Ejemplar Nº 1, 2006 e-mail:
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La Academia
Asociación de Estudiantes de Filossofía • Universidad Nacional Justifica éste proyecto, la necesidad de hacer vida académica (debates, criticas y generación de cocimiento) a nivel del estudiantado de la escuela de filosofía y aportar intelectualmente a la vida académica de la UNA. Dado que el nuevo edificio de filosofía no cuenta con un auditorio, ni con las condiciones materiales necesarias, como salas de conferencias y espacios similares, se considera que esta situación va en detrimento del desarrollo de la vida académica intelectual, que debería caracterizar a la Escuela de Filosofía y a sus estudiantes; por tal motivo, se espera que la creación de un espacio como lo puede ser un medio escrito de las (os) estudiantes de filosofía, eventualmente podría venir a subsanar en alguna medida, la carencia de espacios de índole de debate y de fomento a la criticidad y la investigación, en la facultad, como un todo. También como parte de la justificación del proyecto, este está pensado, de tal manera que su impacto sea consolidarse como espacio en el cual las próximas generaciones de estudiantes, tengan un proyecto de extensión, en el cual realizar su practica profesional, si lo consideran conveniente (la utilización del espacio del boletín); así mismo se pretende que el espacio del medio escrito (el oletín) sea un proyecto con continuidad, es decir, que se convierta en un proyecto de extensión universitaria. El proyecto trata, de lograr consolidarse como espacio y alternativa del estudiantado para que se involucre más en el amibo de la vida universitaria, académica e intelectual de la UNA, en miras a contribuir al desarrollo de mejores profesionales, para la vida nacional, desde el campo de la Filosofía.
V = v: reflexiones sobre la violencia
Jonathan Piedra Alegría
Violencia. ¿Qué es la violencia? De alguna manera parece que la violencia siempre es vista como un mal, como un producto malvado o como un impulso que no puede tener nada de correcto. Ninguna violencia es buena o permitida, esta es nuestra conclusión. Rechazamos de entrada cualquier tipo de violencia, sin detenernos si quiera a pensar: ¿Qué es realmente la violencia? Todo nos indica que es un término inequívoco. Nada más lejos de ser cierto. Por un lado, es equiparada con los conflictos. Es de notar que todas nuestras relaciones con los otros son potencialmente conflictivas. El otro es visto como un ser que puede transgredir nuestro espacio y vulnerar nuestros derechos. El otro siempre será un posible usurpador. En nuestras relaciones con los demás, estos son siempre vistos como los otros y ellos a su vez nos ven de igual manera. Siempre habrá una discrepancia en latencia. No hay nada positivo ni negativo en esto. Podemos ver como el conflicto no es ni malo, ni violento, por el contrario, es necesario. En un mundo como el actual donde los recursos son pocos y nosotros somos muchos; los conflictos siempre surgirán. Los seres humanos estamos constantemente relacionándonos con los otros, y es por esto que es inevitable que surjan conflictos que potencialmente pueden volverse violentos. La violencia se presenta como un desarreglo al conflicto y no como la solución del mismo. El conflicto no implica a la violencia, aunque puede terminar en ésta. Ahora bien, para solucionar un conflicto, no basta con dialogar, por lo general. Esa fábula de
que todo se resuelve dialogando, ha sido constantemente contradicha por la realidad. Obviamente lo más apropiado sería extender una charla dialógica hasta donde sea posible, pero a veces olvidamos que el diálogo supone una igual-
dad (por lo menos formal) de posibilidades y disposiciones. O por lo menos una desigualdad no muy grande. De nuevo, la mayoría de las veces esto no es así. Es en estos casos cuando es cuando se vuelve necesaria la lucha. La lucha tampoco implica la violencia, por el contrario, supone un esfuerzo, una resistencia. Desde que nacemos comenzamos a luchar; luchamos por comer, luchamos por nuestros derechos, en fin, luchamos para vivir. En esta lucha a veces hay que ser agresivos, pero no agredir. La agresión y la agresividad son dos cosas distintas. Según algunos enfoques etológicos (en especial el de Konrad Lorenz), la agresividad constituye solamente un mecanismo evolutivo, proceso que es necesario para la conservación de los
1. V=V Reflexiones sobre la violencia. (Jonathan Piedra Alegría) 2. Foucault, “lo gay” y la exclusión (Bernardo Rodas Posada) 3. La tragedia de ser yo (Saúl Campos Molina) 4. Sobre cultura e información (Ever Arrieta Solano) 5. Odisea de una madre universitaria (Karla Jiménez Obando)
individuos. Este enfoque se basa en aquella apreciación de Charles Darwin, en la que dice que la agresividad es una especie de fuerza (o capacidad de ejercerla) necesaria para la conservación de las especies. De manera distinta, algunos corrientes psicoanalistas (Freud básicamente) creen que la agresividad es una pulsión (una especie de energía o carga energética) o fuerza destructiva que tiende a dañar real o simbólicamente a los demás, y que está puede tomar cualquier medio para expresarse. Esto por mencionar algunas posturas. La tendencia que me parece que explica mejor lo que intento expresar es la de Jean-Marie Muller. Él afirma que la agresividad en sí debe ser vista como combatidad (no la bélica), como una afirmación de nosotros mismos, como una especie de fuerza que nos impulsa. Por tanto, solo lo que podría llamarse comúnmente como agresión podría tomar como violencia, o una manifestación violenta. Aclarando, obviamente, que el concepto de violencia es mucho más amplio que el de agresión. Tomando en consideración esta idea, me parece que la violencia podría ser definida (sin intentar reducirla a solo esto) como una fuerza excesiva aplicada que consiste primordialmente en sacar de su estado natural (o “normal”) a algo o alguien y/o con la intención de causar un daño. Es claro, entonces, que la violencia posee su propia racionalidad, por un lado ésta, es medida en función del daño que produce. Creando toda una taxonomía de actos violentos no permitidos (porque hay los que están permitidos, la
“violencia justificada”) y el otro elemento es que la violencia, sea cual sea, siempre intenta encontrar alguna justificación. Entonces, en lo concerniente al primer punto, la violencia siempre esta valorada en función a determinados intereses e ideologías que pueden variar de un lugar a otro. Con todo lo que esto significa. Empero, no podría hablarse aún dentro de una determinada circunscripción que todos los actos violentos tengan el mismo valor. No podría decirse que un asesinato realizado por un chofer ebrio sea igual que el homicidio cometido por un delincuente común que trataba de robar un celular. Pero pongamos más abstractos ¿que es más violento arrancar a una planta de raíz o golpear a un niño? Obviamente, en esta disyuntiva entrarán en juego toda una serie de juicios axiológicos y factores culturares y etc., pero los dos actos en sí mismos tienen elementos bastante violentos. Sin embargo es claro, que casi todos, preferiríamos que arrancaran esa planta que golpear a un niño cualquiera. Esto queda perfectamente ejemplificado una frase de Martín-Baró: “la violencia individual es vencida por la violencia de muchos unidos entre sí, y esta violencia de grupo se transforma en ley”. Es muy evidente, que la violencia no es medida en sí misma, sino por sus productos, aquella que es mala para el “orden social”, para el “bien común”, para los intereses en juego o dominantes. En cuanto a la segunda idea, es claro que la violencia tiende a justificarse, cuanto más violenta sea la acción, más justificada debe estar. Las justificaciones pueden variar y ser unas más fuertes que otras, pero siempre hay una necesidad de justificar todo aquel acto que se pueda llamar violento. Hay que mencionar que la violencia se encuentra desde, el inicio, en el mismo orden social y esta su vez se concreta por cada uno sus miembros que realicen actos violentos. Con esta violencia me refiero a una violencia de la sociedad en general, una violencia que hasta que no llegue a niveles críticos, pasa desapercibida. Toda la sociedad esta estructurada de una manera que hay toda una serie de valores que justifican la violencia y también una amplia gama de conductas que la fomenta. Por ejemplo, para mencionar el caso de Costa Rica, según datos prelimina-
