La oscuridad luminificada
Ángelus
PRÓLOGO “Amad la justicia, los que juzgáis la tierra, pensad rectamente del Señor y con sencillez de corazón buscadle” (Sabiduría: 1,1.) Este estudio-libro, toma en consideración el viaje mistérico del Cristo, al mismo tiempo que vuela en el candor del Dios de las mil risas. LIBRO: Es aqueste juego de vocales celestes en una unidad de acción con las consonantes lúdicas de un contemplador del misterio. MIGUEL BOLAÑOS: Este gran amigo de la paciencia y la entereza, una vez más nos convoca a pernoctar en los destellos de luz del demiurgo Merlín… y si no!… lean esto: “…la lealtad, como ingrediente del amor…” “…El Amor Universal se extiende cual océano de luz sobre la creación, subdividiéndose inteligentemente, sapientemente…” “…alquimia es un arte, ciencia, filosofía y mística destinada en sí a la transformación del operador mismo, más allá de encontrar el Elixir de la Larga Vida y la Piedra Filosofal…” “…sabed que el discurso sagrado del mí mismo es un poema escrito por las manos más lívidas de lo increado, es el mismo azur haciendo trabajos previos para sacarnos de la decadencia y la involución milenaria…” “…la comunicación con el Sumo Creador debe ser limpia y por lo tanto debemos hablarle con el corazón, pidiéndole la fuerza para dominarnos a nosotros mismos…” “…manteniendo siempre el secreto de mi centro y el Poder, la Libertad, la Integridad y el Silencio; manteniendo siempre mi Ciencia, mi Filosofía, mi Arte y Mística…” Pretendo acercarme a los decires y acciones de Miguel, para ello creo conveniente mi más simple forma de plasmar el ser pastuso… MEFISTÓFELES: -
Escucha… silencio, sho, sh, sh… ¿No oyes acaso el eco mirífico del bien amado Chuil cruzando por las fronteras del sol? Cuidado y presta mucha atención, que el divino Paracelso ha encontrado un discípulo en el País de los Pastos. Aunque tú nunca actúas con prudencia, toma el recato por lo menos, ya que se acerca el vuelo fantástico del Arcángel Gabriel. Mira tu imagen conquistada en la fealdad y salte del paraje de Dulcinea, ya que pronto será el aposento de nuestro querido Contemplador Azul. Vete ya! y recuerda que por aquestos suelos norteños anda de visita el Dragón Blanco llevando en su espalda al Druida amante.
-
Miles de seres de luz te combaten en el ocaso de tu propio ensueño. No te puedes huir… ya que un caballero templario anda en tu búsqueda. Ja, ja, me río al saber que tú, un ser de la cloaca y el estiércol no pretende combatir al amor con su sola presencia. Basta, ya, fuera! que por aquí anda el Majadero Solar, el Cristo.
VOX POPULI, VOX DEI: -
Cuidado amigo Miguel Ángel, el Pueblo es el sacrosanto depósito de virtudes, pero al mismo tiempo puede convertirse en el cultor del más abominable estado fascista. El Pueblo lleva en sí el Amor por la bella Diana, como el rencor por la dulce Afrodita. El Pueblo tiene cariño por sus poetas oníricos y odio por los argonautas del silencio. No siempre que se dice pueblo se dice Verdad, Ética, Estética, Libertad, Justicia; también se hace referencia a seres esclavos que aman el amargo néctar de la Tiranía.
Vete con cuidado amigo, no siempre el adulo alcanza el mérito de la Sabiduría, es bueno el criticar tu caminar y en ello encontrarás al verdadero Guerrero de la Luz. ¡El Rabino de Galilea acompañe tu viaje al silencio! ¡El Gran Espíritu te encamine en tu histérica soledad! ¡La Madre Tierra haga de tu corazón un sol de aleluyas! Luis Vásquez
INTRODUCCIÓN El presente texto no se remitirá al lenguaje común y corriente de la cotidianidad, en sí trae inmanente el lenguaje de los pájaros, si no es con el corazón la lectura, el texto se hará oscuro y con mucho peligro de ser malinterpretado muchas veces. El lenguaje mayormente corresponde a una literatura esotérica (no por esto, mal interpretada como el vulgo suele hacerlo, una herejía, un pecado, una contra para el catolicismo verdadero), no exotérica, sino con rara excepción. Existe un no hilar a propósito de uno a otro capítulo, pues que el presente texto es una serie de artículos periodísticos publicados en diferentes circunstancias. A propósito del tema sobre la Alquimia, no se remiten las otras tres clases de esta puesto que para los fines periodísticos que se requería no eran necesarias en ese momento. Estas necias letras pretenden haceros entender, caro lector, que hay algo especial dentro de cada uno de nos, desesperado por ser escuchado, por abrirse paso ante los sistemas y el velo de Maya. Eie Asher Eie, Yo Soy el que Soy, llama a la vuestra puerta, dejadle entrar ha por vuestros territorios para luminificarlos con la Luz Prístina de la Verdad. No mal entendiendo que la humilde persona que de nada vale quien escribió estas páginas, es un dechado de virtudes ni algo por el estilo. Quien ha osado cincelar palabras que anhelan encarnarse dentro de cada lector, es tan sólo un intento de místico, que busca compartir lo bien o mal que muestra su entendimiento y comprensión de lo que el Ser significa. El dios de las mil risas a veces en cada suspiro del silencio nos recuerda el siguiente consejo de los milenarios, que ahora a través de mi pluma se ha hecho distinguir: No combatas contigo mismo, no desperdicies tu fuerza en algo infructuoso, defiende tu luz interna y verás que tus errores y ego negativo, ego lunar va eliminándose. ¡¡¡VOBISCUM DOMINE!!! El autor
LA CUARTA CLASE DE ALQUIMIA: LA ALQUIMIA DE LA VIDA
Desde tiempos remotos, la humanidad ha venido tratando acertada o equivocadamente con la idea de la Alquimia; si bien es cierto que antes era una cuestión, por decirlo así, de ilusionismo o charlatanería, hoy la ciencia nos demuestra con todas las bases del caso, que la transmutación es verificable en la materia. Actuales aceleradores de partículas que tienen el tamaño más grande que un campo de fútbol han logrado ser las herramientas por las que los científicos han cambiado, han modificado el átomo de algunos elementos metálicos para transformarlo en oro. Lastimosamente el costo de esta operación es más cara de lo debido, por lo tanto no se justifica para hacer de esta transmutación un provecho comercial tal y como lo conocemos con el oro actualmente. Alquimia es un arte, ciencia, filosofía y mística destinada en sí a la transformación del operador mismo, más allá de encontrar el Elixir de la Larga Vida y la Piedra Filosofal. Pero podemos apuntar que esta Alquimia, por cierto madre de la química actual, se divide o se puede practicar de cuatro formas, o mejor dicho, existen cuatro alquimias: 1. La Alquimia Mental 2. La Alquimia Sexual 3. La Alquimia Metalúrgica (la más conocida) y 4. La Alquimia de la Vida. Nos corresponde analizar brevemente esta última. Pues bien, la Alquimia de la Vida es verificada por quienes a través de sus existencias han evolucionado espiritualmente hasta convertirse de una persona del montón a una persona digna de llamarse Hijo o Hija de Dios; lo cual no es fácil, no es cuestión de ir a un culto, o misa, o hacerse el Buenhombre, adoptando falsas poses pietistas, rezando (repitiendo intelectual y fanáticamente unas palabras como loro) o “hacerse” el mártir. El Alquimista de la Vida sabe transformar las tormentas de la vida, en mares de conocimiento, evaluación, concienciación y aprendizaje para provecho suyo, a fin de lograr su trascendencia, es quien en lugar de criticar a los demás, revisa su propia manera de pensar, hablar, sentir y actuar con positivas muestras de cambio perpetuo, antes que intentar cambiar al mundo, se toma a él mismo como un ente tolerante, reflexivo, pacífico; es un guerrero (irónicamente) entrenado para matar a sus propios defectos y (paradójicamente) en un monje para loar las virtudes del Ser y mantener una completa armonía con la naturaleza. Aquel que practica la Alquimia de la Vida, se vuelve paciente, sabio, pues escucha las voces de las experiencias observando su trasfondo, su praxis, su razón de estar o de ser; comprende el significado oculto del “bien” o el “mal” (como si esto existiera, son sólo grados de un mismo algo en diferente nivel de vibración), llevando una existencia que lo coloca en un filo de navaja. Los problemas de la existencia, los sufrimientos, las amarguras, son examinados, estudiados y aplicados cotidianamente, como si de templar el acero de una espada se tratase, pues tales cosas son como el crisol, la Cruz, en los que se depuran pacientemente las materias filosofales: anímicas, psíquicas y experienciales.
La Mística se revela con un papel preponderante y sobre todas las cosas se le dedica el mayor tiempo, si no es que es todo el tiempo, puesto que por ella se realiza el Camino de Retorno hacia el Centro de todos los centros. La Alquimia de la Vida, así como las otras alquimias, requiere de constancia, voluntad y valentía; coraje, para poder realizarse, es una verdadera dedicación en la reflexión y comprensión de las divinas virtudes latentes en el hombre que es imagen y semejanza de su Creador. Los defectos, los que la Madre Iglesia reconoce como pecados capitales, tales como la Pereza, el Orgullo, la Codicia, la Ira, la Lujuria, la Gula y la Envidia, en su mayor o menor grado se encuentran en todos nosotros y es tarea del alquimista desintegrarlos o transformarlos en materias espirituales de provecho. Nótese que al citar los defectos primigenios nace la palabra POCILGE; o sea, POCILGA en castellano, lugar de cerdos. Qué pena es saber que nosotros llevamos esos elementos en mayor o en menor grado dentro de nosotros mismos. Por lo tanto todos estamos llamados a practicar la Alquimia de la Vida, si en verdad queremos nuestro acercamiento a las cosas paradisíacas, todos estamos llamados a ser guerreros dispuestos a continuar levantando nuestra humana existencia de las caídas habidas y por haber, para luego, como sacerdotes de la naturaleza, loar la sublime fuerza que permitió el desarrollo de esta hermosa vida. En verdad que esta ciencia no es tarea de sólo escogidos; desde la gente más insospechada existen las cualidades suficientes para calificar en esta tarea, y según lo visto hasta ahora, las personas más humildes logran oír el lenguaje de los pájaros; es decir, las manifestaciones más sutiles de nuestro entorno, de nuestra propia Madre Tierra y llegar más rápidamente a transmutarse en unos seres egregios, auténticos monjes-guerreros, almas de una sabiduría notablemente desarrollada y luminificada.
