Pascal, Claves Antropologicas Para La Lectura De Los Pensamientos.pdf

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Revista Philosophica Vol. 29 [Semestre I / 2006| Valparaíso (265 - 286)

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PASCAL: CLAVES ANTROPOLÓGICAS PARA LA LECTURA DE LOS PENSAMIENTOS

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Pascal: Anthropological Clues for the Reading of Thoughts

CIRO E. SCHMIDT ANDRADE Profesor

del Colegio San Francisco Javier. [email protected]

Puerto Montt,

Chile

Resumen Pascal, en toda su obra filosófica, especialmente en sus Pensamientos, continúa la tradición de la philosophia cordis en contraste con una philosophia rationis. El intento de esta reflexión es avanzar en la búsqueda de algunas de las categorías básicas que permitan una forma de ordenamiento, presentando las pautas que, considero, son lineas matrices para una lectura ordenada de esta obra. Captar el pensamiento de Pascal en cualquiera de sus aspectos, significa adentrarse en sus escritos para detectar, a través de un aparente desorden, una unidad fundamental. Lo que distingue a Pascal no es el resultado sino la búsqueda. Por lo mismo, reflexionar sobre su pensamiento es buscar su imagen del hombre. Sólo reconociendo ¡o específicamente humano como fenómeno irreducible podremos con propiedad acercarnos a él. 2

Palabras clave: Pascal, Pensamientos, existencia,

filosofía

del corazón.

Abstract Pascal, in his entire philosophical work. in particular in his Thoughts, continues the tradition of philosophia cordis as opposed to philosophia rationis. This reflection attempts to move on to seek some of the basic categories that help organize this work by presenting gtááelines for a structured reading of it. To grasp Pascal's thought in any of its aspects means going into his writings in depth in order to detect, through an apparent disorder; a fundamental unity. What makes Pascal distinct is not the outcome bul the search. For this reason, to reflecl upon his thinking is to look for his image of man. By just recognizing what is specifically human as an irreducible phenomenon, Pascal can be correctly approached. Key words: Pasca!,

Thoughts. Existence, Philosophy of the heart.

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Recibido en marzo del 2006.

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LEOCATA, Francisco: Pasión e instinto en B. Pascal, Sapientia, Universidad Católica Argentina, B s . A s . N° 151, 1984, p. 37.

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En términos generales, p u e d e distinguirse entre dos tipos de filosofía: una filosofía del corazón ( p h i l o s o p h i a cordis) y una filosofía de la razón (philosophia rationis). Esta distinción es la que hace B. Pascal en sus Pensamientos- entre las razones de la razón y las del corazón. La filosofía es un discurso eminentemente racional que versa sobre los grandes misterios de la existencia h u m a n a , pero este discurso no hay que entenderlo unilateralmente racional. Hay un grupo de pensadores que han elaborado un pensamiento conceptual, sistemático y construido sobre el punto arquetípico de la razón, pero también hay un buen g r u p o de pensadores, desde la m i s m a tradición, que han forjado una filosofía enraizada en el corazón, en las vivencias cotidianas, en el sentir de la vida diaria. En el primer bloque habría que ubicar a T o m á s de A q u i n o , a Kant y a Hegel, mientras que en el segundo bloque habría que n o m b r a r a Agustín de Hipona, Pascal y Kierkegaard. La filosofía de estos últimos se p u e d e calificar de realismo existencial o philosophia cordis. 3

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Desde una visión general surgen, en forma precisa, notas clave para una lectura ordenada de Pensamientos y se descubren categorías que estructuran la realidad h u m a n a y organizan su experiencia, permitiendo una reflexión sobre el ser del h o m b r e , desde el punto de vista pascaliano.

Pascal y su obra Si e x p o n g o algunos aspectos de su vida -y aún debiera hacerse más hincapié en su obra científica y en la espantosa miseria de su época, rota por las g u e r r a s - es porque Pascal constituye todo un ejemplo de filósofo "existencial", cuya vida no p u e d e separarse de su obra. Es el cristiano radical y el matemático especializado en las paradojas quien nos permite comprender al filósofo de la religión. Si hay una tradición compleja y difícil de perseguir en la historia de la filosofía de Occidente es la que se inicia en Blaise Pascal (1623-1662) para continuar en Kierkegaard y seguir, tal vez, hasta Kafka y Wittgenstein. Son los filósofos del descentramiento, los que rechazan el antropocentrismo y, a la vez, desearían entender al h o m b r e para poder salvarlo. Hay una tradición de filosofía "descentrada", escrita desde la convicción de que, por decirlo en frase de Pascal, vivimos en un círculo extraño cuyo centro se halla en todas partes y cuya circunferencia no está en ningún sitio (¿o sería al revés?).

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PASCAL, B.: Pensées, ed. Brunschvicg, Garnier, Paris, 1964. Pensamientos, Alianza Editorial, Ediciones Altaya, Madrid, 1997. Pensamientos (2 tomos) Edic. Aguilar, Bs. As. Argentina, Tomo I: 5 ed., 1977, Tomo II 5 ed. 1980. o

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T O R R A L B A , Roselló, Francesc: http://www.reaiismoexistencial.org/re_ophicor. htm.

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Para todos ellos lo sagrado, lo indecible, la religión y el t e m o r reverente, se convirtieron en una obsesión fundamental; casi en una m o n o m a n í a . C o n Pascal se inicia una especial manera de " p e n s a r la religión": el estilo de los hombres que se toman en serio el dolor del m u n d o ; tipos duros - c a s i siempre en un cuerpo d é b i l - que desconfían hasta de sí m i s m o s y que consideran la calma y la belleza tranquila c o m o algo sospechoso, casi indigno del Dios poderoso que aspiran a encontrar y cuya ausencia les c o n m u e v e Pascal había sido la excepción entre los filósofos. En su primera j u v e n tud había lanzado el alerta de un racionalista, s i e m p r e inconforme, sobre los excesos del racionalismo: es inevitable a m a r pues "nacemos con un carácter de amor en nuestros cuerpos que se desarrolla a medida que el espíritu se perfecciona". No se trata de un mal a prevenir o frenar: "da entendimiento y se sostiene por el entendimiento", por c u a n t o el h o m b r e aplica todas sus facultades a cada uno de sus e s t a d o s intensos de alma. Pasión y reflexión se oponen, pero no a m o r y razón: "No excluyamos pues la razón del amor ya que son inseparables", p u e s existen v e r d a d e s de la razón y verdades del corazón, vertebradas en última instancia por el espíritu humano, esencialmente racional, pero t a m b i é n e s e n c i a l m e n t e c r e a d o para amar, pues el Creador es a m o r y ha dejado su huella de a m o r impresa en la creación, con m a y o r claridad en el h o m b r e , h e c h o a su imagen. Así advierte Pascal sobre " d o s excesos: excluir la razón, no admitir sino la razón", correspondientes con sus " v e r d a d e s del c o r a z ó n " , diferentes de las propias de la razón por apuntar a un á m b i t o diferente. El fundamento de estas delimitaciones p r o v i e n e de la diferencia, precisada m á s tarde por Pascal, entre lo q u e llamará espíritu g e o m é t r i c o y espíritu de sutilidad, y entre las naturalezas delicadas, en las cuales a m b o s espíritus se conjugan, y las q u e no lo son y se dejan arrastrar por impulsos poco evolucionados. Pues en un alma g r a n d e t a m b i é n las pasiones del amor y de la a m b i c i ó n adquieren un carácter m á s e l e v a d o , diferente de los sentimientos groseros que obstaculizan el p r o g r e s o h u m a n o y obnubilan el entendimiento de m o d o tal q u e deviene incapaz de c u a n t o no sea atender a pasiones egoístas Pascal era uno de los físicos y m a t e m á t i c o s m á s e m i n e n t e s de su época y uno de los m á s grandes escritores místicos en la literatura cristiana. Sus trabajos religiosos son personales en su e s p e c u l a c i ó n sobre materias m á s allá de la c o m p r e n s i ó n h u m a n a . El es g e n e r a l m e n t e catalogado c o m o u n o de los mejores polemistas franceses, e s p e c i a l m e n t e en las Cartas provinciales, un clásico en la literatura de irónica. El estilo de prosa de Pascal se nota por su originalidad y, en particular, por su carencia total de artificio y que afecta a sus lectores por su uso de la lógica y la fuerza apasionada de su dialéctica Incluso si las m a t e m á t i c a s debieran ser la expresión de un m u n d o orga-

