miércoles, 21 de enero del 2009 | la voz de la escuela
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> VALOR 4. CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
Observar con los ojos de la ciencia
> ACTIVIDADES 1. Siguiendo el ejemplo extraordinario de la meticulosa observación de los gorilas que realizó la científica Dian Fossey y de la vida de Jane Godall, podemos hacer ahora una reflexión final en clase sobre la importancia del conocimiento científico y la necesidad de la observación.
Descubre las aportaciones de Dian Fossey y Jane Goodall gracias a su paciencia y curiosidad Observar con los ojos de la ciencia es abrir todos nuestros sentidos para captar, percibir, reconocer todos los mensajes que recibimos de nuestro entorno. Es aprender a usar de forma ordenada y minuciosa todos y cada uno de los datos que nuestros sentidos perciben. Basta darse un paseo por un bosque otoñal. A primera vista, vemos un conjunto de árboles, hierba, tierra... Pero, ahora, observemos... los distintos tonos de las hojas de los árboles, las diferentes texturas de las rocas, la gama de los verdes de la hierba, los insectos que parecen estar camuflados, los pájaros que repentinamente se hacen visibles... Esta capacidad de desmenuzar la
realidad que nos rodea se pierde con el tiempo, si no la educamos convenientemente. Pero surge con naturalidad cuando somos niños. Jugar a observar permite que se establezca un diálogo cercano entre el niño y el adulto, ya sea su padre o educador. Y cualquier entorno es válido: la costa, la ciudad, el tren, el supermercado, viajar en coche, el parque... Vale la pena intentarlo, pues la capacidad de observación influye en muchos aspectos de la vida de una persona. Y también tiene una importancia decisiva en el conocimiento científico. Un buen científico tiene que ser un gran observador.
> Patricia Barciela
2. En la dirección recogida a continuación se nos indican cinco pasos imprescindibles: observar el fenómeno, elaborar una hipótesis, predecir una consecuencia, experimentar, revisar errores. ¿Te animas?: http:// es.wikipedia.org/wiki/ Observar, y también: http:// es.wikipedia.org/wiki/ M%C3%A9todo_ cient%C3%ADfico
Carátula de la película que recrea la vida de Dian Fossey
TÉCNICA 1
TÉCNICA 3
Bibliografía
Promoción de ideas
«Bajé lentamente del árbol y simulé masticar vegetación para darle toda la seguridad de que mis intenciones eran de lo más pacíficas. Los brillantes ojos de Peanuts me miraban... Como parecía totalmente tranquilo, me eché de espaldas en la vegetación, extendí poco a poco la mano, la palma hacia arriba, y la dejé sobre las hojas. Después de mirarla con detenimiento, Peanuts se levantó y extendió su mano para rozar mis dedos con los suyos por un instante... Ese contacto figura entre los más memorables de mi vida entre los gorilas». Así nos relata Dian Fossey, en su libro Gorilas en la niebla, uno de los mayores logros en sus estudios sobre los gorilas de espalda plateada. Puedes encontrar el libro de la Ed. Salvat (1986) en: http://www.buscalibros.cl/ libro.php?libro=561506
Esta es la historia de una científica de 5 años, pues es la edad que tenía la niña a la que le pudo la curiosidad por las gallinas del corral de su casa. Más bien, por cómo pondrían los riquísimos huevos que sus padres recogían cada semana. Entonces, se le ocurrió observarlas a escondidas, sigilosa, para que no reparasen en su presencia. Pasó buena parte de la noche observando pacientemente, esperando que pasara algo que tuviera que ver con cómo las gallinas ponen sus huevos. Finalmente, sucedió y el misterio quedó resuelto. Aunque el corral estaba sucio y frío, los padres de Jane no desanimaron a su hija en sus exploracio-
nes. No le pidieron que se volviese para casa; en cambio, dieron rienda suelta a su curiosidad. Sus padres le dieron permiso para ser científica. Después de las gallinas vinieron los gusanos del jardín. Jane atrapó todos los gusanos que pudo y los llevó a su habitación. Los examinó y observó diferencias de tamaño, color, forma y textura. Observó también cómo se movían. Su madre solo le recordó que los gusanos morirían si no los llevaba otra vez al jardín, y le pidió que los devolviese tan pronto como hubiese acabado. La niña se llamaba Jane Goodall, y nunca perdió su curiosidad natural por los animales y su comportamiento. Ella siempre cuenta su historia y agradece a sus padres que la
animasen en sus primeros estudios sobre los animales; quizá de otra manera no se hubiera convertido en un científica experta en el comportamiento de los chimpancés. «¿Nos importa que en un plazo de 15 años ya no haya chimpancés o gorilas o elefantes u otros seres únicos viviendo en los bosques de África?», dice. «No es caridad lo que se necesita para proteger la vida salvaje y a las personas en África. Es una inversión colectiva en nuestro futuro, en un legado del que podamos estar orgullosos. No tenemos mucho tiempo. Debemos actuar ahora», asegura Jane Goodall. ■ Si quieres conocer mejor a esta científica, date una vuelta por http://www.janegoodall.es/es/
TÉCNICA 2
Audiovisuales El libro fue llevado al cine en 1988, con una película del mismo título protagonizada por la actriz Sigourney Weaver, que fue nominada al Oscar a la Mejor Actriz. La película recoge la biografía de la zoóloga Dian Fossey, quien se dedicó a estudiar durante años a los gorilas de espalda plateada en su hábitat natural, las selvas montañosas de África.
La primatóloga Jane Goodall en el zoológico de Taronga (Sídney, Australia) cerca de unos chimpancés