EL LUGAR DEL ALMA
Seguramente nos habremos preguntado alguna vez para nosotros mismos ¿qué es el alma? Indubitablemente el alma es un conjunto de virtudes, siendo así que para encarnar sólo lo que son ellas, es necesario deshacerse de nuestros defectos y apegos, de nuestros deseo egoístas y es que acaso nosotros estamos en la posición de decir que somos la suma de tantas cualidades beneficiosas como lo son las virtudes? En sí, las virtudes tienen naturaleza divina; he aquí que nace otra pregunta: ¿realmente lo que tenemos es un alma en todo su esplendor siendo que estamos tachonados de tantas manchas psíquicas y emocionales? Sin ambages nos resolvemos a responder sinceramente que no. En verdad que nosotros tenemos solamente un embrión de alma que con el transcurso de nuestro trabajo espiritual, seguirá nutriéndose a través de nuestra mística y acercamiento al Absoluto. El Lugar del Alma queda más allá de nuestras pretensiones actuales, el Lugar del Alma se ubica donde la santidad de nuestro Real Ser nos espera ardientemente y con ansia. Para encontrar este anhelado sitio, debemos también comprender otros conceptos como son los del Poder, la Libertad y el Amor, que actualmente nuestra (si se puede llamar así) “civilización” ha perdido casi por completo su significado sin siquiera inteligirlo, mucho menos aún comprenderlo. El Poder es la Fuerza con la que contamos según las intenciones del corazón. La Libertad es el regalo que el Gran Espíritu nos otorgó desde el sinprincipio de los tiempos y que además tiene una regla: HAZ TODO LO QUE QUIERAS, SIENDO QUE NO HAGAS DAÑO A NADIE (y dentro de ese nadie estás tú mismo). El Amor es aquella fuerza tan inefable que cohesiona nuestras entidades y que se manifiesta en la relación entre dos o más seres. El Lugar del Alma se ubica en nuestro Templo Corazón; y aquí, partícula a partícula que liberemos de nuestros errores, de nuestros psiquismos, paradigmas y apegos, identificaciones, transformando nuestras impresiones del Mundo de las Formas, se irá juntando el material álmico para que éste, luego nos acerque a la divina presencia de lo que realmente somos como “imagen y semejanza” del Creador, es ahí cuando nosotros certeramente disfrutaremos de ser una Unidad Múltiple Perfecta. Al desintegrar nuestras falsas poses pietistas y fanáticas de una pseudo religión, las sombras que cargamos en lo interno de nuestra humana existencia se luminificarán y así tornarán su apariencia tenebrosa en lívidas chispas superiores que se amalgamarán en un solo contenedor, en un espacio saneado de tanta barbarie mental, emocional. Donde los cielos y la tierra de nuestro universo interior se pueden besar con la alevosía de las tormentas de la mar enlutada, agitada por las energías mismas de nuestra naturaleza ígnea, se halla el mismo jardín de la flor blanca de risas místicas.
Ahí donde los hados no tienen poder sobre la fortuna de los seres humanos, donde las brisas venenosas del mundo de las formas y del Velo de Maya, no mueven ni en un milímetro las intenciones del Centro de los centros, allí, tan sólo allí se ubica el sublime Lugar del Alma.
DE CHUIL A NUESTROS DÍAS
Tiempo ha que de la magia y el misticismo, la convivencia sana con la naturaleza y con nosotros mismos, no se alberga ni una sola partícula real de lo que son estas vivencias. En nuestras soberbias tierras frías de misterio y leyendas, hace muchas lunas atrás, Chuil asoma como un gran hechicero del bien y que poseía un espíritu mirífico, un espíritu de excelencia mágica, era alguien muy poderoso; quien rejuvenece en este escrito de recordatorio acerca de las raíces nuestras que hoy por hoy ya se hallan muchos metros bajo tierra, con un epitafio invisible que reza: “Aquí yace la Gloria, aquí yace el Poder, aquí yace la Fuerza de la Magia de los Pastos, en este suelo sagrado donde el olvido de la noche de los tiempos ha dejado unos ojos de melancolía como ópalo brillante bajo la luz de la luna; yace la leyenda de los milenarios y las elegías a son de ocarina y huantug en el ritual de madrugada.” En los días de Chuil, el sol y la luna podían besarse por obra y gracia del dios de las mil risas, se conjugaban el cielo y la tierra por amor aquel que por un lívido rayo de luz descendía de las cumbres de por allá de las cimas del infinito, los duendes y elementarios danzaban al compás de la locura y crepitar del adur. Al alba, el rocío era como las lágrimas de Mama Quilla que relampagueaban eternamente despidiéndose de su esposo rey del día. Cuando la noche era la diosa sagrada que escribía vida y muerte en las tablas de la ley de los guerreros de luz, no se conocía lo que era la estupidez de ser un homúnculo racional, no se conocía lo que es andar dormido con los ojos abiertos. La política era una reina vestida impecablemente de blanco, azul y dorado y su reinado ocupaba las amplias miradas de un otero, por su cetro eran respetadas las ideas y mentes de todos, era muy venerada y nadie permitía que sus sagrados vestidos se mancillen con el egoísmo y la amargura de corazón de los hombres. En el día de hoy sólo tenemos su mito. En el día de hoy miramos cómo se destilan a cántaros las lágrimas de la tierra más amargas que el mismo ajenjo. Hoy miramos irónica y paradójicamente que el espíritu es una cosa que muere y el cuerpo y estas pútridas cosas del mundo son inmarcesibles. Hoy desconocemos la Casa de donde salimos, el nombre del Creador que nos otorgó resuellos de su divinidad, desconocemos que Él está en mí y que está en ti también; pero sí sabemos lo que quiere decir corrupción, poseemos el conocimiento supremo de la maldad extrema y hasta capaz que somos doctos en la cuestión de serruchar piso por nuestros malditos intereses egoístas. Que queremos llegar al Poder? Pero cómo es que nos atrevemos a aspirar a este bello ideal cuando no somos capaces ni de gobernar nuestros propios impulsos, cómo es que queremos mirar una sociedad justa si nosotros somos unos mojigatos de peso pesado, unos parcializados y sabelotodos! Qué diferencia verdad? Desde la mirada profunda, bría y cálida del sabio poderoso Chuil al destino de unas pupilas que observan la llegada del crepúsculo. Unos
ojos, los mágicos, ven la realidad del Ahora y los conjuros se manifiestan cuales Fénix que vuelan para danzar con dioses y sueños de ambrosía. Los otros, ojos muertos, se posan en un camposanto ornado con dolor y egoísmo, donde las sombras furtivas parecen como veneno vaporoso rondando las calles de todo transeúnte. Y es que parece gustar la actual vía de retorno, la vía del dolor; mientras que a la vía de la sabiduría la desechamos como cosa estorbosa y desagradable. De Chuil a nuestros días tan sólo nos queda unos arcones llenos de tradiciones olvidadas, de diferencias abismales, de cultura enterrada y de un aeternum vale (adiós para siempre) a la voz de nuestro propio corazón. Nos quedan las ganas de agachar nuestra cara de vergüenza a solas, nos queda la imposibilidad de mirar lo que fuimos y lo que teníamos: Gloria, Poder y Fuerza. Cada uno de nosotros está llamado a escucharse a sí mismo y resquebrajar la cáscara de nuestra oscuridad. Así sea.
ARENGA MÍSTICA
Dejad que las suaves brisas de la aurora cristalina remuevan las cumbres mágicas de Arcadia, por aquí, por aquí en estos suelos benditos y terriblemente místicos del páramo arcaico, y así como cuando en los días sagrados, los sueños de vivir con los arpegios de los sueños se ciernan en la conciencia de Libertad. Las florecientes rosas de nuestra generación humana, vienen mostrando más espinas que pétalos delicados, el balance espiritual se desprende de su existencia como cuales hojas de roble en el crepuscular otoño. No, simplemente no hay el Laus Deo que los milenarios quieren oír para aligerar nuestra carga de miseria, en los lares atropellados por el sistema del aislamiento de la luz, los gritos de las paredes enloquecen al alba porque estamos sordos, enloquecen porque estamos ciegos, porque nuestra conciencia está en el fondo de una laguna llamada Estigia. Somos el fondo mismo de la amargura, somos un núcleo de ajenjo, azufre y asafétida cabalgando deliciosamente en las siete perdiciones del ser. Será, será que tengo la razón, yo que apenas merezco bañar mi mano y pluma en el Leteo o quizá por piedad me dejaron que cruce el resuello de la muerte para pintar marcas de crápula escondida entre frases y frases de luz y sombra. Será que simplemente sueño que estamos soñando que tenemos deseos de no hacer nada y que los colores nos pinten las maravillas de natura en nuestras malditas máscaras. Recuerdo tus besos noche mía, cuando miro la decadencia de los nuevos dioses y tan de repente el Absoluto me abre el alma para desencadenar mi contemplación en un rayo de luz arrebolada cada vez que lloro por tanto miserable en el noveno círculo del reino del dolor y rechinar de dientes. Cuando la lluvia derrama su amor en las coronas cerradas de nuestro cuerpo, trata de acariciarnos y de lavar nuestros pensamientos, generalmente le devolvemos ese su cariño regalo para que en soledad muera de pena y llore por ella misma. La lluvia muere aletargada en el silencio de los bosques arcanos de la creación porque la maldecimos y el sol lo mismo hace porque nunca fuimos agradecidos por su gracia depositada en nuestra piel. Los días de pasión se asoman para recordar que tenemos la misión de reencausar los pasos de la juventud actual, enseñando con nuestros actos la manera aproximada siquiera de padecer y morir psicológicamente para revivir miríficamente plenos de armonía y bienestar espiritual. Las razones son claras o se luminifican de entre las sombras para explicarnos el destino de nuestros pasos si vamos de regreso a nosotros mismos. Los días de la sagrada hecatombe se acercan en cada tiempo, en cada instante, en cada abrir y cerrar de ojos. Dios, deja que tus manos acaricien mis razones, y que tu silencio hable en los coros de la luna, serán así oídas las palabras de quien muere sin morir en un epitafio de fonemas al amparo de una fulgente madrugada.
EL AMOR UNIVERSAL
Partiendo del Absoluto, nace una Luz que existe para todos aquellos y aquellas que quieren tener un tono de vida más armonioso yen paz. Dicha Ley se ha venido contemplando desde el sinprincipio de los tiempos y será practicada y observada hasta el nunca jamás. Esta Ley rige en todos los universos, mundos y submundos de una u otra manera, llevando un equilibrio hacia cada situación, cosa, vegetal, animal, persona o ente existido, existente o por existir. El Amor Universal se extiende cual océano de luz por sobre la creación, subdividiéndose inteligentemente, sapientemente en cuatro clases perfectamente diferenciables. 1.- El Amor que viene de Dios al hombre. Origen de todo amor, que sostiene las vida en sus innumeras manifestaciones; por este amor, todo lo conocido recibe vida. Este amor lleva inmanente toda una gama de inagotables gracias, lleva el resplandor del Gran Espíritu y la auténtica Iluminación. 2.- El Amor que va del hombre hacia Dios. Este es Fe, es la Mística de los Sabios Santos, es el camino que nos lleva directamente hacia el Eterno, nos otorga las Virtudes, Dotes y toda clase de Bondades provenientes del Reino. Gracias a este amor, los hombres reflejan la luz divinal de la Verdad. 3.- El Amor de Dios hacia Él. Mediante el cual los otros amores existen por medio de un solo haz de su egregia luz. Dios refleja su Gracia, su eterna perfección y omnipotencia sobre la superficie de todo lo creado; es la manifestación del misterio mismo que nuestra mente no alcanza a comprender. 4.- El Amor del hombre por el hombre. Alcanzado por obra y gracia de la comprensión del camino guerrero hacia la Luz, todo con la finalidad de que como el hombre es imagen y semejanza del Supremo, entonces refleje su naturaleza hacía los demás; así, encontrará que los demás son al igual que él, representaciones en miniatura del Padre, nos permite vernos como las gotas de agua de un solo mar. Dios somos Todo. Siempre sucede que todas las sendas te llevan al mismo sitio, seas tú o sea yo el punto final, lo mismo da puesto que tú y yo somos el mismo origen y el mismo acabamiento.
