LA BIOÉTICA Y SUS PRINCIPIOS
R.P. Dr. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E.
1. PLANTEO DEL TEMA. 'Bioética' viene de: bios = vida; y ethos = moral; y designa la reflexión o juicio moral sobre las diversas intervenciones que pueden realizarse sobre la vida humana (ayudar a la procreación, manipular embriones, tratamiento de enfermedades, eutanasia, etc.). Plantearse por el problema de la bioética es muy urgente, porque en nuestro tiempo ha tomado una importancia muy singular porque estamos en una época de grandes adelantos médicos y biológicos, y en una época profundamente tocada de materialismo y gnosticismo (= el deseo de 'conocer' a toda costa, metiéndose incluso en el campo de Dios). Por eso, a veces uno encuentra trabajos criticando este 'abuso' científico con títulos como: 'los aprendices de brujos', 'jugando a ser dioses', 'la tentación del edén', etc. Basta con tener en cuenta, por ejemplo, que, según algunas estadísticas: -Cada minuto se gastan en el mundo 1,8 millones de dólares en armamento militar. -Cada hora mueren 1.500 niños de enfermedades causadas por el hambre.
hambre
o
por
-Cada día se extingue una especie de animales o de plantas en el mundo. -Cada año se realizan en el mundo entre 40 y 60 millones de abortos quirúrgicos; es decir, más de 80 abortos por minuto; entre 1 y 2 abortos por segundo. Esto sin tener en cuenta los 250 millones de mujeres que usan dispositivos intrauterinos 1
(DIU) con efectos abortivos, ni los cerca de 70 millones que usan píldoras en su gran mayoría abortivas (al menos como efecto alternativo). -En numerosos países ya hay leyes permisivas sobre la fecundación artificial y la crioconservación de embriones; Inglaterra sentó, en 1996, los antecedentes de la destrucción masiva de embriones congelados cuyos padres no reclamaron después de 5 años. -Ya se han sancionado las primeras leyes sobre eutanasia activa y el informe Remmenlink muestra que en Holanda (donde no está legalizada pero se la tolera) cada año se practica sobre el 15% de la población enferma (unas 20.000 personas), de las que el 9% no la ha solicitado [1] . -Ya se insinuan las primeras leyes permisivas para la clonación humana. -La homosexualidad, el transexualismo, el matrimonio de homosexuales, la prostitución, la adopción y la fecundación in vitro por parte de parejas homosexuales, etc., son toleradas en muchas partes del mundo, en otras son protegidas por la legislación y en muchas más se hace apología abierta de tales comportamientos. -Etc. Por todo esto, es evidente que es necesario cuestionarnos cosas de fondo: ¿hay un límite para los comportamientos del hombre? ¿hay que hacer siempre el bien? ¿es necesario ponerse reglas para el obrar del hombre sobre el hombre? ¿Por qué no hacer el mal? ¿De qué depende una correcta bioética? De dos cosas: a) una sana visión antropológica 2
b) una 'consecuente' visión moral 2. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS. La bioética presupone un concepto del hombre, pues según lo que el médico crea que es el hombre así actuará sobre él. Podemos elaborar este concepto del hombre proposiciones o principios antropológicos:
en
cinco
