LOS TRABAJADORES Y LA LIBERACION NACIONAL Y SOCIAL “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas.” Rodolfo Walsh La historia de la organización de los trabajadores no fue un hecho aislado, un emergente o un fenómeno circunstancial. Es un eslabón más en la larga historia de la lucha del Pueblo y sus trabajadores. Nuestras luchas fueron una síntesis de la resistencia de nuestros pueblos originarios a la conquista y ocupación colonial; las primeras luchas de los trabajadores anarquistas y socialistas del siglo XIX; las grandes huelgas de los trabajadores industriales de los Talleres Vasena ( 1918/19); de los peones rurales de la Patagonia Rebelde ( 1921/22); de los hacheros, peones y obreros de la Forestal ( 1920/22 ); de la gigantesca movilización del 17 de octubre de 1945; la resistencia al golpe de 1955, donde uno de los hechos más conocidos fue la huelga de los obreros del Frigorífico Lisandro de la Torre. Todas estas luchas forman parte de nuestro hilo histórico, gloriosas huelgas, masivas movilizaciones y resistencias. Desde ese acervo, el movimiento obrero produjo programas políticos de profunda trascendencia, porque expresaron dos logros fundamentales: la unidad plural de nuestra clase trabajadora, con la confluencia de sus distintas identidades ideológicas y la elaboración de un Programa político a partir de sus estructuras sindicales. Nos reconocemos en esa potencia, que es la fuerza organizada de los trabajadores con un Programa político para el conjunto de nuestro pueblo. Nos reconocemos en las propuestas históricas de La Falda (1957), Huerta Grande (1962) y la CGT de los Argentinos (1968). El antecedente más inmediato, la CGT de los Argentinos, en su documento del 1º de mayo, toma claramente posición ante la dictadura de Onganía, caracteriza al imperialismo y la oligarquía como enemigos históricos de la clase, hace una radiografía del sindicalismo cómplice que sostiene el modelo y formula un programa y plan de acción para la clase trabajadora y el pueblo. Es decir propone desde la construcción de la fuerza propia de los trabajadores una política de alianzas con otros sectores del campo popular sin abandonar la línea clasista y antiimperialista. El combate contra la burocracia sindical formaba parte de la estrategia de recuperación para la clase de las estructuras orgánicas del movimiento obrero y fue su finalidad aportar en mejores condiciones a la lucha integral que debilitara y derrumbara al régimen.
DOS MODELOS SINDICALES Allí pudimos observar la existencia de dos modelos sindicales, que sobreviven hasta nuestros días, claramente diferenciados Es necesario formular brevemente los principios en los que se sostienen ambos modelos. En principio podemos decir que a nivel nacional e internacional ambos se encontraron y se encuentran irreconciliablemente enfrentados. Uno apunta al mantenimiento y la consolidación de un sindicalismo apoyado en la superestructura y tiende a ganar adeptos a partir de los objetivos reivindicativos sectoriales que le permitan llegar a la mesa de negociaciones con perspectivas de allanar el camino de sucesivas concesiones que los patrones y el Estado están dispuestos a hacer para mantener el sistema capitalista. Es un sindicalismo que niega la participación de los trabajadores, no procura genuinamente someter a Asambleas los temas sustantivos para la liberación social, opera negociando convenios colectivos de trabajo con “especialistas” orgánicos de la burocracia sindical y su burocracia se constituye como un factor de poder asociado a las clases dominantes. La CGT de los Argentinos, nacida en 1968, expresó el otro tipo de sindicalismo, fundado en la concepción revolucionaria de los trabajadores, cuya síntesis esta magistralmente contenida en la frase de Amado Olmos citada en el Documento del 1º de Mayo: “El trabajador quiere el sindicalismo integral, que se proyecta hacia el control del poder, que asegura en función de tal el bienestar del pueblo todo. Lo otro es el sindicalismo amarillo, imperialista, que quiere que nos ocupemos solamente de los convenios y las colonias de vacaciones (…)”. Plantea la construcción desde las bases, es asambleario, participativo, autónomo de las patronales, del Estado y de los partidos políticos. Tiene como objetivo cumplir con la misión histórica de la clase. Todo ello queda claramente enunciado en otro documento de la CGTA : “La CGT de los Argentinos es el movimiento de masas de los trabajadores, cuya primera misión es luchar por sus reivindicaciones concretas en los lugares de trabajo. La CGTA no es un partido político. Pero la CGT de los Argentinos procura llevar al plano político los conflictos económicos de los trabajadores y está profundamente hermanada con las organizaciones y movimientos que se proponen la Liberación Nacional y Social entendida como expulsión de los monopolios, destrucción de la oligarquía e implantación del socialismo, tal como lo quiere y siente la mayoría del pueblo argentino, para que nuestra patria sea efectivamente Libre, Justa y Soberana. En consecuencia: La CGT de los Argentinos reafirma su decisión de encabezar las luchas concretas de los trabajadores en el marco más amplio de la Liberación Nacional.” Este sindicalismo no está limitado a la defensa profesional de lo reivindicativo sectorial y se propone objetivos políticos a alcanzar en función de destruir el poder constituido para construir el poder del Pueblo y su Clase Trabajadora.