EL ARTE DE LA JUVENTUD
Si de mis letras caen las cadencias, los vientos de mi tierra necesitan renovarse en un grito del misterio. Un proyecto de nueva vida se disuelve como polvo de estrellas en un elixir de amor, en el caldero mágico de un corazón ígneo como lo es el de la Madre Tierra. Bosques y mil bosques se yerguen cuando las presunciones egoicas se abalanzan sobre un poder que no les corresponde para debilitar su fuerza. Mas saben bien las auroras y los arreboles de místicos toques, que un beso de Dios es depositado en el suelo fértil de un pueblo escogido de entre los escogidos; quizá para formar pureza y fuerza tan albas como cuales alas de un arcángel de los más altos cielos. Una nueva juventud irrumpe en los pasos de una mirada que busca valores y palpitaciones de nuevos y nuevos y nuevos corazones henchidos de gloria luminificada, rescatada de las sombras y preparada para crear un extraño tipo de magia para encantar la sustentación de los universos. Sangre blanca de lo más profundo de la luna ha sido necesaria para llenar los cuerpos inmarcesibles de los actuales tigres de sabiduría. “La verdad es que una especie de paz jamás sentida se llueve despaciosa mojando cada parte del alma, cada parte de mis esperanzas y de la luz más brillante que pueda esta mi insignificante persona irradiar. Tan sólo añoro ya dejar por atrás las existencias vanas, dejar atrás los recuerdos y los sentimentalismos, los presupuestos y mi soledad”. Así, así habla el alma humana en un rincón prohibido, en todas partes del mundo, a sollozos y requiebros de anhelos que gritan por favor ser oídos desde el fondo del pecho de cada persona, planta o cosa; necesita proclamar en voz a carne viva que el dolor derramará su risa a cántaros sobre la superficie del mundo entero, cuando los volcanes y los mares, el cielo y la tierra vuelquen su ira por la abyección de los demonios que sobre Urantia pululan cuales huestes tenebrosas acechando víctimas para derribarlas de su sendero en las lívidas alturas. Una llama de esperanza continúa encendida en el profundo lago de las hadas precosas, donde la leyenda de los dioses duerme en cofres y cristales, donde millares de Cajas de Pandora son resguardadas hasta el último día del Día de la Eternidad. Una lágrima de ternura y tibieza, cual perla de plata se destila y cae silente, prudente y cándida, mojando el rostro de una Divina Madre, de una Diosa Naturaleza, como corolario final de este ensueño en la prealba de tu presencia Dios mío.
EN REALIDAD, ¿QUÉ ES SER CATÓLICO?
Qué ironía es aquella en la que nosotros nos jactamos enfermizamente en decir que somos católicos; y es que acaso en algún momento de nuestras vidas nos enseñaron el real significado de esta palabra? Pues si lo hicieron, fue a medias o mal aprendimos. Miremos un rato su etimología, católico viene del griego (según unos) Katholliqué que significa “universal”; o (según otros) katholikós y designa “el que constituye un todo”, curiosamente este término no lo encontramos ni en el antiguo ni en el nuevo testamento. El todo es que si realmente queremos ser dignos de llevar esa ruta, debemos adoptar otras formas de conducta respecto a nuestros semejantes, a nuestro entorno y principalmente a nosotros mismos. Un católico debe estar dispuesto a aceptar ecuánimemente los eventos de la cotidianidad de nuestra existencia, respecto a las demás personas, animales, vegetales u objetos. Debe adorar a la Libertad, debe aprender que la sabiduría es la comprensión mas no el inteligir las cosas. Comprender es tener conciencia plena de lo que se conoce y el inteligir simplemente es tener guardado en la mente todo aquello que asimilamos y no analizamos o aplicamos en nuestro vivir, es ser un loro repetitivo que con su hablar no saca nada sino solo eso de bla, bla, bla. Según la Madre Iglesia nos ha enseñado normas de comportamiento y muchas otras cosas para bien de nuestro espíritu, hagamos reflexión si en verdad aplicamos aquello en nuestra vida. Se sale del templo y lo primero es fijarnos en los demás y demostrar nuestra insensatez. Criticamos a los demás, en el rito damos la mano de paz, misma que afuera es una ofensiva garra, nuestra rezandera lengua se convierte en bífida para salpicar de veneno a diestra y siniestra, mandamos al infierno a los semejantes que por humanos cometen errores en mayor o menor grado que nosotros, sin vernos nosotros mismos y ver que en ese momento de odio para nuestro entorno nos transfiguramos en asquerosos gusanos corruptos, dementes demonios que por causa de un corazón amargo han caído en el fango más putrefacto y queremos arrastrar a nuestra desgracia todo lo que nos rodea. Qué pena… Pretendemos que Dios, sin embargo de estas bajezas, nos va a recibir con los brazos abiertos, seamos concientes de aquello, después de lo ya citado. Ni Él ni el demonio nos requiere, somos sombras que no van ni a un lado ni a otro, ni arriba ni abajo, NADIE nos quiere así, o bien malos o bien buenos esa debe ser la meta. Debemos dejar de ser ruditos y comprender que católico es ser reflexivo, íntegro, justo, libre, leal, ecuánime, en fin HOMBRE o MUJER, no macho ni hembra. El camino es sumamente largo y tortuoso, pero las grandes caminatas empiezan con dar un paso. ¿Nos hemos fijado si nosotros cumplimos en realidad las expectativas que se necesitan para ganar un reino prometido por el Gran Maestro? Queremos ser salvos y vivimos en la desidia, la crítica, la ira, la lujuria, el orgullo, la ambición, la gula, la envidia. Ser católico no es rechazar a protestantes, ni hinduistas, ni a sectarios. Ser católico es ABARCARLOS, aceptarlos tal como son y amarlos, Dios tiene su mirada de bondad sobre ellos, tiene su chispa de vida dentro de ellos y no hace distinción entre nosotros y otros. Acaso no quieres que te respeten tu forma de pensar y estás dispuesto a darte de puñetes por ello? Los demás esperan lo mismo de ti, ellos piensan que tú estás equivocado y tú opinas lo mismo respecto a ellos. Sólo Él sabe la verdad, tan sólo escucha a tu corazón y ama.
INTELLEGERE LINGUA
Antiguamente el entendimiento entre individuos era superior al de hoy, la realidad es que ahora, la interrelación de persona a persona casi es netamente en esferas físico químicas de la materia. Ni hablando la misma lengua se suele llegar a un inteligir, a un comprender de los sentimientos e ideas del prójimo, de un amigo, de una pareja. La mente de nuestro ego ha hecho que nos dejemos manejar por un psiquismo basado en los necesidades corporales, en las falsas ideas con respecto al entorno, en los instintos más bajos, en las mentiras por lograr satisfacciones confusas y/o erróneas, en lo que pensamos que pensamos que nos hace falta, etc. Cuando entre los seres se abre la puerta de la comprensión mutua, no hace falta a veces ni la intervención de un idioma determinado, interviene el intelligere lingua, osea el comprender lenguajes, estos, son los del corazón, lenguajes que por ser auténticamente reales ya que parten de algo sincero y profundo no necesitan máscaras ni códigos que hayan de descifrarse. No hace falta alzar la voz, no hacen falta las amenazas ni los papeles, sólo hace falta una comunión, una integración con el Uno mismo, y así inclusive mientras más bajo el tono más clara será la transmisión de la idea o del pensamiento de un ser a otro, los gestos naturales y sacros del propio cuerpo físico químico son más legibles de esta manera. Hoy no somos capaces de entendernos unos con otros por la neblina de Maya, la culpa la tenemos nosotros mismos al inventar los tantos e innúmeros sistemas del mundo, debemos escapar de los mismos e inclusive de nosotros mismos para que la guiatura divina nos muestre la realidad tal y como es, no como pensamos nosotros que es. Cuando entre las personas hay amor, sólo hace falta un gesto para comprender el sentimiento, las condiciones, las intenciones que se quieren cristalizar, efectuar. Eso es lo que nos hace falta hoy por hoy. La desconfianza, las contraculturas, el miedo, los sentimientos de venganza, los rencores, la falta de amor por uno mismo inclusive, inducen a que nosotros nos comportemos como lo que somos seres irracionales, quienes sostienen que somos racionales que me refute lo siguiente: somos seres que compartimos una misma tierra, somos seres que necesitamos del resto, y acaso no erosionamos nuestros suelos con las talas indiscriminadas, acaso no enfermamos los suelos con tanto experimento sucio, acaso no la estamos destruyendo con las radiaciones atómicas? Acaso no matamos a nuestros semejantes a sabiendas de que ellos nos pueden ayudar con la ciencia empírica o académica que guardan en su mente? Si fuésemos racionales, no sabríamos lo que son las guerras, no sabríamos lo que es la envidia, no sabríamos lo que es la pobreza, la politiquería, la crítica mal dirigida, la ciencia mal aplicada, la violación de las leyes, el racismo, la corrupción, etc, etc. Cada vez que alguien habla, respiremos y aprendamos a escuchar no a oír, aprendamos a discernir y aceptar, tolerar, a dialogar con sabiduría mas no con inmadurez, aprendamos que cuando hablamos nos agradaría ser escuchados y comprendidos, mas no a ser criticados de la forma destructiva o burlona, somos ignorantes de la clase de aquellos que ignoran que ignoran.
LA MAYÉUTICA DEL UNIVERSO
Sin ambages, el ser humano comprende una serie de similitudes tan profundas con el universo, que da prácticamente lo mismo referirse desde cierto punto de vista, a uno u otro. Cuando uno se pregunta a sí mismo por el misterio que encerramos, es el universo mismo quien se interroga acerca de su origen, acerca de sus inquietudes místicas. El método más sincero y terriblemente mágico de conocer los grandes arcanos de la existencia y de la naturaleza misma de las cosas es el acudir a la lívida presencia de nuestra conciencia, de nuestro Real Ser, el mí mismo. No hay que dudar que en la profundidad del mí mismo, existen las respuestas para una gran gama de preguntas acerca de todo lo que queramos averiguar. La verdad es que como el Uno nos creó a su imagen y semejanza, parte de su infinita sabiduría mora en nosotros, es por esta sencilla razón que nosotros mismos poseemos las respuestas de los propios misterios. Es por lo anterior que no deberíamos de fijarnos en los demás, sino que la tarea del homúnculo racional mal llamado hombre es la autoobservación, para que libere su sabiduría de la oscuridad a la que él mismo la tiene confinada. Somos una luz encerrada tras una cárcel de ignorancia, ignorancia que posee una multi-identidad (digámosle así) que en realidad no es AUTÉNTICA, aparte de la nuestra y que los ancestros ya le llamaron ego. Así pues, el Ser es Luz, el ego es oscuridad; la Luz es sabiduría, la oscuridad es ignorancia. A quien le duele cundo nos insultan es al ego, no al Ser, porque él sabe que quien le insulta es un ignorante, es la oscuridad, a cambio del insulto, el Ser actúa con comprensión, es decir ama, el amor no duele, el sentimentalismo sí. La mayéutica del universo consiste en la mística de los milenarios, consiste en elevar nuestra vibración terrenal hacia una nueva octava musical de tipo totalmente superior, refinada, poética, en una palabra: VERDADERA; porque tal como es abajo es arriba, nosotros tenemos las capacidades necesarias para mover los cielos y la tierra, porque en el preguntarse a uno mismo la sabiduría infinita nos otorga la solución, nos entrega el secreto de cómo lograr que lo imposible se torne posible. Pero nos equivocamos los intelectuales humanos mal llamados hombres, si pensamos que el gran salto evolucionario se efectuará de la noche a la mañana, pues que ese trabajo es muy serio y requiere de una voluntad incesante, requiere de una constancia y de autodisciplina, requiere de actuar caminando en el filo de la navaja, con ecuanimidad y Libertad, con integridad, con ciencia, con arte, filosofía y con mística. La magia de saber es la felicidad de comprender que estamos despiertos en la alborada, donde Dios nos hace soñar que somos sus sentidos, que somos el mar de donde las gotas se alejan para lloverse por doquier en la creación. La mayéutica del universo simplifica la complejidad de la finidad humana y la desenreda en largas cascadas de gloria divina.
