Cantata Del Adelantado Don Rodrigo Díaz De Carreras (para Teatro).docx

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Cantata del adelantado Don Rodrigo Díaz De Carreras (adaptación de Gabriel Scciñani) Personajes.             

Narrador Amigos de Don Rodrigo (2) Escipión Tripulación del Bergantín (5) Don Rodrigo Díaz De Carreras (Tenor, de ser posible) Nativos de la costa (3) [Genero variado] Nativos “Come -chingones”(3) [Genero variado] Nativos del altiplano (3) [Genero variado] Incas (7) [Genero variado] Esclavo (Achicoria) Nativos Colombianos (3) [Genero variado] Coro (3 tenores y/o barítonos; 3 contraltos) Soldados (2)

Escenografía       

Un balcón

Accesorios de barco

Costa en la que aterrizan Un pueblo (Puede usarse más de una vez en el transcurso de la obra) Paisajes varios (Valles, sierras, etc.)[Puede usarse más de una vez en el transcurso de la obra] Cofre (De las artesanías de Don Rodrigo) Vestimentas para los nativos y para Don Rodrigo(Puede usarse más de una vez en el transcurso de la obra  Indumentaria necesaria para cada parte de la obra (cama indígena, tolderías, etc.  Un balcón

Mastropiero era un apasionado de la investigación histórica. Se pasaba largas horas en la biblioteca de la gran marquesa de Quintanilla, cuyos volúmenes le apasionaban. Así supo Mastropiero, precisamente allí (en la biblioteca) de la existencia de un misterioso personaje del siglo XV, El Adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras, hijo de Juana Díaz y Domingo de Carreras. Al principio de su investigación Mastropiero supuso que Don Rodrigo pertenecía a la misma familia Díaz que las célebres cortesanas Angustias y Dolores Díaz, pero luego cotejando ciertas fechas comprobó que Angustias y Dolores no provenían de esos días. Mastropiero ya estaba por abandonar la investigación cuando encontró en la biblioteca de la marquesa el viejo manuscrito de un anónimo poema épico redactado sobre la base del diario del Adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras. Según este poema, Don Rodrigo era un labriego joven y apuesto que tenía, como forma de entretenimiento, una tendencia a seducir mujeres de toda clase y luego huir sin ser notado; esto le valió el título autoimpuesto de “Rodrigo el seductor”. Luego de renunciar al mal comportamiento que tuvo en su juventud, Don Rodrigo habría entrado a la armada española y hasta habría alcanzado el título de Capitán; pero, después de un infortunado incidente, decidió ir a buscar suerte hacia el oeste con su afamado bergantín. Él habría arribado a las costas del Río de la Plata en 1491, o sea, un año antes del descubrimiento oficial de América. Este hecho por fin explicaba su título de adelantado. El poema describía además su heroico viaje hacia el norte del nuevo continente a lo largo de muchos años, culminando su gloriosa gesta en la isla de Puerto Rico. Impresionado por el hallazgo del poema, Mastropiero la usó como texto para una de sus obras más célebres "Cantata del adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras".

1º acto (Se abre el telón) Rodrigo: Soy Rodrigo el Seductor, y a la muy hermosa Juana vengo a cantarle mi amor al pie de su ventana. Amigos de Don Rodrigo: ¡Date prisa, señor pues al alba despierta su padre! Rodrigo: Terminaré antes de que amanezca. Amigos de Don Rodrigo: ¡Date prisa, señor! Rodrigo: De que amanezca. Amigos de Don Rodrigo: ¡Date prisa, señor! Rodrigo: de que amanezca…. ¡Más rápido no puedo!

