Poemario

  • December 2019
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  • Words: 6,057
  • Pages: 48
Ciudad suicida de las noches muertas Jesús Rodríguez

Las gotas de lluvia

golpean el techo que cubre mis sábanas muertas, bajo ellas oculto mi mirada quebrada, donde habita el reflejo de fantasmas que anoche fueron sueños y hoy llantos apagados; en la calle el frío hiela las hojas de los árboles y una suave neblina hiere la luz de la ciudad; en mí, la oscuridad teje sus hilos de muerte y me precipita hacia mi depravado hogar

Vagando por los recuerdos caminamos entre las brumas del ayer, donde aún queda el susurro de la vida

impregnado en el silencio, los jardines desolados girando en el vacío, las lápidas de cristal sepultadas bajo lágrimas, reflejando nuestro rostro muerto

Tengo un recuerdo con el que rasgar el aliento de mi soledad, tantos castillos construidos con el polvo de este sueño: la vida.

Ya no queda nada de aquel pianista perdido bajo la tormenta, ni de sus sones, desvaneciendo la oscuridad de la noche anhelada

Una ventana que se abre de golpe, una vela que se apaga, una noche que duerme, una mañana abortada.

Lágrimas que reflejan días grises, llantos que ahogan sueños podridos, lamentos para no olvidar soles muertos, sonrisas en las que enterrarme vivo

me cobijo en la tristeza de mi ánimo maldito y fantaseo con las sonrisas, con los besos, las caricias... Todo lo que mi mente herida anhela son desgarraduras, deshacer los pensamientos y nacer de nuevo.

Parece que me estuviera prohibido el día, me asomo a la ventana y veo el mundo amaneciendo lejos de mí, a miles de años luz de distancia, el cielo cada vez más azul, las montañas cada vez más resplandecientes, la vida cada segundo más misteriosa; derrotado, vuelvo a mi cama de hospital, a mi mundo enfermo,

caricias hipócritas que no borran el dolor, la amargura, de pertenecer a una mañana absurda

una lágrima en el abismo del pasado, un sueño roto de negros cristales, sólo soy el llanto apagado, la luz rota, tan sólo soy una música quebrada, una herida infinita, un eco muerto

Sólo soy polvo y olvido, una hoja seca entre la niebla, ¡písala, písala! tardes de silencio, agonía de recuerdos, soy sólo el reflejo de una mirada perdida en desencantos y oscuridad, un río de años y de senderos que se bifurcan hasta la nada, unos ojos tristes,

Quisiera morir de tantas formas... no hay espacio para tantas vidas acabadas, ni cenizas para tantos sueños muertos, no hay nubes que cubran el horror de mis lápidas, ni fosas donde ocultar mis errores, no hay tiempo, ni hay mundo, ni olas que acaricien el olvido, sólo éste infinito balbucear desesperante.

Mi anhelo lo tejen el abismo y el vértigo, las espirales del vacío que te pierden y quiebran a través de los días intemporales, el dolor que fluye en la mirada y discurre por los laberintos oscuros de la noche silenciosa, mi anhelo es el atardecer lejano, suave y claro, el horizonte desvanecido, mi anhelo es el olvido de la agonía, la muerte de la memoria, o mejor incluso, la mía

Nacen pensamientos en la hoguera del dolor, el viento arrastra tus sueños muertos que ahora, materializados en cenizas, abarcan el mundo y el cielo, la muerte toca el violín mientras las llamas abrasan tu alma y tus huesos tiemblan bajo la carne quemada

Con qué rapidez envejeces cuando te roban tus sueños, con cuánto dolor ves marchitarse tu vida en plena juventud, desde el oscuro refugio de tu inutilidad imaginas rayos de Sol iluminando, tras la niebla espesa, la fría ciudad, y piensas que todo es mentira, y sientes que todo es verdad, cierras los ojos y caes en un lago helado, en una monotonía temblorosa

que refleja flores y sonrisas en su superficie, mientras tú desciendes más y más en la podredumbre del día apagado y te ahogas en silencio en el veneno dorado de tus melancólicas ensoñanciones ¿Dónde están esas exhalaciones de vida de antaño? Hoy sólo quedan sueños desvanecidos en la lejanía, cadáveres mecidos por el viento torturador de la monotonía, ojos vueltos al pasado, pies enterrados en el fango de los recuerdos, el corazón sepultado bajo pútridos atardeceres y la esperanza muerta para siempre en aquella mirada que la derrota exilió, ¿dónde están los rayos de sol, el mar? sólo resta abrasar el alma hundida en días oscuros y lluviosos, secos y tristes, y así, incinerar el amor que me suicidó.

Quisiera morir de tantas formas... no hay espacio para tantas vidas acabadas, ni cenizas para tantos sueños muertos, no hay nubes que cubran el horror de mis pasos, ni fosas donde ocultar mis pútridos cadáveres, no hay tiempo, ni hay mundo, ni olas que acaricien el olvido, sólo éste infinito atardecer podrido.

