Introducion..docx

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INTRODUCION

Un proceso de paz es un esfuerzo para lograr un acuerdo que ponga fin a la violencia, así como para implementarlo, mediante negociaciones que pueden requerir la mediación de terceros”. Con esta definición inicial quiero destacar la idea de que un “proceso” no es momento puntual, sino un conjunto de fases o etapas alargadas en el tiempo, en las que intervienen todos los actores afectados, en un esfuerzo colectivo para en un momento determinado alcanzar acuerdos que permitirán acabar con la situación anterior, dominada por la violencia y el enfrentamiento armado, para dar paso mediante el diálogo y el consenso a pactos o acuerdos que pongan fin a la violencia física, y mediante la implementación de los acuerdos, iniciar una nueva etapa de progreso y desarrollo que permita superar igualmente las violencias estructurales que propiciaron el surgimiento del conflicto. Un “proceso de paz”, por tanto, incluye obviamente la fase de negociación y de mediación, pero la trasciende completamente, al referirse también, y de manera esencial, al cumplimiento de lo acordado. De ahí que el proceso de paz vaya más allá del acuerdo o pacto de paz, que siendo éste un momento cumbre y sin duda el más visible, no es más que el punto de partida de unas etapas decisivas en las que se verá si realmente el cese de la violencia es capaz de generar una nueva situación de paz positiva, entendida como de prosperidad, armonía, desarrollo humano, crecimiento personal y justicia social, entre otros aspectos. En este sentido, hay “procesos” que han logrado materializarse y otros que se han quedado con las intenciones y se han malogrado por el camino, justamente porque no han sido capaces de implementar lo acordado, generando una enorme frustración por el incumplimiento de las expectativas creadas. En estos casos, además, y Centroamérica es testigo de ello, es frecuente constatar el surgimiento de nuevas violencias comunes, ya desvinculadas a la violencia política del pasado, que pueden producir un número de víctimas igual o superior a las que tuvo el país en cuestión durante la etapa de confrontación armada. Iniciar y desarrollar un proceso de paz es, pues, una auténtica aventura, un reto mayúsculo lleno de incertidumbres, obstáculos y posibilidades. Hay quien lo ha comparado con la primera escalada a una montaña, pero sin mapas de relieve, con lo que ello supone de misterio y de riesgo, al tener que enfrentar cuestas no previstas, desniveles frecuentes y cimas aparentemente inalcanzables. Si en el proceso de paz hay una mediación y un buen acompañamiento social, en el símil significaría que contamos con un guía que nos ayuda a organizar la estrategia de escalada y con personas que nos acompañan en la ascensión, lo que nos hará más llevadera la cuesta y nos posibilitará llegar a la cumbre en compañía, para disfrutar del logro, y lo que es también de vital importancia, regresar al punto de partida con seguridad.

El 26 de agosto del 2012, en la Casa de Piedra, de El Laguito, el complejo de mansiones de la diplomacia cubana, se firmó el documento que marcó el comienzo del proceso de paz. Ese día se cerraban seis meses de conversaciones confidenciales que habían comenzado el 23 de febrero en el mismo lugar, luego de un largo periodo de intercambio de mensajes entre la guerrilla y el gobierno, que facilitó el empresario del Valle Henry Acosta. Al primer encuentro asistieron por parte de las FARC, Mauricio Jaramillo y Rodrigo Granada, como cabezas de delegación. Meses atrás se había previsto que la

delegación estuviera encabezada por 'Timochenko'. Pero la muerte de Alfonso Cano, luego de un bombardeo en noviembre del 2011, obligó al cambio. Los acompañaban en la parte técnica Marcos Calarcá, Andrés París, y Hermes Aguilar. Por parte del Gobierno, la delegación estaba encabezada por el alto comisionado, Sergio Jaramillo, y Frank Pearl, acompañados por Enrique Santos, Alejandro Eder y Jaime Avendaño. Se habló de entablar conversaciones y se dejó claro que el objetivo del diálogo sería el fin del conflicto. Ambos estuvieron de acuerdo pero las posiciones eran totalmente distantes. En realidad, extremas. El Gobierno llegó con una propuesta de agenda restringida al desarme y las garantías para el retorno a la vida civil. No más. Las FARC pusieron sobre la mesa su plataforma bolivariana y retomar la agenda que había quedado pactada en el Caguán, que tocaba temas tan amplios como el modelo económico. Propuesta rechazada por el Gobierno. Por lo cual, comenzó una etapa de diseño de una nueva agenda que al cabo de seis meses constaba de seis puntos y un preámbulo. El Gobierno quería hacer un cronograma de tres meses, seguramente porque tenía previsto anunciar los diálogos en la Cumbre de las Américas, lo cual resultó imposible.

En el segundo encuentro se empezó a hablar de los contenidos y metodología de las conversaciones, pero en el tercero hubo una crisis que llevó a que ambos se pararan de la mesa y dijeran “adiós, no se pudo”. El tema de la discordia era la entrega de armas, término que las FARC no aceptaban. Ya estaban redactando los comunicados para informarle al país no sólo que había acercamientos de paz, sino que estos se habían frustrado antes de comenzar, cuando los garantes, Cuba y Noruega, así como el presidente Hugo Chávez, hicieron las movidas necesarias para encontrar una fórmula. En medio de ese esfuerzo diplomático se construyó una frase aceptable para todos: “dejación” de armas. Término que aún hoy causa controversia. Lograr el documento marco obligó al final a las delegaciones a trabajar, durante

julio de ese año, 17 días de corrido, sin parar. En la Casa de Piedra se instalaron tableros acrílicos y cada delegado tenía marcadores, entre todos iban construyendo las frases, borrando y poniendo palabras, mientras se movían fumando

o

tomando

café

por

la

amplia

sala

de

la

mansión.

El 12 de agosto de ese año por fin estuvo listo el texto y las partes salieron a consultarlo con su gente. Los delegados del Gobierno con el presidente y las FARC con su dirección ampliada. Hubo reparos. Algunos en la guerrilla creyeron que sus delegados habían cedido demasiado. Los puntos de la agenda eran lo que han llamado algunos analistas muy “acotados” y temas como el modelo económico brillaban por su ausencia.

La contradicción se resolvió dentro de las filas guerrilleras con la idea de que el preámbulo del acuerdo era muy amplio y permitía hablar de todo lo que no estaba en los seis puntos pactados. Ese fue el principal motivo de discordia cuando se hicieron públicos los diálogos: las FARC consideraban vinculante el preámbulo y el Gobierno no. Y ha sido parte de una constante contradicción en las retóricas de ambas delegaciones

A pesar de que hubo episodios tensos y crisis, en la fase exploratoria se construyó una confianza que nunca se ha logrado replicar en la fase pública ni transferir a las nuevas delegaciones. La confidencialidad ayudó mucho a que las posiciones fueran más sinceras. En la fase pública, que empezó en septiembre del 2012, las retóricas y demandas políticas de cada una de las partes, ha generado distancia. Demasiada, quizá. Luego de las consultas, el documento fue firmado ese 26 de agosto, en la Casa de Piedra, con presencia del canciller de Cuba El 4 de septiembre Santos y 'Timochenko' hicieron oficial el inicio del proceso de paz en sendas intervenciones en televisión. El presidente dijo que sería un proceso de meses y no de años.

El proceso está entrando en su etapa definitiva, pero el fin del conflicto está más cerca que nunca. http://www.semana.com/nacion/articulo/proceso-de-paz-asi-comenzotodo/440079-3 Procesos de paz en Colombia El Proceso de Paz en Colombia, se resume en conversaciones y diálogos de paz entre el gobierno nacional y los grupos revolucionarios con miras a acabar el conflicto armado en Colombia. El proceso de paz comienza desde la presidencia de Belisario Betancur con los acercamientos con grupos insurgentes, llevando a que la guerrilla del M-19 se desmovilizará en 1989. El proceso de Paz luego se reanudó en la presidencia de Andrés Pastrana, donde el gobierno adelanto diálogos de paz con las FARC en San Vicente del Caguán, durante la fallida zona de despeje. Durante la presidencia de Juan Manuel Santos, se reinicia el proceso de paz en Colombia.

Cronología del proceso de paz. Estos fueron los procesos anteriores que se vivieron en el país. 1981: El Gobierno del ex presidente liberal Julio César Turbay creó una comisión de paz para iniciar conversaciones con la guerrilla. El ex presidente Carlos Lleras Restrepo, quien tenía la misión de liderar el proceso, renunció con el argumento de que no lo dejaron establecer contactos con la insurgencia. 1982: El

entonces presidente

conservador

Belisario

Betancur

inició

una

negociación de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).

1984: El Gobierno de Betancur y las Farc firmaron el Acuerdo de La Uribe, que incluyó el cese bilateral del fuego, la suspensión del secuestro y la apertura de espacios políticos para la guerrilla. El proceso fracasó y se rompió en 1987. 1988: El presidente liberal Virgilio Barco comenzó acercamientos de paz con las Farc, pero el exterminio a manos de paramilitares de ultraderecha de miles de militantes del partido izquierdista Unión Patriótica, vinculado con esa guerrilla, impidió avanzar. Barco también inició diálogos con la guerrilla del M-19 y expidió una ley de amnistía. 1990: El Gobierno de Barco firmó un acuerdo de paz con el M-19, que entregó las armas, se reintegró a la vida civil y se convirtió en una fuerza política. 1991: El entonces presidente César Gaviria inició conversaciones con las Farc y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Caracas, capital de Venezuela y luego se trasladaron a Tlaxcala, en México. En 1992 se rompió el proceso por el asesinato de un exministro secuestrado por la guerrilla. En ese mismo año, se desmovilizaron las guerrillas del Ejército Popular de Liberación (EPL), el grupo indigenista Quintín Lame y el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) después de acuerdos de paz. 1993: Durante el Gobierno de Gaviria se reintegraron a la vida civil y entregaron las armas los integrantes de la Corriente de Renovación Socialista, una disidencia del ELN. 1998: El Gobierno del presidente Ernesto Samper concedió el estatus político al ELN en un esfuerzo por lograr un acuerdo de paz. También hubo encuentros con ese grupo rebelde en España y Alemania que no prosperaron. Ese mismo año, el entonces candidato conservador Andrés Pastrana ganó la presidencia de Colombia con la promesa de iniciar un diálogo de paz con las Farc para poner fin al conflicto interno. Siendo mandatario retiró las Fuerzas Militares de una zona de 42 mil kilómetros cuadrados para que sirviera de sede a la negociación.