res del Instituto Nacional de Estadística y Censo en el 2004 hubo aproximadamente 1103 muertes que pueden considerarse como violentas. En el 2005 la cifra fue de 1971 decesos violentos, de entre los cuales hubieron abortos, homicidios, accidentes de transito, contactos fatales con animales, muertes por incendios etc. ¿Pero que nos indica esto? ¿Nos estamos volviendo cada vez más violentos? Es difícil dar
esta respuesta, y además no es el tema propio de este pequeño comentario. Lo que si podría decirse es que hay toda una serie de condiciones en la sociedad costarricense que pueden propiciar esto. Veamos: el avance del capitalismo y la globalización económica, fomenta una sociedad donde se pierde la identidad nacional y se copia la extranjera, además se alienta una competitividad destructiva y se alienta un consumismo compulsivo. Creando una separación aún mayor entra la clase pobre y la rica. La mayoría de las personas poderosas buscan tener aún más poder y dinero, y la “clase media” se ve frustrada por no llenar las expectativas de consumo, haciendo lo imposible por intentar tener cosas que no necesitan y (la mayoría) trabajando la mayor parte de sus vidas en empleos que no les gustan. En una sociedad donde lo único que se valora es lo económico, muchos jóvenes (y los no tan jóvenes) recurren a métodos no muy lícitos para obtener lo que desean. Otra situación notoria es el constante bombardeo mediático con imágenes violentas, que lo más dañino que producen no es que induzcan a la violencia (esto no está comprobado), sino que dan una perspectiva de un mundo violento en extremo y que la única salida es más violencia. Que si bien puede ser cierto en alguna medida, los medios lo que hacen es potencializar y ensalzar esto. Este bombardeo mediático puede llegar a ser aún más violento que las imágenes que presentan. Todo lo anterior sin mencionar aspectos característicos de la idiosincrasia costarricense. Esto por mencionar vagamente algunos factores ya conocidos por todos. La violencia en sí misma es parte integral de la sociedad (comenzando por el Estado es sí que es el que tienen el control sobre la violencia legal), de hecho la mayoría de las revoluciones que han traído algún avance han estado mediadas por la violencia. Pero esto crea a la vez un círculo perfecto, es bien sabido que la violencia genera violencia, y por lo tanto, la única forma de frenar la violencia no autorizada es por medio de la violencia autorizada. Cabría preguntarse si los métodos “no violentos” tendrían una efectividad mayor o si serían aplicables realmente. O el precio que habría pagar por una sociedad noviolenta. Retomando en tema en cuestión, es claro que una perspectiva como esta es necesariamente reducida e incompleta. Tratar un tema como la violencia (en cualquiera de sus manifestaciones) lleva mucho estudio y tiempo. Pero el mayor interés de este comentario no se enfoca en mencionar muchas ideas que otros ya han dicho, sino en hacer notar, que un mundo utópico donde la violencia desaparezca, solo es un bonito sueño. La no-violencia o la violencia cero no solo no es improbable, si no imposible. La mayor violencia se encuentra en nuestra propia subjetividad, al interior nuestro. Constantemente en nuestro interior hay una serie de fuerzas que luchan violentamente. Siempre se va imponer una sobre la otra. Aún las personas más tranquilas son capaces de cometer la violencia más extrema o las personas que consideremos más atroces son capaces de una gran bondad. Todos estamos expuestos a la violencia y a la agresión, todos podemos producirla. En este nivel es notorio que el acto violento se mide por la valor interno del mismo, aunque se juzgue externamente. Pero es claro, que esto solo tiene sentido dentro del yo individual y no tiene cabida en el yo social. Todo acto de violencia (con contadas salvedades) es una decisión racional. La violencia no es irracional, si la vemos así es porque no queremos o no podemos. Este logos no se expresa en la violencia en sí, sino en sus manifestaciones. Todos los seres humanos estamos abiertos a la violencia y a la agresión, que alguna de estas se dé dependerá de la exigencias particulares de cada quién y de la circunstancias sociales. Pero
aún sabiendo esto, ¿Cuál sería la solución a la violencia? Si negamos toda forma de violencia (la no-violencia) estaríamos frente a una negación de nosotros, una negación de los seres humanos, ya que estos son los principales causantes de la violencia y de las manifestaciones más cruentas y desagradables de violencia. Caeríamos también es un estadio más subjetivo, en un rechazo a un elemento intrínsico del yo, una especie de “automutilación” relacionada al dominio del sí, ya que de cierta forma renunciaríamos a una subjetividad propia y por el contrario solo podríamos afirmar el medio externo. Caer en extremos, produce una serie de incoherencias aún en la ideas mejor intencionadas. Muchas veces esta oposición total a la violencia implica que se deteste de igual manera a las personas o grupos que encarnan los actos violentos, y pasamos de la censura a la violencia al rechazo a las personas, cayendo en los fanatismos, racismos, xenofobias y otra serie de discriminaciones sociales. De manera distinta, algunos piensan que la solución a la violencia se encuentra en el amor, la justicia, la libertad y otra serie de abstracciones de difícil explicación. Si manifestamos todos estos valores, la violencia terminará por claudicar (idealmente). Demasiado platónico para mí gusto. O será la solución, más bien, la “contraviolencia”, que puede ser vista como una “compensación” o “resarcimiento” contra un acto acto de violencia original. Si seguimos está idea, y partimos del ojo por ojo, es lógico pensar que una acto de contraviolencia, llevará necesariamente a otro y este a otro, hasta que alguien se detenga o se destruyan mutuamente. Parece que en cualquier caso se crea una tautología: violencia = violencia. Nos planteamos nuevamente las mismas preguntas: ¿La violencia debe ser aceptada? ¿Cuál es la violencia necesaria? ¿Existe la violencia preventiva? Quizá ninguna respuesta sea satisfactoria totalmente. Pero lo más importante está en que estas y otras muchas más preguntas sean planteadas constantemente. Un paso a la vez… Bibliografía Freud, Sigmund. El malestar de la cultura. El libro de bolsillo. Sección humanidades (280) Madrid : Alianza, 1970 Fromm, Eric. Anatomía de la destructividad humana. México. Editorial Siglo Veintiuno, 1983 Nietszche, Friedrich. Aurora. Madrid-España. EDIMAT LIBROS. S.A 1998. Nietszche, Friedrich. La genealogía de la moral. Ediciones Escolares. S.L. 2003. Martín Baró I. Acción e ideología. UCA, Vol. I. San Salvador. 1992 Giddens, Anthony. Sociología. Editorial Alianza. 1989. Osorio Rojas, Carlos. Foucault y el posmodernismo. 1era edición. Heredia, C.R. Universidad Nacional. 2001 (Cuadernos Prometeo N° 24) Popper, Karl. Conjeturas y refutaciones. Barcelona. Editorial Paidós, 1983