¡Oh, la tragedia de mi vida! ¡Oh, polvo de desamor! La sangre y las cenizas de esta vil desesperación danzan confundidas en la caricia de un leve resplandor, torbellino ciego de luces apagadas, de rostros pálidos, de brisas heladas, el silencio vigila la llama podrida de tu desgracia, tus recuerdos, los pensamientos marchitos enraizados en el alma, un suave rumor a rosas destiñe la podredumbre de vacío y carcajadas con aliento a derrota, ¡mi mísera enfermedad y sus desbandadas! ¡mis tórridas aspiraciones y sus fracasos! Una sonrisa moribunda oscurece la tarde plagada de nubes grises, lluvia y soledad, el dulce sabor de la melancolía,

el presagio de mundos infinitos y eternos en la alegre profundidad de su mirada, dolor, el destello ennegrecido del único camino hacia aquel diván, donde el letargo y los aromas muertos, la tristeza, los sollozos quebradizos, el llanto, la hojarasca y los gusanos. Se me pasa la juventud entre nieblas y no hay sol que aclare esta oscuridad ni río por el que fluyan las aguas de la melancolía

ROCAS En las noches se desprenden rocas sobre las flores de mi jardín, rocas que caen del cielo de mis sueños rotos y ahogan la fragancia de mis días de rosas ya abrasadas, rocas que marchitan mis ilusiones ocultando los amaneceres; la luna refleja su soledad en la tristeza de mi mirada, en el vacío de mi vida enterrada en lágrimas de amor y desesperación, en la infinitud del parpadeo en que mueren cada atardecer el mar y el sol.

El hombre y su sueño, condenados en el tiempo, tejen tristemente el alba y su inmensa levedad

Hace tiempo que sueño con silencios y con rayos, con acordes y con horcas, hace años que me pierdo con la lluvia suave del otoño y que vago por las colinas llanas de la melancolía, hace horas que me embriago con las fantasías de mi muerte y que sangro sobre las ramas del roble al que até mi llanto, hace segundos que no soy y ahora, entre risas, recuerdo y me arrepiento Despiertan los rayos a quien dormía y soñaba con ser,

a mí, que cansado y hastiado me dispuse a perecer

La noche se retuerce bajo las huellas de mi mirada, la luz de las velas se quiebra ante los cristales rotos del espejo, la noche vacía invade la mañana gris y la tarde, desván de melancolía, perdida entre hojas secas, la arrebata una triste locura y se suicida

Una gota de lluvia apaga la vela que ardía en el silencio de la noche, de la oscuridad brotaba la sangre sobre lienzos de cristal, de la luz surgía el último aliento de vida antes del vertiginoso despertar, una muerte dulce que mece el alma entre la niebla, bajo el infinito abrazo ficticio del cielo azul

VIVIR Y MORIR Me siento morir, o acaso sea esto vivir, morir lentamente mientras vivo una mentira, andar encorvado soportando mis pasos, mi silencio y mi agonía, contemplar de lejos el mundo, eternizar la efímera alegría, y acabar abatido por la insuficiencia de mi alma perdida.

Se han muerto la luna y el cielo, ya no hay donde mirar en las noches de vacío y silencio. Atravesaré este túnel largo y negro, lleno del moho de sueños perdidos, colmado de fragancias podridas, como mis ilusiones, como mis días

Atravesemos la tarde muerta...

olvidemos la mañana eterna y sus cenizas acariciando las flores melancólicas de la noche silenciosa, dejémonos embriagar por el perfume de esas ensoñaciones nocturnas, reflejos del cristal de una realidad ficticia, oscuridad, tristeza, una mirada rota difuminada en las sombras del horizonte otoñal, hojas secas, ciudades, días y sueños, amores, polvo de una vida efímera discurrida y apagada a través de amaneceres derrotados; el río de los años y su pesadumbrado fluctuar hacia la muerte y el silencio Aquel que abría sus ojos al comienzo de la tarde veraniega con el hervir de su corazón, yace hoy petrificado de frío y envuelto

por las infinitas realidades de su irrealidad.

