Mi defensa a las Criticas que realiza D. J. O´ Connor contra la posición tomista: Para Santo Tomás la moral forma parte del Derecho natural, y por ello relacionada a la naturaleza humana. Esto es completamente coherente con su razonamiento porque nos da a entender que la ley natural es la participación de las criaturas en la ley eterna, pero ¿cómo conocen los hombres de esta ley eterna? A través de la sidéresis (disposición natural de los hombres que le permiten actuar de acuerdo a los principios generales del derecho natural.) A más de ello, los hombres gracias a su racionalidad distinguen preceptos (tanto primarios y generales, como secundarios y mutables) en esta ley natural, y de acuerdo a ello conduce su actuar hacia lo que se conoce como su perfeccionamiento que no es más que actuar de acuerdo a su esencia. Y es en este actuar que desarrolla y perfecciona todas sus potencialidades, lo que le permite adquirir conocimientos morales a través de su intuición. Es en este estadio, en que el hombre determina su comportamiento hacía la consecución de finalidades. Así no constituye una critica, el decir que Santo Tomás no se ocupó de observar como se comporta la gente para saber a qué fines aspira, pues cuando Santo Tomás nos habla de fines, se está refiriendo a todos en general y ninguno en particular, siendo así, mal podría empezar a mencionar cada uno de los fines que motivan a cada uno de los hombres. Desde ese punto de vista, cada uno de los seres humanos, debería: actuar bien (por sobre las consideraciones moralmente correctas) , tener una vida virtuosa y ser beneficiado con una gracia. Todo ello para lograr de ese modo la finalidad última - que es general para todos los hombres- la “visión de Dios en la otra vida”. Entonces, pregunta O´Connor ¿por qué el hombre debe perseguir la satisfacción a sus inclinaciones naturales? Simplemente porque eso le traería su perfeccionamiento pleno, la satisfacción de sus deseos y una felicidad completa y aquellas cosas - según Santo Tomás - son aprendidas por la razón como correctas (y acá lo bueno y lo correcto se equiparan.)