Las 5 claves del músico de hoy Sin afirmaciones taxativas. Sin verdades universales. Sin leyes escritas ni manuales de estilo, sin una tesis impuesta. El mundo de la música no contiene nada de esto, si no que se desarrolla de forma anacrónica, evoluciona paralelamente a todo lo que le rodea. El músico que se mete en su burbuja y se ancla en la forma y en el tiempo, acaba por desaparecer del mapa. Aquel que se adelanta a su tiempo, y que se adapta a las necesidades temporales y a las innovaciones de todos los ámbitos, tiene una puerta abierta al éxito. ¿Podríamos definir al músico de hoy? Quizá podemos dar unas pinceladas a cuales son las claves. Estas son, según mi opinión, las 5 características de cómo debe ser el músico de hoy.
1.- Sólido Por encima de todo, no debemos obviar la existencia de una solidez artística y musical. Encima de un escenario, el músico de hoy no debe olvidar que el arte que produce debe ser de la mejor calidad. Engañar al público, como hablábamos en “Mentiras y verdades de la música clásica”, puede ser perjudicial a medio y largo plazo. Son pocos los que consiguen sobrevivir más de una década vendiendo fuegos artificiales al respetable. Además de la solidez artística, no debemos olvidar la solidez mental. Esa fortaleza que le permite al músico de hoy aislarse de cualquier corriente con fuerza y desarrollar su personalidad sin complejos. Hoy en día, con la globalización y el uso de medios tecnológicos, cualquiera tiene acceso a la opinión. El músico de hoy debe leer y escuchar lo que el resto del mundo puede opinar de él, pero será su solidez mental la que le permita seguir su senda y no desviarse para intentar agradar a unos y otros.
2.- Completo La solidez es algo que se presuponía también a los músicos de ayer. Pero con la llegada del S. XX, aparece la especialización musical y cada vez son menos los músicos todoterrenos que igual componen, cantan y tocan. Y además saben de literatura y debaten sobre Schopenhauer, mientras reparan un escape estropeado del mecanismo de su piano. Parece cosa del pasado, pero hoy en día, parece que la línea del músico de hoy va totalmente enfocada a la multidisciplinariedad. Hoy en día ya se gana más el pan el que, además de tocar una Sonata de Beethoven, sabe quién fue Beethoven y cuándo y por qué compuso esa sonata. Y entiende así sus procesos compositivos y sabe explicarlos. Y compararlos con otras obras del compositor, o de otros compositores. Y conocer quiénes están detrás de
sus mejores interpretaciones. Y podrían incluso componer una pieza en el mismo estilo. Y comparar ese estilo con el arte pictórico, y hablarte de sus influencias en la música. Y entender de acústica, filosofía, literatura…. El músico de hoy ya no se desarrolla exclusivamente en su cabina de estudio.
El músico de hoy tiene que ser multidisciplinar
3.- Visible La gente debe conocer al músico de hoy. Tiene que verlo hasta en la sopa: página de Facebook, twitter, webs, medios, blogs… La visibilidad es algo que se premia hoy en día, y con ella, la imagen. Es interesante comprobar que “ya no hay feos en la industria musical”.
4.- Creativo Llegó el día, en el S. XIX, en el que los compositores dejaron de dar libertad al intérprete y escribieron hasta las tildes. Pero llegó el día, en el S. XXI, en el que cada vez se valora más que el intérprete introduzca su firma personal: estilo, sonido y, como novedad, sus propias cadencias o adornos en la obra. Y en la otra vertiente, pensemos en músicos que nos gustan o que son famosos… Y ahora pensemos en su imagen… ¿No está muy trabajada? El músico de hoy también debe ser creativo con su imagen.
5.- Comunicador Los conciertos están cambiando, y el músico de hoy, con ellos. Saber comunicar es, en muchas ocasiones, romper la barrera con el público desde el primer minuto. Comunicar musicalmente y verbalmente, o de forma escrita. Un comunicador que persuade al público, que absorbe su atención con dos palabras, un gesto y dos notas. Una comunicación inteligente que relaciona lo gesticular, lo expresivo y lo dicho, siempre con un mensaje definido que será siempre la firma del músico. Seguramente a ti se te ocurran muchas más claves. ¿Qué crees que es importante para el músico de hoy?