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nizado, j e r á r q u i c o y estable, en que la tradición no tiene ningún valor ante el rigor puramente lógico, los temas que se planteó Pascal son precisamente los q u e tienen m á s interés filosófico, en la m e d i d a en que aparecen como retos al m e c a n i c i s m o : en geometría estudió el infinito; en física, el vacío y en aritmética, el azar. No hay en ello ninguna casualidad: también en sus objetos de estudio positivo lo que le interesa es mostrar la fragilidad de las cosas, m á s allá del a b s u r d o ("odioso") d o g m a t i s m o del racionalismo, i n g e n u a m e n t e optimista. C o n v i e n e no olvidar, por otra parte, y para evitar cualquier malentendido, que Pascal tenía plena conciencia de su valor como científico y que j a m á s pretendió, m á s bien al contrario, que su fe interfiriese en su trabajo c o m o científico. Sea dicho ya ahora que j a m á s , ni al final de su vida, interrumpió ningún trabajo científico por ningún (supuesto) escrúpulo d e conciencia M u c h o m á s escéptico que Descartes sobre el alcance posible de nuestro conocimiento del m u n d o , concibió a la ciencia c o m o una actividad destinada a aportar resultados a p r o x i m a d o s sobre algo, capaces de guiar la acción h u m a n a , p e r o de no p o d e r expresar la esencia ultima de las cosas. Sus trabajos relacionados con p r o b l e m a s m u y diversos de las matemáticas y de la física, incidieron d e c i s i v a m e n t e en el posterior desarrollo de la ciencia de su t i e m p o . Se p u e d e considerar a Pascal c o m o fundador del cálculo de P r o b a b i l i d a d e s , formulado en 1654 c o m o " g e o m e t r í a del azar". Su pensamiento se encuentra determinado por su condición de científico que desconfía de la razón para abarcar los p r o b l e m a s últimos de la vida y por su profunda religiosidad en la que encuentra la salvación para no caer en la filosofía de lo a b s u r d o . Todo ello le c o n d u c e a admitir dos principios de c o n o c i m i e n t o : el espirit geometrique (razón), orientada a las razones científicas y el esprit de finnesse (corazón), en el q u e se dan en forma de intuiciones los principios básicos para la c o m p r e n s i ó n de la vida e incluso aquellos principios fundamentales de que arranca t o d a ciencia. Su doctrina filosófica está e n c a m i n a d a a una apología del cristianismo. En 1646 t o m ó contacto con la religión a través de las obras de A. Arnauld se convirtió al j a n s e n i s m o y arrastró con él a toda su familia. Su inclinación por las ciencias no le a b a n d o n ó en toda su vida, por lo que en su período de m a d u r e z e s t u v o o c u p a d o en la investigación del cálculo de probabilidades y otros inventos. En 1654 e x p e r i m e n t ó una crisis religiosa de la que dio t e s t i m o n i o en un escrito q u e se halló a su m u e r t e cosido a sus ropas. Al intensificarse su piedad, ingresó en la c o m u n i d a d de solitarios de la abadía de P o r t - R o y a l . D e s d e este centro religioso e intelectual se entablaron una serie de p o l é m i c a s con los jesuitas en torno al p e c a d o y a la salvación, en las que intervino Pascal con la publicación de sus famosas Cartas provinciales. A este último período de su vida corresponden los Pensamientos y otros escritos m e n o r e s .

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Así, Pascal forma parte del pequeño grupo de filósofos que escriben para conocerse a sí m i s m o s , porque les va su vida en ello, y no para resolver problemas conceptuales. Sería a b u s i v o reducirlo a " p e n s a d o r religioso", etiqueta hoy desprestigiada, porque en él lo religioso es condición necesaria pero no suficiente de su obra, para decirlo con vocabulario escolástico. Los pensadores de la estirpe que se inicia en Pascal se tienen a sí m i s m o s c o m o el único problema conceptual verdaderamente significativo y buscan a Dios entre tinieblas. De h e c h o su obra es su vida y la escritura viene a ser c o m o el latido de su corazón: viven porque escriben de la m i s m a m a n e r a que los demás mortales, vivimos p o r q u e el corazón no sabe ni p u e d e pararse. Ese es el tipo h u m a n o que escribe los Pensamientos para defender la religión incluso contra ella m i s m a (Pascal es un j a n s e n i s t a que ve en los j e s u i t a s casi al demonio), que escribe para no perderse y para mostrar un c a m i n o de salvación, conseguido al precio de la propia negación; un c a m i n o que en su caso no es otro que el de la paradoja.

Los Pensamientos Su m á s famoso trabajo en filosofía es Pensées, una colección de pensamientos personales del sufrimiento h u m a n o y la fe en D i o s . "Si Dios no existe, uno no pierde nada al creer en él, mientras que si existe u n o pierde todo por no creer." Esta obra, más que una verdadera exposición, es una c o lección de aforismos sobre el tema del h o m b r e y la religiosidad cruzado por el tema del conocimiento. A c a s o sea necesario ver en su inacabamiento, en su estructura aforística, u n o de los m o t i v o s fundamentales de su c o n s t a n t e estudio. En esta obra, m á s que en ninguna otra, el pensamiento de Pascal se abre hacia múltiples direcciones El mejor m o d o de abordarlos es, por tanto, el de una selección cualitativa de los m á s profundos y penetrantes. En Pensamientos nos ofrece una meditación cristiana (agustiniana) sobre el hombre definido c o m o un ser dividido entre la sensibilidad y la racionalidad, contradicción que sólo es posible paliar en la perspectiva de la "lógica del corazón" c o m o constituyente de la auténtica configuración de sentido del hombre. Fundación de la visión trágica de la v i d a . 5

Pascal proyectaba una obra sobre el cristianismo y trabajó m u c h o en ella; los Pensamientos son los materiales que iba reuniendo, fragmentos en parte elaborados y con sentido c o m p l e t o y en parte e s b o z a d o s y sin t e r m i nar, anotaciones para recordar una idea no e x p r e s a d a y aun m e r o s títulos. El propósito fundamental de Pascal es una apelación al h o m b r e para q u e se aplique totalmente a su finalidad suprema, a Dios; no se limita, pues, a una

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CORETH, Emerich: ¿Qué es el hombre? Esquena de una antropología filosófica, Edit. Herder. Barcelona, 1980, p. 20.

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defensa teórica del cristianismo, sino que persigue su implantación efectiva y radical en las almas. Es Dios m i s m o , pues, el que opera la conversión con su presencia previa en las a l m a s , las cuales no lo alcanzan mediante las conclusiones de la razón sino por el misterioso poder de la gracia; pero el h o m b r e , lejos de esperar p a s i v a m e n t e q u e la gracia recaiga en él, tiene la obligación de suscitarla, d e b e procurar con todas sus fuerzas que salgan a luz sus aguas vivas. Pascal p o n e al servicio de su intento m u y variados recursos; los m á s impresionantes se cifran en una meditación sobre el hombre, sobre su c o m ú n esencia y la diversidad de sus caracteres y disposiciones, sobre su dignidad y su miseria. Hay un Dios al que los hombres pueden elevarse, y hay en la naturaleza una corrupción que los hace indignos de Él: entre estos dos polos, unidos por el puente de la gracia, se mueve la antropología pascaliana. Resulta peligroso para el h o m b r e conocer a Dios sin reparar en su propia miseria, y le es igualmente peligroso conocer su miseria sin saber que el Redentor p u e d e curarla. De aquí el papel central de Jesús en estas m e d i t a c i o n e s ; sólo por Jesucristo c o n o c e m o s el sentido de la vida y de la muerte, nos c o n o c e m o s a nosotros m i s m o s y conocemos a D i o s . El yo es odioso; es injusto en sí c u a n d o se erige en centro de todo, y es injusto para los d e m á s c u a n d o los subordina a sí. 6

Por lo anterior p o d e m o s acotar que Pascal es también un escritor paradój i c o , por lo que hace a la transmisión de su obra: no escribió las Persées tal c o m o actualmente las leemos, es decir, c o m o textos discontinuos, fragmentarios, incompletos... de hecho lo que nos ha llegado son las notas previas a la redacción de una inacabada "Apología de la religión cristiana" que, aunque prevista por el autor, que incluso había elaborado un índice de la obra, n u n c a llegó a ver la luz. Las Pensées son conjeturas, apuntes o fogonazos c u y o valor formal proviene p o s i b l e m e n t e de su carácter fragmentario, que le da una fuerza expresiva imposible de lograr, por una pura razón formal, en un texto piadoso m á s convencional. Pero leer a Pascal sigue siendo una experiencia q u e va m u c h o m á s allá del á m b i t o religioso. Esta m i s m a discontinuidad hace q u e aborden un c a m p o de intereses m u c h o m á s a m p l i o , que incluye la filosofía, la antropología moral, la retórica e incluso la política. Todo ello visto por un laico que no deja de ironizar sobre cualquier argumentación elaborada desde la tradición y que, a d e m á s , por su formación c o m o matemático está en excelentes condiciones para c o m p r e n d e r el trascendental c a m b i o cultural que implica el cogito cartesiano -y las inevitables c o n s e c u e n c i a s para la fe de la duda escéptica (o " p i r r o n i a n a " , en su vocabulario) implícita en el racionalismo. Así, la mejor estrategia consiste en abordarlo d e s d e el prisma de la paradoja. En

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R O M E R O , Francisco: Historia de la Filosofía Moderna, Fondo de Cultura Económica, México, 2° ed, 1972, p. 126.

