SANTO DEL MES 7- V Domingo de Cuaresma 12- Viernes Dolores 14- Domingo de Ramos en la Pasión de Señor 17- Beata Mariana de Jesús, Terciaria Mercedaria TRIDUO PASCUAL 18- Misa Vespertina en la Cena del Señor 19- Viernes Santo de la Pasión del Señor 20- Sábado Santo: Vigilia de la Pascua de la Resurrección del Señor 21- Domingo de Pascua de Resurrección del Señor Del 22 al 27 se celebran los Octavos de Pascua 27- San Pedro Armengol, Religioso y Mártir Mercedario 28- Domingo II de Pascua día de la divina Misericordia 29- Santa Catalina de sierra, Virgen y Doctora de la Iglesia.
SANTO TRIDUO PASCUAL 18- JUEVES SANTO, EN LA MAÑANA: Misa Crismal, en la que se Bendicen los Oleos y se Consagra el Santo Crisma y se hace la Renovación de la Promesa Sacerdotal. EN LA TARDE: Misa Vespertina en la Cena del Señor Con el Lavatorio de los pies 19- VIERNES SANTO: Celebración de la Pasión del Señor 20- SÁBADO SANTO: Vigilia de la Pascua de la Resurrección del Señor. Se inicia en la noche para terminar en la madrugada. 21- Domingo de Pascua de Resurrección del Señor
EL TIEMPO PASCUAL Los cincuenta días que van desde el Domingo de Resurrección hasta el Domingo de Pentecostés han de ser celebrados con gran alegría y exultación como si se tratase de un solo y único día festivo, mas aun, como un gran Domingo. Estos son los días en los que principalmente se canta el ALELUYA. Los Domingo de este tiempo se llaman Domingos de Pascua y después del Domingo de Resurrección son denominados Domingos II, III, IV, V, VI, VII de Pascua. El Domingo de Pentecostés clausura este sagrado tiempo de la Cincuentena Pascual. Los ocho primeros días del Tiempo Pascual constituyen la octava de Pascua y se celebran como Solemnidades del Señor. A los 40 días de Pascua se celebra la Ascensión del Señor, que en la Republica Dominicana se ha trasladado al VII Domingo de Pascua.
EL MEJOR AYUNO SEGÚN EL PAPA Francisco Ayuna de palabras hirientes y transmite palabras bondadosas. Ayuna de descontento y llénate de gratitud Ayuna de enojos y llénate de mansedumbre y de paciencia. Ayuna de pesimismo y llénate de esperanza y optimismos. Ayuna de preocupaciones y llénate de confianza en Dios. Ayuna de quejarte y llénate de las cosas sencillas de la vida. Ayuna de presiones y llénate de oración. Ayuna de tristezas y amargura y llénate de alegría en el corazón. Ayuna de egoísmo y llénate de compasión por los Demás. Ayuna de falta de perdón y llénate de actitudes de reconciliación. Ayuna de palabras y llénate de silencio y de escuchar a los otros. Si todos intentamos este ayuno, lo cotidiano se llenará de: paz, confianza, alegría y vida.
SANTO TRIDUO PASCUA Jesucristo ha cumplido la obra de la redención de los hombres y de la glorificación perfecta de Dios principalmente por su Ministerio Pascual. “Muriendo destruyo nuestra muerte y resucitando restauro la vida”, por lo que el Triduo Santo Pascual de la Pasión y Resurrección del Señor es el punto culminante de todo el año litúrgico. El Triduo Pascual de la Pasión y Resurrección del Señor comienza con la Misa Vespertina de la Cena del Señor, teniendo su centro en la vigilia pascual y acabando con las vísperas del Domingo de Resurrección. El Viernes Santo de la Pasión del Señor y, según la oportunidad, también el Sábado Santo, Hasta la Vigilia Pascual, en todas partes se celebra el sagrado ayuno de la Pascua, el cual no tiene sentido penitencial, sino de aceptación pascual y escatológica. La vigilia Pascual, la Noche Santa de la Resurrección del Señor, es tenida como “la madre de todas las vigilias”, en ella la iglesia espera en vela la Resurrección de Cristo y la celebración en los Sacramentos. Por consiguiente, toda la celebración de esta Vigilia Sagrada debe hacerse en la noche, de tal modo que comience después de iniciada la noche y termine antes del alba del domingo.
El 30 de abril del año 2000, coincidiendo con la canonización de Santa Faustina, “Apóstol de la Divina Misericordia”, el Siervo de Dios Juan Pablo II instituyo oficialmente la Fiesta de la Divina Misericordia a celebrarse todos los años en esa misma fecha: Domingo siguiente a la Pascua de Resurrección. Esta es una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros.