Isabella Prado

  • December 2019
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Isabella Prado - Centro de Estudio para el Desarrollo. Urbano y Regional

Formación ciudadana

I sabella Prado inició su trabajo en el Programa Permanente de Formación Ciudadana el año 2003, bajo el principio de que “para construir algo nuevo en la ciudad hay que construir el conocimiento a partir de las experiencias prácticas”. Este Programa es un proyecto que involucra la parte ténica y conceptual, pero también trata con la realidad humana. El Programa de Formación Ciudadana fue creado como resultado de distintos foros urbanos que CEDURE ha estado organizando desde 1999 y que involucran a gente de la sociedad civil organizada. El tema central, la planificación, se discutía en términos de diferentes problemáticas, como por ejemplo: tráfico y transporte, mercados, desarrollo económico y planificación urbana. Siempre salía el tema “que no tenía dueño”, el tema de los ciudadanos, es decir: ¿Quién se ocupa de enseñar a los ciudadanos que los canales de drenaje no sirven de basurero, que las avenidas nuevas no son para vender cosas sino para transitar? Así, surgió la idea de crear un programa que se encargara de esto, y se delegó a CEDURE la tarea de ponerlo en marcha. Isabella empezó a trabajar en él desde el principio, estableciendo los objetivos y lanzando el proyecto. El Programa tiene tres grandes áreas en las que trabaja en campaña educativa. Algunas campañas se basan en spots y en comunicación audio-visual; otra aproximación es a través de concursos como el de Barrios Pintudos. Cada campaña establece sus propios objetivos, sus propios métodos y su propio presupuesto. A partir de esto se busca a los socios que puedan participar, ya sea con mano de obra o con

recursos económicos. Son generalmente empresas o instituciones públicas que tienen alguna afinidad con el tema de la campaña. CEDURE es una organización privada sin fines de lucro y no tiene financiamiento permanente para su funcionamiento, ni tampoco para los programas que desarrolla. En lugar de ello, primero se diseñan los proyectos y luego se buscan los financiadores. En general, hay intervención puntual de los financiadores en cada proyecto, pero por ejemplo con la CORDAID existe un contrato por tres años que garantiza la dirección y una asistente, y eso permite tener por lo menos esta base segura por el momento. El proyecto por el cual se conoce más al Programa de Formación Ciudadana es el Concurso Barrios Pintudos. La idea del concurso surgió de una discusión sobre cómo se podía encarar el tema del espacio público, porque “la gran queja de los cruceños y no-cruceños es que los espacios públicos son cada vez más abandonados, y por lo tanto tenemos los espacios públicos feos, deteriorados, que no sirven para nada, y encima peligrosos, porque como crece hierba y no hay luz, son lugares de asaltos.” Se veía, a partir de las investigaciones del CEDURE—que es también un centro de estudios de cuestiones sociales—que con el crecimiento de la ciudad surgió un problema de identificación de los habitantes con la ciudad. En los últimos 50 años, Santa Cruz pasó de 40 mil habitantes a más de un millón. Por un lado, hay inmigrantes que necesitan desarrollar el sentido de pertenencia que no existe, porque recién están llegando y, por otro lado, los mismos cruceños que han crecido en esta ciudad,

ahora “estamos en la otra ciudad”. En esta nueva situación, la gente se retrae al ámbito privado, por ejemplo, hay urbanizaciones cerradas para la clase media y alta que cumplen la función que cumplían los barrios antes. Por lo tanto, el espacio público se vuelve innecesario para las clases medias. Frente a esta situación se planteó la pregunta: ¿Qué hacer? Había varias posibilidades: material audio-visual, talleres, pero estas opciones resultaban poco convincentes. ¿Cómo decir a una persona, “señor, desarrolle su sentido de pertenencia”? El objetivo es muy abstracto para comunicarlo efectivamente en una charla. Allí surgió la idea de un concurso, “pensando en el carácter cruceño de las Misses y de todo lo bonito, belleza, etc. Bueno, hagamos ‘Miss Barrio.’ Alguien que logre poner bonito su barrio, se gana un premio. Y como “pintudo” es un término bien cruceño, y significa “bien puesto”, “altivo”, no simplemente bonito, se le puso al concurso este nombre para reflejar estos múltiples significados positivos. No había ningún requisito para la inscripción de un barrio al concurso, simplemente que hubiera una persona responsable que dijera qué objetivos se comprometían a cumplir, y que trajera un planito del barrio. Pensaron en premios atractivos para los barrios: parques infantiles o pequeñas plazoletas. Es decir, el trabajo tenía que ser efectuado en un área pública y el premio iba a ser para otra área pública en el mismo barrio. Los barrios tenían plazo para la inscripción y plazo para la finalización del trabajo. Se sacaban las fotos al inicio y luego se hacían fotos del resultado para que los especialistas que evaluaban el trabajo realizado tuvieran

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un punto de comparación para poder evaluar el esfuerzo de los que arreglaban el barrio. Para los organizadores era especialmente importante registrar fotográficamente el punto de partida de cada barrio porque reconocen que las condiciones son muy disparejas entre un barrio y otro, principalmente en cuanto a recursos.

mandara una lista de los barrios inscritos para darles prioridad en la ejecución de las obras. Por un lado, ha servido para despertar la conciencia de los vecinos y por otro lado, éstos, al presionar al gobierno municipal han hecho que las autoridades resulten ser un importante aliado en la misma tarea.

Se hizo un presupuesto y un lanzamiento de prensa. Luego los organizadores fueron a las reuniones de los dirigentes vecinales de los distritos, donde les entregaban los afiches y las bases del concurso. Cada concurso dura más o menos seis meses: un mes de inscripción, tres meses de trabajo de los barrios, unos diez días de preselección y luego un jurado evalúa a los finalistas. Se escogen a los diez más destacados y se hace una acta en la oficina de entrega de los certificados que decían que ganaban un parque infantil— ¡porque no se podía entregar un parque en la oficina!—y luego se les instalaba su premio, y se hacía una inauguración.

Los barrios que han ganado mayoritariamente son de sectores populares, pero no exclusivamente. Por ejemplo, en el barrio Santa Teresita, que es de clase media, unas señoras mayores, de unos 60 a 70 años arreglaron su plazuela y se ganaron este año la podadora con la que van a mantener su área verde. Santa Teresita queda al lado de la oficina de CEDURE y, así, ellas “se fueron de aquí de andando con su podadora. Todas la querían llevar, las cuatro viejitas empujándola...” El Barrio Petrolero Sur, también de la clase media, consiguió fondos y terminaron su sede del Club de Madres.

Allí se veía que los objetivos del apego y de la recuperación del espacio público no eran tan abstractos: se dan en la práctica, porque la gente se moviliza y, al invertir en el espacio público su tiempo, recursos y trabajo, lo hace suyo y así se desarrolla el sentido de apropiación. “Entonces, cuando viene alguien a rascarles su banco o a romperles su árbol, sale todo el barrio”, y van a defender el espacio que han mejorado, embellecido y que han hecho suyo. Era increíble porque los dirigentes de los barrios tienen en su currículo la inscripción al concurso, junto con las notas de prensa que saca El Deber sobre el evento. Los dirigentes han ido a la Dirección de Parques y Jardines o a la Alcaldía y han mostrado estos documentos, envalentonados, pidiendo ayuda: “mire, nosotros somos de los Barrios Pintudos, y ustedes tienen que ponernos luminarias”. Y esto funcionó tanto que el año pasado llamaron a CEDURE el Director del Alumbrado Público y el de los Parques y Jardines y pidieron que se les

En esta ocasión, había presupuesto para una plazuela, pero ellos ya tenían una y, entonces, en vez de eso se consiguió equipar el Club de Madres con mesas e implementos de cocina, ya que ellos hacen allí cursos de cocina. Un ejemplo de un barrio popular es el barrio 12 de Abril, que es una zona periférica, donde hicieron una tarima para el colegio. Cada alumno tenía que llevar dos o tres ladrillos para construirla, y los padres y estuvieron trabajando en este proyecto hasta las dos de la mañana; uno conseguía cemento, otro se comprometía a traer otros materiales. Fuen un trabajo conjunto entre padres, profesores y alumnos. Se aceptó este proyecto, porque si bien el colegio no es un espacio público estrictamente hablando, es un colegio fiscal que no tiene barda alrededor y es un espacio donde la vida social se concentra y que cumple la función de un centro comunitario. El año pasado se presentaron varios colegios y los organizadores “no supieron que hacer con ellos”, pero para este año ya se creó la categoría de colegio dentro del concurso. De esta manera, mientras que el primer año se manejaron propuestas

