Puede Hacerse Maseficaz La Trasnsmision Del Saber Sociologico?

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l Puede hacerse mas eficaz la transmisi6n del saber sociol6gico 1*

fuente primordial para todos los alumnos, "Me imagino ... una especie de libro fantastico, de enormes dimensiones, en rea Iidad maestros e investigadores, y presumiblemente obviaria la necesidad tanto de las bibliotecas dividido en muchos tomos, obra de muchas como de los muchos tipos de libros, revistas e manos, acerca de la Sociedad Ideal. Este libro, esta imagen del perfecto estado, seria la informes que se guardan en ellas. Toda una ambici6n, especialmente cuando tenemos en columna vertebral de la sociologia" [Wells, cuenta el compromiso de Wells con el relati1907]. Tal es la visi6n que tenia H. G. Wells vismo. Tenia poco tiempo para el trabajo propio de los positivistas orientado a los "hedel saber medular de la sociologia. Soiiaba chos". Para el, los nombres de Comte y con una vasta enciclopedia que. contuviera Spencer eran anatema. todos los datos "sustanciales" sobre el comporLas unicas fuentes aceptaRalph Adam ha trabajado en el ambito bles de "hechos sociol6gitamiento social: con secde la sociologia y de las ciencias de la cos", para Wells, eran las ciones sobre la naturaleza informaci6n. Es actualmente encarideas albergadas en las de la Sociedad Ideal, su gada de la informaci6n sobre ciencias sociales en la City University de Lonmentes de los hombres. relaci6n con las diferendres. Su labor de investigaci6n versa Debemos suponer, por 10 cias raciales y sexuales y sobre distintos aspectos de la comunitanto, que su "biblia" conlas implicaciones derivacaci6n. tendrfa s610 10 que el das de las estructuras ecollamaba "conocimiento n6micas, sociales e ideol6expresado imaginativagicas dentro de la sociemente y con un elemento dad humana. Wells conde personalidad", y los sideraba que "casi todos hechos, en el sentido con10s divergentes aspectos vencional de datos rigurode la sociologia podrian samente comprobados, ponerse en relaci6n de la serfan rigurosamente excluidos. manera mas sencilla: 0 como nuevas proposiciones, 0 como nuevos debates 0 crfticas, 0 Desafortunadamente, esto era un sueiio destinado a seguir siendolo siempre. En vez de como hechos recientemente averiguados que incidiesen sobre dichos debates y confirmaran una sola biblia, dep6sito de cuanto merece la o descartaran las proposiciones." pen a saber, el acervo de materiales de interes Las unicas excepciones serfan los problemas de administraci6n social, que Wells no * Este articulo es la versIOn revisada de una consideraba tuviesen conexi6n alguna con la ponencia presentada a la Conferencia Anual de la sociologia. British Sociological Association en la Universidad de Esta especie de "biblia", pensaba, seria la Lancaster, en abril de 1980.

para los soci610gos es hoy punto menos que ilimitado. Ademas, la indole misma de la materia significa que la comunicaci6n de una forma u otra (y empleo el termino "comunicaci6n" en una acepci6n que incluye todos los aspectos del almacenamiento, recuperaci6n, difusi6n y recepci6n de la informaci6n) debe desempefiar en sus vidas un papel cada vez mas importante. Los soci610gos probablemente tienen una necesidad de comunicaci6n eficaz mayor que otros grupos de cientificos. No se nos escapa, sin embargo, que el sistema de comunicaci6n en sociologia es menos eficiente que el de las ciencias naturales en casi todos los respectos [Garvey, Lin y Nelson, 1970]. Este estado de cosas no es inevitable. Los mejoramientos son posibles, como espero demostrar en este articulo. A tal efecto, voy a examinar detenidamente la naturaleza de la comunicaci6n, el papel que desempefia en la sociologia y, con ayuda de algunas observaciones fruto de la investigaci6n, voy a resefiar algunos de los medios por los que podria hacerse mas eficaz la comunicaci6n socio16gica.

La comunicaci6n afecta a todos los ambitos del comportamiento humano. Es tambien un concepto clave de la sociologia. Los redactores de The handbook o/communication, por ejemplo, la han descrito como "uno de los relativamente pocos procesos fundament ales y abarcadores mediante los cuales puede virtualmente ser descrito cualquier acontecimiento social" [Pool y Schramm, 1973]. Durante los ultimos decenios ha aumentado rapidamente el interes por este tema. Se han multiplicado las publicaciones y los cursos academicos acerca del mismo, y soci610gos de muy divers as corrientes y convicciones te6ricas han empezado a estudiar los procesos de comunicaci6n 0, por 10 menos, a tomar nota de elIos. Una de las areas que ha suscitado especial atenci6n es la de la comunicaci6n cientifica. Aunque en afios recientes se la ha estudiado des de much as disciplinas, no ha sido en general

objeto de estudio para la sociologia. Tampoco es un area en la que los soci610gos, como tales, hayan realizado demasiada investigaci6n. Y la labor que si se ha lIevado a cabo no puede ser integrada en un solo cuerpo de conocimiento, ya que han habido un os pocos estudios aislados, generalmente en pequefia escala, que se han concentrado en determinados aspectos del sistema. No han sido suficientes para que podamos elaborar un cuadro detallado de la comunicaci6n en sociologia, ni han proporcionado bast antes datos para efectuar comparaciones entre culturas 0 disciplinas. Esta falta de interes de los soci610gos puede, a primera vista, parecer sorprendente cuando consideramos la frecuente "con tempI aci6n de si mismo" que tiene lugar bajo el disfraz de la Hamada sociologia de la sociologia. j Tal vez sea el caso del examinador al que no Ie gusta ser examinado ! Indudablemente es cierto que los soci610gos, como grupo profesional, son muy recelosos de cualquiera que se proponga estudiar su propio comportamiento. Lo normal y 16gico es que no fuera asi. Te6ricamente, deberian ser objetos ideales de investigaci6n. Al fin y al cabo, los soci610gos son los observadores por excelencia de la sociedad y deberian apreciar mejor las razones para ser eHos mismos tema de estudio. La practica dista mucho de ser asi. En mi propia labor investigadora he entrevistado a soci610gos acerca de su comportamiento respecto ala comunicaci6n, y me han mirado con suspicacia. . . i incluso en bares! Uno se acostumbra a ser tratado con cautela (0 aun con cierto aire caprichoso) por los que no son soci610gos. Pero no es sorprendente descubrir que, una vez que se conoce que uno es investigador, hasta comentarios "inocentes" sobre un lugar comun tan cotidiano como el tiempo atmosferico suelen ser mirados con desconfianza, no vaya a resultar ser materia de alguna encuesta. Los sociologos como objetos de investigacion i,Por que se plantean problemas especiales como estos ? Hasta cierto punto tal vez reflejen

la personalidad de los soci610gos con sus caracterfsticas peculiares. Pero tambien existen otros factores. Las entrevistas sociol6gicas se llevan a cabo por 10 general con sujetos aislados desconocidos hasta ese momento para el entrevistador. Con frecuencia partenecen a grupos sociales e intelectuales diferentes y, en consecuencia, no hay por que tratarlos como a iguales. Por otra parte, cuando uno entrevista a sus pares, que por definici6n son personas social e intelectualmente iguales que pertenecen a los mismos grupos, generalmente ocurre que parte de los mismos forman circulos sociales y frecuentemente son amigos personales 0 conocidos entre sf. Una clara noci6n de estos problemas, obtenida merced a su propio trabajo (entrevistas a soci610gos con objeto de dilucidar c6mo se lleva a cabo realmente la investigaci6n social), condujo a Jennifer Platt a describir con detalle el impacto de los mismos. Asi, esta investigadora ha escrito un trabajo en el que da cuenta, de forma sencilla y muy amena, de los problemas que pueden plantear las entrevistas a cole gas [Platt, 1981]. Es particularmente dificil desanudar las relaciones personales y decidir 10 que realmente ha de contar como dato (en contraposici6n con la chismografia 0 con 10 ya sabido de antes). Tambien esta la situaci6n virtualmente embarazosa de tener que entrevistar a superiores en la escala academica 0 profesional 0 a personas con quienes se han tenido relaciones insatisfactori as en el pasado. Rasta cierto punto este tipo de problema se present a en la mayor parte de los estudios de observaci6n participante. Tambien hay otros factores que dificultan el estudio de la comunicaci6n en sociologia. Uno de ellos es que es mas facil obtener fondos para investigaci6n en las ciencias "duras". Otro, que en las ciencias fisicas y biol6gicas existen archivos bien documentados (por ejemplo, indices) que pueden utilizarse facilmente para elaborar analisis secundarios [Lin, 1974]. Sin embargo, los problemas no son insuperables, como demuestran los pocos estudios disponibles, y la investigaci6n de Platt puede servir perfectamente de modelo para el tipo de trabajo que podria llevarse a cabo en este area.