Mentiras y verdades de la música clásica by Mario Mora18 AGOSTO, 2015 Avanzaba el mes de Julio y me encontraba yo inmerso en música. En las
verdades de la música. En esa honestidad de la búsqueda del arte en la música que tan difícil es de encontrar, y que tan barato se paga luego. Y en esa zambullida musical, en uno de esos días de buceo en notas, partituras y compositores acabé, borracho de pentagramas y casi por inercia, en la primera fila de un fantástico auditorio que, repleto, esperaba la actuación de los protagonistas – todos ellos profesionales, con grandes apellidos e interminables biografías. Así de agrandados salieron, con zapatos de orgullo, impetuosos y con la frente en alza. Sonrieron, saludaron y se sentaron. Se creó el silencio. El pianista precisó un gesto, aquello empezó y yo… no me lo podía creer. Estábamos ante las “mentiras de la música”. Las piezas (todas ellas elegidas para el “aplauso fácil”) se sucedían, las gesticulaciones exageradas dominaban la escena, y la teatralidad se impuso ante una interpretación vacía, sin ninguna preparación y sin ningún contenido musical. Todo ese espectáculo hiperbólico tuvo su recompensa; los aplausos llenaron el voluptuoso espacio y los bravos sonaron roncos e interminables en las voces emocionadas del público. Yo miraba a mi amigo “el Húngaro”, sentado a mi izquierda, y él miraba al suelo. Los dos debíamos estar pensando lo mismo. “¿Qué hemos hecho con la música?”, pensaba yo, al tiempo que cogía mi móvil y publicaba un tweet que todavía se puede leer: Cómo me estoy quemando este verano con las MENTIRAS de la música clásica. Como coja un micro de @clasicafmradio reviento. Primer aviso Ver los otros Tweets de Mario Mora
No me podía creer que aquellos profesionales que profesan las verdades de la música, estuviesen celebrando cómo habían engañado al público con las mentiras de la música. Al acabar, el Húngaro y yo nos fuimos a olvidar aquello. Llevábamos todo el día (¡y toda una vida!) luchando por conseguir lo contrario de lo que acabábamos de presenciar. Poco a poco comenzamos a quitar importancia al asunto y conversamos largo y tendido sobre las mentiras y las verdades de la música.
¿Y tú, cómo te posicionas? ¿Crees que el show debe existir en la música clásica, o consideras que se nos ha ido de las manos? Seguramente, todo en su justa medida puede ser positivo, siempre y cuando la música sea en todo momento arte, le pongamos una sotana o un disfraz de payaso. Esté rodeada de colores y estampados o plasmada en un escenario oscuro. Todos debemos disfrutar que la música es oro en sí misma, y cuando ese oro esté bien cuidado, el resto nunca obstaculizará el resultado final.
La música que entra por los ojos by Miguel Rodríguez11 AGOSTO, 2015 Contents
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En la sociedad actual la imagen es lo más importante. Y el mundo de la música no es una excepción. Pese a la situación actual del mercado discográfico, a mí personalmente me gusta tener los CDs en mis manos, quitar ese celofán que a veces se queda pegado en el pulgar – cosas de la estática – y leer las notas que hay en el librito que suele acompañar al disco. No es que sea un comprador compulsivo, pero es algo que me gusta hacer de cuando en cuando, y de ahí viene en parte mi reflexión de hoy: ya no hay feos en la industria musical.
Ya no hay feos en la #IndustriaMusicalCLIC PARA TUITEAR En serio, pensad en cualquier artista musical que haya empezado su carrera en los últimos diez años. Poned su nombre en internet y mirad imágenes suyas. No hay uno feo. Si pensamos en directores de orquesta tenemos a David Afkham, Krzysztof Urbanski o Lorenzo Viotti. Solistas hay mil ejemplos como Alice Sarah Ott, Milos Karadaglic, Gautier Capuçon o nuestras Leticia Moreno o Judith Jauregi. Si esto ocurre con la música clásica, imaginarás el poder de la imagen en la llamada “música de masas”, con figuras tipo Pablo Alborán o Edurne. Todos fantásticos artistas pero que además quedan bien en la portada del disco o sonriendo junto a la entrevista de cualquier magacín. La imagen ahora lo es todo. Incluso si miramos los “grandes” con carreras consagradas como Cecilia Bartoli veremos una clara evolución en la portada de sus discos y en las imágenes a lo largo de su trayectoria. Simplemente hay que comparar las de principios de los noventa con las actuales. No hay color. Bien es verdad que hoy en día los medios son mejores, que la calidad de la fotografía ha aumentado de forma increíble y que las modas cambian, por lo que lo que nos parecía fantástico hace quince años ahora es un espanto – mirad cualquier álbum de fotos vuestro y seguro que en alguna foto os echaréis las manos a la cabeza. Lo que no creo que sea discutible es que es muy poco probable volver a ver una fotografía del artista de turno con la cara tensa por el esfuerzo y el pelo sudado resbalando por la frente. Y si no mirad al maestro Abaddo en sus grabaciones para Decca.
