Pensar en el límite Lectura de la obra El retorno griego de lo divino en la postmodernidad, una primera exposición de la experiencia a través de la selección de fragmentos articulados con posibilidades de articulación de sentidos y una serie de comentarios afinados en un tono inventivo contingente. Pensar la época, lo posible y lo otro El contexto epocal: - Ser asimilado a lo presente por el objetivismo de la Identidad culminante en, - La fase tecnocrática de la metafísica como organización total. - La telemática del espacio-tiempo convergente en las sociedades de los media. - Reconocimiento ontológico de que también la ausencia es. - Explosión de la apertura al ámbito de lo posible y de lo otro. Lo posible y lo otro: - En todas direcciones. - Enlaces con pasados posibles del futuro anterior. - Actualización virtual de otras tradiciones hermenéuticas no recibidas. - Exploración de lo no dicho y lo no pensado por ellas (las tradiciones). - La emergencia de los otros: los sojuzgados, absorbidos y eliminados por el eurocentrismo occidental moderno en su alcance planetario. Los otros: los otros pueblos y culturas y los marginados (homosexuales, mujeres, niños, indios, negros, pobres, enfermos, vencidos, locos, drogadictos, etc.) Ontología hermenéutica (pues) una ontología de las Diferencias. Comentario: Vivimos en una época en la que da que pensar por qué no pensamos. La respuesta es fácil: no pensamos porque ya no hay nada que pensar. Todo está hecho. El espacio amoblado, el tiempo previsto, la vida planificada, condimentados con mi capricho elector, mi libertad asegurada, y garantizados con mi conciencia moral. ¿Para qué pensar? Disculpe, ¿y el dolor y la muerte? No se preocupe, aquí tiene analgésicos de última generación y en lo segundo mejor no piense, disfrute de la vida. ¿Y la pobreza? Bueno, creo que hemos llegado al límite de nuestra conversación. La pobreza de la condición marginal de las sociedades no planificadas, es el límite que cuida a nosotros los latinoamericanos, de olvidar tan fácilmente el olvido nihilista europeo y norteamericano. Aunque atrapados por la red del deseo, emigramos al paraíso de Jauja, huyendo del desierto que crece, es difícil olvidar del todo, la experiencia del rostro de la miseria y la dignidad, del desamparo y la solidaridad. Nota: «la metafísica consumada, el fundamento del modo de pensar planetario, proporciona el armazón de un ordenamiento de la tierra...que no necesita de la filosofía, porque ésta subyace ya a él. Pero con el fin de la Filosofía aún no ha terminado el pensar, 1
sino que está pasando a un nuevo comienzo» (Heidegger, "La superación de la metafísica", en Ensayos y Conferencias, p. 14). Elogio de la impureza «Re-distribuir los Absolutos y Todos cerrados, disolviendo la violencia de su trascendencia, simplemente, poniéndolos en relación con, en circulación, en alteración, en contaminación». Comentario: Efectivamente necesitamos un mecanismo básico de desarme. La circulación contaminante revela que el Absoluto es relativo y que algo es todo sólo cuando se cierra sobre sí. La contaminación suena mal, pero ella es el nombre de la condición relacional del ente desde la perspectiva de la ontología de la pureza. El término contaminación, entonces, en su uso irónico. No obstante en su uso «objetivo», físico-químico, como en la expresión «la contaminación de los ríos», también revela la condición relativa del Todo que más nos interesa por inevitable implicación: la acción condestructiva de la comunidad humana. La vida especie-cultura humana, sin límites, se muestra (aletheia) limitada. La contaminación de la naturaleza es un mensaje que nos pide-exige reflexionar, pensarlimitar, nuestra ilimitada acción productiva. Una ontología del mestizaje «Dis-loca, de-construye, re-combina los lugares del Fundamento-Origen (Sujeto, Progreso, Ciencia, etc.) y produce efectos de sentido inusitados». Comentario: En el lugar terreno de las tormentas eléctricas, el alimento del Señor es mestizo, la espiga invasora y el recio grano de oro, convertidos en polvo, se conjuntan en sencillos y crujientes aromas de arcilla y banano, en un rito familiar y misterioso. ¿Es posible la posibilidad? ¿Es posible para Occidente (auto)crítico, de Dios y la Historia, alguna forma de historicidad y legitimidad que no renuncie sin más a la racionalidad política (de la discusión, de lo público)? ¿Cabe para la condición hallar algún ámbito no trascendente donde encontrar criterios orientativos, sin servir a la fuerza o al mercado? ¿Cabría esperar que la cibernética y las nuevas tecnologías permitirían modos de producción menos pesados, que alivianen la carga del trabajo y faciliten la redistribución de las riquezas? Comentario: ¿Es posible la Razón no violenta?, ¿Es posible un criterio orientador no trascendente ni relativista?, ¿Es posible una tecnología kenótica? 2