1999: Se inició el proceso con las Farc, el tercer intento formal para lograr la paz con esa guerrilla. Los diálogos se realizaron en medio de la confrontación y se rompieron en febrero del 2002. Durante el Gobierno de Pastrana también se mantuvieron aproximaciones con el ELN, sin lograr avances concretos. 2002: Durante el Gobierno del presidente Álvaro Uribe, quien lanzó una ofensiva militar contra la guerrilla con el apoyo de Estados Unidos, se inician diálogos con el ELN en Cuba. Entre el 2004 y el 2005 hubo facilitación de México y en el 2007 se intentó restablecer el proceso con ese grupo rebelde en Venezuela con la mediación del presidente Hugo Chávez, pero una vez más las aproximaciones fracasaron. 2012: El presidente Juan Manuel Santos anunció que su Gobierno y las Farc firmaron un acuerdo marco que establece un procedimiento, una hoja de ruta, para avanzar en negociaciones de paz que comenzarán en la primera quincena de octubre en Oslo, Noruega, y luego continuarán en Cuba. El máximo comandante de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timo león Jiménez o ‘Timochenko’, se declaró optimista sobre el proceso de negociación. http://procesopazcol.blogspot.com.co/

EQUIPO NEGOCIADOR DEL GOBIERNO

Humberto de la Calle Lombana Este abogado será el jefe de la delegación del Gobierno durante el proceso de paz. Es recordado porque en diciembre de 1996 renunció a la Vicepresidencia de la República, después de haber exigido la retirada del entonces mandatario, Ernesto Samper, por las denuncias del Proceso 8.000. El ex vicepresidente, quien también fue ministro de Gobierno de César Gaviria y ministro del Interior durante la presidencia de Andrés Pastrana, también participó en la redacción de la Constitución de 1991, por ello fue elegido por el

presidente Santos cuando lo anunció como jefe de la delegación, pues afirmó que es "una persona con una amplia trayectoria jurídica y política y jugó un papel fundamental, definitivo, en la nueva Constitución que hoy nos rige"

General (r) Óscar Naranjo Entre el 2007 y el 2012, el general Óscar Naranjo fue el director de la Policía Nacional, lo que le valió el reconocimiento de 'Mejor Policía del Mundo' en el año 2010. El general Naranjo tuvo una trayectoria de 35 años en la Policía Nacional; pasó por la comandancia del departamento de Bolívar y de la ciudad de Cali, así como del Comando de Operaciones Especiales y la Dirección de Inteligencia y Contrainteligencia. También participó en operaciones de las autoridades en las que cayeron importantes capos del narcotráfico, como Gonzalo Rodríguez Gacha y Pablo Escobar

General (r) Jorge Enrique Mora El general Jorge Enrique Mora fue comandante del Ejército entre 1998 y el 2002, durante el gobierno de Andrés Pastrana. En este periodo, el oficial participó del fallido proceso de paz que se adelantó en ese momento en la zona de despeje que se decretó en San Vicente del Caguán. Santos destacó la trayectoria del general (r) Mora en las Fuerzas Militares y por ello ahora hace parte de este selecto grupo.

Sergio Jaramillo Este filósofo bogotano, quien fue viceministro de Defensa, estuvo a cargo de los acercamientos con las Farc, luego de que se concretara la voluntad de diálogo en Cuba, por lo que ya se venía desempeñando como plenipotenciario. Jaramillo fue asesor en Derechos Humanos durante el primer periodo de Álvaro Uribe, cuando la ministra de Defensa era Martha Lucía Ramírez, y redactó el documento de la política de seguridad democrática. Estuvo en el Gobierno hasta el 2004 y luego pasó a dirigir la Fundación Ideas para la Paz, en la que se le hizo seguimiento a los temas de conflicto armado y seguridad. Además, fue viceministro para los derechos humanos y asuntos internacionales en la cartera de Defensa, cuando era dirigida por Juan Manuel Santos.

Frank Pearl Como el mismo Presidente lo confirmó, el excomisionado de Paz y exministro del Medio Ambiente, Frank Pearl, hizo parte de la primera fase del proceso de paz como plenipotenciario, junto a Sergio Jaramillo. Este economista bogotano, promovió y defendió el proceso de Justicia y Paz durante el Gobierno de Uribe, mediante el cual se realizó la desmovilización de los grupos paramilitares. Además, junto a Piedad Córdoba, participó en las liberaciones de los exsecuestrados Pablo Emilio Moncayo y Josué Daniel Calvo. Luis Carlos Villegas Desde 1996, Villegas ha estado al mando de la Asociación Nacional de Industriales, Andi. Este abogado y socioeconomista es, además, presidente del Consejo Gremial. Villegas ha sido viceministro y Ministro encargado de Relaciones Exteriores, así como gobernador de Risaralda y senador de la República. El presidente dijo que, aunque Villegas no estuvo en la presentación de los delegados ante la opinión pública, "el país sabe quién es él".

Enrique Santos Periodista y escritor. Durante casi cuatro décadas escribió la columna "Contraescape", publicada semanalmente en el diario El Tiempo, es hermano del Presidente Juan Manuel Santos y fue delegado por el mandatario en una etapa preliminar de la negociación en La Habana entre el gobierno y las FARC. Las Farc han anunciado desde la Habana (Cuba) el nombre de sus primeros voceros en el proceso de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos. Iván Márquez y Jesús Santrich encabezan el grupo y piden la presencia del extraditado Simón Triinidad.

Iván Márquez Luciano Marín o ‘Iván Marquez’, como se le conoce en la guerrilla, ingresó a ésta en 1977 y llegó a ser concejal y representante a la cámara por el departamento del Caquetá en los 80. Tras el exterminio de la Unión Patriótica, del que hacía parte, regresó al monte. Participó en los diálogos de La Uribe (Meta) entre la coordinadora guerrillera Simón Bolívar y el gobierno nacional. Además, fue delegado de la guerrilla en los diálogos de paz de Caracas y Tlaxcala. También fue otro de los negociadores de la guerrilla en la zona de despeje del Caguán. ‘Marquez’ es abogado y considerado uno de los guerrilleros que estructuró el bloque Sur de las Farc, uno de los más violentos de la guerrilla que luego fue comandado por ‘el Mono Jojoy’.

Simón Trinidad Juvenal Ovidio Ricardo Palmera Pineda alias "Simón Trinidad" nació el 30 de julio de 1950 en Bogotá, fue guerrillero y alto miembro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y uno de los capturados de más alto rango. Ingresó a las FARC en 1987 y tomó el alias de Simón Trinidad en honor al libertador Simón Bolívar. Fue capturado en 2004 y extraditado a los Estados Unidos donde recibió una condena de 60 años de prisión por su participación en el secuestro de tres estadounidenses, mientras que las acusaciones por narcotráfico no han prosperado. El 4 de julio de 2001, estando presente en San Vicente del Caguán, Caquetá en las conversaciones de paz con el Gobierno Pastrana y actuando allí como vocero de las FARC anunció que el grupo iba a atacar cualquier aeronave o tropa que realizara fumigaciones de plantaciones de coca o amapola en el sur del país. Palmera continuó participando como uno de los negociadores de más alto rango durante los fallidos dialogos de paz (1998 - 2002) con el gobierno del conservador Andrés Pastrana.

Rodrigo Granda Ricardo Téllez, más como Rodrigo Granda, se desempeña como portavoz internacional de la organización guerrillera. En 2004 fue capturado por las autoridades colombianas, en la frontera entre Colombia y Venezuela, en Cúcuta. Granda liberado por el gobierno de Álvaro Uribe a petición del presidente francés Nicolás Sarkozy de Francia, que buscaba la liberación de Íngrid Betancourt. Es miembro plenipotenciario.

Marco León Calarca Es la cuarta vez que se sienta a una mesa de paz. Fue capturado en 1998 en La Paz (Bolivia), pero no fue deportado sino enviado a México. Allí vivió por 8 años e instaló una oficina para manejar las relaciones internacionales de la guerrilla, hasta que fue expulsado en el 2002 por el presidente Vicente Fox.

Andrés París Es uno de los plenipotenciarios de las Farc en la mesa. Pertenece al Estado Mayor Conjunto y siempre ha hecho parte del ala política de ese grupo, por lo que fue uno de los negociadores en el Caguán. Es requerido por las autoridades por los delitos de secuestro, homicidio, concierto para delinquir, lesiones personales, hurto, daño en bien ajeno, asalto, terrorismo, asesinato y rebelión. El conflicto armado en Colombia tiene unas raíces muy profundas, que van más allá del surgimiento de las actuales guerrillas en los años 60. A la violencia que caracterizó las relaciones entre liberales y conservadores desde el siglo XIX hasta la época del Frente Nacional (1958-1978), hay que añadir la represión contra cualquier opción política alternativa. Así, la política al servicio de los intereses de la élite, la exclusión social y la falta de opciones democráticas de oposición explican el surgimiento de los distintos grupos guerrilleros de los años 60 y 70, entre ellos, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), ambos nacidos en 1964 y que en la actualidad cuentan con unos 10.000 y 3.000 efectivos, respectivamente. La violencia se agravó con la aparición a principios de los años ochenta de los grupos

paramilitares, especialmente las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), para llevar a cabo la lucha contrainsurgente. En este contexto de violencia, hay que añadir el fenómeno de la producción y exportación de de droga y el surgimiento de nuevas estructuras paramilitares vinculadas al narcotráfico, que ha hecho más complejo el conflicto, donde la población civil es la principal víctima. Antecedentes del proceso de paz Desde los años ochenta se han ido produciendo múltiples esfuerzos de construcción de paz, tanto por parte de los actores en conflicto como de la sociedad colombiana. En 1982, el presidente Betancur convocó a las guerrillas a un acuerdo de paz. Dos años después, las FARC ordenaron un alto al fuego que duró formalmente hasta 1990, cuando el presidente Gaviria ordenó un ataque al centro de mando de las FARC. En 1990, y después de una larga negociación, se desmovilizó la tercera guerrilla del país, el M-19, fruto de la cual se aprobó una nueva Constitución en 1991 que formalmente consolidaba el Estado de derecho. En este último año se desmovilizaron otros grupos (EPL, PRT, MAQL), en 1992 el CER, en 1994 la CRS, MPM, MMM y FFG, y en 1998 el MIRCOAR. En relación a las guerrillas que no se desmovilizaron entonces, en 1991 y 1992 se celebraron encuentros en Caracas y Tlaxcala (México) entre el Gobierno y la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, de la que formaban parte las FARC, el ELN y el EPL, pero las conversaciones de 1992 quedaron suspendidas después de que las FARC asesinaran a un ministro que tenían secuestrado. En 1995, la Conferencia Episcopal colombiana creó la Comisión de Conciliación Nacional (CCN), y en 1997, el presidente Samper propuso crear un Consejo Nacional de Paz formado por instituciones y sociedad civil. En enero de 1999, el secretario general de Naciones Unidas nombró a Jan Egeland como su primer delegado para Colombia, quien, tres años más tarde, sería sustituido por James Lemoyne. http://escolapau.uab.es/img/qcp/procesos_paz_colombia.pdf

Resultados del plebiscito

El resultado del plebiscito colombiano reveló la profundidad de la polarización que, desde el fondo de su historia, caracteriza a la sociedad colombiana. También, la grave crisis de su arcaico sistema político incapaz de suscitar la participación ciudadana que ante un plebiscito fundacional nada menos que para poner fin a una guerra de más de medio siglo que apenas si logró que una de cada tres personas habilitadas para votar acudiera a las urnas, una tasa de participación inferior a la ya de por si habitualmente baja que caracteriza a la política colombiana, hubo mucha abstención en los últimos veintidós años y su resultado fue tan ajustado que hizo que la victoria del NO, como hubiera ocurrido ante un eventual triunfo del SI, sea más un dato estadístico que un rotundo hecho político. Los partidarios del SI habían dicho que lo que se necesitaba para consolidar la paz era una amplia victoria, que no bastaba simplemente con superar en votos a los partidarios del NO. Lo mismo cabe decir de sus oponentes. Pero nadie logró ese

objetivo,

porque

la

diferencia

de

un

0.5

%

a

favor

del

NO.