Race poco tropece con los siguientes comentarios de un distinguido academico: "Los soci610gos alegaran que no se les ha dado tiempo suficiente para desarrollar y demostrar la pertinencia de su ciencia como agente del cambio, y esto puede ser cierto. Fue sin duda la esperanza de que est a disciplina podria rendir 10 que de ella se buscaba 10 que decidi6 a muchos estudiantes (en los afios sesenta) a optar por los estudios sociales" [Franklin, 1979]. EI articulo de donde se ha tornado est a cita se propone demostrar que much os advirtieron que la relativa prosperidad asociada con la "candente revoluci6n tecnol6gica » de los afios sesenta no era suficientemente satisfactoria y, en consecuencia, pusieron sus esperanzas en 10 que el autor llama la "neociencia" de la sociologia. EI articulo continua sefialando que las soluciones a los problemas actuales de la sociedad radican, en primer lugar, en la quimica y la fisica, y, en ultima instancia, en la ingenierfa. Quiere decirse con ello que la sociologia ha fracasado en su prop6sito de conducirnos a la Nueva Sociedad y que puede ser ya desechada como irrelevante para las necesidades de los afios ochenta. No hay nada extrafio, por supuesto, en tales puntos de vista. Lo que hacen es demostrar que los soci610gos no han sabido comunicar el valor de sus descubrimientos al mundo exterior. Parte de la culpa de ello debe atribuirse a la actitud de gran numero de soci610gos respecto de la comunicaci6n, considerandola como un problema no digno de mucha atenci6n, aun cuando su existencia profesional dependa en tan gran medida de ella. En realidad, algunos soci610gos se han incluso pronunciado contra esto. Vidich [1958], por ejemplo, hizo la declaraci6n sorprendentemente ingenua de que "no se puede escribir (en materia de ciencia social) con miras alas reacciones de ningun auditorio, y, si asi se 10 hiciera, la escritura pronto degeneraria en deshonestidad". Actitud particularmente ins6lita, cuando consideramos la enornie amplitud de los auditorios a los que los soci610gos tienen

que dirigir sus descubrimientos. Entre estos auditorios se cuentan diversos tipos de "guardabarreras", una significativa proporci6n de los cuales est a formada por los profesionales de la comunicaci6n (por ejemplo, los periodistas y los bibliotecarios). Sin embargo, es a estos mismos profesionales a los que muchos soci610gos miran con desden, excepto cuando son los sujetos de sus encuestas 0 cuando les prest an algun otro tipo de ayuda practica. Kurt Wolff expone esto bast ante bien cuando, al comentar la necesidad en que se hallan los soci610gos de tomar en cuenta las relaciones publicas (ya sea como profesores, como investigadores 0 como autores), acentua la importancia de 10 que el llama "factores extracientificos". En contraste con Vidich, considera que la comunicaci6n debe ser uno de los elementos clave del trabajo de un soci610go "no s610 cuando piensa en publicar algun libro 0 articulo -y d6nde, en que forma, con que enfasis, para que publicosino tam bien al considerar el hecho mismo de escribir y la posibilidad de publicar 10 escrito; en otras palabras, la selecci6n de campos y tern as de investigaci6n, y la naturaleza, caracter, marco de referencia, en suma, la constituci6n misma de su trabajo se ven codeterminados por la posible publicaci6n" [Wolff, 1946]. De un modo analogo, Friedrichs [1970] ha puesto de relieve que un soci610go puede ser 0 no ser 10 suficientemente sagaz para darse cuenta de que, en igualdad de circunstancias, el sera responsable del cambio en la interacci6n social de las personas 0 grupos objeto de su interes en proporci6n directa a su aptitud para comunicarse.

La comunicaci6n dentro del mundo academico Se da normalrnente por supuesto que la comunicaci6n cientifica tiene lugar entre miembros de una misma disciplina y que consiste tanto en la presentaci6n de trabajos en conferencias y seminarios, como en la publicaci6n de informes, articulos y libros. Los soci610gos, sin embargo, tienen adem as la necesidad de comunicarse con

otros grupos muy diversos, entre ellos los politicos y el publico en general. Y tal comunicaci6n puede ser de sum a importancia. La comunicaci6n con los colegas universitarios es probablemente el proceso mas complejo. Se ve afectada por distintas consideraciones, de las cuales el estatus es una de las mas importantes. W. D. Garvey y su equipo, de la Universidad Johns Hopkins en los Estados Unidos de America, han llevado a cabo una serie de detallados estudios acerca del modo en que se difunden los resultados de la investigaci6n dentro de una disciplina. Compararon la sociologia, la psicologia y la educaci6n con las ciencias fisicas y la ingenieria, y comprobaron que el proceso, en general, tendia a diferir poco de un grupo a otro. Generalmente ocurre 10 siguiente: durante el desarrollo de su trabajo, el investigador medio presenta informes a la entidad que 10 subvenciona 0 patrocina, y luego, en forma de apuntes de seminario, a sus colegas inmediatos. Una vez acabada la investigaci6n, se present an memorias ante asambleas mas numerosas. Inmediatamente despues, se envian copias a colegas escogidos, generalmente los de estatus relativamente alto, como ex profesores 0 supervisores, cuyos comentarios pueden ser utiles durante la revisi6n del manuscrito. A continuaci6n se manda el artIculo a revistas y, una vez publicado, es resumido en extractos y compilaciones, mencionado en anuarios, citado en escritos de otros investigadores y, al cabo de algun tiempo, aludido en textos especializados. El tiempo que este proceso lleva en psicologia, la disciplina estudiada con mayor detalle, qued6 establecido en dos atlos y medio desde la investigaci6n hasta la publicaci6n en revistas, y en no menos de diez atlos antes de que el material apareciera en obras de texto [Garvey y Griffith, 1971]. En sociologia, es probable que este proceso sea aun mas largo. El modelo derivado de la obra de Garvey es interesante por cuanto present a el sistema de comunicaci6n academica como orientado hacia el diseminador. 0, dicho de otro modo, en cada fase del proceso el autor espera respuestas de su auditorio. Escribe fundamentalmente para su propio provecho, mas que para el de dicho auditorio.

Los universitarios publican por una diversidad de razones, de las cuales una que cada dia adquiere mayor importancia es la de mejorar las expectativas de promoci6n. Para otros cuenta la necesidad de mostrar que un proyecto esta produciendo resultados positivos, el des eo de establecer prioridad de ideas 0 de descubrimientos y, como indique antes, la esperanza de que los comentarios de los lectores sean de valor para el trabajo futuro. La publicaci6n de los trabajos ha llegado a verse como "buena" en y por si misma. Por desgracia para aquellos que esperan beneficiarse de ella, las perspectivas de pronta publicaci6n son menores en sociologia que en casi todas las demas disciplinas. En muchos campos (la psicologia y la economia, por ejemplo), el mercado de publicaciones y revistas esta altamente diferenciado: la mayoria de ellas s610 publican articulos con orientaciones especificas (metodol6gicas 0 te6ricas), 0 que tratan ciertos asuntos predeterminados. Con frecuencia estas areas son evidentes por los titulos de las revistas en cuesti6n. En sociologia, por otra parte, hay relativamente pocas revistas importantes, y"la mayona aceptan una extensa gama de materiales. Las revistas academicas suelen estar jerarquizadas de acuerdo a su prestigio, seglin consideraciones tales como ellugar donde se editan, cuales son los autores de los articulos que publican, etc. Esta

estratificaci6n ha sido medida formalmente mediante la aplicaci6n de criterios como la proporci6n de articulos publicados que han sido rechazados antes por otras revistas, el orden en que los autares seleccionan las revistas para el reenvio de articulos previamente rechazados y la pauta de referencias reciprocas entre dichas revistas [Lin, 1974]. Este grado de estratificaci6n, junto con el amplio alcance temcitico de much as revistas, tiene como resultado que las publicaciones con estatus mas elevado son las que atraen la mayor parte de los manuscritos. Como consecuencia, tienen coeficientes de rechazo muy altos; por ejemplo, las revistas norte american as mas distinguidas s610 aceptan alrededor del 10 por ciento de los articulos que se les envian, proporci6n que se halla en descenso. Una situaci6n analoga parece estar ocurriendo en el Reino Unido. En un informe reciente, el director de Sociology afirmaba que, pese a un aumento en el mimero de ejemplares, s610 20 de 102 manuscritos enviados fueron aceptados para su publicaci6n [Abrams, 1980]. Estas cifras no son comparables con las de las ciencias fisicas, don de son corrientes los indices de aceptaci6n del 75 al 80 par ciento [McCartney, 1973]. Como tambien los trabajos van haciendose mas extensos, las revistas tienen que aumentar sus frecuencias de publicaci6n simplemente para ofrecer el mismo mimero de