REFLEXIONANDO SOBRE EL SEXO Sin ser marxista, Gayle Rubin en su texto “reflexionando sobre el sexo: notas para una teoría radical de la sexualidad” señala: “El propio Marx consideraba el mercado capitalista como una fuerza revolucionaria, aunque limitada. Afirmaba que el capitalismo era progresivo en cuanto que disolvía los prejuicios y supersticiones precapitalistas y los lazos de los modos de vida tradicionales” Ella señala además, el hecho de que actualmente, la “moral victoriana” (la cual es una moral burguesa) ha dejado huella en las actitudes sobre el sexo, en la practica medica, en la educación infantil, en las preocupaciones de los padres, en la conducta de la policía y en las leyes sobre el sexo. Rubin toca varios temas, pero me centrare en la temática del sexo en las personas jóvenes, tópico que se ubica en la categoría que ella establece dentro de lo que denomina “sexo malo” mas específicamente en el tema de sexo intergeneracional. Y como aporte de la investigación, se rescatar (pues G. Rubin, lo señala, muy escuetamente) el tema del Incesto. Comparto las consideraciones de Rubin, en cuanto a que: “La idea de que el sexo per se es perjudicial para los jóvenes ha dejado inserta en estructuras sociales y legales que tienen por objeto aislar a los menores del conocimiento y experiencias sexuales” y parto del supuesto personal, de que en otra sociedad, que se sustente en otros modos de producción, distintos a los que plantea el capitalismo, en esas otras sociedades, la escala de valores, habría de ser diferente a la actual moral burguesa que permea espacios como la educación y la medicina, por solo citar dos de ellos. Una de las características del sistema capitalista es su condición de ser hegemónico, patriarcal, por lo tanto machista y adultocéntrico; y como consecuencia de este adulto centrismo (que a mi entender en esa otra sociedad, no habría de presentarse, no habría de tener cabida posible) es esa
practica de pretender alejar lo sexual de lo joven, incluido lo infantil. Un ejemplo de esto lo podemos extraer de las consideraciones jurídicas burguesas, que consideran “delincuente sexual” a violadores, pederastas incluso a homosexuales.1 Estas consideraciones tienen también su reflejo en “campañas de miedo” que se montaron y montan actualmente, por parte del sistema, en miras a mantener vigente, la curva de normalidad; y como una de las tácticas de esa campaña, usa la promoción de la histeria erótica, como llamado a proteger a los niños de un reclutamiento homosexual o la pornografía infantil o de ser “violados” o “abusados” sexualmente. Incluso alguien podría argumentar, que todas esas prohibiciones legales, van en contra de libertades civiles de tipo sexual, pero ese es un tema que no será abordado en este trabajo. Como curiosidad; Sujetado a la lógica del libre comercio (oferta y demanda), ¿verá el neoliberalismo, con buenos ojos, que exista una demanda de pornografía infantil (la cual se pagaría, ahí habría demanda) y que se castigue penalmente a quienes venden u ofrecen este producto? Dentro de la lógica patriarcal-adultocentrica del sistema capitalista, ¿No es una contradicción, que se castigue al padre (o madre) que presenta conductas eróticas para con sus hijos (as), siendo que estos (as) les pertenecen? ¿Se tienen del todo claras las políticas que deben apoyarse y a que políticas hay que oponerse? ¿qué prima, la oferta y la demanda (que genera dinero, y saca de la pobreza) o la represión a conductas eróticas, incluso que se no “oponen” a la lógica del mercado? Es difícil adoptar estas decisiones si se carece de un pensamiento radical completo, coherente e inteligente. ¿existe realmente la necesidad de generar esa perspectiva radical? Según Gayle Rubin, “Una teoría radical del sexo debe identificar, describir, explicar y denunciar la injusticia erótica y la opresión sexual. Necesita, por lo tanto, instrumentos conceptuales que puedan mostrarnos el objeto a estudiar. Debe construir descripciones ricas sobre la sexualidad, tal y como ésta existe en la sociedad y en la historia, y requiere un lenguaje critico convincente que transmita la crueldad de la persecución sexual.” Talvez el principal problema es que las sociedades occidentales consideran al sexo como algo eternamente inmutable, asocial y transhistórico (¿son acaso las mismas características, que se le atribuyen en occidente a Dios?); lo cual, le da un carácter esencialita al sexo, como si fuera una fuerza natural que existe con anterioridad a la vida social y que da forma a instituciones, siendo desde mi parecer, todo lo contrario, antes que el sexo, están las instituciones y la sociedad, (que obviamente están ideologizadas y por lo tanto politizadas) y son estas, quienes determinan (en paridad con el modo de producción claramente) el modo en que se abordara el sexo. Y de esto ya Foucault ya argumentaba que los deseos no son entidades biológicas preexistentes, sino que, más bien, se constituyen en el curso de las practicas sociales históricamente
determinadas. Foucault hace hincapié en los aspectos de la organización social generadores de sexo, más que en sus aspectos represivos, al señalar que se estarán produciendo constantemente sexualidades nuevas y señala la falta de continuidad entre los sistemas de sexualidad, basados en el parentesco y las formas más modernas2. “La sexualidad es tan producto humano como lo son las dietas, los medios de transporte, los sistemas de etiqueta, las formas de trabajo, las diversiones, los procesos de producción y las formas de opresión.” 3 Para ir puntualizando en la temática central del ensayo; Gayle Rubin, dice que “las sociedades occidentales modernas evalúan los actos sexuales según un sistema jerárquico de valor sexual. En la cima de la pirámide erótica están los heterosexuales reproductores casados”, “las parejas estables de lesbianas y gays están en el borde de la respetabilidad, pero los homosexuales y lesbianas promiscuos revolotean justo por encima de los grupos situados en el fondo mismo de la pirámide. Las castas sexuales más despreciadas incluyen normalmente a los transexuales, travestís, fetichistas, sadomasoquistas, trabajadores (as) del sexo, y la más baja de todas, aquellos cuyo erotismo transgredí las fronteras generacionales”. Hasta acá, lo básico de la tesis de Rubin, ahora, mi aporte ira en la línea de incluir en esta “lista de excluidos” al grupo cuya eroticidad pasa por el incesto. Señalo como excluidos a los grupos de las esferas bajas de la pirámide, pues concuerdo con lo que dice Rubin, de que “los individuos cuya conducta figura en lo alto de esta jerarquía se ven recompensados con el reconocimiento de salud mental, respetabilidad, legalidad, movilidad física y social, apoyo institucional y beneficios materiales. A medida que descendemos en la escala de conductas sexuales, los individuos que las practican, se ven sujetos a la presunción de enfermedad mental, a la ausencia de respetabilidad, criminalidad, restricción a su movilidad física y social, pérdida del apoyo institucional y sanciones económicas.” Talvez la única referencia al tema del incesto lo señala Rubin haciendo referencia a la organización social basada en el parentesco, aparece pero en la figura de Foucault diciendo que se considera una unión no apropiada y esa concepción es heredada de tabúes religiosos. Desde la DSM-III4 y la DSM-IV, se consideran perversiones o parafilias al fetichismo, sadismo, masoquismo, transexualidad (en la DSM-IV, ya no esta catalogada como desorden mental), travestismo, exhibicionismo, voyeurismo y pedofilia, y so catalogadas como disfunciones psicológicas. En sus diagramas sobre las castas sexuales, Rubin, no tiene presentes ni al incesto, ni la bisexualidad, ni la zoofilia que deberían estar ubicadas en el “sexo malo” junto con los travestidos, la transexualidad, el fetichismo, el sadomasoquismo, la prostitución, y lo intergeneracional. Y ella misma señala que la mayoría de los sistemas de enjuiciamiento sexual intentan determinar de que lado de la línea esta cada acto
