El Valor De La Protesta

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  • May 2020
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El valor de la protesta. Con gran alegría he participado como presidente de mesa en las pasadas elecciones de la República Argentina. A diferencia de lo que suelen hacer algunos compatriotas, no quise eludir mi responsabilidad. Durante todo un domingo debí lidiar con las posibles amenazas de fraude, por parte de los partidos mayoritarios. Debí soportar un par de discusiones de parte de los fiscales y tratar de cumplir mi rol de presidente con la mayor decencia posible. Pero cuando fui a cobrar mis honorarios, comenzó una serie de prórrogas que aún vengo soportando. Primero fui el día 25 de julio, en donde me dijeron que según mi número de documento, debía cobrar en día 24. Entonces, acepté mi burdo error y me preparé para volver otro día. El empleado de correo me dijo, que podía volver el día 27 a partir del cual, cualquier terminación de documento podía cobrar. Pero cuando concurrí ese día, me dijeron que el telegrama decía que todos podrían cobrar “a posteriori” de esa fecha. Luego el empleado de Correo agregó que ellos son intermediarios y no se hacen cargo de nada. “No estás anotado en el sistema” me dijo. Ante mi perplejidad pedí hablar con su jefe, a lo cual me respondió: “Acá el jefe soy yo. Arreglate con el Ministerio del Interior”. Algo fatigado de tantas ideas y venidas, me decidí a continuar mi lucha. Entonces manteniendo algo de mi paciencia llamé al Ministerio. Y luego de una larga espera y una serie de infructuosas llamadas, me dijeron que tal vez estén pasando mis datos. Con cierta tranquilidad, una operadora me dio un número de reclamo y me sugirió que llame en quince días. Luego de pagar con los pocos pesos que me quedaban el valor de la llamada en el locutorio, retorné a mi hogar. Entonces envié unas líneas al Correo y otra al Ministerio del Interior implorando algo de piedad. Allí sólo les pedía que se haga justicia con los viáticos que aún deben pagarme. Por ello sueño con que dentro de diez días, podré llamar al Ministerio del Interior y obtener una respuesta. Aunque con asombro, hoy he leído un artículo de cierto filósofo, en donde dice que quejarse no sirve para nada. Sin embargo, creo que enviar mi queja a quienes corresponde y escribir estas líneas, ejercen sobre mí un cierto influjo tranquilizante. He intentado cuidarme de las palabras agresivas. He sentido un cierto placer, al saber que estaba protestando por lo que me merezco. Y hasta he intentado moderar mi bronca por medio del estilo narrativo. Tal vez no obtenga nada con mi protesta. Tal vez sólo esté perdiendo tiempo y dinero en conseguir un ideal imposible. Pero creo que mi protesta ha sido escuchada y alguien se ocupará porque esto se resuelva. Mientras tanto, le seguiré implorando al señor Randazzo, al mono o a la tortuga que están tecleando mis referencias, al pedante empleado de la sucursal San Isidro que nada puede resolverme o al mismísimo Dios, que se apiaden de mí. Y me permitan cobrar lo que merezco.

* Para aquellos que aún no han cobrado sus honorarios correspondientes a las últimas elecciones deben llamar al 0810-5553374.

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