Intento Atacama

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EL NUEVO ANO DEL DAV EN ATACAMA

Intento volcan´ copiapo´ Texto: Gonzalo Cánovas Fotos: Rodrigo Diaz- Gonzalo Cánovas www.dav.cl LA ÚLTIMA SEMANA DEL AÑO 2007, UN GRUPO DE 6 SOCIOS DEL CLUB ALEMÁN ANDINO, ACOMPAÑADOS DE 7 MONTAÑISTAS AMIGOS SE DIRIGIERON HACIA LA REGIÓN DE ATACAMA, CON EL VOLCÁN COPIAPÓ Y EL OJOS DEL SALADO COMO OBJETIVOS, LAS COSAS NO SE DIERON SEGÚN LO ESPERADO... Y HUBO CAMBIO DE PLANES.

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stuvimos una semana al sur del desierto de Atacama, en el límite con Argentina, a 1250 kilómetros de Santiago. Nuestro primer objetivo fue el Volcán Copiapó con sus 6040 metros de altura, situado en el Parque Nacional Nevado Tres cruces a 200 kilómetros al noroeste de Copiapó. No subimos por la ruta normal, elegimos acercarnos por la cara Este del volcán e intentar la cumbre desde el valle que nos pareció más cercano a la cumbre.

FELIZ AÑO NUEVO. El ascenso al volcán Copiapó el último día del 2007, hizo que la noche de año nuevo fuese bastante distinta. El 31 de diciembre nos levantamos a las 3:30 AM y luego de tomar algo caliente partimos con nuestros frontales rumbo a la cumbre. El día anterior, como llegamos bastante temprano al campamento base, salimos a explorar en busca de una pasada para evitar los penitentes. Por suerte logramos encontrar

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un paso en el océano de penitentes, de más de tres metros de altura, que impedían el acceso al filo del volcán. Seguimos avanzando y alcanzamos los 5000 metros rápidamente, el frío de la noche dio lugar a los salvadores primeros rayos del sol. Todo iba bien hasta que tomamos una mala decisión; tuvimos la primera visión directa de la cumbre y calculamos que ese sector era la mitad de nuestro recorrido. Hicimos un depósito de alimentos y agua, y para aligerar la carga decidimos dejar nuestros crampones. Desafortunada decisión, que hizo que nuestra subida se alargará más de lo pronosticado, ya que tuvimos que rodear los neveros que llevaban directo a la cumbre, ya que sin crampones era imposible hacer la ruta directa. En el desvío se nos complicaron las cosas, ya que la falta de oxígeno nos empezó a afectar. La hora avanzaba sin que lográramos avanzar lo que teníamos pronosticado. No habían huellas, el terreno se hizo cada vez más complicado, debiendo en muchas partes escalar para seguir adelante.

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PÁLIDO Y FRIO. A 5600 metros ocurrió el primer incidente; cruzando un paso de roca bastante complicado, pisé una terraza de unos dos metros cuadrados que en el momento de apoyar mi peso, cedió por completo, dejándome colgado de los brazos y pidiendo a gritos ayuda. Miré un segundo hacia abajo y vi un precipicio de unos 700 metros, pero por suerte Jorge, que iba detrás de mío, logró agarrarme de la mochila y tirarme hacia un lado. En ese momento no reaccioné; di las gracias y automáticamente, y con la adrenalina por las nubes, cambié de camino y seguí escalando, ya que la persona que iba delante mío ya no la veíamos y el camino no era nada claro. Pasaron como 15 minutos y nos sentamos a descansar, comimos algo y comenté livianamente, “casi me mato”. En ese momento me di cuenta que la adrenalina me había bajado y me sentí angustiado. Sentí ganas de bajar, pero a 5800 metros con la cumbre a solo 200 metros decidí continuar. Llegamos a la última planicie antes de la cumbre y aprovechamos de descansar antes del último esfuerzo. Ahí me di cuenta de mi error de cálculo, ya que había dejado demasiada agua el depósito que no estaba en la mitad del camino, sino mucho más lejos de lo calculado. Con poco oxígeno en el cerebro, a 5900 metros, seguí subiendo por inercia, impulsado por mis compañeros. MI PRIMER 6000 Eran casi las 16:00 horas, muy tarde para hacer cumbre, pero lo logramos. 10 personas logramos hacer cumbre, una sensación increíble de alegría se apoderó de mí, olvidé el cansancio y la deshidratación, estaba feliz por haber logrado mi primer 6000 metros. Los abrazos y las fotos de rigor, todo rápido ya que era tarde y había que bajar luego. La bajada fue lenta, ya que los acarreos eran de piedras grandes e inestables, los que impedían la clásica bajada cuesta abajo, saltando los acarreos de piedras pequeñas. Llegamos por fin al lugar en donde dejamos agua y comida, por suerte habíamos marcado la ubicación en el GPS, porque sino, seguro que pasábamos de largo. Segundo incidente; no faltaba más de una hora para llegar, sólo nos quedaba el último cruce de penitentes que habíamos realizado de noche, un pequeño paso de no más de 70 metros con penitentes de media altura. Yo iba cerrando el grupo, y al ir avanzando por los penitentes veo a mi amigo Santiago, tirado en el piso entre dos penitentes; le grito y no me responde. Una sensación helada me recorre la espalda, algo le había pasado y yo estaba demasiado cansado para car-