1º PRINCIPIO: 'TODO HOMBRE ES FRUTO DE UN ACTO CREADOR DE DIOS' Catecismo de la Iglesia Católica: n. 355 : ' Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó (Gn 1,27). El hombre ocupa un lugar único en la creación'. Catecismo de la Iglesia Católica: n. 366 : 'La Iglesia enseña que cada alma espiritual es directamente creada por Dios -no es 'producida' por los padres-, y que es inmortal'. De aquí se sigue como consecuencia moral un principio que afirma la Congregación parar la Doctrina de la Fe en la Declaración 'Iura et Bona', sobre la eutanasia (n.9): 'La vida humana es el fundamento de todos los bienes, la fuente y condición necesaria de toda actividad humana y de toda convivencia social. Si la mayor parte de los hombres creen que la vida tiene un carácter sacro y que nadie puede disponer de ella a capricho, los creyentes ven a la vez en ella un don del amor de Dios, que son llamados a conservar y hacer fructificar'. 2º PRINCIPIO: 'TODO HOMBRE ES PERSONA' Catecismo de la Iglesia Católica, n. 356-357 : 'De todas las criaturas visibles sólo el hombre es capaz de conocer y amar 3
a su Creador; es la única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma; sólo él está llamado a participar, por el conocimiento y el amor, en la vida de Dios. Para este fin ha sido creado y ésta es la razón fundamental de su dignidad: '¿Qué cosa, o quién, fue el motivo de que establecieras al hombre en semejante dignidad? Ciertamente, nada que no fuera el amor inextinguible con el que contemplaste a tu criatura en ti mismo y te dejaste cautivar de amor por ella. Por amor lo creaste, por amor le diste un ser capaz de gustar tu Bien eterno (Santa Catalina de Siena). Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas; y es llamado, por la gracia, a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y de amor que ningún otro ser puede dar en su lugar'. 'Ser persona' significa que es un 'individuo racional'. Es alguien -no algo- capaz de conocerse, poseerse y darse libremente. Es decir, es alguien dueño de sus actos, capaz de tomar decisiones. Es infinitamente más que una cosa y es infinitamente más que todo el reino animal. La razón última de esto es el haber sido hecho a imagen de Dios (cf. Catecismo, n. 357; Gn 1,27). Además, su dignidad depende también de su fin: está llamado a la gracia y la gloria (la visión de Dios en el cielo). 3º PRINCIPIO: 'LA PERSONA HUMANA ES UN SER, AL MISMO TIEMPO, CORPORAL Y ESPIRITUAL' Catecismo de la Iglesia Católica, n. 362 : 'La persona humana, creada a imagen de Dios, es un ser a la vez corporal y espiritual. El relato bíblico expresa esta realidad con un lenguaje simbólico cuando afirma que Dios formó al hombre 4
con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida y resultó el hombre un ser viviente (Gn 2,7). Por tanto, el hombre en su totalidad es querido por Dios'. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 365 : 'La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar al alma como la 'forma' del cuerpo; es decir, gracias al alma espiritual, la materia que integra el cuerpo es un cuerpo humano y viviente; en el hombre, el espíritu y la materia no son dos naturalezas unidas, sino que su unión constituye una única naturaleza'. Instrucción Donum vitae (Intr., n. 3) : 'Esa naturaleza es al mismo tiempo corporal y espiritual. En virtud de su unión sustancial con un alma espiritual, el cuerpo humano no puede ser reducido a un complejo de tejidos, órganos y funciones, ni puede ser valorado con la misma medida que el cuerpo de los animales, ya que es parte constitutiva de una persona, que a través de él se expresa y se manifiesta'. El ser humano no es ni cuerpo solo ni alma sola. Es unión substancial de cuerpo y alma. Actuando sobre el cuerpo se alcanza la persona entera. 4º PRINCIPIO: 'EL SER HUMANO COMIENZA A SER PERSONA EN EL MISMO MOMENTO DE LA CONCEPCIÓN' Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1703 : 'Dotada de un alma espiritual e inmortal, la persona humana es la única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma. Desde su concepción está destinada a la bienaventuranza eterna'. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2270 : 'La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción'.
