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LEVÁNTATE (2) “Seis imperativos, un aviso y un deseo” D. Aleixandre/ J.A. García)
“Jesús salió de la sinagoga y se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en la cama con fiebre y rápidamente le hablan de ella. Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles.” (Mc. 1, 29-31) Al comienzo de la escena, vemos a una mujer postrada, en posición horizontal, que es la de los muertos, separada de la comunidad y poseída por la fiebre. Al final, esta misma mujer, en pie y curada, está integrada en la comunidad y sirviendo a los demás. La comunidad es el lugar al que remite siempre Jesús a los que lo siguen, porque ahí “se tiene parte con Él”. En el centro del texto está la clave de transformación: “Jesús se acercó y, tomándola de la mano, la levantó.”. Vemos la mano tendida de Jesús. Es su primer gesto silencioso en el evangelio de Marcos y en él se evoca todo lo que Jesús ha venido a hacer.
PARA REZAR Imaginate que estás tendido. Sólo vos sabés qué cosas te tienen así,
sin poder levantarte. Jesús se acerca a vos. Imaginalo. Escuchás sus pasos acercándose, ves sus vestiduras. ¿Dónde se pone? ¿Cuáles son sus gestos? ¿Cómo es su mirada? ¿Qué te pregunta? Tenés deseo, necesidad de decirle algo a Jesús, que está allí, a tu lado. Decilo. Él te mira, te escucha. Jesús te toma de la mano, y te responde. Escuchalo. Dejá que Jesús te levante. Ponete de pie a su lado. Podés preguntarle cómo volver a integrarte a la comunidad, qué cosas podés compartir, en qué quiere Él que sigas sirviendo. Da gracias por este rato de oración y de encuentro con Él.