Leyendas

  • June 2020
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  • Words: 1,883
  • Pages: 5
Los Espantos de III de Informática Érase una noche densa, la oscuridad invadía sin piedad la E. T. C. Colegio Maria Auxiliadora. Sireina, una niña de diecisiete años encaminaba hacia los bebederos al otro lado de la cancha; bajando las escaleras se tropieza con una niña blanca, cabellos dorados y ojos verdes como la hojas de frondosos árboles que al verla sonrió y corrió hacia la capilla; Sireina con su curiosidad corrió tras ella, subiendo escaleras y pasando pasillos, para su sorpresa la niña abrió el salón de III de Informática. La niña desapareció y sin hallar alguna explicación se encontró dentro del oscuro salón, escuchando chillidos, golpes en la puerta, seguido de los escalofríos que Sireina sentía al ver el parpadeo de las luces con su mirada fija hacia el pizarrón observando un enorme espíritu que escribió: -

Mi nombre es Astrid Carolina, yo le di la orden a mi hija Nabarro que te guiara hasta aquí, estudie en este salón hace muchos años, en este viejo colegio.

Sireina sintió pasos que iban hacia ella, al voltear miro aterrada a una joven de su edad blanca, pelo negro y liso, largo vestido rojo tal cual sangre que con su mirada triste abrió la puerta del oscuro salón; Sireina al verla se desmayo, al abrir sus ojos calidos vio a una niña morena de pelo recogido, ojos café que la pregunto: -

¿A donde quieres que te lleve?

-

Mi nombre es Génesis Bautista, ¿Y el tuyo?

Ella sin explicarse donde estaba, rodeada de un enorme altar con un crucifijo de cuatro metros en el centro, a su izquierda rosas rojas y a su derecha la Virgen Maria con sus rosas blancas; Génesis la guió hasta un pozo de aguas tan claras como un espejo que reflejaron el rostro de Sireina. Génesis replico: ¡Ahí esta tu hogar! Empujándola hacia el pozo de agua. Sireina fría y pálida como la nieve despertó al frente de la imagen de Maria Auxiliadora hallándose sola y llena de miedo, se levanto caminando a paso lento hacia las habitaciones de las hermanas, al tocar la puerta de la pálida pared salio una mujer alta, pelo rizado, catira, delgada con su vestido azul mar conduciendo olas de viento con sus calidas manos de aire que se dirigía a la cancha caminando a través de suave niebla en camino a los salones de séptimo grado. Sireina quiso seguirla olvidando la boca de lobo de la profunda cancha central. Cuando ya estaba en la punta del tercer piso dos jóvenes la llaman fuertemente: -

¡Sireina…! ¿A dónde crees que vas?

Seguida de risas que la decían: -

¿Piensas volar? ¿U olvidaste que eres una simple mortal?

-

¡Yo que fuera tú no la seguiría!

Sireina reacciono, de la profundidad del patio se acercaban dos jóvenes hacia ella. Pregunto: -

¿Cómo sabes mi nombre?

Una de ellas respondió con risa de picardía: -

¿Cómo no conocerte niña ingenua?

-

Y permítame presentarme, ya que eres tan descortés… ¡Mi nombre es Zoila!

La joven morena de pelo liso y negro con risa de picardía: -

Mi nombre es Francis, ¡Como que las clases pasan por encima de ti!

-

¡No eres nada cortes!

Zoila con su risa burlona: ¿Qué dices amiga vamos a enseñarle normas? Francis con su picardía: ¡¡Claro….!! ¿Por qué no? Los dos espíritus tomaron a Sireina de las manos llevándola a la Plaza Bolívar del Centro Cívico de San Cristóbal, los espíritus con sus risas burlonas: -

¡Ta…! ¡Tan...!