Ralph Adam

articulos. Un estudio comparativo de los indices de rechazo en las humanidades, en las ciencias naturales y en las ciencias sociales realizado hace algunos unos afios indicaba que en las humanidades la situaci6n era todavia peor que en las ciencias sociales [Zuckerman y Merton, 1973]. Si la tendencia descubierta aquel entonces (1967) ha continuado, las revistas de humanidades deben alcanzar actualmente indices de rechazo pr6ximos al ciento por ciento. Las dificultades para llegar a la imprenta en sociologia probablemente son, hasta cierto punto al menos, un reftejo de las relativamente po cas instancias de publicaci6n que existen en este campo. De todos modos, la mayor parte de los articulos terminan por publicarse en algun sitio, pero esto puede ocurrir despues de mucho tiempo de haber sido escritos. Una causa de los elevados indices de rechazo es que los auto res tienden a recorrer de arriba hacia abajo la jerarquia de prestigio hasta que sus articulos son "acogidos" en alguna parte, en vez de aspirar a una publicaci6n mas rapida en la revista mas apropiada, con independencia del estatus. Un analisis de las razones ale gad as para el rechazo de manuscritos puso de manifiesto que algunas causas importantes eran la insignificancia de los descubrimientos, los defectos metodo16gicos, los problemas te6ricos y la presentaci6n deficiente [Bonjean y Hullum, 1978]. Las dificultades para llegar a la imprenta se traducen en que, en termino medio, los soci610gos publican menos que otros cientificos; se ha estimado que, en los Estados Unidos de America, campos como la quimica y la biologia tienen un indice de productividad por persona respecto a la producci6n de articulos que es aproximadamente siete veces el de los soci610gos. Un soci610go que publique un articulo en una revista socio16gica cada tres afios se mantiene en la productividad media pro pia de su disciplina [McCartney, 1973]. Es importante recordar, no obstante, que muchos cientificos sociales prefieren publicar sus observaciones en libros. Se sabe menos en cuanto alas probabilidades de publicaci6n de las monografias. La publicaci6n en revistas tal vez no sea el medio mas eficiente de difundir los resultados

de la investigaci6n dentro de las comunidades academicas, toda vez que un articulo dado interesara s610 a unas pocas personas, si es que interesa a alguien. Merton [1973] ha calculado que s610 algo menos del uno par ciento de las publicaciones son leidas por un publico de cualquier extensi6n, y Garvey y Griffith [1979] informaron que la mitad de los articulos sobre psicologia en los Estados Unidos eran leidos por menos de doscientos (0 el uno por ciento) de psic610gos norteamericanos. En las ciencias bio16gicas, 10mismo que en psicologia, se ha probado la publicaci6n rapida de informes breves como metoda alternativo. Otras posibilidades son la microedici6n, el envio de articulos en separatas s610 a aquellas personas interesadas en ellos, y el empleo de metodos de distribuci6n electr6nicos (en vez de postales). Tales innovaciones quiza logren hacer la publicaci6n mas barata, pero, si se mantienen los mismos estandares, es improbable que la publicaci6n llegue a ser algun dfa mas facil. Ademas, no es muy probable que tales innovaciones atraigan demasiado a la mayoria de soci610gos, quienes, a juzgar par mi experiencia personal, prefieren tecnicas mas tradicionales. Tal vez una raz6n de ello sea el confticto entre la posibilidad de disponer de bases de datos facilmente accesibles y el deseo (0 necesidad) que tienen los universitarios de publicar cupos de material bien visibles [Seiler y Raben, 1981]. Poco se ha estudiado hasta ahora sobre los efectos de las caracteristicas personales de los soci610gos sobre su trabajo, pero 10 que si parece es que tienen una preferencia bien definida por los metodos informales de comunicaci6n. Es probable que las dificultades de publicaci6n hagan aun mas import antes el uso del telefono, la correspondencia y la discusi6n en reuniones. Entretanto, aquellos que estan dispuestos a seguir enviando articulos pueden al men os elaborar estrategias para elevar al maximo sus probabilidades de exito; estrategias que pueden consistir en procurar que los manuscritos se adapten alas necesidades de los directores de las revistas, en enviarlos a los sitios mas apropiados, en revisar y comprobar a fondo la

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labo< ya ,ea1izada rob« el tema (pam evit", duplicaciones innecesarias) y en escribir los articulos razonablemente cortos y legibles. Esto no quiere decir, desde luego, que el procedimiento de evaluaci6n de los artfculos sea totalmente objetivo. Algunos estudios han demostrado que puede haber correlaci6n directa entre quien es el autor, ad6nde se encuentra y a quien conoce, y el exito en publicar. Cierta dosis de marrulleria puede servir tambien. Mahoney [1977], en sus "reglas para principiantes", sugiere una serie de estrategias para convencer a editores y directores de revistas de la oportunidad de publicar la obra maestra que uno les ofrece. Hasta ahora, he venido centnindome en la comunicaci6n con colegas universitarios e investigadores, que la mayoria de los soci610gos considera como su principal auditorio. Tambien es importante, sin embargo, que se mantenga informados de los avances y cambios acontecidos en la sociologia alas entidades subvencionadoras y al publico en general. Con frecuencia se desestima el valor que esto tiene, algo que, en el clima social y politico actual, puede producir efectos desastrosos sobre el futuro de la investigaci6n social.

La comunicaci6n con el mundo en general Tanto el estilo como el contenido de los trabajos tienen que ser orient ados a publicos especificos. Lengyel [1974] ha sefialado tres import antes dilemas con los que se enfrentan los comuni cad ores en ciencias sociales cuando intentan llegar a publicos profanos. Como consecuencia del grado en que la investigaci6n de ciencia social esta vinculada a situaciones culturales e hist6ricas, tanto la prensa especializada como los medios de comunicaci6n social tienen medios propios caracteristicos de transmitir y utilizar temas relativos alas ciencias sociales en diferentes paises. Los datos y la informaci6n sobre asuntos politicos se producen en tales cantidades y bajo formas tan diversas, que aun los profesionales quedan

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peq>lejo' y abmmad", ante el inmeoro eum~ de material que les llega. Para los no especialistas que se esfuerzan por comprender los problemas, la perplejidad causada por esta "explosi6n" de la publicaci6n tienen que ser aun mayor. La comunicaci6n con el publico en general implica que el mensaje llegue bien al auditorio, 10 cual no quiere decir que tengan que desparramarse migas sueltas de informaci6n entre la comunidad desde la alta mesa academica, sino que hay que hacer esfuerzos para explicar c6mo se lieva a cabo la investigaci6n y que valor tiene para la sociedad en su conjunto. Ya he indica do que es en interes de todos los cientificos sociales que asi ocurra. Incluso las actitudes de los actuales gobiernos britanico y estadounidense respecto al apoyo a la investigaci6n en ciencias sociales deben de ser hasta cierto punto un reflejo de su imagen entre el publico en general. Y segun se desprende de comentarios como los de Franklin, tales actitudes se encuentran tambien entre academicos de otras disciplinas. Los quimicos 0 los fisicos acaso puedan envolver su trabajo en un manto de misterio, pero los cientificos sociales, por la indole rnisma de su materia de estudio, no pueden permitirse semejante actitud. Y tampoco basta que divulgadores como Galbraiht, Toffler y Desmond Morris (y cito los mismos ejemplos que da Lengyel, porque existen muy pocos mas), sean amplia y difusamente leidos. La mera lectura de sus obras no da muchos indicios de los recursos y metodos que se han utilizado para llegar al producto final. La divulgaci6n, cuando tiene algun exito, hace que la tarea de investigar y de escribir parezca facil y exenta de esfuerzo, y los resultados puras conclusiones de sentido comun. En terminos de politica, moda y opini6n publica, esta literatura puede tam bien tener efectos mas amplios sobre el predicamento de las ciencias sociales dentro de la comunidad. Los resultados de la investigaci6n pueden asi estar expuestos a divers as interpretaciones, y esto es un problema particular en el caso de temas con multiples variables. El empleo de estadisticas sociales con fines contradictorios es bast ante frecuente (el reciente debate sobre "Ia asistencia publica" es uno

