Plaguicidas

  • July 2020
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Plaguicidas en un contexto international Erik Jørs*

Los plaguicidas son productos químicos venenosos producidos en fábricas sobre todo en los países industrializados o también pueden ser extractos venenosos de plantas naturales, que se han sabido usar por cientos de años. Se están usando estos químicos en todo el mundo en la agricultura para matar a las plagas dañinas (insectos, hongos, bacterias) que puedan disminuir la cosecha y la ganancia y hasta causar hambre en países pobres. Además se están usando para mejorar la salud en compañas preventivas contra vectores de enfermedades como la Malaria, Chagas, Fiebre Amarilla, Dengue etc., donde los plaguicidas matan a los insectos que transmiten las enfermedades. Pero como los plaguicidas son venenos también pueden matar a los insectos benéficos, que comen a los insectos plagas, matan a los peces en los ríos, a los animales silvestres y domésticos y a los seres humanos. Pueden causar una alteración del equilibrio con la naturaleza. Muchas son las historias donde por un mal uso o accidente con plaguicidas la naturaleza se ha vuelto pobre y los pájaros ya no cantan porque no hay más comida (insectos), o un río esterilizado sin pescado, toda vida animal se ha envenenado, o los efectos han dejado infertilidad en animales, o animales hermafroditas en otros por posible causa del efecto negativo de los muchos químicos usados entre ellos los plaguicidas. En el ser humano, los plaguicidas en muchos países están causando una serie de intoxicaciones, sean ocupacionales, por accidente o por motivo de suicidio, y en ciertas áreas el problema de salud relacionado a los plaguicidas es mucho más grande que las enfermedades tradicionales. A nivel mundial cientos de miles de hombres mueren cada año, varios millones llegan a los centros hospitalarias para hacerse tratar de intoxicaciones serias y cientos de millones de agricultores sufren de intoxicaciones de grado leve que no llegan a los hospitales, pero que a lo largo de los años podrían causar efectos crónicos como la esterilidad, cáncer, daño al sistema nervioso, problemas pulmonares y de la piel etc. De muchos países escuchamos que gente, inclusive niños, mueren por accidente o ignorancia cuando comen o toman plaguicidas pensando que es comida, o la familia entera muere por usar un plaguicida como medicina contra enfermedades de la piel, o cuando comen comida contaminado accidentalmente por plaguicidas. A pesar de que los países en desarrollo solamente están usando 25% de los plaguicidas usados en el mundo, 99% de las intoxicaciones ocurren en estos países. Por otro lado hay que reconocer que los plaguicidas han jugado un gran rol en la revolución verde, han hecho crecer las cosechas, la economía en la agricultura y ha salvado a millones de personas del hambre. Pero si los plaguicidas pueden dejar un mundo contaminado y estéril, ¿es justo dejar esta herencia a nuestros hijos?, ¿con una naturaleza alterada, destruida y la probabilidad de la presencia de serias enfermedades crónicas?. Es nuestro deber tratar de evitar este escenario mediante control internacional y nacional de la producción, importación y venta; es importante trabajar con información y educación a los agricultores y la población en general, con una disminución del uso de los más tóxicos a corto plazo y la búsqueda de métodos alternativos para combatir a las plagas y quizás un día no muy lejano evitar el uso de plaguicidas. Hasta hoy, muchos investigadores han mostrado que se puede reducir a mitad el uso de plaguicidas (mediante implementación de métodos ecológicos y tradicionales, y implementación del método de Manejo Integrado de Plagas promovido por FAO) sin disminuir la cosecha. Existen métodos alternativos menos tóxicos a los plaguicidas extremamente tóxicos y la agricultura en pequeña escala puede evitar el uso totalmente y aun mejorar su ganancia. A pesar de todos estos antecedentes el mercado de los plaguicidas sigue creciendo a una tasa alta en los países en desarrollo mientras el uso en los países industrializados se esta manteniendo a un nivel alto o en algunos bajando, con la diferencia de que ya no se usan los prohibidos, los extremadamente tóxicos y los muy tóxicos. Hay muchas maneras de controlar y bajar el uso de los plaguicidas, y a nivel mundial hay una honda ecologista donde la demanda de los consumidores es alimentos producidos sin el uso de plaguicidas. Cuando

