Manual del Alterador Amaia Villafañez Toni Nieto Nana
2.- Materiales: Pinceles, limpieza y mantenimiento En esto de los pinceles, cada maestrillo tiene su librillo. Pero antes de entrar en preferencias, creo que no está de más dar un repaso general a las diferentes partes y características de un pincel. Nana Yo para empezar primero tengo que mencionar que no soy ninguna experta en esto de los materiales, así que únicamente voy a explicar los que yo utilizo o he utilizado. Creo que aquí la que se puede explayar es Nana. A ver si aprendo algo, y puedo conseguir más material para poder comparar. Amaia Cómo siempre seguiremos el sistema de colores: Amaia escribe en azul y Nana en granate.
2.1. Partes de un pincel En principio hablamos de pinceles occidentales, ya que los orientales tienen una elaboración ligeramente diferente. Las partes principales de un pincel son el mango, la virola, casquillo o férula y el haz de pelos o cerdas. Mango: El mango tiene poco chiste, que sea más o menos cómodo de utilizar, que lo podamos sujetar bien y que se adecue a lo que vamos a pintar. Cómo hablamos de alterar cartas, dónde la distancia de trabajo así como la superficie son muy pequeñas, evidentemente utilizaremos pinceles de mango corto. Los de mango largo están indicados para trabajar óleos o acrílicos o cualquier otra técnica en la que necesitemos mantener cierta distancia y perspectiva respecto de nuestra obra. Hay diferentes calidades dependiendo de la madera y el lacado, pero en nuestro caso no debe preocuparnos demasiado este tema, aunque siempre nos interesará una madera que pese poco y no se deforme. En el mango se imprime también diferente información acerca del pincel: numeración o tamaño, serie, tipo de pelo, marca, etc. Férula o virola: Dentro de la férula o virola se realiza la sujeción o fijación del pelo al mango mediante prensado, alambre, cosido, cordado o pegado. La férula, virola o casquillo puede ser de diferentes materiales y formas: anillos flexibles o rígidos, aretes soldados o sin soldar, madera, resinas, lata, latón niquelado, aluminio, acero inoxidable, aleaciones de oro o plata, etc. Lo importante aquí es que el haz de pelos quede bien sujeto para evitarnos el molesto problema de su caída o desprendimiento y su desagradable poso en nuestro trabajo. 1
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Y si no, acordaos de los maravillosos pinceles de dos euros la docena, que van soltando pelos por todos lados. Con el coraje que da que se te quede un pelo emplastado en la pintura… Por eso, lo que si es conveniente es que la virola lleve además del prensado y el pegamento, muescas o ranuras dónde se incida en el aplastado para asegurarnos la máxima fijación.
Haz o mechón: Esta es realmente la parte más reveladora y fundamental del pincel. Está formado por pelos o cerdas de ciertos animales, hervidos y totalmente asépticos, o por fibras artificiales. El haz tiene dos partes principales: la raíz y el mechón propiamente dicho. La sección de la raíz nos dará la forma del pincel: redondo, ovalado o plano. Del mechón tendremos en cuenta su longitud o salida y el perfil geométrico: lengua de gato, abanico, recto, sable o daga, redondo, cuadrado, tamponado, paletina, abombado, pata de cabra, carrado, etc.
La numeración depende del diámetro de la raíz y suele expresarse en pulgadas.
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Tener cuidado porque en función de la marca puede que para un mismo número la cantidad de pelos sea diferente.
2.2. Características óptimas de un pincel para alteraciones. Lo que más nos interesa es la capacidad de recuperación, nervio y retención de pintura del mechón del pincel. Es elemental que el pincel vuelva a su forma original después de realizar una pincelada y que deposite la pintura de forma uniforme manteniendo la forma del pincel sin que los pelos se abran. Esto en trabajos pequeños se nota mucho, sobre todo a la hora de trazar finas líneas o puntear. La pintura que es capaz de absorber el pincel y la forma en que la suelta también es primordial. Necesitamos un pincel que retenga la cantidad justa de pintura y que nos permita controlar su flujo en forma y cantidad. Por otra parte es importante que el pincel no sea muy blando, sino al presionar sobre la carta se va a doblar la punta con lo que hacer los detalles puede resultar imposible. No hay más que imaginarse el hacer una línea en un ojo, los dibujos suelen ser tan pequeños que con que nos desviemos 0,1mm cambia la expresión. Pelos hay para todos los gustos y bolsillos: Pelos naturales: Marta Kolinksy, marta roja, petit gris, buey, turón, poney, cerda, cabra, ardilla, oreja de buey, mangosta, tejón… Fibras sintéticas: Toray, tame, teijin, taklon, kaerell, konkex, tynex, takatsu, tadami, tekady … Personalmente, para las alteraciones, me quedo con los de marta porque tienen un excelente grado de absorción de pintura, elasticidad, flexibilidad, gran capacidad de recuperación, mucho nervio, puntas muy afiladas para trabajos de precisión, excelente control del flujo y gran permisividad con las pinturas diluidas. El petit gris también podría funcionar, pero yo no he encontrado ninguno con el diámetro adecuado. Como rival directo nos encontramos con el toray, la mejor fibra sintética descubierta hasta hoy, aunque también podemos probar el teijin. Mejor elegir el toray dorado que el blanco, ya que tiene mucho más nervio. Aún así, para mi gusto, se deforman mucho más que los de marta o yo soy muy poco fina. El hecho de que unos pinceles no resultan para cierta técnica no significa que sean malos, sino que no se adecuan a ella. Porque algunos que aquí rechazo, para el óleo me van divinos y sin embargo la marta no es demasiado apropiada para dicha técnica.