Estelle B. Freedman, “Uncontrolled Desire” The Threat of the sexual psicópata in America 1935-1960” documento presentado a la convención anual de la Americal Historical Association, San Francisco, diciembre 1983. Michel Foucault, The history of sexuality, New York, Pantheon, 1978. 3 Gayle Rubin, Reflexionando sobre el sexo: notas para una teoría radical de la sexualidad, Carole S.Vance, placer y Peligro, Explorando la sexualidad femenina,1989. 4 American Psychiatric Association, Diagnostic and Statistical Manual of Mental and Physical Disorders, tercera edición, Washington DC. American psychiatris Asociación (La DSM-IV es de finales de los 90) 5 http://www.envio.org.ni/articulo.php?id=1103 ; Nicaragua, Abuso Sexual, Incesto: Diez años tocando heridas, Maria López Vigil 6 Vease Rubin, op. Cit; pag. 142. 1 2
sexual (el sexo bueno o el sexo malo). Solo se le concede complejidad a los actos sexuales situados en el lado bueno, por el contrario todos los actos sexuales del lado malo son contemplados como repulsivos y carentes de matiz emocional. La transexualidad, la homosexualidad promiscua, el sadomasoquismo y el fetichismo, son vistos aun como horrores incontrolados incapaces de incluir afecto, amor, libre elección, gentileza o trascendencia. Y en el caso del incesto, se tiende a generalizar la concepción, de que es violento, se entiende en el común de le gente, como violación5, no se le atribuye la posibilidad de ser un acto sexual consensuado, y en esto influye el que solo se le piensa como una practica de adultos hacia menores, como niños (as). Posiblemente influye en mucho el hecho de que al (la) menor se le atribuyan características como la inmadurez, la inocencia y se recurre a argumentos sobre su seguridad, para crear un pánico al sexo con o entre menores. Cabe ahora hacer algunas puntualizaciones: El incesto esta definido formalmente como la relación sexual entre parientes de primer grado (de consanguinidad), pero es acá donde la cuestión se torna un poco mas compleja. Se puede pensar en varias formas de incesto entre parientes de primer grado. En la “tradicional” relación entre padre e hija, y entre hermano y hermana. Acá en estos dos posibles estados de incesto, se evidencia que el mismo se piensa en términos (la mayoría de las ocasiones en que el tema es tocado) de heterosexualidad y en relaciones de poder en las q se involucra lo generacional como un fuerte elemento de control y dominación, talvez de ahí, la consideración de generalizar las relaciones incestuosas como violatorias y violentas. No se piensa o se hace con muy poca frecuencia y sistematización investigativa, incluso filosófica, la relación incestuosa, como que involucra sentimientos “nobles”, ya no las “bajas pasiones y perversiones” que se le suelen atribuir. Tampoco se piensa en términos de que puede ser una relación homosexual incestuosa, (lo cual seguramente vendría a reforzar con mucha mas dureza, la condena a esta practica sexual del incesto, incluso a la homosexual, pues se podría argumentar depravación de quienes son homosexuales) Solo pensemos e las implicaciones sociales que tendría una relación incestuosa abierta entre hermanos varones, o entre hermanas, y a eso sumémosle lo generacional, que entre esos hermanos (as), exista una diferencia “sustancial” de edades. Ya tocado el tema de las edades, pensemos en el incesto consensuado entre menores de edad, hermano y hermana, 15 y 17 años respectivamente, ¿cómo seria visto por los padres o por la sociedad? Seguramente serian condenados por sus practicas sexuales y remitidos a tratamiento psicológico. Y en el caso de consenso entre hermanos, siendo que uno (a) es mayor que el otro (as), se cometería un delito, aunque exista consenso entre las partes, ante la ley (y la moralidad “¿burguesa?”) esta mal visto, y debe ser un acto condenado. Pensemos en el incesto consensuado entre madre y su hijo, fisiológicamente preparado para reproducirse (pensemos en un adolescente o en un adulto
joven), se establece una relación sexual que no tiene como consecuencia la reproducción, es decir no existe embarazo, fue de mutuo acuerdo, tiene algo esto de malo? En aras a mantener qué se prohíbe ese tipo de practica sexual? El patriarcado (reflejado en el padre) vería con buenos ojos que “su mujer” sea tomada o poseída por su hijo (inferior en relaciones de poder en cuanto al padre, pero superior en cuanto a la madre, por la sola condición de mujer de esta.)? “Una moralidad democrática debería juzgar los actos sexuales por la forma en que se tratan quienes participan en la relación amorosa, por el nivel de consideración mutua, por la presencia o ausencia de coerción y por la cantidad y calidad de placer que aporta. El que los actos sean homosexuales o no, en parejas o en grupos, desnudos o en ropa interior, libres o comerciales, con o sin video, no debería ser objeto de preocupación ética.”6 La idea acá, es presentar la propuesta (desde Gayle Rubin) de una ética sexual pluralista con la capacidad de tratar la variedad sexual, como algo que existe y no como algo a exterminar. Dentro de un posible esfuerzo por construir esa ética pluralista cabe mencionar que “actualmente otros grupos (que tienen practicas sexuales diversas) están intentando emular los éxitos de los homosexuales (grupo que ha ido abriéndose paso con el pasar de loa años, incluso ya podrimos hablar de una economía gay). Los bisexuales, los sadomasoquistas, quienes prefieren los encuentros intergeneracionales, los travestidos y los transexuales están en etapas distintas de formación de comunidades y de adquisición de identidad.7 No es que las perversiones estén proliferando sino mas bien están intentando adquirir espacio social, pequeños negocios, recursos políticos y algún alivio a los castigos impuestos a la herejía sexual”8 que a su vez causa histeria sexual; la cual tiene como consecuencia la agitación política y esta llega a ser motivo de preocupación social y es aquí cuando (según Rubin) aparecen las competencias de la ley que regulara las conductas sexuales. Señalare solo un breve ejemplo del tema. La industria del sexo, en el caso de la pornografía infantil; si el comercio sexual de este tipo de material fuera legar (como venta de servicios sexuales), su mano de obra tendría mas posibilidades de organizarse y luchar por mejores salarios y condiciones de trabajo, un