los productores vean un negocio en este mercado el uso de plaguicidas se disminuirá y mejorarán los precios de los alimentos y mediante eso la ganancia de los agricultores crecerá. Las grandes multinacionales productoras de plaguicidas deben cambiar su estrategia y empezar a invertir más recursos en métodos alternativos a los plaguicidas y a la evolución de plaguicidas menos tóxicos, hay signos de que el uso de plaguicidas se va a disminuir en los años próximos y esto es necesario si queremos seguir viviendo en este hermoso planeta, que está siendo amenazada por nosotros mismos, los hombres. * Medico Especialista en Salud Ocupacional y Ambiental, Vicepresidente ONG DIALOGOS Dinamarca.

Situacion de los plaguicidas en el contexto nacional Guido Condarco*

Cuando hablamos de Bolivia, tenemos que estar agradecidos de vivir en tan hermoso país, que sintetiza toda la diversidad ecológica que puede existir en el mundo. Los diferentes estratos ecológicos permiten una agricultura variada que va desde productos que se dan en las altas montañas a más de 4.000 msnm, a los llanos tropicales con tan solo a 200 msnm, donde se practica una agricultura que va desde la tradicional de subsistencia a la moderna e industrializada de exportación. Si hablamos de nuestras tierras, tenemos que reconocer, ¡que mal las utilizamos!. Desde nuestros antepasados seguimos diciendo “somos pobres viviendo entre tanta riqueza” ¿hasta cuando? Nuestras posibilidades de crecimiento socio económico, cultural y de progreso en general están en nuestras manos, tan solo desarrollando la agricultura podemos salir de pobres y lamentablemente ni siquiera podemos cubrir los requerimientos alimenticios de la mayoría de nuestra población. Varios son los ejemplos de cómo podemos superarnos, entre ellos algunos países europeos y nórdicos, que pese a su pequeña extensión territorial, y basados en tecnología moderna han logrado desarrollar una agricultura que les permite tener una sociedad colmada de bienestar, mas aún sus excedentes económicos permiten colaborar a los países en vías de desarrollo como al nuestro. Las políticas implementadas a la fecha no han logrado detener la destrucción de nuestras tierras agrícolas, entre ellas la deforestación, la colonización, explotación irracional de las tierras dejando la secuela de la formación de desiertos y el uso de agroquímicos con una peligrosa tendencia a la contaminación de las aguas, suelos, aire y alimentos. Lo cierto es que los PLAGUICIDAS en nuestro país están presentes, se importan, se fraccionan, comercializan y se usan hasta los prohibidos, vencidos, obsoletos y persistentes en el medio ambiente, los cuales en otros países han sido prohibidos o restringidos. Su utilización ha crecido en forma impresionante en los últimos 20 años. No se conoce con exactitud la cantidad de plaguicidas que ingresan al país por la subinformación existente, mas aún por el ingreso vía contrabando de difícil control por las extensas fronteras que tenemos. Pese a existir una reglamentación para el control de venta y comercialización, las autoridades competentes por varios factores no han podido ejercer el control de los mismos. En nuestro país, es frecuente hablar de los plaguicidas como los venenos para combatir las plagas, otros los llaman medicina contra las enfermedades agrícolas, otros los mencionan como agrotóxicos, productos químicos, etc., en las ciudades una gran mayoría lo conocen como órgano fosforados, refiriéndose a los raticidas causante de algunas desgracias, pues son utilizados para quitarse la vida. El importante incremento y el irracional uso y manejo de los plaguicidas ha llegado al extremo de ser un problema de salud pública que debe ser encarado seriamente por nuestras autoridades, ya no solo es causa de intoxicaciones humanas y/o animales, sino de resistencia de las plagas a los plaguicidas lo cual ocasiona que se utilicen mezclas inconcebibles, increíbles y muy tóxicas, algunas de persistencia en los productos agrícolas (alimentos) y los suelos, así mismo, la creciente presencia de envases utilizados, productos vencidos, otros obsoletos, son causantes de contaminación ambiental, cuyos efectos sobre nuestro ecosistemas son difíciles de predecir. La ingenuidad de nuestros agricultores en cuanto a la utilización de los plaguicidas se refiere, se debe a múltiples factores, entre ellos podemos mencionar: Perdida de las costumbres ancestrales de lucha contra las plagas, la oferta no controlada de estos productos y el fácil acceso a los mismos donde inescrupulosos comercializadores en su afán de enriquecimiento fácil, venden lo que quieran (a veces productos adulterados afectando gravemente la economía de los agricultores), la ausencia de capacitación técnica para su uso adecuado, el desconocimiento de los efectos sobre la salud, agricultura y el medio ambiente, el desconocimiento de las medidas de protección no solo personal sino también de sus familias ya que en la actividad agrícola niños y mujeres también trabajan con plaguicidas. Cabe mencionar que estas deficiencias encontradas no se presentan en los grandes agricultores, donde el uso de los agrotóxicos es realizado con el conocimiento y la técnica requerida.