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Ralph Adam

de los much os en que se han empleado las mismas cifras en apoyo de puntos de vista contrarios) . Los especialistas en ciencias naturales pueden decir, y 10 dicen a menudo, que unicamente les interesa su trabajo como cientfficos y que las implicaciones sociales y politic as del mismo les tienen sin cuidado. Los cientfficos sociales no pueden hacer esto: son miembros de la sociedad y, al mismo tiempo, actuan como crfticos y como estudiosos de ella. No pueden desligarse de los asuntos objeto de su investigaci6n. No en terminos generales, por 10 menos. Tambien esto hace a los cientificos sociales especialmente vulnerables a los at aques desde el exterior y demuestra la necesidad de una comunicaci6n eficaz con el publico. El ritmo a que se han desarrollado las ciencias sociales ha conferido a sus profesionales la imagen de vi dentes y magos. Muchos han llegado a esperar resultados irrazonables del trabajo de investigaci6n en las ciencias sociales, y esto a su vez ha acarreado el descredito de las mismas cuando los resultados no han satisfecho las expectativas. Si se hubiera dedicado mas tiempo a procurar el entendimiento de 10 que esta en juego, no habrfa sido tan grande la discrepancia entre las esperanzas y los resultados. La existencia misma de estos problemas indica que una comunicaci6n eficaz entre los cientfficos sociales y la comunidad en senti do lato debe entraiiar un fuerte elemento de relaciones publicas. Los recursos para la investigaci6n estan hoy reduciendose y continuaran mermando si el valor de esta (para la administraci6n publica particularmente) no se reconoce. Toda acci6n de relaciones publicas requiere la cooperaci6n con los medios de comunicaci6n si ha de servir para algo. Pocos cientificos sociales universitarios parecen sentirse capaces de escribir con suficiente claridad para la prensa, por eso se necesitan a los periodistas como intermediarios. Desafortunadamente, su empleo crea problemas de divers a indole, y aunque el investigador describa de manera clara y exacta sus resultados y las implicaciones de los mismos, cuando llegan por fin al publico pueden haber sufrido graves

deformaciones y tergiversaciones [Goslin, 1974]. Los periodistas trabajan con apremios de tiempo y espacio, tienen que suministrar a sus directores relatos sensacionales 0 polemicos (en contraste con las exposiciones cientificas cuidadosamente razonadas y perfectamente matizadas), y 10 mas probable es que no esten capacitados para distinguir la buena investigaci6n de la mala. Ademas, el vocabulario cotidiano se usa a menu do con significados tecnicos, y los periodistas pueden no ser capaces de reconocer dichos usos. Ocurre esto especialmente cuando los investigadores no pueden 0 no quieren hacer su trabajo inteligible para la prensa. Por otra parte, entre los fen6menos que las ciencias sociales investigan se cuentan algunos con los que to do el mundo, incluido los periodistas, ha tenido experiencia de primera mano, yes por 10 tanto experto en la materia. Esta brecha de comunicaci6n que se produce entre los cientificos sociales y la prensa parece obrar en ambas direcciones. Por ejemplo, cuando se inform a sobre hechos de investigaci6n sociol6gica, la informaci6n se emplea frecuentemente como medio para vender peri6dicos 0 programas. Asf, para los periodistas, sociologfa es sin6nimo de sexo, drogas y violencia, y han habido casos en que se han falseado resultados de encuestas con objeto de sustentar un punto de vista particular. Tambien es cierto que los periodistas tienen gran dificultad para acceder a los resultados de la investigaci6n academica. Esto es debido en parte a la falta de publicidad de la que adolece la investigaci6n social, pero los periodistas tambien carecen de contactos apropiados. Existen pocos reporteros especialistas calificados. Muchos peri6dicos tienen algun corresponsal especializado en medicina, 0 en ciencia, 0 incluso en economfa. Pero i, cuantos tienen corresponsales especialistas en sociologfa ? Los semanarios parecen funcionar mucho mejor que los otros medios a este respecto. Lo demuestra el numero de "primicias" que ha brindado al publico la revista New society, una publicaci6n que emplea periodistas con formaci6n en ciencias sociales y universitarios con aptitudes para informar. Aun asf, sigue siendo

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necesario que sus articulos tengan atractivo para el gran publico, como ocurre con toda publicaci6n destin ad a a auditorios generales. Consecuencia de ello son, naturalmente, las crfticas peri6dicas de investigadores ofen didos tras comprobar que sus conclusiones han sido innecesariamente tergiversadas. La distancia que existe entre el mundo academico y la prensa no se limita alas ciencias sociales ni mucho menos. Bellmay [1980], que es zo6logo, ha indicado puntos muy semejantes a los que acabo de plantear, pero en el contexto de la ciencia en general. No obstante, los cientfficos sociales se hallan en una situaci6n algo distinta, ya que ellos tienen una especial necesidad de dar a conocer su trabajo al publico en general. Y los unicos medios eficaces de satisfacer dicha necesidad estan en el empleo de los medios de comunicaci6n social 0 en el uso de otras formas de divulgaci6n.

Barreras que dificultan

Iii diseminacion y la recuperacion de la informacion En las ciencias naturales el conocimiento se concibe a menu do como algo que crece en forma acumulativa, 10 mismo que una casa se construye ladrillo por ladrillo. En las ciencias sociales, por otro lado, se da un con stante retorno a la obra de los "padres fundadores". Esto ocurre muy especialmente en la sociologia. La distinci6n entre los dos enfoques suele explicarse en terminos evolucionistas: cuanto mas madura es la disciplina, menos depend encia es probable que exist a respecto a la labor de la fase inicial. Una explicaci6n alternativa podrfa ser que el acceso a la informaci6n es tan complicado en las ciencias sociales (y para la sociologia en particular) que el encontrar trabajos recientes es punto menos que imposible. Hasta cierto punto, estas dificultades se deben a la indole misma de la materia. En campos como la quimica 0 la fisica se present an pocos problemas de acceso a la informaci6n y es relativamente facil establecer y utilizar

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sistemas apropiados. Hay un grado razonable de consenso en cuanto ala demarcaci6n de la especialidad, a la terminologia, alas formas de los datos, etc. Se da por supuesto que el cientifico tiene poco efecto directo sobre su entorno y los resultados de la investigaci6n se consider an universalmente aplicables. La sociologia, par otra parte, tiene una serie de aspectos peculiares que evidencian el contraste con las llamadas ciencias "duras". Todos estos elementos juntos hacen que la recuperaci6n de la informaci6n sea un proceso complejo. Resumo los mas importantes: 1. La materia objeto de investigaci6n es muy amplia, ya que cubre todos los aspectos del comportamiento humano. Todo sistema de acopio de informaci6n tiene que ser capaz, por 10 tanto, de abordar una variedad de temas extraordinariamente vasta. 2. Gran parte del material utilizado es de caracter conceptual. Buena proporci6n de las obras publicadas en sociologfa consiste en elaboraci6n de teorfas y en clarificaciones 0 aportaciones a debates ideo16gicos. Estos temas son muy dificiles de ordenar en indices y de clasificar mediante sistemas de informaci6n. Se da tambien mucha duplicaci6n e imbricaci6n de ideas. 3. Los "grupos de filiaci6n te6rica" desempeiian un importante papel en la sociologia y esto afecta el buen funcionamiento de los sistemas de recuperaci6n de informaci6n. Muchos soci6logos prefieren moverse dentro de sus propias perspectivas te6ricas y no suelen interesarse por 10 que hacen los miembros de otros grupos. Alguien que estudie la interacci6n en las aulas, por ejemplo, quiza tenga mas interes en conocer 10que se ha estudiado sobre instituciones diferentes (por ejemplo las carceles) pero desde su misma perspectiva, que en conocer otros estudios de comportamiento en las aulas realizados desde perspectivas contrarias. En otras palabras, el enfoque es mas importante que el contenido, y esto es algo con 10 que pocos sistemas de recuperaci6n de informaci6n pueden contender. 4. En contraste con las ciencias naturales, mucha informaci6n es especffica de"una determinada cultura. Los descubrimientos socio16gi-