LA PASIÓN DEL CRISTO INTERNO
Las lejanas memorias de los libros sagrados nos recuerdan el suplicio terrible que el Gran Kabir de Galilea padeció como muestra del amor y entrega que un HOMBRE puede llegar a vivenciar por revolucionarse contra los sistemas y el mundo de las formas. Se nos ha enseñado durante siglos que aquel ser sublime de luz, murió para salvarnos de nuestros pecados y redimir a la humana raza de la podredumbre donde estaba enfrascada, se nos ha enseñado durante tanto tiempo que por Él, el mundo estaba salvo. Se nos ha enseñado desde muy temprana edad que lo que hay que hacer es ir al confesionario y revelar nuestros malos actos ante el sacerdote e ir a repetir unas frases que también por tradición “católica”, debíamos aprender. ¡¡¡PUES NO!!! La pasión de aquel divino ser, nos sirvió para tomar como ejemplo para nosotros individualmente cumplir con esa parte de la alquimia, donde cual materia burda y muerta en el balón azotado por el fuego recibe el tratamiento previo a su refinación en el crisol y finalmente emplearla para transmutar las sustancias burdas o sin vida. En nuestro caso el humano pasa por un proceso de padecimiento donde el caos reina y las tormentas oscuras le hacen sufrir lo indecible para luego la misma existencia (la cruz), como una mano del Señor, completa el proceso de luminificación, nuestra humana persona que de nada vale pasa a ser transmutada como el vil plomo pasa a ser oro. Esa es la realidad, ABRID LOS OJOS, pues los ojos no se hicieron para mirar sino para VER. Ahora que se acercan esos días de reflexión, entendamos de una buena vez lo anteriormente expuesto, si nosotros hubiésemos sido redimidos, el mundo de las formas (el nuestro) no estuviera como lo está. Nadie nos salva si nosotros mismos no lo hacemos. Ninguna religión tampoco, no por ser católicos, hinduistas o protestantes o yo qué sé, ya estaremos ante la presencia del Gran Espíritu. Esto es totalmente falso, pero así mismo hay que aclarar que son medios de instrucción para que nosotros comprendamos la necesidad de liberar nuestra partícula divina de toda la porquería en la que la tenemos sumida. Todas las religiones son santas y deben ser respetadas, son nuestras escuelas pero lo enseñado debe ser aprehendido, practicado; y las oraciones no deben ser repetidas como cualquier cosa. La comunicación con el Sumo Creador debe ser limpia y por lo tanto debemos hablarle con el corazón, pidiéndole la fuerza para dominarnos a nosotros mismos. Adiós al asqueroso fanatismo y a la hipocresía, a los pudibundos malditos que son sólo sombra, no son ni blanco ni negro, son veneno inmundo para el medio donde andan. Se debe ser íntegro, ecuánime y libre. Cuando aclaremos nuestra vista y realicemos en nosotros mismos el padecimiento de Jesús con nuestra propia vida y a través del diario vivir, será cuando la pasión del Cristo Interno que llevamos dentro se haga palpable y nuestro ser sea liberado. Seremos entonces unos dignos hijos, Monjes y Guerreros Terribles, Magos de Guerra, que se atrevieron a rebelarse contra el sistema del ir venir de la cotidianidad Como hombres somos el poder que construye hombres, pero como lo que somos, lamentablemente somos el poder que los destruye.
LOS SUEÑOS
Siempre, desde los albores de la humanidad, nos hemos remitido a tratar de alguna manera, de encontrar un lenguaje sagrado para identificar las imágenes oníricas. Claro está que en el día de hoy muy poco caso se les hace a no ser de pocas personas que aún conservan el poder de asombro, la capacidad de asombro. Se habla de soñar despierto inclusive. En realidad existe no sólo una clase de sueños, también hay otras. Que por el momento no he de afrontar. En el soñar despierto y hacer castillos en el aire, hay que hacer un alto y ponernos a reflexionar sobre esta realidad. La verdad es que para ciertas cosas de esas en donde el corazón es el artífice, se debe poner mucha atención y hacer caso inmediato a lo que nos quiere decir. El Absoluto por medio de él nos desea hablar, y posteriormente lograr que seamos nosotros los soles que han de brillar ante el cosmos para transmitir sabiduría, para nuestro mismo desenvolvimiento como espíritus en estado evolutivo, en vías de aproximación al Amor, a la auténtica Libertad, a la ecuanimidad Mística, en fin al Misterio Divino, que como nuestro origen debemos pleitesía, respeto y dulía. Los sueños del corazón, nos hacen rememorar cosas que jamás en nuestra actual existencia hemos tomado conciencia. Pero cuando se sueña con cosas vanas de y para este mundo, el mundo de las formas, ese tiempo que malgastamos se verá pronto en un basurero donde las cosas simplemente se tornan polvo cósmico. Ay! de aquellos que se arraigan a este tipo de sueños donde lo único que sacan es infelicidad y una catarsis momentánea que tan sólo a la final les hará recordar que su vida es un caos y una bajada directa a la involución o camino del dolor como los sabios le denominan. Por lo tanto, cuando magnificamos nuestros pasos dirigiéndolos con el sueño del corazón, serán de carácter positivo, mágico, místico, fausto y egregio. El soñar despierto bajo la forma del bagaje de lo superior, nos advierte las voces de la Identidad, nos enseña que estamos viviendo en realidad lo imaginado y que nada ni nadie tiene la culpa de nada, excepto nosotros mismos, porque estamos a la defensiva, creando muros. Como nuestro ego es una forma negativa, es algo que nos toma como marionetas actuantes del lado doloroso de las cosas, pensamos que la sociedad o que las circunstancias se vuelven en contra de lo “querido” (diferente a amado), a lo que estamos aferrados, identificados. En verdad: “Los sueños son la fuerza del espíritu cuando tañen las campanas de la magia”.
VIVIR CON LA MUERTE
Qué extraña frase, nuestra lógica cerrada a los paradigmas de este mundo no puede entender, no alcanza a comprender la profundidad del caso. En realidad la muerte es la vida misma, la muerte es la aurora del amanecer eterno, la Luz pristina y terriblemente divina que enlace nuestra existencia con la Gloria de Dios. Pero téngase en cuenta que no hablo de la muerte que todo el mundo cree que es el final de todo y que es sombra y herejía. Hablo de la muerte donde el misticismo y la filosofía juegan un papel muy importante. Esta es aquella por la cual nuestro divino Ser interno puede escapar a su embotellamiento donde la hemos confinado a sufrir y a soportar las tinieblas de una ignorancia completamente absoluta. Hablo de la muerte como la REALIDAD QUE ES, es la Madre de la generación de lívida hiperbórea. En pocas palabras, hablo de matar nuestros defectos que en sí tienen cada cual su conciencia y voluntad propias. Aquellos defectos que nos hacen ser los seres más infelices cuando estos agregados actúan por medio de nuestros cuerpos. En fin, si no aprendemos a vivir con una muerte constante de nosotros mismos, no podremos resurgir como Hombres y Mujeres, si seguimos en la actual vivencia contraria de ofuscarnos con la típica frase de que “ES QUE YO SOY ASÍ” y no disponernos a un cambio, iremos a para a donde más tememos, al averno. Un guerrero de la luz, es aquel que da batalla a diario con sus defectos hasta ponerlos al filo de su espada y reducirlos a polvo cósmico, reducirlos a la misma nada. Vivir con la muerte es renacer lentamente cual Fénix de entre sus cenizas, es ser valiente y verdaderamente HOMBRE o MUJER en toda la extensión de la palabra, y esto no es lo mismo que ser macho o hembra. Aquel que puede caminar así, con la madre negra a un canto, puede llegar allá donde el Absoluto nos espera a brazos abiertos con su única ley. Aquel podrá tomar por asalto el paraíso, ya que este último no se nos da por ser bonitos ni rezanderos hipócritas sino por ser reales, ecuánimes, auténticos y puros; en una sola palabra: LIBRES.
QUÉ ES EL MAL?
El mal puede ser sencillamente, ignorancia, miedo. ¿Por qué ignorancia? Vamos por partes. Dios es todo amor y su ley es amar, nada más que eso, todo lo que vaya en contra del amor está mal, es IGNORAR que esa ley existe, ignora lo que es el respeto, el perdón, la tolerancia, la ética, la honestidad, la humildad, la verdad, la lealtad y un sinnúmero más de cosas. ¿Y está bien no respetar, no perdonar, no tolerar, no ser morales, no ser honestos, etc? ¿Acaso llevarse de lo último no es estar mal? La gente mala entonces simplemente es una ignorante, por eso el deber de nosotros, los que sí sabemos discernir y entender los conceptos anteriores, es darles a conocer el cómo de las cosas, el por qué, y de manera especial los que nos llevamos por una religión, nosotros los religiosos debemos estar al tanto de lo ya expuesto, si en verdad somos auténticos seguidores de un destino divino. Si tanto hablamos de Dios y nos llenamos la boca de palabras bonitas, actuemos pues como es debido, dejemos de ser hipócritas, trasistas, que eso también está mal, y lo que está mal, así sea pequeño, no deja de estarlo. Y acaso aquello la gran mayoría de la gente no lo identifica en la encarnación de un tal Satanás? Aquellos que van a misa, a un culto, a hablar bonito y en su vida son una porquería y critican al prójimo al salir del templo son entonces unos satánicos y de los más peligrosos, de los más asquerosos e inmundos. ¿Pues cómo se atreven, miserables, a supuestamente dirigirse a Dios, cuando pasan enfermos con sus palabras asquerosas de chisme, de saña, de hipocresía, de venganza, de rencor. Labios embebidos de veneno, manos ladronas, avaras, iracundas que fingen ofrecer una paz y afuera ofrecen tan sólo violencia? ¿Por qué el mal es miedo? Un ejemplo: cuando se fue pequeño y desobedeció a su padre, ¿acaso no TEME un castigo? ¿Acaso los pecadores que en su vida y en el templo actúan con un dizque buen comportamiento no temen a que llegue el día de su muerte? ¿Acaso no son ellos los que siempre pasan rogando que nunca les pase nada? Es porque en su amargo corazón no llevan la paz sagrada que tan sólo la tienen los dignos hijos de Dios. Aquel que nada debe (o sea, nada miente, nada roba, nada irrespeta, nada esconde, etc.) Nada teme nos dicen los seres entendidos. El que nada debe es una persona calma, pacífica, de sangre liviana y a la que todo el mundo vuelca su afecto, es una persona sabia. El mal es aquello, y está fuera de nosotros, y menos encarnado en un tal Satanás. En tal caso nosotros somos ese Satanás puesto que nosotros somos los que llevamos esas cosas repugnantes en nuestro interior. Nosotros somos quienes encarnamos todos esos males y es nuestra obligación deshacernos de esos elementos inmundos si queremos en verdad hacernos acreedores de una vida mejor y paradisíaca. Porque sólo entonces seremos dignos de ser llamados hijos de Dios. Cuidado con nuestros actos en pensamiento, palabra y obra, ganémonos en verdad el título de adoradores de Dios.
