Editorial:
FECHAS PARA LA REFLEXIÓN La historia tiene fechas que compendian procesos, los marcan, son su inicio o su culminación, del análisis certero de estas fechas depende la comprensión del momento que se vive. Son muchas, por ejemplo, sin comprender el 1810 como una insurrección mantuana, no se puede entender las vicisitudes de la Revolución de la Independencia , la caída de la primera república, los decretos de liberación de los esclavos. Hay dos fechas que es importantísimo revisar si queremos entender la batalla que hoy se libra en la Revolución Bolivariana : el 26 de julio cubano y el 23 de Enero venezolano. 26 de julio de 1953: unos jóvenes asaltan uno de los principales cuarteles de la Isla de Cuba, estaban guiados por Fidel Castro y seguían las enseñanzas de Martí. El Asalto al Cuartel Moncada tenía como objetivo usar un motor pequeño: la acción, para activar un motor grande: la conciencia del pueblo de Cuba, incorporarlo en la lucha por derrocar la dictadura de Batista, y emprender la construcción del Socialismo. El asalto fue un éxito, las revoluciones tiene extraños caminos. Los móviles del asalto se resumen en la defensa que Fidel hace en el juicio que le siguen a él y a sus compañeros, que termina con la frase "Condenadme, no importa, la Historia me Absolverá". El 23 de Enero de 1958: una insurrección civil-militar derribó la dictadura de Marcos Evangelista Pérez Jiménez, el pueblo fue guiado en esa gesta por la Junta Patriótica presidida por Fabricio Ojeda, oriundo de Boconó. Una Junta Provisional de Gobierno presidida por Wolfgang Larrazabal da inicio a un período de amplias posibilidades revolucionarias. Mientras el 26 de julio de 1953 dio origen al desembarco del Granma, a la gesta heroica de la Sierra Maestra , a la entrada triunfante en La Habana del Ejército Rebelde el 1 de Enero de 1959, que fue el inicio de la experiencia revolucionaria y Socialista más importante de la humanidad. La energía popular del 23 de Enero, la posibilidad revolucionaria de aquellos días fue torcida por el dogmatismo y el reformismo, y el país desembocó en medio siglo de un lúgubre pacto de punto fijo que conduce a la sociedad a los bordes de la desintegración. Una fecha, el 26 de julio, marca el camino hacia la esperanza Socialista redención de la humanidad. La otra, el 23 de Enero, fue la puerta de un fraude "democrático" que nos llevó a medio siglo de oscuridad. Reflexionando estas fechas aprendemos que no basta la acción popular desatada, el pueblo triunfante es aquel que produce líderes extraordinarios, concientes del momento histórico, que sepan adaptar a sus circunstancias el pensamiento revolucionario universal, que eviten los zarpazos del reformismo y el dogmatismo que en las entrañas de la Revolución siempre se incuban. Se precisó medio siglo para arribar al 4 de febrero del 1992, para que la patria de Bolívar retomara el rumbo perdido el 23 de Enero. Ahora tenemos un líder, Chávez, un pueblo digno heredero de los Libertadores, y tenemos la experiencia de los extravíos, de los errores. ¡Las condiciones están dadas para triunfar! Del Moncada y su legado trata el Debate Socialista de hoy.
EDITOR Eduardo Hernández R. CONSEJO DE DIRECCIÓN German Zambrano Franklin Villegas Editado por: Editorial Capicúa C.A.
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COLABORADORES Antonio Aponte Néstor Kohan Frank Llegas Alejandro Mena Colectivo AMAUTA (Argentina) Neptalí Reyes Jean Cabot
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DIAGRAMACIÓN David Luhan
YA ESTAMOS EN COMBATE Raúl Gómez García, Julio de 1953 Por defender la idea de todos los que han muerto. Para arrojar a los malos del histórico Templo Por el heroico gesto de Maceo, Por la dulce memoria de Martí. En nuestra sangre hierve el hado azaroso De las generaciones que todo lo brindaron, En nuestros brazos se alzan los sueños clamorosos Que vibran en el alma superior del cubano Ya estamos en combate...... En nombre de las madres y de los hijos de nuestra tierra heroica En nombre del honor y del decoro que construyó su historia Por la estrofa magnífica del himno "Que morir por la patria es vivir" La libertad anida entre los pechos de los que viven hombres Y por verla en la estrella solitaria es un honor luchar A la generación del centenario le caben los honores, De construir la patria que soñara el Maestro Inmortal. Ya estamos en combate...... ¡Adelante! Adelante hasta el nido superior de la gloria Para que nazca en esta nueva aurora La república digna y decorosa Que fue el último anhelo de Chibás. No importa que en la lucha caigan más héroes dignos Serán más culpa y fango para el fiero tirano Cuando se ama a la patria como hermoso símbolo Si no se tiene armas se pelea con las manos. Ya estamos en combate...... ¡Adelante! De nuestra lucha heroica depende la Cuba verdadera La de furia loca de Gómez y Agramonte... La de la lucha pura de Mella y de Guiteras... Adelante, Cubanos...... ¡Adelante! Por nuestro honor de hombres ya estamos en combate Pongamos en ridículo la actitud egoísta del Tirano Luchemos hoy o nunca por una Cuba sin esclavos Sintamos en lo hondo la sed enfebrecida de la patria Pongamos en la cima del Turquino la Estrella Solitaria.
EL MENSAJE DE CHÁVEZ Regresó el viernes de su viaje a Europa. Lo hizo sólo en cuatro días. Volando hacia el Oeste, llegó a las 11 de la noche a Caracas, cuando en el punto de partida, Madrid, estaba amaneciendo. Llamaron temprano de Venezuela el sábado. Me comunicaron que deseaba conversar por teléfono ese día. Respondí que sería a la 1 y 45 de la tarde. Tuve tiempo para anotar más de 25 puntos de los que pueden tratarse por una línea telefónica internacional cuando uno sabe que el enemigo escucha, algunos de los cuales habían sido abordados por el propio Presidente venezolano ante la prensa. Chávez estaba sereno, reflexivo y satisfecho de la gira. Intercambiamos criterios sobre precios de alimentos, petróleo y materias primas, inversiones requeridas, devaluación del dólar, inflación, recesión, estafa y saqueo imperialistas, errores del adversario, riesgos de guerra nuclear, problemas insolubles del sistema y otros que no requieren de secreto alguno. Aun así, sólo por excepción uso esa vía de comunicación.
Compartimos detalles y noticias. No dijo una palabra del excelente mensaje que había escrito con motivo del 26 de Julio, en el que analiza mi denuncia sobre "La estrategia de Maquiavelo". Lo recibí la noche de ese mismo sábado. En Chávez reencarnaron las ideas de Bolívar, sólo que el intercambio que sostuvimos durante una hora, en los tiempos del Libertador habría tardado meses, y su recorrido de 4 días por Europa, al menos 2 años. Ayer lo escuché en el Aló, Presidente. Su programa de inversiones es impresionante. Tal vez nunca se prestó una atención mayor a los deseos y las necesidades más sentidas de las personas. Ya se perciben algunos frutos. Cuando por la noche encendí el televisor, Chávez estaba sumergido en el público que alentaba al equipo femenino de softball en el juego final de una copa frente al de Cuba. Ganaron las atletas venezolanas, uno a cero. Y para colmo, sin hit ni carrera. A la joven pitcher de Venezuela, una muchacha agraciada, se le salían los ojos cuando después del último out tomó conciencia de su proeza. En medio del jubiloso equipo que saltaba dentro del cuadro y próximo al box, estaba Chávez
repartiendo abrazos y besos. Si no fuésemos internacionalistas, nos habríamos deprimido. Después de pensarlo algunos segundos, me alegré por él y por Venezuela. ¡Qué bárbaro! ¿Cómo puede resistir tanto esfuerzo? Hoy es su cumpleaños. Raúl y yo le enviamos un cuadro del Che emergiendo de la tierra, tal como lo vio un pintor de la provincia más occidental de Cuba. Realmente impacta. Le haré llegar temprano esta reflexión.
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Fidel Castro Ruz 28 de julio de 2008 11y 30 a.m.
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“...en la isla de Cuba, el 1 de Enero del 59, entraba en La Habana Fidel Castro, para desarrollar en Cuba la Revolución más importante que la humanidad ha construido, la Revolución Cubana, que ha significado para su pueblo una elevación cultural y humana no alcanzada por ninguna otra sociedad...”
