La Tragedia Del Hundimiento Del Lusitania (i)

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20-M

NÁUTICA

Domingo, 3 de diciembre de 2006 / Diario de Mallorca

HISTORIA NAVAL

La tragedía del hundimiento del Lusitania (I) Un solo torpedo bastó para acabar con el mayor buque del mundo hundiéndolo en un tiempo record, 18 minutos, algo inconcebible para un buque de las dimensiones y condiciones del Lusitania. Meses antes de declarase la contienda, lord Fisher predijo al Almirantazgo que Alemania utilizaría sus submarinos contra el tráfico comercial británico sin respetar las normas del derecho internacional respecto a las presas, ya que este nuevo tipo de buques iba a encontrar fuertes impedimentos, sobre todo técnicos, para poder cumplirlas. Las reglas fijadas por la conferencia naval de Londres de 1909 imponían a los buques de guerra “visitar preventivamente los barcos mercantes, mediante el envío de un destacamento de inspección, poner a salvo los documentos y el personal de abordo, incluso en aquellos casos en los que resultase lícita la captura o la destrucción de la presa”. Sin embargo, para un



Reproducción del Lusitania, el barco más grande del mundo de la época

Las extrañas circunstancias del rápido hundimiento, motivó que varon que fuesen considerados un te meses la guerra contra el tráfico para sus ocupantes. No marítimo se efectuó únicamente en algunos medios hablaran del peligro obstante en un periodo singular- mediante la colocación de minas. Cambiado “enigma con ladelDEMO debreve CAD-KAS PDF-Editor mente se establecieron mejo- (http://www.cadkas.com). Los acontecimientos desemboLusitania” VERSION submarino, el hecho de aproximarse a la presa y enviar una patrulla para realizar la visita, hubiera supuesto un gran riesgo, ya que en el transcurso de estas operaciones podía llegar un buque de guerra, que el mercante estuviese armado o simplemente que durante las maniobras el buque objeto de visita se diese a la fuga. A finales de 1914, el problema empezó a ser seriamente discutido en Alemania. El enorme poder de la flota inglesa de superficie, podía bloquear totalmente los abastecimientos a los imperios centrales. Las grandes necesidades perentorias, obligan a buscar soluciones eficaces, aunque estas no sigan las normas tradicionales. Los sumergibles tuvieron grandes detractores entre los marinos clásicos, por su forma de actuar. También los continuos percances ocurridos al comienzo de sus operaciones, moti-

ras, que los convirtieron en más seguros y más eficaces armas de guerra. A partir de 1.911, se instalaron motores Diesel más potentes, aumentando las velocidades. Al comienzo de las hostilidades la velocidad en superficie podía alcanzar los 16 nudos y hasta 10 nudos en inmersión. Los tubos lanzatorpedos, alcanzaron los 500 mm. Los cascos crecieron gradualmente y fueron provistos de un cañón de tiro rápido. Altos mandos de la Marina estaban convencidos de que si los submarinos operaban con celeridad e indiscriminadamente contra la navegación comercial aliada, el enemigo se vería obligado a negociar la paz antes de que el bloqueo naval sofocara la economía de los Imperios Centrales. Sin embargo, el proyecto no superó la oposición del Ejército y del Gobierno, que temían con ello no poder hacer frente a las inevitables complicaciones que surgirían con las potencias neutrales. Por consiguiente, duran-

caron en una menor oposición de los alemanes a la guerra submarina, siendo consideradas las aguas británicas como peligrosas. Washington trató de intervenir en el asunto, aduciendo que a su entender los sumergibles debían respetar al menos a los buques neutrales, así como, a los buques hospitales. Los británicos rechazaron de plano la oferta mediadora del presidente Wilson. La flota alemana disponía de unos 30 sumergibles, pero al sumarse a estos a las unidades en construcción pronto podría contar con un centenar de estos buques. El día 22 de febrero de 1.915, los alemanes comenzaron la guerra submarina total. Las 195. 000 toneladas hundidas en febrero y abril causaron una gran alarma. A partir del 1 de marzo, los Aliados hicieron extensivo el bloqueo a todas las mercancías dirigidas a los Imperios Centrales y procedentes de cualquier localidad.

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ILUSTRACIÓN: RAMÓN SAMPOL ISERN

Las protestas norteamericanas fueron más bien débiles, ya que contra la pérdida de unos cuantos millones de dólares que significaba la exportación de algodón a Alemania, se alzaban los 500 millones de dólares en concepto de nuevos su-



El Lusitania, a velocidad de crucero, consumía la cantidad de 1000 toneladas de carbón al día

ministros a los Aliados. El aislamiento económico y político de Alemania se acentuaba. La respuesta aliada a la ofensiva submarina fue rápida, aunque en conjunto resultó insuficiente. Se dispusieron campos de minas y se empezó a artillar a los buques mercantes. El Lusitania, había sido construido en los astilleros John Brown, Clide de Escocia. Su botadura se produjo el día 7 de junio de 1.906, procediéndose a su armamento que concluyo a finales del verano de 1.907. Junto con su gemelo el Mauritania, era el barco más grande del mundo. Tenía 241 metros de eslora, 27 metros de manga y 11 de calado. Contaba con 4 turbinas alimentadas por 25 calderas, que le permitían alcanzar los 25 nudos, con un consumo de car-

bón superior a 41 toneladas a la hora. En cuanto a su capacidad de alojamiento, además de los 900 miembros de su tripulación, podía acomodar a 2.300 pasajeros. El día 1 de mayo de 1.915, a medio día, el Lusitania había emprendido la travesía de una semana entre Nueva York y Liverpool con buen tiempo. Ciertamente que antes de zarpar se había advertido de la posible presencia de submarinos alemanes. Incluso junto a un anuncio del viaje en la prensa la embajada alemana advertía del peligro, declarando que los que embarcasen con rumbo a Inglaterra, lo hacían bajo su responsabilidad. Los seis primeros días fueron totalmente tranquilos. Por otra parte la autonomía de los sumergibles, por aquel entonces, tampoco les permitía alejarse a grandes distancias. Al acercarse al sur de Irlanda, entró en zona de guerra. El día 7 de mayo, amaneció con niebla. La Royal Navy, debía escoltar tanto a buques de carga, como de pasaje; pero debió darse un error administrativo, logístico, o de cualquier índole. El caso es que el Lusitania navegaba solo en tan peligrosas aguas, donde los submarinos alemanes, dedicados a la caza, no dejaban de obtener continuas presas. De entre ellos, por su continua actividad, destacaba el U-20, al mando del comandante Walter Schwieger. (continuará) MANOLO RIVES Director Escuela Náutica Palma

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