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sus Pensées se encuentran los fundamentos del debate entre razón y fe en la m o d e r n i d a d y, en cierta manera, con él aparece t a m b i é n el c o m p l e j o tema - l u e g o central en el existencialismo del siglo X X - de la relación entre la fe y el absurdo existencial. C o n Kierkegaard, Pascal es, entre los clásicos, quien mejor a s u m e el reto que significa para el cristianismo una modernidad racionalista, pero a la vez instrumental. A la razón geométrica, Pascal opondrá el conocimiento profundo del corazón h u m a n o q u e le lleva a encontrar un h o m b r e desorientado y, por ello m i s m o , sediento de absoluto. A la c o n c e p c i ó n m e c á n i c a del m u n d o , Pascal le enfrentará una radical afirmación de la insuficiencia y de la provisionalidad de la razón que sólo un Dios puede colmar. Hay un " t e m o r b u e n o " , q u e v i e n e de Dios y de la fe, y un " t e m o r m a l o " que viene de la duda. Hay un t e m o r a perder a D i o s y otro a encontrarle (L 908). El corazón c o n o c e a m b o s t e m o r e s y es en el corazón -y no en la r a z ó n - d o n d e se j u e g a la partida.

El plan de esta Apología Para el C a r d e n a l Jean Daniélou (en Le Figaro littéraire de agosto de 1970) la argumentación que debía presentarse en la " A p o l o g í a " pascaliana se despliega p r o g r e s i v a m e n t e en tres t i e m p o s , se trataría así de mostrar que: 1. La religión es razonable (legajos 1 a 7). Tras de haber descrito la debilidad del h o m b r e , Pascal muestra su grandeza. " C o n t r a d i c c i ó n " q u e sólo explica el p e c a d o original, de forma que el cristianismo " h a c o n o c i d o bien al h o m b r e " . 2. La religión es " a m a b l e " (legajos 8 a 11). El c o m ú n de los h o m b r e s busca el "divertissemen", mientras que los filósofos nos p r o p o n e n el estoicismo o el epicureismo, igualmente decepcionantes. Sólo la religión ha sido c a p a z de c o m p r e n d e r la incapacidad del c o r a z ó n h u m a n o para satisfacerse mediante los bienes terrenales. El h o m b r e , con profundidad, únicamente puede ser feliz si participa de la vida de Dios. De allí q u e el cristianismo " p r o m e t e " el auténtico bien. 3. La religión es verdadera (legajos 12 a 2 7 ) . Podría parecer q u e la pretensión de participar en la vida de D i o s sea algo increíble, imposible o absurdo. Pero ello no sólo es posible en la m e d i d a en q u e el h o m b r e es un ser que tiende al infinito (legajos 12 a 14) sino q u e es incontestable, como lo prueban el Antiguo Testamento, los milagros y el a r g u m e n t o de los tres ó r d e n e s (legajos 15 a 2 7 ) . El texto pascaliano debería leerse, así, c o m o un ejercicio de apologética, es decir, de retórica (en la m e d i d a que se pretende cuestionar m e d i a n t e el razonamiento la cambiante naturaleza h u m a n a ) . Pascal tiene en m e n t e una determinada concepción de lo h u m a n o (que j u z g a incierto y d e s o r d e n a d o )

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y convierte también su texto en una cierta apuesta: no se puede recuperar al libertino para la causa de la fe usando un orden de razones estrictamente lógico, pues, al fin y al c a b o , el libertinaje es inmune a ese tipo de razon a m i e n t o s . Por ello las Pensées se escriben desde una d e t e r m i n a d a estrategia; según Pascal, ante el desorden del m u n d o , el libertinaje no puede ser atacado de frente, sino de una forma lateral, indirecta. Las Pensées, en la m e d i d a que tienen una pretensión apologética —aunque no se limiten a ello, ni m u c h o m e n o s - se pueden entender mejor si se c o m p r e n d e "contra" quien se dirige el texto. A ellos no se trata de combatirlos sino de "salvarlos", m o s t r a n d o su propia contradicción e insuficiencia que es, al cabo, la contradicción y la insuficiencia de toda la razón h u m a n a

Su visión filosófica Su filosofía esta dirigida, en lo esencial, contra del intelectualismo cartesiano y su finalidad era e x c l u s i v a m e n t e apologética. En su núcleo puede citarse la teoría acerca de las dos facultades del c o n o c i m i e n t o , su idea del h o m b r e c o m o ser desgarrado de dos infinitos que son lo superior y lo inferior, la superación del escepticismo y la paradoja h u m a n a por la fe, su teoría de que el valor s u p r e m o es la santidad. A u n q u e rechazó siempre la posibilidad de establecer pruebas racionales de la existencia de Dios, cuya infinitud consideró inabarcable para la razón, admitió no obstante que esta última podía preparar el c a m i n o de la fe para combatir el escepticismo. La famosa apuesta de Pascal analiza la creencia en D i o s en términos de apuesta sobre su existencia, pues si el h o m b r e cree y finalmente D i o s no existe, n a d a se pierde en realidad. Según Pascal, tanto la razón c o m o el corazón son dos formas igualm e n t e válidas de conocer, y tal v e z el s e g u n d o es superior a la abstracción racional, c o m o lo expuesto al decir: "Conocemos la verdad no sólo con la razón, sino también con el corazón" y "el corazón tiene sus razones que la razón no conoce". A m b o s c o n d u c e n igualmente a la verdad, aunque con lógica y m e c a n i s m o s diferentes, y la certeza, evidencia y firmeza de los resultados es la m i s m a . Por m e d i o del corazón se alcanza la realidad en su singularidad y se llega al m i s m o Dios, el cual se manifiesta al hombre en su totalidad a través del corazón. A esta manifestación y captación de Dios por m e d i o del corazón Pascal la d e n o m i n a fe, principio necesario para poder vivir c o m o h o m b r e s y llegar a la divinidad. Esta fe y este conocimiento por sentimiento no se opera sólo con una parte del h o m b r e , c o m o ocurre con el c o n o c i m i e n t o abstracto y racional, sino que es toda la persona la que se p o n e en j u e g o para alcanzar la verdad Pascal se precia de todo lo contrario, repudia cualquier principio metódico y, m u c h o m á s aún, d e n u n c i a la insuficiencia de la razón c o m o crite-

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rio: "Escribiré mis p e n s a m i e n t o s sin orden y no tal v e z en una confusión sin designio. Es el v e r d a d e r o orden y él marcará siempre mi objetivo p o r el desorden m i s m o (L 532). El orden pascaliano proviene del " c o r a z ó n " , que considera m á s a d e c u a d o al c o n o c i m i e n t o que de verdad le importa, es decir, al de la trascendencia. Tal c o m o dice en un texto bien c o n o c i d o : " E l orden. Contra la objeción de que la Escritura no tiene orden. El corazón tiene su orden, la inteligencia [esprit] tiene el s u y o que es por principio y demostración. El corazón tiene otro. No se p r u e b a que se d e b a ser a m a d o exponiendo las causas del amor. Ello sería r i d í c u l o " (L 298). M i e n t r a s los matemáticos pretenden racionalizar el m u n d o , el creyente Pascal reivindica un "orden de la caridad, no de la inteligencia [esprit]" cuyo núcleo "consiste principalmente en la d i g r e s i ó n " (L 298) y que a su parecer es el de Cristo, el de San Pablo y el de San Agustín.