Neftalí Reyes Nunca el poder de una idea estuvo tan evidente, como en el Caribe de finales de los años cincuenta. Dos hechos en apariencia similares pero contrastantes en su desarrollo sucedieron en esos días. Uno, el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, 23 de Enero de 1958, el otro, el derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista, 1 de Enero de 1959. Estudiemos como los pueblos y sus líderes resolvieron aquellas encrucijadas. 23 de Enero de 1958 Es derribada por una insurrección cívicomilitar la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez. Una unión del Partido Comunista de Venezuela y de partidos socialdemócratas, agrupados en la Junta Patriótica guiaron esas luchas. A partir de ese momento la sociedad venezolana entra en un período de turbulencia, de efervescencia popular, podríamos caracterizar aquellos días de prerrevolucionarios y no estaríamos exagerando. Estudiemos las ideas que batallaban por la hegemonía de la sociedad: El Partido Comunista de Venezuela, heroico y sabio en el combate supo construir una estrategia correcta: La unidad de todas las corrientes política que se oponían al gobierno de Pérez Jiménez, esa estrategia llevó al derrocamiento de la dictadura, fue exitosa. No obstante, después del derrocamiento de la dictadura la situación política reclamaba una nueva estrategia, la necesaria para enrumbar a la sociedad por caminos de cambios profundos. Y el Partido Comunista no tuvo respuesta a esta nueva situación, continuó insistiendo en la estrategia de unidad con las corrientes socialdemócratas. Es comprensible esta conducta si recordamos que los partidos comunistas de la América eran deudores directos de las políticas de la Unión Soviética estalinista, que propugnaban la construcción de alianzas con las burguesías nacionales, la formación de frentes amplios con metas democráticas burguesas y postergaban las aspiraciones de una Revolución Socialista. Los Partidos Socialdemócratas, Acción Democrática, COPEY, URD, firmantes de un
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pacto, el de punto fijo, que excluía al Partido Comunista. Presentaban un proyecto capitalista engarzado a la economía del imperio, pero con algunos ribetes nacionalistas. Este proyecto aprovechando la ambigüedad de la dirigencia revolucionaria capturó la hegemonía, secuestró la esperanza revolucionaria, y los actores revolucionarios del 23 de Enero tomaron conciencia de la necesidad de abrir caminos de redención con las armas en las manos, fue así que las montañas de Venezuela se abonaron nuevamente de los sueños y la sangre de los mejores hijos de la patria. Las ideas incorrectas de los conductores revolucionarios, que pretendían alianzas con la burguesía rentista, hizo posible que entregaran la dirección de la resistencia interna a la derecha exiliada, es así que Sáez Mérida entrega AD a Rómulo Betancourt, Fabricio Ojeda hace otro tanto con Jóvito Villalba. Esos extravíos llevan al país a casi cincuenta años de nefasto pacto de punto fijo. Esos cincuenta años están poblados de entregas al imperio, de represión a los dirigentes y a las ideas revolucionarias, despojos de la riqueza nacional, desintegración nacional. De derrota y sacrificio. Podemos resumir diciendo que el 23 de Enero del 1958 fue un glamoroso triunfo civilmilitar que por las ideas erradas de la dirección revolucionaria lo cosechó la oligarquía. En contraste, un año después y al otro extremo del Caribe, en la isla de Cuba, el 1 de Enero del 59, entraba en La Habana Fidel Castro, para desarrollar en Cuba la Revolución más importante que la humanidad ha construido, la Revolución Cubana, que ha significado para su pueblo una elevación cultural y humana no alcanzada por ninguna otra sociedad. Esa Revolución es guiada por ideas certeras de lucha anticapitalista. No hace pacto con los representantes políticos de la burguesía, derrota a las pretensiones reformistas de Urrutia, y emprende el rumbo certero hacia la Revolución Socialista, supera la etapa de democracia burguesa y se adentra con fuerza
en el rumbo Socialista. Impulsa: en lo económico, la Propiedad Social de los medios de producción. En lo político, la construcción de un poderoso partido revolucionario que agrupa a los movimientos revolucionarios que había para la fecha, es de resaltar que el Partido Comunista Cubano reconoce como líder a Fidel Castro y se suma a sus esfuerzos. En lo social, organización del pueblo, modificación del sistema electoral oligarca, creación de un tejido de Poder Popular que va desde las pequeñas organizaciones locales hasta una Asamblea Nacional. Profesa un inmenso internacionalismo, y al mismo tiempo una defensa sin concesiones de su soberanía. Esta Revolución, un milagro, consiguió construirse Socialista a noventa millas del imperio, desmintiendo en la práctica las teorías de que el continente no estaba preparado para ir al Socialismo, que a lo máximo que se podía aspirar era a un buen gobierno democrático, que eso era suficiente dada las condiciones de ser el "patio trasero del imperio". Revisemos los antecedentes del 1 de Enero de 1959, vayamos seis años antes, el 26 de julio de 1953: Unos jóvenes intentan tomar por asalto uno de los principales cuarteles de la Isla de Cuba, estaban guiados por Fidel Castro y seguían las enseñanzas de Martí. El Asalto al Cuartel Moncada fue un costoso éxito, cumplió los objetivos estratégicos, que eran sensibilizar a la sociedad, el Moncada era un motor pequeño que debía arrancar al motor grande. El éxito en las revoluciones tiene extraños caminos. Los móviles del asalto se resumen en la defensa que Fidel hace en el juicio que le siguen a él y sus compañero que termina con la frase "condenadme la historia me absolverá". Demos una ojeada al alegato de Fidel Castro: El 16 de octubre de 1953, el jefe del Asalto al Cuartel Moncada, Fidel Castro, pronunció su personal alegato ante el tribunal que le juzgaba por su participación en el asalto. El texto siguiente recoge las últimas frases del discurso castrista que acabó por convertirse en
una significativa consigna política de los revolucionarios opuestos al régimen de Fulgencio Batista: Creo haber justificado suficientemente mi punto de vista: son más razones que las que esgrimió el señor Fiscal para pedir que se me condene a veintiséis años de cárcel; todas asisten a los hombres que luchan por la libertad y la felicidad de un pueblo, ninguna a los que lo oprimen, envilecen y saquean despiadadamente; por eso yo he tenido que exponer muchas y él no pudo exponer una sola. ¿Cómo justificar la presencia de Batista en el poder, al que llegó contra la voluntad del pueblo y violando por la traición y por la fuerza las leyes de la República? ¿Cómo calificar de legítimo un régimen de sangre, opresión e ignominia? ¿Cómo llamar revolucionario un gobierno donde se han conjugado los hombres, las ideas y los métodos más retrógrados de la vida pública? ¿Cómo considerar jurídicamente válida la alta traición de un tribunal cuya misión era
Apóstol en su libro La Edad de Oro: "Un hombre que se conforma con obedecer leyes injustas, y permite que le pisen el país en que nació los hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado... En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que le roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana..." Se nos enseñó que el 10 de octubre y el 24 de febrero son efemérides gloriosas y de regocijo patrio porque marcan los días en que los cubanos se rebelaron contra el yugo de la infame tiranía, se nos enseñó a querer y defender la hermosa bandera de la estrella solitaria y a cantar todas las tardes un himno cuyos versos dicen que vivir en cadenas es vivir en afrenta y
cuando mis compañeros están sufriendo ya en Isla de Pinos ignominiosa prisión. Enviadme junto a ellos a compartir su suerte, es concebible que los hombres honrados estén muertos o presos en una República donde está de presidente un criminal y un ladrón. A los señores Magistrados, mi sincera gratitud por haberme permitido expresarme libremente, sin mezquinas coacciones; no os guardo rencor, reconozco que en ciertos aspectos habéis sido humanos y sé que el presidente de este Tribunal, hombre de limpia vida, no puede disimular su repugnancia por el estado de cosas reinantes que lo obliga a dictar un fallo injusto. Queda todavía a la Audiencia un problema más grave: ahí están las causas iniciadas por los setenta asesinatos, es decir, la mayor masacre que hemos conocido; los culpables siguen libres con un arma en la mano que es una amenaza perenne para la vida de los ciudadanos; si no cae sobre ellos todo el peso de la ley, por cobardía o porque se lo impiden y no
“...Impulsa: en lo económico, la Propiedad Social de los medios de producción. En lo político, la construcción de un poderoso partido revolucionario que agrupa a los movimientos revolucionarios que había para la fecha, es de resaltar que el Partido Comunista Cubano reconoce como líder a Fidel Castro y se suma a sus esfuerzos. En lo social, organización del pueblo, modificación del sistema electoral oligarca, creación de un tejido de Poder Popular que va desde las pequeñas organizaciones locales hasta una Asamblea Nacional. Profesa un inmenso internacionalismo, y al mismo tiempo una defensa sin concesiones de su soberanía...”
defender nuestra Constitución? ¿Con qué derechos envían a la cárcel a ciudadanos que vinieron a dar por el decoro de su Patria su sangre y su vida? ¡Eso es monstruoso ante los ojos de la nación y los principios de la verdadera justicia! Pero hay una razón que nos asiste más poderosa que todas las demás: somos cubanos, y ser cubano implica un deber, no cumplirlo es crimen y traición. Vivimos orgullosos de la historia de nuestra Patria, la aprendimos en la escuela y hemos crecido oyendo hablar de libertad, de justicia y de derechos. Se nos enseñó a venerar desde temprano el ejemplo glorioso de nuestros héroes y de nuestros mártires. Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez y Martí fueron los primeros nombres que se grabaron en nuestro cerebro, se nos enseñó que el Titán había dicho que la libertad no se mendiga sino que se conquista con el filo del machete, se nos enseñó que para la educación de los ciudadanos en la patria libre, escribió el
oprobio sumidos, y que morir por la Patria es vivir. Todo eso aprendimos y no lo olvidaremos aunque hoy en nuestra Patria se está asesinando y encarcelando a los hombres por practicar las ideas que les enseñaron desde la cuna. Nacimos en un país libre que nos legaron nuestros padres, y primero se hundirá la Isla en el mar antes que consintamos en ser esclavos de nadie. Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es fiel a su recuerdo; hay cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnífico desagravio vinieron a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida para que él siga viviendo en el alma de la Patria. ¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol! Termino mi defensa, pero no lo haré, como hacen siempre todos los letrados, pidiendo la libertad del defendido; no puedo pedirla
renuncian en pleno todos los magistrados, me apiado de vuestras honras y compadezco la mancha sin precedentes que caerá sobre el Poder Judicial. En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa, la historia me absolverá. Hoy en Venezuela, medio siglo después del 23 de enero, vivimos una situación revolucionaria similar, pero ahora la responsabilidad del pueblo y de sus dirigentes es mucho mayor, el planeta necesita el ejemplo que marque el rumbo, es necesario demostrar que un nuevo mundo es posible, corregir el rumbo suicida que nos propone el capitalismo, es necesario que aprendamos de la experiencia, fortalezcamos las ideas correctas, las que nos conducen por el camino Socialista.
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Miraflores, 26 de Julio de 2008
Hay un almanaque lleno de días 26. Desde hace 55 años es así.
Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz
Si fuera de nuevo a organizar un plan para tomar el Moncada, lo haría exactamente igual, no modifico nada. Lo que falló allí fue debido únicamente a no poseer suficiente experiencia combativa. Después la fuimos adquiriendo. He querido recordar estas palabras que le dijiste a nuestro amigo Ignacio Ramonet: palabras que han provocado en mí una profunda reflexión porque contienen una enseñanza magistral. Y quiero unirlas con las palabras tuyas del 26 de febrero de 1986: Vivimos una época que exige verdaderamente nervios de acero y políticas con la transparencia del cristal y la firmeza de una roca de granito. Así han sido los nervios de este pueblo heroico, rodeado de bases militares nucleares amenazantes y agresivas durante decenas de años; así ha sido su política de paz.
