sra Lavoine se le perdió su chal, entonces volvió con la Srta. Dubois a buscarlo y oyeron salir de la casa un grito inhumano. Entonces salieron a correr. Fueron a ver Max Grillat (gendarme) a contarle lo que había oído. Max fue a ver a Isabelle y Mijail le dejó pasar. Isabelle le explicó que el grito fue Mijail que se le cayó un martillo en el pie. Max fue a ver al cura, el Sr. Rougier, para hablarle de Isabelle, pero éste no quería saber nada de ella. Pués Isabelle vivía con él, le dio trabajo como asistente de un ama de llaves, y cuando se fue al ama de llaves le desapareció una cruz de planta. Henri Morillon fue a ver a Max, una de sus vacas había muerto, no tenía símbolos de violencia, pero estaba como disecada, no tenía ni gota de sangre, le había chupado toda la sangre y tenía dos marcas de colmillos en el cuello. Entonces Max, visitó a el notario, el Sr Chancel que era un aficionada de la Ciencia Natural para que le orientase de que podía haber sido. En principio pensó que podía ser una víbora, pero Max dudaba pues no le quedaba ni una gota de sangre, entonces le dijo que se lo comentaría a su primo que sabía mucho de la ciencia natural. La Sra. Chancel lo había oído todo y se lo contó a las otras cuatro amigas, y empezaron a pensar que a lo mejor no era un animal sino un demonio. Fabrice, el hijo del grangero Henri Morillon también se lo contó a sus amigos Jerome y Armand. El líder de la pandilla era Jerome, el hijo de Bonnard, el constructor. Jerome exageró la historia y la contó por todos los sitios y así todo el mundo se enteró. Rouquin, otro granjero que era corpulento, impulsivo, obstinado y bravucón, sugirió que era un bebedor de sangre y no un animal y que esto volvería a pasar de nuevo. Se extendió el pánico por toda la zona (iban armados, las madres no dejaban salir tarde a sus hijas, ni siquiera ellas iban a lugares aislados y solitarios). Henri el granjero, fue a visitar a Max pues había recibido una nota que decía: por la res pérdida, y además un giro postal que se suponía que era para compensar la muerte de la vaca. Max le dijo que se quedase el dinero. Rouquin, otro granjero, organizó una cacería para atrapar a la bestia y a Max no le quedó más remedio que ir con ellos. Max cogió de compañero a Jerome, fueron a visitar a Isabelle para preguntarle si había visto algo. Jerome cuando se fueron vio luz en el sótano. La batida fue un fracaso y la gente empezaba a decir que todo había empezado cuando Isabelle había vuelto y que había traído el demonio. Vino un médico al pueblo, el Doctor Amedée Delvaux, se quedó en la posada de Brigitte (hostelera), venía a ver a Isabelle, entonces Max consiguió que un granjero para que lo llevara. Max fue a la posada por la
noche a ver si el médico había vuelto, pero como no lo había hecho todavía, se fue y volvió por la mañana. Brigitte le contó que se había ido de madrugada muy deprisa, de forma extraña. La Srta. Dubois habló con Max, y le dijo que intentara averiguar con sutileza que le pasaba a Isabelle, pues algo le estaba matando en esa casa y era muy raro que el médico se fuera de esa manera. La Srta Dubois se preocupaba por Isabelle, no era como las otras que solo se querían enterar de todo. Max decidió investigar y fue a París y contrató a un detective privado llamado Jules Bronac (pequeño, rechoncho y prepotente) para que investigara el pasado de Isabelle para averiguar porque tenía ese aspecto enfermizo, su nueva fortuna y su extraño comportamiento, además de la visita de Delvaux, que finalizó de forma tan extraña y su relación con el. Jerome estaba intrigado desde que estuvo en la mansión con Max, y vio la luz en el sótano, entonces volvió y vio a Isabelle acompañada de Mijail. Jerome se movió e hizo ruido y Mijail se giró y vio un puñal ensangrentado. Salió corriendo y se fue pensando si estos dos no habrían matado a alguien y lo tenían escondido en el sótano. El notario, (Chancel), visitó