Poeta en Granada El poeta observa el río de la ciudad y se pregunta cómo un río puede estar tan limpio. Está borracho, ha bebido demasiado durante toda la tarde. Ya es de noche. La última copa era tan densa que parecía aceite. Piensa sonriendo un poco que se ha emborrachado con aceite. Como el río de su ciudad. Es de Brooklin y por eso a veces dice bromeando que lo nacieron en el Hudson. Y en cierto modo fue así. Desde la casa de sus padres se podía ver el río, sucio y deslumbrante, como un río que arrastra toda la podredumbre y toda la grandeza de una ciudad gigantesca y absurda. Se está comiendo unos malacopterigios, que junto con las olivas era lo que más le gustaba de España. Y la Alhambra, claro. Mientras observa y come –y calla – se le empieza a ocurrir un soneto.