Amigos de Don Rodrigo: ¡Comienza de una vez! Rodrigo: Juana, ya sé que es tarde Espero que puedas perdonarme Asómate, casta Juana, Asómate a la ventana… Amigos de Don Rodrigo: ¡No te ha escuchado, debes llamar su atención! Rodrigo: Soy Rodrigo, el Seductor Y he venido a cantarte mi amor Y he venido a cantarte mi amor ¡¡¡JUANA!!! Amigos de Don Rodrigo: ¡No! Amigo 2 ¡No, que puede escucharte su padre, Escipión! Rodrigo: No temo la ira de un anciano. Amigo 1: ¡Es una locura desafiar la prohibición de cortejar a Juana María del Sagrado Corazón! La más noble, la más pura, la hija de Escipión. Rodrigo: No temo a ese viejo cretino. Amigo 2 ¡Oh! Escipión ganó su fama luchando contra los infieles Por eso el pueblo le llama “Escipión el a…” Rodrigo: ¡No me importa! Amigo 2 “Escipión el a…” Rodrigo: ¡No me interesa! Amigo 2 “… el asesino sanguinario” Rodrigo: No me agradaría molestarlo… Amigo 1 Cántale ahora, es tu oportunidad, se ve la sombra de Juana, con toda claridad en la ventana. Amigos de Don Rodrigo: Escipión asesinó a cuarenta y dos sujetos Porque él consideró que a su hija le faltaron el respeto. Rodrigo: Soy Rodrigo el respetuoso seductor Y he venido a cantarle mi amor Adoro su mano-no-no-no Adoro su pelo-lo-lo-lo Adoro su boca… también. Amigos de Don Rodrigo: ¡Su padre ha despertado! Amigo 1 ¡De sólo verlo me aterro! Amigos de Don Rodrigo: ¡Finge que eres un perro!

Rodrigo: Guau, guau, guau, guau, guau, guau, guau. Guau, guau, guau, guau, guau, guau, guau, guau, guau. Amigo 2: ¡Ya se fue! Se fue, se fue. Rodrigo: Juana, ya sé que es tarde, Espero que puedas perdonarme. Amigo 1: Escipión algo ha escuchado, alguna sospecha abriga Amigos de Don Rodrigo: ¡Finge que eres una amiga! Rodrigo: Soy tu amiga, Leonor, Y he venido a cantarte ¡Mi amor! Amigos de Don Rodrigo: ¡No! ¡No lo has engañado, con gesto amenazador su espada ha desenvainado! ¡Finge que eres un ave, canta como el cuclillo! Rodrigo: ¿El qué? Amigos de Don Rodrigo: ¡El cuclillo! Rodrigo: Clu, clu, clu… No sé, nunca vi un cuclillo… Amigos de Don Rodrigo: ¡La grulla, el estornino! Rodrigo: Guau, guau, guau… Amigos de Don Rodrigo: ¡No, algún ave! Rodrigo: ¿La gallina es un ave? Amigos de Don Rodrigo: ¡Sí! (Mientras Rodrigo hace la gallina, aparece Escipión, con una gran espada. Los demás intentan avisar con gestos a Rodrigo) Rodrigo: Co, co, co, co, co, co, co, co, co, co. Co, co, co, co, la gallina canta co, co Co, co, co, co, co, co, co. Corococó, co, co, co, co Co, co, co… ¡Ese es el gallo! Kirikikí, ki, ki, ki, ki La gallina corococó, co, co, co, co. El gallo le pregunta:” ¿Kirikikí?” ¡Co, co, co, co! Le dice… Co, co, co… Y están los pollitos pío, pío, pío. Y el gallo le pregunta: ¿Kirikikí? ¡Co, co, co, co! ¿No ves que están los pollitos? Pío, pío. Corococó, co, co, co, co… ¿Cómo le va? (Daniel por fin ve a Marcos, e intenta disimular lo que estaba haciendo)

Rodrigo: ¿Como le va, don Escipión? ¡Qué bonito piyama! ¡Qué elegante se lo ve, parece la sota de espadas! ¿Qué anda haciendo por aquí a estas horas de la noche? Escipión: ¡Cazando gallinas! ¡Te mataré, gallina! Rodrigo: ¡Miau, guau, muuu! Escipión: Sólo un príncipe puede pretender A Juana María del Sagrado Corazón. La más noble, la más pura, La hija de Escipión. Rodrigo: ¡Usted no entiende mi situación…! Tenía una ilusión ingenua y sincera… Ansiaba estar con ella un momento aunque sólo fuera… Pero ahora comprendo que era una quimera… Escipión: Tu sinceridad me ha conmovido, Nunca me engaño con la gente. Veo que eres de sangre noble, Y además honesto y decente. ¡Por mi fe, tendrás lo que has pedido! Rodrigo: ¿Y yo qué he pedido? Escipión: ¡Juana será tu esposa! Rodrigo: Vea, don Escipión… yo no soy noble. Escipión: ¡El dinero también da nobleza! Rodrigo: Pero yo soy muy pobre y mi familia también. Son años que arrastramos esta penosa situación económica que nos embarga. Escipión: ¡Me gusta tu franqueza! Te casarás con Juana, De mi decisión me fío. Tendréis una boda cristiana Rodrigo: Hay algo más… Soy judío. Escipión: Quien no escucha ni dialoga Tiene el corazón vacío Casaos en la sinagoga… Pero que no vaya ni un judío. Rodrigo: Pero si voy yo… Escipión: Ni peros, ni sermones, Yo también he sido joven