5
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2274 : '(El embrión) debe ser tratado como una persona desde la concepción'. El ser humano es persona desde el momento en que es propiamente un ser humano; es decir, según dijimos en el Principio 3º, desde que es un ser con alma y cuerpo. ¿Desde qué momento está el alma unida al cuerpo (animación)? ¿Cuándo infunde Dios el alma? Un científico no puede contestar de modo directo esta pregunta, porque en ningún momento 've' o 'toca' el alma (como tampoco nosotros podemos verla o tocarla). Pero se la puede 'adivinar' allí presente desde el momento en que ese ser está ya 'completo' , es decir, desde el momento en que ya tiene todo lo que ha de tener para ser considerado un ser humano. ¿Cuándo ocurre esto? ¡En el mismo instante de la concepción! Esto es lo asombroso: un segundo antes de la concepción ese ser no existe. Existen, en cambio, dos células diversas: una célula masculina, espermatozoide, (que tiene una información genética idéntica a la del hombre que será padre del futuro ser) y una célula femenina, óvulo, (que tiene una información genética idéntica a la de la madre del futuro ser)... pero en menos de dos segundos (que es lo que tardan en unirse el espermatozoide y el óvulo, aparece un nuevo ser, que tiene un código genético propio (no es ni el del padre ni el de la madre), único en todo el mundo, y con todo el programa de cómo irá desarrollando su humanidad en el futuro. Si ese ser sigue gestándose bien, nace, crece y vive hasta los 98 años... ¿qué nuevo cambio sustancial ocurrirá en su vida después del instante de su concepción? ¡Ninguno! Con el tiempo se le formarán los ojos... pero ya estaban allí programados en su color, tamaño y vigor... Se le formarán los dedos... pero ya estaba allí programada hasta la última huella digital... Así como no hay cambios sustanciales desde que 6
empieza a mamar de la madre, hasta que es capaz de comerse un buen asado, así tampoco hay cambios sustanciales desde que es concebido hasta que nace... Por tanto, si el que nace es el mismo ser que fue concebido -sin ningún cambio sustancial- y el que nace ya nace con su alma.... entonces, esa alma estuvo presente desde la concepción . 5º PRINCIPIO: 'DE AQUÍ SE SIGUE LA VIDA SIEMPRE ES UN BIEN Y DEBE SER VISTA COMO UN BIEN' Esta es la enseñanza que encontramos en la Sagrada Escritura y en el Magisterio de la Iglesia. 1) En el Antiguo Testamento En el Antiguo Testamento se revela con fuerza el valor que tiene la vida a los ojos de Dios. Israel descubrió esto en las vicisitudes del Éxodo: cuando el faraón decretó en cierto modo su exterminio (mandando matar a todos los nacidos varones: cf. Ex 1,15-22), el Señor se le revela como salvador, como quien da esperanza a los que ya se ven sin futuro; le revela que su vida no está a merced de la voluntad arbitraria del faraón sino que es objeto de un amor tierno por parte de Dios. Lo mismo se diga de las distintas liberaciones de la esclavitud (la esclavitud de Egipto, de Babilonia): Dios se manifiesta como 'cuidador' de la vida de su pueblo: Eres mi siervo, Israel. ¡Yo te he formado, tú eres mi siervo, Israel, yo no te olvido! (Is 44,21). Más adelante, con los libros sapienciales, llega a captar que si bien la existencia cotidiana nos manifiesta la 'precariedad' de la vida (las amenazas, la muerte, el dolor, la enfermedad, la pérdida), la fe ofrece una respuesta al sentido de la vida.
7
Pensemos en el libro de Job. Allí se aparece el interrogante del inocente aplastado por el sufrimiento y que no comprende qué sentido tiene su existencia: ¿Para qué dar la luz a un desdichado, la vida a los que tienen amargada el alma, a los que ansían la muerte que no llega y excavan en su búsqueda más que por un tesoro? (Jb 3,20-21). Allí mismo (en la más densa oscuridad) la fe esboza una respuesta: 'esto tiene sentido; aunque ese sentido por ahora sea para nosotros un misterio'; eso es lo que quieren decir las palabras de Job: Sé que eres todopoderoso: ningún proyecto te es irrealizable (Jb 42, 2). En el libro de la Sabiduría se dice que Dios es amante de la vida (Sb 11,26). 2.