Forastero que te asomas a mi mirada: ¿quién eres?, ¿qué haces? Nadie te conoce, ni los que te ven, ni el que te rige, surges como una sombra del abismo de tu ser, y te pierdes como una estrella fugaz

por los caminos extraños del infinito, ten cuidado, ese paso te sumirá en tu destino, ese gesto quedará petrificado en el pasado, en la eternidad, mañana todo será irrevocable y fatal

EL RECUERDO El recuerdo ya no consuela, mis labios saben a sueños rotos bañados en lágrimas extinguidas, mi corazón llora la huida del amor, mi alma perdida grita, en mis ojos vacíos: desolación, en mi oscura mirada: locura,

por la mente vuelan espejismos de felicidad pasada que lloran ahora las horas desaprovechadas, la niña que se fue, cansada de esperar... aquellos amaneceres esculpidos en las rosas, aquellas flores talladas en el hielo, lágrimas que recorren mis mejillas de camino hacia mis labios ensangrentados durante las noches insomnes de pesadilla, mi alma, ahogada entre versos que sollozan vida, vida que me fue relegada, muerte en la que sucumbo por necesidad, entre imágenes de dulces miradas, ansias de existir, en el mundo, en el error, en un poema, y no en el recuerdo que ya no consuela.

proyectada hacia manjares ficticios, recorriendo el vacío existencial, lanzada ensangrentada a la locura abismal, asesinada por la desilusión, por la nada, por la voluntad desanimada. Me ahoga el dolor, la desesperación, todo muere, la realidad, mi yo, y no por pura casualidad, sino por propia decisión.

AGAZAPADO Agazapado en un rincón, tras los pasos perdidos de mi errante caminar, en el laberinto de la vida. Las manos cubriendo el rostro, ese rostro, mío o no, en el que me reconozco, la cabeza apoyada en mis rodillas, esa cabeza enferma, que, a las lágrimas, da cabida, la mente, en la cual fluyo, enloquecida,

Se abren nuevas puertas en mi interior, puertas oscuras, misteriosas, desconocidas, me fundo en el corazón de almas malditas y sus locuras, camino a un nuevo plano en el que existir, en el que aceptar el destino, el devenir, al que succionar hasta cristalizar, y, como no, más tarde, lejos empujad.

HALLOWEEN Andes o vueles, camines o corras, te arrastres o naufragues, perdido estás en un mar de niebla y soledad, todos los caminos te vomitan al mismo lugar, la muerte: dulce sueño que se desliza entre la amargura, llama que renace por ti de la penumbra, vela de medianoche, luz del finito día, tan falsa mientras sigas despierto.

Eres un cadáver, no disimules tu olor, ¿para qué hacerlo si luego piensas y hablas? Tu envenenas la luz, quiebras el silencio, ahogas los soles, sólo en los campos de rosas al caer el rocío y despertar la luna existe la belleza y calla el encanto de estar muerto.

la tristeza cubre la tarde melancólica,

tras el horizonte apagado y un velo de tristeza y cenizas cubre la tarde silenciosa

los pájaros revolotean perdidos sobre las ramas del bosque muerto, el llanto apagado de un niño cruje bajo el horizonte desvanecido, En un país de nieblas, sueños grises y hojas secas, la noche quebrada se refleja en tu mirada, el frío latir de tu corazón en el triste parpadeo del mediodía ennegrecido, la luz de la luna en el suave rumor del bosque muerto, un río fluye entre el anochecer bajo ramas y estrellas que nadie quiere ver, el cielo claro se demora

Hojas de hielo, flores de escarcha, el dolor cristalizado en el silencio, el polvo de los años,

del alma y de la vida, la lenta muchedumbre de espectros y cenizas, el lento precipitarse en el vacío, el leve transcurrir del tiempo difuminado en el horizonte, la noche oculta bajo atardeceres muertos, la oscuridad y la agonía, el apagado amanecer y la tristeza, es hora de volver, de no despertar, de abrir tu sueño y dormir en él

Los días se demoran sobre el horizonte, los sueños desvanecidos dejan entrever la nada

Lo irremediable acude a nuestra mirada en cada parpadeo, la fatalidad asoma sus garras negras entre las desgarraduras del corazón, la mueca terrorífica de nuestros labios

se incrusta en el alma quebrada, una enredadera de sueños podridos cubre la carne muerta, los huesos serán pasto de líquenes y húmedad, las cenizas de la vida desvanecida envenvenarán el viento, todo lo que nazca será muerte, cada respiro destruirá la comisura de la Tierra, del mar, de los árboles, las flores se marchitarán ante el aliento de las nubes, el Sol ahogará el vuelo de las mariposas, con el último soplo del viento el mar sepultará el mundo y una tenebrosa oscuridad sumergirá el tiempo, los años, los días, las horas, las ilusiones, los estremecimientos, las caricias, serán vaho del recuerdo que el vacío soñó. Lo irremediable acude a nosotros en cada pensamiento, el terror se apodera de nuestra soledad, y caemos... Insondable abismo que nos hiere, naturaleza enfermiza que nos mata.

pobladores noctámbulos de mi mente absurda e inquieta, provocadores de burla, de tristeza, azar que me quiebras ensangrentado, aunque llore y me retuerza el sufrimiento imperecedero, aunque agonize y estalle en lágrimas negras, en ira y horror,

siempre contra mí mismo, ¡autodestrucción! ¡acercáos a mí en esta tenebrosa madrugada! ¡acompañad y sumergir en una cálida melodía a esta alma vacía! ¡no, fuera, lejos! ¡asquerosos deseos!

