Cicloturismo Chile Colombia

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1 Texto: Peter van Glabbeek Fotos: Francisca GuerraPeter van Glabbeek

de santiago a colombia -

Sudamerica en un par de ruedas, parte 1 ESTE ES EL PRIMERO DE TRES ARTÍCULOS, QUE RELATARÁN NUESTRO VIAJE EN BICICLETA, DESDE SANTIAGO DE CHILE A COLOMBIA, EN APROXIMADAMENTE NUEVE MESES.

EL INICIO: ROMANCE EN LA PATAGONIA Con Francisca nos conocimos en la Carretera Austral el 23 de febrero de 2007. Yo venía desde Ushuaia y debido a problemas con mi bicicleta me detuve en Puerto Río Tranquilo, ubicado en la orilla de las turquesas aguas del lago General Carrera. Ahí, cinco cansados, pero felices, ciclistas de Santiago, me recibieron cariñosos y amables, ayudándome con mi dañada bicicleta. Uno de ellos era Francisca. Después de dos días de compartir nuestras experiencias y conocernos mutuamente tuvimos que despedirnos. Ellos, que volvían a la capital a terminar sus estudios, iban a realizar un alto en Coyhaique para tomar desde ahí el bus a Santiago. Sabía que tenía solo veintinueve horas para recorrer los 250

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km que me separaban de Coyhaique si quería ver a Francisca de nuevo. Camino malo, cuestas difíciles, viento en contra, nada podía detenerme. Y lo hice justo a tiempo. Cuando fue la despedida final traté de robarle un beso, pero lo único que recibí fue un mejillazo y no los dulces labios en que venía pensando durante el largo pedaleo. De todas formas seguimos en contacto por mail, hasta que pasado más de un mes y 2000 km, llegué a Santiago a buscar a la hermosa mujer en un ambiente completamente distinto. Francisca estaba cursando su último año de kinesiología, a la par que trabajaba los fines de semana. Entre medio, ella trataba de encontrar tiempo para hacer deporte y mantenerse en forma. Por mi parte, había estado viajan-

do alrededor del mundo en bicicleta por más de dos años, por lo que la decisión de quedarme y parar mi viaje a Alaska no fue fácil. Durante ese año me quedé en Santiago e hicimos varios paseos pequeños a las montañas que nos permitieron conocernos más, pudiendo así compartir nuestras pasiones, miedos y experiencias. De a poco el plan de hacer juntos un gran viaje fue tomando forma. Los dos anhelábamos escapar de la vida de la ciudad, conocer y entender otras culturas y personas, vivir en equilibrio con la naturaleza y llevar una vida física y espiritualmente rica. La bicicleta sería nuestra herramienta. Así que partimos. Al principio la idea fue recorrer tanto Chile como Argentina, en nuestras nuevas

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2 bicicletas Oxford, para lo cual trazamos una línea zig-zag que, obviamente, implicaba cruzar los Andes varias veces. El primer cruce, el más conocido por los santiaguinos, es el del paso Los Libertadores, cuyo paisaje no deja impresionar; vas pedaleando entre cerros cada vez más grandes hasta que empieza la cuesta y alcanzas su altura máxima. El lago Portillo, de aguas calipso y rodeado de grandes cerros, es un buen lugar para descansar antes de cruzar la frontera. Este paso termina en el túnel caracoles que debe ser cruzado en camioneta ya que pedalearlo implicaría una intoxicada y rápida muerte. Después de una noche al pie del Aconcagua, empezó el descenso a Uspallata, la primera villa de argentina, un paradisíaco pueblito rodeado de álamos verde-amarillos y montañas; no por nada aquí se filmó la película “Siete años en el Tibet”. EL PASO MÁS ALTO DE CHILE El segundo paso planificado, El Agua Negra, se acercaba cada vez más. Como íbamos todo el tiempo rodeando las montañas, estábamos al tanto de eventuales cierres producidos por las nevadas que ya comienzan a amenazar en abril. Uno de esos días, luego de 100 km de pedaleo por pampas desoladas, llegamos a un campamento de trabajadores del camino que nos recibieron con inesperada hospitalidad. Decidimos pasar la noche con ellos, que generosamente nos ofrecieron una cama, mucha comida rica y un buen mate. Sin embargo, la verdadera sorpresa vino al día siguiente cuando amaneció nublado y nevando. Decidimos alargar nuestra estadía en el campamento y quedarnos más tiempo con Pablo y Luís. Apenas se aclaró un poco el día y hubo menos viento, arreglamos las alforjas y proseguimos, temerosos de que el paso estuviese cerrado por las nevadas. Pero al día siguiente apareció nuevamente el cielo azul y bueno, todo congelado. Un poco preocupados seguimos hasta Las Flores, que es el último pueblito de Argentina antes del paso a Chile que, para nuestra fortuna, estaba abierto.

