PRÓLOGO Y DEDICATORIA
Prólogo, prólogo..., ¿qué voy a decir yo?; en todo caso, ¿qué puedo decir? Pensando en qué podía decir, me senté. El resol pegó un guiño a la ventana, me di perfecta cuenta. Surgió un espejo, ¡ah!, los espejos.... Un tipo que se parecía a mí empezó a preguntar:
-¿Por qué escribes? -No lo sé muy bien. Supongo que por muchas razones a la vez: sacar la mala leche de tripas a fuera, comunicarme, desahogarme, ordenar el tarro, disfrutar un rato,... -¿Para quién escribes? -Para mí o mis amigos. Si luego hay quien puede disfrutar también, mejor; a mí me anima. -¿Por qué literatura y concretamente cuentos o relatos breves? -Por embellecer lo que me preocupa y porque mi enemigo el tiempo me desaconseja mayores envergaduras. -¿Quién puede leerlos? -Cualquiera, o al menos debería; si no es así, soy culpable. Otra cuestión es quién va a disfrutar más leyendo. Eso depende de las claves, disfrutará en mayor medida quien posea claves similares a las mías. Lógicamente las claves surgen de coincidencias en cuanto a experiencias, entornos, momentos, formas de ver las cosas... -Se trata de relatos bastante dispares. -Sí. Hay cuentos más o menos tiernos, otros más duros, otros de carácter urbano, otros más literarios, otros ideológicos. Es una selección en la que hay un poco de todo siempre que haga alguna referencia a la ciudad o haya sido publicado en la prensa local. Son cuentos escritos a los largo de unos doce
años y recogen temas diferentes, momentos distintos y responden a situaciones varias y diversas. -¿Apareces tú de alguna manera retratado en tus relatos? -Posiblemente más de lo que debiera. -¿No son demasiado ideológicos? -Las ideas no son peligrosas, carecen de existencia y en consecuencia de importancia. Las ideas Libertad, Justicia, Solidaridad..., así con mayúscula no existen, se trata de lo que antes se llamaba universales y ahora pajas mentales. Lo que sí existen son los tipos que pueden ser más o menos libres, justos, solidarios.... Lo que hoy pita es la economía, ya lo dijo Marx, pero es que hoy apabulla de forma obscena, sin pudor alguno. Eso es muy, pero que muy, peligroso; si no, echa una ojeada. No obstante yo, por si la superestructurita tuviera alguna influencia, procuro ser no sólo ideológico, sino que practico un militante maniqueísmo, compensatorio, de manera exagerada. -Te hace ilusión publicar, ¿eh cabroncete? -Mucha. Por más que el proceso sea más valioso que la obra resultante, te anima a seguir en el proceso. Además los que te rodean se quedan tranquilos al ver que tu tiempo tiene algún sentido, aunque luego tuerzan el morro al enterarse de la ausencia de la rentabilidad, diosecilla en pleno auge. Al menos una temporadita dejarán de insultarte "perdedor", de tiempo, claro. También me hace ilusión que sea en esta colección, pues es una edición digna, bilingüe y puede comprarla cualquiera. -¡Oye! y... Apareció ella dispuesta a debatir la concrección de la frecuencia y profundidad en la limpieza doméstica dadas nuestras divergentes grados de necesidad higiénica, asunto cardinal, candente e insoslayable en la relación más cálida, estrecha y duradera que he experimentado a lo largo de casi un cuarto de siglo. Claro, el espejo se hizo añicos y el tipo que se me parecía huyó despavorido.
JAVIER MINA, diciembre de 1995
A Patxi utópico incombustible que busca escamitas de oro en la otra orilla y a todos los que me han animado y/o soportado en esta manía de casar letras e ilusiones o arcadas.