- En el Nuevo Testamento Jesucristo anuncia (especialmente a todos los desgraciados de la vida) que la vida es un bien, al que da sentido y valor el amor de Dios Padre. Jesucristo viene a revelar que Dios se interesa por ellos y que Dios custodia sus vidas en sus manos (cf. Mt 6,25-34: la confianza en la Providencia; valemos más que los pájaros del cielo y que los lirios del campo). Jesucristo viene a explicarle al hombre el sentido que tiene la vida a pesar de su precariedad. Por eso Él asume en su propia vida esta precariedad: es recibido por los justos, pero también es rechazado por el mundo que incluso siendo niño busca matarlo (cf. Mt 2,13); conoce lo que es el abandono, el no tener lugar en este mundo (cf. Lc 2,7). 'Jesús asume plenamente las contradicciones y los riesgos de la vida: siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza (2Co 8,9)' (EV, 33). Jesús vive la pobreza y la precariedad hasta el momento culminante de la cruz. Y allí, 'en su muerte donde Jesús revela toda la grandeza y el valor de la vida, ya que su entrega en la cruz es fuente de vida nueva para todos los hombres (cf. Jn 12, 32)' (EV, 33). Por eso dice Juan Pablo II: '¡Qué grande es el valor 8
de la vida humana si el Hijo de Dios la ha asumido y ha hecho de ella el lugar donde se realiza la salvación para toda la humanidad!' (EV, 33). La enseñanza de Jesucristo es que 'la vida es siempre un bien'. ¿Por qué?, se pregunta el Papa. Y dice el mismo Pontífice que esta pregunta recorre toda la Biblia y allí mismo tiene su respuesta que es eficaz y admirable: el motivo es que 'la vida que Dios da al hombre es original y diversa de la de las demás criaturas vivientes, ya que el hombre , aunque proveniente del polvo de la tierra (cf. Gn 2, 7; 3, 19; Jb 34, 15; Sal 103/102, 14; 104/103, 29), es manifestación de Dios en el mundo, signo de su presencia, resplandor de su gloria (cf. Gn 1, 26-27; Sal 8, 6). Es lo que quiso acentuar también san Ireneo de Lyon con su célebre definición: «el hombre que vive es la gloria de Dios» ( Gloria Dei vivens homo ). Al hombre se le ha dado una altísima dignidad, que tiene sus raíces en el vínculo íntimo que lo une a su Creador: en el hombre se refleja la realidad misma de Dios' (EV, 34). Esto está revelado en el mismo libro del Génesis. En el primer relato (cap. 1) se pone al hombre al término de un proceso que va desde el caos informe hasta la creatura más perfecta . Por eso toda la creación está ordenada al hombre y todo se somete a él (cf. Gn 1,28; 2,15). Y queda manifestado en las palabras particulares de Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra (Gn 1, 26). 'La vida que Dios ofrece al hombre es un don con el que Dios comparte algo de sí mismo con la criatura '. Toda la Sagrada Escritura insistirá sobre la alteza de este don: Dios revistió al ser humano de una fuerza como la suya, y lo hizo a su imagen (Eclo 17,3); lo llenó de sabiduría e inteligencia, le enseñó el bien y el mal (Ecles 17,6); lo creó para la inmortalidad, lo hizo imagen de su misma naturaleza 9
(Sb 2,23) [2] . El Concilio resume esto diciendo que le dio 'la capacidad para conocer y amar a su creador' [3] . En el segundo relato (cap. 2) se dice que Dios infundió en el hombre un soplo divino para que tenga vida: El Señor Dios formó al hombre con polvo del suelo, sopló en sus narices un aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente (Gn 2, 7). Se quiere con esto realzar el origen divino de este 'soplo', 'aliento', 'alma', 'espíritu', que da vida al hombre. Es interesante la aplicación del Papa: 'El origen divino de este espíritu de vida explica la perenne insatisfacción que acompaña al hombre durante su existencia. Creado por Dios, llevando en sí mismo una huella indeleble de Dios, el hombre tiende naturalmente a Él . Al experimentar la aspiración profunda de su corazón, todo hombre hace suya la verdad expresada por san Agustín: «Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti» [4] ' (EV, 35). 3. PRINCIPIOS MORALES . A partir de lo que acabamos de decir sobre el hombre podemos deducir ahora cómo ha de ser tratado, o sea, nuestras obligaciones morales para con él. Podemos sentar los siguientes principios. 1) Sólo Dios es Señor de la vida; el hombre no puede disponer de ella (EV n.39 ss.) Lo dice muchas veces la Escritura: - El... tiene en su mano el alma de todo ser viviente y el soplo de toda carne de hombre (Job 12,10). - El Señor da muerte y vida, hace bajar al Seol y retornar (1Sam 2,6).