Querido Padre Fidel:
Con el más genuino fervor revolucionario, recibe un saludo martiano y bolivariano, revolucionario y socialista de quien te sebe y te siente Padre y Maestro. En nombre de mi Pueblo, recibe el más fraterno y emocionado de los homenajes al conmemorarse un nuevo aniversario del Asalto al Cuartel Moncada: del Asalto al porvenir que ocurrió aquel memorable 26 de julio de 1953. Muchas cosas quisiera decirte, en el contexto de esta grande e irradiante fecha, pero prefiero centrarme en una que, sin duda tiene la más viva y palpitante actualidad. Me refiero a tu reflexión publicada el 24 de julio de 2008 -fecha aniversario, por cierto, del Natalicio del Libertador Simón Bolívar - y que lleva por título La estrategia de Maquiavelo. Quiero hacer una digresión necesaria. En verdad, así lo siento, las Reflexiones del Comandante en Jefe son de obligada lectura para los revolucionarios y las revolucionarias de Nuestra América y del mundo: quien quiera aprehender las líneas de fuerza de nuestro tiempo debe acudir a ellas. Estas dando, Fidel, una inestimable contribución la batalla de las ideas: la gratitud te es tan debida como la admiración. He leído y releído La estrategia de Maquiavelo con la mayor atención desde que lo recibí en Portugal. Lo primero que quiero resaltar es la precisa lucidez y el envidiable don de síntesis de su escritura. Lo segundo es la forma como tu pensamiento, en tan breves líneas, logra poner en evidencia, una vez más, al imperialismo y su estrategia de mentir, manipular y tergiversar sistemáticamente. Es claro y tu texto es iluminador en este preciso sentido que se está perfilando un nuevo intento de agresión contra Cuba. Y no sólo contra Cuba: Venezuela también está en la mira. Para ello, el imperialismo está montando toda clase de provocaciones verbales: en La estrategia de Maquiavelo te encargas de desmontarla con inteligencia y radicalidad. Bush, Cuando ya le está llegando el inevitable declive, quiere revivir la Guerra Fría. El hecho de que Rusia se haya puesto de pie, tiene a los halcones fuera de sí y pretenden, a través de las transnacionales de la comunicación, pulsar la tecla del miedo. Y no son para nada gratuitas, en este sentido, las falacias que están fabricando contra Cuba y Venezuela. Frente al imperio y sus amenazas, nosotros debemos fortalecemos. Así lo creo, acudiendo a nuestra historia y a sus grandes ejemplos de dignidad. Es por eso que recordamos el Asalto al Cuartel Moncada: para saber quiénes somos y de dónde venimos. Como decía el gran trovador cubano Noel Nicola, al cantarle al vivo y trascendente significado del 26 de julio de 1953:
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Cierto, Fidel: otra vez la agresiva obstinación yanqui no sólo quiere cercar a la gran potencia que es Rusia, como bien dices tú sino que busca doblegar, también, a todos aquellos que nos atrevemos a levantar nuestra voz en estos tiempos de genocidio, ensombrecidos por la impunidad. Estoy completamente de acuerdo contigo: no tenemos que estar dándoles explicaciones ni rindiéndole cuentas al Imperio yanqui; mucho menos pedirle excusas ni perdón. En este, punto preciso, y que no admite vacilaciones de ninguna clase, Venezuela hace causa coman con Cuba. Vacilar, parafraseo a Bolívar, seria perdemos. Cientos, miles de Moncadas, hemos de seguir tornando por asalto, pero guiados por la nueva experiencia combativa que tiene su más sólido fundamento en los nervios acerados que hoy, más que nunca, son el mejor armamento para nuestros Pueblos: de ello depende esta larga lucha, esta guerra de las contenciones, para doblegar a una fiera cuya mayor debilidad la constituye el del zarpazos al vacio. No vamos a darle el gusto, como bien lo demostramos en aquella fructífera jornada de la XX Cumbre del Grupo de Río, en Santo Domingo, para nombrar tan sólo un ejemplo. Si el imperialismo, en su desquiciada y agresiva obstinación, ha concebido el insensato propósito de arrastrarnos en su inexorable e indetenible derrumbe, nuestra fortaleza, hoy más que nunca la constituye tu enseñanza imprescindible: lo que hace falta son nervios de acero. Y nervios de acero son los que tiene el gran Pueblo cubano, Fidel, bajo tu inspiración y guía: nervios de acero son los que tiene el Pueblo venezolano que hoy sigue el camino que le mostrara el Libertador Simón Bolívar. El mismo camino que siguiera el Apóstol Martí y al que tú le diste continuidad: el de la emancipación y redención de nuestros Pueblos. Padre, hermano, amigo, compañero, camarada: ¡Hasta la Victoria Siempre! Te necesitamos muchos años más entre nosotros con el temple y la entereza que te conocemos: el temple y la entereza del que, cada día, está dispuesto a asaltar al Moncada. Recibe un fuerte abrazo con la admiración de siempre. ¡Patria, socialismo o muerte! ¡¡Venceremos!! Hugo Chávez Frías
Cincuenta y cinco años después el 26 de Julio revisita su cuna; mientras la historia nos premia con el privilegio de contar aún con los protagonistas de la clarinada, con su sabiduría y su prestigio animados por el mismo espíritu de entonces. Para aquellos jóvenes idealistas e impetuosos, la hazaña de sacudirnos a un corrupto tirano pudo haber parecido menos exigente de lo que hoy, para todos nosotros, son los retos que enfrentamos. Vivimos tiempos complejos, que demandarán de nuestra sociedad el ejercicio de todo el potencial humano, conceptual y solidario creado en estos años. El capital puja por expandirse en un mundo que se achica y se resiste, y ante esta realidad parece dispuesto a arriesgar más por menos. Se reducen las opciones a disposición de la opulencia, para seguir transfiriendo a los pobres del mundo los costos de sus privilegios. Al acecho en busca de eslabones débiles, donde no los halla el poder hace lo imposible por crearlos. Espantadas ante la alternativa de una tercera matanza mutua, parecen transarse las civilizadas metrópolis por una cordial y concertada reconquista. En las condiciones de hoy la invulnerabilidad militar no nos es suficiente. Cada fábrica, cada unidad agropecuaria y cada escuela es un cuartel que hemos de tomar. Cada puesto de trabajo y cada pupitre es una trinchera. Cada estudiante y cada trabajador ha de ser un soldado, aplicando a su actividad toda su energía, su capacidad y su entusiasmo. El símbolo que hoy es Cuba demanda ese supremo esfuerzo de todos y
cada uno de nosotros. Hace cincuenta y cinco años que en la heroica Santiago, un puñado de jóvenes visionarios se lanzó a salvar a su patria del oprobio. Hoy, en el sueño de un mundo sin oprobio, depositan en todos nosotros, sus esperanzas, los desheredados del mundo. Un abrazo revolucionario,
Moncada, junto a ustedes, junto al Partido, a Fidel y a Raúl; unidos todos HASTA LA VICTORIA SIEMPRE. ¡GLORIA ETERNA A LOS HÉROES Y MÁRTIRES DE LA PATRIA! ¡VIVA LA REVOLUCIÓN CUBANA! ¡VIVA FIDEL! ¡PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS! Fernando González Llort
René González Sehwerert
Centro Correccional Federal
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Terre haute, Indiana. U.S.A
CELEBRAMOS EL 26 JUNTO A USTEDES Queridos compatriotas: Les acompañamos hoy, Día de la Rebeldía Nacional, en celebración de los logros que impulsan la marcha triunfal de la Revolución. Nuestra gratitud a los jóvenes que participaron en la gesta gloriosa del 26 de julio de 1953, y en especial a Fidel y a Raúl, por enseñarnos el camino de la dignidad y la victoria, y por conducirnos por él con seguridad y éxito a pesar de la hostilidad del imperio norteamericano. La clarinada moral que representó el asalto al Moncada, el sentido ético y patriótico de aquel acto heroico, y el ejemplo victorioso de la Revolución que desencadenó, sustentan nuestra convicción en el triunfo de la verdad y el regreso a la Patria. Nada debilitará en nosotros esa convicción absoluta en el triunfo de nuestra causa. Celebramos hoy el 55 aniversario del
________________________________ EL JÚBILO Y LA FIRMEZA DE CADA CUBANO ESTARÁN SIEMPRE EN NOSOTROS A nuestro querido y heroico pueblo: Felicidades en el 55 aniversario del Asalto al Cuartel Moncada. El júbilo y la firmeza de cada cubano dispuesto a defender nuestra Revolución Socialista al precio que sea necesario estarán este 26 y siempre, presentes en nosotros Cinco. Gloria eterna a los héroes de la Patria que con sus vidas hicieron nuestra plena independencia. ¡VIVA FIDEL! ¡VIVA RAÚL! ¡PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS! Antonio Guerrero
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Santiagueras y santiagueros; Compatriotas: Cincuenta y cinco años son un período corto en la vida de un pueblo, pero suficientes para confirmar que el 26 de Julio marcó el inicio de una nueva era en la historia cubana. Fidel, en su medular intervención en el acto conmemorativo del XX Aniversario, también en Santiago de Cuba, rememoró estos encendidos versos del destacado dirigente comunista y notable intelectual Rubén Martínez Villena: "Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones, para vengar los muertos que padecen ultraje, para limpiar la costra tenaz del coloniaje, para no hacer inútil, en humillante suerte, el esfuerzo y el hambre, y la herida y la muerte; para que la República se mantenga de sí, para cumplir el sueño de mármol de Martí; para que nuestros hijos no mendiguen de hinojos, la patria que los padres le ganaron de pie." Y concluyó su discurso afirmando: "Rubén: el 26 de Julio fue la carga que tú pedías". Muchas dificultades y momentos difíciles hemos enfrentado los cubanos desde aquel memorable acto de 1973. Sólo las profundas convicciones y firme voluntad de resistir y vencer de nuestro pueblo, han hecho posible celebrar con orgullo y optimismo este nuevo aniversario. Un día como hoy, en 1973, Fidel afirmó que la única salvación para los pueblos de Latinoamérica estaba en unirse y librarse del dominio imperialista, pues sólo así lograrían ocupar un lugar entre las grandes comunidades humanas. Y refiriéndose a nuestra región, agregó lo siguiente: "Solo esto nos daría las fuerzas para enfrentar los gigantescos problemas alimenticios, económicos, sociales y humanos de una población que ascenderá a 600 millones en 25 años más. Solo
