NO SIEMPRE Debí continuar siendo yo, no había opciones, yo era parte de cada parte que me poblaba y desprenderlas dolía y costaba aún más de lo que un día me había costado conseguirlas; Me detuve entonces delante de mis ojos, caminé observante, cavilando cada centímetro de mi disparidad. De mi locura. Por ser un pequeño paquete cuadrado y arrinconado en un gran salón, entré a buscarme y aunque quebrado en tres partes –armables aún – pude verme, logré mudar mis pieles y ponerme al tanto del mundo en una veloz rotativa. Quedé expulsado de mis tinieblas y heme aquí: encontrando sin saber que buscar, dando lo que siempre creí carecer desde lo más hondo, tomando decisiones que me petrificaban la sangre, mirándote a los ojos, cuando andaban siempre impregnados en el piso. ¿Dónde estoy ahora? ¿Quién puedo ser en un tiempo y espacio alterno si no logro dejarme olvidado en una calle repleta de gente? Soledad. Mi ansiada y espectral soledad, me da señas de no haber huido con los rezagos de sol de la mañana, purificadora y nunca enemiga; abrazante y nostálgica como la recuerdo en mis opacas madrugadas, PRESENTE. ¿Cuanto dejé guardado de mí en los gabinetes del camino? ¿Cuándo fue que al volver a ver al espejo, encontré “esto”?, ¿cuando me abandoné temblando y me recobré abrazando al que lloraba sin consuelo…? Decidí ser puerta y no acompañante, decidí ser motor y no pasajero del viaje junto a la ventana, dar lo poco que no carezco, aún a riesgo de encontrarme con migo mismo entre los largos caminos. Decidí saber de ti, como parte de mi experiencia paralela de vida, como eslabón que me une con mi propia memoria tardía, con mi propia verdad.
Walter 9 de noviembre de 2007 10:30 PM