No hay que engañarse, el artista también entra por el ojo – que se lo digan a la Netrebko – pero hay un riesgo muy grande que se puede correr al potenciar tanto la imagen, y es que al final es posible que la foto supere a la música, y acabemos llevando a nuestras orquestas el modelo actual de la música Pop – de la cual tenemos mucho que aprender pero no eso precisamente. Hay que tener cuidado con no anteponer la belleza personal al arte, porque no hay que olvidar que en la música clásica ha de prevalecer la interpretación por encima de todo. Por muy bien que quede en la foto el artista de turno. 3 COMMENTS
Tocar en orquestas profesionales. ¿Misión imposible? by Miguel Rodríguez9 SEPTIEMBRE, 2015 El acceso a una plaza dentro de una orquesta profesional siempre ha sido una tarea complicada… y los números no engañan. No hace mucho hablaba con un compañero sobre el tema de las orquestas. El tipo en cuestión es un profesional muy competente, estudioso y con un currículum impecable. En definitiva un grandísimo instrumentista que desarrolla su carrera tocando regularmente con distintas orquestas, tanto españolas como del resto de Europa, todas de grandísimo nivel, pero sin conseguir la tan ansiada estabilidad económica. “Me doy dos años” me decía “si no, busco otra cosa”. Triste, pero cierto. Y ahora viene la dosis de realidad, la matemática básica aplicada a nuestro sector para unos o el vamos a contar mentiras tralará para otros: El número de músicos por plaza ofertada. Para ello usaremos datos de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (AEOS) y cálculos aproximados de nuestras enseñanzas superiores. Partiremos de los siguientes supuestos:
Hay 25 orquestas profesionales estables en nuestro país, a las que les supondremos una plantilla media de 80 profesores por orquesta.
Hay aproximadamente 23 conservatorios superiores en nuestro país sin contar universidades de nueva creación como los nuevos grados superiores de la Universidad Alfonso X El Sabio, el Centro Katarina Gurska o Progreso Musical.
Hay 15 especialidades (excluyendo instrumentos afines) dentro de una orquesta profesional.
Establezcamos una media de 4 alumnos por especialidad que acaben al año en cada conservatorio. Así contrarrestamos los muchos violines y violas por los pocos tubas o fagotes.
Establezcamos una tasa de reposición de profesores de orquesta del 5% por año.
Con estos datos nos sale un total de 2000 profesores de orquesta en plantilla. Sin embargo la salida de alumnos de esas 15 especialidades según los datos anteriores – a ojo, vuelvo a insistir – es de 1380 alumnos por año. Por muy sui géneris que sea todo el planteamiento, la realidad está ahí. Pero vayamos más allá. Hemos hablado de una reposición del 5%, lo que implica que en 20 años cambie toda la plantilla de todas las orquestas. Para ese entonces habrán salido de los conservatorios 27600 alumnos totales.
Tocar
en
orquestas
profesionales.
¿Misión
imposible?CLIC PARA TUITEAR Evidentemente todo esto es una aproximación que no tiene en cuenta muchos factores como los alumnos egresados que encontrarán su camino en el extranjero, los que serán profesores o aquellos que terminarán dedicándose a otras carreras totalmente diferentes… pero si nos ponemos a aproximar, tampoco es cierto que en 20 años cada orquesta se renueve. Es más, la AEOS se ha hecho eco de 13 plazas totales este año más una bolsa de trabajo (cuando según nuestro planteamiento del 5% tendrían que haber salido unas 100 vacantes).