Categorías antropológicas C o m o he insinuado antes, entiendo por categorías líneas básicas de pensamiento, que permiten estructurar en forma m á s sistemática la obra de un autor. Ellas se refieren en este caso a rasgos fundamentales del ser humano, inagotable en su ser, pero expresable, según cada autor, en aspectos matrices que posibilitan su c o n o c i m i e n t o . Pascal alumbra el ser del h o m b r e desde la verdad de su absoluta indigencia y miseria mostrándolo necesitado entre la nada y el infinito, necesitando recogerse en sí m i s m o para trascenderse. P o r lo m i s m o indica que quiere buscar al h o m b r e en su verdadera realidad, en la q u e su miseria y a b i s m o alumbran su propia grandeza.

1. La desproporción del hombre y su finitud En el h o m b r e [según Pascal] se revelan d o s aspectos contradictorios, la miseria y la grandeza. Pero la g r a n d e z a del h o m b r e sólo se e n c u e n t r a en el nivel de la " e s p e r a n z a " mientras que la miseria se d e s c u b r e brutal y pesada a cada m o m e n t o en la vanidad, en el a m o r propio y en las relaciones h u m a n a s en general. Hay c o m o una especie de principio axiológico en Pascal según el cual "Cada cosa es en parle verdadera y en parte falsa " (L 905). Incluso la p e n a de muerte, la castidad o el m a t r i m o n i o tienen su lado bueno y su lado malo. Por eso la razón no sería t a m p o c o verdadera sin la fe. Para Pascal el h o m b r e se sitúa entre dos extremos de la naturaleza h u m a n a : la nobleza y la miseria; nobleza p o r q u e ha sido creado a imagen de D i o s , miseria porque ha caído en el pecado. U n a naturaleza caída pero que a cada instante realiza el esfuerzo de superarse, de espiritualizarse. La desproporción h u m a n a se muestra en la humillación del h o m b r e ante

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los c o n o c i m i e n t o s naturales, en la magnificencia e infinitud de la naturaleza. He aquí adónde nos c o n d u c e n nuestros c o n o c i m i e n t o s naturales. Si ellos no son verdaderos, no hay verdad en el h o m b r e ; y si lo son, él encuentra en ellos un gran m o t i v o de humillación; de una o de otra manera, se ve forzado a rebajarse; y, puesto que no puede subsistir sin creerlos, antes de entrar en m á s grandes investigaciones sobre la naturaleza, es necesario que la considere una v e z seriamente y con detención, que se c o n t e m p l e en sí m i s m o y j u z g u e si está en proporción con ella, según la comparación que hará entre los dos objetos. 7

Por ello Pascal impulsa al h o m b r e a que contemple la naturaleza entera, con su alta y plena majestad; que aparte sus m i r a d a s de los objetos bajos que le rodean; que o b s e r v e esta deslumbradora luz colocada c o m o una lámpara eterna sobre el Universo; que la Tierra le aparezca c o m o un punto en el vasto círculo que aquel astro describe, y que a s o m b r a al pensar que, a su vez, este círculo no es m á s que un punto m u y delicado, en comparación con el que describen los astros que ruedan en el firmamento. Pero si nuestra vista se detiene aquí, nuestra imaginación llega m á s lejos; pero ella se cansaría antes de percibir lo que la naturaleza p u e d e dar. Todo este m u n d o visible no es m á s que un rasgo imperceptible en el vasto seno de la naturaleza. N i n g u n a idea se puede ni aproximar. Por m á s que hinchemos nuestras c o n c e p c i o n e s m á s que t o d o lo imaginable, no p r o d u c i m o s sino á t o m o s , en c o m p a r a c i ó n con la realidad de las cosas. Ésta es una esfera infinita, c u y o centro está en todas partes, la circunferencia en ninguna. En fin, el m á s visible carácter de la omnipotencia de Dios, es este hecho de que la imaginación se pierde en ese p e n s a m i e n t o . 8

2. Infinitud macro y microcósmica de la naturaleza Q u e el h o m b r e , al volver en sí, considere lo que es él, en comparación a lo q u e es la naturaleza; que se vea c o m o perdido en esta pequeñísima

7

"La unidad sumada al infinito no le aumenta nada, lo mismo que un pie a una medida infinita; lo finito se anula en presencia del infinito y se convierte en pura nada" (418). "Conocemos por tanto, la existencia y la naturaleza de lo finito porque somos finitos y extensos como él. Conocemos la existencia del infinito e ignoramos su naturaleza, porque tiene extensión como nosotros, pero límites como nosotros. Pero no conocemos ni la existencia ni la naturaleza de Dios, porque no tiene extensión ni límites. Pero por la fe conocemos su existencia; por la gloria, conoceremos su naturaleza" (418).

8

"Puesto que no puede subsistir sin creerlos, yo deseo, antes de entrar en más grandes investigaciones sobre la naturaleza, que aquél la considere una vez seriamente y con detención, que se contemple en sí m i s m o y juzgue si está en proporción con ella, según la comparación que hará entre los dos objetos" (512).

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provincia apartada de la naturaleza; y que, desde esta p e q u e ñ a celda en que se encuentra alojado, aprenda a estimar la Tierra, los reinos, las villas y a sí mismo, en su j u s t o precio ¿ Q u é vale un h o m b r e en el infinito? 9

Mas, para presentarle otro prodigio no m e n o s asombroso, que busque, en lo que conoce, las cosas m á s tenues. Q u e vea que un gusanillo le ofrece, en la pequeñez de su cuerpo, partes incomparablemente m á s pequeñas, piernas con punteras, venas en estas piernas, sangre en estas venas, h u m o r e s en esta sangre, gotas en estos h u m o r e s , vapores en estas gotas; que dividiendo aún estas últimas cosas, agota el h o m b r e sus fuerzas en tales c o n c e p c i o n e s , y que el último objeto a que p u e d e llegar sea el de n u e s t r o r a z o n a m i e n t o Tal vez piense que ha llegado a lo e x t r e m a d a m e n t e p e q u e ñ o en la naturaleza. Pascal quiere hacerle ver ahí dentro un n u e v o a b i s m o . Q u i e r e pintarle, no solamente el Universo visible, sino la inmensidad que se puede concebir en la naturaleza, dentro del recinto de este r e s u m e n que es el á t o m o . Pero, m á s allá de ello, en el t i e m p o , el ser h u m a n o es finito frente al infinito , es grandeza pero a partir de su propia limitación y m i s e r i a . " Su estado es de inconstancia, al m i s m o t i e m p o q u e de g r a n d e z a en su pensamiento y en su mirar hacia el futuro, que surge c o m o su fin s u p e r a n d o con ello la precariedad del t i e m p o . 10

12

3. El hombre: un ser contradictorio El h o m b r e se halla en equilibrio inestable entre la n a d a y el infinito, es grandeza y miseria, paradoja, c o n t r a d i c c i ó n . C o m o he s e ñ a l a d o Pascal 13

9

"¿Qué es el hombre en el infinito?" (199).

10

"Cuando considero la corta duración de mi vida, absorbida en la eternidad precedente y siguiente, el pequeño espacio que ocupo e incluso que veo, abismado en la infinita inmensidad de los espacios que ignoto y que me ignoran, me espanto y me asombro de verme aquí y no allí... " (68).

11

"La grandeza del hombre es tan visible que se deduce incluso de su miseria, porque lo que es naturaleza en los animales lo llamamos, en el hombre, miseria; por dónde reconocemos que, siendo hoy su naturaleza semejante a la de los animales, ha decaído de una naturaleza mejor, que le era propia en otro t i e m p o " (49).

12

"Caña pensante" (113). "Es peligroso hacerle ver al hombre hasta qué punto es semejante a las bestias, sin mostrarle su grandeza" (121). "Condición del hombre: inconstancia, tedio, inquietud"(24). "El pasado y el presente constituyen nuestros medios: sólo el futuro es nuestro fin. Así, no vivimos nunca, pero esperamos vivir, y, disponiéndonos siempre a ser felices, es inevitable el que no lo seamos j a m á s " (47).

13

"El hombre no es ni ángel ni bestia, y la desgracia quiere que quien haga el ángel haga la bestia" (678). "Fugacidad. Es horrible sentir que se nos escapa todo lo que poseemos". (736) "Igualmente incapaz de ver la nada de donde ha sido sacado y el infinito donde es absorbido" (199).