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esto haría posible nuestra participación en la revolución científico-técnica que conformará la vida del futuro. Solo esto nos hará libres". Más adelante alertó: "…el lujo y el despilfarro de las sociedades capitalistas desarrolladas agotan recursos naturales no recuperables, como el petróleo, cuyo precio amenaza con elevarse extraordinariamente". Hasta aquí sus palabras. Parece dicho hoy y fue hace 35 años. Con razón Abdelazís Bouteflica, entrañable amigo de Cuba y Presidente de la hermana Argelia, expresó en una ocasión: "Hemos tenido el inmenso privilegio de tener como amigo al compañero Fidel, que nunca nos ha fallado. Fidel tiene la rara cualidad de viajar al futuro, regresar y explicarlo", sentenció. Los 55 años transcurridos desde el 26 de julio de 1953, han justificado con creces por qué se escogió Oriente, y en particular Santiago de Cuba y Bayamo, para reiniciar la entonces inconclusa Revolución Cubana. En esta tierra indómita de mambises y rebeldes, como en toda Cuba, permanecen vivas las gloriosas tradiciones patrióticas y revolucionarias de nuestro pueblo. El país, desde el mismo año 1959, ha hecho grandes esfuerzos por desarrollar las provincias orientales, donde hoy vive el 35% de toda la población, pero aún siguen en desventaja con el resto de la nación. El período especial y los desastres naturales que nos han azotado con particular fuerza, influyeron además en que no hayamos podido avanzar con mayor celeridad. Somos conscientes de la gran cantidad de problemas que aún quedan por resolver, la mayoría de los cuales afectan de manera directa a la población. No obstante, debemos reconocer que en los últimos tiempos se han aprovechado bien y rápido los limitados recursos que el país ha podido entregar adicionalmente a la región oriental. Una previsión que nos agradecerán todos, en particular las futuras generaciones, esas que les tocará vivir en un mundo donde el agua potable será un recurso cada vez más escaso y caro. Por ello, no pocos pronostican que las guerras del mañana serán motivadas por la conquista de las
reservas de este insustituible recurso natural. Ya en la actualidad se libran las guerras por el petróleo. Entre las nuevas inversiones que se acometen en colaboración con Venezuela, ocupa un lugar destacado la Petroquímica: el incremento de la refinación de petróleo, la producción de fertilizantes y la fabricación de resinas sintéticas como el llamado PVC, que se emplea, entre otros usos, para las petrocasas, de las que ya comenzaron a edificarse 100 en el reparto La Risueña de esta ciudad, similares a las construidas en Cienfuegos, como parte de las pruebas que se realizan en nuestras condiciones ambientales. Como decíamos el pasado día 11 en el Parlamento, es un extraordinario esfuerzo para invertir los recursos existentes en esferas que generen utilidades en el menor plazo posible. Como nunca debe existir estrecha coordinación entre inversionistas, proyectistas y constructores para lograr la mayor eficiencia y concluir cada obra en el plazo pactado. No olvidar que estamos en medio de una verdadera crisis mundial que no es sólo económica, se asocia también al cambio climático, el empleo irracional de la energía y a crecientes problemas de todo tipo. Es una situación que impacta a todas las naciones y de manera particularmente dramática a los pueblos del Tercer Mundo. Hay fuertes llamados de alerta de organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cuyo director general nos visitó hace pocos días y ha denunciado de forma valiente y con sólidos argumentos la seriedad de esta crisis de consecuencias impredecibles. Ante esa crisis permanecen pasivos los gobernantes de los países ricos y las grandes empresas transnacionales, una actitud no sólo egoísta e irresponsable, sino además suicida, pues quieran o no, todos vivimos en este pequeño planeta. Incluso el Presidente del Banco Mundial, una organización a la que nadie calificaría de opuesta al capitalismo, presionó hace pocos días a los países industrializados a participar en la solución del
problema. Sólo encontró oídos sordos, a pesar de que les propuso contribuir al Programa de Alimentos de la ONU con la ridícula cifra de 500 millones de dólares. Tanto el Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional afirman que la situación de los alimentos es grave y la empeora la política de los Estados Unidos de promover los agrocombustibles. Reitero que la Revolución ha hecho y continuará haciendo cuanto esté a su alcance para seguir avanzando y reducir al mínimo las inevitables consecuencias de la actual crisis internacional para la población. No obstante, debemos explicar oportunamente a nuestro pueblo las dificultades y así poder prepararnos para enfrentarlas. Hay que acostumbrarse a no sólo recibir buenas noticias. Algunas opiniones recogidas respecto al anteproyecto de Ley de Seguridad Social demuestran que es necesario continuar informando sobre este asunto de importancia estratégica. El proceso de estudio y consulta con todos los trabajadores que comenzará el próximo mes de septiembre, previo a la aprobación de la Ley por la Asamblea Nacional en diciembre, servirá para esclarecer todas las dudas y brindará la oportunidad de expresar cualquier criterio. No obstante, tener presente que en 1953, el año en que atacamos este cuartel y el de Bayamo, la esperanza de vida de los cubanos era de 59 años, casi 20 menos que la actual, lo que significa además que hoy vivimos 5 años más que el promedio de los latinoamericanos y caribeños, así lo dije en la Asamblea Nacional; recordar que en el pasado imperaban el tiempo muerto, las largas filas de desempleados, el desalojo de campesinos de la tierra que cultivaban y de trabajadores de sus viviendas por no poder pagar el alquiler; no olvidar aquella terrible imagen de niños famélicos, pidiendo limosnas, sin médicos ni escuelas. Por acabar con toda esa injusticia, resumida por Fidel en La Historia me Absolverá, han dado la vida miles de compatriotas, incluidos los mártires del Moncada y Bayamo. Es bueno recordar ese cuadro de miserias y desigualdades que heredó la Revolución hace casi medio siglo, teniendo en cuenta que el 71% de los cubanos de hoy nació después del primero de enero de 1959. Todavía nos faltan muchas cosas que quisiéramos pudiera disfrutar nuestro pueblo, aunque es una realidad muy diferente a la que encontró la Revolución. Recuerdo que en los momentos más agudos del período especial, un dirigente obrero latinoamericano, hablando a sus colegas cubanos les manifestó: "Ustedes tendrán muchos problemas, pero yo, que conozco mi país y gran parte del continente, les doy un consejo: ¡cuiden lo que tienen!", alertó. Por muy grandes que sean nuestros deseos de resolver cada problema, no podemos gastar más de
lo que tenemos. Y para sacarle máximo provecho es imprescindible ahorrar de todo, en primer lugar combustible. Repito lo dicho por el Jefe de la Revolución, en esta misma tribuna, un día como hoy hace 35 años, pues pienso que tiene validez permanente, cuando expresó: "Como país pobre, sin grandes recursos naturales de fácil explotación, que tiene que trabajar duramente para ganarse el pan, en medio de un mundo donde gran parte de los pueblos viven en la mayor pobreza (…) los objetivos de nuestro pueblo en el orden material no pueden ser muy ambiciosos". Y añadió: "Será nuestro deber en los próximos años elevar al máximo la eficiencia en la utilización de nuestros recursos económicos y humanos. Llevar la cuenta minuciosa de los gastos y los costos. Y los errores de idealismos que hayamos cometido en el manejo de la economía saberlos rectificar valientemente", concluyó. Compañeras y compañeros: Cuando imaginamos 50 años hacia delante parece algo muy lejano, pero al pasar revista a los últimos 55, pienso que realmente han transcurrido muy rápido. Ninguno de nosotros soñó con estar aquí hoy cuando asaltamos el Moncada, ni siquiera cuando en cumplimiento de la orden del Comandante en Jefe, entramos triunfantes en esta fortaleza el primero de enero de 1959, exactamente 5 años, 5 meses y 5 días después. Casi todos teníamos veinte o treinta y tantos años, algunos incluso menos, y medio siglo nos parecía una eternidad. Si algo hemos aprendido bien es que el tiempo pasa velozmente. Desperdiciarlo por inercia o vacilación es una negligencia imperdonable. Hay que aprovechar cada minuto, aprender rápido de las experiencias, incluidos los errores cometidos, que siempre dejan alguna enseñanza, si son analizados con profundidad. Los problemas y tareas fundamentales los seguiremos analizando con el pueblo, en particular con los trabajadores, con la misma confianza y claridad de siempre. Así buscaremos las mejores soluciones, sin preocuparnos por quienes en el exterior intentan sacar partido de esos debates. Tarde o temprano, la verdad se impone. Continuaremos atendiendo, preparando y escuchando a nuestros jóvenes para que actúen con la firmeza, convicciones y lealtad de nuestros Cinco Héroes. Somos conscientes de la alta responsabilidad y compromiso que corresponde a las nuevas generaciones, y estamos seguros de que al igual que aquellos que siguieron sin vacilación a Céspedes en 1868, a Martí en 1895 y a Fidel en 1953, sabrán estar a la altura del momento histórico que les ha tocado vivir, igualmente difícil y glorioso.