LA INVULNERABILI DAD
Realmente el ser vulnerable nos trae a nuestra existencia toda la desgracia y sufrimiento más indecibles que podamos sentir. Pero miremos bien que esto pues de la invulnerabilidad. No se trata principalmente de que nuestro cuerpo esté recubierto de un revestimiento blindado gracias al cual nada nos puede afectar o causar heridas. La invulnerabilidad se trata de que si por si acaso tenemos paz interior, nada ni nadie nos pueda afectar, y es que verdaderamente nadie tiene el derecho de quitarnos nuestra paz, nuestra armonía interna, nuestro equilibrio, a menos que nosotros mismos se lo demos. Los pensamientos de ataque que albergamos en nuestro interior por culpa del ego ya sea por medio del miedo, son los que nos apretujan la idea de que alguien o algo nos ataca y nosotros pensamos que debemos preocuparnos en tener una defensa porque nos dañaría si no lo hacemos. Dejemos atrás este pensamiento muy negativo, pues que dad nos muestra situaciones muy diferentes. Somos seres venidos de un Padre Todopoderoso y lleno de Amor, es así como nos lo han dicho muchos seres iluminados durante el transcurso de la noche de los tiempos ¿cómo podremos pensar entonces que Él dejaría que a nosotros nos hieran, nos inflijan dolor y nos marquen de penas en lo más profundo de nuestras almas? Nosotros somos unas criaturas hechas a imagen y semejanza suya, lo que nos trae a pensar que gozamos de algunos poderes, como si fuésemos dioses en miniatura, o son acaso mentira todos los logros que el ser humano ha alcanzado en el paso de la historia? Tenemos el poder de decidir, el poder de la invulnerabilidad, tenemos el poder de ser libres o de liberarnos en caso contrario, tenemos el poder de pensar, de inteligir, de comprender, y el más grande de todos: EL PODER DE AMAR; entre otros. Con el poder de amar ponemos a nuestra disposición todos los servicios y cariños de la madre naturaleza, y basta también con el poder de decidir porque ponemos fin o comienzo a una o varias actitudes o virtudes que serán de suma ayuda contra todo lo que no sea luz. La invulnerabilidad una vez comprendida por nosotros simples proyectos de hombres, nos dará esa fuerza o esa barrera para que los acontecimientos o las personas no consigan lastimar o desequilibrar nuestra armonía o paz, pero nosotros debemos decidir si ponemos a funcionar este poder nuestro. Tan sólo las personas amargadas, mojigatas, hipócritas, esas que sólo ansían satisfacer sus deseos terrenos, sufren porque creen, oh pobres infelices, que son las víctimas del entorno que les rodea. Ay de aquel que tenga en mente proyectar sus pensamientos de ataque, pues él y sólo él temerá ser atacado, sólo aquel que imagina este tipo de cosas es vulnerable. En cambio el que no posee siquiera pensamientos de ataque, sólo ese, es un ser invulnerable, su mente es apacible y sosegada, ama y por lo tanto ha DECIDIDO tomar el camino de la sabiduría, donde el gozo y la alegría, donde el Poder y la Libertad son el trono, son las fuerzas indeterminables que su corazón emplea para construirse un mundo mejor y justo, un mundo sabio y equilibrado, donde la Luz es la mar que sostiene sus sueños.
DE LO REAL
Las delicadas rarezas misteriosas de la naturaleza, a veces nos enseñan que nada está en nuestra contra como muchos lo suponen. La verdad es que en esta tierra mágica y sumamente lívida, los ancestros de las antiguas pisadas destellantes marcaron el conocimiento y la sabiduría por entre árboles, tierra, lagunas y frailejones; por entre los sueños de los herederos pasto. Lastimosamente hoy nos cerramos a la idea egoica de que este mundo es todo lo que existe según la interpretación de nuestros sentidos físicos que ni siquiera los hemos educado para su función óptima. Atrancamos la puerta a nuevas concepciones o a las concepciones arcaicas que guardan la suma sabiduría de la noche de los tiempos. Lo real no es lo que sentimos, no es lo que miramos, lo que pensamos que miramos. Lo real es la eternidad que nosotros no alcanzamos a inteligir siquiera, por miedo a encontrar algo llamado “esencia de soledad”. En nuestro interior hemos creado a través de nuestros temores, a entes con vida propia llamados yoes, cada cual con su característica específica, mismos que se pueden enmascarar bajo el aspecto de cualidades o elementos de personalidad. Estos elementos psíquicos, nos nublan la vista, nos obnubilan la mente, son capaces de hacernos creer que son nuestra propia característica de seres humanos y nos elevan por aires de mentira e ilusión, nos llevan por un camino de dolor si no sabemos observarnos en nuestras acciones cotidianas, en las reacciones que tomamos según los estímulos del entorno. Estos elementos psíquicos nos conocen mucho mejor que nosotros mismos y nos nublan la vista porque su existencia depende de eso. En cambio si rompemos las cadenas que nos atan a los paradigmas de la humanidad común y corriente, podremos darnos cuenta de aquellas sombras pusilánimes que siempre nos ponen obstáculos cuando queremos salir del lodo inmundo en el que nos encontramos sumergidos hasta el punto en que las podremos matar; y a quién le gusta la muerte? A nadie por supuesto y a estos yoes del mal llamado hombre mucho menos, por lo que cuando tomamos la decisión de VER, estos decaen, la inanición les cae de sorpresa y mueren, entonces la luz aparece y es ahí cuando estamos en condiciones de decir que tenemos abiertos los ojos. La Madre Naturaleza nos enseña de varias maneras pero hay que saberle poner mucha atención y tenerle bastante paciencia. Pero este mundo de tres dimensiones nos tiene tras un velo que es tan sólo una mera ilusión de falsa felicidad, o felicidad superficial, en donde la auténtica libertad se encuentra muy lejos. La felicidad se encuentra al otro lado de ese velo que no nos atrevemos a levantar porque pensamos que todo está mejor tal como nuestro ego nos lo propone, a través de ese millar de millares de yoes que hemos creado a través de tanta vida viciosa y que todo el mundo tiene por medio del inconsciente colectivo. Escuchemos mejor la voz del silencio por medio de la mayéutica intensa, el soliloquio de los locos que tanto han hecho en pro del desarrollo espiritual de la humanidad doliente.
Si supiéramos que pensamos lo que vemos, nos daríamos cuenta de la ilusión en la que vivimos y que es muy diferente a lo que Dios tiene preparado para nosotros.
LA ANIMADVERSIÓN DEL PUEBLO
En donde las carreras del viento de breve prisa atraviesan la mente de un pueblo, las adhesiones de unos pocos egoístas hacia las cúpulas del falso poder quieren erigir un deseo enfermizo de dinero, se persigue el bienestar egoico fundado en la explotación de las ilusiones en el bolsillo vacío de los que buscan el altruismo y el convivir común más adecuado. No es justo que estos elegantes mentirosos antinaturales quieran manipular hasta los susurros de vida de los que queremos trabajar para todos. La realidad nos confirma que lastimosamente en este delicioso paraíso de vida como lo es nuestro suelo, ha surgido la pútrida y horrenda imagen de la cristalización de corazones amargos, donde la corrompida bazofia del infierno contagia lo bueno que boga dulcemente a su alrededor. La saña de homúnculos racionales politiqueros corroe la poca fuerza que le queda a la gente que tan sólo quiere vivir en paz y en armonía consigo mismos y con su entorno. Acá en las tierras altas donde el dios de las mil risas furtivamente camina entre los frailejones, la fuerza de aquellos que nos tratan de boicotear la existencia, serán juzgados prontamente en el ciclo milenario de la evolución y la involución; y, los espíritus de las rosas blancas alcanzarán a danzar con los arpegios miríficos de la prelava de la nueva historia, en los resuellos etéreos de ensueños mundiales. Los buitres callados en la miserable condición de abyectos no tendrán nada más que mostrar que sus asquerosas intenciones y manos asquerosas llenas de inmundicia. Alrededor de los bosques de la nueva Arcadia se denotarán las auroras brillantes, pues la Auténtica Justicia nunca ha fallado a favor de los hipotéticos dignatarios que son dignos únicamente de la pena de los Hombres. Cómo han pensado que luego de días sacros hay que seguir con la querella donde las mesnadas bárbaras son pestes para una sociedad atacada por todos los frentes y que tan sólo goza de la parcial comunión con un Ser verdaderamente real. Caballeros de corbatas sucias, ustedes simplemente son más ignorantes que el pueblo! Y osan tratarnos de engañar de mil malditas formas! La lástima es nuestra hacia ustedes porque no saben con quién están tratando. VOX POPULI, VOX DEI
LA VIRTUD
Una virtud se define como aquello que es bueno en el desarrollo espiritual de una persona, es lo que vale, lo que más se aprecia en alguien. Ahora, la cuestión es si la virtud es algo que se debe simplemente contemplar como decir qué bien que tal persona sea así, o lindo ser así o qué bien sería que yo fuera de tal o cual manera. Lo notable y correcto sería practicar ese valor, cultivar cualidades que podemos despertarlas en nuestro interior, aunque cierto número de virtudes han venido con nosotros desde el momento de nuestro nacimiento, también un sinnúmero de defectos resquebrajan todo el panorama existencial de la vida personal de cada uno de nosotros cotidianamente, de instante en instante. Lo apreciable es que todos nosotros no nos preocupemos de que si los demás cultiven la virtud y que se perfeccionen, que dejen la odiosa manera de ser como son cuando nos caen mal. Lo importante en todo caso auto disciplinarnos en la carrera para la perfección continua hasta el día postrero, observarnos a nosotros mismos, lograr que el verbo positivo se encarne en nuestras vidas y que no simplemente naveguemos en sutiles y bellas palabras. En esto, es agradable recordar que la Madre Iglesia nos enseña que para ser mejores y llevar un camino de dignos hijos de Dios debemos darle guerra a esos defectos sustituyéndolos por virtudes. Apuntemos que por ejemplo si nos educamos para vencer un determinado defecto, nos daremos cuenta con el pasar del tiempo que en lugar de ese antivalor va apareciendo un valor. Por ejemplo, si somos unos mentirosos de peso y comenzamos a dejar de hacerlo, pronto darémonos cuenta de que la verdad va tomando cuerpo en nosotros y al pasar el tiempo nos parecerá horrendo que de nuestra boca sigan saliendo falsedades. Y así seguirá pasando con otro montón enorme de defectos que en nuestro interior abrigamos y que inclusive llegamos a defender con tanta alevosía diciendo “es que yo soy así.” Es lamentable que defendamos nuestro ego, a veces nos lamentamos que el mundo aquello, que el mundo lo otro, que fulano así, que fulano asado. ABRAMOS los ojos y VEAMOS alguna vez la realidad. Hasta que nosotros mismos no cambiemos, nadie lo hará para que nuestro mundo sea más hermoso, todo depende de nosotros mismos. Todos podemos cambiar y debemos hacerlo para nuestro propio bien, NADIE tiene el poder de redimirnos de nosotros mismos si es que antes nosotros no hemos hecho un serio auto compromiso para ser mejores y superarnos a nivel individual, uno mismo mejor que uno mismo. Ni siquiera Dios va a cambiar nuestro destino si nosotros no se lo pedimos con nuestros propios actos, porque nos regaló lo que se llama el libre albedrío. Si queremos sufrir así será, pero si queremos reír así también será, pero el precio es nuestro trabajo espiritual individual.
VOX POPULI
Tierra y cielo en un canto de soberanía, cuando los vientos han recorrido las distancias de la gloria de Vox Populi, Vox Dei. La gente, cuando se oye entre ella, escucha del seno de la misma ese extraño argot escondido de toda la humanidad, aquella voz lejana de las pútridas dolencias y corrupciones, de los frutos descompuestos del conglomerado social. Es en esa voz que el Absoluto disuelve Su fuerza, como cuando las nubes amorosas dispersan la lluvia para beneficio de todos. Aprendamos a seguir siempre en aquella comunión con el ideal de una guerra impía para con las amenazas y acechanzas de las malas acciones del entorno que maneja el poder terrenal, ese poder que al fin y al cabo sólo dura un resuello. En cambio la humanidad cuando se manifiesta unida es capaz de hacer circular el otro poder, el auténtico Poder, aquel que dura por toda la eternidad porque es un poder salido de lo que es justicia y ésta es una cualidad; recordemos que las cualidades son atributos divinos y que todo lo que es de Dios es lo mejor y lo más potente. Lastimosamente, nosotros estamos acostumbrados egoicamente, es decir, a conveniencia de nuestro ego.
a
hacer
las
cosas
Aprendamos que a todos nosotros nos encantaría estar en un inmarcesible sentimiento de calma y paz, pero que todos somos llamados a colaborar en esta tarea, todos estamos llamados a dar de nosotros mismos aunque sea lo más mínimo. Esperamos tan sólo que “alguien” o “algo” desenlace nuestros destinos o miserables vidas de la mejor forma y nosotros apenas suspiramos unas insensatas lágrimas por piedad propia y nos hacemos víctimas de un sistema. ¡Qué pena! ¡Qué miseria! ¡Qué mediocridad tan aborrecible! Nosotros mismos debemos ser los constructores de nuestra gloria, de quién esperamos la Gracia de que nos absuelvan los pecados? De Dios? De Jesús? De la Madre? Pues no señores, eso está más asqueroso y penoso de lo que se puede decir, los nombrados son quienes nos ayudan en el proceso pero no más, somos nosotros quienes debemos aunar fuerzas y ganarnos la dignidad de ser parte de una élite de ganadores, debemos llegar al cielo por asalto, no por pena. El Absoluto nos creó a Su imagen y semejanza, no como unos miserables arrastrados en el lodo de la tierra, no como unos inútiles y débiles pedazos de carne, sino como herederos de Su fuerza. Nuestra mente en el transcurso de los años ha sido capaz de explorar cosas muy terribles y hoy sabemos bien que jugamos a ser dioses con los experimentos genéticos en plantas y animales e incluso hemos profanado la santidad del templo humano. Pero no hemos sido capaces de explorar nuestro sistema interno, nuestra psiquis, nuestro cosmos interior y tratar por lo menos de averiguar quiénes somos. Sabemos nuestros nombres físicos porque nuestros padres nos los dieron con algún tipo de potestad, pero no sabemos quiénes somos que es muy diferente.
