APORTES DE LA SOCIEDADES ANDINAS AMAZÓNICAS Y MESOAMERICANAS Tradicionalmente se ha establecido una división cronológica de tres periodos u horizontes que comprenden las fases más importantes: el preclásico o de formación, (c. 1500 a.C.-c. 300 d.C.); el clásico o de florecimiento, (c. 300-c. 900); y el posclásico (c. 900-1540). Aunque el término clásico da a entender que en ese periodo se alcanzó el punto máximo del desarrollo cultural, los expertos actuales niegan el supuesto, antaño vigente, de que lo mejor del arte y la arquitectura precolombinas se produjera en el periodo clásico. El arte y la arquitectura de cuatro civilizaciones posclásicas, la mixteca y la azteca en México, así como la chimú y la inca en Perú, son igual de relevantes que las de sus predecesoras clásicas, y difieren únicamente en gusto y propósito.
En el periodo preclásico pueden apreciarse ya algunos de los rasgos del desarrollo pleno de la civilización precolombina. En ese periodo temprano América estaba conformada por jefaturas tribales aisladas y reinos pequeños cuyas respectivas culturas se desarrollaron, en su mayor parte, independientes unas de otras. Sin embargo, existen pruebas de la amplia difusión de algunas ideas religiosas y motivos visuales. Tanto la civilización olmeca de México, como la cultura de San
Agustín en Colombia y la cultura chavín en Perú adoraban a una deidad felina, y todas compartían una iconografía artística similar. Durante el periodo clásico se desarrollaron imperios muy complejos. Sus dirigentes eran generalmente sacerdotes, en lugar de
los
sacerdotes-guerreros
que
gobernaron las civilizaciones posclásicas, y las culturas se difundían o asimilaban más
rápidamente.
Aunque
suele
considerarse un periodo pacífico, los estudios arqueológicos más recientes han demostrado
que
la
mayoría
de
las
civilizaciones del periodo clásico eran guerreras. Las conquistas y el comercio extensivo produjeron una riqueza que se utilizó para la construcción de centros ceremoniales o ciudades, así como para la creación de efectos personales cada vez más lujosos y objetos funerarios o rituales de gran calidad. El periodo posclásico se caracteriza por las frecuentes guerras provocadas por presiones socioeconómicas como el aumento de la población y el desarrollo técnico. Las culturas y civilizaciones de este periodo son las mejor documentadas, debido a que los cronistas españoles recogieron sus impresiones personales o recopilaron historias de los conquistados. RASGOS CULTURALES Las civilizaciones precolo mbinas
eran
principalmente agrícolas. El cultivo del maíz se convirtió en el alimento principal en Mesoamérica, como lo fue la papa o patata en la zona andina de Perú y Bolivia. Hasta la relativa secularización que se dio en el periodo posclásico, la religión fue
primordial en la configuración y el desarrollo de la cultura precolombina. Sin embargo, las creencias y ritos religiosos estaban muy condicionados por preocupaciones relacionadas con la fertilidad de la tierra y la productividad de las cosechas que suelen dominar las sociedades agrícolas. Por lo tanto, gran parte del arte y la arquitectura precolombinas está relacionada con la astronomía, a través de la cual los indígenas americanos establecían las épocas más apropiadas para plantar y recoger la cosecha. Se desarrollaron dos tipologías urbanas. Una era el centro ceremonial, de estructura compleja constituida principalmente por edificios religiosos y administrativos que se construían alrededor de plazas y que carecía de viviendas y calles. Se cree que en estos centros solamente vivían los gobernantes seglares y religiosos con sus cortes, mientras que la mayoría de la
población
residía
en
granjas
pequeñas en una zona suburbana circundante. La otra tipología, similar a lo que conocemos actualmente como ciudades, tenía calles que separaban las
residencias
de
las
diferentes
clases sociales, así como templos y edificios administrativos orientados hacia la plaza central. Los proyectos arqueológicos recientes que estudian los trazados en emplazamientos mesoamericanos ponen de manifiesto que lo que se creían centros ceremoniales albergaban
poblaciones
de
plebeyos,
semejándose a verdaderas ciudades. Tanto los
complejos
ceremoniales
como
las
verdaderas ciudades servían como centros religiosos, gubernamentales y comerciales. El comercio no sólo era importante para el suministro de bienes necesarios y superfluos, sino también como medio de transmisión de ideas y técnicas, así como de formas y motivos artísticos.