Es prematuro brindar una explicación acabada de lo ocurrido. Habría que contar con información más pormenorizada que por el momento no está disponible. Pero Este déficit de credibilidad se expresa en una retracción del electorado, tanto más importante cuanto más alejadas se encontraran de las zonas calientes del conflicto armado las regiones en las cuales el NO triunfó con holgura. En cambio, aquellos departamentos que fueron teatro de operaciones de los enfrentamientos se manifestaron mayoritariamente a favor del SI. Para decirlo en otros términos: allí donde los horrores de la guerra eran experimentados sin mediaciones y en carne propia –principalmente las regiones agrarias y campesinas- la opción por el SI triunfó de manera aplastante. Tal es el caso del Cauca, con el 68 % votando por el SI; el Chocó, con 80 % por el SI; Putumayo, 66 % por el SI; Vaupés, 78 % por el SI. En cambio, en los distritos urbanos en donde la guerra era apenas una noticia que divulgaban los medios, satanizando de manera implacable a la insurgencia, quienes acudieron a las urnas lo hicieron para manifestar su rechazo a los acuerdos de paz. Lo anterior remite a una segunda consideración: la debilidad del esfuerzo educativo hecho por el gobierno colombiano para explicar los acuerdos y sus

positivas consecuencias para el futuro del país. Esta falencia había sido señalada por diversos observadores y protagonistas de la vida política de ese país, pero su llamado de atención al presidente Juan M. Santos fue desoído. El confiado optimismo que primaba en los círculos gubernamentales (y también en algunos sectores cercanos a las FARC-EP) unido a la imprudente confianza puesta en los pronósticos de las encuestas -que, una vez más, fracasaron escandalosamentehizo que se subestimara la gravitación de los enemigos de la paz y la eficacia de la campaña basada en el visceral rechazo a los acuerdos promovida por el uribismo. El papel desempeñado por la derecha vinculada al paramilitarismo y los medios de comunicación, mismos que reprodujeron sin cesar las acusaciones de “traición” dirigidas al presidente Santos, galvanizaron un núcleo duro opuesto a la ratificación de los acuerdos que pese a ser minoritario en el conjunto de la población logró prevalecer porque sus adherentes acudieron masivamente a las urnas, mientras que sólo una parte de los que sí la querían se atrevieron a desafiar las inclemencias del tiempo y fueron a votar. Persuasiva resultó ser pues la “campaña de terror” orquestada por la derecha, que en sus ominosas caricaturas presentaba al comandante Timoshenko ya investido con la banda presidencial y presto a imponer la dictadura de los “terroristas” sobre una población indefensa y sumida en la ignorancia, misma que encontró en el voto por el

NO

el

antídoto

necesario

para

conjurar

tan

pavorosa

amenaza.

En suma: es imposible abstraerse de la sensación de frustración que provoca este resultado. Como se dijo una y mil veces, la paz en Colombia es la paz en América Latina. Tremenda responsabilidad le cabe a las FARC-EP ante este deplorable resultado electoral. La sensatez demostrada por la guerrilla en las arduas negociaciones de La Habana deberá ahora pasar por una nueva prueba de fuego. Y es de esperar que la tentación de retomar la lucha armada ante el desaire electoral sea neutralizada por una actitud reflexiva y responsable que, desgraciadamente, no tuvo la ciudadanía colombiana. Las declaraciones del comandante Timoshenko ratificando que ahora las armas de la insurgencia son las palabras

permiten

albergar

una

semilla

de

esperanza.

Lo

mismo

las

manifestaciones de la dirigencia del ELN y la alocución del presidente Santos poco

después de conocidos los resultados del plebiscito. Ojalá que así sea y que esta guerra de más de medio siglo, que a lo largo de estos años tuvo un costo equivalente a casi la mitad del PBI actual de Colombia; que despojó de sus tierras y desplazó de sus hogares a casi siete millones de campesinos; que produjo 265.000 muertes oficialmente registradas; que victimizó por la vía indirecta a dos millones y medio de menores de edad; que esa pesadilla, en suma, que ha enlutado a la entrañable Colombia pueda hundirse definitivamente en el pasado para abrir esas grandes alamedas evocadas por el heroico presidente Salvador Allende por donde habrán de pasar los hombres y las mujeres de Colombia para construir una sociedad mejor. Ayer se perdió una inmejorable oportunidad para avanzar por el camino de la paz. Habrá otras, sin duda alguna.

CAMBIOS QUE TRAE EL NUEVO ACUERDO DE LA FARC

El Gobierno y la guerrilla de las Farc anunciaron este sábado 12 de noviembre de 2016 en La Habana un nuevo acuerdo con el que confían desbloquear el proceso de paz, debido a que contiene un nivel de consenso mayor que el pacto inicial, que fue rechazado por el pueblo colombiano en el plebiscito del 2 de octubre.

Un mes y diez días después, las partes lograron emitir un nuevo documento que incorpora buena parte de las aportaciones de los sectores que rechazaron el acuerdo inicial apenas días después de su firma, pero que “no sacrifica” el espíritu de aquel histórico pacto, según el jefe negociador del Gobierno, Humberto De la Calle. A continuación, se encuentran contiene este nuevo acuerdo:

las

modificaciones

fundamentales

que

- Durante el término de la dejación de armas, las Farc presentarán un inventario de bienes y activos para destinarlos a la reparación material de las víctimas. - En cuanto a la Jurisdicción Especial para la Paz se atendió la mayoría de las propuestas formuladas. - Se precisaron de manera concreta las características y mecanismos de la restricción efectiva de la libertad. - En efecto, se fijaron los espacios territoriales específicos para el cumplimiento de las sanciones con un tamaño máximo a las zonas veredales, los periodos de ejecución de las acciones reparadoras, la precisión del lugar de residencia, los mecanismos de monitoreo y la regulación del sistema de autorización para los desplazamientos por fuera de las zonas, requisito necesario en todos los casos. Por iniciativa de algunos opositores se aceptó que mientras entra en funcionamiento la JEP, las acciones reparadoras debidamente verificadas pueden ser descontadas de la sanción que se imponga. - Sobre el discutido tema de la conexidad del narcotráfico con el delito político, el acuerdo es que los Magistrados tendrán en cuenta caso a caso la jurisprudencia de las cortes colombianas. - Se eliminan los Magistrados extranjeros pero se acepta la presencia de amicus curiae, -expertos extranjeros- para rendir conceptos sobre los casos que se tramiten. - Queda claro que entre la normatividad aplicable se incluye el Código Penal Colombiano y que las normas procedimentales deberán ser incorporadas al ordenamiento legal. - Serán de competencia de la JEP las conductas de financiación o colaboración con actores del conflicto en que hayan incurrido los terceros no combatientes que tuvieron una participación activa o determinante en los crímenes más graves. Se eliminó la participación habitual. Y se reafirmó que los demás, si contribuyen a las

medidas de verdad y reparación, pueden beneficiarse de la renuncia de la acción penal u otro tipo de terminación anticipada del proceso. - Se estableció el término concreto de duración de la Jurisdicción. - Se eliminó la idea de incorporar el Acuerdo a la Constitución Política y al llamado bloque de constitucionalidad. El principio general de garantía de cumplimiento es el compromiso de que ambas partes cumplirán de buena fe lo pactado, y en lo que tiene que ver con el Estado, los principios que informan el Acuerdo serán parámetro de interpretación y guía de la aplicación normativa y práctica. - Se estableció también que la revisión de la tutela contra decisiones de la Jurisdicción Especial en cabeza de la Corte Constitucional. - En el nuevo Acuerdo se define qué se entiende por enfoque de género. Significa el reconocimiento de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y de las circunstancias especiales de cada uno. Supone reconocer que el conflicto ha impactado de manera diferenciada a la mujer y que, en consecuencia, se requieren acciones distintas y específicas para restablecer sus derechos. - Incluye también un principio de respeto a la igualdad y no discriminación, que implica que toda persona, independientemente de su sexo, edad, creencias religiosas, opiniones, identidad étnica, pertenencia a la población LGBTI, o cualquier otra razón, tiene derecho a disfrutar de todos los derechos. Ningún contenido del Acuerdo Final se entenderá o interpretará como la negación, restricción o menoscabo de los derechos de las personas. - En atención al llamado que nos hicieron de diversos sectores religiosos, se estipula que en la implementación de lo acordado se deberá respetar la libertad de cultos, lo que significa el reconocimiento y respeto a la práctica de cualquier manifestación de religiosidad. - Mantenemos vivo el compromiso con el campo a través de una política de recuperación de la familia campesina, que impulse el acceso equitativo a la tierra y que cree condiciones de vida digna. - En la Reforma Rural Integral hemos afirmado que "nada de lo establecido en el acuerdo debe afectar el derecho constitucional a la propiedad privada". - También quedó explícito que los programas cuyo destinatario es el campesino no impiden la puesta en práctica de diversas formas de producción, tales como la agroindustria o el turismo.

- Para lograr darle la mayor solidez a la reforma rural, se ajustaron los tiempos de implementación a las nuevas realidades fiscales. El acuerdo además por sí mismo no crea Zonas de Reserva Campesina. - Desde el Acuerdo de Cartagena se había dado un paso inmenso en la lucha contra el problema mundial de la droga. Las Farc se comprometieron a romper todo vínculo con él y a cooperar en la superación de ese fenómeno. Ahora, en el nuevo Acuerdo se ha logrado precisar de manera concreta las características de esa cooperación y además quienes acudan a la JEP -todos, no solo las Farc deberán informar de manera exhaustiva y detallada sobre las informaciones de las que dispongan para atribuir responsabilidades. - De igual modo se aclara que los programas de sustitución buscan tener territorios libres de cultivos de uso ilícitos de modo que no se establezca un marco de coexistencia entre el programa de sustitución y la continuación de tales cultivos. - En cuanto a la aplicación de las políticas sobre el consumo, se robustece el papel de la familia y de los grupos religiosos. http://www.wradio.com.co/noticias/actualidad/los-cambios-que-trae-el-nuevo-acuerdo-de-pazentre-el-gobierno-y-las-farc/20161113/nota/3302059.aspx

En el final del día comenzó oficialmente la paz con las Farc este lunes en Cartagena. Y nadie mejor que las víctimas de la guerra de medio siglo para darle la bienvenida a ese nuevo momento de Colombia, representadas en las alabadoras de Bojayá, el pueblo chocoano donde un cilindro bomba de esa guerrilla provocó la muerte de 79 personas en mayo del 2002.

Con su lamento convertido en canto, las diez mujeres chocoanas estremecieron la explanada del Centro de Convenciones de Cartagena cuando corearon que la guerra con las Farc “Ni a la fiesta ni al trabajo” las dejaba llegar. Todo el país político las escuchaba, incluida la guerrilla de las Farc, que ya casi pertenece a ese círculo, tras 52 años en guerra contra el Estado y al margen de la vida ciudadana. (También: 'Hoy no sentí lo que antes sentía con los señores de las Farc') “Nuestra única arma será la palabra”, ratificó Rodrigo Londoño Echeverri, ‘Timochenko’, al comenzar una intervención en la que arrancó un aplauso cuando dijo que como máximo jefe de las Farc pedía perdón a nombre de esa guerrilla por el daño que había provocado. Las primeras palabras del presidente Juan Manuel Santos al comenzar su discurso fueron un saludo para las víctimas. La evidencia de que algo nuevo y transcendente estaba pasando en Colombia se manifestaba en hechos tan simples como que la seguridad de los jefes de las Farc incluía a policías y militares que hace meses los combatían. Y el presidente Juan Manuel Santos fue explícito en su bienvenida al grupo guerrillero a la vida ciudadana: “Señor Rodrigo Londoño y miembros de las Farc: hoy, cuando emprenden su camino de regreso a la sociedad; cuando comienzan su tránsito a convertirse en un movimiento político, sin armas; siguiendo las reglas de justicia, verdad y reparación contenidas en el Acuerdo, les doy la bienvenida a la democracia". (Además: 'Pido sincero perdón a todas las víctimas del conflicto': 'Timochenko') El jefe de Estado y el jefe de las Farc fueron los protagonistas de una ceremonia emotiva y sobria en la que los dos firmaron el Acuerdo Final de Paz. Lo hicieron a las 5:30 p. m. con dos proyectiles de fusil convertidos en bolígrafos de tinta azul, frente a testigos de excepción: 13 presidentes latinoamericanos, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, 27 cancilleres, entre ellos el secretario estadunidense John Kerry, y ante las víctimas del conflicto que se mezclaron con los invitados. En la tarima blanca de la explanada del Centro de Convenciones, vestido también de guayabera blanca, el color de la paz, ‘Timochenko’ estuvo permanentemente al lado del Presidente que en agosto del 2010 convocó en secreto a las Farc a acabar el enfrentamiento armado.