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parte de la existencia concreta del h o m b r e y esto s u p o n e ya una rebelión para su é p o c a racionalista. Frente al p e n s a m i e n t o abstracto o p o n e la existencia c o m o finita frente al infinito y la limitación constitutiva que soporta lo c o n d u c e necesariamente a la paradoja. H a y un cierto poder de decisión, un grado de libertad incuestionable, j u n t o a la necesidad encontramos la libertad: he aquí la paradoja que define al hombre. Las contrariedades de las q u e está tejida la estructura de lo r e a l es la paradoja de las cosas mismas. L o s existentes son lugares de relaciones y tensiones que indican las mismas contradicciones propias de lo h u m a n o 14

Pascal entra en la esfera del individuo. El h o m b r e existencial se encuentra siempre solo en su personal decisión: a solas tiene que responder de sí y arriesgarse y creer. La naturaleza del h o m b r e es paradoja. S o m o s misterio para nosotros m i s m o s . 15

La miseria del h o m b r e [en Pascal] es esencialmente "impotencia". Es un efecto de su grandeza. El h o m b r e es semejante a los animales, que no son m i s e r a b l e s , pero se ha encontrado en una situación m u c h o m á s elevada y el v a g o recuerdo que c o n s e r v ó de este primer estado le torna insoportable su c o n d i c i ó n actual. La miseria del h o m b r e proviene de la contradicción entre la realidad de lo que es y el ideal al que aspira. Aspira a la verdad y sólo encuentra error; aspira a la felicidad y sólo encuentra aburrimiento; aspira a la verdadera justicia y no encuentra m á s que falsa justicia; aspira al infinito y sólo encuentra finitud. El h o m b r e se halla, pues, escindido; su vida es un perpetuo drama. Convertir ese drama en discurso es lo que hace a Pascal un pensador imprescindible para la antropología filosófica, incluso desde una óptica no creyente. Pero, a m á s de ello y c o m o se ha insinuado, según el parecer de Pas-

14

BEGU1N Albert: Pascal, Fondo de Cultura Económica, México, 1989 pp. 50 y 20.

15

"Si el hombre no está hecho para Dios ¿por qué no es feliz más que en Dios? Si el hombre está hecho para Dios, ¿por qué es tan contrario a D i o s ? " ( 399). "Al ver la ceguera y la miseria del hombre, al contemplar a todo el universo enmudecido y al hombre sin luz, abandonado a sí mismo y c o m o extraviado en este rincón del universo, sin saber quién lo ha puesto en él, qué ha venido a hacer aquí, qué será de él al morir, incapaz de todo conocimiento, me aterrorizo como un hombre al que se hubiera llevado dormido a una isla desierta y espantosa, y que se despertara sin saber dónde esté y sin medio para salir de e l l a " (198). "El hombre no es más que una caña, la más frágil de la naturaleza, pero es una caña pensante. No hace falta que el universo entero se arme para destruirla; un vapor, una gota de agua es suficiente para matarlo. Pero, aun cuando el universo lo aplastase, el hombre todavía sería más noble que lo que lo mata, puesto que él sabe que muere y la ventaja que él tiene sobre el universo. El universo no sabe nada. Toda nuestra dignidad consiste pues en el pensamiento" (200).

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cal, la contradicción y la paradoja reinan en el m u n d o y, por ello m i s m o , también son una regla de estilo en la retórica. En opinión de Pascal: " L a verdadera elocuencia se ríe de la elocuencia, la verdadera m o r a l se ríe de la moral... Reírse de la filosofía es v e r d a d e r a m e n t e filosofar". Las Pensées expresan una b ú s q u e d a de la trascendencia y, a la vez, la c o n c i e n c i a de la crisis existencial c o m o único horizonte de lo h u m a n o , de ahí su éxito literario, en la medida en que m o d e r n i d a d y crisis han t e n d i d o a ser líneas paralelas a lo largo de la historia. Un profundo reconocimiento de lo contradictorio c o m o n e c e s a r i o , es decir, de la necesidad de la fe y, a la vez, de la dificultad de su fundamentación, recorre toda la obra pascaliana y la convierte en la primera reflexión estrictamente m o d e r n a elaborada en el m a r c o del catolicismo. M i e n t r a s los jesuitas todavía creían -y c r e e n - posible p e n s a r el m u n d o d e s d e la perspectiva del orden, Pascal fue el primer cristiano q u e tuvo una profunda conciencia del desorden, característica básica de la m o d e r n i d a d . M i e n t r a s los cartesianos concebían el m u n d o c o m o " m á q u i n a " , Pascal sabe - a u n q u e lo l a m e n t e - que el cuerpo y las pasiones nos impiden ser p u r a m e n t e racionales y ve en esa exigencia pasional y desordenada una extraña muestra de la sabiduría divina que, a través de la pasión, nos muestra de la necesidad de un Dios que nos lleve a escuchar el corazón h u m a n o m á s allá de una razón "ployable à tous sens" (L 530). El hombre es el ser contradictorio por excelencia: es crédulo e incrédulo, cobarde y temerario; apenas se halla en reposo, se aburre y percibe su bajeza. Su dignidad reside en el p e n s a m i e n t o , y su deber primordial consiste en pensar rectamente en sí m i s m o , en su C r e a d o r y en su fin; no es sino un débil junco que un m í n i m o azar puede destruir, pero es un j u n c o pensante y, aunque el universo lo aplastara, m a n t e n d r í a respecto a él su p r e e m i n e n c i a , porque sería consciente de su destrucción, mientras que el u n i v e r s o ignoraría que lo destruye. Lo infinitamente g r a n d e y lo infinitamente p e q u e ñ o flanquean al h o m b r e y desafían y eluden su c o m p r e n s i ó n . La visión de los espacios siderales nos hace s o s p e c h a r perspectivas ilimitadas; es una realidad cuya infinitud sobrepasa la imaginación. Si v o l v e m o s la m i r a d a a lo más cercano, advertimos en las c o s a s partes cada vez m á s p e q u e ñ a s y delicadas, una continua progresión en la p e q u e n e z . El h o m b r e aparece en la naturaleza c o m o una nada frente a lo infinito y un todo frente a la nada; enormemente distante de a m b o s e x t r e m o s , es incapaz de c o m p r e n d e r l o s y el principio y el fin de las cosas son para él secretos i m p e n e t r a b l e s . El corazón tiene sus razones que la razón ignora; por el corazón, esto es, por el amor, se conoce a D i o s . 16

16

ROMERO, Francisco: Op. cit., p. 127.

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Sólo al corazón se le revela la profundidad y plenitud de la realidad. Semejante crítica al p e n s a m i e n t o razonador y m a t e m á t i c o penetrará más tarde en toda la filosofía de la vida y la existencia. Pascal ve al hombre en tensión entre la miseria y la grandeza, entre la nada y la infinitud. El h o m b r e e x p e r i m e n t a su discordia, impotencia y nulidad al tiempo que la infinitud de su trascendencia, de su vocación y liberación por parte de Dios. M a s no p u e d e entenderse sólo desde sí m i s m o c o m o inmanente, sino que ha de e n t e n d e r s e c o m o trascendente por su relación a Dios, no sólo en su dimensión natural sino también s o b r e n a t u r a l 17

4. Razón, sentidos y corazón En su actitud ante la razón, distingue entre lo que llama raison - q u e suele e n t e n d e r s e c o m o r a c i o c i n i o - y lo que llama coetir, corazón. El corazón tiene sus r a z o n e s que la razón no conoce (423). Pero el corazón no es nada sentimental sino una facultad para el conocimiento de las verdades principales, fundamento del raciocinio. El corazón h u m a n o exige respuestas que la ciencia no le p u e d e dar. Por ello el h o m b r e debe hacer uso de otra vía de conocimiento: la del m i s m o corazón. El corazón pascaliano es la verdadera fuerza actuante, lugar interior de las decisiones y las adhesiones: comprende y orienta. En la creatura herida, es el corazón el que guarda los vestigios de la libertad y p u e d e recibir algún rayo de la luz sobrenatural, luz esencialm e n t e " r a c i o n a l " . La razón es impotente para explicar tanto lo finito como lo infinito, e incapaz hasta de c o n o c e r la condición del h o m b r e . El campo del c o n o c i m i e n t o es inestable p o r q u e la razón no p u e d e c o n o c e r y abarcar toda la realidad. Proporciona conocimientos útiles, pero se muestra incapaz de alcanzar el c o n o c i m i e n t o total de la realidad. " C o n o c e m o s la verdad no s o l a m e n t e por la razón, sino t a m b i é n por el corazón", dice P a s c a l . 18

19

20

Si de un lado, Pascal aprehende al h o m b r e por su dimensión pensante , de otro siente con extrema agudeza su fragilidad, su menesterosidad y miseria: el h o m b r e es una caña pensante (un roseau pensant). Y de esta miseria del h o m b r e sin D i o s se eleva a la grandeza del h o m b r e con Dios, que es

17

C O R E T H , E., O p . cit., p. 69.