Y entiendo que cuando se ama No debe haber, no debe haber condiciones. Rodrigo: Pero entonces, ¿Consentís nuestra relación? Escipión: Sí Rodrigo: ¿Sin condiciones? Escipión: Aja. Rodrigo: ¿Y puedo terminar mi canción? Escipión: Harás que me emocione… Rodrigo: Juana, ya sé que es tarde, Espero que puedas perdonarme. Cada noche que pasamos en tu lecho es maravillosa Pero hoy no podré quedarme, Porque me espera mi esposa. Escipión: ¡Hija, estoy indignado! ¿Es esto lo que has aprendido De todo lo que te he enseñado? No me importa que sean judíos… No me importa que sean pobres… Lo que me indigna… ¡Es que no les cobres!

Fin del 1º acto Inicio del 2º acto Rodrigo entonces, arrepentido de sus hechos, decide enlistarse en la armada. Él se esfuerza mucho y, al final, ascenso tras ascenso, llega al rango de capitán con muchos méritos. La vida de marinero le iba bien, pero un desafortunado hecho hizo que Rodrigo se retirara de la vida de marinero… (Se colocan todos de pie y en fila delante del escenario, con las manos en los cinturones, la chaqueta abierta y las piernas separadas)

Todos: Sopla el viento, sopla el viento como nunca antes sopló. Y nuestro bergantín orgulloso avanza y veloz, veloz. Y surcando las aguas desafiando al viento va. Resistiendo tan gallardo, tan gallardo, terco y tenaz, y tenaz, y tenaz.

Esa es la pura verdad, verdad La verdad, verdad, la verdad. Junto al viento, junto al viento ya se oye nuestra voz Que va exclamando valiente: ¡Ay qué mareo! ¡Qué mareo! ¡Ay qué mareo! ¡Qué mareo tan atroz! ¡Y olé! (Mientras cantan la canción se van balanceando sincronizadamente simulando el movimiento del barco, pero al llegar a la última estrofa se pierde la sincronización y comienzan a chocar unos contra otros y a apoyarse para no caerse)

Rodrigo: ¡Recórcholis, como se mueve este cacharro! Haré arriar las velas. ¡Contramaestre! Aníbal: ¡Va! ¡Va! ¡Va! ¡Va! (Marcos trata de acercarse a Rodrigo, pero el movimiento del barco se lo impide. Al final lo piensa y se coloca en un punto estratégico, de tal forma que la siguiente sacudida del barco lo lleve hasta el capitán)

Rodrigo: Foques enrollados, jarcias adujadas y cabos a la cornamusa. ¡Hala! Aníbal: ¿Y… de postre? Rodrigo: De todos modos, magnífica tripulación… Todos: Gracias, gracias Rodrigo: Y hermoso bergantín. Julio: Gracias, grac… Rodrigo: Y hablando de bergantín, ¿os habéis fijado cuántos nombres de embarcaciones comienzan con “b” larga? Carlos Núñez Cortés: Barco. Julio: Buque. Aníbal: Bote. Rodrigo: Bajel. Julio: Balandro. Aníbal: Balsa. Francisco: ¡Velero! Aníbal: Fragata. Rodrigo: ¡Fragata es con “f”! Aníbal: Es que la fragata que yo digo se llama Bilbao. Capitán, querríamos hacerle una petición. Rodrigo: ¿Una petición? Aníbal: Bah, no, una petit-ción. Verá usted, respecto de las prisioneras que llevamos en la bodega… Aníbal: …y teniendo en cuenta que hace dos meses que estamos en alta mar y no