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2.3. ¿Cuántos pinceles necesitamos? En esto como en todo cada uno tiene sus preferencias y gustos personales. Hay personas que sólo usan un pincel y otras que usan más. Básicamente, creo que hay que disponer de dos pinceles por lo menos. Uno muy, muy fino (10/0 ó 5/0) para zonas o trabajos de máxima precisión y uno algo más grueso para zonas más amplias. Aclarar que la numeración es muy relativa, lo mejor es ver el pincel y asegurarte que se adecua a lo que necesitas. Explicaré los que uso yo y cada uno que saque sus propias conclusiones. Los imprescindibles y los que hay que ir renovando frecuentemente: Pincel redondo de 5/0 Marta Kolinsky, marca Escoda, color azul: Para delinear o para aquellos detalles de máxima precisión. Cómo este pincel en concreto no es muy duradero, lo reservo exclusivamente para esas funciones. (3€ aprox.) Pincel redondo de Marta Kolinsky y Tobolsky da Vinci Maestro 5/0: Es mi pincel básico de trabajo junto con el siguiente. Mucho más duradero que el anterior, pero también el doble de caro. (7€ aprox.) Pincel redondo de Marta roja de Artist: JB3230R 3/0. Son excelentes y muy baratos (1,5´-2€) la única pega es que sólo llegan a los 3/0. Los complementarios que duran años: Pincel redondo de Marta Kolinsky 000, Series 7 Winsor&Newton: Para zonas algo más amplias, pero podéis usar el de Artist perfectamente ya que cumple la misma función cuatro veces más económicamente. (8-9 € aprox) Pincel lengua de gato de Marta Kolinsky 2 y 4, Serie Cirrus Winsor&Newton: Para pintar bordes o zonas muy extensas así como para barnizar a pincel. Pincel plano ó “un trazo” sintético 6mm, Serie 666 Cotman, Winsor&Newton: Para limpiar la carta cuando he borrado algo y quiero quitar los restos, alguna mota de polvo, etc. o para después de usar en ella lápices de colores o grafitos. Este pincel es muy suave, no raya, elimina fácilmente residuos y al utilizarlo sólo para ello, me aseguro la máxima limpieza en el soporte sin meter en la carta la mano. Los auxiliares: provenientes de pinceles que ya no sirven: Pincel duro y viejo: Para mezclar la pintura con agua al tiempo que machaco los posibles sedimentos. Utilizo una numeración baja (de 5/0 a 2/0) para que el pincel no absorba demasiada pintura.