18

M A R Í A S , Julián: Historia de la Filosofía, Edic. Revista de Occidente, Madrid 33° ed. 1981, p. 2 2 1 .

19

"Dos excesos. Excluir a la razón, no admitir más que la razón" (183). "Esto bastaría sin duda si la razón fuera razonable. Lo es lo bastante como para confesar que no ha podido todavía encontrar nada firme" (I 76).

20

"El hombre está hecho para pensar. Esto constituye toda su dignidad y todo su mérito, y todo su deber es pensar como hace falta. Ahora bien, el orden del pensamiento es comenzar por sí mismo, y por su autor y su fin" ( 6 2 0 ) . "Dignidad del hombre en el p e n s a m i e n t o " (735).

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grande p o r q u e se sabe m e n e s t e r o s o y puede conocer a la D i v i n i d a d .

21

La verdadera angustia "pascaliana" es la del pensamiento que ya no está seguro de d o m i n a r su objeto o, m á s e x a c t a m e n t e todavía, que no se siente ya capaz de h u m a n i z a r dicho objeto, de establecer entre él y la viviente creatura un n e x o satisfactorio. De allí la fuerza del instinto, de la pasión y de lo que llama Pascal "el d i v e r t i m e n t o " , que es la ocupación exterior al hombre m i s m o , o lo que llamaríamos hoy la pérdida de i d e n t i d a d . 22

23

Así se acerca también Pascal al p r o b l e m a de la fe. La estrategia pascaliana en el debate entre razón y fe p r o p o n e una novedad radical: ya no se trata de "defender" la fe ante el incrédulo (algo q u e el r a c i o n a l i s m o ha vuelto azaroso o, tal vez, imposible), sino de mostrar que "la r a z ó n " a u n q u e poderosa c o m o herramienta resulta, a la vez, insuficiente c o m o finalidad en sí misma, para a n i m a r n o s de esta m a n e r a a dar el salto a la d i m e n s i ó n trascendente y s o b r e h u m a n a . La razón deja insatisfecha a la propia razón y, en ese m i s m o acto, abre la puerta a la necesidad de la fe. Por ello Pascal asume de entrada que "el cristianismo es e x t r a ñ o " (L 351), pero lo es precisamente porque toda la realidad está entretejida de paradoja y contradicción o, en su propio vocabulario, de "contráríetés" ante las cuales la razón se halla impotente. La tensión de su p e n s a m i e n t o entre la ciencia y la religión q u e d ó reflejada en su admisión de dos principios del c o n o c i m i e n t o : la razón (esprit géométrique), orientada hacia las verdades científicas y q u e p r o c e d e sistemáticamente a partir de definiciones e hipótesis para a v a n z a r d e m o s trativamente hacia nuevas proposiciones, y el corazón (esprit de finesse), que no se sirve de p r o c e d i m i e n t o s sistemáticos p o r q u e posee un p o d e r de comprensión inmediata, repentina y total, en términos de intuición. En esta última se halla la fuente del discernimiento necesario para elegir los valores en que la razón debe cimentar su labor. El espíritu de finura prende en la trama sutil de las cosas singulares que nos trae la experiencia cotidiana. No necesita reflexionar m u c h o sobre principios abstractos, sino tan sólo tener una visión certera para la concreta realidad. Con todo lo anterior Pascal se abre a una realidad que supera a 24

21

MARÍAS, Julián: Op. cit., p. 2 2 1 .

22

BEGUIN, Albert: Op. cit., p. 66.

25

"Tiene un secreto instinto que les lleva a buscar el divertimento y la ocupación en lo exterior" (136 A). "Nuestro instinto nos hace sentir que debemos buscar nuestra felicidad fuera de nosotros mismos. Nuestras pasiones nos empujan hacia fuera" (143). "Instinto y razón, huellas de dos naturalezas" (119).

24

"Pues al juicio pertenece el sentimiento, c o m o las ciencias pertenecen al espíritu. La fineza es parte del juicio, la geometría del espíritu" (513). Diferencias entre el espíritu de geometría y el espíritu de fineza en (512).

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la razón y que en el c a m p o de la religiosidad busca la trascendencia en la fe. Pero el Dios que importa a Pascal, el Dios de los cristianos, es el Dios bíblico, es un Dios que vive e s t r e c h a m e n t e unido a su pueblo.

5. Abierto a la trascendencia En el contacto con lo singular y concreto, surge para Pascal lo que llama fe, corazón, sentimiento, instinto que son una forma de conocer en línea de igual valor que el entendimiento, si no superior a él, pues los principios son cosas del corazón. Sabe leer el valor de la fe. A n t e todo, la fe es el camino del corazón, c a m i n o hacia Dios, m á s aún, es el único c a m i n o hacia Dios. Es el D i o s e s c o n d i d o al que a n s i a m o s llegar ardientemente y al que, sin e m b a r g o , no llegamos nunca el fundamento último que informa la visión desgarrada del todo, de la contradicción. Dios es indemostrable, accedemos a Él por la f e . 25

A h o r a bien, la fe en D i o s , la captación de ese Dios, que es lo más importante para la vida del h o m b r e , no se c o n c e d e gratuitamente y sin esfuerzo, ya que es preciso buscarlo con ahínco. Esta búsqueda se lleva a c a b o partiendo del r e c o n o c i m i e n t o de la grandeza y miseria del hombre, el cual se halla entre el infinito y la nada. El punto de partida, por lo tanto, consiste en reconocer los límites en que se encuentra sumido el hombre. Tal r e c o n o c i m i e n t o es siempre doloroso, y una prueba de ello lo constituye la "diversión" por la cual el h o m b r e se entrega a una extroversión o diversión, para huir de sí m i s m o , de la felicidad y de Dios. Tiene que volver por sí m i s m o , reconocer sus propias limitaciones, buscar sinceramente a Dios y aceptar las razones del corazón que le ponen en contacto con él. Lo esencial de Pascal se r e s u m e en la idea de "miseria del h o m b r e sin D i o s " y esa convicción existencial c o n d u c e a la piedad, m á s que al cinismo. Ciertamente está c o n v e n c i d o de que a Dios no se conseguirá llegar j a m á s mediante el r a z o n a m i e n t o ; pero el h o m b r e según Pascal es un ser doble: lleno a la vez de miseria y de grandeza; y ello le s a l v a . 26

25

"Es el corazón el que siente a Dios y no la razón. He ahí lo que es la fe. Dios sensible al corazón, no a la razón" (424). "Así todo el universo enseña al hombre, o que está corrompido, o que está rescatado. Todo le enseña su grandeza o su miseria" (442). "El Dios de Isaac, de Jacob, de los cristianos, es un Dios de amor" (433). "No hay nada sobre la tierra que no muestre, o la miseria del hombre, o la misericordia de Dios, o la impotencia del hombre sin Dios, o el poderío del hombre con Dios" (468).