a Max, con noticias de su primo, experto en ciencia natural. Le dijo que pensaba que eran murciélagos, pues eran animales chupasangres. Decía que existía según las leyendas un murciélago gigante (Rotundus), pero no se sabe si es real, (América del Sur).Max decidió reunirse con el alcalde (Buquet), para contarle las nuevas a los vecinos, pero el alcalde decidió no contar nada para no crear pánico. Sin embargo, su mujer lo había escuchado y se lo contó rápidamente a todos. Max se encontró a Isabelle y se extrañó mucho pues ella misma decía que era una hija de la noche, porque dormía muy poco. Hoy había tenido que ir al pueblo de día, porque Mijail había tenido que ir a París y necesitaba comprar alimentos, aunque para que la gente no supiera que estaba sola decía que Mijail estaba enfermo. Cuando Max le ayudó con los paquetes se dio cuenta que tenía las muñecas vendadas, le preguntó a Isabelle, pero ella se enfadó y se fue al carro del granjero Boutel, que la iba a llevar a la mansión. Jerome que estuvo también observando a Isabelle y se enteró que Mijail no estaba, les contó a sus amigos que el monstruo seguro que estaba en la mansión, pues era el único sitio que no habían registrado. Les estuvo todo lo que sabía: el grito inhumano que Lavoine y Dubois habían escuchado, el comportamiento de Isabelle, y lo que él vio cuando fue a ver el sótano. Le parecía todo muy raro, además se preguntaba porque siempre de negro y porque había en el sótano un cuchillo ensangrentado. Los amigos que pensaba que si fuera ella, Max ya la habría detenido, pero Jerome que Max no la detendría pues estaba enamorado de ella. Como sabía que Mijail no estaba convenció a Armand y Fabrice para que le acompañara por la noche a la mansión. La Srta. Dubois volvió a hablar con Max, le comentó que le había preguntado a Isabelle por su luto y que ella le contestó que a lo mejor lo llevaba por ella misma. Entonces Max, le comentó lo de las muñecas, la Srta. Dubois se santiguo y se fue murmurando que Dios se apiade de ella. El detective escribió a Max desde Frankfurch, contándole que el cochero que llevo al médico trabajaba para el marqués de Latour. No consiguió hablar con el marqués, pero descubrió que Philippe había muerto, pero nadie sabía nada más. Por lo visto, su padre lo envió a estudiar a Frankfurch cuando se enteró del amor de Isabelle, y cuando Isabelle llegó a París, ya se había ido y tuvo que trabajar de lavandera, camarera y criada para conseguir dinero para el billete y poder ir con él. Después nadie volvió a verla hasta que pasaron tres años. Isabelle fue a ver al padre de Philippe y entonces ya venía con Mijail. Seguramente fue cuando consiguió el dinero. El detective pensaba que pudo quedar embaraza y el padre aceptó mantenerla. Max le escribió diciéndole que lo dejara todo, pues no tenía dinero suficiente para pagarle.
Jerome, Armand (hijo del panadero) y Fabrice (hijo granjero vaca muerta) fueron de noche a la mansión, pero no vieron nada sospechoso pues Isabelle leía un libro en el sótano. Como no podía entrar en el sótano, mandó a Armand a llamar al timbre para entretener a Isabelle. Isabelle aunque estaba sola abrió la puerta y Armand se escondió en el jardín, entonces tiró una piedra y rompió un cristal. Jerome y Fabrice entraron en el sótano, y aunque estaban solos Jerome sintió una respiración y al oír un ruido salieron corriendo. Sintieron que alguien les seguía y cayeron por una cuneta. Jerome se fractura una pierna. Armand se quedó atrás escondido, cerró los ojos y algo saltó sobre él y lo tiró al suelo. Al abrir los ojos vio como unos ojos rojos brillantes y unos colmillos. Armand gritó y se desmayó. Después se oyó otro grito inhumano. Sus amigos los oyeron desde la cuneta. Michelet (panadero, mediana edad, bajo y padre de Armand), como era tarde salió a buscar a Armand, al no encontrarlo volvió a casa y lo encontró en el umbral de su