tocamos puerto… ni nada… queríamos pedirle que las dejara subir a cubierta... Rodrigo: ¿Subir a cubierta las prisioneras?, ¡de ningún modo! Esas mujeres son delincuentes comunes… Aníbal: Bueno, no pretendemos que sean especiales… Rodrigo: Quiero decir que son forajidas… Son de la banda del pirata Raúl, y en cuanto lleguemos a Cádiz debo entregarlas para que sean juzgadas. Eso sí, debo entregarlas… intactas. Aníbal: Pero capitán, ¿quién se va a andar fijando… en el grado de “intactez”? Rodrigo: ¡Intactitud! Aníbal: ¡Menos todavía! Rodrigo: ¡Hombre, qué vergüenza! Mira, piensa en el pasado de España. (Al oír la palabra España Aníbal se cuadra y se pone firme) Rodrigo: Si subieran esas mujeres a cubierta relajarían la moral de la tripulación. Aníbal: Hombre, y lo bien que nos vendría… Rodrigo: ¡He dicho que no, y no, y no! Subirían esas mujeres a cubierta y comenzarían que las miraditas, que las risitas, que la juerga… que el fandango… que la borrachera… que el toqueteo… que… ¡Qué suban! Francisco: ¡Ahí suben las prisioneras! Aníbal: ¡Oh, qué vellos tienen! (Ante la mirada de los demás Aníbal se explica) Aníbal: ¡Que bellos tienen los ojos! Julio: ¡Oigamos lo que dicen! Aníbal: ¡Ya comienzan a cantar! Todos: Hola marineros, decidnos qué hacéis, Por quién lucháis y por quién navegáis. Todos servimos a nuestro Rey Y a la bandera de nuestro “Páis” Sois tan gentiles y sois tan galantes Que ya quisiéramos que nos amárais Todos: Agradecidos, pero es que antes Sería muy útil que nos “conozcárais” Rodrigo: Este es Francisco, “El Estampado”

Todos: ¡Qué maravilla su cuerpo tatuado, anclas, sirenas, gaviotas, anguilas! Tiene tatuajes en todos lados Tiene tatuajes hasta en las axilas. Francisco: Vean tatuado en mi vientre El continente europeo Y… no les muestro Italia Porque quedaría feo Rodrigo: Este es Aníbal, “El Insatisfecho” Todos: Hay en sus ojos rencor y despecho Miedo provoca su imagen tan ruda Hombre sin duda… de pelo en pecho, Lo que se dice ¡una bestia peluda! Aníbal: Mi furia tiene motivo Al mar ya no lo resisto Ah, porque yo quisiera ser O bailarín o modisto Rodrigo: Y estos son los mellizos Reynoso: Julio y Agosto. Todos: Cómo se explica Que siendo mellizos No se parezcan sus caras, Sus pintas Julio: Yo soy delgado Agosto: Yo soy rollizo Ambos: Somos mellizos de madres distintas Todos: ¡Venid con nosotras mellizos! Ambos: ¡Con mucho gusto, señoras! Todos: ¿Y qué hacemos los demás? Todos: Vosotros también Todos: ¡Es un placer! Todos: No demoréis… Todos: ¡A vuestros pies! Todos: ¡Chulos!

Todos: ¡Guapas! Todos: ¡Majos! Agosto: ¡Capitaaaán! (El final ha sido un poco desordenado, con todos corriendo de un lado a otro del escenario para seguir el diálogo entre marineros y forajidas. Marcos, más listo que el resto, al final se queda en medio del escenario mirando de un lado a otro mientras los demás corren. Cuando Carlos Núñez grita, se detienen y recuperan el aliento) Rodrigo: ¿Qué ocurre? Agosto: ¡Veo un barco pirata a la derecha! Rodrigo: Se dice estribor. Agosto: ¡Veo un estribor a la derecha! ¡Capitán, y veo muchos piratas! Hay uno de ellos muy corpulento que parece el jefe. Tiene pata de palo y lleva un loro en el hombro. Rodrigo: Un barco pirata… ¿Y cuál es su tamaño? Agosto: Más bien pequeñín… es como un cotorrita pequeña… Rodrigo: No, digo que cuál es el tamaño del barco, hombre. Agosto: Ah, el tamaño del barco… yo pensé que usted se refería… al tamaño de… del… psitácido. Unos sesenta metros de largo. Rodrigo: Largo no, eslora. Agosto: Bueno, hombre, yo dije “loro” generalizando… Rodrigo: Mira, fíjate si lleva algún botín. Agosto: ¡Si, uno! ¡En el pie que no es de palo! (Rodrigo se aleja desesperado mientras Agosto sigue mirando por el catalejo. De repente ve a Rodrigo a través del mismo) Agosto: Capitán, no va usted a creerlo… ¡un pingüino! (Al retirarse el catalejo de los ojos comprueba que lo que estaba mirando no era un pingüino sino al propio capitán. Tratando de arreglar el malentendido se acerca a él y le acaricia la cabeza) Agosto: Pero bellísimo… Francisco: ¡Rayos y centellas! Rodrigo: ¿Qué ocurre? Francisco: No, no, me equivoqué. En el agua, ¡rayas y centollas! Y caracoles… Rodrigo: Sí, también puede haber caracoles… Francisco: No, no, caracoles está bien, equivoqué el tono; ¡Caracoles! Rodrigo: ¿Qué ocurre? Francisco: Que una botella viene flotando hacia el bergantín. Todos: ¡Una botella, una botella! Una botella flotando ¡Una botella, una botella! Viene flotando hacia aquí