26

"Dios ha querido rescatar a los hombres y ofrecer la salvación a aquellos que la busquen; pero los hombres se han hecho tan indignos, que es justo que Dios rechace a algunos a causa de su endurecimiento, lo que concede a otros por una misericordia que no les es debida" (149). "Así, no solamente el celo de los que le buscan prueba

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La " a p u e s t a " pascaliana constituye así un ejemplo de la utilidad del espíritu de geometría también en el á m b i t o de la fe. Se trata de optar entre "Infinito/Nada" (L 4 1 8 ) . Incluso si el libertino no ha h e c h o n i n g u n a experiencia espiritual (propia del "espíritu de fineza"), apostar a que Dios existe, r e g u l a n d o la propia vida en consecuencia, significa ganarlo todo en la eternidad. Y, al revés, si Dios no existe no pierdo m á s que p e q u e ñ o s placeres m u n d a n o s , egoístas, efímeros y m e d i o c r e s . A mi m u e r t e entraré en la nada, sin m á s . En c a m b i o si apuesto a que Dios no existe y resulta que me equivoco, mi pérdida sería inmensa pues me condenaría e t e r n a m e n t e . 27

La defensa pascaliana de la fe parte de una distinción m u y clara y radical; la que distingue entre "espíritu de g e o m e t r í a " (es decir: lógica, racionalismo, m u n d a n e i d a d al fin al cabo) y "espíritu de fineza" (el necesario para captar las " r a z o n e s del c o r a z ó n " ) . A m b o s son propia y estrictamente humanos y expresión de la gloria de Dios, pero el p r i m e r o resulta, sencillamente, insuficiente para acercarse a lo que de verdad importa, es decir, a Dios. El libertino es, de una manera m u y simple y clara, el q u e se ha quedado a n c l a d o en el primer nivel, pero no p u e d e ser criticado por ello. De hecho, sin espíritu de geometría no habría para nada ciencia deductiva, y la famosa " a p u e s t a " pascaliana proviene de la deducción, es decir, del método científico. De hecho, lo que dará valor al esfuerzo pascaliano serán las pruebas b a s a d a s , precisamente, en las "raisons du coeur". Es "la dureza de su c o r a z ó n " , en definitiva, lo que m u e v e al libertino y lo que Pascal pretende demostrar. El hombre no es salvado sólo de su miseria ontológica, de su ignorancia, de su impotencia para establecer un v e r d a d e r o diálogo con la Trascendencia: es salvado de sus malas obras de la ruina d o n d e el a b u s o de su libertad lo ha arrojado. "A medida que expíes tus pecados los c o n o c e r á s " hace decir Pascal a C r i s t o . Pascal busca a Dios, pero es, ante t o d o , un h o m b r e reli28

a Dios, sino también la ceguera de los que no le buscan" (163). "Una, que el hombre, en el estado de la creación, o en el de la gracia, ha sido elevado por encima de toda la naturaleza, hecho como semejante a Dios y partícipe de la divinidad; la otra, que en el estado de corrupción y de pecado ha decaído y ha sido hecho semejante a las bestias" (131). "El conocimiento del Dios sin el de la miseria propia produce orgullo. El conocimiento de su miseria sin el de Dios produce la desesperación. El conocimiento de J.C. constituye el punto medio, porque en él encontramos a Dios y a nuestra miseria" (192). "Nacemos tan contrarios a este amor de Dios, y es tan necesario, que es preciso que nazcamos culpables, o Dios sería injusto" (205). 27

"Sólo Dios es el soberano bien" (147). "Pesemos la ganancia y la pérdida apostando a que Dios existe" (418).

28

DE FINANCE, J.: L 'affrontement de I 'autre, Universitá Gregoriana, Editrice, Roma, 1973, p. 337.

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gioso y quiere buscarlo en Cristo, no sólo con la simple r a z ó n . La coincidencia del instinto interior y del objeto a m a d o es capaz de llenar una amplitud infinita. Es un a c o n t e c i m i e n t o que supera no sólo el orden de la naturaleza, sino también el del espíritu. Pertenece al orden de la caridad, o sea de la gracia: " D e todos los cuerpos j u n t o s , no podría hacerse brotar un p e q u e ñ o p e n s a m i e n t o : es imposible, se trata de otro orden. De t o d o s los cuerpos y el espíritu no podría hacerse salir un movimiento de verdadera caridad. Es imposible, p o r q u e es de otro orden, sobrenatural" 30

La "miseria del h o m b r e sin D i o s " se verá c o m p e n s a d a por la "grandeza del h o m b r e con Dios", pero para eso se necesita un "esprit definesse"que no se o p o n e m e c á n i c a m e n t e al de geometría sino que lo complementa. Es el corazón y la sensibilidad, es decir, la aspiración al infinito lo que determina la grandeza h u m a n a . Haberlo entendido no es p o c o . En un momento de crisis de la religión "social", regresar a la concepción pascaliana del "coeur" tal v e z indica un camino... La razón sin la fe vale de poco. He ahí, p u e s , el papel del corazón, que tiene " r a z o n e s que la razón no conoce" (L 4 2 3 ) . De la m i s m a manera q u e no se a m a por la razón, t a m p o c o es ella el instrumento a d e c u a d o para el c o n o c i m i e n t o de Dios. C o m o dice en L 424: el corazón quien siente a Dios y no la razón. He aquí lo que es la fe. Dios sensible al corazón, no a la razón". La alegría de Pascal, de la cual tan p o c o se habla, ilumina su austera apología. R e s p o n d e a su sentimiento de la miseria, tal c o m o a la impotencia de la razón r e s p o n d e la capacidad del corazón. Y esta alegría adquiere su otorguen en la m á s fuerte congoja que h a y a m o s apreciado en Pascal: la angustia de la creatura que ya no tiene lugar en un universo extendido hasta d i m e n s i o n e s infinitas. El h o m b r e , por la caridad que lo hace m i e m b r o de Jesucristo, recupera su lugar. 31

En la paradoja de la miseria y la grandeza que define a la criatura, Jesucristo m i s e r a b l e en la cruz - p o r t a d o r en ese m i s m o instante de toda la caridad d i v i n a - interviene c o m o conciliador de la contradicción. Es preciso

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"El corazón tiene su orden; el espíritu tiene el suyo, que procede por principio y demostración. El corazón tiene otro. No se prueba que se deba ser amado exponiendo por orden las causas del amor..." (298). "Todos los cuerpos juntos y todos los espíritus juntos y todas sus producciones, no valen el menor movimiento de caridad. Este es de un orden infinitamente más elevado" (308).

30

PASCAL, B.: Pensamientos, n. 7 9 3 , Leocata, op.cit. p. 58.

31

B E G U I N , A . : O p . cit., p . 8 1 .

32

"El hombre no es digno de Dios, pero no es incapaz de llegar a ser digno de Él. Es indigno de Dios unirse al hombre miserable, pero no es indigno de Dios sacarle de su miseria" (239). "Todas las cosas han sucedido en forma de figuras" (270). "El Antiguo Testamento es una cifra" (275).

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que Dios descienda al corazón de la h u m a n a congoja y del p e c a d o , h a c e falta que el m á s m e n d i g o de los m e n d i g o s , aquel que implora el socorro del pecador, del h o m b r e v a g a b u n d o , a fin de que la congoja, el p e c a d o , el vagabundeo se eleven hasta él y los transfigure con su agonía. La alegría nace de este dolor a la v e z divino y h u m a n o . 3 3

*** Me llama la atención que la filosofía h a y a silenciado el p e n s a m i e n t o de Pascal, siendo éste un aporte para profundizar los p r o b l e m a s cotidianos que vive el h o m b r e por su naturaleza h u m a n a . Ello a u n q u e n u m e r o s a s expresiones de los Pensamientos, d e s p r e n d i d a s del contexto, se r e c u e r d a n y citan con frecuencia por su íntima vibración, por la nerviosa energía y la capacidad de sugestión. Parte considerable de los e l e m e n t o s utilizados p o r él provienen de diversas fuentes, pero les ha infundido n u e v a vida y les ha impreso su cuño personal, el sello inconfundible de su genio p o d e r o s o y atormentado Es conocida la división de Pascal entre el D i o s de los filósofos - S e r Necesario, Infinito, pero lejano y f r í o - y el " D i o s viviente", p e r o c o n v i e n e responder con sinceridad, si q u e r e m o s seguir siendo filósofos, q u e la religiosidad es profundamente h u m a n a y de aparición constante a lo largo de la historia. Si la filosofía se define c o m o u n a reflexión sobre las profundas exigencias h u m a n a s , c o m p r e n d e r á t a m b i é n esta actitud. C u a n d o Pascal hacía la contraposición, pensaba en la filosofía racionalista que tenía frente a sí. Es necesario, dice Pascal, poner j u n t a s la justicia y la fuerza y, para esto, hacer que lo que es j u s t o sea fuerte y lo que es fuerte sea j u s t o " ( n . 298). Es necesario igualmente - s i e n d o la justicia un p r i m e r p a s o - p o n e r juntos la fuerza y el a m o r y hacer que el a m o r sea fuerte. 34

33

Para Pascal, en el corazón h u m a n o habita un instinto, que es intuición primordial y originaria de los p r i m e r o s principios y, a la vez, a m o r originario hacia el b i e n . La razón, p u e d e decirse, nace también de ese instinto interior, y se abre hacia la comprensión y el conocimiento del m u n d o . Fuera del recinto interior, la razón se c o n t r a p o n e a fuerzas c o m p l e m e n t a r i a s y antagónicas, c o m o son los sentidos, las pasiones, la acción. D e b i d o a t o d o s estos lazos, es imposible que la razón se sienta infinita. Está abierta al infinito, pero radicalmente inserta en una finitud. U n o de los signos paradójicos 36

33

BEGUIN, A.: Op. cit., p. 52.