No olvidar nunca que esta es la Revolución Socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes. No traicionaremos jamás la memoria de los caídos en combate o asesinados en Santiago de Cuba y Bayamo hace 55 años. En los días que siguieron al asalto, este cuartel se bañó en sangre por doquier, desde los calabozos en el sótano hasta el mismo techo del edificio, al cual me subieron una madrugada por varias horas, cuando me condujeron hasta aquí desde San Luis, donde fui hecho prisionero. No se borrará jamás de mi mente la horrenda escena de la sangre ya coagulada de mis compañeros dispersa por toda aquella azotea. Esa terrible imagen, esa mancha al nombre glorioso de Guillermón Moncada, sólo podía lavarla la felicidad y la sonrisa de las decenas de miles de niños que han pasado por las aulas de este gran Centro Escolar, uno de los primeros cuarteles de la tiranía convertidos en escuelas. Es parte del fruto de la obra de todo un pueblo y del sacrificio de cuantos han ofrendado la vida por los mismos ideales, desde las luchas por la independencia hasta el presente, en Cuba y en el cumplimiento del deber internacionalista. Nuestra batalla de hoy es la misma iniciada el 26 de julio de 1953, sólo que en nuevos escenarios, a una escala superior y ahora en defensa de las grandes conquistas alcanzadas durante medio siglo. Enfrentamos un enemigo mucho más poderoso que los soldados de la tiranía parapetados tras los muros de este cuartel y el de Bayamo, pero también ha crecido extraordinariamente la fuerza de nuestro pueblo gracias a la unidad, organización, conciencia revolucionaria y conocimientos alcanzados. Son también muy superiores los motivos para sacrificar, si es necesario, la vida en el empeño. Hace 55 años, un puñado de revolucionarios intentamos tomar el cielo por asalto. Entonces nos impulsó el afán de barrer la ignominia de nuestra tierra y cumplir el propósito martiano de conquistar toda la justicia para el pueblo. En nombre de todos los patriotas de esta isla, desde la heroica Santiago de Cuba, cuna de la Revolución, a ti, Fidel, dedicamos este 55 Aniversario y te decimos: ¡Continuaremos la carga que pidió Rubén y tú iniciaste el 26 de Julio! ¡Gloria eterna a nuestros mártires! ¡Viva la Revolución! ¡Viva Cuba libre!
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Tomado Del libro "Vidas Rebeldes: Haydée Santamaría" de Ocean Sur En este texto, Haydée narra con vívidos detalles algunos momentos importantes del ataque al Cuartel Moncada. Ella revive su convicción revolucionaria a lo largo de la batalla y su desolación al ver tantos compañeros asesinados aquella sangrienta mañana de julio, entre ellos su amado hermano Abel.
en el Central, a despedirnos de los viejos y la familia. Cuando fuimos a dejar la casa por la madrugada para regresar a La Habana, Aida nos advirtió que pusiéramos cuidado en no despertarle la niña. Abel quiso cargarla, quiso besarla. Yo dije: -Déjanos, a lo mejor es la última vez que la vemos.
Melba es la que recuerda todas las cosas con mayor exactitud. Yo no recuerdo con precisión las horas, tal vez ella tampoco ahora, después de tantas cosas y tantos años, pero antes cuando nos poníamos a hablar de aquellas horas, a ella le era más fácil reconocer los hechos en detalles.
Aida me miró alarmada, y yo quise hacerle un chiste:
Si yo comienzo a hablar y sigo hablando por mucho rato sobre el Moncada seguro que voy a recordar muchas cosas.
Cuando estuvo hecho el "chilindrón" de Renato, Abel no quiso comer. Iba a Santiago a acompañar a un viejo matrimonio que vivía frente a la casa de Siboney. Tal vez sea el último Carnaval que vea, pensé.
Ahora en lo que más pienso es en los que fuimos al Moncada y en Fidel, y me pregunto: ¿Cómo es posible que siendo Fidel como es hubiera quien lo traicionara? ¿Cómo es posible que todos no estuvieran perfectamente identificados con Fidel, con la Revolución? Todas las veces que veo a Fidel, que hablo con él, que lo escucho en la televisión pienso en los demás muchachos, en todos los que han muerto y en los que están vivos y pienso en Fidel, en el Fidel que conocimos y que actualmente es el mismo. Pienso en la Revolución que es la misma que nos llevó al Moncada. Estábamos en la casa de Siboney, Melba, Abel, Renato, Elpidio y yo. A Renato se le ocurrió hacer un "chilindrón de pollo". Me reí cuando me lo dijo y empecé a argumentarle que no era un "chilindrón" sino un "fricasé". "Así le dicen en Vuelta Abajo" insistía Renato. Mientras cocinábamos y sin interrumpir la conversación con Melba y Renato, mirando a Abel, pensaba en la última vez que estuvimos
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-A lo mejor es en la carretera donde quedamos. -No seas trágica -me dijo Aida, y nos fuimos.
Melba estaba a mi lado, hacía siete meses que no nos habíamos separado ni un solo día. Pensaba en casa, en Melba que estaba a mi lado, en los muchachos. A esa hora no se me hubiera ocurrido pensar en la muerte, pero había dos cosas que me punzaban con dolor. Si todo se acaba, que quede Fidel, por él se hará la Revolución y nuestras vidas y nuestros hechos tendrán una significación; la otra se me reveló mucho después, con una terrible angustia, cuando nuestros muertos quedaron entre la sangre y la tierra y ya supimos que no los volveríamos a ver, temí que me separaran de Melba. Recuerdo a Melba tratando de protegerme; yo tratando de protegerla a ella y unos a los otros tratando de protegernos. Cualquier cosa se hace, cualquier cosa cuando otras vidas están en nuestras manos. Cualquier cosa bajo las balas, bajo las ráfagas de ametralladora, entre los gritos de dolor de los que caían heridos, entre las últimas quejas de los que morían. Cualquier cosa es poco y
mucho, y nadie sabe cómo un hecho de esta naturaleza va a desarrollarse. Nadie sabe lo que va a hacerse en los minutos que siguen. Hay cosas que sí se saben, como todo lo que se ama. Fui al Moncada con las personas que más amaba. Allí estaban Abel y Boris y estaba Melba y estaba Fidel y Renato y Elpidio, y el poeta Raúl, Mario y Chenard y los demás muchachos y estaba Cuba y, en juego, la dignidad de nuestro pueblo ofendida y la libertad ultrajada, y la Revolución que le devolvería al pueblo su destino. Los muchachos llegaban con hambre. La medianoche nos encontró conversando, riéndonos, se hacían y decían bromas a todos. Servíamos café y un poco de lo poco que había quedado de la comida, de la comida que Abel no comió. Volvíamos a los cuentos, a la anécdota de mi llegada a Santiago con dos maletas llenas de armas, de tal modo pesadas, que un soldado que las movió al pasar junto a mí en el coche del tren, me preguntó si llevaba dinamita. -Libros -le dije-. Acabo de graduarme y voy a ejercer en Santiago. Aprovecharé el Carnaval para divertirme un poco después de los estudios. Usted sería un buen compañero para divertirme en el carnaval. El soldado sonrió amistoso y me dijo dónde debíamos encontrarnos. Bajó conmigo al andén, llevando mi maleta. Abel y Renato estaban esperándome en la Terminal. Yo me acerqué para decirles: "Esa es la maleta" y agregué: "es un compañero de viaje". Y al soldado: "Son dos amigos que vienen a esperarme". El soldado entregó la maleta y partimos. Uno de los muchachos le hacía chistes a Boris. -Ten cuidado con Yeyé que tiene una cita con un soldado de la dictadura- y todos nos reíamos. Después llegó Fidel, y unos solos y otros en grupo, llegaron todos. Después salimos.
Luego estábamos en la máquina, Melba, Gómez García, Mario Muñoz y yo. Después y durante todo el viaje al Moncada pensaba en casa, pensaba en la mañana que vendría: ¿Qué pasaría?, ¿qué dirían en casa?, ¿cómo sería el día que comenzaba? Después llegamos. Después fueron los primeros segundos y los primeros minutos y luego fueron las horas. Las peores, más sangrientas, más crueles, más violentas horas de nuestras vidas. Fueron las horas en que todo puede ser heroico y valiente y sagrado. La vida y la muerte pueden ser nobles y hermosas y hay que defender la vida o entregarla absolutamente. Estos son los hechos que Melba recordaba con precisión. Los que yo inútilmente he tratado de olvidar. Los que yo, envueltos en una nebulosa de sangre y humo, recuerdo. Los que compartí con Melba. Los que Fidel narra en La historia me absolverá. La muerte de Boris y la de Abel. La muerte segando a los muchachos que tanto amábamos. La muerte manchando de sangre las paredes y la hierba. La muerte gobernándolo todo, ganándolo todo. La muerte imponiéndosenos como una necesidad y el miedo a morir sin que hayan muerto los que deben morir, y el miedo a morir cuando todavía la vida puede ganarle a la muerte una última batalla. Hay esos momentos en que nada asusta, ni la sangre, ni las ráfagas de ametralladora, ni el humo, ni la peste a carne quemada, a carne rota y sucia, ni el olor a sangre caliente, ni el olor a sangre coagulada, ni la sangre en la manos, ni la carne en pedazos deshaciéndose en las manos, ni el quejido del que va a morir. Ni el silencio aterrador que hay en los ojos de los que han muerto. Ni las bocas semiabiertas donde parece que hay una palabra que de ser dicha nos va a helar el alma. Hay ese momento en que todo puede ser hermoso y heroico. Ese momento en que la vida por lo mucho que importa y por lo muy importante que es, reta y vence a la muerte. Y una siente cómo las manos se agarran a un cuerpo herido que no es el cuerpo que amamos, que puede ser el cuerpo de uno de los que veníamos a combatir, pero es un cuerpo que se desangra, y una lo levanta y lo arrastra entre las balas y entre los gritos y entre el humo y la sangre. Y en ese momento una puede arriesgarlo todo por conservar lo que de verdad importa, que es la pasión que nos trajo al Moncada, y que tiene sus nombres, que tiene su mirada, que tiene sus manos acogedoras y fuertes, que tiene su verdad en las palabras y que puede llamarse Abel,
Renato, Boris, Mario o tener cualquier otro nombre, pero siempre en ese momento y en los que van a seguir puede llamarse Cuba. Y hay ese otro momento en que ni la tortura, ni la humillación, ni la amenaza pueden contra esa pasión que nos trajo al Moncada. El hombre se nos acercó. Sentimos una nueva ráfaga de ametralladora. Corrí a la ventana. Melba corrió detrás de mí. Sentí las manos de Melba sobre mis hombros. Vi al hombre que se me acercaba y oí una voz que decía: "han matado a tu hermano". Sentí las manos de Melba. Sentí de nuevo el ruido del plomo acribillando mi memoria. Sentí que decía sin reconocer mi propia voz: "¿Ha sido Abel?" El hombre no respondió. Melba se me acercó. Toda Melba eran aquellas manos que me acompañaban. "¿Qué hora es?" Melba respondió: "Son las nueve". Estos son los hechos que están fijos en mi memoria. No recuerdo ninguna otra cosa con exactitud, pero desde aquel momento ya no pensé en nadie más, entonces pensaba en Fidel. Pensábamos en Fidel. En Fidel que no podía morir. En Fidel que tenía que estar vivo para hacer la Revolución. En la vida de Fidel que era la vida de todos nosotros. Si Fidel estaba vivo, Abel y Boris, y Renato y los demás no habían muerto, estarían vivos en Fidel que iba a hacer la Revolución Cubana y que iba a devolverle al pueblo de Cuba su destino.