casa inconsciente. Fue a llamar a Max y lo llevó a su casa. Vino el médico el Sr. Leblanc, que les explicó que lo que sufría Armand era un shock, algo le había asustado y se desmayó. Jerome y Fabrice se encontraron en el camino y los llevó con él a casa de Armand. Jerome tenía la pierna fracturada. Contaron que fueron a coger nidos de noche y se cayeron por la cuneta, Armand se quedó detrás y oyeron los gritos, fueron a buscarlo y no lo encontraron y se asustaron mucho. Max sabía que mentía, pero sabía que no era el momento de hablar con ellos. Después llegaron los padres de Fabrice y Jerome. Max se fue con el médico, ambos pensaban que los chicos mentían, no estaban diciendo toda la verdad. Max preguntó al médico que podía ser si una joven tenía las muñecas vendadas, el médico le explico que era porque había intentado suicidarse. Max empezó a pensar que Isabelle se había intentado suicidar por la muerte de Philippe. Max visitó a Jerome para sacarle la verdad, éste le contó toda la verdad pues pensaba que Isabelle los había denunciado por el cristal roto, pero ella no había dicho nada. Entonces quedó en enseñarle a Max la cuneta donde se cayeron cuando tuviera mejor la pierna. Después visitó a Fabrice y ambos contaron la misma historia, aunque Fabrice no dijo nada de haber oído la respiración ni vio el cuchillo ensangrentado. Días mas tarde, Max fue con Fabrice y su padre Henri Morilon a visitar a Isabelle. Le cuenta lo sucedido, e Isabelle les dice que serían los chicos que intentaron asustarla y rompieron un cristal. Max insiste en ver el sótano. Isabelle los deja entrar, y comprueban que no hay nada raro. Solo ve un libro “la hija de la noche” de Dagenhan. A Max le resulta raro que tenga la casa sin muebles, si ya lleva tiempo viviendo ahí, pero Isabelle le explica que piensa irse pronto a Italia, a un lugar donde haya mucho sol. Max recibe de nuevo carta del detective, pero lo avisan de que Armand ha despertado y no la lee. Armand no recuerda nada solo habla de unos ojos rojos, pero no sabe si lo ha soñado. La Srta. Dubois vuelve a ver Max y le cuenta todo lo que ha pasado y lo que ha descubierto el detective. Dubois comenta con Max que al final todos echaran la culpa a Isabellle. Max decide hacer de nuevo otra batida , para calmar al pueblo y buscar nuevas pistas pero no encuentran nada. Jerome estaba seguro que algo se ocultaba en el sótano, y estaba decidido a descubrirlo cuando tuviera mejor la pierna. En Beaufort cundía el pánico, pues nadie sabían lo que buscaban. Un día Max vió en el pueblo a Mijail que esperaba la diligencia, pero como era tarde y no quería dejar sola a Isabelle. Max se ofreció a acompañar al invitado hasta la posada y por la mañana lo llevaría a la mansión. El forastero se llamaba Dagenham, a Max le sonaba ese nombre pero no sabía de que. Lo acompañó a la posada pero llegó la Sra. Bonnard a buscarlo y no pudo hablar con él. Jerome su hijo había desaparecido. Max comprendió que había visto a Mijail en la plaza y seguro que se fue a la mansión Grisard. Max y el padre de Jerome se dirigieron a la mansión. En el camino vieron a Mijail que llevaba en brazos a Jerome en dirección al pueblo. No dispararon por no hacer daño al chico. Max no lo comprendía si Mijail parecía un buen
hombre. El padre de Jerome se dirigió al pueblo a buscar ayuda. Max se puso a pensar porque Mijail tomó esa dirección y comprendió que buscaba al forastero, el Sr. Dagenham, ya se acordaba del nombre lo había visto en el libro del sótano, Martin Dagenham y se titulaba la hija de la noche. Tuvo un presentimiento y se dirigió a la posada a buscar a Dagenham pero no estaba. Preguntó si había ido allí Mijail pero le contestaron que no. Decidió de unirse a Bonnard y a los demás, pero la Srta. Dubois lo llamó y lo hizo entrar en su casa. Max le contó que Mijail llevaba el cuerpo de Jerome en sus brazos. Se sentía rídiculo todo el mundo buscando a