34

GÓMEZ Caffarena, José: Metafísica fundamental y trascendental, Alcalá de Henares, 1966, ad instar manuscripti multiplicatus, p. 357.

35

DE F I N A N C E , J.: Essai sur l'agir humain, Presses de l'Université Grégorienne, Rome,1962, p. 426.

36

PASCAL, B.: Pensamientos, 282.

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de esa condición, es que el p e n s a m i e n t o h u m a n o se halla situado en medio de la infinitud y de la n a d a . 3 7

Por otra parte, la m i s m a finitud nos impide la comprensión de lo infinito, a lo cual estamos a b i e r t o s . Este estar situado entre la nada y el infinito, no coincide perfectamente con la situación del h o m b r e entre lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño, pero tiene una relación con ella. El haber aparecido en un m u n d o inabarcable hace que el hombre proyecte la sombra de su propio ser hacia los p r i m e r o s principios, y que deba aceptarlos sin rendir cuenta de su p o r q u é . La razón, así, desde su m i s m o lugar originario, se despierta ante el m u n d o con una marca de limitación". 38

La razón del h o m b r e , por lo tanto, está abierta a lo infinito, pero tiene el sello de la finitud. Diríase que el hecho de radicarse en una existencia limitada, le impide al h o m b r e verse a sí m i s m o con total transparencia, resp o n d e r al porqué se le dan los primeros principios, de los que él no puede considerarse el autor o la causa, y c o m p r e n d e r a c a b a d a m e n t e el todo del que forma parte. Esta conciencia de finitud no es un m e r o accidente en la vida de la razón h u m a n a , sino que es parte constitutiva de su v i d a 39

El h o m b r e es un "rey c a í d o " Tiene una miseria que es signo de su grandeza. Por lo tanto su razón, q u e debiera ser razonable, a m e n u d o no lo es, ya sea p o r q u e se absolutiza a sí m i s m a , ya sea porque saca consecuencias e q u i v o c a d a s de las intuiciones i n i c i a l e s . Y es que la razón, en lugar de buscar su verdadera orientación en la b ú s q u e d a del Dios escondido, y dar lugar para el salto de la fe, vuelca toda su curiosidad hacia las cosas que le están en torno. El divertissemento no se da sólo en los sentidos y las pasiones, sino también en la razón. 40

D i g a m o s que la lectura de Pascal implica dos facetas. Una es la antropología de la caída, que se p u e d e compartir o no. Otra, que encierra una misteriosa actualidad, es q u e lo irracional puede ser g e n e r a d o también por un m o d o unilateral de conducir la racionalidad 41

Al explicar la diferencia y la relación entre el esprit de finesse y el esprit de géometrie, se sugiere que el uso pleno de la racionalidad no debe sacrificar ninguno de los dos aspectos. Pero la superación de la racionalidad

37

38

LEOCATA, F.: Op.cit., p. 6 1 . PASCAL, B., Pensamientos, 72.

39

"El hombre es por sí mismo el más prodigioso objeto de la naturaleza, pues no puede concebir lo que es el cuerpo, y todavía menos lo que es el espíritu, y menos que cualquier otra cosas, c ó m o un cuerpo puede estar unido a un espíritu" (72).

40

LEOCATA, Francisco: "Pascal y la crisis de la razón", Revista Sapientia, Pontificia Universidad Católica Argentina, Bs. As. 2000, Fase. 2000. p. 6 5 .

41

Ibid., p.67.

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requiere una un m o m e n t o sentimiento. sobre el hilo

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continuación del esprit de fitnesse, el q u e consiste no sólo en intuitivo de la razón, sino t a m b i é n en una correlación con el Es por eso q u e una racionalidad c o n d u c i d a e x c l u s i v a m e n t e de lo g e o m é t r i c o , no alcanza a cumplir con su finalidad.

Es sabido que, c o m o dijimos p o c o antes, en realidad Pascal postula la unión entre a m b o s esprits, y señala el defecto frecuente de separar el uno del otro: "Los que están acostumbrados a j u z g a r por el sentimiento no comprenden nada de las cosas de r a z o n a m i e n t o , pues ellos quieren de entrada penetrar con una mirada y no están a c o s t u m b r a d o s a b u s c a r los principios. Y los otros, por el contrario, los que están a c o s t u m b r a d o s a razonar por los principios, no c o m p r e n d e n nada de las cosas del sentimiento; b u s c a n d o los principios, y no p u d i e n d o ver por una sola m i r a d a " . El esprit de finesse, unido al esprit de géometrie, es decir, la unión de las r a z o n e s del corazón con las razones del p e n s a m i e n t o racional, daría la posibilidad de escapar al circulo de una razón autosuficiente. 42

La ciencia, por lo tanto, es una manifestación de la g r a n d e z a del ser humano, pero en cuanto se constituye en una satisfacción de la curiosidad o en un deseo de " d o m i n a r el m u n d o " , en cuanto busca el c o n o c i m i e n t o de una multiplicidad sin límites, escapando de lo único necesario, que incluye el reconocimiento de la propia ignorancia, se convierte en un m o d o de divertissement, en una huida de sí m i s m o . En suma, toda la a r g u m e n t a c i ó n de nuestro autor r e m a r c a fuertemente el sentido del D i o s oculto, q u e es un Dios viviente, q u e sólo p u e d e encontrarse por el amor. La religión que no t o m a en cuenta o q u e no da una razón suficiente de este ocultamiento de Dios, q u e lo presenta en s u m a como algo claro y distinto, g e o m é t r i c a m e n t e d e m o s t r a b l e , no p u e d e ser la religión verdadera. En la c o m p a r a c i ó n entre las dos partes de la Escritura, Pascal destaca sin e m b a r g o el concepto de figura. Todos los h e c h o s de la Biblia se coordinan y apuntan a un centro, q u e es Jesucristo y al p r i m a d o de la c a r i d a d . 43

Pascal tiene el mérito de hablar planteado, en los albores de la m o d e r n i dad, que la razón, disociada de sus raíces en el corazón h u m a n o y desviada de su sentido del límite, conduciría a un v a c i a m i e n t o de su propio significado: a una crisis producida desde su propio interior. La crítica pascaliana al primado de la razón, no debería conducir a una n e g a c i ó n del valor de la razón. Demasiadas son las formas que ha revestido el irracionalismo durante los dos últimos siglos, y d e m a s i a d o evidentes sus falencias. Es preciso, por el contrario, reencontrar el verdadero sentido de la razón, estrechamente

42

Ibid.,p. 7 4 .

43

Ibid.,p. 7 9 .

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relacionada con la intuición y el sentimiento, en la b ú s q u e d a de la verdad del ser. Por lo tanto, la primera condición para que la razón se reencuentre a sí m i s m a y reencuentre el propio destino, es ponerla al servicio de la intelección del ser. Para ello, la razón ha de renunciar, c o m o bien lo indica Pascal, a toda pretensión de o m n i p o t e n c i a o de autosuficiencia. Orientada hacia la verdad y hacia el ser, se p o n e al servicio de la vida y de la realidad. La razón, siendo el pensamiento ejercido en el devenir temporal, no absorbe el ser y la realidad, sino q u e se subordina a ellos. Diríase que Pascal acentúa las distancias entre el saber científico y filosófico y el c o n o c i m i e n t o de D i o s p o r la fe y la caridad. La suya no es una posición n e t a m e n t e fideísta. P e r o la " r a c i o n a b i l i d a d " de la fe no significa para él una armonía entre un sistema filosófico y la Palabra de Dios, sino m á s bien que el paso de la fe no encierra contradicciones para la razón. Pero es un salto que va m á s allá de sus posibilidades. U n o de los rasgos de la "racionabilidad" de la fe es que en ella la razón encuentra una confirmación no contradictoria de los propios l í m i t e s . 44

R e s u m i e n d o p o d e m o s indicar que nos encontramos frente a un humanismo riguroso y severo, c u y a base es la apertura a la trascendencia, a través del amor. Sin e m b a r g o , a pesar de su visión existencial, se nota un cierto esencialismo que lo h a c e atender lo inmutable de la condición humana, p e r d i e n d o perspectiva de lo concreto y de lo h i s t ó r i c o 45

44

I b i d . , p . 86.

45

Ibid., p. 87

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