Terapia familiar sistémica. Modalidad de terapia centrada en la familia como objeto de intervención. El objetivo es fortalecer y dotar de recursos a la familia para que puedan actuar de manera colaborativa gracias a ello dirimir disputas y conflictos que puedan tener entre ellos o bien problemas propios de un único individuo. Principales representante: Escuela de Milán: Mara Selvini Palazzoli, Matteo Selvini, Luiggi Boscolo Escuela de Palo Alto (MRI): Paul Watzlawick, Don D. Jackson, Gregory Bateson , Janet Beavin Bavelas Escuela estructural: Salvador Minuchin Escuela estratégica: Jay Haley Terapia centrada en soluciones: Steve de Shazer, Insoo Kim Berg, Harry Korman, Ben Furman Fundamentos epistemológicos: El enfoque sistémico surge en el encuentro interdisciplinar en torno a la Teoría General de Sistemas y la Cibernética y su aplicación al campo de las relaciones humanas. Los autores subrayan el trabajo pionero que se desarrolló en el Mental Research Institute en California, donde tuvieron su origen la teoría del doble vínculo y los axiomas de la comunicación, con gran influencia posterior en la práctica de la terapia sistémica. Se expone también la evolución de la cibernética y sus implicaciones clínicas y, por último, se presentan los desarrollos del enfoque sistémico basados en el constructivismo y construccionismo social. entre los precursores del paradigma sistémico se encuentran los modelos psicoanalíticos más centrados en lo social y relacional. Aunque desde el inicio del psicoanálisis Freud desarrolló una teoría del funcionamiento psíquico basada en las relaciones familiares (el triángulo padre, madre e hijo/a que constituye el complejo de Edipo), la intervención no se centró en la realidad relacional, sino en la dinámica intrapsíquica y no se trabajaba con la familia del paciente en tratamiento. Según los autores, "fueron desarrollos posteriores, en figuras como Fromm, Sullivan y Bowen, entre otros”, los que plantearon que la naturaleza humana era también “el resultado de un proceso social y no sólo intrapsíquico". Destacados psiquiatras con orientación psicoanalítica, como Ackerman, al trabajar con patologías graves, “experimentaban las insuficiencias del modelo psicodinámico individual y se sintieron atraídos por un modelo que ampliaba sus posibilidades de intervención al incorporar a la familia en la evaluación y el tratamiento”. El primero de los pilares teóricos del paradigma sistémico, la Teoría General de Sistemas, aporta una descripción de los sistemas y sus propiedades: un sistema es un conjunto de elementos vinculados entre sí que constituyen una totalidad, de forma que el todo es más que la suma de las partes (por lo que, para conocer el sistema familiar, no basta con analizar
por separado a cada uno de sus miembros). Y a su vez, para conocer las características y funcionamiento de cada componente, necesitamos situarlo en su contexto, comprender qué lugar y función cumple en ese sistema. Otro de los pilares teóricos del paradigma sistémico lo desarrolló el equipo de Watzlawick (Watzlawick et al, 1971) en el Mental Research Institute de Palo Alto, al formular los cinco axiomas de la comunicación, que describen los efectos pragmáticos (relacionales) de la comunicación humana y que son de máxima importancia en la terapia familiar sistémica. El primer axioma establece que toda conducta (incluso permanecer callado) implica una comunicación y, por tanto, no es posible no comunicar. El segundo axioma distingue los niveles de contenido y relación en toda comunicación, refiriéndose el primero a la información que se transmite y el segundo a la relación que se establece entre los comunicantes, constituyendo éste uno de los focos centrales de la terapia sistémica. El tercer axioma señala que la puntuación de la secuencia de hechos (dónde o en quién se sitúa el inicio de la comunicación o la interacción) es siempre arbitraria y depende del punto de vista del observador. El cuarto axioma distingue los niveles digital y analógico de la comunicación, expresados a través de la comunicación verbal y no verbal, respectivamente. El quinto y último axioma plantea que todas las relaciones están basadas en la igualdad o la diferencia dos corrientes teóricas enmarcadas en la segunda cibernética: el constructivismo (Maturana y Varela, 1990) y el construccionismo social (Gergen, 1996; McNamee y Gergen, 1996). El primero mantiene que los seres humanos damos sentido a la realidad a través de nuestros propios mapas o modelos mentales y que la respuesta a los estímulos externos no viene determinada por éstos, sino por nuestra propia estructura. El construccionismo social subraya que estos mapas de la realidad no se crean en cada individuo aisladamente, sino que son significados compartidos que se construyen socialmente, en el contexto de la interacción social.
Técnicas de evaluación e intervención: Los métodos observacionales enumeran, describen y clasifican las conductas e interacciones y permiten evaluar los patrones de interacción familiar, que son una de las áreas fundamentales de intervención en terapia familiar sistémica la Escala de Interacción de Beavers (Beavers y Hampson, 1995), en la que se pide a la familia que hablen durante diez minutos sobre “qué les gustaría que cambiase de su familia”. el Sistema de Evaluación Familiar (López y Escudero, 2003), que evalúa “la estructura, el funcionamiento y los estilos de interacción familiar, que permiten obtener información sobre las estrategias de afrontamiento y cómo los patrones de interacción pueden relacionarse con la salud de la familia y sus miembros”.
los cuestionarios y escalas, que permiten calcular cuánto tiene un sujeto de la variable en estudio
Efectividad terapéutica: la terapia familiar puede ser efectiva tanto como tratamiento único como en co-terapia en casos graves como en trastornos psicóticos, trastornos de la alimentación, trastornos de personalidad, trastorno de abuso de substancias, etc.