Jerome y el tomando el té, en la casa de la Srta Dubois. Pensaba que había fracasado pues no había hecho nada y ahora seguramente alguien moriría y no lo podría evitar. Max recordó la carta del detective y se puso a leerla. Le contaba que Philippe no murió en Frankfurt, al parecer vivió con Isabelle muy feliz pero cuando su padre se enteró lo mandó a San Petersburgo con un primo del Zar que conocía. Pero él le dio dinero para que fuera más tarde a Polonia y lo siguiera. Pero al pasar por un pueblo de camino, cuentan que Philippe fue atacado por un demonio chupasangre que habita estas tierras y murió. Después llegó Isabelle, que se enfrentó al demonio y regresó viva muy cambiada con el cuerpo de Philippe para enterrarlo en París. Le acompañaba Mijail un campesino del lugar, que nadie quería pues decían que había regresado de la muerte y estaba maldito. El detective pensaba que esto solo eran leyendas y que fue Isabelle quien mató a Philippe. Entonces Max lo comprendió todo y se fue corriendo a la mansión ante de que llegaran los demás. La srta. Dubois le dejó un caballo, la besó le dio las gracias y se fue. Cuando llegó le abrió Isabelle, entonces Max le preguntó por él, Isabelle le contestó que Jerome estaba bien, lo atendía el Sr. Dagenham, pero Max por quien preguntaba era por Philippe. Isabelle lo miró de forma confusa y se desmayó. Isabelle los llevó al sótano, y abrió una de sus paredes, ahí estaba Philippe que aunque había comido la sangre de Jerome no había sido suficiente pues lo había parado Mijail, entonces se abalanzó pero oyó la voz de Isabelle y se paró. Isabelle lo acaricia y Dagenhan dijo en voz baja que era un vampiro. Max comprendió que no había muerto en Polonia y que lo trajeron en un ataúd drogado. Otro vampiro lo había mordido y así se había convertido. Isabelle explicó que ella no quería que hiciese daño a nadie y por eso lo trajo aquí a un lugar apartado para cuidarlo y curarlo, pues su padre no quería saber nada de él, y me dio el dinero para comprar la mansión. Pero se escapó y mató a la vaca y comprendió que fue el padre de Philippe quien manda la carta y el dinero a Henri Morillon. Le había enseñado a hablar como humano y había logrado calmar su sed, y su padre le dijo que le daría lo que fuera si conseguía curarlo. Le explicó que había venido a Beauford pues ya tenía mala fama y supuso que nadie se acercaría a la casa. Entonces construyó el falso sótano para ocultarlo y trajo a los obreros de París para que no lo descubrieran. Después subieron a ver Jerome, Dagenham le tomó el pulso y dijo que el remedio le estaba haciendo efecto. Por lo visto Jerome abrió la cámara donde estaba Philippe, y como llevaba días sin comer se abalanzó sobre él, Mijail lo detuvo y como había llegado el sr. Dagenhan Mijail lo llevaba al pueblo, pero se lo encontró por el camino pues el Sr. Dagenhan había seguido a distancia a Max y al padre de Jerome. Le explicó a Max que los vampiros necesitan beber sangre para sobrevivir y se convierten en salvaje. Isabelle no estaba de acuerdo pues Philippe no era así, pensaba que Philippe podía curarse. Dagenhan explicó que en el Himalaya encontró una planta que podía curarlos pero que ya era tarde para Philippe. Entonces Isabelle le preguntó que si no pensaba curarlo para que había venido, él contesto que para salvar a sus víctimas y acabar con el vampiro. Isabelle le dijo que era un farsante como el Sr. Delvaux que engaño al padre de Philippe, diciéndole que iba a curarlo, y después resultó ser un sacerdote, que decía que era un demonio y venía a exorcizarle. Cuando los chicos vinieron a curiosear al sótano, yo estaba sola y fui a abrir la puerta pensaba que era Mijail, y deje abierta la pared. Al huir les siguió Philippe, pero gracias que llegó Mijail e impidió que atacara a Armand y después lo llevó hasta su casa. El Sr. Dagenhan replicaba a Isabelle, diciéndolo que mirara en que se había convertido, era una criatura nocturna igual que él. Isabelle tenía claro que seguiría haciéndolo hasta que