Una Razón con mayúscula no puede no ser violenta. Ella debe definir qué es el bien y qué el mal. En su movimiento perfecto, aplica, sin dudas. Pero, ¿quién es ella? A la pregunta, precede la condición de posibilidad de la posibilidad y la Razón se retrae a la pregunta. Ella no es digna de responder, es irresponsable. La mejor defensa (bélica) de la Razón es la descripción de su Apocalipsis. El relativismo es la vacuna de la Razón. La Tecnología, la realidad virtual, la digitalización, la vida artificial, los autómatas celulares, la nanotecnología: la encarnación de la Razón. ¿Advendrá su edad del espíritu? Más acá de Hegel Ante el flamante Nuevo Orden Mundial: una depuración urgente de la hermenéutica, que ponga en cuestión a la filosofía de la historia (Hegel), inquiriendo por su estatuto y genealogía. La hermenéutica se convierte en una filosofía de la historia del final de la filosofía de la historia. Una visión de la historia de nuestra cultura como proceso de disolución de las estructuras fuertes (en la cual la misma hermenéutica se halla inmersa, situada). Esta visión, ¿qué ofrece a la política democrática y de liberación? La idea de que la única racionalidad de la que disponemos, al margen del fundamentalismo metafísico, es una racionalidad «histórica, narrativa, interpretativa». Comentario: «Una filosofía de la historia del final de la filosofía de la historia». Obsérvese la expresión. En ella podemos distinguir tres frases significantes: 1. Una filosofía de la historia, 2, del final de, 3. la filosofía de la historia. Las frases 1 y 3, casi son idénticas, pero no lo son. A la primera antecede el artículo «una» y a la segunda el «la». Esta diferencia es crucial para interpretar el sentido de la expresión. «Una» denota a una cosa que es lo que es entre otras que (también) son, «la» denota a una cosa que es lo que es únicamente ella sola. Nos enseñaron que la una es particular y la otra es universal. La una relativa y la otra absoluta. La una parcial e imperfecta y la otra total y perfecta. Y que la una es parte de la otra. Ejemplo: esta (una) vaca, participa de la (esencia) vaca. Es decir, «la» tiene una carga onto-lógica mayor que «una», «una» se subsume a «la», pues es una parte de «la», «una» es la parte y «la» es el todo. Políticamente: es lógico que el todo mande y la parte obedezca. Bueno, la sola construcción sintáctica de la expresión que meditamos guarda un mensaje lógico des-tructivo: «La» es una parte de «una». La filosofía de la historia (que) llega a su final en una filosofía de la historia. La historia de la salvación y del progreso es una historia, entre otras, historias. Pero lo que engarza y vuelca todo, es la frase «del final de», con su efecto reconector, recursivo paradójico. Este efecto impide que la «una», ante la caída del sitial de «la», se transforme cínicamente y vengativamente en ella. Una filosofía de la historia del final (de lo que se autopostulaba sin final), la posibilidad de una razón prudente.
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Tiempo, instante, sincronía Lo sincrónico: simultaneidad de los contrarios enlazados y su alternancia, pero diferente del presente (donde sólo aparece a la vez uno de ellos y la ausencia determinada del otro) entre sí. Sólo lo mismo (que no se da en el plano lingüístico-sensible) es capaz de explicar la mutua alteración y cambio recíproco de los contrarios. Lo mismo hace aparecer (mientras registra el enlace) el ámbito trascendental de lo inteligible como lugar re-plegado del lenguaje que se muestra en lo escondido en el despliegue lingüístico-fenoménico o empírico-sensible. La esencia pensada y la esencia-entidad-causal viva son lo mismo pero de diferente modo (potencial/actual respectivamente). Comentario: Lo mismo de la palabra es su otro. Lo que ella no es, es la esencia de su ser. Palabra y cosa, aparecen en el tiempo sincrónico. El tiempo sincrónico, reúne, en «un» instante lo diferente y los hace uno, inteligibles: la palabra se entiende por la cosa, la cosa se entiende por la palabra. Palabra y cosa son lo mismo: ser. Pero no es lo mismo ser palabra y ser cosa. El ser modula diferente en la palabra, en la cosa y en la ausencia de ambas. Pero esa modulación que vuelve siempre es la misma. «El ser es irreductible y originariamente plural» Aristóteles ¿Es la estructura abierta del pluralismo ontológico (de Aristóteles) la de una conversación intensiva de carácter transfinito? De Aristóteles: la eternidad inmanente pertenece al orden de la plenitud intensivoexpresiva, aquí en la tierra, mientras que el movimiento pertenece al orden de la extensión y la carencia imperfecta, siempre fragmentaria. Comentario: Volver a leer, meditar, la metafísica de Aristóteles. Conversarla, pensar. La metafísica del reloj La temporalidad del pensar es re-flexiva y selectiva: se da la vuelta hacia los repertorios del pasado para enlazar el presente no repetitivo con los posibles del futuro anterior. El futuro del pasado como fuente del presente: ontología de la pluritemporalidad. Con esta ontología se opera el salto de la Metafísica de la Historia (dialéctica de la Libertad), al habitar sereno y cuidadoso de la tierra-cielo del ser-pensar. Habitar poiésico que restituye los enlaces y diferencias del tejido ontológico roto por los absolutos. El ser es la alegría del devenir, que abomina de cualquier consuelo escatológico.