VIVIENDO CON LOS RECUERDOS No puedo continuar viviendo con los recuerdos pesando sobre mi conciencia, aquellos olores, aquellos besos, aquellos lugares... un dulce olvido, una serena inconsciencia para seguir vivo.

Otro invierno desolador presa de la fatiga, abatimiento y soledad, ¿dónde queda el verano que nunca debí dejar escapar...?

Qué tiempo tan vano tu vivir gracioso y dormido, cuánta tristeza invade la tarde y el olvido, sólo silencio, un leve suspiro quebraría el mundo

DOMINGO. 10:00 AM. La soledad y el frío duelen. Me siento frente al espejo. Mirada de horror. Mis labios tiemblan. Mi cabeza dando vueltas y, ella, dentro, sonriendo. Todo gira, su rostro, la música, las lágrimas que correrán cuando muera ésta absurda sonrisa. Todo se marea, la vida, la ilusión, los deseos, el alma... Estaba bien así, muerto, sobre la cama, sin nada que hacer, nadie en quien pensar, pero alguien me resucitó, me despertó de tan aterradorra convalecencia, consiguió que abandonara mi tumba para volver al mundo, al día a día, me encontraba vacío y me dio cobijo, hogar, me regaló su retrato para que pudiera recordar que existía el tiempo, aunque yo lo hubiera olvidado, comenzé a vivir, en

apariencia todo era normal, pero en mi cabeza, destrozada por el pasado, quizás también por el futuro y por el presente, los murciélagos descansaban entre tan monstruosas y ocultas tinieblas, así soy yo, negro como la muerte, fúnebre como una atronadora y relampagueante tormenta, resbaladizo como la niebla, aunque tengas mi mano, siempre volaré hacia otros cementerios y desapareceré durante algún tiempo, hasta el siguiente invierno. he necesitado huir, dejarlo todo por nada, aunque ese todo me producía más asco que la nada que yo ansiaba y anhelaba, no remováis mi vida vacía, cada noche, parece ser la misma que la anterior. El baile ha finalizado, la luz se ha apagado.

Sé que hay sueños de los que no apetece despertar, sé que hay noches silenciosas que mueren en el vacío eterno, y amaneceres que quiebran el efímero atardecer del alma helada

Vago perdido por las calles oscuras de una ciudad muerta, sepultada bajo el frío y la neblina de un invierno desolador, las luces amarillas de las farolas iluminan mi rostro decrépito, y la húmeda soledad me acompaña, entre lágrimas, al desván donde lloran mis sueños

CONDENADO

Condenado a existir sobre un cómodo colchón de esponjosas nubes blancas, bajo un oscuro cielo despoblado de dioses y estrellas, sin luces que iluminen ni soles que me guíen, en la más angustiosa soledad, con miedo a asfixiarme y caer sobre rocas de cristal entre desiertos de vida humana. Tal vez esa techumbre celestial de animal triste y confundido, caiga quebrada en mis ensueños atrapando mi corazón enmohecido, o una brisa fresca me desaparezca tras lejanos horizontes otoñales, perdiéndome entre tinieblas, de la mano de mi alma vaga, soñadora, cansada. O se abran mis ojos ardientes llenos de espanto y llamen agonizando a los fantasmas del silencio para que con sus gritos ensordezcan

el firmamento y envuelvan entre nieblas de horror éste ínfimo universo. O quizás, mis labios decidan cerrarse y no despertar jamás, hablar al interior desconocido sin palabras, sin mentiras, con el corazón desnudo y los oídos atentos a las llamas de la sabiduría. Existo por siempre tras mi sangre caliente, mi mente enferma y mi ánimo durmiente.

INSOMNIO Son las tres de la madrugada, mis pensamientos matan el terrible silencio que asola mi habitación,

sueños y deseos abruman mi mente, oscura soledad a mi alrededor, noche de insomnio como otras muchas, de las que brotan versos vagos e inútiles como éstos que lees, la realidad del día a día me deprime profundamente, pero, recostado en mi desolado ataúd, vuelo, con ojos cerrados y alma vacía, hacia cielos infinitamente acogedores y bellos. Duermo. soy un pobre diablo perdido en los abatares del mundo, destrozado por él, por sus macabros juegos, maldita bufonada, desgraciado día en que nací, terrible día en que no abandono tanto sufrimiento y dejo de respirar, las fuerzas comienzan a escasear en mí, mi corta vida es ya muy larga, amarga, aburrida, ¡no debiera ser... casi rendido!, encarcelado en la tierra, ¡cuando llegará la

hora en que todo acabe por fin!, mientras tanto, lucho para alcanzar esas pequeñas bajezas de la vida que me humillan constantemente y me producen desprecio hacia mi mismo, y hacia todo, excepto hacia ti, tú que me entiendes, que un día me abriste la puerta de tu alma, y que otro me abandonaste, lo comprendo... ¡no! ¡no lo comprendo! Mientras siento y disfruto del calor de la música, siento que siempre estará la puerta abierta, cuando no lo soporte más, cuando tanto golpe no me deje dormir, cuando el frío de la soledad o el calor del desierto me ahoguen aún más, la abriré y será el fin.