“...Pensábamos en Fidel. En Fidel que no podía morir. En Fidel que tenía que estar vivo para hacer la Revolución. En la vida de Fidel que era la vida de todos nosotros. Si Fidel estaba vivo, Abel y Boris, y Renato y los demás no habían muerto, estarían vivos en Fidel que iba a hacer la Revolución Cubana y que iba a devolverle al pueblo de Cuba su destino...”
Lo demás era una nebulosa de sangre y humo, lo demás estaba ganado por la muerte. Fidel ganaría la última batalla, ganaría la Revolución.
Haydée Santamaría en la Sierra Maestra junto a Celia Sánchez y Fidel Castro
Haydée Santamaria y Melba Hernadez, Combatientes del Moncada.
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Fidel Castro en la Granjita Siboney luego del triunfo de la Revolución
¿Cuándo decide usted atacar el cuartel Moncada? Sospechaba, tenía indicios, de que Batista planeaba un golpe de Estado. Se lo comuniqué a la dirección del Partido Ortodoxo; ésta solicitó a personas de su confianza que investigaran, lo hicieron, y le dijeron a la Dirección, de la cual yo no era miembro, que no había peligro, que todo estaba muy tranquilo. Ya le conté. ¿Cuándo decidimos atacar el Moncada? Cuando nos convencimos de que nadie haría nada, de que no habría lucha contra Batista, y de que un montón de grupos existentes -en los que había mucha gente que militaba en varios a la vez- no estaban preparados ni organizados para llevar a cabo la lucha armada que esperábamos. ¿Cómo consigue usted reunir al grupo de militantes que van a atacar el Moncada? Yo había hecho un trabajo de proselitismo y de prédica, porque tenía ya una concepción revolucionaria y el hábito de estudiar a cada uno de los combatientes que voluntariamente se ofrecían, calar bien sus motivaciones e inculcarles normas de organización y de conducta, explicarles lo que podía y debía explicarles. Sin aquella concepción no se podía concebir el plan del Moncada. ¿Sobre la base de qué? ¿Con qué fuerzas vas a contar? ¿Con qué combatientes? Si no cuentas con la clase obrera, los campesinos, el pueblo humilde, en un país terriblemente explotado y sufrido, todo carecería de sentido. ¿A cuántos hombres entrenaron ustedes para el asalto? Nosotros entrenamos a 1200 jóvenes. El dato exacto de 1 200 demuestra que al llegar esa cifra no seguimos reclutando y entrenando futuros combatientes. Habíamos creado un pequeño ejército. Yo hablé con cada uno de ellos trabajé en eso con bastante asiduidad y muchas horas diarias. Mi argumentación era esencialmente política, había que organizarse y estar preparados, la intención era evidente, aunque nunca se mencionaron planes concretos. Recuerdo que los días subsiguientes al golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, entre los primeros que nos unimos
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estaban Jesús Montané y Abel Santamaría. Yo organicé un circulito de estudio de marxismo en Guanabo, donde me prestaron una casa, y el material que usé fue la biografía de Marx escrita por Mehring. Descubrí una cosa: lo más fácil del mundo, en aquellas circunstancias, era convertir a alguien en marxista. ¿Todos ustedes sentían simpatía por el marxismo? Si nosotros no hubiéramos estudiado marxismo -ésta historia es más larga, pero sólo le digo esto-, si no hubiéramos conocido por los libros la Teoría política de Marx y si no hubiéramos estado inspirados en Martí, en Marx y en Lenin, no habríamos podido ni siquiera concebir la idea de una revolución en Cuba, porque con un grupo de hombres ninguno de los cuales pasó por una academia militar no puede usted hacer una guerra contra un ejército bien organizado, bien armado e instruido militarmente, y obtener la victoria partiendo prácticamente de cero. Tales ideas fueron la materia prima esencial de la Revolución. ¿Considera usted que, en definitiva, ese ataque fue un fracaso? El Moncada pudo haber sido tomado, y si hubiéramos tomado el Moncada derrocamos a Batista, sin discusión alguna. Nos habríamos apoderado de algunos miles de armas. Sorpresa total, sumada a la astucia y el engaño al enemigo. Todos fuimos vestidos de sargentos, simulando el antecedente del golpe de los sargentos, dirigido precisamente por Batista, en el año 1933. ¿Usted considera que el plan del ataque era bueno? Si fuera de nuevo a organizar un plan para tomar el Moncada, lo haría exactamente igual, no modifico nada. Lo que falló allí fue debido únicamente a no poseer suficiente experiencia combativa. Después la fuimos adquiriendo. El azar influyó también decisivamente en que un plan, realmente meritorio en cuanto a concepción, organización, secreto y otros factores, fallara por un detalle que pudo ser superado simplemente. Si a mí me preguntaran hoy qué habría sido mejor, yo hablaría de una fórmula alternativa, porque si triunfamos en el Moncada -debo añadir-, habríamos triunfado demasiado temprano. Aunque nada estaba
calculado, después del triunfo de 1959 el apoyo de la URSS fue fundamental. No habría sido así en 1953. En la URSS prevalecía el espíritu y la política staliniana. Aunque en julio de 1953 ya Stalin había muerto unos meses antes, en marzo de 1953, era aún la época de Stalin. Y Stalin no era Jruschov. Usted preparo muy minuciosamente ese asalto. La víspera del ataque todos los que iban a participar se fueron reuniendo en las afueras de Santiago, en la, granjita de Siboney, de manera disimulada. Todos llegamos desde la capital el día anterior, unas horas antes del ataque organizado. De la granjita salimos para el Moncada. ¿Cuando llegaron a la granjita, la mayoría de sus hombres no sabían aún cuál era el objetivo? Bueno, después que se movieron desde La Habana hasta allá, cada grupo con su jefe, yo salgo a las 2:40 de la madrugada del sábado 25, de modo que no dormí en absoluto durante 48 horas antes del ataque. Llegué de noche el mismo día 25 a la granjita. Estaba Abel Santamaría esperándome, y los demás en las casas de huéspedes que se habían previsto en la ciudad, y todo el mundo con sus carros para moverse en el momento dado. Nadie sabía de la granjita, ese lugar sólo lo conocían Abel, Renato Guitart y yo. Bueno, también Elpidio Sosa, y Melba y Haydée posteriormente. Esa granjita es alquilada en abril del año 1953. Tres meses antes del ataque. Todas esas gestiones las hace Renato, joven santiaguero que era el único conocedor del objetivo, muy listo, muy bueno, muy valiente y decidido. En fin, escogimos la granjita de Siboney porque era el lugar más estratégico. Nos parecía el más discreto y adecuado, entre los distintos lugares en que se podía concentrar a la gente. Allí se simuló una granja avícola para producir pollos con crías y todo. En un pozo contiguo a la vivienda guardamos parte de las armas. Pero la mayoría de éstas llegaron casi simultáneamente con nosotros. ¿Usted qué arma llevaba? Ya le dije que yo llevaba una escopeta belga calibre 12. Es un arma que puede llevar un buen número de cartuchos con balines. Funcionaba
bastante bien. El único M-1 de que disponíamos era el de Pedrito Miret. Llevábamos una o dos ametralladoras Thompson, un Springfield y dos Winchester que tenían una tapa que se abría por el costado y que usaban el mismo calibre que el Springfield, eran balas 30,06. Los Winchester vinieron de la casa de Birán. En la casa de mis padres había escopetas, cuatro o cinco armas, que eran habituales allí. Yo sabía que estaban en Birán y al final, como había una escasez tremenda de armas, había que buscarlas donde fuera. Raúl aprendió con Pedro Lago, un empleado de la finca, que era sereno, cómo se desarmaban los Winchester. Después buscó dos en el armario de la casa y salió hacia Marcané para de allí continuar rumbo a Holguín, desde donde envió uno de los dos fusiles en un paquete por correo expreso hacia La Habana. Con el otro se montó en el ómnibus de la ruta Santiago-Habana. En resumen, teníamos un M-1, una Thompson, un Springfield, dos Winchester. El resto eran fusiles calibre 22, semiautomáticos o de repetición, y escopetas calibre 12. Puede añadirles varias pistolas que individualmente llevábamos algunos. El arma más temible, le reitero, era la escopeta semiautomática calibre 12 con cuatro cartuchos en la recámara y uno en el cañón, de nueve balines cada uno. ¿Qué armas tenían los militares del Moncada? De todo. Ellos las tenían de distintos tipos: Springfield de cinco balas, Garands y M-1 semiautomáticos, ametralladoras de mano Thompson, fusiles automáticos y ametralladoras trípode calibre 30,06 y calibre 50, morteros, etcétera. ¿Cuántos combatientes participan en el ataque? Fueron 160 hombres, Cuarenta que empleamos en Bayamo con el objetivo de tomar el cuartel y prevenir el contraataque por la Carretera Central, y 120 para el asalto al Moncada. Yo entraría con 90 hombres dentro del cuartel. Cuando usted llega a la Granjita Siboney es la hora de la verdad para sus compañeros. ¿Ellos conocían el objetivo? Ellos estaban mentalmente preparados, ya le dije que los habíamos movilizado varias veces, para prácticas de tiro con fusiles 22 u otros objetivos. ¿Pero sabían que iban a atacar el cuartel Moncada? No. En la granjita es donde ellos se enteran cuál es el objetivo. Ellos estaban educados en la