muy variadas, desde limpiar un área verde hasta construir una biblioteca, en el año subsiguiente ya se crearon varias categorías para poder comparar mejor los proyectos entre sí. Las categorías son: Calles y Aceras, Infraestructura y Áreas Verdes. Cada categoría tiene primer y segundo lugar y un reconocimiento. Los barrios compiten entre sí dentro de la misma categoría, pero también se les dice de entrada que “los barrios compiten consigo mismo”, ya que el criterio de evaluación no es cómo se ve al final, sino cuánto se ha mejorado comparando con lo que se tenía inicialmente, cuánta gente se involucró y qué impacto tiene este cambio en el barrio. El proyecto beneficia directamente a muchísimos cruceños. El primer año participaron 26 barrios, en el segundo año eran 42, y este tercer año ya llegaron a ser 78. Cada barrio tiene alrededor de 400 personas; no todos los barrios logran un cambio. Pero, por ejemplo este año se premiaron 13 barrios, el primer año 8 barrios, y 10 el segundo año. Hay que subrayar que las iniciativas que se llevan a cabo benefician a todos los habitantes del barrio, ya que estos barrios no son muy grandes. El Programa de Formación Ciudadana no apunta a ningún grupo específico—sea de nivel económico u otra categoría, porque la unidad que manejan es el “barrio”. A pesar de los cambios que afectan la ciudad, la gente tiende a tener mucho apego a esta unidad territorial, sobre todo en los sectores populares. Isabella recalca que en los lugares “donde no hay nada”, el limpiar un área verde y además recibir un premio tiene mucho impacto en la autoestima del barrio, lo que es de “valor incalculable”. Es algo que los organizadores del concurso no habían previsto, pero resulta que los barrios enmarcan la foto que salió en el periódico, y “se demuestran a sí mismos que a pesar de las limitaciones económicas ellos tienen un potencial para hacer un montón de cosas,” con la condición de estar unidos. Una de las dificultades con que se 2

encontraron en el proceso de inscripción de los barrios fueron los conflictos con los dirigentes vecinales. Cualquier vecino con capacidad de movilización y convocatoria puede inscribir al barrio en el concurso y, por eso, los dirigentes se quejaron de que se estaba pasando por alto su autoridad. En algunos barrios, la gente decidía cooperar con el dirigente y lo llevaban a firmar la inscripción. Pero, en otros casos, decían “Éste es político y no hace nada si no le pagan, entonces, ¡qué nos importa!” Boicoteaban a estos líderes, y al mismo tiempo los presionaban, porque resultaba que los vecinos estaban haciendo algo y el dirigente no. Así, el proyecto resultó efectivo incluso para este aspecto de construcción de ciudadanía. Entre los financiadores del Programa, y, concretamente, en el concurso Barrios Pintudos figuraron Transredes con los recursos directos, SOBOCE con cemento, la dirección de Parques y Jardines, con dos parques y una plaza. También colaboró CRE y la Cooperación Británica, que propuso que se pusiera en el presupuesto algo para la comunicación y se produjo un video que recoge la experiencia de los tres años que se está haciendo el concurso, además de un pequeño documento escrito con fotos que ilustran la experiencia. Pero hay otra iniciativa muy exitosa del Programa de Formación Ciudadana que se puede resumir con una referencia a un personaje: ¡el famoso Chino del programa televisivo De Toco a Silla! Isabella cuenta que el año pasado tuvieron un presupuesto de CORDAID para el ítem de “difusión”. Se les ocurrió hacer con este presupuesto un programa de televisión corto, de media hora, que reunía varios temas de la participación ciudadana: nutrición, identidad y educación vial. Se conformó un equipo de gente joven y se entregó a estos “creativos” la parte conceptual, es decir, el contenido educativo del programa. Tenía que ser un programa positivo; en un segmento había que mostrar las infracciones que la gente hace a diario como algo normal y hacer notar que esto afecta a otra gente. Un segundo segmento iba a estar dedicado a comida, para tratar

el tema de la nutrición, pero también para recuperar las recetas tradicionales que se están perdiendo. Se hizo un casting y El Chino (Roberto Kim) salió escogido. Al principio no se pensaba que iba a haber tantos personajes, pero luego El Chino llegó a interpretar a quince personajes diferentes. Isabella dice con humor que está preocupada de que “no le dé esquizofrenia en cualquier rato”. Al principio, estaban solamente Ñeca, que era la que cocinaba, el Chichino, que presentaba el programa, y el segmento Ojo al Charque que trata de las infracciones. Luego se amplió el proyecto. Se produjeron 16 capítulos y conversaron con el canal por cable Activa, para sacar el programa al aire sin costo. Después de los buenos resultados, varios canales abiertos se lo pidieron, y ahora lo pasan en estos canales, lo cual es perfecto porque el objetivo es la difusión. En este momento, en el canal 18 lo ve mucha gente. Al terminar la temporada, “nos dijeron que cómo va a terminar así”, y entonces se decidió una nueva temporada, pero en este caso los programas son de una hora. No fue fácil porque se pensó en un producto que sea al mismo tiempo educativo, bonito, y lleno de humor. “No queríamos que por ser educativa, fuera aburrida o mamarracha”. En esta temporada, colaboraron con financiamiento CORDAID, AVINA y el Gobierno Municipal que patrocina el personaje del Chichi el Grillo Ecologista del segmento sobre el medio ambiente. Aparte de eso, CEDURE tiene una relación más amplia con AVINA: no piensan en AVINA meramente como un financiador, sino como “una institución afín a sus intereses y objetivos”, y como una oportunidad de conversar con otros socios y abrir las posibilidades para nuevas iniciativas.

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