10
- Yo doy la muerte y doy la vida (Dt 32,39). Por eso le dice a Noé después del diluvio: Os prometo reclamar vuestra propia sangre: la reclamaré a todo animal y al hombre: a todos y a cada uno reclamaré el alma humana (Gn 9, 5). Y explica el motivo: Porque a imagen de Dios hizo El al hombre (Gn 9, 6). Este poder que Dios ejerce sobre la vida y la muerte, no lo ejerce como amenaza sino con 'manos cariñosas como las de una madre que acoge, alimenta y cuida a su niño' (EV, 39). De esto se sigue el carácter inviolable de la vida humana. El Papa explica que esto es lo que queda de manifiesto en la pregunta divina que escucha Caín después de asesinar a Abel: ¿Qué has hecho? (Gn 4,10). En su corazón, todo hombre siente que la vida suya y ajena no le pertenece, que es propiedad de Dios Creador y Padre. Por esto, dice el Papa, el mandamiento que protege la vida ocupa el centro de los mandamientos del Sinaí: no matarás (Ex 20,13); No quites la vida al inocente y justo (Ex 23,7). En el Nuevo Testamento Jesús repite y profundiza ese mismo mandamiento. Al joven rico le dice: Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos (Mt 19, 16.17). Y cita, como primero, el no matarás (v. 18). En el Sermón de la Montaña, Jesús interioriza los mandamientos en el campo del respeto a la vida: Habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal (Mt 5, 21-22).
11
Jesús da una mayor exigencia al Antiguo Testamento. En el Antiguo Testamento la legislación ya preocupaba de garantizar y salvaguardar a las personas en situaciones de vida débil y amenazada: el extranjero, la viuda, el huérfano, el enfermo, el pobre en general, la vida misma antes del nacimiento (cf. Ex 21,22; 22,20-26). Jesús retoma esto pero exige más: propiamente no hay forastero, porque hay que hacer prójimo de todo necesitado (como enseña en la parábola del buen samaritano: Lc 10,25-37) y manda incluso el amor a los enemigos (cf. Mt 5,38-48), hacerles el bien a los enemigos (cf. Lc 6,27.33.35), rezar por ellos: Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos (Mt 5,44-45; cf. Lc 6,28.35). 2) El hombre tiene obligación de hacerse responsable de la vida En la Sagrada Escritura Dios da al hombre una soberanía sobre la creación (cf. Gn 1,28; Sal 8,7-9). Pero es un dominio del cual el hombre debe 'responder' ante Dios. No tiene un poder absoluto; no tiene libertad de 'usar y abusar' (cf. EV, 42). Esto queda expresado en el Génesis cuando Dios, al darles a Adán y Eva el Paraíso, les impone una limitación: les prohibe comer el fruto del árbol (cf. Gn 2,16-17). Hay pues una responsabilidad. Esta responsabilidad cae sobre toda la creación: debemos cuidarla para nosotros y para las generaciones futuras. Es la sana preocupación ecológica. Pero principalmente la responsabilidad cae sobre la vida humana. Particularmente en tres casos: a) La responsabilidad del hombre alcanza su vértice en la transmisión de la vida humana mediante la procreación . Al procrear, los esposos continúan la obra de la Creación, porque dan pie a la constante creación de Dios de quien sólo puede provenir el alma inmortal. En la procreación, los esposos se 12
asocian así a una obra divina. De ahí su deber de hacerlo de manera responsable, es decir, según las leyes inscritas por el mismo Dios [5] . Junto a la transmisión de la vida hay dos casos en los que esta responsabilidad alcanza su punto culminante allí donde la vida humana es más precaria: b) La vida que está llegando a este mundo . Dios manifiesta constantemente, en la Sagrada Escritura, que Él es el que está guiando la vida de todo ser humano, desde el vientre materno: - Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado (Jr 1,5). -Job dice: Tus manos me formaron, me plasmaron... Recuerda que me hiciste como se amasa el barro, y que al polvo has de devolverme. ¿No me vertiste como leche y me cuajaste como queso? De piel y de carne me vestiste y me tejiste de huesos y de nervios. Luego con la vida me agraciaste y tu solicitud cuidó mi aliento (Job 10,8-12). -La madre de los siete hermanos del libro de los Macabeos dice