PANEL “ COMO SE ESTA ENTENDIENDO LA PRAXIS DE LA ETICAEN LA INGENIERIA DESDE LA DOCENCIA, DESDE EL ESTUDIANTE La ética profesional, como toma de conciencia moral, permite que el profesionista asuma el compromiso y la responsabilidad de contribuir a través de su práctica profesional a mejorar y elevar las condiciones de vida de una sociedad. En el ejercicio de esa responsabilidad, el profesionista encuentra el camino para su realización porque las aportaciones que hace a la sociedad implican el desarrollo pleno de sus capacidades profesionales, la búsqueda y el logro de la excelencia y de la calidad en la prestación de servicios y bienes. En este ámbito, la ética contribuye a mejorar la condición profesional y humana de la persona. Es por ello, que la ética va más allá del conjunto de prohibiciones y deberes que se adquieren al formar parte de una comunidad profesional porque no se reduce a reglamentar la conducta, sino que impulsa y guía la realización de acciones que redunden en beneficio de la sociedad y del profesionista. Este carácter práctico que tiene la ética en el quehacer profesional permite reconocer que no forma parte del ámbito de las especulaciones filosóficas, sino que como ética aplicada genera efectos y acciones positivas Por otra parte, la corrupción es el tema a tratar ya que en la actualidad es un problema que está afectando gravemente a nuestra sociedad y no solo participan los políticos o funcionarios públicos como se cree, sino también la gente, que en veces es cómplice de estos actos de corrupción ya sea sobornando a cualquier persona o simplemente dándole dinero a un tránsito. La magnitud de este problema es muy grande ya que cada vez va aumentando cuando debería disminuir. Aparte de la pérdida de confianza que se da en las personas genera en cierta medida una pérdida de oportunidades y el rechazo a la contratación de nuevos profesionales
El uso de la tierra como material de construcción es milenario y siempre se entendió como la más tradicional de las formas de edificar, con lo cual no se requirió la verificación de sus aptitudes ya que tanto el material como las técnicas eran por todos conocidas. En los últimos 100 años se dejó de utilizar y fue reemplazado por otros más modernos y a los que se les requirió una serie de ensayos y normativas para verificar su aptitud para convertirse en cobijo adecuado para los seres humanos. Hoy que se está revirtiendo parcialmente la tendencia, nos encontramos con la demanda de realizar ensayos a los materiales térreos con motivo de su uso cada vez más intensivo. En la actualidad ha perdido sentido desde este punto de vista puramente funcional, pero adquiere nuevo valor como un elemento de estancia y de prolongación de la vivienda. Se trata de un elemento arquitectónico que analizado desde este punto de vista resulta muy
interesante frente a la compacidad de la vivienda actual y además ayuda generando formas de relación social entre sus habitantes, antes habituales y necesarios, hoy casi perdidos. En la propuesta se plantea una recuperación de usos y forma sociales de convivencia que se concretan con sistemas constructivos y formas arquitectónicas, tratando de evitar que esta actitud se quede en la simple recuperación de formas del pasado fuera de contexto
El primer marcapasos fue implantado hace 60 años en Bogotá como fruto de una investigación de Jorge Reynolds, ingeniero colombiano que ha beneficiado a más de 80 millones de personas. Dice ser “un poco flemático, sentimental”. Es bogotano y se graduó como ingeniero electrónico en el Trinity College, Cambridge, en Inglaterra, aunque su vida la ha pasado en el campo de la medicina. Su pasión, dice, es el corazón, al que retó y salió victorioso. Jorge Reynolds Pombo, de 83 años, es el creador del primer marcapasos. Comenzó en 1957 su investigación luego de regresar al país con su diploma. “Primero aprendí que el corazón es un sistema eléctrico y que sus problemas, en su gran mayoría, eran eléctricos. Estos eran inmanejables desde la parte farmacéutica por lo que me hizo pensar que la deficiencia de un funcionamiento eléctrico del corazón se podía hacer con un sistema artificial”, explica con pausa el ingeniero, al que muchos ya consideran un doctor y al que todos saludan en los pasillos del XXVII Congreso Colombiano de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, desarrollado esta semana en Barranquilla. Lo que él cataloga “una serie de coincidencias” lo llevó a ese camino. “Entré a trabajar en medicina en la Universidad Nacional, casi en simultáneo también en la Clínica Shaio. En la Nacional aprendí qué era un corazón y en la clínica vi la cantidad de pacientes que morían por arritmia. Eso me hizo crear un sistema artificial que pudiera producir pulsos eléctricos”. En menos de un año su investigación estaba plasmada. Las pruebas se habían realizado en perros y seguía el proceso. El próximo paso es el nano, pero ya Reynolds va dos más adelante. “Estamos comenzando la idea de un nuevo sistema que, por medio de células madres, logrará hacer la rehabilitación del sistema de conducción del corazón. Entonces ya no se utilizará el marcapasos”. En ese proyecto enfatiza este año comienza toda la parte investigativa. “Uno sabe cuándo empieza, pero no cuándo ni en qué acaba