mayor control sobre este y por aliviar el estigma que pesa sobre ellos. La ley es específicamente fiera en la tarea de mantener la frontera entre la “inocencia” infantil y la sexualidad “adulta”. En vez de reconocer la sexualidad de los jóvenes e intentar ocuparse de ella con cariño y responsabilidad, nuestra cultura niega y castiga el interés y actividad erótica de todo aquel que este por debajo de la edad de consentimiento. Las leyes no hacen distinción entre la violación mas brutal o el romance más calido y no se les permite acceder a la sexualidad de adultos como lo puede ser ver videos, leer ciertos libros y/o revistas, pues la sexualidad en estos espacios esta “demasiado” retratada gráficamente. Al respecto Rubin señala algo que considero que es cierto; que cuanta más influencia tiene un individuo sobre la generación siguiente, menos libertades se permiten a su conducta y opiniones. Por medio de ese tipo de controles sobre padres y profesores, el poder coercitivo del estado asegura la transmisión de valores sexuales conservadores. Los sistemas sexuales no son una estructura omnipotente ni monolítica, dependen y están supeditados
a l o s modos de producción, asiendo así que exista una ideología sexual que reprime alguna manifestaciones sexuales y otras no, y esa contradicción represiva, va de la mano con las contradicciones que originan esa ideología sexual, a saber las contradicciones en los modos de producción, que también manifiestan sus consecuencias en las fuerzas productivas. Existen a causa de esto, mundos sexuales unos mas nobles que otros, el mas noble seria el de la heterosexualidad, monogama, entre adultos, en el matrimonio y en donde el mutuo acuerdo no es indispensable a la hora de los actos sexuales (que tienen como objeto primordial, la procreación). Y existe un mundo que es el de las sexualidades (invisibilizadas en su diversidad, mas reconocidas en la misma, con el objeto de criticarlas y condenarlas) disidentes y raras, de las que se ocupan los psicoanalistas y oreos prefusiónales de la salud, pues son consideradas enfermedades o desviaciones sexuales...como si existiera una sola vía de expresión de la sexualidad... Jeffrey Weeks, dice que los pánicos morales son el “momento político” del sexo, durante los cuales las actitudes difusas son canalizadas hacia la acción política y de allí el cambio social.9 En este pánico moral, (originado talvez por una inconsistencia que se hace presente desde el modo de producción hacia la cotidianidad, en este caso de las fuerzas productivas) juegan un papel importante los medios de comunicación, pues indican comportamientos y evidencian al sujeto (que se generaliza a un grupo erótico, la conducta de este) y su conducta sexual, en este sentido, lo visibilizan, pero no se humaniza sino que sucede todo lo contrario. La criminalizacion de esas conductas se racionalizan mostrando tales conductas como amenazas a la salud y a la seguridad, a las mujeres y niños(as), a la seguridad nacional, a la familia, o a la civilización misma. Como Señalara Marx, “uno es portador del espíritu de su época” y hasta donde conozco no he sabido de una propuesta que realmente contemple en su planteamiento de transformación de la sociedad,
No creo que estos fenómenos se apliquen al grupo de incesto, no veo “posible” la conformación de una comunidad de incestuosos, ni que adquieran identidad como tales, en los mismos términos que los homosexuales o los travestís por ejemplo. Inclusive, veo muy lejana la posibilidad del reconocimiento ya no jurídico, y ya no digamos religioso, sino social de estos grupos como comunidad consolidada, que goze del respeto de la sociedad y reconocimiento de derechos que su particularidad demande. Los logros en materia de reconocimiento de derechos civiles a las personas homosexuales, son prácticamente nuevos y ni siquiera esta en el tapete el tema del incesto, mas allá de las falaciosas consideraciones que se tienen al respecto. 8 Véase Rubin, op. Cit; pag. 149. 9 J.Weeks, Sex, Politics and Society, op. Cit. Pag.14-15 7
una visión integral donde el ser humano pueda desarrollar sus cualidades y potencialidades en todas las materias y campos (incluido el de la sexualidad). La historia nos deja ver ejemplos en donde las minorías (en cuanto a practicas sexuales), se abren espacios de visibilización que le son negados, a raíz de las contradicciones en los modos de producción, que tienen su reflejo directo y evidente en las fuerzas productivas, pero que a la postre, logra el mismo modo de producción disfrazar sus contradicciones, pero nunca superarlas en el entendido de darle solución efectiva, pues lo único que logra es transformar algunos procesos, tomando en parte la participación de las mismas fuerzas productivas a las que afecta, para solventar la deficiencia de su proceso productivo, que es al mismo que genera esa invisibilización y condena a esas minorías que por sus practicas sexuales son catalogadas como malas o antinaturales. El problema que yo veo acá, es que decir que tal o cual practica sexual es anti natural, ya supondría conocer en alguna medida la NATURALEZA HUMANA, y si partimos de que se conoce algo de la naturaleza humana, aplicando la deducción, se podría saber cada vez más y más sobre la misma, haciendo acá la salvedad de que el hecho de conocer algo no nos asegura conocer el todo, pues el todo no esta supeditado o sujeto a lo particular. No hay necesidad lógica de que conociendo alguna particularidad de la naturaleza humana, podamos desde ahí conocer su totalidad, solo planteo como posibilidad, ir avanzando en el conocimiento de una naturaleza humana que supongo que no es estática ni monolítica y que de tener varias manifestaciones o tipos, también podrían llegar a ser conocidos, si es que conociéramos con certeza algo que efectivamente pertenezca a la naturaleza hu-
mana, y si es que podemos hablar de cosa semejante. Incluso se me ocurre pensar; que si la posibilidad que planteo esta en razón, no haría falta una filosofía, ni muchas ciencias o artes, pues su objeto (el ser humano) ya había sido conocido en su totalidad y esencia y no seria necesario plantearse problemas o preguntas a ese respecto, pues ya se tendría conocimiento de todo (lo que podríamos decir que esta contemplado dentro de la naturaleza humana), y estarían las condiciones humanas dadas, sobre las cuales no habría nada que hacer. Si hay razón en lo expuesto, se debería suponer que las consideraciones de “violento”, de “violación”, de “antinatural”, que se le suelen atribuir al incesto, por parte del común de la gente y por profesionales de la salud (dígase entre ellos/as, psicólogos y psiquiatras) son consideraciones propias de no comprender el fenómeno en su totalidad, ya que talvez es un tema al que no se le a dedicado suficientes esfuerzos intelectuales por comprenderlo, mas allá de la psicología, seria así deber de la filosofía hacer relación sobre esta temática y aportar en el conocimiento integral del fenómeno, en miras a no continuar considerando al incesto como un tabú, o como algo malo per se; pues la condena sobre el incesto, recae evidentemente sobre los sujetos que se vinculan a el, y no considero que la función de la filosofía sea condenar a las personas, ni callar ante estas acusaciones, sino tendría la tarea de reflexionar sobre el fenómeno para que pueda ser mas comprendido, junto con sus particularidades, y desmitificado, como algo negativo para la humanidad.