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garlo. Por suerte me acerco, y Santiago se levanta de a poco, (no lo tendré que cargar para abajo pienso y me alegro), pero veo que no todo esta bien. Le pregunto como esta, y me dice que esta bien, pero se había resbalado con un penitente y se sacó el hombro con el golpe. Por suerte en el momento pudo volver a colocar el hueso en su sitio y lo ayudé a bajar. Pasamos los penitentes muy despacio hasta que nos juntamos con el grupo un poco más abajo. Era tarde y por lo sucedido no llegaríamos a las carpas con luz de día. Llegamos de vuelta a la carpa, a eso de las 21:30 horas, dieciocho horas después de nuestros primeros pasos, pero con la cumbre del Copiapó alcanzada. Estábamos tan cansados y deshidratados que nadie del grupo pude aguantar hasta las 12:00 para el cambio de año, por lo que se dejaron las celebraciones y abrazos para el día siguiente. A las 23:00 horas, la oscuridad era completa y todos dormían. Al día siguiente, luego de los abrazos y con el propósito de recuperarse y descansar, nos fuimos a laguna Verde, cerca de la base del Ojos del Salado, donde nos metimos a unas agradables y saladas termas a 35°C, con vista a la laguna. Nuestro primer objetivo esta cumplido, habíamos subido el Volcán Copiapó y nos encontrábamos aclimatados para intentar el Ojos del Salado, nuestro principal objetivo. Afortunadamente nuestro amigo Santiago pudo recuperarse rápidamente regresando al día siguiente de vuelta a Santiago. AL MAL TIEMPO.... Después de lograr la cumbre del volcán Copiapó, un cerro que se nos hizo muchísimo más complicado de lo que habíamos imaginado, nos dirigimos rumbo al primer campamento del Ojos del Salado. Lamentablemente el buen tiempo no nos acompañó más, y tuvimos que desistir de nuestro intento principal, ya que una tormenta de nieve hizo que tuviéramos que bajar del campamento Atacama. El frente estaba pronosticado para varios días por lo que tuvimos que volver a Santiago renunciando a nuestro segundo objetivo. Pero todos quedamos conformes, ya que nos fuimos del desierto con la sensación de que había realizado un cerro por una ruta nueva y que quizás fue más difícil que nuestro objetivo principal. El medio puede ser hostil, dormir sobre los 4500 mts desgasta, ya que por el poco aire uno duerme mal y poco, y los reflejos no andan bien... además dentro de las carpas se congelaba el agua y la humedad de nuestra respiración. El frío hace su parte, ni hablar de las idas al baño en el anoche con -20°C afuera. En síntesis, una espectacular y agotadora expedición, compuesta por un excelente grupo humano. O LOS EXPEDICIONARIOS EN OJOS DEL SALADO COPIAPÓ , INTEGRANTES SOCIOS Gonzalo Cánovas, Fritz Kobel, Alejandro Lifschitz, Jaime Marchant, Renato Mertens, Santiago Tosi. , OTROS INTEGRANTES Marcela Backit, Rodrigo Díaz, Gonzalo Llul, Gabriela Palavicino, María Paz Urrutia, Jorge Worthington.

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