idea de que no lo sabrían, y serían movilizados. Varias veces fueron movilizados para otras cosas. ¿Cuál era el plan del ataque? La misión de mi grupo era tomar la jefatura del cuartel y aquello hubiera sido fácil. Donde quiera que enviáramos a la gente, se tomó todo por sorpresa, una sorpresa total. El día que habíamos escogido, el 26 de julio, era de gran importancia, porque las fiestas de Santiago son el 25 de julio, día de carnaval. Yo disponía de 120 hombres, los divido en tres grupos, uno que iba delante para tomar la parte del hospital civil que colindaba con el fondo de las barracas del cuartel. Era el objetivo más seguro, y adonde envié al segundo jefe de la organización, Abel, un muchacho excelente, muy inteligente, ágil, audaz. Con él estaban las muchachas, Haydée y Melba, y también el médico Mario Muñoz, cuya misión era atender a nuestros heridos, que serían remitidos a ese punto. El segundo grupo iba a tomar el edificio de la Audiencia, el Palacio de Justicia, de varios pisos, con un muchacho que iba de jefe. Con ellos estaba también Raúl, mi hermano. Lo habíamos reclutado e iba como combatiente de fila. Yo, con el tercer grupo, 90 hombres, tenía la misión de tomar la posta y el Estado Mayor con ocho o nueve hombres, y el resto ocuparía las barracas. Cuando yo me detuviera, se detendrían los demás carros frente a las barracas, los soldados iban a estar durmiendo y serían empujados hacia el patio trasero desde éstas. El patio quedaba dominado por el edificio donde estaba Abel y por los que tomaron la Audiencia. Los soldados iban a estar en calzoncillos por lo menos, porque no habrían tenido tiempo ni para vestirse, ni tomar las armas. Eso no tenía solución, y todos nosotros disfrazados de sargentos, que era nuestra insignia. En teoría parecía sin gran peligro. Abel allá, al fondo, aparentemente con menos peligro. Los que iban a la Audiencia tampoco debían tener problemas. Yo, consciente, como es lógico, de que Abel debía sustituirme en caso de muerte, lo envío para aquella posición. A Raúl, recién reclutado, lo envío con el grupo que debe cumplir una misión relativamente más peligrosa, importante, pero tampoco a mi juicio demasiado complicada. Sentía sobre mi conciencia todo el peso de la responsabilidad ante mis padres por haberlo incluido a su edad en aquella audaz y temeraria acción; yo, como era mi deber y una necesidad real, me auto designo la misión que me parecía más complicada, marchando tras el grupo compuesto por Jesús Montané, miembro de la dirección del Movimiento, Ramirito Valdés, Guitart, y varios del grupo de Artemisa que tomarían la entrada y quitarían las cadenas que bloqueaban el ingreso de vehículos. Llevaba conmigo para esa misión excelentes
combatientes. El ataque empieza a las 5:15. ¿Cómo se lleva a cabo? En aquella operación, dirigida a ocupar tres objetivos, yo tenía 120 hombres, como le dije, menos aquellos estudiantes que se arrepienten, y unos 16 autos. En cada carro íbamos por lo menos ocho. Con un carro que se quedó con los que se arrepienten y otro que se descompone en el trayecto, tenemos dos autos menos. Antes salieron los destinados a la azotea del hospital, al fondo del Moncada, y los que ocuparían la de la Audiencia, cuyos trayectos eran mayores que el nuestro. Mi grupo cuenta con diez o doce carros, va hacia la entrada principal del Moncada. Yo voy en el segundo, a una distancia de 100 metros, por la carretera de Siboney a Santiago. Van delante, en ese primer carro, la gente de Ramirito Valdés, Jesús Montané, Renato Guitart y otros. Montané se había ofrecido como voluntario para la misión de tomar la entrada. El primer carro se detiene al llegar al objetivo, se bajan los hombres rápidamente para neutralizar a los centinelas y quitarles las armas. En ese momento es cuando veo, en la acera de la izquierda, más o menos a 20 metros delante de mi carro, una patrulla de dos soldados con ametralladoras Thompson. Ellos se dan cuenta de que algo ocurre en la posta de la entrada, a una distancia de 60 metros aproximadamente de ellos, y están como en posición de disparar sobre el grupo de Ramirito, Montané y los demás que habían desarmado ya la posta. O así me pareció. En una fracción de segundo pasan dos ideas por mi mente: neutralizar aquella pareja que ponía en peligro a nuestros compañeros y ocupar sus armas. Cuando veo que los soldados apuntan hacia la entrada con sus ametralladoras, dándome la espalda aminoro la velocidad y me aproximo para capturarlos. En ese instante voy manejando, llevo empuñada la escopeta con la izquierda y una pistola en la mano derecha; estoy ya al lado de ellos, la puerta semiabierta; pretendían hacer dos cosas a la vez: evitar que dispararan a la gente de Ramirito y Montané, y ocupar las dos ametralladoras Thompson que portaban. Había otra forma de acción, que después comprendí perfectamente, cuando tuve un poco más de conocimiento y experiencia: lo que debía hacer era olvidarme de ellos y seguir. ¿Qué es lo que no funciona entonces? La presencia de esa patrulla cosaca, originada al parecer por los carnavales, que iban y venían entre la entrada del cuartel y la avenida Garzón, era algo que desconocíamos y, por su proximidad a la posta de la entrada, nos creó
“...Si nosotros no hubiéramos estudiado marxismo -ésta historia es más larga, pero sólo le digo esto-, si no hubiéramos conocido por los libros la Teoría política de Marx y si no hubiéramos estado inspirados en Martí, en Marx y en Lenin, no habríamos podido ni siquiera concebir la idea de una revolución en Cuba, porque con un grupo de hombres ninguno de los cuales pasó por una academia militar no puede usted hacer una guerra contra un ejército bien organizado, bien armado e instruido militarmente, y obtener la victoria partiendo prácticamente de cero. Tales ideas fueron la materia prima esencial de la Revolución...”
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“...Yo disponía de 120 hombres, los divido en tres grupos, uno que iba delante para tomar la parte del hospital civil que colindaba con el fondo de las barracas del cuartel. Era el objetivo más seguro, y adonde envié al segundo jefe de la organización, Abel, un muchacho excelente, muy inteligente, ágil, audaz. Con él estaban las muchachas, Haydée y Melba, y también el médico Mario Muñoz, cuya misión era atender a nuestros heridos, que serían remitidos a ese punto. El segundo grupo iba a tomar el edificio de la Audiencia, el Palacio de Justicia, de varios pisos, con un muchacho que iba de jefe. Con ellos estaba también Raúl, mi hermano. Lo habíamos reclutado e iba como combatiente de fila. Yo, con el tercer grupo, 90 hombres, tenía la misión de tomar la posta y el Estado Mayor con ocho o nueve hombres, y el resto ocuparía las barracas...” graves trastornos. En el intento de neutralizar y desarmar la patrulla, lanzando finalmente el carro sobre ello, todos nos bajamos con nuestras armas. Uno de los hombres que va conmigo al bajarse del primer asiento por la derecha, hace un disparo, el primero que se escucha en aquel singular combate; muchos otros disparan. El tiroteo se generaliza. Las sirenas de alarma comienzan a rugir mezcladas con los disparos y a emitir infernal e incesante ruido. Todos los que van en los carros detrás de mí se bajan como estaba previsto y penetran en una edificación alargada, relativamente grande con la misma arquitectura que las demás instalaciones militares del cuartel. Eran nada menos que el Hospital Militar, y penetran en el confundiéndolo con el objetivo que debían ocupar. ¿Un edificio que no era un objetivo de ustedes? El problema es que el combate que tiene librarse dentro del cuartel, se entabla fuera del cuartel. Y en la confusión, unos toman un edificio que no era. Al bajarnos de los carros la patrulla cosaca desaparece. Entro de inmediato en el hospital militar para sacar el personal que equivocadamente ha penetrado en él. Habían llegado únicamente a la planta baja del edificio. Logro hacerlo con urgencia y rapidez. Casi puedo organizar de nuevo la caravana con seis o siete autos, porque, a pesar de todo, la posta que cuidaba la entrada del cuartel, estaba ya tomada. El grupo de Ramiro y Montané ha ocupado la posta y penetran de inmediato en la primera barraca dentro del cuartel. Van hacia el depósito de armas. Cuando llegan, se encuentran con la banda de música del Ejército, durmiendo todavía allí. Parece que las armas las habían retirado hacia el cuartel maestre. La situación era similar en las demás barracas, que no habrían podido reaccionar ante el sorpresivo ataque. Los de Abel, por su parte, habían tomado el edificio que debían ocupar. El grupo en el que va Raúl ya dominaba el Palacio de Justicia. El combate se libra fuera del cuartel, la enorme y decisiva ventaja de la sorpresa se había perdido. Entro, como le dije, en el edificio del hospital, logro sacar y montar otra vez un número reducido de compañeros en varios carros, con el propósito de llegar al Estado Mayor, cuando de repente uno de los autos que viene atrás nos pasa como un bólido por el lado, se acerca a la entrada del cuartel, retrocede con igual celeridad, y choca con mi propio carro.