Acá quedó firmado el Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las Farc. / Presidencia Ellos dos, el largo saludo que se dieron tras la firma de los acuerdos de paz, la paloma blanca que Santos le entregó ‘Timochenko’ y que este se puso en la guayabera eran la prueba reina del comienzo de una nueva época para el país y para los colombianos. (Además: 'Hay una guerra menos en el mundo, y es la de Colombia': Santos) El jefe de las Farc y el presidente Santos se reconocieron mutuamente la voluntad de paz. “Encontramos en el presidente Juan Manuel Santos un valeroso interlocutor, capaz de sortear con entereza las presiones y provocaciones de los sectores belicistas. A él le

reconocemos su comprobada voluntad de construir el acuerdo que hoy se firma”, dijo ‘Timochenko’. Y Santos hizo lo propio. “Yo, que fui su implacable adversario, reconozco que fueron dignos negociadores en la mesa de conversaciones, y que trabajaron con seriedad y voluntad, sin las cuales hubiera sido imposible llegar a este momento”, afirmó el mandatario. El momento más sorpresivo de la ceremonia fue cuando el jefe de las Farc finalizaba su discurso y ruidosos aviones de combate sobrevolaron el cielo de Cartagena, lo que hizo que ‘Timochenko’ interrumpiera, desconcertado, su mensaje. Pero tras mirar que eran aviones, esperó a que pasaran, a que cesara el ruido, y luego comentó: “Bueno, esta vez venían a saludar la paz y no a descargar bombas”. “Efectivamente, esos aviones eran un saludo a la paz”, le dijo luego el Presidente. Fueron llamativas las coincidencias de Santos y ‘Timochenko’ en sus discursos. Los dos recordaron al premio nobel de literatura Gabriel García, sus mariposas amarillas y la frase concluyente de Cien años de soledad: la que habla de una “segunda oportunidad sobre la tierra”. Eso es lo que para ellos es la paz que firmaron este lunes. (Lea: En las urnas, el pueblo dará la última palabra al acuerdo de paz)

Los dos recordaron, también, el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliércer Gaitán, un hecho que para Santos marcó el inicio de casi 70 años de violencia política en Colombia, y que para ‘Timochenko’ es uno de los episodios oscuros de la historia de Colombia. Los dos mencionaron a Dios. ‘Timochenko’, para pedirle que bendiga a Colombia, y Santos, para darle gracias por la fortaleza, templanza y paciencia. El jefe de Estado y el jefe guerrillero juntos en un escenario, bajo el cielo despejado de Cartagena, donde tres horas antes había caído un aguacero, se quedaron en los ojos de los 2.500 invitados que estuvieron en la firma del Acuerdo Final de Paz y en los lentes de las cámaras que ayudarán a documentar este 26 de septiembre del 2016 como un día para la historia. (También: Empiezan a correr los 180 días para el desarme de las Farc) Otros hechos destacados en el acto de la firma de la paz *En la firma de la paz, uno de los hechos que tocó las fibras de los colombianos fue el canto de las alabadoras de Bojayá, Chocó, lugar que en 2002 fue epicentro de la masacre de 79 personas. Estas mujeres entonaron sus sentidos cánticos. *Entre lágrimas, el presidente Santos finalizó su discurso. Lo hizo al repetir una línea de la primera estrofa del himno nacional: “(...) Cesó la horrible noche...”. Al bajar del atril, al lado de Bachelet y Ban Ki-moon, se secó las lágrimas. *Con el balígrafo, un bolígrafo hecho con el cartucho de un proyectil de fusil, Santos y ‘Timochenko’ firmaron el Acuerdo Final de Paz. El 23 de junio, en la firma de la dejación armas, el Presidente le había regalado uno al jefe guerrillero.

*Cuando ‘Timochenko’ leía su discurso, el ruidoso paso de un avión de guerra asustó a los invitados a la ceremonia, aunque era un acto programado. El jefe guerrillero sonrió y luego dijo: “Esta vez venía a saludar la paz y no a descargar bombas”.

Resultados del plebiscito: el No se impuso en la jornada electoral La registraduría empezó a entregar los primeros resultados. Lo negociado sólo quedará ratificado si los votos por el Sí suman más de 4,5 millones y son superiores a los del No. El No al acuerdo de paz sellado hace apenas una semana por el Gobierno y las FARC se impuso por estrecho margen en el plebiscito celebrado este domingo en el país, según datos oficiales. Con el 99,85 % de las mesas escrutadas, el No sumó 6.430.170 votos, un 50,22 %, frente a los 6.371.911 sufragios alcanzados por el Sí, que representaron un 49,77 %, una tendencia que se mantiene desde que el escrutinio de la Registraduría Nacional , encargada de organizar los comicios, pasó la mitad del recuento. La ventaja de 0,45 punto del No ya es inalcanzable porque sólo falta por contabilizar el 0,15 % de las 81.928 mesas instaladas para la jornada. La participación, según la Registraduría, fue del 37,41 % con 13.059.173 votantes de los 34.899.945 habilitados, lo que significa una abstención del 62,59 %. De los votos emitidos, 12.802.081 fueron considerados válidos, mientras que 86.183 no fueron marcados y 170.909 anulados. http://www.semana.com/nacion/articulo/plebiscito-por-la-paz-resultados-del-plebiscito-porla-paz/496453

la histórica votación a la refrendación del acuerdo en el Congreso Entre Senado y Cámara se logró un apoyo de 205 votos y 0 en contra al nuevo documento de paz. La indiscutible mayoría en el Legislativo para darle aval a los acuerdo de paz (205 votos a favor y 0 en contra, sumadas las votaciones de Senado y Cámara) le otorgó un triunfo político al presidente Juan Manuel Santos irrebatible y les mostró a los opositores la difícil tarea que se vislumbra de cara a la implementación.

El resultado (75 votos a favor en Senado y 130 en la Cámara de Representantes) marcó también un registro histórico en las decisiones del Legislativo. De hecho, que no haya habido un solo voto en contra dejó en el aire la pregunta de por qué los opositores optaron por irse en el momento de la votación. Como se trató de una votación electrónica en la que quedó el registro de la decisión de cada congresista, algunos se preguntan si ningún legislador quería quedar en la historia como la persona que se opuso a la paz. Y en esta misma línea parece ser un hecho que hasta los opositores ya vislumbraban que el desarme y reincorporación a la vida civil de las Farc es un hecho y que por eso se limitaron sencillamente a dejar constancias de sus posiciones. (Le puede interesar: 'Debemos presentar la ley de amnistía la próxima semana': Mininterior) La certeza, por ahora, es que las votaciones en el Congreso no tienen antecedentes recientes. En el Senado, por ejemplo, faltó el voto de seis senadores, según lo certificó la Mesa Directiva de esa corporación: Nadia Blel, Mauricio Delgado, Fernando Tamayo y Luis Emilio Sierra (Partido Conservador), Martín Morales ('la U') y Sofía Gaviria (Liberal). Cabe aclarar que en el caso de Tamayo (conservador), este senador se encuentra atravesando una enfermedad que lo ha alejado del Congreso en las últimas semanas, y Morales ('la U') está preso por decisión de la Corte Suprema, que lo señala de vínculos con paramilitares. Para poner a funcionar a tope está aplanadora, el alto Gobierno se empleó a fondo con el propósito de evitar que los congresistas, después de 13 horas de discusión (como ocurrió en Senado), no se ausentaran en el momento clave de la votación. Para esto envió a medio gabinete, liderado por el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo. Un hecho similar ocurrió en la Cámara de Representantes. Esta corporación tiene más congresistas (166); en ocasiones el liderazgo allí es más fragmentado, y la oposición uribista ha tenido un papel más tenue en esta Legislatura. (Además: Lo que viene tras la refrendación de la paz en el Congreso) También habría que decir que en Senado y Cámara el debate no fue tan pugnaz como se había previsto. Esto rompe en parte con una línea que se vio a lo largo de estos meses en los que las sesiones en torno a la paz fueron las más virulentas de tiempos recientes. Los argumentos En las dos sesiones, entre martes y miércoles, estuvieron presentes Humberto de la Calle Lombana, jefe del equipo negociador, y Sergio Jaramillo, alto Comisionado para la Paz. Durante sus intervenciones pusieron el énfasis en señalar que se trataba de refrendar un nuevo texto, bien diferente al derrotado en el plebiscito el 2 de octubre.

De la Calle explicó, por ejemplo, que después de las largas jornadas de trabajo con los líderes del ‘No’, en Bogotá, y con las Farc, en La Habana, “se incorporó el mayor número posible de cambios: 57 de 60 propuestos”. Uno de los cambios estructurales, dijo el jefe del equipo oficial, fue la exclusión del bloque de constitucionalidad: “Se puede constatar en las 310 páginas del nuevo acuerdo que la expresión 'bloque de constitucionalidad' no existe. No se apeló a esa figura. Se desistió de la idea de que todo el acuerdo hiciera parte de la Constitución”, explicó de nuevo De la Calle. (Lea también: Así va la discusión del 'fast track' en la Corte Constitucional) Jaramillo, por su parte, llamó la atención para que en el país se tomara distancia de la complejidad jurídica y poner la mirada en lo que él considera realmente trascendental y es el hecho de dejar de matarnos por pensar políticamente diferente. “No se nos puede olvidar lo que estamos haciendo. Estamos tratando de acabar una guerra de más 50 años. Y no puede ser que por enredos jurídicos e interpretaciones diversas -como la del bloque de constitucionalidad- no seamos capaces de ponernos de acuerdo en lo que hay que hacer, que es terminar el conflicto”, reclamó Jaramillo. Este impulso definitivo al proceso de paz, sin embargo, no está exento de grandes retos, tal vez el principal de ellos la aplicación o no del ‘fast track’, un mecanismo que busca agilizar la implementación de lo pactado en el Congreso. A juicio de varios parlamentarios esta herramienta quedó vigente con la refrendación del acuerdo, pero, según lo reiteró en la mañana de este jueves el ministro Cristo, será la Corte Constitucional la que tendrá la última palabra con sus decisiones en las demandas que hay contra el mecanismo. (Le puede interesar: Veeduría ciudadana muestra quiénes refrendaron acuerdo de paz) La urgencia de desarrollar cuanto antes lo acordado fue uno de los temas en los que De la Calle más insistió durante la refrendación del acuerdo con el Congreso, al punto que calificó la situación actual del cese al fuego como "frágil”. "Ustedes han visto que ya han ocurrido incidentes, porque una guerrilla en las condiciones de los protocolos vigentes tienen una duración limitada”, fueron algunas de las palabras del jefe negociador oficial en el Congreso. Sobre la discusión política, los voceros del ‘No’ anunciaron que no se rendirán e irán a la plaza pública para contarle a la gente las que ellos califica como las deficiencias del acuerdo. http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/como-fue-la-votacion-en-congreso-pararefrendar-nuevo-acuerdo-de-paz/16763644 Colombia despertó este lunes con las imágenes que confirman el fin del conflicto armado con las FARC. Centenares de guerrilleros se desplazan hasta las zonas veredales de

concentración en Cauca, Nariño, Putumayo, Caquetá, Tolima, Antioquia y otras regiones del país. Más de mil guerrilleros se movilizaron ayer con el acompañamiento de la ONU y demás integrantes de la misión tripartita para el monitoreo del fin del conflicto. Se trata del primer paso para la dejación definitiva de las armas que por más de 50 años avivaron la violencia en el país. La oficina del Alto Comisionado para la paz emitió el siguiente comunicado: “Comenzó la última marcha de las Farc. 36 operaciones para movilizar a cerca de 4.394 hombres (los demás estan en o cerca de las zonas) iniciaron desde la madrugada del sábado y espera terminar en los próximos días. Los primeros guerrilleros arrancaron este fin de semana su camino, fusil al hombro, dispuestos a intercambiarlo por una vida en la legalidad, una vida en democracia, una vida distinta que contribuya a la construcción de la Paz. El sábado lo hizo el primer grupo: 61 guerrilleros salieron hacia la vereda Los Monos en el municipio de Caldono, departamento del Cauca, uno de los lugares que más ha sufrido la guerra en estos años. El segundo, de 48, arrancó rumbo a Betania, vereda del municipio de Policarpa en Nariño, donde la violencia también dejó un rastro que ahora hay que borrar para reconstruir. El domingo comenzaron a moverse 928 hombres en varios departamentos como Meta, Putumayo y Antioquia. Recorridos de hasta 7 horas a pie, en buses, camionetas o pangas por caudalosos ríos, todos acompañados por la ONU y por miembros de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz. Para este lunes se espera comenzar 5 operaciones en los que se espera movilizar 598 hombres y mujeres. Y el martes, un gran operativo de 15 movimientos para comenzar a ubicar en las Zonas veredales a unos 2.541 más. Hoy, en varias Zonas se calcula que ya hay 1.500 aproximadamente trabajando en la adecuación de los campamentos donde las Farc dormirán para comenzar el proceso de desarme y la preparación de algunos de ellos para transitar a la vida civil”

La historia de las FARC Las FARC tienen sus raíces en los estertores de un conflicto anterior. Guerrilleros liberales, nacidos del enfrentamiento entre los partidos tradicionales en los años 40, se habían mantenido en armas instigados por sus dirigentes en los Llanos y en Tolima.

