La Tragedia Del Vapor 'miramar'

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NÁUTICA

Domingo, 25 de marzo de 2007 / Diario de Mallorca

HISTORIA NAVAL

La tragedia del vapor “Miramar” El Miramar fue el primer buque que se construyó expresamente para dar servicio a la sociedad mallorquina, su construcción y botadura se realizó en Génova (Italia) La Isleña Marítima era, a principios del pasado siglo, la naviera más importante de Baleares. El futuro vapor Miramar fue el primer buque que la sociedad isleña mandó construir expresamente para su servicio, ya que hasta entonces había comprado sus unidades a otras casas armadoras con algunos años de navegación en su historial. La construcción del nuevo vapor se encargó a la casa N. Odero F. y A. y llevada a cabo en los astilleros de Sestri Ponente en Génova, Italia, donde a finales de 1.903 se llevó a cabo su botadura. Las pruebas oficiales concluyeron con resultados satisfactorios llegando a alcanzar una velocidad de 15 nudos. Con un desplazamiento de 1.750 toneladas, sus dimensiones eran: eslora 81,70 metros, manga 11,70 metros y 7,70 de puntal.

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vaporla“Miramar” CambiadoElcon DEMO fue VERSION de CAD-KAS PDF-Editor (http://www.cadkas.com). buque insignia de la naviera Isleña Marítima Fotografia del “Miramar” de la colección de Daniel Cota.

Disponía de una magnífica cámara de primera clase capaz para 64 personas, mientras que 62 podían alojarse en la de segunda clase y unas 65 en tercera. El Miramar llegó al puerto de Palma a primeros de enero de 1.904 procedente de Genova, capitaneado por Gregorio Costa y tripulación italiana. El mando en lo sucesivo lo ejercería el capitán Juan Singala, por ser el mas antiguo de los capitanes de la naviera y el nuevo buque el de mayor tonelaje. La llegada a nuestro puerto produjo entre la gente que esperaba una magnifica impresión. Así lo relataba La Almudaina: “ La impresión fue unánime y general. Todos los visitantes expresaban su sorpresa, a pesar de que las noticias que se habían recibido de Italia fuesen muy optimistas”. Durante varios meses permaneció en nuestro puerto en espera de que se llevaran a cabo los trámites de matriculación y abanderamiento. Hizo un corto viaje técnico hasta Marsella,

puerto donde permaneció una semana para entrar en dique y proceder a la limpieza de la carena, trabajo irrealizable en Palma, por falta de medios adecuados. En este año de 1.904 , el Rey D. Alfonso XIII, realizó una visita a Mallorca llegando a bordo del yate Giralda. Salió el Miramar a su encuentro para darle la bienvenida, encontrándose ambos buques a la altura del cabo de Regana. Iban a bordo del nuevo vapor mallorquín las autoridades de la provincia, la junta directiva de la Isleña Marítima y numerosos invitados. Al día siguiente, el 22 de abril, emprendió el Giralda, con el Rey a bordo, un corto viaje por las costas mallorquinas visitando las cuevas de Artá y las bahías de Alcúdia y Pollença, siendo acompañado el yate real por los vapores Miramar y Balear. Al día siguiente, el Miramar efectúa un viaje a Ibiza, también acompañando al Rey. Durante seis años el Miramar fue buque insignia de la Isleña Marítima, hasta la adquisi-

ción, por parte de la compañía, en 1.910 del vapor Rey Jaime II, que pasó a ocupar este emblemático puesto dentro de la flota de la Isleña. Estuvo cubriendo principalmente nuestro vapor la línea de Palma - Barcelona, realizando también algunos viajes fuera de programa con motivo de acontecimientos especiales. En 1.909 llevó una expedición de mallorquines a la Exposición Regional Valenciana, cuya llegada al puerto levantino recoge la ilustración. En junio de 1.910 efectuó un viaje a Civitavecchia, trasladando a aquel puerto gran número de peregrinos encabeza-

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El “Miramar” embarrancó en la costa gallega perdiendo a diez de sus

dos por el entonces obispo de Mallorca Pedro Juan Campins y regresando al cabo de dos semanas. Repitió un viaje similar en 1.912. Durante los años de la Primera Guerra Mundial, al igual que otros buques, debió abandonar sus travesías con pasaje para dedicarse al transporte de carbón, fuente de energía escasa y primordial sobre todo en aquella época, navegando a puertos del Cantábrico para efectuar la car-

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ga. Su primer viaje como carbonero lo realiza partiendo de Cádiz, con destino a El Musel , al mando del capitán Jorge Bennassar. Una vez tomada la carga, consistente en 1.100 toneladas de carbón, el Miramar emprende viaje de regreso. Esto ocurría en la tarde del 8 de febrero de 1.918. Una vez rebasado el cabo Estaca de Bares, se encontraron con un fuerte vendaval propio de estas fechas invernales. Entre dicho cabo y el cabo Ortegal está la ensenada de Santa Marta o Cariño. La punta de los Aguillones es la más avanzada al Norte y Este de cabo Ortegal. En prolongación al Norte hay una cadena de peligrosos islotes constituidos por rocas verticales de aspecto negruzco que sobresalen de la superficie, algunas de ellas más de cuarenta metros y la más alta sesenta y ocho metros. Por otra parte la costa es extremadamente abrupta y las sierras cercanas caen en pronunciado declive hacia el mar con alturas mayores de quinientos metros. El fuerte temporal acabó llevando el buque contra la costa en la ensenada de Aguillones cercana a la aldea de Cariño, en la provincia de La Coruña. Esto sucedía en la madrugada del 9 de febrero de 1.918. Ante la terrible situación, los tripulantes abandonaron el buque en los botes de salvamento, que debido a la fuerte marejada fueron de escasa utilidad. Uno de ellos con-

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El eco de la campana del “Miramar” parece tañer en la aldea de Cariño (Galicia)

siguió llegar hasta el cercano puerto de Cariño dando avisó de la catástrofe. Los vecinos de estas tierras tan azotadas por los desastres marítimos, reaccionaron, como lo vienen haciendo desde tiempos ancestrales, socorriendo a los náufragos en medio del temporal y logrando salvar a una gran mayoría. Pese a todos los esfuerzos se perdieron diez vidas y entre ellas la del capitán Bennassar, cuyo cuerpo descansa junto a las otras víctimas en tierras gallegas. Nada se pudo hacer posteriormente por el buque Miramar y en algún testimonio gráfico de la época se puede apreciar como el buque quedó empotrado en las rocas. Esta serie de acontecimientos, fomentó una hermandad entre los mallorquines y los habitantes de la aldea de Cariño, con visitas de unos y otros promovidas por los relatos de los abuelos. Cada día en Cariño el sonido de la campana de la iglesia trae un evocador recuerdo. Sobre dicha campana, está grabado el nombre del buque a que perteneció: el Miramar. MANOLO RIVES Director Escuela Náutica Palma