Francisco: La deben haber puesto para que se enfríe. (Al oír el comentario de Francisco, el capitán preocupado lo aparta de un empujón) Todos: ¡Una botella, una botella! Viene flotando hacia aquí Julio: Debe ser un mensaje de los piratas Todos: ¡Una botella, una botella! Viene flotando hacia aquí Julio: Tiene una calavera y cruzadas dos tibias Francisco: ¿Tibias? Confirmado, la han puesto para que se enfríe. (Rodrigo vuelve a apartar a francisco de un empujón y se agacha para coger la botella y leer el mensaje)

Rodrigo: ¡Diantres! ¡Es del pirata Raúl! Francisco: ¿Y qué dice? Rodrigo: Dice que si no les entregamos a las prisioneras… nos hundirán. (Al oír el mensaje, Francisco comienza a temblar de forma convulsiva)

Francisco: ¡Ay, capitán…! ¡Qué susto tengo, capitán! Rodrigo: No tiembles así… Francisco: Qué miedo tengo. Rodrigo: ¡Un poco de dignidad! Francisco: Estoy aterrorizado. Rodrigo: Mira, piensa en el pasado de España. Francisco: Es que me tiembla toda Europa, desde Noruega hasta Italia. (Agosto, que se ha quedado pensando durante el diálogo, de repente se le ocurre algo)

Agosto: ¡Tengo una idea, capitán! ¿Qué tal si vamos disfrazados de prisioneras? Y una vez a bordo… ¡zas! ¡Les atacamos!

Rodrigo: No, no, no, no. Imagínate lo que nos harían si se dieran cuenta de que no somos mujeres… (Agosto reflexiona y asiente, indicando por gestos que les cortarían la cabeza)

Francisco: Peor lo que nos harían si no se dieran cuenta… (Julio en segundo plano hace gesto de dolor)

Agosto: ¡Ya está, capitán! ¡Ja, ja! Entonces, vayamos disfrazados… de hombres. Rodrigo: Pues nada, no hay nada que hacer. Francisco: ¿Cómo que no hay nada que hacer?

Rodrigo: Habrá que entregar a las prisioneras. Francisco: ¡No! Agosto: ¡No, eso sí que no! Aníbal: ¡Resistamos! ¡Resistamos! Rodrigo: ¡Que no! No sabría cómo ofrecer resistencia, por lo tanto hay que entregarlas. Francisco: Es inútil Aníbal: Sí, pero… es el capitán. Rodrigo: ¡Hala, marchaos! ¡Tomad el esquife! ¡Idos con el pirata Raúl! (Hay un silencio incómodo y melancólico) Rodrigo: Contramaestre, zarpamos. Que extiendan las velas.

Aníbal: ¡No se lo aconsejo, señor! Hay viento… Rodrigo: Y… por eso, que extiendan las velas… Aníbal: ¡Ah, que “extiendan” las velas! Yo había entendido que “enciendan” las velas… Francisco: ¡Ay! Que las majas se han ido y con ellas nuestro amor.

Todos: Siempre nos queda el olvido, el olvido con el licor. Ya que las majas se han ido, y con ellas nuestro amor ¡Sólo nos queda olvidarlas, Sólo nos queda… olvidarlas, Sólo nos queda… olvidarlas! Francisco: ¡Buah, buah, buah!

Rodrigo: ¡Está bien, no llores más! Mira, piensa en el pasado de España… Francisco: ¡No lloro por el pasado de España, lloro por el fututo de Italia! Todos: ¡Olvidarlas con el licor!

