La Propiedad Como Problema Dialógico

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La propiedad como problema dialógico, arborescente y sinfónico La mayor parte del universo, si no es la casi totalidad, está por el contrario abocada al caos, a la dispersión y a la desintegración. Los sujetos están, pues, completamente perdidos en el universo. Edgar Morin

Introducción El cuestionamiento del tema de la “propiedad” reviste enorme relevancia, primero, porque esta institución ha acompañado al hombre posiblemente desde sus orígenes, o casi. Porque, además de su relevancia histórica, la propiedad se presenta prácticamente de forma espontánea en las prácticas humanas más allá de cierto nivel de complejidad social. Porque se relaciona con la pobreza, la riqueza y su distribución. Porque genera tendencias de alto impacto sobre otras variables como son la igualdad/desigualdad, la justicia/injusticia y el poder. Desde la misma aparición del hombre y su sociedad, la historia humana ha estado signada por el conflicto, la contradicción, el desajuste, el error, la desviación, la aleatoriedad. Desde la perspectiva del pensamiento complejo esto puede verse como “natural”, después de todo, el cosmos, el universo y la vida manifiestan ineludiblemente y siempre estas características. En palabras del profesor Morin: “La mayor parte del universo, si no es la casi totalidad, está (…) abocada al caos, a la dispersión y a la desintegración. Los sujetos están, pues, completamente perdidos en el universo”. 1 Sin embargo, es igualmente cierto que las teorías sociológicas e históricas acerca de la evolución humana, cíclicamente han insistido en ver orden, tendencias y leyes, han querido ver casi siempre “evolución social”. La resistencia a asumir el caos y la complejidad ha sido característica casi soberana en la evolución de la ciencia social y las consideraciones directas y francas de sus expresiones han quedado para el mito, la religión y el arte, y, quizá también, para la medicina, en la medida en que se consideran patologías susceptibles de cura. De igual manera, el tema de la propiedad siempre se ha asumido desde la justificación o la condena definitiva. Se trata de defender la propiedad privada o ir contra ella. Las interpretaciones reduccionistas van desde la creencia de que la propiedad en una verdad que hay que defender o, por el contrario, es un error que hay que eliminar. Hipótesis Sostenemos que, desde una perspectiva compleja, ambas posturas son neuróticas. Queremos mostrar que el par “propiedad pública/propiedad privada”, forma parte de una polaridad de orden más general que es lo público/privado, ambas se alimentan de forma contradictoria, ambas co-nacen y están condenadas a convivir y fortalecerse/debilitarse mutuamente, en un entramado de implicaciones que supera a ambas y que conecta consustancialmente con el ser humano.

1

Computo ergo sum (La noción del sujeto), E Morin, Pág. 267

Queremos mostrar que, en consecuencia, el conocimiento y la comprensión del problema de la propiedad y, especialmente, de la propiedad privada pasa por asumirlas en una perspectiva compleja, arborescente y sinfónica, estrictamente al estilo de los criterios morinianos. Como consecuencia, queremos mostrar que el tratamiento dialéctico del problema es neurótico y falaz. La propiedad y la propiedad privada El antecedente teórico directo de la propiedad privada es la propiedad simple y en cuanto tal, sin adjetivos. Nos gustaría comenzar diciendo algo que parece obvio: la propiedad es un tema estrictamente humano. Cae efectivamente en el ámbito de las categorías creadas y problematizadas por el hombre. Es, en definitiva, un tema antropológico. Sin embargo, hay propiedad en la naturaleza viva, aunque no más allá de la posesión del alimento en el mismo acto de la alimentación y, seguramente, también cierta noción de territorialidad en especies animales. Existen también los actos de propiedad sobre la pareja sexual, que, aunque no necesariamente conducen a la fidelidad y la monogamia como la entendemos nosotros, están fuertemente arraigados en algunas especies. Finalmente, cierto comportamiento de apropiación de los hijos también es observable. Pero hasta ahí. Con todas las imprecisiones de este párrafo, no es nuestro objetivo analizar el tema de la propiedad en el mundo animal, que seguramente sería un estudio apasionante. En cambio, en cuanto al ser humano se refiere, la propiedad devino en un problema permanente e ineludible, tan pronto el hombre logró generar excedentes económicos. Las referencias a la propiedad las encontramos en todas las culturas antiguas. Cuando no existió como algún incipiente derecho privado, lo hizo como propiedad divina o propia del monarca o grupo dominante. Los derechos de propiedad han incluido desde el vestido, el alimento y la vivienda, pasando por tierras, animales y medios de producción, hasta la esclavitud, que durante un largo periodo de la historia fue legal. El problema de la propiedad no es eludible, pues. Así las cosas, ya que la propiedad no es eliminable, lo pertinente es dilucidarla: se trata de reflexionar, conocer, comprender. Se trata también y esencialmente de cuestionar. Se trata de evaluar la conveniencia de eliminar la propiedad privada o someterla a algún tipo de disminución o control y cuál control. En cuanto a la propiedad pública, aunque cabe alguna especulación teórica acerca de su grado y extensión, pienso que todos convendríamos en que es ineliminable. La propiedad es el centro de una polémica y preocupación cruciales para los seres humanos y sus sociedades, desde todas sus perspectivas, jurídicas, filosóficas, económicas, políticas y sociales. Algunas preguntas pueden ilustrar esto: ¿hay derechos de propiedad? ¿son inmanentes? ¿alguna otra consideración puede justificar su existencia? ¿cuál? ¿la propiedad produce beneficios? ¿para quién son esos beneficios? ¿esos beneficios son sólo privados? ¿cuáles son sus externalidades? ¿genera algún tipo de beneficio social? ¿qué problemas produce? ¿qué responsabilidad comporta respecto a las desigualdades entre los hombres? ¿es posible disminuir estas desigualdades? ¿cómo? ¿convendría suprimir la propiedad definitivamente? ¿qué pasaría si se suprimiera? ¿qué vínculos existen entre la propiedad y otros derechos y libertades humanas? ¿qué