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Y para complementar siempre tengo a mano un pincel sintético de pelo muy corto y algo duro, sin ser agresivo, para el caso de que se me cuele algún pequeño poso o sedimento al pintar. Lo paso sobre la superficie recién pintada y elimina la posible mini-mota que pueda haberse adherido. El pincel que uso es uno sintético de 10/0 de la marca Squirrel, serie 703. Fijaos que todos los pinceles son para acuarelas, ya que al usar un medio diluido como el que utilizamos, son los que resultan más indicados. En mi caso el tema de los pinceles se reduce a lo siguiente. Obviamente, los pinceles tienen que ser muy finos. Por ahora siempre he utilizado unos de la marca Escoda, verdes y de 5/0. Son de fibra sintética. Especialmente utilizo uno que de tanto usarlo se ha quedado con menos pelos, para hacer detalles cuanto más fino sea mejor. El problema puede ser encontrarlos, yo lo más fino que he podido encontrar es el 6/0 de Escoda. Los de pelo de marta deben de ser mejores, pero yo probé unos y se me estropearon muy rápido. La cosa es ir probado y elegir el que más nos guste. También tengo un pincel del número 2 de la misma línea de Escoda y otro del número 6. El del número 2 lo he utilizado alguna vez para pintar algún borde, y el del 6 para el barniz, pero esto ya lo explicaré en los capítulos que correspondan en cada caso. Para todo troteo Marta Toray (sintético) y para partes más especiales Marta Kolinsky (natural). Ambos de la marca "Juguetecas". Es la marca de la tienda de hobbies donde compro el material. Los pinceles me suelen durar bastante, eso sí, tengo tropecientos porque a todos les doy algún uso. Colaboración de Nerea Iturgaiz
2.4. Limpieza y cuidado de los pinceles Por una parte está la limpieza del pincel mientras estamos pintando. Para ello tengo un trapo (que cuando está sucio lo cambio por otro) de algún tejido que no suelte pelillos. Esto es porque si cogemos un trozo de camiseta vieja, puede que al pasar el pincel húmedo por el trapo, se le adhiera algún trocito de fibra, que luego puede terminar en la carta, y aunque en el mejor de los casos no nos haya estropeado nada, tendremos que quitar. Por otra parte tenemos la limpieza de los pinceles una vez hemos terminado de pintar. A mí me gusta utilizar agua y jabón Chimbo, Lagarto…, o sea, el que utilizaban nuestras abuelas para limpiar la ropa. Es imprescindible lavar bien los pinceles con agua y jabón en la palma de la mano después de haberles quitado el exceso de pintura con un papel, para evitar así resecamientos de pintura y posibles sedimentos. Aclararlos bien y sacudirlos para eliminar el exceso de agua y , como último paso, dejarlos secar al aire “a modelo”, es decir devolviéndole la forma original al haz, en horizontal o con los pelos hacia arriba para evitar deformaciones.
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Y lavarlos a conciencia no es sólo importante para que nos duren más, sino para que la pintura reseca no se deje “caer” accidentalmente cuando pintamos al humedecerse con la pintura que estamos utilizando. Tener a mano papel de cocina para limpiar los pinceles y eliminar el exceso de agua siempre que sea necesario así como un bote con agua limpia, o más de uno si utilizamos diferentes medios, han de estar presentes siempre en nuestro lugar de trabajo. Y respecto del agua para las mezclas y diluciones, suelo añadir el agua con un cuentagotas, lo que me asegura que el color resultante siempre quedará sin contaminar de restos de otros colores. Personalmente no me gustan nada los productos que venden para limpiar en profundidad y devolver el “esplendor” a los pinceles, encuentro que los resecan más que otra cosa debido a la base de alcohol que acostumbran a incorporar. Así que, si por algún descuido, alguno se me despunta, lo que hago es meterlo en una solución de agua con goma arábiga. Ese producto es lo que llevan cuando son nuevos y están tan bien afilados. Una piedra de goma arábiga es baratísima, se compra en droguerías especializadas y sólo hay que dejarla en un bote con agua hasta que se deshace. Con una piedra tenéis para un bote de 60 ml de agua aproximadamente, y os durará toda la vida. Otro truco muy económico que podéis utilizar si habéis tenido un accidente y se os ha olvidado lavar el pincel o el pelo ya está muy seco o poco flexible, es limpiarlos con alcohol, lavarlos inmediatamente, impregnarlos de crema suavizante del cabello o suavizante de la ropa y dejarlos boca arriba toda la noche. Al día siguiente se vuelven a lavar y se habrán recuperado bastante. También recobran la forma muy rápidamente si los metéis en agua muy caliente durante unos segundos. Esto nos sirve si la pintura que estamos utilizando son acrílicos. Si utilizáramos óleos necesitaríamos aguarrás (disolvente) y personalmente, después de limpiarlo con el aguarrás los limpiaba con lavavajillas. En cualquier caso hay que aclararlos bien y personalmente los seco con un trapo dándoles la forma de la punta. En cuanto a limpiar los pinceles después de haber utilizado algún barniz, ocurre lo mismo, utilizaríamos algún disolvente, con la excepción de los barnices al agua, estos últimos con agua y jabón se limpian bien. Recordad que hay aguarrás inodoro por si os molesta el olor. NOTA: Los pinceles no se pueden dejar con las cerdas apoyadas en ningún sitio pues se deformarían. O los dejáis en horizontal, o si lo vais a hacer en vertical con las cerdas hacia arriba. También venden unos botes que tienen una especie de muelle en la parte superior, con ellos podemos dejar los pinceles con las cerdas en agua, sin peligro de que se curven, ya que el mango del pincel se sujeta en el “muelle” a la altura deseada (sin que toque el fondo).
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