Fin del 2º acto 3º acto (Se abre el telón y el narrador va a un lado de donde se realiza la obra) Narrador: Termina Rodrigo dura travesía. Se acerca a la costa su fiel bergantín después de seis meses sin ver tierra. Desciende orgulloso y galante. Ya clava su espada en la tierra soñada, la tierra del oro y de la aventura (Mientras el narrador habla, Don Rodrigo hace las mímicas)

Don Rodrigo: Llegamos a tierra firme, con nativos pronto dimos. Nativos de la costa y coro: ¡Nos descubrieron!, ¡por fin nos descubrieron! Don Rodrigo: Y en acuerdo conocimos sus tolderías. Nativos de la costa y coro: Pasen y vean, que lindas tolderías.

Don Rodrigo: Al conocer sus tesoros despertó en mí un sueño y, al final, cambiamos oro por baratijas...

Narrador: Oro por baratijas. ¡Que abuso! ¡Qué trueque tan desigual! Después del canje Don Rodrigo guardó en un enorme cofre todo lo que había obtenido. ¡Montañas de baratijas!

Don Rodrigo: ¡Tramposos!, ¡aprovechadores!, ¡devolved el oro! Nativos de la costa y coro: ¡Minga!, ¡minga! (Que se entienda que están negando) Don Rodrigo: Rescatemos nuestro oro, mis valientes. Con coraje, con la espada... (Don Rodrigo no puede sacar la espada de la vaina y desanimado dice) con los dientes. ¡Mi honra está en juego y de aquí no me muevo!

Nativos de la costa: (grito de guerra) [Algo así como “uluhluhluhluhluhluh”] Narrador: ¡Firme ante el enemigo! ¡Firme, con valor, firme Don Rodrigo! Y Don Rodrigo...firmó la rendición. Echa a andar Don Rodrigo leguas y más leguas hacia el norte. Le siguen sus tropas en el heroico viaje a través de montes, de valles, de sierras... mas, destino cruel, encuentra nativos que al cantar auguran los dolores que le esperarían.

Nativos “Come -chingones” y coro: Somos come-chingones muy renombrados. Joyas, collares, mantas vendemos en el mercado. Y a los que no nos compran nos los comemos asados.

Don Rodrigo: No conseguiréis asustarme tras tan larga travesía. He venido a conquistarles (y a vender artesanías). ¡Mi honra está en juego y de aquí no me muevo!

Nativos “Come -chingones” y coro: (grito de guerra) [Algo así como “uluhluhluhluhluhluh”] Don Rodrigo: Sí me muevo. Narrador: Y huye Don Rodrigo otra vez al norte. Triste, sin su tropa huye solitario. Descarga del hombro su pesado cofre y haciendo un alto anota en su diario:

Don Rodrigo: Ayer dimos con un grupo de nativos y fuimos atacados... con todo éxito. He debido seguir solo esta marcha pues los nativos prefirieron quedarse a comer con los soldados... digo… a los soldados

Narrador: Y en varias jornadas de marcha muy dura llega a una meseta de increíble altura. Don Rodrigo: Llegué a tierras altiplanas arrastrando con empeño mi cofre de artesanías, pobre fortuna. Allí encontré indios buenos que al ver mi pinta ruinosa me cantaron una hermosa canción de puna... (La P de Puna debe venir acentuada para darle más importancia al juego de palabras)

Nativos del altiplano y coro:

Duérmase, Don Rodrigo duérmase Cierre sus ojitos, no los deje abiertos Que si no se duerme se va a quedar despierto ¡Duérmase, duérmase! ¡Duerma Don Rodrigo! ¡Duérmase, duérmase! Vamos, duérmase. ¡Duérmase, duérmase de una vez!

Narrador: Diez horas duró este arrullo puneño (Igual debe estar acentuado). Rodrigo agotado por tal “cortesía” prosigue su viaje en busca del sueño... El sueño de gloria que alienta sus días: Descubrir poblados, conquistar reinados... y vender si puede las artesanías.

Don Rodrigo: Con mis fuerzas casi extintas a vasto imperio llegué. Puse pie en tierra de incas, o sea, hice inca-pié. (Todos los juegos de palabras deben ir acentuados para que destaquen) Narrador: Y llega Rodrigo en día de fiesta. Ve galas, pendones, banderas, y cintas. Y una muchedumbre que hasta temor daba, que colma el camino real de los incas, que los nativos llamaban Avenida...de los de acá.