Ralph Adam

ejercen una cobertura irregular y desigual, con cos no pueden siempre transferirse de una imbricaciones no coordinadas entre los servisituaci6n 0 contexto a otros. Por 10 tanto, los cios y por 10 general no son evaluativos. resultados de la investigacion tienen que traAdemas, tales servicios se concentran en la tarse con mucha mas cautela de 10 que suele indizaci6n de revistas, cuando estas represenhacerse en otras disciplinas. tan s610 una minima parte de las fuentes 5. Se encuentran datos de interes directo utilizadas por los soci610gos; gran parte de su en una gran variedad de fuentes, allende los material proviene de libros, informes de los libros y articulos convencionales, como son los poderes publicos, medios de comunicaci6n informes parlamentarios, las octavillas de grusocial, etc. Asimismo, los servicios de elaborapos de presi6n, los archivos computadorizados, ci6n de resumenes analiticos y de indizaci6n etc. 6. Los datos estadisticos frecuentemente tienden a suministrar referencias sin salirse del necesitan ser reelaborados a efectos de la marco disciplinario. Pero una mayoria de los investigaci6n y pueden ser facilmente "adulteraelementos utilizados por los soci610gos proceden de otros campos [Line, 1979]. dos" 0 false ados de un modo u otro para 10. Los soci610gos tienden a confiar en la respaldar una linea politica determinada. comunicaci6n informal. A menu do prefieren 7. Los trabajos derivados gozan de un recurrir a personas antes que a materiales estatus especialmente bajo en sociologia. Esto se aplica tanto a los estudios repetitivos y a los publicados. Las personas tienen las ventajas de analisis de datos secundarios como a los estar (posiblemente) mas al dia y de poder dar trabajos de resumen. consejo tanto selectivo como evaluativo. Un sistema de recuperaci6n de informaci6n puede 8. Los soci610gos suelen tener mas problepresentar cien referencias sobre un tema, mas que otros cientificos en el uso de lenguas extranjeras, de suerte que es mas probable que aunque s610 hagan falta dos a tres para un fin las dificultades de comunicaci6n sobrevengan determinado. Por desgracia, el uso de recomendaciones individuales (como la idea de la U ni6n entre personas de distintas partes del mundo. Por 10 demas, las ideas y los conceptos no Sovietica de publicar resumenes selectivos) siempre se traducen con propiedad y precisi6n. puede llevar a la supresi6n 0 la censura de la informaci6n, critica esta que, lamentableEs interesante observar que la Academia de mente, es aplicable a cualquier mecanisme de Ciencias de la Uni6n Sovietica posee un filtro. instituto (el INION) que reune sistematicamente la literatura de ciencias sociales de todo La mayor parte de los sistemas de informael mundo y publica resumenes traducidos de ci6n estan orient ados hacia un modele de selecciones de la misma [Riggs, 1979]. Esto al ciencia natural que no es necesariamente concorde con las necesidades de los soci610gos. menos permite que algunas ideas crucen las Incluso frecuentemente los aleja. Los soci610barreras lingiiisticas. En casi todos los demas paises, los que no dominan lenguas extranjeras gos no suelen acudir mucho a los bibliotecarios [Line 1971a]. Ello quiz a se deba no s610 a que no s610 tienen vedada la lectura de obras escritas y publicadas en otras partes del globo, los bibliotecarios tienen escasa comprensi6n de sino que (si no entienden el ingles) tampoco sus requerimientos, sino tambien a que con pueden contar con publicar internacionalalguna frecuencia poseen un sentido burocramente. Los franceses han intentado aliviar este tico del funcionamiento de sus sistemas, traproblema realizando un gran esfuerzo por tando de ajustar a ellos las necesidades de todo traducir indices y tesauros. el mundo. La imagen es la del "cientifico" como 9. En algunas diciplinas, el uso de serviun buscador de la verdad que s610 acepta datos cios de elaboraci6n de resumenes analificos y experimentalmente confirmados. de indizaci6n es una cuesti6n sencilla. En Un corto estudio que lleve a cabo hace sociologia raras veces es este el caso; con harta pocos afios comprueba parcialmente 10anterior. frecuencia estos servicios de calidad deficiente, A una muestra de bibliotecarios Ie fue presen-

tado un informe de prensa sobre el presunto aumento en el mimero de muggings [ciertos robos con agresi6n y violencia fisica] (apoyado con cifras de una fuente "oficial" no precisada). Solicit6 ayuda para localizar las estadisticas origin ales de donde se habian tornado las cifras del informe (aunque en realidad no existia como categoria de delito identificable). Solamente un bibliotecario vio esto como una cuesti6n interpretativa. Los demas presentaron la estadistica de delincuencia oficial como tinica fuente de informaci6n. Cuando indiqu6 que estas cifras no respondian a la cuesti6n planteada, no se les ocurri6 proponer estrategias alternativas e intentaron resolver el problema (para ellos mismos) remiti6ndome a otros. Se sugirieron varias posibilidades: en una import ante biblioteca universitaria de ciencias sociales se me aconsej6 i que probase consultar en la comisaria de mi barrio! La raz6n por la que no piden ayuda que los soci610gos alegan con mas frecuencia es que los bibliotecarios no comprenden sus necesidades. Esto es doblemente lamentable. En fisica, quimica y biologia, la informaci6n y los datos se encuentran con relativa facilidad; hay sistemas eficientes, manu ales y computadorizados, que pueden utilizarse con un minimo de adiestramiento y preparaci6n. No ocurre 10 mismo en sociologia, donde, como ya he indicado, los servicios de elaboraci6n de restimenes analiticos y de indizaci6n son por 10general deficientes. Por esta raz6n, tanto como por la indole de su materia de estudio, los soci610gos necesitan mas ayuda que otros en la localizaci6n y comprensi6n de su material. Es lamentable que la mayoria de los servicios de informaci6n adopt en un enfoque "objetivista" del conocimiento. Se entiende el conocimiento como una colecci6n de hechos que existen independientemente del conocedOL Se 10 ve como parte de un patr6n de interacci6n social que puede ser situado dentro de una estructura de conocimiento total y, para el individuo, predeterminada. El usuario de la informaci6n tiene que ajustarse a este patr6n de conocimiento y encontrar en 61 su camino con la ayuda de "guardianes", como son los

bibliotecarios, corriendo el riesgo de que no comprendan sus necesidades. Este patr6n s610 puede ser satisfactorio si el usuario se amolda a la estructura existente, y tinicamente en t6rminos de la misma puede obtenerse alguna utilidad [Watson y otros, 1973]. La mayor parte de los procedimientos· de clasificaci6n estan basados en tales estructuras de conocimiento, y el cometido del bibliotecario es poner al usuario en contacto con el material por medio del procedimiento de clasificaci6n -en el que debe tambi6n incorporarse todo nuevo conocimiento [Young, 1981]. No debemos olvidar, sin embargo, que la producci6n de conocimiento (de la que la indagaci6n en la literatura existente forma parte) es un proceso social. Te6ricamente, pues, la mejor forma de entender y definir un sistema de informaci6n es como una interacci6n de personas por medio de documentos [Swift, Winn y Bramer, 1981].