LAS CARICIAS DE LA NATURALEZA
De repente la extraña suavidad de la existencia de un hombre se ve conducida por el sendero tan extraordinario de lo inmanifestado. Los silencios de la noche profunda y sus brillantes estrellas nos embrujan hondamente y nos invitan a degustar el exquisito manjar de la Sabiduría Eterna. La belleza se convierte en un trago perpetuo de mayéutica, las brisas levemente frías te rozan, te besan, entiendes que hay misterio en cada paso de tus pasos y simplemente te abstraes en la contemplación inmanente del mismo cosmos. A veces deseas volar allá a lo lejos donde nace y muere el propio infinito. Lo que pasa es que eres más que tú mismo, eres un sueño de una Madre Divina quien concibió una maravilla que le da miedo mirar dentro de sí y rescatarse de su Styx. Muchas veces las caricias de la naturaleza te han sublimado el alma, mucha veces te has vuelto loco por el dorado fulgor de los amaneceres y también te preguntas si podrías tú alcanzar los arreboles del cielo al despedirse la tarde, para tocarte hasta el mismo Ser de tu Ser. Ese es el lenguaje del verdadero amor. Eso que tú sientes es el adur, el fuego sagrado de tu chispa divina. Es lo que tú realmente eres. Si tan sólo lo comprendieras y lograras concienciar cotidianamente y en cada instante, notarías y te sorprenderías que desbordas un amplio caudal de misteriosa magia. Si tan sólo te permitieras un poco de tiempo para dedicártelo a ti mismo y juzgarte como Hijo de Dios. Para eso están aquellas caricias de la Madre Natura, el viento fresco y aromático como el perfume de lo bello. Para eso está el calor del sol, el suspirar de la ebanecida noche estrellada y el cantar de la luna con su mirífica faz de diosa. Para despertarte está la mar enlutada e impasible que besa al cielo en la lejanía del horizonte y te conmueve desde la médula de los huesos. De ahí nacieron los poetas. De ahí nacieron las musas y los resuellos más intensos. Por qué no te acuerdas de tus imaginaciones y sueños, por qué no resuelves rebelarte en contra de los sistemas y alejarte del blanco y negro del existencialismo y la fatalidad? Aléjate del mal genio y el tener que estar a la defensiva, alejado de tanta bazofia para el espíritu y cual guerrero de armadura de luz lanzarte a desterrar tus miedos para conquistar la gloria y el Poder, la Libertad, TU libertad. En el lenguaje al que tú mayormente no haces caso, los arcanos de la felicidad y la fuerza, cobran vida para adentrarse en tus venas y otorgarte el conocimiento de la máxima verdad. ¿Por qué dejar a un lado el lado que el Absoluto te ofrece pero que por no mirar a lo alto lo has hecho de menos? Tantas oportunidades de sentir lo delicioso y terriblemente divino te has perdido por la pereza de abrir tus ojos y realmente ver, tantas oportunidades desperdiciadas de que te amen por la maldita vanidad de querer reflejar lo que no debes ser. A dónde quieres llegar con tu maldito orgullo que te protege del cariño de los demás. Las caricias de la naturaleza te preparan para degustar el eximio beso de Dios en la misma vida de tu vida.
LA LEALTAD
En la mayéutica intensa, la lealtad se define como aquello que nos impide ser ingratos, abandonar una posición ética y justa respecto a un ser, a alguna manifestación de espíritu gregario o místico, o ideológico. La ingratitud o el abandono estarían en nuestro camino por deseos egoístas, por intereses malsanos o conveniencias netamente singularistas. La lealtad simplemente es un ingrediente del verdadero amor, fuerza divina que se manifiesta en la relación entre dos o más seres sin importar sus naturalezas. Así, podremos observar que ella se cristaliza entre nosotros los seres humanos de diferentes formas, sea con nuestros amigos, que se la demostraremos al estar con ellos pase lo que pase, escuetamente porque la lealtad, como ingrediente del amor, será uno de los componentes que dirigirá éticamente nuestra manera de proceder ante los acontecimientos originados alrededor nuestro y de nuestras amistades. Así pues, quien no ama, o, no tiene una sólida formación ética, será absorbido por la fuerza del ego y caerá en la deslealtad, una vil, abyecta y despreciable característica de aquellos y aquellas que ansían satisfacer sus propios intereses a costa de lo que sea y de quien sea. Somos leales a la Patria, si en nuestro corazón anida el deseo sincero de estudiar, analizar y proceder por ella, vigilando su desarrollo positivo y encaminado a presentar su imagen protegida, amada, respetada. Somos leales para con aquellas personas que representan físicamente para nosotros el equilibrio de la naturaleza, el dos en uno, la fuerza actuante que se ubica en el otro plato de la balanza; pues sin la lealtad, aquella relación pasaría a ser un teatro abyecto, un circo, la representación obligada a mantenerse por satisfacción del ego. La Lealtad es característica de aquellos y aquellas que tienen un nivel de conciencia notablemente más alto que el común o la mayoría de la gente; no es una cualidad expresada en esos que critican negativamente, que son superfluos; en aquellos que buscan satisfacer su enfermizo falso amor propio (el egoísmo), no es cualidad de aquellos despreciables que buscan su beneficio aunque sea a costa de los seres o fuerzas benéficas que los rodean, desempeñando un papel de supuesta importancia. La Lealtad, como observamos, es apreciable en su aspecto y naturaleza más intensa, dentro de Dios, pues Él nos ama y nos acompaña siempre, aunque nosotros seamos blasfemos y lo culpemos de todos nuestros errores, penas y dolores en la vida. Dios no busca hacernos a un lado por nuestra condición económica, social, religiosa, racial o ideológica; es leal con nosotros a pesar de nuestras circunstancias. ¿La humanidad es leal con Él?, ni siquiera es leal con ella misma. La misión de aquel que quiere ser mejor que los demás, comienza en ser leal consigo mismo.
EL DISCURSO SAGRADO DEL MÍ MISMO
Cuando como por las flores del silencio andan, las palabras de nuestro corazón refulgen mil aromas de sabiduría. Cuando de nuestro ser devienen las frases, el inmanente pragmatismo de la verdad satisface nuestra más honda inspiración de las cosas hondísimas, extrañas y maravillosas. Cuando dejamos de preocuparnos de tantas majaderías tridimensionales, la mente deja de funcionar y de pronto simplemente nos desanclamos de este sueño terrenal para elevarnos a octavas inmarcesibles que nos conducen suavemente al sitio aquel donde el dios de las mil risas es guardián de las puertas de la morada del Absoluto; consecuentemente nuestro bendito ser comulga el pan espiritual del mismo Uno. Obviamente que los conocimientos y comprensiones quedan abarcadas en nuestra partícula divina para al volver de las catedrales paradisíacas, tenérnosla como grandioso tesoro como el que ni en nuestros sueños más ensoñados se ofreciera alguna vez. Así pues cuando nosotros en la mayéutica intensa tratamos de encontrar un aliciente, quizá una catarsis para superar la abyecta condición humana, intercambiamos diálogos con otra parte integral y real de lo que somos. De repente una voz grandiosa nos acaricia los sentidos todos para cubrirnos con su magia, nos conjura, nos arrebata, nos abstrae y nos va luminificando egregiamente, sacándonos de la ignorancia de la ignorancia (del no saber que no sabemos) que andamos orgullosamente esgrimiendo diariamente, sarcásticamente. Nos damos cuenta así de cuán pequeños e insignificantes somos. Es esa voz la que nos vivifica y nos permite accionar de una manera muy distante al común de la gente. Desgraciadamente pocos son los que le ponen atención y más pocos aún los que la comprenden. El discurso sagrado del mí mismo es la enseñanza más cara que podríamos obtener si tan sólo dejásemos de mirar lo que no es nuestro, si tan sólo dejásemos la mediocre actitud de criticar negativamente y existir por la belleza fatal del mundo de las formas, si dejásemos de ser infieles a la ética, al verdadero gnoscere (conocimiento), a la integridad y a la ecuanimidad. Cuando el amor (en sus múltiples manifestaciones) entra en nuestras venas, pareciera que nuestros oídos tomaran las voces del silencio, las voces del mí mismo, de lo que realmente somos, de quien realmente somos; mas no de la inmundicia que recogemos y la volvemos a botar a los que nos rodean. Sabed que el discurso sagrado del mí mismo es un poema escrito por las manos más lívidas de lo increado, es el mismo azur haciendo trabajos previos para sacarnos de la decadencia y la involución milenaria. Sin el discurso del mí mismo la nao se hunde en la mar enlutada, tras las lágrimas de los elementos, las fatales risas demoníacas del camino del dolor, llanto y rechinar de dientes.
SÍGUETE A TI MISMO
Hay que observar las enseñanzas de la gente, de la vida, con el propósito de encontrar en estos elementos (para construir las rieles que nos conduzcan al destino que queremos elegir), tan sólo una parte del total que se nos hace necesario para regresar al mar, al árbol de donde henos sido originados, es esto último la única y verdadera meta para el “HOMBRE”. El ser que quiere una revolución interior, obviamente que es el águila fuerte, el dragón que está por nacer. En su naturaleza, estos espíritus indescriptibles tan sólo se regulan a sí mismos y por sí mismos, siguiendo como referencia para su dominio y poderío, las señales que el Gran Espíritu plasma en la Creación, y a medida que estos desarrollan su magia, descubren que la luz y las tinieblas están dentro y no fuera de sí mismos, igual que el infierno o el paraíso; igual ven esto con respecto a todos los dioses habidos y por haber. Cada uno de los muertos que andamos sobre Gea, debemos buscar no fuera ni en cualquier sitio que no sea sino en nosotros, en nuestro universo interior todas las cosas que anhelamos encontrar. Cada cual tiene el libre albedrío de irse por donde quiera y ser lo que quiera, y este regalo en algún momento, de alguna forma nos lo dimos nosotros mismos al estar todavía en ese océano, en esa mente inmarcesible e inefable. Pero desde lo más escondido de nosotros se escuchará el grito del silencio, ese faro que nos intenta dirigir o mostrar al menos el peligro, las orillas del camino angosto que propiamente debemos seguir. Hermano mío, cuando empieces a pisotear las espinas de esa ruta que tú mismo la forjarás, el aroma delicioso, voluptuoso de la verdad, la felicidad de la Libertad, hará expandir el poder que albergan tus aguas cada vez más puras y cristalinas como el éter. Verás, que el único arte que es real, es aquel en donde tú mismo serás el arquitecto de tus templos, de tus campos, de tus castillos, mundo y universo, y, que tú mismo serás el dios de los mismos (no diciendo con esto que el Gran Espíritu no existe, ni que alguien, tú o yo es Dios, qué estupidez). No sigas a nadie, tan sólo escúchalo y aprende de él. La luz y el conocimiento de todo están en uno. Pero, lo importante es practicar, dar a luz acciones y no intenciones, puesto que por las Obras, llegarás a la magia. Las intenciones si sólo en intenciones se quedan, serán las piedras que conformen el camino posible a terminar en un abismo, en un averno que hará que tus días pasen lentos y tortuosos, sin fulgores ni música. Trabaja en ti mismo y cámbiate si quieres que cambie el entorno de tu mundo. ¡Vives hermano mío, en el maldito mundo que estás imaginando y que es reflejo de ti mismo!,...así que no critiques a nadie que no sea tu propia persona.