Don Rodrigo: Y vi pompa y gala como no jamás vi en nuestras cortes. Sacerdotes, oficiantes, nobles, jefes, consejeros. Más de tres mil guerreros que de poder daban muestras. Esclavos y servidores... y como diez mil extras.

Incas y coro: Soomos los incaas Solista del coro: Somos los incas un pueblo incansable Nuestras riquezas son incalculables Abominamos de incautos e incapaces Pero nuestras canciones son todas incantables

Narrador: La gala imponente del musculoso indio recuerda a Rodrigo su sueño glorioso, el noble (o no) designio que al viaje dio origen. Y encarando al inca anuncia gozoso:

Don Rodrigo: ¡Artesanías, vasijas de barro, ponchos, mates, boleadores, todo a mitad de precio debería usted comprar...!

Narrador: Rodrigo es aprehendido por doce nativos mas lucha, se zafa y proclama altivo: Don Rodrigo: ¡Deteneos, ignorantes, atrasados! Desde hoy quedáis todos conquistados. ¡Mi honra está en juego y de aquí no me muevo!

Incas: (grito de guerra) [Algo así como “uluhluhluhluhluhluh”]

(Pausa incomoda. El narrador mira su cuaderno y luego a Don Rodrigo con incredulidad y prosigue)

Narrador: Quinientas leguas al norte; Rodrigo, un tanto agitado, triste nota que los incas el cofre han inca-utado. El cofre que en la huida fue olvidado, descuidado, digamos que fue en verdad tontamente abandonado...

Don Rodrigo: ¡Hombre Dónde se ha visto tamaña insolencia, tamaña desvergüenza! Narrador: Rodrigo vehemente injuria a los incas pues le han privado de sus propiedades. Don Rodrigo: No hablo de los incas, me refiero a algunos que gozan contando mis intimidades… y encima me insultan.

Narrador: Pues no, yo no he sido. Don Rodrigo: Sí, sí, yo le he oído. Usted dijo tonto... Narrador: ¡Dije tontamente! Don Rodrigo: Bueno, parecido Narrador: Parecido no es lo mismo, caballero. Don Rodrigo: Es que usted está diciendo falsedades. Narrador: Usted exagera. Don Rodrigo: ¡Reclamo mis fueros! Narrador: ¡Me atengo a la historia! Don Rodrigo: ¡Mentiras! Narrador: ¡Verdades! Y yo no discuto con aventureros. Don Rodrigo: Y yo no discuto con aficionades. Narrador: Dirá usted aficionados. Don Rodrigo: La rima es lo que me inspira. Yo he dicho aficionades en lugar de aficionados porque usted dijo verdades.

Narrador: ¡Con que yo dije verdades! ¡Luego usted dijo mentiras! Don Rodrigo: ¡Terco y duro como una pared! Narrador: ¿Y eso con qué rima? Don Rodrigo: ¡Con usted, hombre, con usted! Esclavo: ¡Haya paz! ¡Haya paz! Don Rodrigo, relator, que la calma no se pierda, que si seguís discutiendo os vais a ir a la... ¡Haya paz!

Narrador: Quinientas leguas al norte, prosigo, en un bosque Rodrigo encuentra nativos que bailan y cantan con dulces sonidos.

Nativos Colombianos: Conozca nuestra cumbia que es el baile nacional Visite usted Colombia y su ciudad capital: Bogotá.

Don Rodrigo: Colombia, Colombia, Colón... ¿Es que ya ha pasado por aquí Don Cristóbal? Pues nada, de aquí en adelante este país se llamará... ¡Rodrigombia! Decidme nativos, ¿dónde están los tesoros?, ¿dónde están las minas de plata y de oro?

Nativos Colombianos: ¡No tenemos! Don Rodrigo: ¿Tenéis por aquí piedrecillas brillantes, zafiros, rubíes, topacios, diamantes? Nativos Colombianos: ¡No, no, no! Don Rodrigo: ¿Estaño, antimonio, cobre o manganeso? Nativos Colombianos: ¡Nada de eso! Don Rodrigo: ¿Carbón, piedra pómez? Nativos Colombianos: ¡Nones! Don Rodrigo: ¿Botellas vacías? Nativos Colombianos: ¡No! Don Rodrigo: ¿Ropa usada? Nativos Colombianos: ¡No! Don Rodrigo: ¿Pero es que no tenéis nada? Nativos Colombianos: ¡Tenemo’ un buen café, aromático y sabroso, café de Rodrigombia!

