La nota faltante del goza soberano Meditación de John Piper Una lección de Agustín sobre le amor: Tú estás siempre activo, y sin embargo siempre en reposo. Tú reúnes todas las cosas en ti mismo, aunque no tienes ninguna necesidad… Te afliges por el mal, pero no sufres dolor. Puedes estar enojado y sin embargo sereno. Tus obras son variadas, pero tu propósito es uno y el mismo… Recibes a los que viene a ti, aunque nunca los pierdes. Nunca tienes necesidad y sin embargo te alegras en ganar, nunca codicias y no obstante exiges que se te paguen tus dádivas… Nos libras de nuestras deudas, pero no pierdes nada por ello. Tú eres mi Dios, mi vida, mi Deleite santo, pero ¿es esto suficiente para decir de ti? ¿Puede algún hombre decir lo suficiente cuando habla de tu persona? Sin embargo, ¡Ay de los que guardan silencio con respecto a ti! (Agustín Confesiones 1,p,4). Si es cierto, como R:C Sproul dice, que hoy “No nos hemos librado del cautiverio pelagiano de la iglesia. Entonces deberíamos orar, predicar, enseñar, escribir y trabajar con toda nuestra fuerza para romper la cadena que nos mantiene cautivos. Pelagio, un monje de Bretaña, fue un predicador popular en Roma en los años 401-409 d.C. Fue archienemigo de Agustín porque rechazaba la noción de que la voluntad humana estaba esclavizada por el pecado y necesitaba una gracia especial para confiar en Cristo y hacer en bien. Retrocedía ante la oración de Agustín: ¡Dame la gracia oh Señor para hacer como ordenas, y ordéname hacer tu voluntad! (Confesiones, X,p.31). R.C. Sproul dice: “Necesitamos un Agustín o un Lutero que nos hable de nuevo para que la luz de la gracia de Dios no sea no solo ensombrecida sino eliminada de nuestro tiempo”. ( Agustine and Pelagius, p. 52). Sí, lo necesitamos. Pero también necesitamos decenas de miles de pastores comunes que estén energizados por la soberanía extraordinaria del gozo que le pertenece y viene solo de Dios. Y necesitamos volver a descubrir la peculiar inclinación de Agustín --- una inclinación muy Bíblica ---- sobre la gracia como la dádiva gratuita del gozo soberano en Dios que nos liberta de la esclavitud al pecado. Necesitamos volver a pensar nuestra noción reformada de la salvación para que toda rama y toda hoja del árbol estén repletas de la savia del deleite agustiniano. Necesitamos decir con claridad que depravación total no es solo maldad, sino ceguera a la belleza y muerte al gozo; que elección incondicional significa que la totalidad de nuestro gozo en Jesús fue planeada para nosotros antes de que siquiera existiéramos; que expiación limitada es la seguridad de que el gozo indestructible en Dios fue logrado infaliblemente para nosotros por la sangre del pacto; que gracia irresistible es la dedicación y el poder del amor de Dios para asegurarse de que no nos aferremos a placeres suicidas, y libertarnos por el poder soberano de deleites superiores; y que la perseverancia de los santos es la obra todopoderosa de Dios para guardarnos, a través de toda aflicción y sufrimiento, para una herencia de placeres a la mano derecha de Dios para siempre. Esta nota de gozo soberano y triunfante es un elemento que falta en demasiada de la teología y la adoración reformada. Puede ser que la pregunta que debemos plantearnos
nosotros mismos es si esto se debe a que no hemos experimentado el triunfo del gozo soberano de nuestras vidas. ¿Podríamos decir lo siguiente con Agustín? ¡Qué dulce fue para mí librarme de una vez de esos gozos infructuosos que una vez temí perder!... Tú lo sacaste de mí, tú, que eres el gozo soberano y verdadero. Tú lo sacaste de mí y tomaste su lugar… Oh Señor, mi Dios, mi Luz, mi Riqueza y mi Salvación (Confesiones, ( IX, p. 1). ¿O estamos esclavizados a los placeres de este mundo de tal modo que, a pesar de toda nuestra perorata en cuanto a la gloria de Dios, nos encanta la televisión, la comida, el dormir, las relaciones sexuales, el dinero y el elogio humano tal como a cualquier otro? Si es así, arrepintámonos y fijemos nuestro rostro como pedernal hacia la palabra de Dios en oración: Oh Señor, abre mis ojos para que vea la noción soberana de que en tu presencia hay plenitud de gozo y a tu mano derecha hay placeres para siempre (Salmo 16:11) Tomado de "PRUEBA Y OBSERVA" John Piper Bendiciones.