Foucault, Michel. “Los intelectuales y el poder” En: Microfísica del poder. Ediciones de la piqueta. 3 1992. Madrid. Pg 83: “Gd: Las relaciones teoría-práctica son mucho más parciales y fragmentarias (…) una teoría es siempre local, relativa a un campo pequeño, y puede tener su aplicación en otro dominio más o menos lejano (…) desde el momento en que la teoría se incrusta en su propio dominio se enfrenta con obstáculos, barreras, choques que hacen necesario que sea relevada por otro tipo de discurso (…) La práctica es un conjunto de conexiones de un punto teórico con otro, y la teoría un empalme de una práctica con otra. Ninguna teoría puede desarrollarse sin encontrar una especie de muro, y se precisa la práctica para agujerearlo.” “Para nosotros el intelectual teórico ha dejado de ser un sujeto, una conciencia representante o representativa. Los que actúan y los que lucha han dejado de ser representados (…) ¿Quién habla y quién actúa? Es siempre una multiplicidad, incluso en la persona, quien habla y quien actúa. Somos todos grupúsculos. No existe ya la representación, no hay más que acción, acción de teoría, acción de práctica en relación de conexión o de redes.” Pg 85: “MF: El intelectual decía lo verdadero a quienes aún no lo veían y en nombre de aquellos que no podían decirlo: conciencia y elocuencia (…) Las masas no tiene necesidad de ellos para saber; saben claramente, perfectamente, mucho mejor que ellos; y lo afirman extremadamente bien. Pero existe un sistema de poder que obstaculiza, que prohíbe, que invalida ese discurso y ese saber (…) Ellos mismos, intelectuales, forman parte de ese sistema de poder (…) El papel del intelectual no es el de situarse “un poco en avance o un poco al margen” para decir la muda verdad de todos; es ante todo luchar contra las formas de poder allí donde este es a la vez el objeto y el instrumento: en el orden del “saber”, de la “verdad”, de la “conciencia”, del “discurso” (…) En este sentido la teoría no expresa, no traduce, no aplica una práctica: es una práctica (…) Lucha contra el poder, lucha para hacerlo aparecer y golpearlo allí donde es más invisible e insidioso.” Pg86: “GD: la indignidad de hablar por los otros (…) la teoría exigía que las personas concernidas hablasen al fin prácticamente por su cuenta.” Foucault, Michel. “Omnes et singulorum: hacía una crítica de la razón política” En:¿Qué es la ilustración?. Ediciones de la piqueta. 1era. 1996. Madrid. Pg25: “La solicitud pastoral (…) está mucho más cerca de la devoción. Todo lo que hace el pastor, lo hace por el bien de su rebaño. Es su preocupación constante. Cuando ellos duermen, él vela. (…) El poder pastoral supone una atención individual hacia cada miembro del rebaño.” Pg 35: “En la concepción cristiana, el pastor debe rendir cuentas no solamente por cada una de sus ovejas, sino por cada una de sus acciones, por todo el bien o el mal que son capaces de hacer, por todo lo que les ocurre.” Pg36: “El cristianismo, por su parte, concibió la relación entre el pastor y sus ovejas como una relación de dependencia individual y completa (…) Si un griego tenía que obedecer, lo hacía por que era la ley o al voluntad de su ciudad. Si por casualidad seguía
la voluntad de alguien en particular (médico, orador o pedagogo), era por que esa persona lo había persuadido racionalmente de hacerlo. Y debía ser con un proposito estrictamente determinado (…) En el cristianismo el vínculo con el pastor es un vínculo individual, un vínculo de sumisión personal. (…) La obediencia es una virtud. Lo que quiere decir que no es, como en los griegos, un medio provisorio par alcanzar un fin, sino más bien un fin en sí.” Pg38: “El pastorado cristiano supone una forma de conocimiento particular entre el pastor y cada una de sus ovejas. Ese conocimiento es particular. Individualiza (…) A fin de asegurarse ese conocimiento individual el cristianismo se apropio de dos instrumentos esenciales usados en el mundo helénico: el examen de conciencia y la dirección de conciencia. (…) pg 39 En cuanto al examen de conciencia, su propósito no era cultivar la conciencia de sí, sino permitirle que se abriera íntegramente a su director (…) La organización de un vínculo entre la obediencia total, el conocimiento de sí y la confesión a otro.” Pg39: “Todas estas técnicas cristianas de examen, de confesión, de dirección de conciencia, y de obediencia, tienen un fin: llevar a los individuos a trabajar en su propia mortificación en este mundo. La mortificación no es la muerte, por supuesto, sino un renunciamiento a este mundo y a sí mismo: una especie de muerte cotidiana.” Pg 63: “El poder no es una substancia. Tampoco es un misterioso atributo cuyos orígenes habría que registrar. El poder no es más que un tipo particular de relaciones entre individuos. Y esas relaciones son específicas: dicho de otro modo, no tienen nada que ver con el intercambio, la producción y la comunicación, aún cuando están asociados entre sí. El rasgo distintivo del poder es que algunos hombres pueden más o menos íntegramente determinar la conducta de otros hombres –aunque nunca de manera exhaustiva o coercitiva. Un hombre encadenado y golpeado se somete a la fuerza que se ejerce sobre él. No al poder. Pero si se puede conducirlo a hablar, cuando su último recurso hubiera podido ser callarse, prefiriendo la muerte, sucede entornes que lo han llevado a comportarse de determinada manera. Su libertad ha sido sujetada por le poder.” Foucault, Michel. “¿Qué es la ilustración? (1984)” En:¿Qué es la ilustración?. Ediciones de la piqueta. 1era. 1996. Madrid. Pg104: “La crítica ya no se va a ejercer en la búsqueda de estructuras formales que tengan un valor universal, sino como investigación histórica a través de los acontecimientos que nos condujeron a constituirnos, a reconocernos como sujetos de lo que hacemos, pensamos, decimos (…) esa crítica será genealógica en el sentido de que no deducirá de la forma de lo que somos lo que nos es imposible hacer o conocer; sino que extraerá de la contingencia que nos hizo ser lo que somos la posibilidad de ya no ser, hacer o pensar lo que somos, hacemos o pensamos.” ¿Cómo estudiar o hablar de los demás? Tal vez sólo en el reconocimiento de la culpa como límite de que somos concientes del horror de nuestro poder sobre la historia del otro. Pg 105: “Pero para que no se trate simplemente de la afirmación o del sueño vacío de la libertad, me parece que esa actitud histórico-crítica debe ser también una actitud experimental. Quiero decir que ese trabajo hecho en los límites de nosotros mismos debe abrir por un lado un dominio de investigaciones históricas y por el otro someterse
a la prueba de la realidad y de la actualidad, a la vez para captar los puntos en que el cambio es posible y deseable y para determinar la forma precisa que se debe dar a ese cambio.”