Narrador: Al ver Don Rodrigo que nada consigue, con rumbo noreste su viaje prosigue. Don Rodrigo: Al llegar cerca del mar rogué que no se extinguieran mis fuerzas que entonces eran por demás flacas. Me inspiré tomando el nombre de los indios del lugar y en aquel hermoso lugar fundé ¡Caracas! Don Rodrigo: Fundé Caracas y acerté a fundarla en tan hermoso valle...

Narrador: Fundó Caracas, dice. Don Rodrigo: En tan hermoso valle... Narrador: Acerté a fundarla... Acertó a fundarla. Y tanto acertó que la fundó en pleno centro de Caracas, que ya estaba fundada y él no la vio...

Don Rodrigo: Y bueno, hombre, con el apuro... Narrador: Los guardias, perplejos y algunos paseantes intentan prenderlo y en cárcel ponerlo. Rodrigo protesta fiero, desafiante...

Don Rodrigo: (Se corta la mano intentando sacar la espada de su vaina) Ahhhhhhhh! ¡Mi honra está en juego y de aquí no me muevo!

(Voz de un Juez): Por ante este tribunal se condena a Don Rodrigo Díaz de Carreras a la pena de destierro en la isla de Puerto Rico por los delitos de: portación de armas y fundación ilícita. Archívese... lo... bien... a él.

Don Rodrigo: Estando en el barco, al llegar a donde cumpliré mi pena; oigo un cantar de esclavos que a negro destino suena:

Esclavo: Chabaia nenge nimón Solangangaina eimo Sabania nengue nengueión Sanga iobai oengo Chabaia nengue nimón Solangangaina eimo Sabania nengue nengueión Sanga iobai oengo Samanga lenguelengón Sabango engo Samanga lenguenguelón Samanga lenguelón Samanga len, golem Maia senguelá Achicoria Aie Sabai metengá Sabai guana, guana Guana qué tal?

Aiamete, aie ie Achicoria! Aiamete queme baiana me Obá, obaiasa Temé tevá, obaiasa Temé tepó, obaiasa Achicoria Aiá yo Acá tú Aiá tú, acá yo Aiá yo y tú Acá achicoria ¡Sapa talaca salapalacatá! ¡Sapa talaca salapalacató! ¡Achicoria! ¡Ay ay ay ay ay ay! ¡Uay ay ay ay ay! Acatócoyo, acatócoyo, acatócoyo Acatocábayo...

Don Rodrigo: Mas ni bien llegué a tierra firme fui de pronto conmovido por los ojos renegritos de una morena. Y revivieron mis sueños de viejo conquistador, sed de guerra... del amor que el alma llena... Ya vendrá otra gente a conquistar las Indias, yo me quedo aquí a conquistar... ¡Mi negra!

Don Rodrigo: No hay en la vida nada como mi negra Nada, nadita, nada... como mi negra No hay en la vida nada como mi negra Nada, nadita, nada... como mi negra ¡Sabor chico, sabor!

Esclavo: ¡Sabor chico, sabor chico!

Don Rodrigo:¡Lleva, lleva caballero! Esclavo: ¡Lleva, lleva caballo... Caballero! Don Rodrigo: ¡Yo siempre voy! Esclavo: ¡A cantar, a cantar! Don Rodrigo: ¡Sí moreno! Esclavo: ¡A bailar, a bailar! Don Rodrigo: ¡Si papacito! Esclavo: ¡A gozar, a gozar! Don Rodrigo: ¡Azuquita! Esclavo: ¡Achicoria! Don Rodrigo: Hoy la brisa está tan suave Coro: Como mi negra Don Rodrigo: Que los juncos se bambolean Coro: Como mi negra Don Rodrigo: Y la música es tan bonita Coro: Como mi negra Don Rodrigo: Es tocada por todo el mundo Coro: Como mi ne... ¡No hay en la vida nada como mi negra! Nada, nadita, nada como mi negra

Todos: Se acaba, se acaba, se acaba, se acaba, Se acaba, se acaba, se acaba, se acaba, Se acaba, se acaba, se acaba, se acaba, Se acaba, ¡Se acabó!

Fin

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