a sus hijos alentándolos al martirio no a no abandonar a Dios: Yo no sé cómo aparecisteis en mis entrañas, ni fui yo quien os regaló el espíritu y la vida, ni tampoco organicé yo los elementos de cada uno. Pues así el Creador del mundo, el que modeló al hombre en su nacimiento y proyectó el origen de todas las cosas, os devolverá el espíritu y la vida con misericordia, porque ahora no miráis por vosotros mismos a causa de sus leyes (2 M 7, 22-23). c) La vida que está por salir de este mundo . Lo mismo se diga de los ancianos y enfermos [6] . La Escritura nos enseña la actitud que se debe tener ante la enfermedad y la muerte: la muerte, como la vida está en las manos de Dios: Señor, en tus manos está mi vida (Sal 16/15,5). La Revelación nos 13
enseña que la vida del cuerpo, en su condición terrena, no es un valor absoluto; hay situaciones en que hay que estar dispuestos a ofrecerla por un bien mayor. Como dice Nuestro Señor: quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará (Mc 8,35). Sin embargo, ningún hombre puede decidir arbitrariamente entre vivir o morir. En efecto, sólo es dueño absoluto de esta decisión el Creador. Como consecuencia de la anterior valoración, la única actitud que se debe tomar ante una vida humana es acogerla responsablemente. Esto se realiza respetando el designio divino sobre ella y respondiendo por ella ante Dios, porque 'el hombre es la criatura en la tierra que Dios 'ha querido por sí misma'... La vida humana es sagrada porque desde su inicio comporta 'la acción creadora de Dios' y permanece siempre en especial relación con el Creador, su único fin' [7] . ¿Qué quiere decir respetar la vida humana como sagrada? Quiere decir respetarla íntegramente en todas sus fases y en toda su naturaleza: -Respetar la vida de la persona en todas sus fases . Desde el inicio (concepción) hasta el fin (muerte) el científico se encuentra delante de una vida humana. Por tanto, no existe ninguna justificación para establecer una discriminación cronológica , es decir, un período en el cual un hombre pueda ser manipulado [8] . No se puede destruir un ser humano porque este tenga menos de 14 días o porque ya esté desposeído de sus sentidos y al borde de la muerte, ni porque sea una carga para sociedad, ni porque esté en un banco de congelamiento de embriones, ni porque no haya sido implantado [9] . Algo muy importante entre los aportes de la Encíclica Evangelium vitae es lo que Mons. Sgreccia ha llamado 'principio del tuciorismo' [10] , y que ve expresado en la afirmación: 'bastaría la sola probabilidad de encontrarse ante una persona para justificar la más rotunda prohibición de cualquier intervención destinada a eliminar un embrión humano' [11] . 14
-Respetar la estructura constitutiva de la vida humana . El hombre tiene derecho para actuar sobre la naturaleza humana sólo en orden a corregirla en sus situaciones defectuosas o patológicas, o para favorecer en sus potencialidades positivas, pero no tiene ningún derecho de alterar esta estructura esencial [12] . 3) Para respetar la vida es necesario cumplir la ley de Dios enteramente 'La vida -dice el Papa- lleva escrita en sí misma de un modo indeleble su verdad ' (EV, 48). La vida hay que mantenerla 'dentro de esa verdad'; vivirla al margen de esa verdad 'es condenarse a sí mismo a la falta de sentido y a la infelicidad'. Esto quiere decir es que la vida es vida (plena y auténtica) cuando realiza el 'bien', y el 'bien' está esencialmente vinculado a los mandamientos del Señor. Cuando uno cumple los mandamientos de Dios la vida es 'verdaderamente' vida y es vida 'buena'. Cuando uno no los cumple TODOS, la vida termina careciendo de sentido. Y el Papa insiste: no se trata de respetar sólo el quinto mandamiento (no matarás) sino todos. 'El conjunto de la Ley es, pues, lo que salvaguarda plenamente la vida del hombre. Esto explica lo difícil que es mantenerse fiel al «no matarás» cuando no se observan las otras «palabras de vida» (Hch 7, 38), relacionadas con este mandamiento. Fuera de este horizonte, el mandamiento acaba por convertirse en una simple obligación extrínseca, de la que muy pronto se querrán ver límites y se buscarán atenuaciones o excepciones'. En otras palabras, no se puede vivir bien, y no se respetará la vida humana mientras no se respeten todos los mandamientos divinos. Para el que viola cualquiera de los otros mandamientos (el respeto por la sexualidad, el respeto por la veracidad, por los bienes ajenos, etc.) también se termina haciendo muy pesado el respetar la vida del prójimo. 15