El origen (1953- 1964) Las Farc tienen sus raíces en los estertores de un conflicto anterior. Guerrilleros liberales, nacidos del enfrentamiento entre los partidos tradicionales en los años cuarenta, se habían mantenido en armas instigados por sus dirigentes en los Llanos y en Tolima. Al sur de este último departamento, conservadores y liberales se sumieron en la violencia. De ahí nacieron tanto las guerrillas liberales, como las de autodefensa campesina, de influencia comunista. El gobierno militar, encabezado por el general Gustavo Rojas Pinilla, decretó una amnistía a la que se acogieron muchos guerrilleros, pero como algunos en el sur siguieron armados, finalizando 1953 el gobierno lanzó una ofensiva sobre la región de Tierradentro, Cauca. Después de un mes de combates, los guerrilleros, conocedores del terreno, sobrevivieron, a pesar de que el bloqueo del Ejército los obligó a robar comida. Por los siguientes dos años, se movilizaron al sur del Tolima y allí se reagruparon. Un líder de esta organización liberal armada era Pedro Antonio Marín, quien en 1952, según relató otro fundador de las Farc, Jaime Guaracas años después, se metió a un curso de formación de cuadros del Partido Comunista, en la hacienda El Davis, entre Rioblanco y Ataco en Tolima y luego se convirtió en liberal comunista, con el nombre de guerra de ‘Manuel Marulanda Vélez’, tomado del de un sindicalista asesinado. Las tensiones entre liberales puros, llamados “limpios”, y liberales comunistas comenzaron a crecer y en una primera conferencia guerrillera de 1955, cuando los rebeldes sumaban unos 130 hombres, intentaron resolver estas peleas internas. Pero las disputas siguieron al punto de que los “limpios” se unieron al gobierno militar para ayudarle al Ejército a tomarse El Davis y liquidar a los comunistas. ‘Marulanda’ propuso que la mayoría saliera, las familias que los apoyaban volvieran a la vida civil. El campesinado en armas se replegó de manera mas o menos ordenada en lo que se conoció como las “columnas de marcha” hacia el cañón del Río Duda y las llanuras del Río Guayabero en el Meta y hacia El Pato, en Caquetá. La compañía de 75 hombres que se había quedado para proteger la zona fue sin embargo, arrasada. Derrocada la dictadura en 1957, y luego de una junta militar de transición que gobernó el país por un año, el primer gobierno civil de Alberto Lleras, ofreció una segunda amnistía a los guerrilleros en armas. En 1958 fue la primera reunión entre gobierno y guerrilla en Aipe, Huila. Las negociaciones, que buscaban integrar a la

sociedad a todos los guerrilleros que quedaban del enfrentamiento partidista, a liberales, comunistas y conservadores, continuaron y para 1959 se logró un acuerdo. Sin dejar sus armas, pero ya no en rebeldía, las guerrillas conformaron grupos de autodefensa campesina que se encargaron de cuidar el campo para proteger a la gente de nuevos grupos armados, Marín recuperó su nombre real y se empleó como inspector de carreteras en la construcción de la vía que iba de Carmen (Huila) a Gaitania (Tolima). Pero en enero de 1960, un paramilitar (uno de los primeros del país) armado por el Ejército, y con el apoyo de los liberales “limpios” llamado José María Oviedo y conocido con el nombre de ‘Mariachi’ asesinó a su amigo Jacobo Prías Alape (Charro Negro) en Gaitania. ‘Marulanda’ abandonó su puesto de inspector y se devolvió a su trabajo político con los campesinos. Los militares le advirtieron que no podía seguir predicando el comunismo, y la guerra entre limpios y comunistas se volvió a prender. ‘Marulanda’ decidió entonces quedarse definitivamente en una zona llamada Marquetalia, en el corregimiento de la Gaitania, municipio de Planadas en Tolima, al mando de una organización armada. “Tenemos que hacer millones de reuniones con los campesinos para motivarlos a la toma del poder, pero esta gente tiene malas intenciones con nosotros. Nos quieren joder, pero no les vamos a dar esa posibilidad”, escribió Guaracas que dijo ‘Marulanda’. Creó entonces una organización proveniente de las mismas autodefensas a la que llamaron ‘La Móvil’, un grupo bien entrenado de unos 30 hombres que se enfrentó con las tropas oficiales en los años siguientes en operaciones especiales. Es decir, quedaron dos grupos armados que se apoyaban entre sí: las autodefensas y ‘La Móvil’. Con el Ejército a la ofensiva, se reunieron en Marquetalia en abril de 1961, delegados de los grupos de resistencia armada del Guayabero, Natagaima, El Pato, Neiva con la presencia de un delegado del Comité Central del Partido Comunista, en lo que se conoce como la “Primera Conferencia Guerrillera”, cuando aún no nacían las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc. En 1962 el gobierno conservador lanzó una ofensiva militar contra las guerrillas de Marquetalia, principalmente contra ‘La Móvil’, sin resultados a la vista para ninguno de los enfrentados. Para 1963, ya no quedaban guerrilleros liberales “limpios”. Un año después ingresó a las guerrillas de autodefensa Luis Alberto Morantes, con el nombre de guerra de ‘Jacobo Arenas’, quien iría a ser el ideólogo principal de estas guerrillas comunistas y es clave para desarrollar la guerra de guerrillas. Jaime Guaracas recordó así ese momento: “En abril de 1964 llegaron a la región los camaradas del partido Jacobo Arenas y Hernando González, que nos encontraron en pie de alerta y en las trincheras. Traían un informe completo sobre el plan del gobierno de Guillermo León Valencia contra la región de Marquetalia”. El 14 de mayo de 1964 arrancó la Operación Marquetalia, un feroz embate por aire y tierra de 16.000 soldados y la asesoría de militares estadounidenses del

Plan Laso (Latin American Security Operation), un capítulo de la Guerra Fría para la región, contra las guerrillas comunistas. ‘Marulanda’ ordenó que todos aquellos que por su condición física o familiar no pudieran enfrentar la guerra serían evacuados. “El gobierno nos ha decretado una guerra que se puede prolongar por muchos años”, dijo Marulanda. Sólo se quedaron para hacerle frente al ataque militar 52 campesinos y dos mujeres. “El 20 de julio de ese año se realiza la asamblea general de los pobladores de Marquetalia, ya dentro de la selva que teníamos por única casa, y se define que a partir de esa fecha nos convertiríamos en guerrilleros revolucionarios", escribió luego Guaracas. http://www.semana.com/politica/articulo/la-historia-farc/268079-3

Colombia tiene la democracia más antigua de América latina. En una región habituada a los regímenes militares y los golpes de Estado, su historia podría colocarla un escalón por encima del resto de países en cuanto a desarrollo institucional y cultura democrática. Pero de su cuello cuelga otro trágico galardón, el del conflicto armado interno más duradero y sangriento, que supera el medio siglo. En todos estos años de feroz enfrentamiento, las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas, las FARC, han sobrevivido a 12 gobiernos –algunos más afectos al diálogo, otros abiertamente beligerantes–, y han sobrevivido también a sus propias divisiones, errores y contradicciones. El fin de la violencia firmado en La Habana pretende poner un punto final a un relato regado por el dolor de más de siete millones de víctimas, pero que supone una grieta en la sociedad colombiana difícil de remendar.

Marquetalia, 1964 Las FARC nacieron de La Violencia. Así, con mayúsculas, es como Colombia bautizó la guerra civil no declarada entre liberales y conservadores que se extendió desde finales de los años cuarenta hasta casi la década del ’60. El enfrentamiento dejó una escandalosa e indeterminada cifra de víctimas –que se suele calcular entre 200.000 y 300.000–, además del desplazamiento forzoso de casi un cuarto de la población colombiana de entonces, que apenas superaba los diez millones de habitantes.

Una foto histórica en la que se ve a 'Tirofijo' en la 'República de Marquetalia'.

En aquellos primeros años las FARC “se constituyeron de manera espontánea para defenderse de la violencia oficial de un gobierno conservador minoritario que mediante la violencia quería perpetuarse en el poder”, explica Eduardo Pizarro Leongómez, investigador especializado en el conflicto armado y hoy embajador de Colombia. Pero el mito fundacional de las FARC se fecha en 1964, cuando 16.000 soldados tomaron la población de Marquetalia. Querían aniquilar los restos de milicias liberales que se habían refugiado ahí y que constituían un "bastión revolucionario" con su propia organización de gobierno. Entre ellos estaba Pedro Antonio Marín, apodado Manuel Marulanda en honor a

un líder comunista caído en combate. Este se convertiría en el jefe máximo de las FARC hasta su muerte en 2008, y pasaría a la historia con otro alias: Tirofijo.

Los secuestros y la droga Con los ochenta llega el cambio radical en el accionar de las FARC, que se transforma de pequeña guerrilla en una fuerza bajo el mando de un Estado Mayor y dividida en frentes y bloques. “Pasan de una mentalidad defensiva a ofensiva”, sostiene Pizarro Leongómez. El objetivo es crear un ejército capaz de ir ganando terreno desde la zona cordillerana hasta tomar la capital. Con la organización llegan los gastos, y los secuestros extorsivos como forma de financiación. El estudio Una verdad secuestrada, publicado en 2013, calculaba que las FARC eran responsables del 37% de los casi 40.000 secuestros producidos entre 1970 y 2010. Por detrás de las FARC están las redes criminales, el ELN y los grupos paramilitares con un 7% de los casos (un 12% en las zonas rurales). De acuerdo con esta investigación, la más completa que se ha hecho sobre el tema, el 84% de los secuestros de la guerrilla fueron extorsivos, contra un 12% que tenían motivaciones políticas. El periodo más dramático tuvo lugar entre 1996 y 2005, cuando se cometió la aplastante mayoría de los secuestros de esas cuatro décadas. Llegaron a tener más de 400 policías y militares secuestrados. En los ochenta también surgen las primeras relaciones con el narcotráfico. Al principio con una especie de impuesto sobre los cultivos de coca, y más tarde negociando con los crecientes cárteles de la droga. Aunque las FARC siempre han negado participar del negocio del narco (más allá de esos gravámenes que en 2003 representaban el 30% de sus ingresos, unos 600 millones de dólares), tanto en Colombia como en Estados Unidos se han iniciado procesos contra miembros de la guerrilla por tráfico de estupefacientes. Tanto los secuestros como la vinculación al mundo narco le han granjeado a las FARC descrédito y pérdida de apoyos en el mundo. Esos dos puntos son parte importante de las negociaciones que el Gobierno lleva desde hace tiempo con la cúpula de la guerrilla, que se ha comprometido con la condena al narcotráfico y la reparación de las víctimas.

De Tirofijo a Timochenko, una paz que se hace esperar La primera vez que las Farc se sentaron a negociar la paz fue en 1984 con el presidente Belisario Betancourt. Por primera vez un gobierno reconocía a la guerrilla como un interlocutor válido para buscar la superación del conflicto armado. Las Farc se comprometieron a suspender sus secuestros y formaron un movimiento político, la Unión Popular. Tres años más tarde, la UP denunciaba el asesinato de más de 3.500 de sus miembros, incluyendo el de los candidatos a la presidencia Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa. "No hay ninguna duda de que la UP se sometió a un exterminio. Cuando unos sectores armados se incorporaron a la ilegalidad fueron prácticamente pasados por las armas uno a

uno, como había ocurrido con la guerrilla liberal 20 o 30 años atrás", explicaba a la BBC hace 11 años, en el 40 aniversario de las Farc, Daniel Samper, que ofició de mediador humanitario en 2009 en la liberación de seis secuestrados. "Pero los métodos de lucha que adoptan las FARC van contra la ciudadanía, contra personas que han sufrido también persecuciones e injusticias sociales. La sustitución de los métodos tradicionales de la guerrilla por los del secuestro, la extorsión, el asesinato de campesinos, desvirtúa y no tiene justificación ni siquiera por lo que se hizo, que fue un crimen histórico contra la Unión Patriótica", asegura. El Gobierno de César Gaviria (1990-1994) consiguió que algunos grupos guerrilleros participaran en la Asamblea Constituyente, pero el poder político siguió tratando a las FARC como un grupo de vándalos. Andrés Pastrana (1998-2002) encabezó el llamado Proceso de Paz del Caguán, que se cerró en falso justo antes del secuestro de la entonces candidata presidencial Ingrid Betancourt, quien más tarde protagonizaría el rescate más mediático en la historia del conflicto.

El máximo líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias "Timochenko".

Tras Pastrana llegaría Álvaro Uribe y su política de “seguridad democrática”, que en la práctica intensificó el combate. Fueron los años más duros. En 2008 el Gobierno dio un gran golpe a las FARC. En un complejo operativo engañó a la guerrilla para liberar a Betancourt y dos contratistas norteamericanos, usando vehículos con la identificación de la Cruz Roja. Ese año también murió Tirofijo, que fue reemplazado por Guillermo León, alias Alfonso Cano, que fue abatido por el ejército en 2011. Entonces llega a la cúpula de las FARC Rodrigo Londoño, también llamado Timoleón Jiménez o Timochenko, que es quien se ha sentado en La Habana a refrendar el acuerdo tras unas negociaciones con el Gobierno de Juan Manuel Santos que comenzaron en 2012. http://www.eldiario.es/internacional/Colombia-FARC-historia-siglo-sangre_0_433957705.html Las Fuerzas

Armadas

Revolucionarias

de

Colombia

-

Ejército

del

Pueblo o FARC-EP es un grupo guerrillero que se autoproclama marxista-leninista. Las FARC

operan

enColombia y

de Brasil, Ecuador, Panamá,Perú y Venezuela.

en Son

las

regiones

partícipes

fronterizas

del conflicto

armado

colombiano desde su conformación en 1964 y son dirigidas por un secretariado de siete miembros que estuvo bajo el comando de Pedro Antonio Marín, conocido por los alias de Manuel Marulanda o Tirofijo hasta su fallecimiento en marzo de 2008. Desde entonces, su líder en jefe fue Guillermo León Sáenz alias Alfonso Cano hasta su fallecimiento el día 4 de noviembre de 2011. El 15 de noviembre la organización confirma

por medio de un comunicado que su nuevo Comandante en jefe es Rodrigo Londoño Echeverri, alias"Timochenko" o "Timoleón Jiménez". Las FARC son consideradas una agrupación terrorista por diversos Estados (entre ellos Colombia, Chile, Perú,Estados Europea. Sin

embargo,

Unidos, Canadá, y Nueva

gobiernos

de

otros

Zelanda), más

países

la Unión

latinoamericanos

como Brasil o Argentina no le aplican esta calificación. El gobierno de Ecuador le otorgó el reconocimiento de "grupo irregular", es decir, "que no son interlocutores válidos". El mandatario ecuatoriano también dijo que no les considera terroristas, ni beligerantes, simplemente "irregulares" y que el estatus de beligerancia solo será reconocido siempre y cuando dejen todos los actos que vayan en contra de los derechos humanos como los secuestros o los ataques con bombas, "atentados que se pueden considerar terroristas", según las propias palabras de Correa.Mientras que el gobiernovenezolano de Hugo Chávez ha solicitado que se le otorgue un estatus de grupo beligerante y no las considera terroristas.Sin embargo en agosto de 2010, manifestó que las FARC no tienen futuro e igualmente les pidió liberar a los secuestrados. Sus

acciones

consisten

en narcotráfico, guerra

de

guerrillas,

así

como

técnicasterroristas como la implantación de minas antipersona, el asesinato de civiles, miembros del gobierno, policías y militares, el secuestro con fines políticos o extorsivos,atentados con bombas y armas no convencionales (cilindros de gas, animales bomba), y actos que han provocado desplazamientos forzados de civiles. Para el año 2010, se estima que las FARC están presentes y ejercen su influencia en algunas zonas de 24 de los 32 departamentos de Colombia sobre todo al sur y oriente del país, concretamente en Putumayo, Tolima, Nariño, Cauca y Valle del Cauca. El gobierno de Colombia ha reportado la existencia de operaciones militares y campamentos en los países que tienen frontera con Colombia, como Venezuela, Ecuador, Panamá y Brasil. Su número de efectivos varía según las fuentes, en 2001 se estimaban hasta en 16 000, pero luego de las derrotas sufridas posteriormente, el grupo se fue desintegrando. Sin embargo, pese al debilitamiento sufrido, producto de la muerte de sus principales cabecillas, las Fuerzas Militares de Colombia a través de su excomandante Edgar Celycomunicaron el 26 de diciembre de 2010 que las FARC cuentan con 18 000 integrantes; estimaron que 9000 de estos integrantes son combatientes armados y los otros 9000 son milicianos que cumplen trabajos de inteligencia y sirven de apoyo en labores de logística en pueblos y ciudades. Según un informe de Human Rights Watch, aproximadamente el 20-30% son menores de 18 años, muchos reclutados forzosamente. http://farcinterectivas.blogspot.com.co/2012/05/introduccion.html

Las teorías del origen del conflicto armado en Colombia Seis guerrillas conformaban la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar en los años 80, solo las Farc y el ELN subsisten hasta hoy. Cortesía Semana VÍCTIMAS DEL CONFLICTO

POLÍTICA

| 18 de Febrero de 2015 - 05:05 La Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, integrada por 12 expertos, entregó informe para ayudar a entender las razones del conflicto. Decir que la guerra no ha alcanzado sus objetivos, o que no hay un consenso sobre los orígenes de la misma, parecen argumentos facilistas para uno de los capítulos más trágicos de la vida política y social del país que todavía no hemos podido cerrar. Sin embargo la aceptación de estas premisas por parte de los principales actores de este conflicto, el Estado y la guerrilla de las Farc, constituye un paso fundamental e histórico hacia una reconciliación que cada vez se ve más cerca. Por la necesidad de entender las razones del conflicto armado, la Mesa de Diálogos de La Habana instauró mediante un acuerdo, el 5 de agosto de 2014, la Comisión de Memoria Histórica del Conflicto y sus Víctimas. A esta comisión integrada por 12 expertos y dos relatores, escogidos en conjunto por las partes negociadoras, se les encomendó la tarea de “producir un informe sobre los orígenes y las múltiples causas del conflicto, los principales factores y condiciones que han facilitado o contribuido a su persistencia, y los efectos e impactos más notorios del mismo sobre la población”. Dicho informe fue presentado la semana pasada a la Mesa de Diálogos y constituye, en palabras de la delegación de las Farc, “un relato plural, aún en construcción, pero ya no unilateral” de lo que ha sido la guerra en Colombia. Allí se recogen las visiones individuales de los 12 expertos, además de las dos relatorías que, siguiendo la metodología, independencia y autonomía académica adoptada por los expertos, fueron desarrolladas por cada relator.

En total son 14 documentos con visiones heterogéneas de la génesis, desarrollo y consecuencias del conflicto. EL HERALDO se dispuso a la tarea de revisarlos y presentar sus principales conclusiones. ¿Cuándo comenzó el conflicto? No hay un acuerdo generalizado sobre el período exacto del inicio del actual conflicto armado, sin embargo existen tres posturas a tener en cuenta. La primera dice que la “protogénesis” del conflicto es el período entre 1929/30 y 1957/1958, debido a que según Sergio de Zubiría “se deciden aspectos centrales de nuestra historia”. Otros comisionados como Darío Fajardo, Javier Giraldo y Julio Estrada coinciden en afirmar que en la década del 20 se dieron los primeros enfrentamientos violentos a raíz de la lucha por la tierra, la cual constituye el problema fundamental del conflicto. “En los procesos acaecidos a partir de la década de 1920 se encuentran los orígenes del actual conflicto social y armado”, plantea Estrada. Una segunda visión coloca el inicio del conflicto a finales del Frente Nacional e incluso a principios de la década del 80 con el auge del narcotráfico, como plantea Jorge Giraldo. Esta postura sostiene que el periodo de La Violencia (1948–58) respondía a causales distintas al actual conflicto armado, y que las guerrillas si bien reciben una herencia sustancial de La Violencia partidista, el conflicto surgido posterior al Frente Nacional, según Francisco Gutiérrez Sanín, es distinto “en sus protagonistas, principales motivos y lógicas subyacentes”. Gustavo Duncan y Vicente Torrijos también comparten esta interpretación. La tercera postura la comparten comisionados como el historiador francés Daniel Pécaut y el sociólogo Alfredo Molano, esta coloca el inicio del conflicto en el período de La Violencia, es más, este último inicia su informe diciendo: “El conflicto armado comienza con la Violencia”. ¿Por qué surgió? Tampoco existe un criterio unificado, no obstante se identifican varios factores determinantes para el surgimiento de la guerra. La tierra es quizá el mayor punto de encuentro entre los diferentes enfoques de los comisionados. Darío Fajardo, coloca el factor agrario como “desencadenante” de los enfrentamientos entre el Estado y las guerrillas. Por su parte el padre Javier Giraldo, partiendo de un enfoque que comprende el conflicto “dentro de la tradición jurídica del derecho a la rebelión”, coloca el problema de la tierra como eje fundamental para entender