¿Qué es la vida? Para mí, una terrible bufonada, una broma pesada que atormenta mi alma, un sin fin de recuerdos, de anhelos, de sufrimientos y deseos,

para mí, la desesperación infinita, el origen y alimento de mi desgracia, en ésta vida no tengo nada que perder o ganar, todo está ya decidido, y no me refiero al suicidio, ¡no!, tristeza, añoranza, desilusión e insatisfacción llenarán mi vida para dejarla vacía

Caminaba yo, desvelado, por las aceras de la noche, una espesa niebla invadió el abismo, tinieblas, horror; Qué es la vida, yo no la pedí, por qué, para qué ésta corta larga vida.

Qué soy yo, sino agua envenenada, brisa hacia el oscuro y extraño mundo de los que nada esperan, más que autodestruirse para llegar a ser mucho más de lo que fueron instantes antes de su arrepentido nacimiento, qué soy yo, sino una conjunción de esperanzadora vida hacia la muerte, un nombre sin más en la lápida de un cementerio.

¡ALCOHOH! Soy todo alcohol, todas mis risas están borrachas, soy yo huesos de alcohol,

corazón de alcohol, mirada ¡dónde estás!, vas y vienes, como mi cuerpo, del allá al acá, a punto de estrellarte contra el techo de tus pisadas, soy lo que no he sido y quizá vuelva a ser, era lo que no soy ni seré, mi alma vuela atormentada por la esclavitud, por la imposibilidad de abandonar la botella vacía que la aprisiona, por la necesidad de ahogarse en el vaso sin fondo de la vida, mi alma muere intentando beber de la soledad, embargada por la tristeza, la desilusión y las lágrimas de alcohol que mi boca llora, maldita mi alma melancólica que entre las brumas del atardecer dejó su cuna caer, mi alma soñadora sobre las hojas secas del otoño, durmiendo en la melodía del silencio al quebrarlas el rocío y arrastrar sus pedazos el viento.

¡Ve con él, alma! ¡deja que te empuje el viento! Abandona la rama de ese árbol solitario y vuela y canta como hacen los pájaros, pájaros en la cabeza del borracho.

GRITO Necesito gritar, siento la imperiosa necesidad de gritar, de arrasar con mi grito llanuras desérticas,

de derrumbar las montañas más elevadas, de quebrar los ventanales del silencio de mi alma, sólo deseo gritar, gritar tan fuerte que mi grito despierte los sepulcros, un grito que consiga levantar a los cadáveres, derrumbar la soledad de sus tumbas, profanar los altares de los dioses, secar hasta la última lágrima y el más atroz suspiro de los dolores bañados en esperanzas insoportables, que mi grito arañe los resquicios de sus bocas hasta pudrirlas y abrase los huesos de sus mentes enfermas hasta resquebrajarlas, que mi grito ahuece sus ojos y vacíe sus miradas de telarañas insanas, que desparasite sus cabezas estallándolas hacia el infinito, despoblándolas de sueños dormidos, que mi grito empuje sus labios al más profundo abismo y los bañe con la sal del olvido, con la conciencia de la nada, con la consistencia del océano que deja caer

sobre nuestras palabras toda su rabia, ahogando en llanto cualquier alegre melodía y asfixiando toda luz y color, que mi grito grite a las calaveras, a los esqueletos, a la ilusión, al amor, a los poemas del niño muerto, al fracaso, a la desesperación, a los fantasmas de la noche, y que muera deshaciéndose en otro grito más sincero y estremecedor, el silencio.

hay visiones tan horribles que, si se apoderan de la mente, inventan fantasmas de hielo y fuego que danzando y riéndo entre escalofríos y ardores nos sumergen en la nada y morimos.

SUEÑA sangre, melancolía, cenizas; el cielo ennegrecido nos oprime y no respiramos... las hojas secas cubren el sendero y nos perdemos...

