Locura y cuerpo: una epistemología de las rupturas de simetría en la materia organizada en la forma que llamamos “vida”. Dr. Alexandre S.F. de Pomposo
Esencial es la Filosofía porque no hay área del conocimiento humano que escape a su impronta y permanezca al margen de su presencia. Las neurociencias, pues, no son la excepción. Probablemente sea en la complejidad del sistema nervioso central (SNC) que radique el substrato de las enfermedades mentales. Sin embargo, la noción de mente (yuc¿), muy útil por más de dos milenios, hoy resulta insuficiente para rendir las cuentas que se le solicitan en materia de conciencia. Si bien la neurona es la unidad anatomofuncional del SNC, ¿pueden diez mil millones de ellas en la corteza cerebral explicar, en su confusa maraña de correlaciones, las diferencias entre lo que entendemos por salud y enfermedad mentales? No cabe duda que el método cartesiano ha sido bastante exitoso al querer explicar el mundo; empero, hoy vemos su incapacidad para complicar la experiencia, cuando la complejidad es lo único que puede garantizar algo de objetividad en la investigación de una incierta realidad. Así y todo, en esa forma anómala de existencia que es la enfermedad, queda en entredicho nuestro mismo concepto de estética, tan cifrado en la idea de simetría. ¿No es la asimetría primordial de la irreversibilidad del tiempo la que subyace a la vida? Probablemente la locura sea el dolor fundamental para recordarnos que la inteligencia no se puede reflejar en un espejo, sino que es el blanco de la flecha del tiempo.
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