Cuesta creer que sería fácil hacerlo, pero los primeros 40 km de camino hasta la policía internacional de Argentina eran de pavimento y no tan empinados. Desde ahí hasta el límite, que es el punto más alto, son 56 km de ripio muy agradables. Paisajes cada vez más salvajes y las montañas cambiando de colores en cada curva que dábamos, ríos de agua cristalina y fresca corriendo al lado del camino y apareciendo entre las quebradas en cada kilómetro, por lo que problemas de agua aquí no tendrás. Alojamos la primera noche a 3500msnm para acostumbrarnos un poco a la altura. Fue una noche bastante fría. Como estábamos entre altas montañas, el sol de la mañana apareció muy tarde, por lo que nos vimos obligados a partir rápidamente en medio de la sombra y el viento helado, hasta que el sol alumbró y pudimos sacarnos los 10 kilos de ropa de encima. Así seguimos nuestra ruta hacia el límite, pasando distintos valles. Almorzamos dos veces antes de cruzar el límite. La velocidad de pedaleo era cada vez menor, mientras el dolor de cabeza aumentaba. Arribado el anhelado portezuelo (4780m), fotos, besos, abrazos y cuesta abajo. El lado Chileno va entre impresionantes glaciares y cerros altísimos, pero por un camino malísimo. Esa noche cenamos bajo la luna llena, el color de las montañas pasó a ser blanco y negro. Fue un día muy especial que nunca olvidaremos. NARANJAS JUGOSAS EN EL PASO “SAN FRANCISCO” Después de pasar agradables días de descanso en La Serena, continuamos al norte por la Panamericana, que desde ahí ya no tiene tanto tráfico. Nos aventuramos al segundo paso pronosticado que comienza en Copiapó. Son 287 km de subida hasta el borde y luego 207 km de bajada hasta el primer pueblito en Argentina, llamado Fiambalá. Como no hay mucha información de ciclistas que han hecho este trayecto, no sabíamos muy bien cuanta agua y comida cargar, y, para prevenir, com-

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4 pramos por 20 kilos de comida, los que se sumaban a los 15 litros de agua que cargábamos cada uno; se pueden imaginar que el principio no fue tan fácil. Aunque no fuera empinado, cada uno llevaba el doble de peso que habíamos cargado hasta el momento. Los primeros dos días fueron desérticos totales, grandes cerros de arena gris y pequeños arbustos combinados con cactus, contrastaban con el cielo azul. El camino a este paso está de lujo, condensado con vichufita (un producto derivado de la sal que hace el camino parecido al pavimento) por lo que problemas con eso no tuvimos. Más aún el viento de cola tornaba el pedaleo en algo bien agradable. Después de horas pensando en comer algo fresco y jugoso, específicamente como una naranja, paramos en un campamento minero a pedir agua, y sin esperar más que eso y el merecido descanso para las piernas, un simpático trabajador nos sorprendió ofreciéndonos ¡dos naranjas a cada uno!

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llegar a los 4726 msnm donde comienza la República de la Argentina.