LA TRAGEDIA DE SER YO Saúl Campos Molina
Para dar un inicio y a la vez una motivación para que el lector pueda identificarse con el tema, es conveniente que el (ella) mismo(a) se cuestione: ¿Quién soy?, y ¿Hacia dónde voy? Aunque este cuestionamiento se haya dado con anterioridad o sea primerizo, lo pertinente de ello se muestra en el espacio mismo de su vida. En otras palabras, si mi existencia posee u obedece a algún propósito, será solo en cuestión de lo pueda realizar y la capacidad de proyectar su idea de futuro. Existe para esto una intervención por la que es común luchar -el querer vivir- y como empuje; una duda, aquellas que aparecen en los pensamientos y que ponen en cuestión_ ¿si vale la pena vivir? _ bajo un sentido estricto en el que la vida “debiera” tener un contenido lógico… Ante la interrogante, se mostrará una pequeña reseña, de cómo ese ¿quién soy? Toma un sinsentido. ¿Qué es el Ser? Esta es la pregunta que da origen a una de las más grandes disputas desde el punto de vista filosófico, Por su universalidad y aplicabilidad, llega a poseer cualidades innegables y hasta trascendentes para nuestro entendimiento, a pesar que siglos mas tarde la pregunta pasa de ser un problema ontológico a uno más propio del hombre, pero lo que realmente importa, es el hecho que después de miles de años, la pregunta sobre el ser del hombre a pesar de pocos avances, no se ha llegado a solucionar… Desde que se produce el avance de buscar primero la respuesta en el ser humano, el cuestionamiento del ser; como se mencionó, evoluciona de una manera más humana llegando a ser antropocéntrica, donde es ahora el hombre mismo el eje de la querella. Pero antes de llegar al punto, expliquemos la perspectiva que se abordará empezando con el “yo” del ser humano. “Somos seres arrojados a la existencia”. Esta es frase célebre para los filósofos de la existencia, quienes en sus reflexiones lograron llegar a montar un esquema un poco fuera de lo normal, puesto que su objetivo radica en la construcción del hombre como la médula de su filosofía a partir de su misma realidad, siendo una perspectiva humanista y conciente de lo que hace irrumpir en aspectos no muy obvios
para el hombre mismo, hombre que empieza a definirse bajo su propio yo. “La existencia precede la esencia”; este es el punto que tienen los existencialistas en común, esto significa que hay que centrar la búsqueda en la subjetividad, es allí donde se puede encontrar el yo que sea factor y caracterizador del ser humano, con esto, se da inicio a las curiosidades del tema, sobretodo cuando esta subjetividad es el propio yo. Muchas de las interpretaciones del yo coinciden en dos aspectos pertinentes, uno es la concepción y concebimiento como un ser en función: lo que significa que es visto a partir de una construcción (social y cultural). Por lo anterior, se dota de carácter de identidad personal y de allí el problema de la pregunta ¿Quién soy yo? El otro aspecto es el que posee una particularidad por atributo, y es la negación y afirmación de sí misma: yo soy yo, en la misma medida que no soy usted y viceversa. Estas nociones que no difieren en mucho con la perspectiva freudiana, puesto que solo nos revelan una pequeña parte de nuestra psique, y ello en relación con las preguntas alrededor del devenir de Heráclito; (¿hay algo que permanezca idéntico?), pues se puede argumentar que nuestras percepciones y pensamientos pueden transformarse en cada segundo; por ejemplo pasar de amar a odiar, de querer a olvidar, y de pensar a obviar. Entonces este es el “yo” inestable y peculiar que preocupa al existencialismo. La búsqueda El ser humano por naturaleza posee certezas e inquietudes, y estas últimas son las que desarrollan un poder que es de los más intensos que produce el ser humano: la duda. Esta posee una dicotomía: es buena en tanto fomenta el poder de investigación
y evita el conformismo; y la nociva: en tanto que destruye a una persona por el verse incompetente ante respuestas y preguntas, Una de ellas es: ¿me ama, o solo soy un pasatiempo para el(ella)? o cuestiones similares de las que la vida está llena. Entre estas situaciones y pensamientos, media la duda, el ser humano se percata de su falta de yo, y emprende una aventura a su propio descubrimiento. El génesis de esta odisea empieza cuando se busca respuestas a preguntas que ni siquiera se han formulado. El viaje, sin mucho alarde, se vuelve presuntuoso, nublado y hasta inconveniente. Generalmente su búsqueda parte de los hechos y de la realización, falta de ella, o des-realización, a la que llegó pero nunca lo ha llenado, a la que no logró conseguir o a la que persigue. Estas son las características del yo, que se puede comparar con lo que el autor Antoine de Saint-Exupéry quiso decir cuando el principito, en una de sus travesías, ve en los distintos planetas (en alusión al aforismo de que “cada cabeza es un mundo”) personas con distintas ocupaciones, muy dedicadas a su tarea la cual los absorbe por completo, pero es notable que por dentro deben ser personas absolutamente vacías. Esta búsqueda nos lleva al primer problema: La Libertad J.P. Sartre afirmaba que somos condenados a ser libres, y esta libertad está mediada por nuestras decisiones; las cuales, que a la postre nos llevan al choque de “uno con uno mismo”, en este encuentro el sujeto entabla un diálogo en el que se vislumbra el primer síntoma de reconocimiento del sin sentido de la vida, pues en su encuentro, localiza su conciencia en la que sin importar la bipolaridad que presente, siempre tendrá la cualidad de actuar bien o mal el mismo resultado. Es como una balanza en la que un lado se inclina por lo que hizo el otro lado, por lo que no consiguió. Como es claro, el trasfondo de la balanza son nuestras decisiones, las cuales, inducidas por la propia persona, los hacen los únicos culpables de las re-
acciones y consecuencias de lo que ellas mismas nos puedan hacer. Un ejemplo extremo es el suicidio; si se resuelve acabar con la vida, se toma la decisión de parar de sufrir (aunque nada nos garantiza que sea así) y a la vez se escoge abandonar toda opción para solucionar el problema (que sería lo más apropiado…). He aquí las dos opciones, en las que se reitera la decisión como eje mediato y portador de una reacción que sin importar cual sea el fallo, provocará lo que se conoce como angustia. La Angustia El sentimiento que se sabe que no da una clara idea de lo que se quiere, puesto que el único camino que tenemos adolece de sentido y nos trae consecuencias negativas, y su origen, que es esa búsqueda del yo, tanto colectiva como individual, nos lleva sin mucha traba a la angustia. Por más que se obvie, es el “bien mal” que todo individuo debe apostar para sentirse vivo, en el único sentido de experimentar algo que crece dentro de sí, producido por sí mismo y por la decisión de buscarse a si mismo, Esta es la angustia subjetiva –Kierkegaard–, en tanto su origen data de la inocencia del sujeto, y llega a ser objetiva cuando se relaciona con factores externos provocados por hechos de mundo, quizás más superficiales, pero son los que estremecen a las personas y logran
conciencia de la vida, aunque no sea de forma positiva. La Desesperación “Después de la tormenta viene la calma”, dice el refrán popular; pero en la realidad es lo contrario, la realidad es humana y lo humano suele ser inhumano (cruel); ¡después de la tormenta hay que lidiar con la inundación! Consecuentemente hay que sacar el agua del ser interior, y si no se logra, hay exposición a intoxicación. La desesperación es la cumbre del conflicto que empieza en una búsqueda del yo y que pasa por etapas incomprensibles y con efectos contraproducentes que llegan a desembocar en un estado de angustia, en el cual no se le encuentra sentido a un yo que hasta el momento solo causa jaqueca. La enfermedad mortal por excelencia es la desesperación en tanto que es el padecimiento del espíritu, que tiene la capacidad de hacer que el agua ahogue o nuble la razón, y que es mediadora del de que la visión sea cada vez más miope. El Absurdo ¿Cómo que más miope? Pues sí; en la medida en que la desesperación avanza, la visión de mundo se hace más confusa, y en una gran parte, puesto que es allí donde el sin sentido de la vida se hace más evidente (aunque no sea la única razón). Con todo lo anterior estamos ante un sujeto absurdo que descubre que la misma vida no posee algún motivo, y entra en crisis acerca de su yo con la vida. Si posee una razón o si cumple un motivo para vivir, si la vida es para vivir, pero su vivir no está para esta vida, ¿Será vida en lo que está en este momento? O ¿Es la muerte la vida, en este momento en que existo? Si esto es vivir ¿Será mejor morir que vivir?, es más; ¿Para qué vivir si hay que morir? Desde que somos arrojados a la existencia estamos dispuestos a todo, sin excluir la muerte, puesto que, desde que nacemos, lo único seguro es que vamos a morir. El sentimiento trágico de la vida –Unamuno- se muestra en las cosas malas, y en las buenas, en la medida en que éstas desaparecen. Lo absurdo es la falta de lógica en la existencia,
en donde el sentido que le podamos dotar a la vida puede no consumarse por culpa de la muerte. Este absurdo solo nos provoca nausea –Sartre-. La Nada Esta extraña búsqueda del yo, como se ha planteado, conlleva un proceso para nada sutil, ya que la vida nadie se atrevería a decir que es cosa fácil; al contrario, esta existencia es una tragedia en la que uno debe lidiar día tras día con la esperanza o la suerte de estrellarse con un día a la vez, y saber manejar el sinsentido que a eso se refiere. El vacío que el ser humano siente en su interior, como aquel yo que busca un lugar en este mundo, encuentra la nada en su proyectar a futuro, sobretodo si se busca ese superhombre que al fin de cuentas es uno mismo, y errante por definición. En fin, la nada es el vacío que hace el ser humano en cotidianidad, en su proyectar a futuro, y se encuentra en el mundo a través de la tragedia (decisión) de ser yo mismo. La excepción El individuo puede cambiar su posición de absurdo en la medida en que posea una fuerza superior a él que le dote de sentido a su vida, muchos le llaman Dios. Bibliografía recomendada: -El ser y la nada-, -Los caminos de la libertad-, -El existencialismo es un humanismo- (Sartre). -Del sentimiento trágico de la vida-, -Niebla- (Miguel de Unamuno). –El exilio y el reino-, -El mito de Sísifo-, -El extranjero-, -El verano de bodas- (Albert Camus). –El principito- (Saint-Exupéry). –Tratado de la desesperación-, -El concepto de la angustia- (Sören Kierkegaard) –Meditaciones- (Franz Kafka)
Sobre cultura e información Ever Arrieta Solano.