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Hemos perdido el contacto con el grupo del carro que tomó la posta. Los de Abel y Raúl, con los cuales no tenemos comunicación, solo pueden guiarse por el ruido de los disparos, ya decreciente por nuestra parte, mientras recuperado ya de la sorpresa y organizado, defendía sus posiciones de quien las atacaba. Yo comprendía perfectamente casi desde los primeros momentos que no había ya posibilidad alguna de alcanzar el objetivo inicial. Tú puedes tomar un cuartel con un puñado de hombres si su guarnición está dormida, pero a un cuartel con más de mil soldados, despiertos y fuertemente armados, no era ya posible ocuparlo. Más que los disparos, recuerdo el ensordecedor y amargo ruido de las sirenas de alarma que dieron al traste con nuestro plan. Eso es ya misión imposible. El cuartel podía haber sido tomado con el plan elaborado. Si fuera a hacer de nuevo un plan para una misión como aquélla, lo haría exactamente igual. Sólo que, a partir de la experiencia vivida, no habríamos hecho el menor caso a la patrulla cosaca. Esas cosas pasan en fracción de segundos por la mente. La protección de los compañeros en peligro fue mi motivación principal. ¿Cuándo decide usted ordenar el repliegue? El tiroteo continuaba con intensidad. Ya expliqué, con bastante detalle, lo ocurrido. Pero recordándolo todo francamente y con absoluta objetividad, pienso que no habían transcurrido 30 minutos o tal vez mucho menos cuando me resigné a la realidad de que el objetivo era ya imposible. Yo conocía más que nadie todos los detalles y elementos de juicio. Había concebido y elaborado con todos sus detalles el plan. ¿Qué hicieron los demás grupos?
cambiarse, moverse y después se dispersan. Pero si algo fracasaba, ¿no habían previsto una solución de retirada? No, no. En un tipo de operación concebida como ya explique, ¿cómo te vas a retirar si estas dentro del cuartel y logras dominar la guarnición? Ellos tienen postas por todas las entradas o salidas posibles, ¿por dónde te vas a retirar? Se había logrado lo esencial, que era la sorpresa total hasta el choque imprevisible y casual con la posta cosaca, y uno se lamenta mucho de no saber lo que habría sucedido; no tengo la menor duda de que los militares allí caen prisioneros y en cuestión de minutos, así, como le digo. La confusión en sus filas habría sido muy grande, los uniformes contribuirían a la terrible confusión. ¿Usted regresa a la granjita? Sí, volvimos a la granjita de Siboney para reorganizamos después del ataque. Varios carros habían regresado y allí me encuentro de todo: los que quieren seguir y otros que se están quitando la ropa. Los que iban guardando armas, gente herida, gente que no podía caminar, un cuadro triste. Yo llego allí y lo que hago es convencer a un grupo, y me voy con 19 hombres hacia las montañas. Ya no pude darle apoyo a la gente de Bayamo. No me iba a entregar, ni a rendir, o algo parecido, no tenía ni sentido, no ya porque te fueran a matar sino porque la idea de rendirse no cabía dentro de nuestra operación.
Franz Mehring, Carlos Marx, Grijalbo, México, 1957.
Del grupo que iba conmigo, al retirarnos no se ve a nadie más por ninguna parte. Después supimos que algunos, como Pedro Miret, se habían parapetado en algún punto. No se sabía ni había contacto con ellos.
1.-Renato Guitart Rosell nació en Santiago de Cuba en noviembre de 1930. Fue el único santiaguero que conoció de antemano los planes de las acciones del 26 de julio de 1953, y participó decisivamente en sus preparativos. Integró el comando que tomó por asalto la Posta 3 del cuartel Moncada. Fue muerto durante la acción.
El grupo que toma el edificio del Palacio de Justicia se percata de lo que ha ocurrido y el jefe baja con su patrullita, en la cual estaba Raúl. A la salida hay un sargento con varios hombres, que los conmina a rendirse. El jefe del grupo entrega las armas y Raúl, que era soldado de fila, y los demás también las entregan; pero es en ese instante cuando Raúl salva a esta gente y se salva él. Ellos, al retirarse, buscan por dónde escapar,
2.-Melba Hernández Rodríguez del Rey, nacida en 1921, abogada, la otra mujer, junto con Haydee Santamaría participante en las acciones del 26 de julio de1953. Hecha prisionera y encarcelada. Tuvo una participación decisiva en la publicación y distribución de la primera edición clandestina de "la historia me absolverá". Durante la guerra fue auditora del Tercer Frente rebelde. Ha ocupado diversas responsabilidades después del triunfo revolucionario entre ellas Presidenta del Comité Cubano de Solidaridad con Viet Nam y a Kapuchea Heroína de la República de Cuba.
LIBROS POR ENTREGA Inauguramos esta sección de libros por entrega con la Biografía de Marx y Engels, escrita por el Che Guevara, una verdadera joya. Ahora presentamos una de las obras emblemáticas del los fundadores del Socialismo Científico, el Manifiesto Comunista, material de obligado estudio para todos los revolucionarios del mundo. Continuamos así ofreciendo a nuestros lectores alimento para la necesaria batalla de ideas. Comenzamos con dos interesantísimos prólogos, uno el primero firmado por los dos autores, el otro cuando ya Marx había muerto, firmado solo por Federico Engels Portada original del Manifiesto Comunista
PREFACIO A LA EDICION ALEMANA DE 1883 (1)
Desgraciadamente, tengo que firmar solo el prefacio de esta edición. Marx, el hombre a quien la clase obrera de Europa y América debe más que a ningún otro, reposa en el cementerio de Highgate y sobre su tumba verdea ya la primera hierba. Después de su muerte ni hablar cabe de rehacer o completar el Manifiesto. Creo, pues, tanto más preciso recordar aquí explícitamente lo que sigue. La idea fundamental de que está penetrado todo el Manifiesto -- a saber: que la producción económica y la estructura social que de ella se deriva necesariamente en cada época histórica, constituyen la base sobre la cual descansa la historia política e intelectual de esa época; que, por tanto, toda la historia (desde la disolución del régimen primitivo de propiedad común de la tierra) ha sido una historia de lucha de clases, de lucha entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas, en las diferentes fases del desarrollo social; y que ahora esta lucha ha llegado a una fase en que la clase explotada y oprimida (el proletariado) no puede ya emanciparse de
la clase que la explota y la oprime (la burguesía), sin emancipar, al mismo tiempo y para siempre, a la sociedad entera de la explotación, la opresión y las luchas de clases -- , esta idea fundamental pertenece única y exclusivamente a Marx*. Lo he declarado a menudo; pero ahora justamente es preciso que esta declaración también figure a la cabeza del propio Manifiesto. F. ENGELS
(1) Este prefacio fue escrito para la tercera edición alemana del Manifiesto. Esta fue la primera edición alemana revisada por Federico Engels después de la muerte de Marx. * "A esta idea, llamada, según creo -- como dejé consignado en el prefacio de la edición inglesa -- , a ser para la Historia lo que la teória de Darwin ha sido para la Biología, ya ambos nos habíamos ido acercando poco a poco, varios años antes de 1845. Hasta qué punto yo avancé independientemente en esta dirección, puede verse en rni 'Situación de la clase obrera en Inglaterra'. Pero cuando me volvi a encontrar con Marx en Bruselas, en la primavera de 1845, él ya había elaborado esta tesis y me la expuso en términos casi tan claros como los que he expresado aquí". (Nota de F. Engels a la edición alemana de 1890.)
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Por: Antonio Aponte www.ungranodemaiz.blogspot.com
MADRUGADA 26 de julio de 1953, Santiago, madrugada…
Es posible la construcción del Socialismo, y existen
4 de Febrero de 1992, Caracas, madrugada…
sus constructores. Hay jóvenes, hay esperanzas…
Un grupo de jóvenes, como un rayo de luz, rasgan
26 de julio 1953, Santiago, madrugada…
el firmamento gris de entrega, anexión, conciliación.
4 de Febrero 1992, Caracas, madrugada…
Se desata tempestad que dura siglos, destruye
Dos pueblos se hermanan para construir y salvar.
y construye, inventa y copia, camina y corre, van tras el
Dos sentimientos se hacen uno para avanzar
sueño milenario, los acompañan Bolívar y Martí. Reviven
por sobre la amenaza del monstruo.
el juramento del Monte Sacro y el saludo a la estatua
26 de julio 1953, Santiago, madrugada…
de la plaza Bolívar caraqueña.
4 de Febrero 1992, Caracas, madrugada…
El Che refuerza el intento de tomar el cielo por asalto.
Pueblos y Comandantes invencibles, en la unión
Fabricio llega junto a Carlos y Antonio, Aponte y Guiteras,
de corazones y brazos,
son brisa fresca que impulsa ideales.
Trincheras de ideas, moral y luces, ciudadanos,
26 de julio de 1953, Santiago, madrugada… 4 de Febrero de 1992, Caracas, madrugada… Petión vuelve los ojos hacía ellos, y renace la fe
compañeros, unidos. Haciendo añicos al pasado, parteros de la historia, guardianes de la vida.
de quien batalla contra las oligarquías y los dogmas.
Dioses humanos capaces de milagros, de transformar
Valientes salieron a la muerte, sin más ambición que
olmos en peras, sueños en ríos caudalosos, vientos
la gloria de servir a la causa de la redención
en lluvias prodigiosas, rocíos en escuelas, miradas
de los humildes.
en conocimiento. Manos en casas, casas en templos,
26 de julio de 1953, Santiago, madrugada… Es posible la Construcción de la Sociedad Socialista, y existen sus constructores. Hay jóvenes, hay esperanzas… 4 de febrero de 1992, Caracas, madrugada… Cuarenta años después.
tierra en alimento, garra y voluntad en defensa. 26 de julio 1953, Santiago de Cuba, madrugada… 4 de Febrero 1992, Caracas Venezuela, madrugada… Trinchera de ejemplo.
Criticar es amar José Martí