Sueña bajo la luz del amanecer, respira los rayos del Sol de mediodía, canta acunada por el crepúsculo del atardecer, mecida por la melodía de la brisa, que tus gritos resuenen entre las montañas del silencio,

que tu eco grite al olvido, déjate arrastrar suavemente por los espejismos de la noche, tras placeres infinitos, vuela entre las ramas de la vida, quiebra los lazos de la desesperación, camina danzando hacia tu propio entierro, acoge, abraza, las palabras de los vivos ya muertos, mientras esperas, con lágrimas, ahuecar la tristeza de tu corazón, exiliar la soledad de tu alma, despertar en las madrugadas sonriendo, mientras corremos hacia una tumba en un cementerio.

colmado de oportunidades, hasta que te decepcioné y decidiste marcharte, ahora, hundido en el recuerdo de aquellos sueños que convierten en pesadillas mis largas noches de desvelo, te añoro, te huelo, acerco mis labios a tu siniestro velo, ¡cúbreme con él, amor! ¡abandóname en la tristeza, en el dolor! ¡para mí, una tumba sin dirección!

FUISTE TODO YO

Tu sueño se esfuma, la persona amada te abandona, cambias el gesto de la cara, la risa muere, aparece en tu triste boca una mueca de dolor, el cielo azul se tiñe de negro, las estrellas se apagan, el mar se seca, el sol nunca más volverá a brillar

Maldito amor que me mataste, me ahogas en la desesperación, haces que exprima mis propios cánceres buscando un atisbo de vida entre entierros de ilusión. Fuiste todo yo,

SÓLO UNA SALIDA

sobre tu cabeza; has muerto, eres sólo un cadáver empujado por el viento, camina, vagabundo hacia ninguna parte, hundido en el laberinto de la vida. Imaginas una salida, la sientes, tu corazón grita, cierras la puerta y continúas consumiéndote día tras día. Del oscuro cielo vacío se desprende una flor buscando su reflejo en la tierra y al fin... te encuentra...

Quizás ahora seas sólo una sombra fatigada por mis recuerdos ficticios, materia desvanecida en el silencio, años y polvo, tu rostro irreal no envejecerá en mis ensueños, perdidos en el atardecer flotaremos junto a las cenizas de las ilusiones y el suave oleaje de los sueños muertos, quizás tú estés ahí..., y yo aquí..., llorando

Si tus besos borraran el aroma del recuerdo, Si tus labios me embriagaran y olvidara mi tormento.

Ella habita mi corazón, ellas viajan por mi rostro, mi alma descansa ensangrentada en un zarzal. Cuando todo pase, quizás todo vaya a comenzar. Loco silencio apagado por los gristos del amor, monotonía interrumpida, desde aquí, el vacío convierte mi fría alma en una cálida ola soñadora

La mía, la tuya, Una única mirada, Amándonos segundo a segundo, Como si éste momento fuera el último

Interminables noches de verano, sólo, en la terraza, contemplando el sol

El amanecer con su brisa borra el poema de amor que anoche escribí en el desierto de mi alma, más no borrará las huellas de la oscuridad ni el reflejo de la luna en los versos de mis lágrimas.

Exhalaciones de flores, de caricias, de mármoles, derrotados allá en bosques, flores, laberintos, doblados bajo las olas y el murmullo de las llamas como en un suave infierno; ni los pájaros ni la brisa, nadie os recuerda

Un suave aroma a muerte cubre la tarde, veo mis sueños difuminarse en el atardecer, abres los ojos y el mundo parece apagado, sólo silencio, un leve suspiro quebraría el mundo

Caminando entre las brumas del ayer aún queda el susurro impregnado en el silencio, los jardines desolados girando en el vacío, las lápidas de cristal sepultadas bajo lágrimas, reflejando nuestros sueños muertos

Nubes de hielo lanzan rayos de escarcha contra el pecho de los que tienen cabeza, y te lo parten... y quiebran el alma

Perdido en algún día del pasado irrevocable el gran error perdura, a través del hoy y del mañana, paralizándote

ESPÍRITU ENFERMO Se me ha infectado el ánimo, ¡y no sé ni por qué ni cuándo ha sido! Sólo sé que ha enfermado mi espíritu, antes: reía, cantaba, bailaba, ahora: llora, gime, ladra, de repente cambió ahogado por el dolor, ¡y no sé ni por qué ni cuándo fue! Sólo sé que la vida insoportable me es, que convalezco día a día sin motivos ni interés, el tiempo camina lento y yo lo esquivo veloz empujado por el viento, al abrigo de la soledad y del silencio,

poco a poco, me voy consumiendo, ¡y no sé por qué ni para qué hago esto! Sólo una cosa sé, que no sé por qué no muero.

LUNA Quiero lamer la luna que me ciega, sentirla reposar sobre mi lengua, y acariciar las estrellas que la acompañan de cerca, quiero que su brillo estalle iluminando el firmamento como si de un aluvión de fugaces meteoros se tratase, quiero que el azul celeste se torne negro celestial para, de su mano, adentrarme en la oscuridad, recorrer el mundo de norte a sur, de este a oeste, viajando en delirios de eternidad, con el corazón calmado de amor, henchido de ilusión. Ámame, luna, en tu resplandor sumérgeme.