5 Y es que cuando uno viaja en bicicleta este tipo de cosas pasan todo el tiempo, autos paran a ofrecerte ayuda o darte comida, la gente de los pueblos más chicos te invita a tomar un té o mate a sus casas o directamente a comer y dormir, es mágico. EXTENSOS SALARES Y EL VOLCÁN MÁS ALTO DEL MUNDO Los días siguientes el paisaje empezaba a cambiar rotundamente, los cerros ya tenían más color, más forma, se veían también las huellas de vicuñas, guanacos, burros, y los infaltables ríos secos. Después de la primera cuesta, El Salto de 3 km bien empinados, apareció más vegetación, especialmente de color amarillo, justo donde se encuentra la vega San Andrés y con esto más animales del desierto. Pero eso no es todo, empezamos de nuevo a subir, esta vez la cuesta Codoceo para llegar al primer portezuelo a 4150 metros de altura. Al descenso de éste venía la aduana de Carabineros que queda en el gigantesco salar de Maricunga. La vista ya cambia bruscamente, los cerros que rodean este salar bordean los 5000 metros de altura y parece como si estuvieran hechos a mano, todos de diferentes colores en distintos tonos. Una larga ruta nos llevó a la última cuesta, Cuesta del Río Lama que, como dice su nombre, va bordeando este río y aparecen cascadas a los lados del camino. Luego de ésta llegamos de nuevo a los 4300 metros de altura y al valle del cerro Tres Cruces (que son en verdad tres gigantes de 6700m aprox. cada uno), el que se ve tan cerca que dan ganas de bajarse de la bici y empezar a subirlo. Es así como llegamos al Llano de Piedra Pómez, el último portezuelo a 4500m, para pasear frente al volcán inactivo más alto del mundo y la montaña más alta de Chile, “Ojos del Salado”. Durante los siguientes 30km pedaleamos rodeados de los conos más grandes de Sudamérica.

TERMAS CALIENTES Y PELO CON HIELO La última noche y a 20km del paso a Argentina nos quedamos en un refugio de Carabineros que está en la orilla de la Laguna Verde. La primera vista a la laguna es realmente impresionante, un color calipso fuerte y cristalino, entre montañas de colores rojizos, arena, rocas empinadas, blanco y negro, una mezcla realmente fascinante. Lo notable es que cerca de este refugio fluyen aguas termales justo a la orilla de la laguna, por lo que sin demora agarramos nuestras cosas y partimos a relajarnos a las termas. El agua deliciosa, caliente, no muy profunda, pero suficiente para relajarse sumergidos, además, en una vista espectacular. Pero el viento era tan fuerte y frío ese día, que al salir del agua y tratar de secarnos se nos congeló la toalla y nos congelamos nosotros también. ¡Camino al refugio mi pelo tenía hielo! Por suerte estábamos en un refugio, pues a esa altura imagínense el frío de la noche calaba: -15ºC marcaba nuestro medidor y en la mañana partimos con -12ºC a terminar de cruzar los 20km que faltaban y

VIDA SOCIAL EN ARGENTINA La parte de Argentina es tan distinta, a pesar de que está en la misma latitud. Aquí, la vegetación amarilla y los cerros rosados contrastan con el cielo azul. Se ven más manadas de tiernos burros relinchando, caballos salvajes, curiosos guanacos y peludas llamas y vicuñas. Los argentinos han hecho un gran esfuerzo en este camino. Todo está pavimentado, aparte que han construido seis refugios con radio para comunicarse con la Policía en caso de emergencia. En el gran descenso, cerca del primer pueblito llamado Fiambalá, el camino pasa entre una quebrada de cerros, tan impresionantes que es difícil de describir con palabras. Cerros rocosos con formas moldeadas por el viento de un color que nos recordaba un postre de manjar con merengue, y otros que parecían un helado de frambuesas con crema. Llegamos a Fiambalá. A través de internet contactamos a una francesa, que vive con su esposo argentino y que tienen un restaurant llamado “Oh la la”, para quedarnos a dormir un par de días y así compartir un poco con la gente local, que fue lo que hicimos. Nos recibieron muy bien, comimos muy rico y hasta nos hicimos famosos. Nos invitaron al programa de radio del pueblito, que transmite en todo el norte de Argentina, para entrevistarnos sobre nuestra travesía y para que contáramos un poco nuestra historia. Al día siguiente, todo el mundo nos llamaba por nuestros nombres y nos saludaban desde el otro lado de la calle. Fuimos famosos por un día.