el conflicto, “ya que la tenencia de la misma está directamente relacionada con tres necesidades básicas, vivienda, alimentación y trabajo/ingreso”. En la medida que el Estado falla en garantizar dichas necesidades, legitima el derecho a la rebelión de los ciudadanos que, siendo llevado a su punto máximo, explica el surgimiento de la insurgencia. El capitalismo es otra causa explicativa que señalan varios expertos, entre ellos Víctor Moncayo, quien sostiene que la lucha de clases derivada de la imposición de un orden capitalista engendra conflictos sociales profundos que para Colombia significaron el surgimiento de los ejércitos insurgentes. Jairo Estrada, coincide con este planteamiento al colocar como tesis central de su informe que la “contrainsurgencia y subversión son inherentes al orden social capitalista imperante en nuestro país. Si la subversión asumió también la expresión de la rebelión armada, ello se explica esencialmente por las condiciones histórico-concretas de constitución y reproducción de ese orden social”. Román Vega y Vicente Torrijos, destacan el papel de los Estados Unidos y el contexto internacional en el surgimiento y desarrollo del conflicto colombiano. El primero ve en el país anglosajón un actor estratégico en la génesis y duración de la guerra contra la insurgencia, sostiene que “Estados Unidos no es una mera influencia externa, sino un actor directo del conflicto, debido a su prolongado involucramiento durante gran parte del siglo XX”. Por su parte, Torrijos destaca la influencia que tuvo la revolución cubana y la expansión del comunismo en los procesos que derivaron en el surgimiento de las guerrillas colombianas. Gustavo Duncan plantea que la explicación al conflicto surge de la relación entre las variables de la exclusión/desigualdad con la criminalidad, especialmente con la práctica del secuestro y el narcotráfico. Estas variables configuraron las dinámicas de los grupos insurgentes, tanto guerrilleros como paramilitares, y redefinieron las relaciones entre el centro y la periferia, ya que el Estado era incapaz de ofrecer una protección efectiva en las regiones, permitiendo la construcción de estructuras alternas de poder en esos territorios. Otra parte de los comisionados identifica una variedad considerable de causas para determinar el origen del conflicto armado, estas fueron recogidas por el relator de la comisión, Eduardo Pizarro, bajo el concepto de “fallas geológicas” en la construcción del Estado. Esto se refiere a la debilidad institucional del Estado producto de un desordenado y caótico proceso de constitución y consolidación. ¿Por qué ha durado tanto?. El narcotráfico es una de las principales causas de la longevidad de nuestro conflicto armado, su influencia y la manera como ha interactuado con las guerrillas y el paramilitarismo ha sido fundamental para alimentar la guerra. Pécaut, Duncan, Molano,

entre otros colocan al narcotráfico como el “factor de mayor mutación del conflicto”, no solo porque financió a los movimientos insurgentes y contrainsurgentes, sino porque además permeó las esferas del Estado. Otro factor destacable es el afianzamiento de las políticas neoliberales durante la década de los 90, que debilitaron considerablemente al campesinado propiciando que este se volcara a la criminalidad mediante la siembra de cultivos ilícitos y bajo el control de paramilitares y guerrilleros. Moncayo es uno de los expertos que defiende esta postura. Sobre este punto también se hace importante el factor de la “fallas geológicas” del Estado, ya que el conjunto de la debilidad institucional, la falta de pluralismo político y el auge de la contrainsurgencia, generó una desconfianza entre el Estado y la guerrilla que hasta el día de hoy ha truncado 11 procesos de paz. Conclusiones y puntos de encuentro. La tierra, el origen político del conflicto armado, el narcotráfico como principal factor de prolongación y degradación de la guerra, y la vital importancia que tendrá el posconflicto, son los puntos de convergencia fundamentales que tienen los informes de la CHCV. Estos no pretenden ser una comisión de la verdad, necesaria en una lógica del posconflicto, pero se convierten en insumo para la misma, así como en el primer ejercicio de construcción plural de memoria histórica y un aporte importante para acompañar al actual proceso de paz, que busca ponerle fin a una guerra “arcaica, inútil, costosa y sin futuro”, como concluye la comisión. http://www.elheraldo.co/politica/las-teorias-del-origen-del-conflicto-armado-en-colombia184562

El recorrido por un conflicto de más de 50 años en Colombia DIÁLOGOS EN LA HABANA

COLOMBIA

| 23 de Septiembre de 2015 - 23:49 El inicio del siglo sorprendió a Colombia con una guerra civil entre los partidos liberales y conservadores de la época.

Así fue el inicio Desde principios del siglo XX, Colombia no ha conocido la paz. El inicio del siglo sorprendió a Colombia con una guerra civil entre los partidos liberales y conservadores de la época que culminó con la firma del Tratado de Paz de Neerlandia en 1902, la victoria de los conservadores, cientos de miles de muertos y un país devastado. El país vivió en relativa calma hasta el 9 de abril de 1948 cuando fue asesinado en Bogotá el llamado caudillo del pueblo, Jorge Eliécer Gaitán. El asesinato del líder popular detonó nuevamente violencia partidista, en el campo especialmente, en una época conocida como "La Violencia", que aunque no generó la declaratoria de una guerra civil como tal, sí propició la muerte sistemática de unas 300.000 personas a lo largo de casi dos décadas de conflicto irregular y el desplazamiento masivo de unos dos millones de personas en un país que en ese entonces tenía 11 millones de habitantes. La guerra irregular terminó con un pacto entre los partidos Liberal y Conservador, que acordaron rotarse el poder con el establecimiento de un Frente Nacional. En este contexto de lucha anticomunista, de movilización campesina y popular en pos de conquistas sociales, y de un sistema político cerrado y poco representativo consolidado con el Frente Nacional, nacieron las FARC en 1964 con los remanentes de las guerrillas liberales de La Violencia y de la mano de un campesino llamado Pedro Antonio Marín, quien se hacía llamar "Manuel Marulanda" y a quien se conocía como "Tirofijo". El líder guerrillero falleció en la selva de muerte natural en 2008. Mentalidad de las Farc Las FARC son una guerrilla marxista integrada en buena medida por campesinos. Cifras del gobierno hablan de unos 6.500 hombres y mujeres en armas, que dicen luchar por el pueblo, por los pobres y por la equidad entre los colombianos. Sin embargo, esos objetivos se han visto desdibujados por sus acciones de las últimas décadas, sobre todo las relacionadas con el narcotráfico y el asesinato y el secuestro de civiles. Cifras del conflicto Según cifras oficiales, al menos seis millones de colombianos han sido víctimas del conflicto armado, la mayoría desplazados de los campos del país por la acción de los rebeldes y de las bandas paramilitares que nacieron a finales de la década de 1970 como respuesta a las acciones de las guerrillas. Al menos 220.000 personas fueron asesinadas en Colombia en el marco de este último conflicto armado entre 1958 y 2012, de acuerdo con datos del Centro Nacional de Memoria Histórica. Un informe del mismo organismo estatal da cuenta de que entre 1970 y 2010 casi 40.000 personas fueron secuestradas en el país y que el 33% de esos plagios se les atribuye a las FARC.

Entre 1996 y 2012, las FARC pusieron en jaque a diferentes gobiernos cuando tuvieron la capacidad operativa de desplegar una guerra de posiciones que implicaba la toma de pueblos y zonas del país sin tener que replegarse, como sucedía hasta entonces, ataques sangrientos a bases militares y el secuestro constante de políticos, militares y ciudadanos. Entre los secuestros más notables se encuentran el de la ciudadana colombo francesa Íngrid Betancourt y de tres contratistas estadounidenses. La dinámica de la guerra cambió con la creación del Plan Colombia, auspiciado por Estados Unidos, que implicó una reorganización de las Fuerzas Armadas colombianas, de la inteligencia militar y de la financiación para la compra de helicópteros, radares, aviones fantasma, sofisticados sistemas de comunicación y munición. Tras ocho años de gobierno del expresidente Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) el estado colombiano logró infiltrar a la guerrilla, dar de baja a sus principales cabecillas, replegarlos a la selva y diezmar sus tropas.Esfuerzos por la paz Desde el nacimiento mismo de las guerrillas diversos gobiernos, sin suerte, han querido negociar con ellas. Los esfuerzos más recientes se remontan al gobierno del presidente Belisario Betancur (1982-1986), quien apostó todo su capital político a la paz con las FARC. De ese proceso de paz nació la Unión Patriótica, un movimiento político de izquierda que en los años 80 y 90 vio caer asesinados a por lo menos 3.000 de sus integrantes y simpatizantes a manos de narco-paramilitares y militares corruptos. En 1998 el recién posesionado presidente Andrés Pastrana volvió a apostar por la reconciliación y negoció con las FARC durante casi todo su gobierno. De entrada les despejó 42.000 kilómetros cuadrados del territorio nacional para adelantar las negociaciones y otras concesiones. El proceso terminó cuando en febrero de 2002 el grupo guerrillero secuestró un avión en pleno vuelo y se llevó a un senador. Diezmadas las FARC, en septiembre de 2012 el actual presidente Juan Manuel Santos anunció que su gobierno iba a iniciar un nuevo proceso de paz con esa guerrilla. En octubre siguiente, la mesa de negociación se instaló en Oslo, Noruega, y luego se trasladó definitivamente a La Habana. Lo acordado hasta ahora En casi tres años de negociación, las delegaciones negociadoras en Cuba han llegado a acuerdos clave en temas como una reforma agraria en el país, la participación en política de los guerrilleros y la lucha conjunta entre el gobierno y las FARC contra el narcotráfico. En la jornada se debe sellar el punto más complicado del proceso: la reparación de las víctimas, que incluye el tema de la justicia transicional, o la forma como las FARC pagarán

por sus delitos. El grupo alzado en armas ha advertido que sus integrantes no pagarán su solo día de cárcel. Lo que falta En la agenda de negociación sólo quedaría por acordar el fin del conflicto entre el gobierno y las FARC, los detalles de la desmovilización y reintegración a la vida civil de miles de combatientes. En ese punto se deberá discutir el tema de las armas en poder de las FARC. Mientras que el gobierno ha insistido en que las deben entregar, el grupo rebelde no ha sido claro y ha dado a entender que las silenciará, pero no las entregará. Participación de Estados Unidos Estados Unidos ha jugado siempre un papel clave en el conflicto colombiano. Washington ha considerado a las FARC como una organización terrorista que, entre otras actividades ilegales, realiza actividades de narcotráfico. A su vez, el grupo guerrillero también dice luchar contra el "imperialismo norteamericano". En 1999, los presidentes Andrés Pastrana y Bill Clinton concibieron el llamado "Plan Colombia" para atacar al narcotráfico y a las mismas FARC, principalmente. Desde fines de 2004 Estados Unidos mantiene preso a uno de los principales guerrilleros de las FARC: Ricardo Palmera, alias "Simón Trinidad". El grupo guerrillero ha reclamado la presencia de Trinidad en la mesa de negociación. El presidente Barack Obama ha respaldado el actual proceso de paz y por eso nombró como su delegado para dicha negociación a Bernard Aronson. http://www.elheraldo.co/nacional/recorrido-por-un-conflicto-de-mas-de-50-anos-en-colombia2189