LA EXPERIENCIA MÁS DESARROLLADA DE LA CLASE TRABAJADORA En el marco de las múltiples formas de lucha que surcaron los años ´70 del siglo XX, la recuperación de los organismos de base, algunas regionales de la CGT y algunos sindicatos y seccionales, sirven como estrategia de acumulación de fuerzas. La clase trabajadora como motor determinante de los cambios comienza a desarrollar un sindicalismo integral. Es duro el enfrentamiento con las patronales, la burocracia y el Estado, que a través de intervenciones, anulación de elecciones, persecuciones “legales” y el terrorismo de Estado con la “Triple A”, intentan detener la potencialidad revolucionaria de los trabajadores expresada en el desarrollo alcanzado en Comisiones Internas, Cuerpos de Delegados y algunos sindicatos y su ligazón con las organizaciones políticas revolucionarias. Esta nueva etapa de enfrentamiento encuentra a los trabajadores mejor predispuestos a desarrollar nuevas formas de lucha a partir de acuerdos en las bases. La Coordinadora de Cuerpos de Delegados, Comisiones Internas y Gremios en Lucha, nacidas en Córdoba y Rosario se extienden a mediados de 1975 a Capital Federal y al Conurbano Bonaerense. Las jornadas del 27 de Junio contra el “Rodrigazo” y la huelga de 48 horas convocada por la CGT, como resultado de las masivas movilizaciones de los días previos, constituyeron el momento más elevado de la conciencia de clase. UNA NUEVA EXPERIENCIA DE LOS TRABAJADORES “Va a haber dirigentes que van a ser mayoría en el movimiento obrero y que van a ser consecuentes con su mandato, va a haber dirigentes políticos que no van a tomar la política como una parte más del jet-set y la frivolidad, que intentarán cambiar la sociedad en que se vive. Entonces, en ese momento, cuando se modifiquen esas relaciones de fuerza, estas legislaciones que hoy parecen terribles derrotas, las vamos a cambiar a todas”. Germán Abdala Una de las principales causas del fracaso de los movimientos populares en Argentina ha sido la imposibilidad de lograr la unidad orgánica y política de la clase trabajadora. En ese sentido la construcción de una nueva experiencia requiere un profundo debate ideológico. Subsiste un modelo sindical más proclive a conseguir sus reivindicaciones en pasillos ministeriales, que como producto de la lucha de los trabajadores.
Hablamos acerca de la necesidad de construir otro modelo sindical que se proponga una lucha consciente y prolongada para alcanzar los objetivos estratégicos, que se plantee la construcción de la herramienta política necesaria que coordine y fije la realización de la tarea estratégica en un marco de lucha integral. Hoy el enemigo ha logrado un grado de dispersión y fragmentación de la clase que nos impide encarar con éxito las luchas si no lo hacemos en esa perspectiva estratégica. En el marco de una profunda crisis política sería imperdonable no realizar los esfuerzos necesarios para realizar una propuesta de organización política de los trabajadores desde CONVOCATORIA.
PROPUESTA “Debemos sostener ante el compañero nuestra fraternidad de clase, nuestra hermandad, levantar ante la conciencia del compañero la necesidad de luchar todos unidos y ayudarlo a comprender que bajo el sistema capitalista no ha obtenido ni va a obtener soluciones de fondo que el trabajador, que la clase en general, requiere” Agustín Tosco Desde hace bastante años que la mayoría de los organismos sindicales se han convertido en representantes de las patronales ante los trabajadores. Es por eso que en este universo laboral, de gran fragmentación, es necesario precisar algunos lineamientos para nuestras tareas. Atender que la amplia mayoría de los trabajadores no se encuentran sindicalizados y son más que permeables a los ataques de las patronales. La construcción de la herramienta política que tiene a la clase trabajadora como fuerza hegemónica estará consustanciada con los procesos revolucionarios que construyen los pueblos de la Patria Grande. La falta de representación de los trabajadores dentro de las empresas es generalizada, cualquier atisbo de elección en la base inmediatamente implica el despido. En la base no nos divide la pertenencia a una Central Sindical, debemos saber superar esta dificultad buscando ejes movilizatorios comunes. La unidad de acción de todas las fuerzas populares es la única garantía de triunfo. Tenemos enemigos ideológicos poderosos, obviamente la burocracia, pero también el reformismo que recurrentemente ha conducido al movimiento popular a la búsqueda de salidas electorales
inconducentes, sumando nuevas frustraciones a las anteriores. También el apoliticismo sindical es un enemigo ideológico irreconciliable con nuestra línea política, a pesar de ello debemos encontrar formas fraternales de establecer discusiones con ellos. Por supuesto que los autoproclamados "partidos de la clase" desgastan a los trabajadores en interminables medidas en la creencia que alguno de esos conflictos es la chispa que enciende la pradera. Las grandes diferencias ideológicas que tuvimos y tenemos con ellos no impiden la unidad de acción. El rol de la clase trabajadora como portadora de acciones y articulaciones que se planteen la construcción de una herramienta política integral es terminar con la lógica del capitalismo y construir la nueva sociedad sobre los valores del socialismo. Abandonar las líneas reformistas que pretenden que los trabajadores sólo nos ocupemos de los Convenios Colectivos de Trabajo y la colonia de vacaciones. Proyectar la unidad de la clase trabajadora en el ámbito latinoamericano y caribeño para construir una Central de Trabajadores de América Latina y Caribeña. MESA SINDICAL CONVOCATORIA Hacia La Constituyente Social En: JUJUY 2008.