consiguiera curarlo, aunque fuera el resto de su vida. Max se acordó de sus muñecas, y Isabelle se lo confirmó se alimentaba de su sangre. Isabelle estaba enseñando a Philippe a no coger nada que no le den. No entendía porque no era Mijail quien le diera la sangre, pues era más fuerta, ella explicó que no era justo, pues Phillippe, fue la causa de que Mijail perdiera el habla. Era su guía cuando decidió seguir a Philippe, entonces Philippe nos atacó pero reconoció mi voz y no nos hizo daño, sin embargo Mijail se sintió tan cerca de la muerte que dejó de hablar y su cabello se volvió blanco. Todo el mundo lo rechazó pues pensaba que estaba maldito y desde entonces me ayudar a cuidar de Philippe. Era tan fiel pues Isabelle le salvó la vida dándole su sangre a Philippe para calmar su sed. Dagenhan pensaba que estaba mal de la cabeza dando su sangre casi a diario para mantener vivo a Philippe, que no era humano. Isabelle le dijo que le probaría lo contrario. Bajaron de nuevo al sótano, abrieron la pared, entonces cogió el cuchillo y se cortó y vertió su sangre en un cuenco, Philippe no se movió, esperaba a que le diera la orden Isabelle. Era increíble, hasta que no le dijo que bebiera no bebió. Philippe cambió de aspecto e incluso le habló a Isabelle. Preguntó cómo estaba Jerome, y pidió perdón. Dagenhan no podía creerlo un vampiro que sentía arrepentimiento. Philippe tomo las muñecas de Isabelle y le decía que no lo hiciera más. Isabelle le dijo que había traido a un hombre para curarle. Philippe vio a Max y a Dagenhan. Dagenhan preguntó a Isabelle porque hacía esto y ella contestó sin dudarlo que por amor. Por fin Dagenhan iba a tratar al sr. Latour, pero tenían que hacerlo en un sitio tranquilo, lejos del pueblo, donde no pudieran ser linchados. Max miró a Isabelle y se dio cuenta de que la amaba pero sabía que ella solo amaría a Philippe y comprendió que para que fuera feliz tenía que ayudarla a irse con Philippe. Max tuvo una idea. Les dio el caballo de la Srta Dubois, Mijail, Isabelle y Philippe huyeron en él. Pero fue tarde la gente del pueblo estaba allí, y vieron como huían, cinco de ellos se dirigieron a cortarles el paso, Philippe fue a atacarle pero Isabelle lo impidió, se montaron de nuevo en el caballo y salieron huyendo. Mijail comprendió que los cogerían porque el caballo no podía con los tres y se bajó, y entonces Isabelle y Philippe siguieron. En la mansión se encontraba Max y Dagenhan intentando dialogar con los demás, les dijeron que habían derrotado a la bestia y que habían salvado a Jerome, pero no había manera de tranquilizarlos, entonces Max subió a por Jerome para que vieran que estaba vivo. Aunque vieron que estaba vivo, no tuvieron bastante y destrozaron y quemaron la casa pues tenían que acabar con el miedo y el odio que tenían. Isabelle continuaba huyendo para conseguir llegar a su destino, ahora lo que le preocupaban es que se hiciera de día. Pero al fin llegaron a su destino. La gente volvió al pueblo, Dagenhan se fue a casa de Jerome a cuidarlo pero Max se quedó en la mansión contemplando lo que quedaba de ella. Por la mañana temprano apareció la Sra. Dubois, ella comprendía lo que sentía pues había dejado escapar a la mujer que quería, entonces Max comprendió que ella también dejó en el pasado escapar al hombre que amaba. Entonces los dos se agarraron del brazo y se fueron al pueblo. Finalmente Dagenhan y Mijail se reunieron con Isabelle y Philippe y cogieron un barco que le llevaría a Napolés. Philippe estaba curado por fin podía tomar el sol. Dagenhan estaba muy orgulloso, Philippe estaba muy feliz de ver el amanecer e Isabelle lloraba de felicidad pues la pesadilla había terminado, ya no tendría que ser hija de la noche nunca más. Soñaba con su nueva vida en una bella finca de Italia al lado del mar con mucho sol.