El ser humano posee dos mecanismos para procesar los datos que son inherentes al mundo que le rodean. En primer lugar está el genoma el cual es un mecanismo lento pero fiable para almacenar información y transmitirla; por otra parte, el ser humano, cuenta también con el cerebro el cual procesa la información recibida del entorno de una forma más rápida, pero menos fiable. El ser humano es sociable por “naturaleza”, lo cual implica la existencia de otros seres humanos con quienes se interrelaciona. Así la información procesada por el human no posee unilateralidad, sino que es multilateral. Todo cuanto hacemos en sociedad, todo aquello con implicaciones éticas y normativas. está inmerso en un campo socio-cultural específico. La información captada por el genoma es transmitida por herencia biológica. La misma obedece a la adaptación frente al entorno, pero no obedece particularmente a condiciones que no sean empíricas. Por otra parte, la información que es procesada a través del cerebro, puede ser transmitida de un ce-
rebro a otra por medio de la interacción, sea cual sea la forma en que ésta se de. Ésta interacción entre cerebros provoca que el human pueda adaptarse a cambios de forma predeterminada, además que le impregna de toda clase de contenidos normativos para su futura actuación social. Ahora bien, la Cultura deviene ese “todo” que es resultado del proceso de interacción entre cerebros, humanos, que da como resultado la transmisión de información que determina gran parte de lo que el individuo es. Etimológicamente “cultura”, proviene de “colere”, que significa cultivar, y ésta deriva en forma supinada “cultum”, de ella proviene la palabra “cultura” que en latín significa “cultivar”. Cultivar implica que algo se ha cultivado, “cultus”, es decir que ha sido cuidado, de ahí que se considere que aquellos sacerdotes que cuidaban a los dioses les rendían “culto”. La primera formulación explícita de éste término, en antropología, como modernamente se le conoce hacia el siglo XIX, por parte del
1 Mosterín, J. “Filosofía de la Cultura”; p. 16 2 Ibíd. 3 Wade, P. “Race and Ethnicity in Latin América.” London: Pluto Press, 1997
antropólogo británico Edgard B. Tylor. Su formulación básicamente se refiere a la cultura como todo aquello que sea conocimiento y se haya adquirido socialmente, por supuesto como miembro de una sociedad. Es decir, en primera instancia, cultura es todos los hábitos, conocimientos, etc. adquiridos socialmente como miembro de una sociedad. En el proceso de cultura se da una transición de información de un human a otro. La información tiene tres aspectos fundamentales, ésta puede ser información sintáctica o estructural (basada en la forma), información semántica o como correlación, e información pragmática, como capacidad para cambiar el estado del receptor. La información propiamente dicha es la pragmática, que presupone la sintáctica como su condición misma de posibilidad. Es decir, la información pragmática informa, lo cual implica que cambia de alguna forma al sujeto de dicha información, y es una relación entre una forma (señal que la posee) y un receptor. Por tanto, no se da la existencia de pasividad ninguna de las partes del
proceso de comunicación cultural. La información pragmática es, básicamente, de tres tipos. En primer lugar, descriptiva, el saber qué; segundo lugar, práctica, saber cómo; en tercer lugar, valorativa, sobre qué hacer. Al final la cultura es información pragmática de los tres tipos, ya sea de datos, descriptiva; de habilidades, práctica; o de valores, valorativa. En el proceso de enculturación de los niños, por lo general, se aplica la descriptiva; cuando requerimos adquirir habilidades para diversas tareas, se emplea la práctica; y cuando se da la aprehensión de símbolos e ideales, de normas o valores, se tiene la valorativa. Así lo cultural se adquiere como información, en sociedad, no innato. Se aprehende mediante el aprendizaje. La base de la cultura es el aprendizaje social. Dicho aprendizaje se fundamenta en la recepción y asimilación de información transmitida por otros animales de la misma especie, por medios no genéticos. El aprendizaje social se da mediante la imitación o por observación, inducción por enseñanza o asimilación. El aprendizaje inducido por enseñanza es un aprendizaje por observación donde la conducta apropiada es reforzada positivamente mediante la incentivación o recompensa, y la inapropiada es reforzada negativamente mediante la desincentivación o castigo. Entonces, la información transmitida y acumulada, ejerce cambios en los sujetos que se exponen a ella. Las personas aprenden códigos y normas socioculturales, que cumplen el papel de introducirlos y desarrollarlos dentro de una sociedad particular. El individualismo, el sentimiento de pertenencia, las leyes, incluso los sentimientos, nacen, se producen o reconstruyen, dentro de las relaciones humanas. Por acercarnos nos alejamos… Luego de plantear de una manera algo objetiva la relación entre “cultura” e “información”, llega el momento de intentar comprender sus implicaciones en ésta era. En alguna ocasión el término “raza” fue sinónimo de “linaje”, los cuales vinculaban la pertenencia de un sujeto o grupo a un ancestro común. No se trataba de la apariencia física, sino de un status de pertenencia heredado. Las condiciones en las que un individuo se forma, tanto su desarrollo físico como mental, imprimen en él ya sea un sentimiento de igualdad, de superioridad o de inferioridad. No se trata de un asunto natural, innato, sino de un proceso social, resultado de la inevitable relación entre seres humanos. De todas formas, cualquier término que se utilice, “cultura”, “raza”, “innato”, “etnia”, al final hace referencia a un aspecto esencial del ser humano, a la parte constitutiva de su mundo social. Es un
asunto de aprehensión y aprendizaje de códigos y símbolos, alrededor de los cuales, el human, crea su mundo, los hechos sociales que conforman la sociedad humana. El ser humano, en cuanto human y sapiens, interactúa con y procesa información que le permite crear normativas éticas, valores, significación y un sentido de ubicación en la realidad. En nuestra época, poco a poco nos acercamos tanto a nivel de información abstracta, sin cuerpo, que nos obviamos a nivel de información empírica, corpórea. La transmisión de información ha cambiado, por lo cual, el ámbito cultural entra en un universo nuevo. La información pragmática se desarrolla, se da, de manera tal que, se vive en una constante de información. Como el personaje de una película de ciencia ficción, la percepción y significación del mundo es un conjunto de ecuaciones, un orden numeral codificado. A la vez que tenemos la posibilidad de identificarnos más allá de las antiguas fronteras culturales y políticas creadas en el ayer, nos separamos más. La cercanía y la distancia. Cercanos en cuanto la tecnología y los gustos, sean prefabricados por el mercado o herencia de nuestro contexto social, nos permiten sabernos como seres que comparten y crean cultura y normas sociales. Pero nos alejamos, porque los medios para valorar y describir van más allá de los sentidos innatos que nos permitían percibir la realidad. De la escritura permite vencer al tiempo, conversar con el ayer. Pero la velocidad en la que se mueven la mayoría de las “culturas” contemporáneas y la forma en que se vinculan, nos hacen conversar con el hoy. Todo parece volverse ambiguo, no determinable. La persona frente a la computadora conversa con su contemporáneo, alejados en el espacio, y se relacionan hasta llegar a sentirse, metafísicamente hablando, sin experimentarse. La cercanía ya no es necesaria. Bibliografía Kottak, P.C. (1997). Antropología Cultural: Espejo para la Humanidad. Madrid, España: McGraw-Hill. Kottak, P.C. (1994). Antropología: Una exploración de la diversidad humana con temas de cultura hispana. Madrid, España: McGraw-Hill. Mosterín, J. (1994). Filosofía de la Cultura. Madrid, España: Alianza Editorial. Wade, P. (1997). Race and Ethnicity in Latin América. London: Pluto Press (Trad. Salas, J. M.).