vínculos tiene con los derechos civiles y políticos? ¿qué vínculos concretos tiene con las sociedades democráticas de alta complejidad y otras menos desarrolladas? ¿qué vínculos tiene con lo estrictamente humano? La posición marxista sobre la propiedad y lo privado Ahora bien, apartando consideraciones de tipo jurídico, lógico o filosófico, ¿podemos considerar que alguna vez no hubo lo privado? Marx lo consideró así. También pensó que la propiedad privada era un error de la historia, una desviación que había que corregir. Para él la historia de la humanidad surgió de una primera etapa que llamó comunismo primitivo. Luego, con la aparición de la propiedad privada, la sociedad se dividió en clases sociales diferentes y antagónicas. Para Marx esta lucha no es cualquier cosa y originó, por así decir, la evolución de la historia. En el ámbito del análisis marxista, la humanidad marcaría un trayecto general, caracterizado por la ley de la lucha de clases, motor dialéctico de la historia, hasta encontrarse nuevamente en el comunismo, pero este sería otro, perfeccionado, dominado por la ciencia y el desarrollo de las fuerzas productivas. Este estadio, que Marx llamó comunismo científico, conduciría a la libertad y realización del ser humano. Se caracterizaría por la abolición de la propiedad privada y la igualdad. Se trata del establecimiento de una sociedad sin clases, basada en la propiedad social de los medios de producción y, en su fase de realización final, por la abolición del estado. El carácter dialéctico del análisis marxista Es conocida la inspiración dialéctica del método de Marx. En palabras del mismo Marx, lo que él hizo fue parar la dialéctica hegeliana sobre sus pies y eliminar de ella los residuos idealistas. Todo el análisis histórico-social de Marx es de corte dialéctico. La lucha de clases es la aplicación sociológica de la lucha de contrarios hegeliana. De este antagonismo surgiría, necesariamente, la síntesis que, en palabras de Marx, habría sido para cada momento de la historia su propia superación y avance hacia una nueva etapa. Según él, la propiedad privada genera necesariamente la división de la sociedad en clases, esta división se sustenta en la explotación de unos hombres por otros, esta explotación conduce a la lucha entre clases, esta lucha llevará a la derrota y abolición de las clases explotadoras. Por último, esta abolición dará paso a la sociedad socialista y, eventualmente, a la instauración del comunismo. Es el mito del progreso en su versión marxista. 2 Lo público y lo privado ¿Determinación dialéctica o creación humana? Como se ve, la igualdad y la propiedad son conceptos clave en la interpretación marxista. La primera es la condición originaria y esencial del ser humano y su sociedad, 2

El mismo mito en su versión capitalista y liberal existe y ambos constituyen residuos de una mentalidad cartesiano-positivista.

