CÓMO HABLAR CON DIOS
LECCION 2
Todo aquel que anhela vivir en victoria, debe aprender a depender de Dios, diariamente, a través de la oración. La oración es la oportunidad que Dios le da al hombre, de dirigirse a él, él ser más grande y sublime: El Todo Poderoso. La oración es dinamita, cosas tremendas pueden ser hechas en la vida de quienes la practican a diario. Por esto debemos hacer de ella un estilo de vida que forme parte de nuestra manera de ser y de nuestros hábitos, así como comer, dormir o bañarnos diariamente. Jesucristo adquirió el hábito de la oración para hablar a solas con el padre. Lo dice: Marcos 1:35 “Levantándose muy mañana, siendo aún oscuro, Salió y se fue a un lugar desierto y allí oraba”
I. IMPORTANCIA DE LA ORACIÓN Como creyentes en Cristo debemos seguir las pisadas de nuestro maestro, esto significa apartar tiempo a solas con Dios, preferible en la mañana, para así poder contar todo el día con su dirección, protección y apoyo en las diferentes situaciones o decisiones que debemos asumir o enfrentar. El Señor nos instruye sobre cómo orar en Mateo 6:6 “Más Tú cuando ores, entra en tu cuarto y cerrada la puerta ora a tu Padre que está en lo secreto y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” La oración en privado tiene la ventaja que como nadie nos escucha, podemos decir todo lo que sentimos, queremos o nos preocupa, podemos acudir a Dios con nuestros defectos y virtudes, pues Él nos conoce tal como somos, conoce nuestro pensamiento e intenciones antes que se las comentemos. En Mateo 11:28 Dios expresa su deseo de apoyarnos: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar”
“...Él que a mí viene yo no lo hecho fuera”. Juan 6:37 Si lo buscamos él va a estar ahí, nos va a recibir y no nos va a ignorar. Es por eso que debemos hacer oraciones no de labios, sino de corazón, oraciones que podamos recordar y reconocer su respuesta.
II. CÓMO TENER UN BUEN TIEMPO DE ORACIÓN a. Inicie su tiempo de oración reconociendo la presencia de Dios. Hebreos 11:6 dice:
“Pero sin fé es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que le buscan”. Hebreos 11:6
b. Después, confiese a Dios cualquier pecado cometido con palabras, pensamientos o acciones, así sus oraciones no tendrán estorbo. Salmo 66:18 El afirma:
“Si en mi corazón hubiera yo mirado la iniquidad, El Señor no me habría escuchado”. Salmo 66:18
c. Pues dedicar tiempo a presentar sus necesidades específicas, Jesús las incluyó en el Padre nuestro cuando dijo: “El pan nuestro de cada día dánoslo hoy”. Mateo 6:11 Aproveche entonces, para hacer sus peticiones en le nombre de Jesús. Juan 16:24 nos señala: “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido” Juan 16:24 d. Determine dar a Dios su mejor tiempo y no el que le sobre, pues sin duda no le va a sobrar. Hágalo plenamente convencido de que está haciendo la mejor inversión, nada le abrirá puertas más grandes como su comunión con Dios, además guardará su vida de la tentación. Mateo 26:41 advierte: “Velad y orad, para que no caigáis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto pero la carne es débil” Mateo 26:41