Depresión y atrofia cerebral Rafael Valle Rivera http://www.depresion-abc.com La teoría acerca de la química cerebral como causa de la depresión se convirtió en la más aceptada. Sin embargo, varios descubrimientos relacionados con el cerebro y las células nerviosas llevados a cabo a partir de la década de 1990 han hecho que se comience a pensar que dicha teoría es incorrecta o tal vez no explica la totalidad de lo que sucede en el cerebro de las personas deprimidas. En algunos estudios se ha encontrado que la condición de las personas deprimidas no empeora cuando los niveles de serotonina presentes en el cerebro disminuyen. También parece ser que una reducción similar en el nivel de serotonina en el cerebro de las personas no deprimidas no las lleva a deprimirse. Se ha encontrado además que los medicamentos antidepresivos llevan a cabo en pocas horas la tarea de aumentar el nivel de serotonina en el cerebro. Sin embargo, los efectos benéficos, en cuanto a elevar el estado de ánimo y reducir los síntomas de la depresión, tardan por lo general varias semanas en producirse.
Cómo la depresión afecta al hipocampo y los lóbulos frontales del cerebro
Por otra parte se ha encontrado evidencia de que en el cerebro de las personas deprimidas se produce una reducción en el tamaño de algunas partes del cerebro, especialmente el hipocampo y los lóbulos frontales. Mientras más severa y/o más prolongada sea la depresión mayor es la pérdida de tamaño en estas regiones del cerebro. El hipocampo es una parte del cerebro que posee importantes funciones relacionadas con la formación de memorias y el manejo de las emociones. El hipocampo se encuentra bajo la corteza cerebral en el lóbulo temporal medio y su nombre proviene de su forma que se asemeja a la de un hipocampo o caballito de mar (del griego hippos - caballo y kampos - un mostruo marino). Los lóbulos frontales del cerebro, por su parte, son una especie de centro de control de nuestras emociones, además de tomar parte en otras funciones en tre ellas la solución de problemas, el control de impulsos y el lenguaje.
Depresión y neurogénesis
Otro descubrimiento importante de años recientes es que el cerebro humano posee la capacidad de crear células nerviosas o neuronas nuevas a lo largo de toda la vida. A esto se le conoce como neurogénesis. Muchas de estas nuevas neuronas sustituyen a otras que han muerto. Investigaciones recientes parecen indicar que la depresión provoca una inhibición del proceso de neurogénesis. Es decir, en las personas deprimidas el proceso de creación de nuevas células nerviosas se vuelve más lento o se detiene. Algunos investigadores han postulado que la depresión se produce cuando las células nerviosas no tienen la capacidad necesaria para responder al ataque de estímulos externos,
entre los cuales figura prominentemente el estrés. Algunos investigadores han encontrado que bajo un estados de depresión el cuerpo humano produce una cantidad mayor de lo normal de cortisol. Se cree que esta hormona relacionada con el estrés, tiene un efecto tóxico sobre las neuronas, especialmente las del hipocampo. Ronald S. Duman, investigador asociado a la Universidad de Yale encontró el cerebro de las personas deprimidas suprime la producción de unas sustancias conocidas como factores neurotróficos que ayudan a que las neuronas sobrevivan y crezcan. Estas nuevas investigaciones parecen demostrar que en la depresión lo que se produce no es tanto una falta de balance químico sino un proceso de atrofia de neuronas y una falta de producción de nuevas neuronas. En este sentido la depresión se parece a enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer o el Parkinson. Sin embargo, hay una importante diferencia, en la depresión el proceso es reversible y el cerebro puede recuperarse. Según parece, en la depresión no hay tanto muerte de neuronas como atrofia de las mismas, por lo que éstas pueden recuperarse. El proceso de neurogénesis, también puede reiniciarse y es susceptible de ser estimulado. Se ha descubierto que los medicamentos antidepresivos hacen que aumenten los ya mencionados factores neurotróficos que nutren a las células cerebrales. Todo esto parece indicar que la forma en que los medicamentos antidepresivos, al igual que diversas actividades, entre ellas el ejercicio físico y mental, combaten la depresión no es incrementando el nivel de neurotransmisores en el cerebro sino estimulando la creación de nuevas neuronas y el rejuvenecimiento de las neuronas atrofiadas.
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