Investigaci6n sobre la comunicaci6n Anteriormente me he referido a los problemas que entrafia el hecho de llevar a cabo estudios sociol6gicos sobre los soci610gos. Sin embargo, tal investigaci6n es esencial si queremos saber algo sobre sus pautas de comunicaci6n para crear sistemas eficaces. Ya se ha realizado cierto volumen de investigaci6n en dicho ambito, pero, desgraciadamente, la mayor parte de los trabajos no esta sociol6gicamente bien informada ni, en realidad, s6lidamente fundada en la teoria. Gran parte del trabajo consiste en ejercicios de rumia de ntimeros; en otras palabras, es cuantitativo mas que cualitativo. Dos de los mas importantes estudios estan basados casi exclusivamente en cuestionarios y entrevistas. Uno de ellos se refiere alas caracteristicas de los participantes de una conferencia de la American Sociological Association y a la interacci6n entre los mismQs; se estudia en 61 a los autores de ponencias, asi como a los miembros de sus auditorios y a los

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que ulteriormente escribieron pidiendo copias de las ponencias [Lin, 1971]. Se analiza ademas el itinerario que traza la informacion contenida en las ponencias, desde el inicio de la investigacion hasta su eventual publicacion en revistas. El segundo estudio import ante se interesaba por los habitos de acopio de inforrilacion de una muestra nacional de cientificos sociales britanicos. El objetivo era utilizar los resultados de esta encuesta para disefiar un sistema de informacion que se ajustase a sus necesidades [Line, 1971b]. Un estudio derivado de este proyecto se valio de un enfoque de observacion participante para investigar los habitos de investigacion de los cientificos sociales en un departamento universitario de ciencias sociales [Evans y Line, 1973]. Algunos otros trabajos han confiado tambien en el uso de medios discretos. En general, estos han consistido en estudios sobre las referencias (citas de otros textos) y se han utilizado para diversos fines: valorar la cali dad de las publicaciones individuales, compilar clasificaciones segun prestigio para revistas 0 departamentos universitarios, investigar la formacion de agrupamientos intelectuales dentro de una disciplina 0 especialidad y descubrir el irnpacto de determinados teoricos sobre la profesion en general. Desgraciadamente, poco es 10 que los recuentos nominales tan simples pueden revelamos sobre las razones de la popularidad de autores 0 publicaciones especfficos, y pueden producir resultados que sorprenden incluso a sociologos con mucha experiencia [Platt, 1971]. A menudo se basan solo en las referencias que aparecen en las revistas principales, las cuales suelen tener una distribucion de referencias muy distinta del resto [Line, 1979]. Tales estudios plante an a 10 sumo ciertos interrogantes sobre la transmision de las ideas dentro de la disciplina. Ocasionalmente se han empleado otros tipos de medios discretos. Un ejemplo notable es el famoso experimento de los "libros sucios" llevado a cabo por Mosteller. Este autor conto el numero de manchas y subrayados que aparecfan en articulos de enciclopedias, con

objeto de determinar que tern as serian del maximo interes para los cientificos sociales si se incluyeran en una nueva enciclopedia especializada [Mosteller, 1955]. Es una lastirna que los datos que estos-y otrosestudios han acumulado no puedan utilizarse en la elaboracion de una teoria de la comunicacion relativa a la sociologia. El problema parece estar en los enfoques que se han adoptado. Los cientificos de la informacion han tendido a emplear el enfoque "objetivista", entendiendo que toda informacion es reducible a renglones separados susceptibles de ser recuperados mediante el empleo de sistemas automaticos, mientras que los sociologos generalmente han intentado distanciarse ellos mismos de sus datos. Ninguno de estos metodos parece haber result ado muy satisfactorio. Casi toda la investigacion parece haber pasado por alto el hecho de que los sociologos son seres humanos (es decir, sociales) y que el comportamiento en la comunicacion es un fenomeno social. Todo sistema de informacion eficaz para cientificos sociales tiene que desechar el enfoque del funcionamiento automMico (aunque sirva perfectamente para los profesionales de ciencias naturales) y entender la comunicacion como un proceso social [Adam, en prensa]. Esta ya probado que los cientificos sociales son distintos de los otros cientificos en que prefieren la interaccion con las personas antes que con los documentos. Esto puede deberse, en parte, a factores de personalidad. Hasta ahora, solo una linea de investigacion ha tornado en consideracion tales diferencias. Swift, Winn y Bramer [1981] han utilizado un enfoque construccionista social sensible tanto a la naturaleza del conocimiento sociologico, como alas formas en que los sociologos trabajan. Su metoda toma en cuenta la variedad de perspectivas que se encuentra entre los sociologos y la necesidad de que la informacion guarde relacion con los medios especfficos de acopio e interpretacion de datos mas que con el contenido de los mismos (algo que por 10 comun no es posible mediante los sistemas de recuperacion de informacion). No caen, sin embargo, en la tramp a de adoptar un punto de

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vi"a totalmente,elativ;'ta; 10qne" haren en cambio es buscar pautas repetitivas en el proceso de interacci6n entre usuarios y documentos. Un posible desarrollo sobre la base de estas lineas de pensamiento consistiria en adoptar una actitud mas etnometodol6gica mediante la cual se permitiera a los soci610gos explicar por que consultan determinados documentos, 0 adoptan determinadas formas de comunicaci6n, de que modo 10 hacen y que efecto tienen sobre su investigaci6n. Esto es semejante al enfoque de "involucraci6n" descrito por Harre y Secord [1972]. EI uso de tales metodos deberia permitirnos seguir el curso que trazan las ideas, su repercusi6n en la investigaci6n y la forma en que se infiltran y se transmiten, primero dentro del ambito mismo de la disciplina, y posteriormente fuera de ella. Un refinamiento mas podria ser la adopci6n del estudio de los "momentos criticos". Esto proporcionaria informaci6n sobre el impacto que las nuevas ideas y el conocimiento de los documentos tienen sobre la marcha de la investigaci6n socio16gica [Maini y Nordbeck, 1972]. Quiza fuese tambien valiosa otra labor de orientaci6n mas practica. Existe, por ejemplo, necesidad de contar con mas datos sobre las caracteristicas de personalidad de los soci610gos comparados con otros cientificos. Esto proporcionaria pautas acerca de c6mo piensan y c6mo se relacionan con los demas. Los resultados de tales estudios serian de utilidad en el diseiio de sistemas de comunicaci6n pertinentes. Tambien necesitamos saber 10que ocurre con la informaci6n suministrada por dichos sistemas. Esto es especialmente importante ahora que el acceso en conexi6n direct a a los orden adores se esta extendiendo a todas las disciplinas. Hasta la fecha, al igual que sus predecesores manuales, est os sistemas han estado orient ados en amplia medida alas necesidades de los investigadores de las ciencias naturales. No obstante, el tiempo de ordenador es muy caro y es inutil ofrecer largas listas de referencias si los libros y articulos no pueden encontrarse facilmente o si s610 se utilizan en realidad dos 0 tres de las informaciones obtenidas de esta manera.

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He indkado ante, qne 10' ,"'i610~ tienen muchos problemas en el empleo del lenguaje. SoCiologese [soci610ga] ha llegado a ser motivo de bromas y chistes entre los no soci610gos. Gran parte de la jerga, sin embargo, es justificable como lenguaje tecnico. Por otra parte, exist en abismos lingiiisticos entre miembros de la profesi6n que se adscriben a distintas perspectivas te6ricas. EI uso de la terminologia cotidiana (inevitable cuando se estudia el comportamiento cotidiano) es causa muy comun de confusi6n [Adam, 1975]. Hay muchos terminos, como "clase", "democracia", "papel" y "desarrollo", que tienen multipIes significados, adem as de una diferenciaci6n en sus usos cotidiano y tecnico. Buena parte de la confusi6n se debe ala distancia que a veces existe entre los nombres de ciertos conceptos (0 sea los terminos con que se los design a) y sus significados reales. Estos problemas aumentan aun mas cuando a un termino del lenguaje cotidiano se Ie da un significado especializado que posteriormente vuelve al uso comun. Por ejemplo, Marsh, Rosser y Harre [1978] han puesto de manifiesto c6mo se ha "escurrido y escapado poco a poco" el significado del termino violence [violencia], el cual, aunque parece tener un sentido literal y directo, ha adquirido en realidad connotaciones simb6licas y lingiiisticas complejas. Los politicos, periodistas y demas personas que utilizan los resultados de investigaciones sociol6gicas tienden a adoptar la terminologia especializada, sin tener siempre noci6n clara de sus implicaciones. Para aliviar en 10 posible estos problemas de lenguaje, Riggs [1979] ha recomendado la creaci6n de un "banco de terminologia" que permita la "congelaci6n" del vocabulario tecnico de la sociologia en un glosario permanentemente revisado. Un banco de esta naturaleza permitiria igualmente la concatenaci6n sistemcitica de terminos y conceptos. No est a exento de riesgos tal enfoque, pero la Unesco ha tornado ya la iniciativa de un estudio piloto, y seria de considerable valor contar con un estudio sobre el impacto que un vocabulario restringido podria tener sobre el trabajo de los soci610gos.