LUNA

Luna brillante que me ciegas, alarga tus manos y elévame a tus esferas, tu infinita sonrisa habla mi lengua, esa que canta felicidad al son de las estrellas, luna blanca y esbelta, llámame en silencio sin que te escuchen las tinieblas, luna de nata, deja que bese tu melodía, lanza tus gritos a mi corazón despoblado para que ensordezcan al horror, al espanto, aclara la triste luz negra que me aferra a mi condena, al sin sentido de ráfagas violetas que marchitan la ilusión, la belleza, de un mundo sumido en la sinrazón, el odio, la desesperanza, la maldición, acabemos juntos, dulce luna, con el vacío doloroso

que quiebra las entrañas de éste que te habla, besémonos, lejos del caos y la desolación. ¡cuántas mentiras, luna sorda! ¡qué imaginación, la de un cadáver moribundo vagando hacia el amor propio, hacia la autodestrucción!

Una terrible agonía sepulta mi ser, una tristeza diabólica lo hace enmudecer.

Si esto es un sueño: despiértenme; Si no lo es: mátenme.

¿Qué nos pasa alma amiga? Impregnados del halo romántico, vagamos al atardecer por calles vacías, al cobijo ficticio de la luna, de las estrellas que reflejan su luz pálida en los muros derruidos de la hiriente ciudad, nuestra mirada se evade y huímos de nosotros mismos, desiertos helados, hacia castillos en los que príncipes azules y princesas de cabellos dorados tocan con sus flautas finas melodías que fluyen en la noche a través de la brisa, confundidas con el

murmullo del río, con el sueño de los árboles y las mariposas, y cuando el destello de una sonrisa lejana nos despierta, caemos de nuevo en la realidad desolada, en los laberintos de nuestra perdición, en la eterna condena que nos sangra y mata, en la efímera lucha contra el día moribundo y la mañana ennegrecida, en la amarga soledad desbordada de lágrimas muertas, como la vida que ya no canta, como las cenizas de mil ilusiones desvanecidas en palabras; el vacío teje tu recuerdo en silencio y la melancolía se desata tras el velo que cubre las marchitas flores de mi corazón, abres los ojos y el mundo continua apagado, apariencias irreales, padecimiento insulso, la melancolía: mortífero elixir dorado, espeso fluido que envenena el alma; nos quebrará la tristeza...

Roma se refleja en el espejo y el cielo se cubre de sangre, ¿cuánto se ha amado a los hombres en esa ciudad colmada de represores y demonios...? nuestras bocas se llenan de asco cuando sus palabras tiñen la naturaleza de vómitos infernales y las flores se marchitan ante sus miradas podridas,

no más Romas hipócritas, no más mentiras asesinas, vuestras almas enfermas nunca escaparán de la carne, carne que me embriaga en sus caricias celestiales.

ROMA/AMOR

HASTÍO Y TEDIO El hastío y el tedio me hacen desesperar, esta monotonía aburrida, este transcurrir el tiempo sin más, llorar y agonizar. Atravieso el mundo con los ojos huecos, observo la vida con la mirada vacía. Nada para mí,

¡dónde yo! ¡dónde existir! Que no es interesante mi actual persistir, ¡quiero escapar! ¡quiero morir! No deseo permanecer aquí, viviendo sin vivir, escuchando los sin latidos de mi mecanizado corazón, atropellando los pasos del devenir, de la desolación. Adivino una triste melodía atravesar los campos desérticos, cantar muerte y dolor, sufrimiento y resurrección. Su fuerte voz, cual rayo estruendoso, quiebra el cielo, hace estallar los candelabros que iluminan la tierra, golpeándolos contra el suelo, saltan cristales aquí y allá, llenan los ríos ensangrentados que manchan el mar. El universo se paraliza, los humanos, encadenados

a su mejor bien, se esclavizan, yo huyo, corro, salto, vuelo hacia lo más bajo. ¡Ven a mí, abismo invisible, deja que en ti me precipite! No existo, no soy, lentamente muero, vagabundeo por las montañas, recorro el sendero, camino hacia mi tumba, allí quiero ir, allí voy. Descanso durante un momento, paseo por el laberinto del recuerdo, horas felices, horas pasadas, para esta mente podrida y malsana. No tengo futuro, no tengo presente, no hay esperanza, mi alegría calla, ausente. Se derrumba la techumbre de mi lecho aplastando mi alma, comprimiendo mi pecho. Sólo lágrimas deslizadas del ayer, que humedecen mi vacío,

mi soledad, mi espíritu cadavérico.