la segunda es el error histórico y social que niega a la primera, pervierte la sociedad y debe ser corregido. Visión determinista, simplificada, argumentada con el instrumental dialéctico. Sostenemos, sin embargo que la propiedad debe verse más bien como un problema de relación, interacción e interrelación, en última instancia, entre lo que suele llamarse la esferas de lo público y lo privado. Lo privado, es lo que compete al individuo, es la dimensión donde se expresa la libertad en su forma concreta, hic et nunc, aquí y ahora, como expresa el profesor Morin en algunas ocasiones. Lo público, por su parte, es lo privado de todos. En la postura marxista no hay conciliación posible entre lo público y lo privado. Lo público representa el interés general, la abolición de la explotación, la eliminación de las luchas de clase, la única vía de salvar los avances de la ciencia y la sociedad, la garantía de la democracia y la paz social: la igualdad. Por otra parte, lo privado representa todo lo contrario, es decir, el interés egoísta, la explotación de unas clases por otras, la guerra de clases, la perversión de la democracia burguesa y la guerra social: la desigualdad. Todo esto es comprensible en Marx porque en su opinión, como se dijo más arriba, el hombre y la sociedad fueron colectivistas y esencialmente iguales desde sus orígenes y es la propiedad privada la que históricamente divide la sociedad pervirtiendo su comunismo innato. Para Marx este reconocimiento histórico fue suficiente. Así que, dado que la igualdad siempre estuvo en la base de lo humano y lo social, de lo que se trata es de restituirla en su forma absoluta, para lo cual es tarea necesaria eliminar la propiedad privada. Marx no es depositario exclusivo ni original en este rechazo radical y definitivo contra la propiedad, como lo demuestran las posiciones de pensadores desde Platón y las posiciones históricas de la religión católica, por ejemplo. Es parte de una actitud cuyas raíces están seguramente en un imaginario de rigideces que invisten en el fondo un miedo al otro, una desconfianza ancestral por el otro. Estas profundas complejidades psíquicas y míticas, pueden entenderse a través de la mitología griega clásica y en el campo de los desarrollos de la psicología contemporánea, que tienen mucho que mostrar en estos aspectos. Pero lo que la ciencia y el conocimiento muestran es que lo que parece ser la regla no es la igualdad, sino la diferencia. La diversidad y lo heterogéneo es lo que vemos manifestándose por todas partes, incluidos los seres humanos. No hay igualdad en la naturaleza ni entre seres vivos. Lo que parece estar claro es que la igualdad como problema es otra invención humana. Creación humana. Una hermosa creación. Es el ser humano el único ser vivo que se ha preocupado o ha mostrado preocupación por su semejante, por disminuir y eliminar las desigualdades y por crear sociedades más justas. Esto ha formado parte del proyecto de autonomía individual y social que le es propio al ser humano como especie. Esta igualdad no está en la naturaleza pero existe entre las preocupaciones humanas y eso es suficiente para que haya ido decantando en los proyectos sociales de forma determinante e ineludible.

No luchamos por la igualdad porque así lo determina ninguna ley natural, teológica o histórica, ni siquiera porque alguna tradición lo dicte así, sino porque nos hemos convencido éticamente que debe ser así. Se trata de una convicción antropológica. Se trata de una creación humana. Lo público y lo privado adquiere relevancia porque también en el mundo humano domina la desigualdad y si esta es ineludible, entonces la resolución conflictiva entre lo público y lo privado no se logrará por la vía dialéctica marxista. Se requiere una interpretación de otro orden, necesitamos una lógica compleja. Lo público y lo privado como recursividad Lo público y lo privado, en la medida en que existen, se acusan recíprocamente y su relación es recursiva, es decir, es lo público que genera lo privado que, a su vez, genera lo público. No puede ser de otra manera. La eliminación de lo público es imposible, a menos que se elimine al ser humano como especie; y, la eliminación de lo privado, que para algunas mentes es plausible y hasta necesario, niega la función básica de lo público que no puede ser otra que crear el marco en el cual se desarrolla ese accionar privado, que a su vez es social. Esta recursividad tiene que ser problemática ¿cómo no serlo?, pero ¿es eludible? La propiedad desde la perspectiva de la lógica dialógica, arborescente y sinfónica La lógica existente entre lo público y lo privado es dialógica y la propiedad privada es una de las formas de esa relación. Ambas, a su vez, constituyen expresión derivada y más concreta de la relación de autonomía/dependencia que caracteriza la interacción del hombre con la naturaleza, con lo social y, en fin, con el ser. Si sólo entendemos lo privado como lo anómalo per se, lo deformante, el error que hay que eliminar, ¿estamos acertando? ¿no es una visión puramente dialéctica? Recordemos que en la lógica de la complejidad el error ya no es más el error, sabemos que la “transyunción” trabaja allí modificando la “distribución del sistema de valores” y sabemos que por mutación puede dejar de ser error y convertirse en “verdad.” 3 Así que la perspectiva del problema cambia con la mirada arborescente, con la imagen del árbol y, aún más, como “La imagen del árbol es buena, pero todavía demasiado estática”, Morin hace surgir la lógica sinfónica y entonces entramos en la visión de otro mundo de percepciones y perspectivas. Si vemos lo privado como la negación de lo público, sólo como su negación dialéctica y no como una expresión arborescente y sinfónica, posiblemente estamos negando la transyunción propia de lo privado y, en la medida en que lo privado sea parte de nuestro ser, estamos negando parte de nuestra humanidad. Finalmente, negar parte de ella es negarla toda, y esta es otra convicción neurótica que no entiende, que no comprende que tenemos que vivir con toda nuestra humanidad.

3

Edgar Morin, Lógica Dialéctica, Pág. 335

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