Vestidos por Dios Zacarías 3: 1-10
Introducción: Los niños cuando salen a jugar al parque no miden la dimensión de cuanto se puedan ensuciar simplemente disfrutan su momento; el problema está en nosotros como padres, pensamos: "van a ensuciar el piso de la casa, como sacaré las manchas de su ropa? " decidimos quitar aun sus ropas sucias antes de entrar a la casa, y luego nos ocupamos bañándolos con agua y jabón y colocándoles ropa limpia. Contexto: En una visión dada a Zacarías, vemos a Josué, el sumo sacerdote, vestido con harapos que representaban el pecado y las malas obras (Zacarías 3:3). El Señor lo limpia, le quita la ropa sucia y lo cubre de prendas costosas (Zacarías 3:5). La Mitra limpia y la túnica muestran que el señor le había quitado sus pecados. Algo similar acontece cuando nos acercamos a Dios estudiemos lo siguiente:
Dios también puede limpiarnos, al librarnos de nuestras malas obras mediante la obra salvífica de Jesús. Esto como resultado de la Muerte y resurrección en la Cruz; el pecado que nos ensuciaba fue quitado (fuimos lavados) y recibimos ropas nuevas (ropas de hijos de Dios). Tenemos abogado, ya no nos definen nuestros pecados (mentira, chisme, hurto, codicia); sino que podemos ser llamados hijos de Dios. (1 Juan 2:1)
Conclusión: Pídele a Dios que te quite cualquier harapo que estés usando, para que puedas vestirte de las ropas reales que tiene reservadas para ti.