MIS PREGUNTAS, TUS PROMESAS, MIS RESPUESTAS, SIN VENDETTA ¿Cuánto puedes esperar sin que la desesperanza te consuma el alma? ¿Cuánto puede soportar un corazón herido para que llegue la sanación de un amor peregrino? Si tan solo pudieras decirme que puedo esperar para siempre, que puedo soportarlo todo y no llorar cada noche. Si tan solo pudiera creerte, creer que la espera vale las mil primaveras de los tres primeros años que pasare a solas… Ahora dime la verdad, dime que no valdrá la pena, que el amor de mi alma se ira mitigando con el dolor y la espera, dime que cada noche que mi almohada este humedecida por el torrente de lagrimas que sale de mi, cada una de esas frías y tortuosas noches no bastaran para que purgue el instinto asesino de correr a tus brazos aunque ella este contigo… no no no no ni no
bastaran las horas ni los días ni los años… bastará mi dolor ni mi fingida alegría ni mi amartillante cólera… bastará que te lo diga ahora ni que no te lo diga ni que te lo grite… bastará la ilusión de la niña ni la esperanza de la mujer la resignación de la anciana que algún día seré… bastará para ti ni bastará para mi…quizás baste para ella
¿Cuánto puede soñarse sin que se venda el alma al espíritu de la ingenuidad? ¿Cuánto puede pedirse sin caer en la reprochable situación de la exigencia inútil? Si te pidiera yo que la dejaras, si te pudiera pedir que lo hicieras. Entonces, si pudiera lo haría, dejando mi alma libre y la tuya en un hilo de inseguridad e incertidumbre… ¿me atrevería? ¿Por qué no? Si te lo mereces… deberías ser tú quien llorará todas las noches… quien sintiera cólera por no estar en el espacio que él ocupa… deberías ser tú quien pensara que todo lo sufrido valdría la pena… deberías ponerte en el sitio de ser quien pide y quien espera, quien deseara creerme si Yo te dijera que esperarías para siempre y que valdría la pena… deberías ser tú y no Yo. Anita Marie Madrigal