LA IGLESIA Y LAS CIENCIAS OCULTAS
La Madre Iglesia no solo se queda en el papel que la gente conoce, esto es, el común de los ritos eclesiásticos, eso de celebrar misas, bautismos, ceremonias que todo el mundo conoce. Desde siempre ha estado dentro de su conocimiento una gran cantidad de ciencia esotérica, oculta más o menos a los ojos de los fieles. Prueba de ello son algunos textos que tranquilamente un seguidor católico los tacharía de herejes. Entonces, cabe la pregunta: ¿existe realmente la herejía? O es que esto sólo es una invención para mantener al pueblo alejado de un conocimiento bastante trascendental y de gran importancia como para que permanezca escondido tras un velo de misterio. Muchas construcciones, templos católicos, llevan en su interior a manera “decorativa”, bastantes motivos esculpidos, pintados, etc., que llevan inmanente un espíritu misterioso con sabor a esoterismo. Muchas catedrales por ejemplo tienen en su interior cualquier cantidad de texto alquímico o cabalístico de la forma ya descrita, hasta podemos encontrar reproducciones de cartas de tarot que un día hasta se le dio el calificativo de invención del demonio, y por un mismo sacerdote que luego pasó por la santificación. Quizá sorprenda al lector saber que de los más altos jerarcas de la Iglesia han nacido verdaderos tratados de magia como el que escribió el papa León III en el año de 1740 y que fue regalado al emperador Carlo Magno. Da pena saber esto porque a muchos se les dio pena de muerte en nombre de Dios por querer practicar estas artes que la Iglesia las ha tenido semiescondidas, las mismas que han sido practicadas por los mismos sacerdotes. Y para no ir muy lejos un Mons. Corrado Balducci, en todos sus libros aconseja como remedio para el maleficio, el recurrir a un mago. ¿Y acaso la Iglesia no condena a los magos, y acaso estos no fueron perseguidos para darles muerte en la hoguera? En el ENCHIRIDION del PAPA LEÓN III, hay una parte que dice lo siguiente: “(…) Pero cuando vuestros nobles sean sabios y estén iniciados en los misterios de la Magia, esa nobleza será una madre para el pueblo, y las vías de emancipación estarán abiertas para todos, emancipación personal, sucesiva, progresiva, por medio de la cual todos los llamados podrán, por sus propios esfuerzos, llegar al rancho de los elegidos. Ese era el misterio del porvenir que la Iniciación antigua oculta entre sombras (…)” Aquí no trato de culpar ni de echarme en contra de la Santa Iglesia, ella es una Madre que nos guía, nos ofrece su luz para que nosotros miremos nuestros propios pasos. En verdad tan sólo es una parte de su aspecto humano el que opaca esta brillantez divina, por qué?; el falso poder obnubila los ojos de quienes pueden alcanzarlo en los brazos majestuosos de esta Madre que hace hasta lo imposible por acogernos en su amor. Existen grandes conocimientos que los hombres deberían tener en su bagaje, todos tenemos el derecho y la obligación, como hijos de Dios, de ser dignos de su Amor; y es a través del conocimiento de las cosas el que podamos tener una mayor capacidad de discernimiento para caminar con menos tropiezos. No sólo me refiero a nosotros los católicos, todas, TODAS las religiones son sagradas, los otros también son nuestros hermanos, no están mal ni bien por pertenecer a una u otra corriente religiosa, cada cual es responsable de su infierno o de su paraíso.
ARQUEOLOGÍA DE UN POEMA
Cada hombre con su mundo, cada mujer y su indefinible presencia, conforma una composición altamente compleja y magnífica, mirífica o mágica, lo que equivale en el infinito cosmos de un bardo a un hondísimo pintar de misterios, de dulías y un evo de expresiones tantas como lo es un verdadero poema. Hemos podido observar sin ambages que desde ya tiempos arcaicos, la humanidad transmigra en la naturaleza incesantemente, pero siempre conservando aunque sea vestigios del pensar que hace referencia a las antiguas costumbres, al furtivo caminar de la magia. Ayer, cada sueño, cada señal sobrenatural del entorno nuestro, cada cosa del mismo, era contemplada con esa extraordinaria cualidad que poseen los niños y que nosotros, de una manera tan estúpida, les hemos ido bloqueando, atrofiando, con la única excusa de que tan sólo son tonterías que sirven para nada. A través del paso de nuestras existencias hacia la actual “civilización” hemos ido muriendo espiritualmente en lugar de volvernos más sabios, digo más sabios, no más conocedores o ilustrados, diferénciese bien. La sabiduría es la comprensión de las cosas que conocemos, es aplicar de la manera más precisa y correcta, las experiencias y datos que nuestra mente alberga. El poema se ha ido deteriorando, alterando, hasta el punto que sus versos son tan sólo hábitos y caminares en pro de una involución oprobia. Los restos encontrados de las culturas o pueblos antiguos, nos hacen reflexionar sobre la aceleración involutiva constante en la que hemos caído y que tan sólo un mínimo porcentaje ha decidido dejar a un lado para escribir unos versos llenos de armonía y mística. La madre naturaleza era un espíritu adorado hasta en el último confín de esta casa que nosotros la hemos tenido como nuestra. Hoy por hoy los auténticos dueños (seres evolucionados), nos miran como unos miserables parásitos que tan sólo buscan su beneficio a costa de la destrucción del mismo suelo que pisamos. ¡¿Acaso hemos llegado al colmo de la brutalidad, de la tontería?! Pues sí. Este suelo sagrado donde la vida se renueva maravillosamente y nos brinda gentilmente su calor, está enfermo y nosotros cuales bacterias infernales lo estamos teniendo en letargo, en un óbito muy lento. ¿Dónde está nuestro corazón? Diez mil lágrimas destilan los altos cielos mientras la arqueología de un poema queda enterrada sin esperanza alguna de piedad, condenada a desvanecerse como un suspiro de relámpago que nace y muere en un mismo ligero instante.
DE LOS PROPIOS DESEOS MÍSTICOS
Has amado a mi inspiración, a mis contemplaciones y a los rayos y truenos y al fuego de mis manos desde el sin tiempo que fui creado. Igual que yo, divina, como lo es la conjuración, la evocación, la resurrección y la primera Ley; así eres siendo yo mismo, tú. Manteniendo siempre el secreto de mi centro y el Poder, la Libertad, la Integridad y el Silencio. Manteniendo siempre mi Ciencia, mi Filosofía, mi Arte y Mística. La Vida continúa por la espléndida presencia de la muerte, y los guerreros con su mirada llena de brío y dirigida hacia la nada, van por el sendero de mis delirios y voluntades que rumorean canciones inmarcesibles, inefables, ortodoxas, impías, terriblemente castigadoras de mis propios juegos, de mis propios tropiezos premeditados. Abandoné la torre de marfil y el sustento de mis sentimentalismos, en el borde peligroso y quebradizo del quemeimportismo que les mostré apenas ayer, de la importancia personal que pretende hacerme frente. Haz lo que tú quieras sin regresarme a ver. Córrete del llanto o la burla de los insensatos y de los idiotas, o de los necios e ignorantes que ignoran porque quieren ignorar. Mi deseo por esta noche es llegar a saber que sólo soy un sueño furtivo con el Poder en su alma, en su espíritu, en sus arcanos, en el acto de fe inmanente de tu boca y tu piel. Me dijiste perdón en aquella vez cuando el ala de cuervo se cocía con el fuego de la Fragua ardiente de Vulcano, y hasta hoy no comprendo bien por qué lo hiciste, si yo he sido el ignorante, el párvulo, el niño que nace y da sus primeros pasos, dejando que el verbo haga el resto. Perdóname tú, ya que mi ancianidad te requiere para jamás ser viejo, jamás disolverme en mí mismo para que la nada realmente tome cuerpo. Hoy me abandonaste levemente y por poco los estribos se derrumban para desatarse los demonios del placer y el brillo cautivante de la negativa lujuria. Pero en ese instante me enseñaste a cabalgar en las tentaciones y hacerme fuerte al dominarlas. Mi deseo por esta noche es que los niños lloren por poner el dedo en el fuego, y tú les instruyas para que entrenen con sus sombras. Luego vendrás a mí con los cambios, con las profundizaciones, con las espadas y las paredes. Te acostumbrarás a mirar el cegador flujo lumínico de mis ojos emperadores. Llama a la noche y nos amaremos en el entronque de los símbolos.
Llama al bosque y te erigiré dulías egregias para honor de los milenarios, para honor del Gran Templo insaecula saeculorum. No llores, si existen los cielos y los siete rayos, los siete superuniversos, las siete palabras y el arcano nueve. No llores si las respuestas conoces siendo que las preguntas jamás ronden en tu memoria. Mi deseo por esta noche es reír con las paradojas, las utopías, los conceptos. Reír quiero de lo inminente y del peligro de peligrar mi muerte. Asesinad la pena en esta noche, y hágase la flama que ígneamente y terrible vomito de mi boca para borrar obstáculos que me ejecutan. La acción y los conocimientos necesitan maestrías que me regala mi soledad intensa. Adoro la ironía, adoro el argot y el habla ensordecedor del inmenso y fuerte silencio.
DIÁLOGO DE UNO PARA LOS DEMÁS
Hoy sentí la voz de tus caricias y quizá me arrebataste del mundo, me entregaste tu profunda manera sencilla de amar y te fuiste con mi ser hasta la esfera etérea de la dulzura, de las ambrosías y la libertad. Y aquí te recuerdo porque simplemente la luna me dijo que habéis conjurado mi imagen por tenerla eternamente contigo, y supe entonces que la soledad me extrañaba. Mil fontanas cantarinas rumoreaban locuras cuando llegó nuestro misterio, y más que palabras fueron los rayos hechiceros que me provocaron vivir el apogeo de tener sinfonía extasiante y vivir en tu piel. Tu oscuridad me robó un suspiro y el ritual entre los bosques empezaba su magia. Llanos de pilares y guerra me diste; ¡cómo olvidar... oh, tu cuerpo!, si apenas me tocan las reminiscencias me embriago con tu perfume inolvidado a un canto de mis escritos. Se me cansaron las lágrimas sin embargo, porque caminaron mil veces remojando mi almohada. Brotó el instante muy lejano cuando me dejaste a plena lluvia de dudas y o que hice por ti volviose cenizas navegantes del viento. La tristeza tan sangre y tan dolor que un letargo prometía consumirme la existencia. La magia de tu impiedad sacó de mi pecho al guerrero que blandió su espada en contra de los dioses y te gané por el poder de los milenarios. En Arcadia me conociste y hoy me habéis vuelto a ver. ¡Oh locura mía de tres risas!, te atravesaste en mi alma para lograrme inmortal en la noche que fue más antigua, mi epitafio te nombró mi vida, te nombró ser el despuntar del día en que yo escribí el destino irrevocable de los universos. Y entre tanto, el tiempo transcurrido ha mantenido a tus ligeros bajeles flotando en la mar de mis angustias. Es que tantas locuras se tienen que mixturar en esta noche. Aventurábase mi deseo por esta noche, diciendo lo que mis perladas emanaciones de amor tanto rogaban en cada ascenso hacia los cielos. ¡Qué pena me da no lograr decir las palabras que quiero expresarte! Mi deseo por esta noche es existir sólo contigo en el país perdido de las miríadas de ensoñaciones y dulías y encantamientos, de leyendas donde los idilios de hadas y magos siempre despiertan al sentarse la mañana en su silla de oro. Yo en mi arte y tú en mis palabras y en mi boca, tan agraciada y tan dulce como tus mismísimos besos que mi gusto liba sin cansarse. Magia siempre eres y mi herejía y mi alivio, mi catarsis, mi piedra y todo. Sois vos mi dama silenciosa de encantos calés y ojos profundos como las lagunas nubladas del misterio rondando e imponiendo su sabor a agujero negro.