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EI papel de 105 especialistas en comunicaciones He tratado de demostrar que la comunicaci6n en sociologia es una cuesti6n compleja y que la transmisi6n eficaz del conocimiento entralia un sinfin de problemas. Un camino posible para facilitar la tarea podria consistir en crear un servicio de especialistas en informaci6n bien capacitados. Estos funcionarios forman ya parte de los sistemas de comunicaci6n de las ciencias naturales y de la tecnologia. El complejo e ineficiente sistema con que se enfrentan los soci610gos indica que aquellos sedan de aun mayor valor aqui, pues ciertamente son de especial provecho en medios en los que se prefiere la comunicaci6n informal. Los funcionarios encargados de la informaci6n se han utilizado con exito en departamentos de ciencias sociales tanto como en bibliotecas. Probablemente hayan sido mas eficaces en los departamentos academicos, debido a su mayor proximidad con los usuarios. Pero, dondequiera que trabajen, es importante que sean facilmente accesibles y tengan una buena relaci6n funcional con la biblioteca. Una vez que tales especialistas en informaci6n est en disponibles y que se hayan ganado la confianza de sus colegas, los requerimientos de su servicio creceran rapidamente. Tal ha side, en efecto, mi experiencia personal en la City University de Londres, don de he tenido a mi cargo dicho servicio durante algunos alios, a titulo experimental inicialmente. Un experimento anaIogo se llev6 a cabo en la Universidad de Bath. Cuando expir61a asignaci6n para este ultimo proyecto hubo fuertes presiones sobre la universidad para que costeara por su cuenta el servicio [Evans y Line, 1973]. i, Que clase de ayuda puede prestar un encargado de informaci6n? Hay un numero muy grande de posibilidades y los servicios efectivos prestados pueden variar con las circunstancias. El hecho que subsiste constante es la disponibilidad de un servicio personal. Los encargados de informaci6n pueden prestar asistencia en la localizaci6n y organiza-

ci6n del material indicando fuentes, suministrando datos y poniendo a los investigadores en contacto con proveedores comerciales de servicios de informaci6n. Pueden brindar su propio conocimiento y sus servicios de recuperaci6n de informaci6n trazando "perfiles" de asuntos de interes para los investigadores y cotejandolos con publicaciones, asambleas, etc. En este contexto, su principal tarea debe consistir en reducir la cantidad de informaci6n con que debe enfrentarse el interesado, mas que en s0brecargarla con elementos informativos superfluos. Un buen encargado de la informaci6n dispondra de una red de contactos y estara en situaci6n de poner a los investigadores en relaci6n recfproca 0 en relaci6n con los expertos que sea menester, tales como los oficiales de estadistica del estado. Tambien puede aconsejar, sobre asuntos tales como la disponibilidad de subvenciones para investigaci6n, la organizaci6n de archivos personales, c6mo y d6nde publicar, etc. Los encargados de informaci6n seran de especial valor en dependencias de investigaci6n especializada, que no suelen tener facil acceso a buenos servicios de biblioteca. En contextos academicos, tambien suelen ejercer una funci6n docente, a fin de transmitir a los alumnos conocimientos basicos sobre la comunicaci6n. El papel de encargado de informaci6n es, por su propia indole, muy exigente, y es import ante que quienes 10desempelien posean un conocimiento detallado de la materia de que se trata, tanto como una buena formaci6n en comunicaci6n.

Capacitaci6n de 105 soci610gos en materia de comunicaci6n La comunicaci6n eficaz no es una cuesti6n de senti do comun. Es algo que debe aprenderse, una aptitud que se adquiere sobre to do como parte del aprendizaje de la profesi6n. Me he referido a la necesidad de enseliar a los alumnos los elementos de la comunicaci6n. Esto es de especial importancia en sociologia, donde a menudo se espera que los alumnos adelanten en el conocimiento de la materia

merced a un proceso de autoinstruccion; estos alumnos suelen tener mucho tiempo "libre" (es decir, sin estructurar) en comparacion con otros estudiantes, y poca gufa sobre la mejor manera de emplearlo. Ademas, no es raro que se aboquen al estudio de temas nuevos. Un motivo frecuente de confusion para tales alumnos est a en las largas e indiferenciadas listas de lecturas que se les ofrecen. De tales listas se espera que seleccionen material para tesinas, seminarios y cursillos. Pero, i, como decide el estudiante cuales de los muchos libros y artfculos debe leer? i, Y que proporcion de cad a uno de ello? i, Que libros debe comprar? i, Que pasa con los libros que estan en las estanterfas de la biblioteca pero no en la lista de lecturas? No es sorprendente que buena parte del tiempo "Iibre" se desperdicie en semejante confusion 0 que cuando el trabajo se termina, este deficientemente presentado. Estos problemas son especialmente agudos para estudiantes de edad madura que a veces no estan acostumbrados al estudio formal y que frecuentemente no tienen idea de 10 que se espera de ellos. Aun en las ciencias naturales, donde tales problemas son menos serios, se ha expresado preocupacion por este tema. Lester [1979], en una resefia sobre la ensefianza del uso de las bibliotecas, cita la propuesta del Chemical Information Review Committee segun la cual "un miembro del claustro de profesores de cada departamento de qufmica de las universidades o centros politecnicos debera responsabilizarse de la capacitacion de los alumnos que llevan a cabo trabajos de investigacion en 10 que atafie alas tecnicas y alas fuentes de informacion". Un informe analogo del Biological Information Review Committee decfa que "tal ensefianza no deb era considerarse, empero, aislada, sino integrada en la actividad academica general. La instruccion bibliografica puede formar parte natural de la instruccion en comunicacion e informacion". No debe confundirnos la referencia hecha por la comision de qufmica a los alumnos que llevan a cabo estudios de investigacion. Tal instruccion debe impartirse sin dud a a los estudiantes no graduados cuando se les ensefian los fundamentos de los metodos de

investigacion, y 10ideal serfa que formase parte de las asignaturas del bachillerato. La mayorfa de los alumnos de las escuelas secundarias no pasaran a la ensefianza superior, y es imp ortante que, en una sociedad consciente del valor de la informacion, todo el mundo sea capaz de encontrar y ofrecer informacion. En realidad, Lester prosigue citando el parrafo siguiente del informe Bullock: "Hemos de admitir que el manejo eficiente de la informacion es uno de los problemas importantes que tiene planteados la sociedad moderna [... ] (Un alumno) ha de saber identificar sus propias necesidades de informacion [... ] conocer las fuentes [... ] juzgar su valor [... ] seleccionar la cantidad limit ad a que mejor Ie sirva. Hay que inducir a los alumnos a que conffen en el uso de instrumentos bibliograficos y en el aprovechamiento de fuentes informativas de la comunidad en general." No serfa inoportuno modificar esta cita de suerte que la palabra "alumnos" fuese reemplazada por las de "estudiantes de sociologfa". Pero no son los estudiantes no graduados los unicos que tienen problemas de informacion. La aptitud para encontrar y organizar eficientemente la informacion es una facultad esencial para todo aquel que emprenda un trabajo de investigacion sobre cualquier materia, ya sea una tesina de primer curso 0 una tesis doctoral. Lamentablemente, el supuesto de que "el investigar" es cosa de mero senti do comun y que el mejor modo de aprender es a partir de los propios errores parece formar parte de la ideologfa academica. Estos errores pueden salir carfsimos, y no hay razon valida para que los alumnos que llevan a cabo trabajos de investigacion tengan que malgastar tiempo y dinero dando vue Itas sin saber como ponerse a buscar la informacion que necesitan. Lo averiguado por las encuestas acerca de la ineptitud general de los cientfficos sociales britanicos para utilizar bibliotecas y otras fuentes de informacion [Line, 1971] parece sin duda indicar que algunos nunca aciertan y que su trabajo debe inevitablemente sufrir las consecuencias. La mayor parte de los textos donde se exponen los metodos para llevar a cabo traba-