Es importante resaltar, que algunas organizaciones de agricultores, empresas y/o cooperativas, en diferentes lugares del país y apoyados por organizaciones no gubernamentales, han iniciado la producción ecológica con fines comerciales y de exportación con resultados muy satisfactorios para sus comunidades y familias, iniciativa que con seguridad apoyados por la última disposición legal del “Fomento a la Producción Ecológica” tiende a difundirse, mas aún con el importante apoyo de capacitación que viene realizando el PLAGBOL, CEIISA y otras organizaciones en diferentes lugares del país. En cuanto a la salud, poco o nada se sabe, lo cierto es que hay intoxicaciones agudas y con seguridad muchas afecciones crónicas. De estas, pocas tienen la suerte de ser atendidas en los principales centros de salud de las ciudades por profesionales especialistas. Pero, ¿qué podemos esperar de los pacientes en áreas rurales donde el uso de los plaguicidas es importante y donde nuestros profesionales se desesperan por atender una patología desconocida en la que no han sido capacitados para diagnosticarla y menos aun tratarla?, consideramos que la información generada tiene deficiencias importantes que no revelan la real magnitud del problema. Esta situación está siendo encarda por el Sistema de Información en Salud (SNIS) que junto a PLAGBOL y la OPS/OMS Bolivia realizan esfuerzos para implementar un Sistema de Vigilancia Epidemiológica para intoxicaciones por plaguicidas, así como para implementar un centro de asistencia e información toxicología (CIAT) en la ciudad La Paz, y el Fortalecimiento del existente en la Ciudad de Santa Cruz. La Ausencia de programas de mitigación ambiental en el tema no tiene respuesta por las autoridades actuales. Algunos gobiernos departamentales y otras instituciones vienen realizado estudios de la contaminación de aguas, pero no son suficientes como para elevar un diagnostico, a esto se debe acotar la insuficiencia de recursos humanos y de laboratorios acreditados, los pocos que existen sufren serias deficiencias en cuanto a insumos se refiere. Los programas educativos no incorporan el tema ni el problema de los plaguicidas en ninguno de los niveles de enseñanza establecido en el sistema de educación. Algunas Organizaciones No Gubernamentales hacen esfuerzos en forma individual, trabajando con profesores de escuelas, sin lograr un cambio en la conducta y actitud hacia los plaguicidas. El mes de mayo del presente año, el Ministerio de Educación ha emitido la Resolución de aprobación de la nueva curricula para los Institutos Técnicos Agropecuarios, donde, se ha logrado incorporar el tema de los plaguicidas y el Manejo Integrado de Plagas. La población boliviana en general no tiene una cultura preventiva respecto al potencial riesgo de exposición a los químicos en general y entre ellos los plaguicidas. Ante este panorama desolador surge la esperanza de que todos los bolivianos, trabajemos juntos, desarrollando programas que vayan a evitar una mayor agresión a nuestro ecosistema, que permita mejoras en la producción de nuestros agricultores, mayor bienestar y desarrollo, pero sin riesgos a su salud ni a la de los consumidores, tampoco a la agricultura ni al medio ambiente en general. * Médico especialista en salud ocupacional y toxicología laboral, Gerente PLAGBOL

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