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7 CLASES DE INGLÉS, BAILAR DE FOLKLORE, CONSTRUIR UNA PISCINA Y CORTES DE RUTA. Teníamos ganas de conocer más a la gente que vive acá y compartir con ellos, así que Audrey, la francesa del “Oh la la”, nos contactó con Monique, una holandesa que vive con su familia en Tinogasta, el siguiente pueblo a 50km de Fiambalá, porque ella es profesora de inglés en la escuela de Tinogasta y le encanta llevar extranjeros a sus clases para que los niños hablen con ellos y practiquen el idioma. Con tal objetivo, llegamos a Tinogasta y entramos en el sistema de esta acogedora familia con tres lindas niñas. Fue una verdadera sorpresa la experiencia: todos los días tenemos reuniones sociales con la gente local, nos invitan choripaneadas, a bailar con el grupo de folklore, a partidos de fútbol, volley ball, y un sin fin de lindas actividades. Pero lo más enriquecedor de todo, ha sido ir a la escuela, entrar a las clases y hablar con los alumnos sobre la vida, tratar de transmitir un poco nuestra experiencia, nuestras visiones, nuestros sueños. Carlos, el esposo de Monique, quien construyó la linda casa donde viven, ahora quiere construir una

piscina. No hay mucha mano de obra, por lo que Peter se ha ofrecido a ayudar. Al parecer nuestra estadía aquí será más larga de lo que creíamos. La gente es muy acogedora, muy agradable, nos han atendido como reyes, va a ser muy difícil la partida. Hemos sido partícipes también de la injusticia que este pueblo está viviendo por estos días. Una importante firma minera australiana explotará, a menos de 10 km de Tinogasta, ¡una mina de uranio a tajo abierto! El proceso de extracción del uranio, consume millones de litros de agua por día, dejando a cambio desechos radioactivos por los próximos 100.000 años. Sobra decir que el agua, en un clima desértico como el de Tinogasta, es indispensable. Peor aún, el mayor riesgo es el gas radioactivo radon que se libera al aire, el cual provoca cáncer en humanos y animales, y causa serios daños en los terrenos agrícolas, lo que conlleva la devaluación de las propiedades y productos agrícolas (la mayoría uvas y aceitunas) debido al alto riesgo de contaminación en la zona. El gobierno Argentino recibiría solo el 1% de las ganancias de esta explotación, bajo condición que ellos tienen que limpiar toda la basura. Para no creerlo. ¿Por qué, entonces, dejarían ellos que una empresa Australiana venga y explote esta mina? Porque los políticos corruptos, que llevan estas causas, reciben mucha plata, firman los papeles en un par de meses y listo. Y por supuesto que en Australia (o Europa o EEUU) una mina de Uranio, a rajo abierto, a 10km de un pueblo de 10.000 habitantes, sería imposible de explotar. Por eso esta empresa Australiana viene aquí. Solo unos pocos se están enriqueciendo por esto, y no les interesa la pérdida de vidas humanas o de la belleza natural. (¿No será mucho lucho esta parte?) Y esto es sólo un ejemplo de lo que está pasando en ambos lados de la cordillera de los Andes; desde el sur de Chile y Argentina hasta Ecuador se están explotando nuevas minas. Sin ir más lejos,

AGRADECIMIENTOS: OXFORD: Nuestro gran auspiciador. El equipo trabajó para nosotros como verdaderos profesionales. Nos armaron dos bicicletas de touring muy resistentes. No hemos tenido ningún pinchazo con los nuevos neumáticos Kenda. Los marcos Oxford Moonstone son muy fuertes y estables, incluso con 20 litros de agua además de 20 kilos de equipaje. ¡EXCELENTES BICICLETAS! , NAUTIKA: Muchas gracias a Víctor Cabello y su equipo de trabajo, por darnos los accesorios que necesitábamos, tales como: colchoneta, linternas de cabeza, cuchillo de acero, bolsas secas, compresores de sacos de dormir, luces para la bicicleta y bidón de agua de 20 lts. Muchas gracias también Víctor, por tu apoyo y entusiasmo. ,

Pascua Lama, explotación de yacimientos de oro, plata y cobre, en la III región de Atacama. La gente local, al principio piensa que es una gran oportunidad de trabajo, pero ¿qué queda después? Grandes problemas de salud, aguas contaminadas y tierras que no se pueden usar. Es así como hemos decidido apoyar la causa y participar también en los cortes de rutas y llamados de atención a la población Tinogasteña, para que esto no se lleve a cabo. Pero no es suficiente y por eso creemos que es tiempo de unirnos en una gran protesta contra las grandes compañías, que se hacen cada vez más ricas, a costa de países más pobres. “El norte de Argentina, donde de la misma tierra norteña, el hombre hace iglesias, casas, ladrillos y vasijas, en una monocromía de adobe y sol”.O 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

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