Quiroz
Una mirada a la educación actual desde la perspectiva de la biología del conocimiento: Muchas veces el hombre se auto denomina un ser racional y, es precisamente ese el punto que lo separa de los animales. Pareciera excluir de ello lo emocional, dejando este último en un peldaño inferior. Sin embargo, el autor plantea que toda acción está constituida por la suma de lo emocional más lo racional. Por otro lado, reflexiona acerca de la competencia ¿Es una característica constitutiva, biológicamente hablando, del ser humano? La respuesta es no, ya que corresponde a un proceso que surge del fenómeno cultural y humano. El Doctor Maturana habla de este aspecto como la negación del otro, es por eso, que no existe una competencia sana. Plantea la educación como un proceso en el cual una persona convive con otra y, es aquí donde ocurre una transformación espontánea, de manera que su modo de vivir se hace más congruente con el del otro en un espacio de convivencia. Existen dos épocas fundamentales en la educación: la infancia y la juventud. En la infancia se vive el mundo con la posibilidad de convertirse en un ser capaz de aceptar y respetar al otro, desde la aceptación y respeto de sí mismo. En la juventud, se trata de la aplicación de aquello, sumado a la responsabilidad del propio actuar. Educación como “transformación congruente en la relación con el otro”. Responsabilidad, respeto y aceptación de sí mismo y del otro. En cuarto lugar, se encuentra el concepto de educación planteado por Humberto Maturana. Tal como menciona el título, es un proceso en el cual una persona convive con otro y, aquí se transforma de manera espontánea para que su modo de vivir se vuelva más congruente con el de otro en un espacio de convivencia. Las personas aprenden a vivir de una manera, que se configura según el convivir de la comunidad donde viven. Por lo tanto, en Jesus Camp los niños viven este proceso de convivencia tanto con adultos como otros niños cristianos, por lo que su manera de vivir se hace congruente con la de esta comunidad. Lo más impactante, que plantea el autor, es que este proceso de educación es continúo y sus efectos son de larga duración, es decir no se cambia fácilmente. Por qué el autor propone el amor y no la competencia como fundamento social. No busco ser redundante, ya que creo fue explicitado en los párrafos anteriores. Por lo que a modo de resumen, el autor nos habla de la competencia como esa negación al otro, por el contrario, el amor es la aceptación del otro como un legítimo otro. EL hecho de competir se relaciona de cierta manera con la agresión, la cual produce una interferencia y rompe el convivir. Pero no cualquier convivir, sino aquel que es social produciéndose una aceptación mutua La liberación por medio del lenguaje: En relación a lo anterior, por medio de la reflexión surge la libertad y la responsabilidad. Según el autor la libertad es el hecho de querer o no nuestro querer o no querer las consecuencias de nuestras acciones. Se concluye entonces que como la reflexión sólo surge en el momento en que existe el lenguaje, es aquí donde nace la libertad del ser humano, por lo tanto, el lenguaje es considerado como una liberación Dr. Maturana El hecho de permitir la reflexión y la autoconciencia, nos lleva entonces a ser responsable de nuestros actos. Cuando cometemos un acto de maldad, violencia o a la misma negación de otra persona, lo hacemos buscando una justificación en nosotros mismos. Es aquí donde se da lugar también a las ideologías, esas que
justificamos ya sean buenas, malas, exageradas o no. Aquellas nos ciegan frente a nosotros mismos, en consecuencia frente al resto Cree que el hombre es un ser trascendente. Pienso que los seres vivos son sistemas que tienen sus características como resultado de su organización y estructura, de cómo están hechos, y para que existan no se necesita de nada más. Pero al mismo tiempo los seres vivos tienen dos dimensiones de existencia. Una es su fisiología, su anatomía, su estructura. La otra, sus relaciones con otros, su existencia como totalidad. Lo que nos constituye como seres humanos es nuestro modo particular de ser en este dominio relacional donde se configura nuestro ser en el conversar, en el entrelazamiento del "lenguajear" y emocionar. Lo que vivimos lo traemos a la mano y configuramos en el conversar, y es en el conversar donde somos humanos. Como entes biológicos existimos en la biología donde sólo se da el vivir. La angustia y el sufrimiento humanos pertenecen al espacio de las relaciones. Todo lo espiritual, lo místico, los valores, la fama, la filosofía, la historia, pertenecen al ámbito de las relaciones en lo humano que es nuestro vivir en conversaciones. En el conversar construimos nuestra realidad con el otro. No es una cosa abstracta. El conversar es un modo particular de vivir juntos en coordinaciones del hacer y el emocionar. Por eso el conversar es constructor de realidades. Al operar en el lenguaje cambia nuestra fisiología. Por eso nos podemos herir o acariciar con las palabras. En este espacio relacional uno puede vivir en la exigencia o en la armonía con los otros. O se vive en el bienestar estético de una convivencia armónica, o en el sufrimiento de la exigencia negadora continua. Yo creo que Jesús era un gran biólogo. El hacía referencia a esta armonía fundamental del vivir sin exigencia, por ejemplo, cuando al hablar a través de las metáforas decía: "mirad las aves del campo, ni cultivan ni trabajan ni se esfuerzan y se alimentan mejor que los humanos" y sin angustias su existencia es armónica en la vida y la muerte. O cuando hablaba de las flores. O cuando decía que palabra entrar en el reino de Dios uno tenía que ser como los niños, y vivir sin la exigencia de la apariencia en la inocencia del presente, en el estar allí en armonía con las circunstancias. Decir todo eso es comprender la biología del ser espiritual Cómo explicaría en términos cercanos, cotidianos, su teoría del conocimiento. Podemos evocar la teoría biológica del conocimiento con algo cotidiano. Todos los seres humanos tenemos dos tipos de experiencias fundamentales. La mentira y el error. Todos sabemos cuándo mentimos, pero no cuándo nos equivocamos. Porque el error es siempre a posteriori. Lo mismo pasa con las ilusiones, como cuando uno va caminando en la calle y saluda a alguien que creyó conocer, y luego se da cuenta de que no era la persona conocida. Ahí está lo central, uno se da cuenta del error después, atendiendo a otras dimensiones distintas de aquélla desde la cual reconoció a la persona y vivió la experiencia, buena o mala, de encontrarse con ella. Esas experiencias constituyen el fundamento del darse cuenta de que uno no puede hacer referencia a una realidad independiente de uno. Yo no puedo distinguir en la experiencia entre ilusión y percepción porque tal distinción es a posteriori. Sí podemos ponernos de acuerdo. Y todos sabemos cotidianamente que el mundo en el que vivimos es un mundo de acuerdos de acciones. Y que cada vez que el otro no sabe algo, uno se lo puede enseñar, generando un acuerdo de acciones. El problema no está en la convivencia, en los acuerdos, ni en el darse cuenta de que no podemos hacer referencias a una realidad independiente. El problema está en la creencia de que podemos hacer esa referencia; en el apego a ella a través de creer que uno puede dominar a los otros reclamando para sí el privilegio de saber cómo son las cosas en sí. Y esto, que es el fundamento de la teoría que explica la biología del conocer, es accesible para cualquier persona.