Señalando al frente el reflejo de la luna del duro y rustico cemento salio una joven encadenada con ropa desgarrada, enormes alas rotas, rodeado de cinco ángeles negros con sus nombres tatuados en metales gruesos y pesados como piedras en cada mano maltratándola fuertemente con sus látigos y burlas hacia la joven. Una mujer tenía tatuado en sus muñecas “Michell” que apretaba sin piedad las cadenas de las delicadas manos y pies del ángel. Una joven delgada, pelo ordinario, blanca, flaca llamada “Irania” y otra de estatura baja, pelo negro y rustico como las ramas de un pino llamada “Nancy” golpeándola con látigos gruesos y negros, escupiéndola seguido de insultos y burlas hacia ella mientras los otros ángeles “Yahaira y Génesis Guerrero” gozaban del espectáculo escogiendo armas filosas y puyudas para así seguir con su fiesta. Sireina vio en llanto como el ángel se desmayo ante sus ojos escuchando la burla de todos los ángeles hacia él. Ella corrió hacia el ángel inconciente gritando: -

¡Basta! ¡Basta! ¡Déjenlo en Paz!...

Todos los ángeles guardaron silencio mirándola fijamente. Del cielo bajaron pequeñas estrellas que se convertían en luces blancas de ellas salieron ángeles vestidos de blanco; uno de ellos se le acercó, Sireina bañada en lagrimas y sangre alzó su mirada

hacia el ángel, una niña bajita, ojos aguamelados, morena con sus vestiduras blancas destellantes de luz, su nombre “Soraima” en un dije de plata, que replico suavemente: -

Tranquila mi niña estará bien conmigo.

Mientras los demás ángeles con sus nombres tatuados en las cadenas de plata “Evelimar”, “Yohana” y “Áreas Jessica” desataban a la joven; “Ángela” la gran arcángel con su espada y luz destellante atacaba a los espíritus malignos dando oportunidad a los ángeles de rescatar a la joven. Los ángeles se alejaron lentamente convirtiéndose en una estrella tal cual sol deslumbrante que en cuestión de minutos desapareció ante sus ojos quedándose sola en las calles de La Plaza Bolívar. Nuevamente tomo valor empeñándose a subir la pesada cuesta de la Iglesia San José; llegando a la esquina del Banco Venezuela sintió la sensación que la acompañaban en su oscuro trayecto, al voltear vio a una joven catira de pelo recogido, ojos verdes y cara blanca con un vestido rosado que la miraba tímidamente y pregunto: -

¿Puedo acompañarte?

Sireina halló confianza en tal cuales ojos asintiendo con su mirada que Sí, en el camino observaba al espíritu mirando fijamente hacia delante y en su mano izquierda una ardiente cicatriz de quemadura que decía:”Gregoriana”. Sin atreverse a hacerle ni una pregunta llegaron al colegio. Pensó: -

¿Cómo voy a entrar? Gregoriana la miro y sonrió:

-

Vamos toma mi mano, confía en mí, es la única manera de que regreses, pero después tendré que regresar a mi lugar.

Su mano temblorosa la toco sintiendo un aire frío y suave, viendo como volaba a semejante altura llegando hasta el patio central del colegio, vio como dos mujeres del lado derecho e izquierdo bailaban hacia ella. Sireina trato de correr tropezándose con una mujer alta pelo rizado y ojos oscuros que sonriendo la dijo: -

¿A donde crees que vas?

-

¡No la dejen ir!

(Dos brujas sorprendieron a sireina por detras)Detrás de Sireina la tomaron de los brazos dos brujas por sorpresa, a su lado izquierdo una joven trigueña y flaca y a su lado derecho otra joven alta de cuerpo robusto y piel blanca. La reina de las brujas a las que todas llamaban “Yelitza Rodrigues” ordenó: -

¡Geraldin! ¡Riselin!

-

¡Invítenla a la fiesta!

Geraldin y Roselin empujaron a Sireina al centro del círculo donde las brujas con sus dijes: “Zulay”, “Andry”, “Luz Nelly” y “Sandra” se transformaron en llamas ardientes simulando sus cuerpos. Sireina escuchaba las risas y carcajadas de la Reina Bruja en medio de sus dialectos y pactos satánicos dando órdenes a gritos en modo de burla hacia la joven: -

Grecia, ¡Llévala al juicio a ver que aprende nuestra noble niña!