4) Principios subsidiarios Junto a estos principios éticos fundamentales pueden establecerse otros principios morales que podemos designar como 'secundarios'. No significa que sean menos importantes, sino que son como las aplicaciones prácticas que a través de las cuales se verifica el respeto total por la vida humana que acabamos de señalar. Entre estos cabe indicar: el principio de doble efecto, el principio de totalidad, el principio de la bondad integral del acto humano, etc. Su estudio no puede ser realizado en una conferencia tan general como ésta. Sólo menciono más explícitamente el principio de 'bondad integral del acto humano' porque, en el fondo, es el primero de todos estos principios y el más descuidado. Este principio se puede sintetizar en la afirmación tradicional: un acto es bueno cuando todos sus elementos morales son buenos, y es malo cuando al menos uno de ellos es malo [13] . Decimos que una escultura es perfecta cuando todos sus elementos tienen la proporción justa; basta ver que el autor calculó mal las medidas de un brazo haciéndolo más largo que el otro, para afirmar que no es una buena obra. En una pieza musical no basta con que la mayoría de los músicos toque bien, porque es suficiente que uno solo se equivoque para que arruine la obra. De aquí que Santo Tomás pueda establecer que el bien y el mal moral de los actos humanos se dicen del mismo modo que el bien y el mal en los seres: algo es bueno en la medida en que tiene todo lo que le corresponde por su naturaleza, malo en la medida que esté privado de algún elemento esencial [14] . Desde el punto de vista moral un acto tiene tres elementos que son [15] : -Aquello que se hace (objeto moral); -El motivo por el que obramos (fin remoto o intención); -Las circunstancias en que actuamos. 16
Esto significa que debemos atenernos a varios criterios para valorar una acción. No basta con tener buena intención sino que hace falta también que lo que se haga sea bueno (por ejemplo, en la fecundación 'in vitro' puede ser que la intención sea ayudar a una pareja esteril a que tenga un hijo; eso está bien como intención, pero el acto por el cual se busca darle el hijo está mal en sí). Y tampoco basta con que lo que se haga sea bueno sino que ha de hacerse dentro de las circunstancias buenas (no basta con curar a un enfermo si lo hago humillándolo o faltándole la caridad). Los tres elementos tienen que ser buenos; y bastaría que uno sea malo para que toda la acción esté moralmente mal. Este principio, por tanto, va en contra tanto de quienes justifican todo por el fin ('el fin justifica los medios') cuanto de la llamada 'ética de las circunstancias' (algo es bueno o malo según las circunstancias en que se encuentre'). CONCLUSIÓN El novelista inglés, G. K. Chesterton, cuenta la historia de un hombre que aborrecía la idea del cristianismo y su símbolo, la cruz. No soportaba ver una cruz. Por eso quitó todas las cruces que había en su casa. Después salió a caminar y cuando iba por el camino se dio cuenta que los postes de las cercas de las casas tenían forma de cruces; tomó un hacha y comenzó a romperlos; luego vio que los árboles tenían forma de cruz y siguió haciendo lo mismo. Desesperado por ver cruces en todas partes, se tendió en la tierra, cara al cielo, sudoroso, con los brazos abiertos por el cansancio. Pero al rato se dio cuenta que él mismo tenía, puesto de esa manera, forma de cruz. Este novelista nos quiso decir con esto que no se puede eludir el misterio de Cristo y el de la Cruz de la vida del hombre. Si tratamos de eliminarlo eliminamos al mismo hombre. Algo semejante ocurre con lo que hemos tratado. No se puede 17
