Movimiento de Educación Popular Integral y Promoción Social Departamento de Pastoral
# 10 El Reconocimiento La respuesta
Introducción Estas dos meditaciones de Toni de Mello, las oraremos en continuidad con la guía anterior. Dedícale momentos separados, pues son distintas aunque parecidas. Recuerda prepararte, tómate un tiempito, cálmate, pídele a Dios la gracia para entrar y aprovechar la oración. Acompáñalo con un texto del Evangelio (Marcos 8,27-38).No olvides escribir lo que vas viviendo, reacciones, respuestas…
EL RECONOCIMIENTO En mi oración abordo hoy un interrogante vital: ¿Quién es Jesucristo para mí? Comienzo imaginándome estar en su presencia - una presencia que me permite ser absolutamente yo mismo... Establezco luego un diálogo con El, adoptando como tema de conversación los títulos que la Escritura le otorga: El primero de ellos guarda relación con su nombre: Salvador. ¿Ha sido Jesús un salvador para mí? ¿En qué circunstancias?... ¿En qué ocasiones?... Cuando me dirijo a él con este título, ¿qué significado tiene?... Le hago saber mis respuestas a estas preguntas... Y él reacciona a su vez...
Otro título que la Escritura le otorga es el de Señor. Le digo lo que para mí significa llamarle «Señor»... Y él hace sus observaciones
La Escritura también le llama Maestro. Medito en las lecciones que él me ha enseñado... Y le pregunto qué opina de mí como alumno... Y estos son títulos que Jesús se dio a sí mismo: Yo soy la Resurrección y la Vida. ¿Puede Jesús pretender ser mi vida? ¿Qué significado tiene ello en mi existencia cotidiana?...
¿Cuáles son esas revelaciones que me ha hecho a mí en la amistad?... Ahora dejo a un lado la Escritura y permito que mi corazón exprese su propia experiencia de él con un título original... Y observo cómo reacciona él...
LA RESPUESTA Escucho los sonidos a mi alrededor... lo mejor que puedo para prepararme a escuchar el evangelio. Ahora oigo cómo Jesús me dice algunas de las frases que ya dijo en los evangelios. Dice, por ejemplo: «¿Quién dices tú que soy yo?» Pero no respondo inmediatamente. Dejo que las palabras suenen y resuenen en mis oídos por algún tiempo... observando cómo reacciona mi corazón ante ellas... Y sólo cuando ya no puedo contenerme más, reacciono efectivamente, con una simple palabra... o con el silencio... Y hago lo mismo con otras frases del evangelio, una por una: «¿Me amas?» «Ven, sígueme.» «Tanto tiempo como llevo contigo ¿y aún no me conoces?» “¿Crees? Todo es posible para el que cree”
También se dio el título de Amigo: «Ustedes son mis amigos, porque les he revelado todo cuanto yo sabía».