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jos de investigaci6n pasan por alto 10 tocante a la recuperaci6n de informaci6n y parecen dar por supuesto, como muchos universitarios, que es algo que se capta intuitivamente. Pero es la materia misma del trabajo de los alumnos 10 que debiera constituir su foco principal de concentraci6n; el conocimiento y la pericia en el uso de los instrumentos bibliognificos (como los resumenes analiticos, los fndices y los registros de investigaciones) deberfan ser siempre el punto de partida. Y empleo la palabra "instrumentos" con fundado motivo. Tales publicaciones no existen para afiadir adorn os a 10 que normalmente cabe esperar del alumno, sino que son 10 que el termino implica: verdaderos instrumentos, verdaderas herramientas de trabajo con las que el cumulo de informaci6n puede organizarse a fin de conseguir un producto final concreto. i A nadie se Ie ocurrirfa proponer que se dejase a los alumnos de qufmica orientarse por sf solos en sus lab oratorios y que la mejor forma de que adquiriesen pericia en el manejo del instrumental y de los materiales serfa permitiendoles que 10 descubriesen todo por sf mismos ! De igual manera, el modo mas sensato de instruir a los alumnos de sociologfa en las tecnicas de recuperaci6n de la informaci6n es por medio de la ensefianza adecuada, especfficamente orientada a este fin. En la City University, de Londres, todos los alumnos reciben instrucci6n sobre tecnicas de comunicaci6n durante algunos afios. En el primer afio, la instrucci6n consiste principalmente en la utilizaci6n de bibliotecas, la selecci6n de libros y de metodos de estudio basicos. En el segundo afio, se ensefian temas como la estructura social de la sociologfa y el proceso de investigaci6n, que dan alguna noci6n acerca de c6mo se transmiten las ideas, al mismo tiempo que se imparten conocimientos basicos sobre la estructura de la literatura. Tambien se les ensefia a localizar el material disponible, a organizarlo y se les dan ideas sobre su presentaci6n. Igualmente, existen seminarios para los alumnos que llevan a cabo trabajos de investigaci6n, yen ellos se incluyen temas como la escritura de textos con vistas a su publicaci6n. Hay pruebas de que estos cur-

sos tienen algun exito. Para los alumnos de sociologfa, el manejo de la informaci6n supone, entre otras cosas, el acceso a fuentes de analisis de datos secundarios (como son los censos, los ficheros de ordenador, los bancos de datos, las estadfsticas oficiales) y su interpretaci6n. Una cuesti6n aun no resuelta es la de a quien corresponde impartir est a ensefianza. Lo ideal, segun proponfa el Chemical Information Review Committee antes citado, es que ello corriese a cargo de un miembro del departamento. Lester afiade a esto la estipulaci6n de que esta ensefianza debe ser parte integrante del curso academico. Desde luego, quienquiera que sea el que la ensefie, debera tener un conocimiento a fondo, tanto de la sociologfa como de la estructura de la comunicaci6n dentro de la disciplina, adem as de estar bien al corriente sobre el trabajo de los alumnos de manera que los problemas puedan ser atendidos a medida que se plantean. Si dicha ensefianza es presentada como un "extra" (10 que sucede a menudo cuando quienes la imparten son bibliotecarios u otras personas ajenas al curso) los alumnos tendran una motivaci6n relativa y es improbable que saquen mucho provecho de ella. Tambien hay que tener en cuenta que se trata de una materia muy dificil de ensefiar ... j Y nadie ganara nada si los alumnos se duermen en clase !

EI papel de los organismos profesionales Una asociaci6n profesional debe poder desempefiar un papel importante en el mejoramiento de la comunicaci6n entre los miembros de su disciplina. Una serie de cuerpos profesionales britanicos de las ciencias naturales y de la ingenierfa satisfacen bien esta exigencia en esas disciplinas. En los Estados Unidos, las principales asociaciones, tanto de sociologfa como de psicologfa, llevan algunos afios interesandose por simplificar la comunicaci6n. La American Sociological Association, por ejemplo, ha editado gufas que orientan a

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quienes desean publicar, y en The American sociologist aparecen frecuentes referencias sobre todos los aspectos de la comunicaci6n. Pero los organismos similares de otros paises no se han apresurado a seguir este ejemplo. En otras disciplinas, las asociaciones profesionales dirigen, 0 al menos controlan, servicios de informaci6n para sus miembros. La relativa falta de financiaci6n para servicios comerciales en sociologia hace tanto mas import ante el disponer de organizaciones que ofrezcan los servicios mas apropiados y que estos satisfagan las necesidades de los miembros de la profesi6n. El interes por el suministro de servicios de informaci6n habra de ser de especial provecho para los investigadores individuales 0 para los adscriptos a pequenas organizaciones que tienen el mas precario acceso a la informaci6n, pero suelen ser los mas necesitados de ella.

He tratado de demostrar en este articulo que el sistema de comunicaci6n de la sociologia es complicado adem as de despilfarrador de recursos. Los disenadores de sistemas han prestado escasa atenci6n alas necesidades de los soci6logos, y en cambio han tendido aver las cosas faciles y a dar por supuesto que todo el mundo se comporta del modo en que los cientfficos de libro de texto se presume que trabajan. Uno de los problemas de las ciencias sociales ha sido siempre la carencia de recursos para montar servicios de informaci6n. Otro ha sido la limitada demanda del mercado, yes el mercado potencial el que ha constituido el acicate de tales iniciativas en otros campos del saber. Hay una necesidad de investigaci6n sobre muchos aspectos de la comunicaci6n socio16gica, y, sobre todo, de investigaci6n de indole cualitativa capaz de revelamos 10 que se desea y 10que se necesita en diferentes circunstancias. Otro ambito que requiere urgente desarrollo es el de la ensenanza. Debe capacitarse a los soci6logos para adquirir las tecnicas de recuperaci6n de la informaci6n (en la medida suficiente para sus necesidades) y debe darseles mayor asesoramiento en cuanto a la mejor

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manera de transmitir a otros los resultados de sus investigaciones. A muchos les seria provechoso aprender a expresarse correctamente por escrito. No han faltado tentativas en este sentido en la ensenanza. Mediada la decada de los setenta, por ejemplo, J. L. McCartney, ala saz6n director del Sociological quarterly, se valia de un editorial especial sistematico para tratar sobre una diversidad de tern as de esta indole. Una colaboradora de esa serie, Carolyn Mullins, ha sacado tambien a luz su guia practica para escribir y publicar [Mullins, 1977]. Es cad a dia mas import ante comunicar al mundo 10 que estamos haciendo; yaprender a cumplir con este requisito debe constituir una parte admitida del proceso de formaci6n profesional. En todo ello deberfan poder tomar las riendaslosorganismosprofesionalescorrespondientes. Los problemas inherentes a la investigaci6n y a la publicaci6n, junto con la actual escasez de subvenciones, acaso desanimen a los j6venes soci6logos y los disuadan de emprender carreras de investigaci6n. La publicaci6n suele ser vista como el producto final de la investigaci6n, y, con la escasez de puestos de trabajo, sus recompensas van realmente en disminuci6n, a medida que las oportunidades de llegar a la imprenta se reducen. McCartney [1973] ha sugerido incluso que los egresados pueden llegar a la conclusi6n de que esta vana pugna pOTla investigaci6n-publicaci6n es sintomatica de 10 superfluo del saber erudito en la sociedad postindustrial y que deb en eludir resueltamente este tipode trabajo. Empece citando la visi6n de H. G. Wells sobre la soluci6n ultima de los problemas de comunicaci6n de la sociologia. Wells escribia cuando existian relativamente pocos problemas de est a clase. Hoy, sin embargo, los cientfficos de la informaci6n hablan alegremente de resucitar est as ideas y convertirlas en un sistema de acceso mundial a servicios computadorizados que proporcionen informaci6n 0 datos instantaneamente sobre cualquier asunto. Estos planes acaso sean tan quimericos como los de Wells. Pero, de un modo u otro, es crucial que todo cambio 0 avance que se

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produzca tome en cuenta las necesidades de 10s soci610gos. La unica forma de hacer esto po sible es mediante la participaci6n activa de

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