De las llamaradas de fuego entro una joven blanca, delgada de pelo lizo que con su actitud seca y fría que al tocarla entraron en una cueva enorme y caliente hecha de fuego, al frente de una mesa alta donde retumbaba una voz gruesa que decía: -

¿Quién osa venir a molestarme?

-

Yo, Wendy Reina de Las Tinieblas, ¿Acaso nunca dejaran de molestarme? Grecia respondió:

-

Vengo a entregarte esta joven. Ordenes de Yelitza Rodrigues. Reina Wendy:

-

¿Qué piensas que voy a hacer con esta niña ingenua? Grecia:

-

¡Yo solo sigo ordenes mi señora, no pienso llevármela de regreso, además no pienso oler igual a ella! Y se retiro a paso lento. La Reina Wendy la vio irse y replico:

-

¡A… Ya te recuerdo…Tu no crees en el miedo, no crees en el sufrimiento! ¿Pero que estoy diciendo? ¡Si ni siquiera los conoces…! ¡JA! ¿Para que hablar, si ni escuchas a tus padres? La Reina Wendy les grito a sus esclavas:

-

¡Jessica Rujeles! ¡Carmen! ¡Llévenla al calabozo y encadénenla!

-

¡Yelitza Rojas! ¡Erica! ¡Traigan mi lista y vamos a cumplirla!

Las esclavas llevaron a Sireina al calabozo encadenándola de pies y manos, dejándola sola en la cárcel, Sireina retomo fuerzas en rabia y llanto sacudiendo fuertemente las rejas y terminando así aferradas a ellas grito: -

¡Sáquenme de aquí…! ¿Cometí algún delito? ¿que hice yo?

Del profundo silencio sus oídos escucharon: -

Tu nunca sabrás el motivo del ¿Por qué estas aquí? Pero con el tiempo se pierde la esperanza y la alegría.¡Me llamo Keila!

Sireina alzó su mirada; frente a su celda estaba otra joven encadenada recostada en el rustico piso mientras que al lado de su celda escucho: -

Yo solo trato de reencarnar los recuerdos de mi familia, la calida voz de mi madre, los ojos de mi hermano, el cariño de mi abuela. Hay veces que llego a creer que ya no me recuerdan que solo fui un corto episodio de sus vidas. ¡Me llamo Yarimar! Y otra voz lejana que decía:

-

¿Por qué no disfrute mi libertad? ¿Por qué no valore, no ame…? Solo sembré odio, riqueza, creí tenerlo todo, escondiendo mis miedos mis problemas, huyendo de mis rabias y tristezas olvidando preguntarme algún día a mi misma ¿Cuál es el motivo de mi existir? Ahora que lo se, solo sueño con el día de volver a ver los rallos del sol rozando mi cara, soy Andrea.

Sireina se alejo de la reja llorando aferrada a las horas y días que desgastaban su ropa, enredaban su pelo y la frialdad de sus manos que oscurecían la luz del brillo de sus ojos. De pronto del altar de la Reina Wendy se estremeció la luz, la espada y las blancas alas de un ángel que replico: -

¡Vengo a llevarme a tu prisionera, a la niña que tanto odias y con ella a mis tres compañeras, si no quieres que mi espada atraviese tu cuello… Escuche mis reclamos hacia ti!... Reina Wendy con risa burlona:

-

¿Con que dignidad vienes tu a exigirme? ¡Ángel Pecador…! ¡Si tu poco obedeces las reglas de Dios! Tales palabras debilitaron a aquel ángel plateado, pero replico:

-

Tal vez no sea perfecta, pero me vasta con hacer lo que mi corazón ordena y ver los ojos paternos de mi Dios

Así aquel Ángel Plateado enfrento junto con su grupo de ángeles a la Reina Wendy y sus sirvientes hasta llegar a las celdas donde dormían las prisioneras, saliendo destellantes de la oscura prisión. Sireina sintió consuelo y paz en su cuerpo despertando en la cama de su cuarto encontrando una pluma plateada en su mano con una nota que decía: “Gracias por rescatarme”. Han pasado los años y Sireina guarda en secreto esta historia y aun tiene en un cofre la calida pluma de aquel ángel. FIN

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