VAPOR Se quiebra la oscuridad, amanece, los débiles rayos de sol calientan mi interior, es una mañana fría, de los charcos de mi sangre surge vapor, se expande por mi cuerpo, por mi ser, la luna se esconde tras el horizonte, aumenta la temperatura en la tierra, esnifo rayos más ardientes, cuecen mis intestinos, los ojos se abren, la boca, llena de mucosidad, despierta, la mente tiene hambre, el corazón grita: ¡libertad, para esta alma enferma! Un chirreante crujir de cadenas recuerda mi condena, otro día más, entre estas montañas, se eleva, y, de nuevo, los pútridos olores del vapor de sangre y del vapor de mierda

se mezclan a la altura de mi pecho despoblado de estrellas, mi boca vomita mi yo, podrido, descompuesto. Si fuera un cadáver... Me arrepiento de haber nacido vivo

POETA DE LA VIDA Llamando a los fantasmas de las montañas que cada día al sol ocultan, raptan, hablóme el eco sordo de unos versos malditos recitados en el tiempo, vagaban perdidos recorriendo la incertidumbre del oscuro firmamento, cantarónme al oído músicas lapidadas en el olvido, cantos que quebraban el huidizo horizonte infinito ahogado en tinieblas, deslucido a mordiscos, voces de ultratumba de camino hacia otras esferas, desconocidas, ignoradas, por la vida enferma, anciana, infectada de cadáveres sonrientes

que crían y que matan a las nuevas mentes procreadas, malnacidas, sanas, arrancada, la vida, de sus raíces para vencerla y malobrarla, imperdonables humanos, ¡que griten las voces infernales! ¡que me guíen al fuego y a la luz! ¡oh, estruendosas risas celestiales! ¡poeta de la vida, tú, sólo tú!

y lo aborta antes de nacerlo al mundo. Feto: humanos; madre: Tierra; aborta: muerte.

Piensa un feto: panspermia, la vida vino del exterior...; crece y patalea; la madre ve que su hijo es un ser enfermo y deforme,

UN DÍA MENOS... YA CASI ESTÁS MUERT@

los muertos descansan, ¡maldita sea! ¡que el mundo muera un momento, para que los cadáveres resuciten y me lleven con ellos!

La vida continua su curso, y yo, desilusionado, perdido, convaleciente, presiento quebrarse la nada del cielo. El mundo vive,

Día maldito, aquel en que un Dios estúpido quebró, por accidente e incompetencia, los frascos de cristal, azar desafortunado, al mezclarse los polvos que contenían,

aquella desastrosa madrugada llena de ojos legañosos, mente adormecida, manos cansadas, él lo creó todo, el error, su error, el universo, nuestro universo, un punto en el que perecemos rodeados de la inmensidad desconocida de su hogar, el hogar de un Dios estúpido y necio.

alma Vivo a la espera de días más claros, de soles más brillantes,

cielos más azules, nubes más blancas, brisas más frescas que no congelen mi alma como éstas que ahora acarician mi ser y lo hacen enmudecer, yo, helado en el desierto de mis pensamientos, solitario, paseo por grandes ciudades colmadas de muchedumbres y rebaños, cada uno de nosotros viviremos en nuestro preciado mundo, unos en el que ya conocemos, otros en el que ansían sin prisa llegar, el mundo de la nada, del que un día un error nos hizo despertar, el mundo del olvido, de las cenizas producto de éstas llamas

que nos abrasan día a día, pero... revolquémonos en el fango, en la inutilidad de nuestros actos.

Silencio y literatura soy yo, silencio entre la muchedumbre asfixiada, literatura en mi soledad anegada, un susurro hacia un corazón sordo, un poema, para mi alma muerta.

¡oh, gran Nietzsche! ¡deja que lama tus escupitajos!, ¿qué te doy asco? ¡no sabes cuán dulces me saben entre los mares salados del llanto! ¡háblame, yo te escucho! ¡envenéname, es mi gusto!

¿Dónde quedan mis arrebatos suicidas de antaño? Encogido en la bañera, vierto agua caliente sobre mi nuca... aún respiro...

Ahora, más que nada, duele la muerte, el eco vacío de sus pasos acercándose hacia mí

EN UNA FOSA Vivimos en una fosa arrastrándonos entre miembros amputados, los sueños se desvanecen, las ilusiones se pudren, desprendiendo un pestilente vapor al que llaman vida, día a día respiramos la brisa que acaricia los mármoles de los cementerios abandonados, la fragancia de las rosas marchitas, nos tragamos el asqueroso olor

a hierba húmeda de los bosques muertos, dejamos que los rayos del Sol hiervan nuestros intestinos, y sólo acertamos a ahuecar los ojos, a desgarrar nuestros gritos, enterramos la mirada bajo el fango de las horas y creemos despertar cuando nos invade la oscuridad, todo es mentira, todo es una farsa, incluso esta agonía que me sepulta. Amance un nuevo día y todo está oscuro... quisiera estar muerto... quisiera estar vivo... pero no aquí, triste, sólo, perdido...

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