Te abandonaste al aro de mis brazos en esta noche tan magia y tan misterio. Los hados unieron dos mundos en el instante de los rayos blanquísimos, en el instante de la pasión e idilio de la luna y el sol. Las tormentas en tus ojos, eran el reflejo de tu frenesí al anhelar con ansia el viento de mis respiros en tu boca tan rubí, tan valiosa como el oro del que usa con sabiduría la gran Fragua Encendida de Vulcano. Esas tormentas son el poder del verbo luego de evocarlo, sin más que con la virtud que tanto cuidas en tu piel de llanuras legendarias. Mi reina, eres también mi muerte tan loca, eres mi insaciable locura que busca volverme sobrio y despierto como el alba madrugadora, como las lagunas que esconden sus castillos pétreos y ancestrales. Quizá leas mis escritos a la ves que yo los plasmo sincero, durante cada noche desvelada, como mis pupilas tan vacías y abandonadas, como mi boca por ti, al yo pisar el suelo del mundo de los mortales. Quizá revises hasta mis propias ideas desde antes que yo las conciba... no lo sé. Me creerás que ahora te extraño y los dioses separarnos no podrán, yo lo decreto en honor a tu sangre, en honor a tu calor, a tu ambrosía y a tu no sé qué. Y hasta te hice, yo a ti; y, ni siquiera me acuerdo el día exacto de tu aparición en mi mente. Me dices demente, sin comprobar si mi demencia es real o es un concepto impuesto por la manera de mirarme la que se llama gente. La mar enfurecida exige nuestros bríos hambrientos de luz. Yo exijo tus besos y el conocimiento de tu misterio. Yo deseo por esta noche evocarte, para así no tener que pelear por el sentimentalismo, mal amigo, que siempre conduce al sufrir y a la tristeza. Mi deseo por esta noche es mixturarme en forma de dragón, con esa belleza tan tuya que llevas sin darme cuenta que me encierras en el universo, atrapándome en mis propias manos. Mi deseo por esta noche es... no sé... ser mortal para que me mates, para que me arrebates de la putrefacción de mi psiquis; ayúdame, y dime que mi deseo es que desees el musterion de un escritor maldito como el druida y sus arcanos. Así somos los malditos, así somos los oscuros que no damos batallas, pero sí barbaridades, pero sí tempestades en el evo. Mi deseo por esta noche, Dios mío, que me deis a ti; dadme el poderío. Ella mi roca, ella mi magia.
EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA
Para empezar a tratar este tema deduzcamos si en realidad sabemos lo que es la conciencia. ¿Acaso sabemos nosotros lo que esto significa? Lamentablemente debemos contestar que no, pues si fuera el caso contrario, ni nuestro mundo ni nosotros estaríamos donde estamos, ni haciendo la barbarie que hemos provocado. Se nos ha enseñado siempre que somos poseedores de un alma y esto no es verdad, voy a explicar el por qué. El alma es un conjunto de virtudes, y tenemos nosotros muy pocas y a estas pocas muy rara vez las dejamos expresarse en su totalidad, lo que en nosotros se expresa son nuestros impulsos, sentimentalismos y reacciones biopsíquicas, y eso no es alma, no es por lo tanto conciencia, es ego. En realidad tenemos un embrión o una chispa de alma que los grandes sabios le han denominado esencia, que ya en un hecho es lo que es la conciencia. Nuestra conciencia ordinaria de vigilia duerme profundamente gracias a que nosotros nos identificamos con nuestro alrededor y no con la voz de nuestro corazón; todo lo criticamos, lo comparamos, buscamos la luz donde hay oscuridad, allá afuera; cuando en realidad deberíamos mirar aquí adentro, donde sí hay luz. La conciencia ordinaria de vigilia se relaciona con nuestros cinco sentidos físicos y nuestro cerebro. Ser conciente es ser sabio así como lo es el Maestro Jesús, así como lo es en un grado definitivamente supremo el Absoluto. Nuestra conciencia duerme debido a la mecanicidad y superflualidad en la que nos desenvolvemos día a día, y debido también a que nuestro ego manifestado en millares y millares de defectos o yoes, ha atrapado o embotellado pedacito a pedacito nuestras virtudes. Nuestro ego maneja cual chofer a un automóvil todas nuestras emociones y sentidos, a nuestra mente. Por lo tanto mientras ella esté encerrada por los yoes, no podrá manifestarse jamás. Realmente la gente maneja un muy bajo porcentaje y nivel de conciencia. Y una cosa más, no confundamos el intelecto con lo que es conciencia. Podemos ser muy intelectuales, muy preparados, muy profesionales o muy doctos en diferentes ramas de la ciencia, pero esto no quiere decir que seamos concientes; es decir, podremos hablar mucho de nuestro entorno pero no tenemos armonía con nuestro mundo, nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestros pensamientos. Todos vivimos y morimos dormidos y es urgente despertar. Por lo tanto y según lo anotado anteriormente, es innegable la necesidad de eliminar ese ego para que así nuestros errores se tornen virtudes y según vayamos perfeccionándonos, nuestro embrión de alma se siga alimentando para crecer y así pues despertará la conciencia. Se ha demostrado inclusive científicamente que la mayoría de la gente tan sólo dispone de un tres por ciento de conciencia mientras que el restante está embotellado. La única forma de lograr despertar es matando a ese ego para establecer el centro permanente de conciencia o alma, sólo en una humanidad con alma cesarán de existir las penas y contradicciones, llegando así a experienciar realmente lo que es tener paz interior. El tratar con nuestro cotidiano vivir, en nuestro trabajo, con la gente que tropezamos hará que afloren las entidades psíquicas o yoes, oportunidades que aprovecharemos para observar esos agregados, su forma de actuar, de manifestarse, de camuflarse y entonces les daremos muerte de instante en instante, no dejándoles expresarse trayendo a nuestra mente sentimientos de amor, respirando y observándonos a nosotros mismos detalle a detalle. Vayamos a las clases de ciencias: un árbol se alimenta a través de sus raíces por medio de unas terminaciones muy finas y pequeñas, por ellas los nutrientes son incorporados al vegetal, sin estas finas estructuras el árbol se debilitará y tarde o temprano morirá. Pues bien, el ego es como un árbol, así que empecemos a eliminar esas finas estructuras (yoes tales como la mentira, la mediocridad, la crítica, la
novelería, etc., etc., etc.) para que ese tronco de defectos se vaya muriendo, secando y volviendo al fin y al cabo sólo polvareda infinitesimal. El cambio obviamente no se dará en un solo paso, sino en un trabajo arduo y constante que exigirá lo mejor de lo mejor de nuestra voluntad. La naturaleza no da saltos, de la noche a la mañana no se hace una flor. Si un juez va a dar el veredicto de un culpable, debe conocer sus actos y sus antecedentes. Así mismo debemos conocer los actos del ego y sus antecedentes, debemos observarlo en el momento de su manifestación y conocerlo así para saber la manera de eliminarlo. Si la conciencia trata de liberarse, el ego lucha por lo contrario, así por ejemplo cuando pensamos en la lujuria él goza fornicando y he ahí que podremos descubrirlo y dejar de darle de comer, se debilitará poco a poco hasta morir. Para despertar debemos ser guerreros en el campo de batalla. El cielo no se nos da por ser bonitos, al cielo sólo llegan los valientes, nadie lo salva a uno, ningún hombre o religión, excepto uno mismo.
ÁNGELES Y DEMONIOS
El mundo espiritual tan desconocido y olvidado, está cobrando interés creciente para muchos cristianos. “El lado no iluminado” y sus espíritus inmundos no son mitos, sino realidades terribles. Expresó Pablo VI: “El Mal no es ya sólo una deficiencia, sino una eficiencia, un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor. Quien rehúsa reconocer su existencia, se sale del marco de la enseñanza bíblica y eclesiástica” (Nov. 15/72). Los demonios, son el antipolo de los ángeles, la parte negra de la Gran Creación y hasta muchos de ellos son la resulta de la involución de un ser humano que se ha embelesado en el “mundo”. Un demonio no es en sí una sola entidad sino una legión tal como lo señala la Biblia cuando el Divino Rabí de Galilea pregunta al endemoniado de de Gerasa: “¿Cuál es tu nombre?”, y el demonio le contestó: “Mi nombre es Legión”. Los esoteristas utilizan a los demonios para servirse de ellos en sus tareas y emplean llamadas como la de Pedro de Apono que no es el caso ahorita traer a colación. Los demonios también conservan una jerarquía a la misma que obedecen cual soldado a su superior, cumpliendo la tarea encomendada según su especialización. Según entendidos en el tema de la demonología, uno de estos demonios se originó por la involución de un humano que llevaba el espíritu de un Maestro Teúrgo; ese ser humano practicó la Magia Negra haciendo que tal espíritu le abandonase, quedando en su lugar una sombra que se convirtió en demonio. Si bien es cierto que a veces los demonios toman formas delicadas y bellas es por esconder su verdadera cara; son entidades asquerosas, repugnantes y terriblemente monstruosas. Los Ángeles, según Monseñor Alfonso Uribe Jaramillo, hoy en día tienen poca importancia dada y que inclusive existe el colmo de llegar a negar su existencia. Así mismo dice que los Saduceos lo hacían hace 2000 años y para demostrar esto, cita unba parte en la Biblia que dice: “…porque los Saduceos niegan la Resurrección y la existencia de los Ángeles y espíritus; mientras que los fariseos profesan lo uno y lo otro” (Hch. 23;8). Sin embargo tenemos verdaderos sabios que no están de acuerdo con aquella posición idiota (digo idiota porque se ríe de lo que desconoce). Dentro de la Iglesia Católica vemos que en Cuarto Concilio de Letrán y el Concilio Vaticano I se afirma: “simultáneamente al comienzo del tiempo Dios creó una y otra creatura, la espiritual y la corporal, es decir la angélica y la del mundo”. En las Sagradas Escrituras, es ostensible la existencia de estos seres de luz, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Hacia el año 500 se hace la primera Monografía acerca de los Ángeles. En el esoterismo es claro y profundo el conocimiento de estos seres inmateriales, inmortales, ya que un espíritu jamás perece. Su número es de miríadas y miríadas tal como lo afirma el libro del Apocalipsis y se lo puede constatar mediante el mal visto esoterismo (existe la creencia de que el esoterismo es una práctica satánica, en realidad todo el conocimiento es bueno, es la forma en cómo se lo practica cómo lo hace ver, bueno o malo). San Cipriano también nos habla acerca de los Ángeles con un conocimiento profundo y hasta nos da una fórmula, una invocación que debe de repetirse cuatro veces, durante cuatro noches, elevando el alma al Absoluto y la vista al firmamento estrellado; esta plegaria la podemos encontrar en el Libro de San Cipriano, en la página 75. Los Ángeles no son de una sola clase, mantienen una jerarquía especial y dependiendo de esta jerarquía, ellos ejercen sus funciones. Nosotros, los que nos decimos católicos y toda la humanidad a fin de cuentas, debemos saber que tenemos un
demonio dentro llamado ego, éste es la reunión de nuestros agregados psicológicos o defectos y NO es un ser determinado, singular, existe como sombra, como el mal que a todos nos aqueja.