eliminar la dimensión moral, ni la reflexión moral, de los actos del hombre. Si nos negamos a pensar 'moralmente' destruimos al hombre. Nuestro mundo está siendo testigo de algo semejante. Atrevámonos a pensar antes de obrar; y obremos de acuerdo a los grandes principios. Es la única forma de no equivocarnos. ------------------------------------------------------------------------------[1] Cf. Prof. Michael Schooyans, Defender el don de la vida, L'Osservatore Romano, 1 de setiembre de 1995, p. 9. [2] San Ambrosio tiene un texto admirable, citado por el Papa, en el que expresa esta grandeza del hombre: 'Finalizó el sexto día y se concluyó la creación del mundo con la formación de aquella obra maestra que es el hombre, el cual ejerce su dominio sobre todos los seres vivientes y es como el culmen del universo y la belleza suprema de todo ser creado. Verdaderamente deberíamos mantener un reverente silencio, porque el Señor descansó de toda obra en el mundo. Descansó al final en lo íntimo del hombre, descansó en su mente y en su pensamiento; en efecto, había creado al hombre dotado de razón, capaz de imitarle, émulo de sus virtudes, anhelante de las gracias celestes. En estas dotes suyas descansa el Dios que dijo: ¿En quién encontraré reposo, si no es en el humilde y contrito, que tiembla a mi palabra (cf. Is 66, 1-2). Doy gracias al Señor nuestro Dios por haber creado una obra tan maravillosa donde encontrar su descanso' (San Ambrosio, Exameron , VI,75-76; CSEL 32, 260-261). [3] GS, 12. [4] San Agustín, Confesiones , I,1; CCL 27,1.
18
[5] Esta responsabilidad sobre la vida humana no se restringe a los padres sino que afecta a todo hombre. Todo hombre y toda mujer tiene 'el deber de acoger y servir la vida... y [esto] ha de manifestarse principalmente con la vida que se encuentra en condiciones de mayor debilidad. Es el mismo Cristo quien nos lo recuerda, pidiendo ser amado y servido en los hermanos probados por cualquier tipo de sufrimiento: hambrientos, sedientos, forasteros, desnudos, enfermos, encarcelados... Todo lo que se hace a uno de ellos se hace a Cristo mismo (cf. Mt 25, 31-46)' (EV, 43). [6] El Papa responde a aquellos que dicen que no se dice nada en la Biblia sobre el respeto por la vida del anciano: 'sería anacrónico esperar de la revelación bíblica una referencia expresa a la problemática actual del respeto de las personas ancianas y enfermas, y una condena explícita de los intentos de anticipar violentamente su fin... Estamos en un contexto cultural y religioso que no está afectado por estas tentaciones, sino que, en lo concerniente al anciano, reconoce en su sabiduría y experiencia una riqueza insustituible para la familia y la sociedad' (EV, 46). [7] DV, Introducción, nº 5. [8] Cf. SAGRADA CONCREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE , Declaración sobre el aborto , nº 12. [9] Sobre la indisponibilidad e inviolabilidad de la vida ver: Carta a los agentes de salud , nnº 42-45. [10] Cf. Mons. E.Sgreccia, Los fundamentos de la bioética en la encíclica , L'OR, 25/08/95m p. 9. [11] EV,60 [12] '...El médico interviene no para modificar la naturaleza, sino para ayudarla a desarrollarse según su esencia, aquella de la creación, aquella querida por Dios . Trabajando en este 19
campo, evidentemente delicado, el investigador se adhiere al designio de Dios. Dios ha querido que el hombre fuese el rey de la creación. A vosotros, quirúrgos, especialistas de las investigaciones de laboratorio y médicos generales, Dios ofrece el honor de cooperar con todas las fuerzas de vuestra inteligencia en la obra de la creación, iniciada en el primer día del mundo' ( JUAN PABLO II , A la Asociación médica mundial , 29 de octubre de 1983). [13] Bonum ex integra causa, malum ex quocumque deffectu (Cf.. De Divinis Nominibus , 4,30; Santo Tomás lo cita en I-II, 18, 4 ad 3). [14] Cf. I-II, 18, 1. [15] Cf. Encíclica Veritatis splendor 77-83; Catecismo de la Iglesia Católica , nnº Para enviar sugerencias
[email protected]
o
trabajos
escribanos
a
20