Multas legendarias. Son numerosas las leyendas urbanas que surgen en relación a las causas por las cuales las autoridades nos pueden llegar a multar en la carretera. No es difícil comprender la causa de su fuerza e impacto entre los ciudadanos. Radica, en parte, en la interesada sensación de persecución que existe alrededor del coche que es, a fin de cuentas, uno de los avances técnicos que más han cambiado y mejorado la forma de vida del hombre actual. Sin embargo, no todo es tan terrible como nos hacen creer algunas de estas leyendas.
Todo el mundo sabe que hablar por teléfono móvil mientras se conduce está multado y con razón, por supuesto. Pero es igualmente cierto que apenas se extienden multas por esta cusa. Del mismo modo, a que engañarnos, apenas se respeta dicha norma entre los conductores. Hasta aquí lo único cierto. Pero no hace muchos años comenzó a circular una creencia que se extendió de boca en boca, de ordenador a ordenador, de noticia en noticia. Según señalaba el relato, los coches patrulla disponen de un sofisticado sistema de barrido de señales de teléfonos móviles que detecta cuales son los terminales que se encuentran activos en los coches que circulan por una carretera determinada.
Merced a dicho sistema, desde un coche patrulla podría llamarse a cualquier teléfono que se encuentre en las cercanías. Así pues, lo que decía el aviso era que no cogiéramos el móvil mientras circulamos con coche puesto que podría tratarse de una trampa tendida por unos agentes ávidos de ampliar la recaudación. De este modo si cogemos el teléfono los policías podrían multarnos al haber incurrido en una falta. Sobra decir que es falso. Este sistema no existe, pese a ello, el mensaje que transmitía la leyenda urbana es válido. No hay que coger nunca el teléfono móvil mientras se conduce.
Pero hay más de ese estilo. Surgió hace no mucho tiempo, del mismo modo que el anterior. Según la leyenda la Guardia Civil podría en cualquier control rutinario solicitarnos los discos compactos y casetes que tengamos en la guantera del coche y que podamos escuchar en el vehículo. Según el mito cuando los agentes ven que nuestra música no es original, es decir, que nos casetes o discos compactos copiados nos pueden multar por atentar contra los derechos de autor.
Según la misma leyenda la única manera de librarnos de la cuantiosa multa es presentar en el plazo de tres días los discos originales en cualquier delegación de tráfico para demostrar que los que teníamos en el coche son copias de seguridad privada que nosotros mismos hemos hecho de forma personal. Al hacerlo, automáticamente, nuestra multa quedará condonada. Sobra decir, nuevamente, que se trata de una leyenda urbana.
El mismo texto, del mensaje que tanto se ha distribuido con esta idea nos da una pista de por donde puede estar el origen de la falsa creencia de que pueden multarnos por esto. Dice así la leyenda:
Todo el mundo tiene en casa o en el coche algún CD o cinta de música un pelín piratilla. Ya han pasado aquellos tiempos de cintas piratas en el rastro. Ahora las cosas son muy distintas: llegó napster, las grabadoras de CD, los establecimientos de alquiler de discos, etc... Sin embargo, no hay que olvidar que se trata de una actividad ilegal y que atenta contra los derechos de autor. En esta línea, cuando una pareja de la Guardia Civil nos para en un control rutinario o porque ya nos han hecho una foto y quieren que se la dediquemos, además de la documentación, el seguro y el carné de conducir, nos pueden pedir que les enseñemos los CDS de música que llevamos en el cargador del coche (o las cintas o CDS sueltos, dependiendo del coche). Cuando ven que nuestros CDS son más piratas que nuestra tarjeta del Plus, nos ponen una multa por atentar contra los derechos de autor. La única manera de librarnos de esta multa será presentar los discos originales en el plazo de 3 días en cualquier delegación de tráfico para así acreditar que los discos del coche se trataban de nuestras copias de seguridad personales.
Pues bien, lo que dice la leyenda es extremadamente parecido a lo que sugieren los mensajes publicitados por determinada sociedad que, presuntamente, defiende los derechos de autor. La sentencia de un juez español en octubre de 2006 sirve de guía para negar esta leyenda urbana. Desde luego nos pueden multar por ello. Además bajarse discos de Internet uno o mil copias aunque sean todas duplicadas de un mismo albúm, copiarla en los grabadores y tenerlos en nuestra colección jamás es un delito mientras no se venda este producto. Lo que señaló el juez es que sólo el delito se comete cuando existe una transacción comercial por esas copias de música original. Todo lo demás es, únicamente leyenda urbana. Leyenda urbana interesada por supuesto para hacernos creer en lo que no es y modificar un comportamiento habitual, en definitiva, ese es el objetivo de esos modernos mitos urbanos.