ODISEAS DE UNA MADRE UNIVERSITARIA Karla Jiménez Obando
“Sufrí en cuanto a la actitud de las personas que le restan credibilidad a uno y lo dejan a un lado; es una actitud injusta”. Marina Conejo Mewna
Las estudiantes universitarias becadas sufren un giro total en sus vidas cuando éstas llegan a ser madres. Esta situación no genera un impedimento para continuar con sus estudios, sin embargo, se es posible llevar una maternidad placentera sin perjudicar los estudios? Esta interrogante me llevó a hacer mi análisis en el campo de las becas universitarias, y aunque se repite una y otra vez la historia, ya es hora de conocer el fondo la historia de una de las protagonistas. Cuando Marina Conejo Mena quiso ingresar a la Universidad Nacional en el año 2002, su situación socio-económica pasaba por difíciles condiciones, ya que se compartía una casa hipotecada con cuatro miembros de la familia y su madre viuda, por lo que decidió solicitar la beca universitaria. A pesar de haber expuesto dicha situación, se le fue asignada una categoría de beca 8, y aún tratando con una apelación sobre la misma, funcionarios del departamento de Bienestar Estudiantil le expusieron
que dichas becas se habían asignado de este modo, y que alargara su espera hasta intentarlo siendo una estudiante regular. Continuando con su estado, se vio forzada a trabajar en una maquila en Cartago y su salario dependía de la cantidad de trabajo finalizado, por lo cual muchas veces decidió quedarse mas tiempo laborando, afectando su nivel académico y uniéndose el problema emocional: cansancio, llegadas tardías, transporte y poco tiempo de estudio, tanto así, que perdió dos cursos en ese año. Ya para principios del año 2003, su categoría de beca descendió de 8 a beca 6. Para el mes de junio del 2004, decide mudarse a la casa de su hermano en Desamparados, y además se da cuenta de su embarazo, por lo que solicita una nueva revisión de la beca a la trabajadora social Ana Rosa Orozco, ya que ahora no podía trabajar por los compuestos químicos que pudiesen afectar el estado de su bebé.
Meses después, se le presentaron nuevas y complicadas situaciones, en las cuales se vio forzada a abandonar, nuevamente, el hogar donde vivía, y empezar a costear el alquiler de su nueva casa con trabajos domésticos y levantado de textos. Por medio de escritos, recibos y otro tipo de comprobantes, la trabajadora social remitió el expediente a la Dirección de Bienestar Estudiantil. Ya para el mes de marzo del año 2005, nace Daniel, y se le informa que su beca pasa de categoría 6 a beca 10. Para ese entonces no pudo llevar el bloque completo, matriculando sólo un curso optativo que, posteriormente, tuvo que abandonar presencialmente, aunque seguía en comunicación con su profesor y sus compañeros para no perderlo. Pero ahora sus problemas se remontaban más por el poco apoyo que recibió de su profesor, a pesar que estaba totalmente enterado de su situación: “ocupaba el apoyo de una persona comprensiva”.
Para finales del 2005, Marina no cumplía con los créditos de beca, y adelantándose al proceso del 2006, envió una carta a su expediente, adjuntando la constancia de nacimientos de Daniel y otra carta que, por razones de maternidad y por la conclusión de su plan de estudios en Filosofía, no pudo matricular muchas materias. La respuesta a esos documentos por parte del personal de Bienestar Estudiantil fue que bebía presentarse en febrero del 2006 con los mismos documentos, sólo adicionándole un dictamen médico el cual explicara el nacimiento de su hijo. Ya para esa fecha, cuando Marina llegó a entregar, nuevamente, los documentos, el tiempo de entrega había caducado, por lo cual fue sancionada, y su beca pasó a clase 8. Para su dicha, logró ingresar en ese año a la carrera de Administración, no sólo por requisito para obtener el Bachillerato en Filosofía, sino que buscaba otra carrera que tuviera buena apertura comercial, pensando en su futuro y en el de su bebé. Como una ayuda a su caso, se logró contactar a un funcionario del departamento de Bienestar Estudiantil, consiguiendo una ayuda única de veinte mil colones. Historias como la anterior se han encerrado entre los pasillos de la Universidad Nacional por mucho tiempo, y nosotros mismos hemos contribuido a el entierro de estas historias. Lastimosamente, algunos funcionarios tienen la idea errónea de mantenerse al margen de la situación del estudiante, y a su vez, otorgan becas a personas que no lo necesitan, como por ejemplo los privilegios que gozan los hijos de los profesores y sus familiares. Otra situación que se presenta a nivel universitario en general, es la manipulación de documentos para ocultar situaciones socio-económicas reales, y de esta forma, obtener las mejores becas universitarias. Pero lo que más llama la atención, o por lo menos a muchas de las personas que comenté mi trabajo, es que existen personas que verdaderamente necesitan de alguna ayuda y se les es negada o está suje-
ta a grandes obstáculos, en donde se presentan situaciones con estudiantes de gran pobreza y un gran deseo de superación, que prefieren gastar su dinero en materiales didácticos, que satisfacer las leyes de la naturaleza: la alimentación. Y sobre estas situaciones, se enfoca el camino de muchas madres solteras universitarias, que si no cuentan con algún tipo de apoyo, se pueden ver obligadas a abandonar o retrasar sus estudios. Pero no sólo deseo enfocarme en los problemas sin ver algunas posibles soluciones, entre las cuales está la elaboración de programas a favor de la protección de la vida sexual, fomentando el uso de los preservativos dentro de las instituciones, tal es el caso de los dispensadores de condones. Por otra parte, hacer un seguimiento sobre los expedientes de becas en los universitarios, para concluir o no, si su situación socio-económica ha cambiado, y no dedicarse al almacenamiento de los expedientes hasta su renovación. Y finalmente, ante las situaciones de las madres solteras, se podría proponer o modificar el reglamento donde se pueda afectar directamente los estudios de las madres, y en donde se pueda llevar, conjuntamente, su maternidad y la oportunidad de seguir trabajando. Realmente, aquí se trata de crear una conciencia social al darse cuenta que un embarazo no es una enfermedad, sino es una bendición, y aún más si se es una madre profesional.