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Comentario: El reloj es el mecanismo metafísico por excelencia. El eterno retorno banalizado marcando el paso lineal de un ejército implacable, destinado a dar la vuelta al mundo para encontrar al fin la devastadora huella de su futuro. Desmilitarizarnos, cambiar el reloj por un piano. Tesis «El eterno retorno nietzscheano de la Diferencia es la ontología (no nihilista) de la hermenéutica, su teología se cifra en la tesis heideggeriana de que lo sagrado y lo divino es el ser como correlato y expropiación del pensar. En la matriz de la tradición griega, lo divino, lo eterno, el ser, es el límite constituyente correlativo del pensar-acción virtuosos. Lo divino es la esencia del lenguaje y la historia concreta, presencia-ausencia inteligible plural y luz-velo posibilitante como praxis». Nota: ¿el mal ontológico no es el hombre sordo y ciego a las leyes de la tierra, el cielo y el lenguaje? Comentario: El fin de La Historia, ¿el retorno de lo divino? Atentos a (con) lo finito, la pequeña tierra, su corona celeste, habitarla poéticamente. El retorno de lo divino Desde la metafísica no hay salida al cumplimiento infinito del nihilismo, pero sí la hay como salto hacia adentro de lo posible: lo no-dicho y no-pensado del futuro anterior, dados por los giros ontológicos, lingüísticos y topológicos, que re-conectando las dimensiones mismas de la racionalidad, confinadas en campos cerrados por la modernidad, devuelve al lenguaje autoconsciente al juego de sus múltiples constelaciones y perspectivas, posibilitando el re-torno de lo divino en sus diversas declinaciones: lo sagrado, lo santo, lo divino inmanente en plural y hasta la divinidad trascendente de lo Otro como el otro lado del límite abierto al Misterio. Comentario: reconectar lo desconectado por la racionalidad analítica que convirtió la división epistemológica en ontológica, el orden categorial en biblia de supermercado. Una nueva alianza a través del juego, el acto gratuito reconectante de lo disperso en el instante apropiado y apropiador que despeja vida-pensar a lo libre del acaecer.. Por último, lo primero y que siempre retorna: el Amor Dios y lo divino necesitan del Amor, porque sin éste les es retirado el lugar-lenguaje donde morar; su ausencia es el infierno de los hombres, también para los hombres.
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Hay un núcleo que no se puede ya desmitificar (reducir), porque constituye el sentido del mensaje (el reconocimiento expresado (a Dios) de dependencia ontológica o el límite de la interpretación que ya no puede ser interpretado = el Amor). Hacia un ecumenismo cosmopolita católico-hermenéutico: su logos, el Amor como Espíritu de la Ley: la caridad, las obras, el perdón, la misericordia y la disolución del espíritu de venganza. Un cristianismo católico como espiritualidad ecuménica, sin dogma, sin disciplina, literalidad ni autoridad objetivadas, abierto a todos los individuos y las comunidades concretas mítico-religiosas de la tierra, con la sola exigencia y límite-lazo incondicionado del Amor. El Amor: - Principio incondicional que ha de acompañar a toda interpretación-acción. - Activa afirmación y promoción de la vida de cada diferencia. - Criterio de toda interpretación. - Criterio cuya trascendentalidad se ha hecho sensible en la encarnación de Jesús. - El mito de Jesucristo que realiza la esencia y validación de todo mito como presencia de lo suprasensible en lo sensible. Comentario: el último comentario de esta serie contingente y agradecida de expresiones intensivas coincide con la última frase de la obra comentada:«¿Cuáles son las vías de acceso al Amor y por el Amor abiertas?»
Fuente: Oñate, Teresa. El retorno griego de los divino en la postmodernidad. Madrid: Alderaban, 2000.
Jorge Manuel Benítez
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