Mandatos Familiares

  • June 2020
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  • Words: 915
  • Pages: 3
“La realidad inventada” Editorial Gedera. Paul Watzlawick y otros. Profecías que se autocumplen. Una profecía que se autocumple o predicción es la razón de haberse hecho, convierte en realidad y el suceso supuesto, esperando o profetizando y de esta manera confirma su propia exactitud. Un hecho todavía no producido (futuro) determina efectos en el presente, efectos que a su vez hicieron que cobraran realidad el hecho pronosticado. Aquí el futuro determinó el presente. Un acto que es resultado de una profecía que se autocumple crea primero las condiciones para que se de el suceso esperado y en este sentido crea presuntamente una realidad que no se había dado sin aquel. Crea una situación y entre ella una “verdad”. La presunta reacción (el efecto) es efectivamente una acción (la causa), la solución crea el problema, la profecía de un sueño hace que se cumpla el proceso profetizado. Esta peculiar inversión de causa y efecto es visible en los conflictos interpersonales. Las profecías que se autocumplen en contextos interpersonales, pueden utilizarse deliberadamente y con un fin. La experiencia cotidiana nos enseña que sólo muy pocas profecías se autocumplen. Cuando se cree en una profecía se la ve como un hecho que ya ha entrado y en el futuro puede la profecía en el presente y así cumplirse. Cuando falta un elemento de la creencia, falta también el efecto. El psicoanálisis se atiene a una teoría de la conducta humana que postula una causalidad lineal según la cual el pasado determina el presente. Las expectativas a menudo desempeñan su papel: ayudan a que se produzca lo que se esperaba.

Mandatos familiares Estos mandatos (verdaderamente ordenes condicionantes) le llegan al niño de diferentes formas. La más de las veces no explicitadas, desde mensajes no verbales. Eric Berne, para quien el yo se encuentra compuesto de tres estados (el Padre, el Adulto y el Niño interior), dice que estos mandatos de nuestra educación perduran en nosotros, dentro de nuestro Padre interno (la introyección de las figuras materna y paterna) y que, de alguna manera, actuamos desde allí frente a determinadas situaciones. Berne propuso trece mandatos básicos:

1. No seas: este mandato surge cuando un niño nace en una “situación inoportuna”.

Sus padres están por separarse, son demasiado viejos, demasiado jóvenes, demasiado pobres, demasiado “solteros”. Este no es siempre el resultado de un embarazo no deseado: es el resultado de un nacimiento no deseado. 2. No seas lo que sos: aquí los padres querían a un niño de diferente sexo, o querían un niño de diferente color, o querían un niño absolutamente sano, o muchas veces querían un niño que ocupe el lugar de otra persona (el padre de ella o la madre de él, o un hermanito que acaba de fallecer). 3. No te acerques demasiado: un mensaje que viene atado a la capacidad o incapacidad de los padres de elaborar duelos. El niño, confrontado a la herida que no cierra por una pérdida en la familia, puede construir con facilidad una postura acorde con el mandato. Otras veces, es la expresión transmitida por la propia dificultad de los padres para el contacto físico. 4. No pertenezcas: aquí puede ser una protección subliminal a la pérdida, aunque muchas veces es la lectura del niño del aislamiento social de su familia respecto del entorno. 5. No crezcas: este mandato ocurre con los padres que necesitan tener a alguien a quien cuidar, requieren un niño en quien proyectar sus propias necesidades de cuidados y protección. 6. No seas un niño: es generado por padres que no aceptan tener la responsabilidad de tener hijos que los reclamen. 7. Vos no sabes hacerlo: es dada por los padres que brindan atención a sus hijos, comparándolos permanentemente con los de otros niños, con los de los adultos y a veces hasta con los de los propios padres, que fortalecen por este mecanismo un ego muy debilitado. 8. No estés bien: es dada por los padres que brindan atención a sus hijos sólo cuando estos tienen problemas o están enfermos. Los padres educan a los niños desde temprana edad en los beneficios secundarios del estar mal. 9. ¡No!: este mandato es dado por padres demasiado asustadizos. El niño es forzado a aprender que la vida es peligrosa y todo lo que haga fuera de la familia es riesgoso. 10. No sos importante: aparece en padres que no tienen tiempo para el colegio de sus hijos, para sus amigos, para sus necesidades. Estas responsabilidades son derivadas en una mucama, un abuelo o simplemente ignoradas. 11. Sé perfecto: los padres necesitan de las buenas notas, del destacarse en el deporte, o de su habilidad para el dibujo, todo esto lo hacen para sentirse orgullosos de sí mismos y no por sus hijos. 12. No pienses: aquí la sugerencia es el riesgo que existe en tener ideas propias. Lo peligroso de tener ideologías diferentes. Lo dañino de pensar en ciertas cosas (drogas, sexo, alcohol, etc.). 13. No sientas: los padres están muy asustados de su propio sentir o tienen desterrado de su ámbito de sensaciones alguna emoción: muchas veces la tristeza o el dolor.

Estos mandatos, son “puestos” en los niños más o menos sutilmente a través de gestos, movimientos corporales, aceptaciones y rechazos que tenemos desde antes de nacer la criatura; y que con seguridad, materializamos en nuestro primer mandato: que viene entrelazado con la elección del nombre que hemos de ponerle al hijo recién nacido.

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Micaela Brest Nicolás García Agustina Oviedo Luciana Schifino

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