Con este artículo no pretendo desanimar a nadie, simplemente abrir los ojos del que no los tenga abiertos para que no se llame a engaños. Tocar muy bien ya no es sinónimo de una plaza: hace falta una correcta gestión de la carrera artística, marcarse metas a corto, medio y largo plazo, y trazar un plan de acción consecuente con ellas. Y en cualquier caso, otra fantástica realidad es que el mundo no se acaba con las orquestas. Existen muchas formas de vivir dentro del sector sin ser instrumentista a tiempo completo, tan válidas como sentarse a ensayar todos los días y salir a tocar un concierto a la semana. Simplemente haceros la siguiente pregunta: ¿Os gusta la música en general u os gusta tocar un instrumento?
Repetir, repetir y repetir. ¿Es bueno o malo? Actualizado: ene. 25
A veces se cuestiona que tan útil sea repetir un pasaje difícil, no puede hacerse sin pensar! Pero la repetición es una de nuestras herramientas mas útiles, siempre que se haya hecho correctamente. Incluso iría mas lejos, la repetición es esencial para los principiantes que están creando una técnica o para experimentados que estén preparando un nuevo repertorio, especialmente en los pasajes con mayor dificultad técnica. De hecho, el concepto es inherente en la palabra “practicar”. Una definición de practicar es: “Repetir un conocimiento o actuación de una actividad para adquirir o mantener una habilidad.” Entonces ¿Cuál es el problema con repetir? El profesor de piano de mi hijo lo dejó bien claro: “La práctica no hace la perfección, la práctica perfecta la hace.” Lo que practicas es lo que escribes en tu cerebro y la forma en que trabajan tus dedos. Si practicas sin cuidado, con una posición incorrecta, desafinado y sin musicalidad vas a aprender a tocar sin cuidado, con una posición incorrecta, desafinado y con la musicalidad de un robot. SUPER VELOCIDAD!!! LA ÚNICA FORMA DE LOGRARLO ES.... PRACTICANDO LEEENTAMEEENTEEE! La idea de practicar perfectamente es un poco confusa, ya que si necesitas practicar un pasaje es porque no sale perfecto. Entonces ¿cómo se supone que se pueda practicar perfectamente? Vamos a decir que hacerlo perfectamente sería tocar las notas correctas, con los ritmos correctos, los arcos y digitación correcta, utilizando las dinámicas correspondientes
y la energía la cual te gustaría utilizar al momento de tocar la obra. Lo mas probable es que no podamos hacer todo eso en el mismo momento, pero mientras practicas debes recordar cual es tu objetivo final y que éste incluye todos los elementos anteriores y que se debe ir prestando atención a cada uno a medida que seamos capaces de mejorarlos. ¿Cómo funciona esto? La repetición comienza cuando hayas alcanzado tu objetivo. A veces solo intentas tocar dos o tres notas seguidas, una vez que logras hacerlas bien ahí puedes repetir y repetir. En ese punto ya puedes estudiar con mayor profundidad, quizá hayas practicado tocar con el ritmo correcto, o buscar la velocidad correcta, quizá el pasaje tenga un Crescendo, intenta ver como puedes tocar correctamente esos elementos que hayas estudiado agregándole esa dinámica, y si ya suena como te gusta, puede repetirlo muchas veces para que quede asimilado ese conocimiento. Supongamos que ya empieza a sonar bien, con la velocidad, el ritmo, las dinámicas y las notas correctas, ¿Has intentado tocar como si estuvieras en frente a alguien?¿Intentas transmitir tus sensaciones? Eso requiere repetición también, si utilizas esa energía solo cuando tengas que hacerlo en público es muy probable que lo estropees, o que directamente nunca pongas esa energía y toques como un robot. Si se hace correctamente, repetir no es malo, no te va a convertir en un drone sin sensibilidad. El problema es cuando uno no intenta llegar a un punto mas profundo, cuando la repetición hace que no utilices tu cerebro, sin prestar atención a ningún detalle. Repetir requiere de mucha concentración. Si comienzas a mirar al techo mientras tocas y piensas en cualquier otra cosa entonces has llegado al punto en que debes tomarte un descanso o parar por ese día. Entrena tu concentración, así se podrá ser capaz de estar atento cada vez que repitas un pasaje. Toma nota de tus trabajos, y de cuantas repeticiones hayas hecho en diferentes secciones, así te darás cuenta que algunas veces solo has hecho unas tres repeticiones en vez de diez! Repite sin miedo, hazlo correctamente, que funcionará de maravilla. Escrito por Laurie Niles.