27 de septiembre firmaron los diálogos de paz en Cartagena

Las Farc tienen su origen en los años 1953 en el cual los conservadores y liberales se sumieron a la violencia de ahí nacieron tanto las guerrilleras liberales como las autodefensas campesina, influencia comunista Marulanda’ decidió entonces quedarse definitivamente en una zona llamada Marquetalia, en el corregimiento de la Gaitania, municipio de Planadas en Tolima, al mando de una organización armada. “Tenemos que hacer millones de reuniones con los campesinos para motivarlos a la toma del poder, pero esta gente tiene malas intenciones con nosotros. Nos quieren joder, pero no les vamos a dar esa posibilidad”, escribió Guaracas que dijo ‘Marulanda’. Creó entonces una organización proveniente de las mismas autodefensas a la que llamaron ‘La Móvil’, un grupo bien entrenado de unos 30 hombres que se enfrentó con las tropas oficiales en los años siguientes en operaciones especiales. Es decir, quedaron dos grupos armados que se apoyaban entre sí: las autodefensas y ‘La Móvil’. Con el Ejército a la ofensiva, se reunieron en Marquetalia en abril de 1961, delegados de los grupos de resistencia armada del Guayabero, Natagaima, El Pato, Neiva con la presencia de un delegado del Comité Central del Partido Comunista, en lo que se conoce como la “Primera Conferencia Guerrillera”, cuando aún no nacían las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc. En 1962 el gobierno conservador lanzó una ofensiva militar contra las guerrillas de Marquetalia, principalmente contra ‘La Móvil’, sin resultados a la vista para ninguno de los enfrentados. Para 1963, ya no quedaban guerrilleros liberales “limpios”. Un año después ingresó a las guerrillas de autodefensa Luis Alberto Morantes, con el nombre de guerra de ‘Jacobo Arenas’, quien iría a ser el ideólogo principal de estas guerrillas comunistas y es clave para desarrollar la guerra de guerrillas. Jaime Guaracas recordó así ese momento: “En abril de 1964 llegaron a la región los camaradas del partido Jacobo Arenas y Hernando González, que nos encontraron en pie de alerta y en las trincheras. Traían un informe completo sobre el plan del gobierno de Guillermo León Valencia contra la región de Marquetalia”. El 14 de mayo de 1964 arrancó la Operación Marquetalia, un feroz embate por aire y tierra de 16.000 soldados y la asesoría de militares estadounidenses del Plan Laso (Latin American Security Operation), un capítulo de la Guerra Fría para la región, contra las guerrillas comunistas. ‘Marulanda’ ordenó que todos aquellos que por su condición física o familiar no pudieran enfrentar la guerra serían evacuados. “El gobierno nos ha decretado una guerra que se puede prolongar por muchos años”, dijo Marulanda. Sólo se quedaron para hacerle frente al ataque militar 52 campesinos y dos mujeres. “El 20 de julio de ese año se realiza la asamblea general de los pobladores de Marquetalia, ya dentro de la selva que teníamos por única casa, y se define que a partir de esa fecha nos convertiríamos en guerrilleros revolucionarios",

Un proceso de paz es un esfuerzo para lograr un acuerdo que ponga fin a la violencia, así como para implementarlo, mediante negociaciones que pueden requerir la mediación de terceros”. Con esta definición inicial quiero destacar la idea de que un “proceso” no es momento puntual, sino un conjunto de fases o etapas alargadas en el tiempo, en las que intervienen todos los actores afectados, en un esfuerzo colectivo para en un momento determinado alcanzar acuerdos que permitirán acabar con la situación anterior, dominada por la violencia y el enfrentamiento armado, para dar paso mediante el diálogo y el consenso a pactos o acuerdos que pongan fin a la violencia física, y mediante la implementación de los acuerdos, iniciar una nueva etapa de progreso y desarrollo que permita superar igualmente las violencias estructurales que propiciaron el surgimiento del conflicto. Un “proceso de paz”, por tanto, incluye obviamente la fase de negociación y de mediación, pero la trasciende completamente, al referirse también, y de manera esencial, al cumplimiento de lo acordado. De ahí que el proceso de paz vaya más allá del acuerdo o pacto de paz, que siendo éste un momento cumbre y sin duda el más visible, no es más que el punto de partida de unas etapas decisivas en las que se verá si realmente el cese de la violencia es capaz de generar una nueva situación de paz positiva, entendida como de prosperidad, armonía, desarrollo humano, crecimiento personal y justicia social, entre otros aspectos. En este sentido, hay “procesos” que han logrado materializarse y otros que se han quedado con las intenciones y se han malogrado por el camino, justamente porque no han sido capaces de implementar lo acordado, generando una enorme frustración por el incumplimiento de las expectativas creadas. En estos casos, además, y Centroamérica es testigo de ello, es frecuente constatar el surgimiento de nuevas violencias comunes, ya desvinculadas a la violencia política del pasado, que pueden producir un número de víctimas igual o superior a las que tuvo el país en cuestión durante la etapa de confrontación armada. Iniciar y desarrollar un proceso de paz es, pues, una auténtica aventura, un reto mayúsculo lleno de incertidumbres, obstáculos y posibilidades. Hay quien lo ha comparado con la primera escalada a una montaña, pero sin mapas de relieve, con lo que ello supone de misterio y de riesgo, al tener que enfrentar cuestas no previstas, desniveles frecuentes y cimas aparentemente inalcanzables. Si en el proceso de paz hay una mediación y un buen acompañamiento social, en el símil significaría que contamos con un guía que nos ayuda a organizar la estrategia de escalada y con personas que nos acompañan en la ascensión, lo que nos hará más llevadera la cuesta y nos posibilitará llegar a la cumbre en compañía, para disfrutar del logro, y lo que es también de vital importancia, regresar al punto de partida con seguridad.

http://www.colombia.com/actualidad/especiales/dialogos-de-paz/perfiles/ conformación del grupo de trabajos http://plebiscito.registraduria.gov.co/99PL/DPL44007ZZZZZZZZZZZZ_L1.htm registraduria http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/resultados-plebiscito-2016/16716558 Resultados del plebiscito http://www.colombia.com/elecciones/2016/plebiscito/noticias/sdi/144400/resultados-delplebiscito-por-la-paz

es prioritario que para garantizar un buen acuerdo de paz se concentren esfuerzos en las políticas sociales y que se cumpla la reivindicación de los derechos de las víctimas. "El ponerle atención al cumplimiento de los compromisos sociales es fundamental para la paz, al mismo tiempo que el resarcimiento, esa deuda que se tiene con las personas que han sido víctimas en el conflicto es importante considerarlo; y por supuesto, que todas las instancias y actores de un país tomen el papel que les corresponden, no solamente en el aporte de fondos sino en la participación de la solución de los problemas paralelos que lleva todo conflicto armado", indicó Morales. Colombia hacia la paz

No

es

fácil

resumir

largos

años

de

negociaciones,

desencuentros,

enfrentamientos, momentos de inminente ruptura y los complicados manejos que, finalmente, hicieron posible no sólo el cese de fuego y la reinserción a la vida legal de los insurgentes, sino, principalmente, dotaron al país y a la sociedad de una agenda estratégica para concretar transformaciones sociales, políticas y económicas postergadas por mucho tiempo. Los compromisos asumidos incrementaban el potencial de los cambios iniciados diez años atrás con la apertura democrática, el fin del régimen militar, el inicio de los gobiernos civiles, la puesta en vigencia de una nueva Constitución Política y el avance en la institucionalidad. http://www.verdadabierta.com/procesos-de-paz/farc/5566-las-lecciones-del-proceso-de-paz-deguatemala-para-colombia

. http://www.colombia.com/actualidad/especiales/dialogos-de-paz/perfiles/ conformación del grupo de trabajos http://plebiscito.registraduria.gov.co/99PL/DPL44007ZZZZZZZZZZZZ_L1.htm registraduria http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/resultados-plebiscito-2016/16716558 Resultados del plebiscito http://www.colombia.com/elecciones/2016/plebiscito/noticias/sdi/144400/resultados-delplebiscito-por-la-paz

Joaquín Villalobos concluyó su presentación con una advertencia final: "en cuanto más tarde la Paz, más problemas tendrá el post conflicto". Y un comentario que me caló muy profundamente: En Colombia hay dos sociedades. Una que quiere

avanzar para insertarse en el mundo en el Siglo XXI. Otra atrasada, mas violenta que la salvarodeña y que da miedo. Porque se degradó el entorno post conflicto hasta llegar a los niveles de aberración es motivo de reflexión profunda para el proceso de post conflicto que estamos viviendo en la actualidad en Colombia. La primera razón, es que no se le puso atención al tratamiento de las profundas heridas sociales que habían dejado tantas décadas de violencia y represión. El movimiento de desplazados, y de emigrantes, que como ya se vio, llegó a ser un porcentaje muy significativo de este pequeño país, sumado a las consecuencias de una cultura de violencia, que había capturado el imaginario de una población joven y sin alternativas, son algunos de los temas sociales que no fueron abordados a partir del 92. Otro efecto del descuido de las heridas sociales del conflicto fue el siguiente. Vía la emigración y el desplazamiento, se produjo el colapso de las familias, las escuelas y las comunidades. Ya se mencionaba cómo un objetivo de las pandillas fue el tomarse los centros de educacion. "Un Estado débil, pequeño y barato", más el desmantelamiento del Ejército y la reducción de la Policia, dejó a una sociedad desprotegida e impotente. Por esta razón, ante el embate de las bandas criminales, también colapsaron los mecanismos de protección y de disuasión de la sociedad: la policía, la justicia y el sistema de prisiones. Mientras tanto, en el campo económico, ante el chorro de divisas los empresarios perdieron los incentivos para crear empresas e invertir. El resultado: "El país se volvió improductivo". Y se creó otra paradoja que se ha convertido en un círculo vicioso y en una trampa en la que hoy está El Salvador: " a más emigración, mas divisas , mayor extorsión, aumento de los homicidios, más desempleo, más violencia y más emigración", La extorsión, como manifestación del poder criminal, se convierte en un impulsor de la consolidación territorial, y el homicidio el medio para lograrlo mediante el terror, “como lo afirmo Villalobos en su presentación.” Son varias las lecciones que la situación de El Salvador tienen para Colombia. La primera y más evidente: cuidar las heridas sociales. Preocuparse por los desplazados, los niños, los jóvenes, y sobre todo, por la cultura de violencia, que en nuestro caso, ha dado muestras de poder ser más grave que la del país centroamericano. La segunda lección es entender que detrás del conflicto que se quiere resolver, se puede esconder uno más potente y dañino para la sociedad. El germen ya estaba allí, sólo que la dirigencia salvadoreña, no quiso verlo y actuar a tiempo. Hoy el tumor ha hecho metástasis y encontró a un Estado con las defensas en el suelo. Y esta es la tercera lección. Se necesita un Estado fuerte para hacer la transición del post conflicto. Según lo explicó Villalobos, el desmantelamiento de las Fuerzas Armadas, no obedeció al acuerdo con los grupos guerrilleros solamente. Fue fundamentalmente un resultado de una situación económica muy compleja que obligó a tomar un decisión de esta naturaleza. Visto en retrospectiva, fue tal vez, la más grande equivocación de este proceso. El resultado de este descuido es que hoy El Salvador, se convirtió en "la retaguardia del

narcotráfico" . El caso de las BACTRIN en Colombia es una alerta roja sobre lo que puede multiplicarse en el post conflicto. Hay una cuarta lección muy importante. No es suficiente que la guerrilla se desmovilice, entregue las armas y participe en política. Es fundamental la consolidación del territorio por parte del Estado. Se necesita un esfuerzo institucional y de recursos muy grande, para atender las heridas dejadas por el conflicto en las zonas alejadas de los centros urbanos y en las periferias de las grandes ciudades. Con mucha preocupación hay que advertirlo: en nuestro caso, ya hay muchas manifestaciones de una situación muy similar a la que se vive en El Salvador, en zonas como Córdoba, el Nororiente Antioqueño, el Chocó, las comunas de Medellín y Altos de Cazucá en Bogotá con bandas como los Urabeños y los Rastrojos. Sin embargo, también hay unas diferencias abismales: Colombia ha venido fortaleciendo sus Fuerzas Armadas y su Policía. Esta última hoy es ejemplo por sus labores de inteligencia y asesora a otros países en la región. La economía ha tenido un desempeño que ha logrado capturar la atención de los inversionistas internacionales. Pero sobre todo, en Colombia no hemos vivido un régimen de represión y de adulteración del proceso electoral. Pero si tenemos una economía que debe dejar su dependencia de los recursos naturales y hay una bomba de tiempo mucho más grave: la corrupción que está minando instituciones tan fundamentales como el sistema judicial. Esta situación es potencialmente el más grave obstáculo para lo que viene. Tenemos una institucionalidad débil que va ser puesta a prueba en los próximos años.

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