E L M U N D O, J U E V E S 2 8 D E A G O S T O D E 2 0 0 8
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AL R ÍSA T OMREO
la CORRIDA
José Tomás, lanceando a la verónica a un toro con la embestida por las nubes. / JUAN MARFIL
CUARTA DE FERIA. El encierro de Torrealta no propició el triunfo de los toreros. El público quiso premiar a José Tomás, así como a Pepín Liria y al almeriense Francisco Torres Jerez, pero la mansedumbre y falta de raza de las reses hundió las expectativas creadas en torno al festejo estrella de la feria
Euforia por José Tomás ALBERTO GUTIÉRREZ Almería
osé Tomás, epicentro de la fiesta, esperadísimo como el agua de mayo, ídolo de los reventas y nueva estrella mediática, actuó en Almería bajo un ambiente de euforia desconocido, y eso que no tuvo toros. Si llega a disponer de material, ahora estaríamos hablando de aquel día en que paró los relojes y cortó orejas y rabos por el simple hecho de pegar pases de suma vulgaridad, como hizo ayer frente a sus dos astados, ambos mansos y descastados. José Tomás es la sombra de lo que fue en el trienio mágico de los noventa, cuando revolucionó el toreo, redefinió la ligazón y la quietud, y se convirtió en leyenda, pero no en la leyenda que actualmente quieren crear algunos intelectuales y, por supuesto, el entorno del propio espada, a quien tanto admiramos en su momento: fue el verdadero rey de un espectáculo marcado por el antes y el después de Tomás. Cuánta nostalgia. Ayer, a punto estuvieron de pedirle las orejas por la faena al quin-
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to del festejo. El diestro de Galapagar comenzó por estatuarios y toreó en redondo y con la izquierda al hilo del pitón y con el pico de la muleta. El toro se rajó pronto y se emplazó en los adentros del 7, en donde el matador se dio un arrimón que para algunos debió ser la revelación del toreo. Si llega a matar bien le dan las orejas y quién sabe si algo más. Qué barbaridad, qué euforia, qué manera de aplaudir un
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osé Tomás aunque se pegó el arrimón no se coloca en el
sitio de antes
trasteo insulso y sin gracia. La corrida de Torrealta fue mansa y descastada. Sólo se salvó una res, la que le tocó en suerte a Pepín Liria. Y no es que fuera un animal como para tirar cohetes, puesto que también fue manso y no terminó de humillar, pero derrochó movilidad y no poca nobleza. Con él, Pepín dibujó el toreo periférico, de lejanías, y le tocaron las palmas, tal vez porque era su despedida o quizás porque empieza a valorar el destoreo más de lo que sospechábamos. Torres Jerez, lo que son las cosas, también se contagió de las artes de sus compañeros y mostró una cara gris, muy lejos de su tauromaquia entregada y pura, que es su mayor virtud. El diestro de El Quemadero sorteó enemigos descastados y de embestidas descompuestas, pero tampoco fue su día. Lo mejor, el comienzo por bajo en el tercero de la tarde. Una tarde más, sin toros. Por cierto, un buen amigo y excelente aficionado, Juan Pérez Alarcón, me envía su blog, «Y digo yo», sobre la feria taurina de Almería. Juan está colgando las fotografías de los pito-
PITOS Y APLAUSOS
G Pepín Liria El murciano se despedía de Almería y, a pesar de que parte del público estuvo con él, toreó con ventajas en el último tercio.
G José Tomás Igual que antes de ayer Enrique Ponce, Tomás se equivocó eligiendo una ganadería decepcionante. El arrimón ante el quinto no salvó una tarde gris del madrileño.
G Torres Jérez Lejos de su mejor versión, el almeriense se contagió de sus compañeros. No tuvo enemigos, pero careció de una mayor entrega y garra.
G Torrealta Otra más, y ya van… Decepcionante corrida de toros. Mansa y sin raza. Sólo se salvó el cuarto del festejo, cuya embestida noble ofreció el triunfo a Pepín Liria. Pero, en líneas generales, la ganadería dejó mucho que desear.
nes de los toros en primerísimo primer plano: si ya sospechábamos de la integridad de algunos animales, con estas imágenes la sospecha deja de serlo en muchas ocasiones. Aficionados como Pérez Alarcón son necesarios en esta plaza, que calla cuando se lidian toros inválidos o toros directamente impresentables. Y lo cierto es que en el coso abundan los entendidos, pero los entendidos silenciosos. ¿Por qué no protestan cuando es necesario?, ¿Por qué no alzan la voz para denunciar bochornosos espectáculos como el del día de José Luís Marca o como el de ayer, en que volvimos a presenciar un ganado lamentable e indigno para la plaza de toros de Almería? Las entradas son demasiado caras y el público no se debe marchar del festejo como si no hubiera sucedido nada. Todavía queda feria. Seamos optimistas, por lo menos.
Crítica de Carlos Crivell en página 50