Lluvia ¿Por qué la lluvia pisa fuerte la tierra y desparrama a golpes el polvo derrotado? Quizá es porque también sacude esa pereza de buscar lo que no hallaste ayer, lo que creí perdido. Si no viniera el agua tormentosa a revolver los golpes, las huellas no pisadas, quizá sería yo misma quien buscara despedazar palmo a palmo tus promesas, los versos no cantados. Y es que despierto al tintinear de las gotas rozando la lámina oxidada, hasta irrumpir en tu letargo, en mi paz forzada. Por esa lluvia que derrama sus reclamos sobre tus hombros caídos, tras mi mirada esquiva; por esas lágrimas que enredas con mi pelo, disimulando entre los surcos de mi cara los hilos fríos del agua atropellada; por ese afán de cubrirte con las manos la poca luz que de tu rostro emana, es que llamo a la lluvia con mi llanto, a compartir mis miedos, a curarme el cansancio Xinia M. Estrada