“El Futuro libertador” www.poderygloria.com Narrador:
Cierto día, mientras impeccionaba desde su carruaje las ciudades de Pitón y Ramesés, que se hallaban en plena construcción, el Faraón notó algo que le preocupaba, luego se lleno de ira. ¡ Le parecía nunca antes había visto tantos hebreos en su vida! ¡Había israelitas trabajando en los campos de cultivos, y en los hornos de ladrillos! Su trabajo muy duro, había hebreos por todos lados.
Faraón:
Estos israelitas se ven más fuertes y sanos, veo que se han multiplicado cada día. ¿Qué podré hacer con ellos? ¡Se me ha ocurrido algo fantástico y cruel!
( Faraón se retira un momento y regresa con un decreto en sus manos) Faraón:
Criados, vengan pronto...
Criados:
¿Ordene mi señor?
Faraón:
Lea este decreto, y que se cumpla fielmente desde este momento.
(El criado comienza a leer en voz alta) “por orden del Faraón, se notifica que desde este momento todo hijo varón que naciere desde ahora en adelante será quitado de sus padres y los niños será arrogado por las aguas del río Nilo...” Narrador:
Cuándo los padres hebreos se enteraron del decreto, palidecieron de espanto, al principio no podían creen que fuese cierto, recién se dieron cuenta lo cruel que era este gobernador, ¿Cómo podria exigir asesinar a estos niños recién nacidos?
Rápidamente se comenzó a cumplir el mandato del rey, los soldados arrebataban a los hijos de los israelitas. Madres lloraban pidiendo clemencia. Soldados:
Aquí hay otro niño, hay que arrogarlos al río
Padres:
Les rogamos, tengan clemencia, es nuestro único hijo varón, por favor no lo maten...
Narrador:
Los soldados cumplen lo ordenado, nada los hace cambiar de opinión, estos niños eran arrogados al Río Nilo. ¿Imagínese como se sentirían estas familias que con tanto anhelo esperaban al hijo amado? Esta era la hora más triste de Israel. Como nunca deseaban salir de Egipto. Comenzaron a orar fervorosamente para que Dios los libertara de inmediato. Dios tenia en su memoria a los hebreos, les enviaría un niño que seria el libertador del pueblo. Las cosas sucedieron así, cierto día en el hogar de Amara y Jocabéd nació un hermoso niño.
Jocabéd:
¡Que maravilla de niño! Solo Dios me lo a dado
Amram:
¡Que hermoso es! ¿Qué haremos con él?, Tenemos que ocultarlo, los soldados del Faraón pueden verlo. Lo arrojarán al río
(habla la hija del matrimonio) María: ¡Padre que haremos, Nadie debe saberlo! Narrador:
No se sabe con exactitud que nombre le fue puesto al recién nacido. Pero más tarde veremos que nombre se le dio durante su larga vida. Jocabéd Decide esconder por tres meses a su pequeño hijo. Pero al correr del tiempo es imposible ocultarlo mas, Sus llantos serian oídos por los soldados. En ese momento Dios escucho aquel clamor de aquella angustiada madre.
Jocabéd:
Tejeré una cesta de juncos y los impermializaré con asfalto y brea. Luego pondré al niño dentro de el, y lo echaré a flotar a la orilla del río ¿Quién sabe tal vez una mujer egipcia de corazón tierno lo hallaría y se apiadaría de el? Esta es mi única esperanza, ¡Dios mío, solo tu puedes ayudarme!
Narrador:
Parecía ser la única solución a tal dicho problema para esa madre. Quería correr el riesgo, de todas maneras varias la pena el intento. Porque los soldados en cualquier momento podrían llegar a la casa de dicha madre y seria arrebatado el niño.
Jocabéd:
ya esta lista su cuna, lo pondré dentro. ¡Que DIOS me lo guarde!
Narrador:
Cerró la tapa, y llevo esa preciosa carga a la orilla del río. Mientras lagrimas corrían por su mejilla, lo puso suavemente sobre los juncos de la orilla.
Jocabéd:
María, tu quedarás vigilando, que nadie te vea. Yo regreso a casa a rogar a Dios que cuide de nuestro bebe.
María:
Madre, yo cuidare de mi hermano, anda confiada en Dios.
Narrador:
María no estaba sola, Dios había enviado ángeles para que cuidasen de aquel niño que cuando fuese grande rescataría al Pueblo de Dios. Después de un largo rato apareció la hija del mismo Faraón, acompañada de varias doncellas, comenzaron a acercarse al río.
(Hija del Faraón) Hija: Que hermoso día, ¡miren lo que hay allí! ¡No puede ser! Hay un niño dentro de aquel canasto. ¡Que hermoso es! Es un hijo de los hebreos, no podemos dejarlo morir. Doncellas:
¿Qué haremos con él?
Narrador:
María estaba observado toda la escena, se armó de valentía, la vida del niño estaba en riesgo (sale corriendo y dice...)
María:
perdone alteza, ¿quiere que vaya en busca de alguna nodriza entre las hebras para críe al niño?
Hija:
Ve a buscar una buena mujer para que críe a este hermoso niño, Apresúrate.
Narrador:
María estaba emocionada, Dios había respondido la oración de la madre.
María:
Mamá, Mamá el Dios todo poderoso que adoramos a respondido nuestra oración. ¡Apresúrate! ¡Ven conmigo! ¡La hija del faraón a encontrado al niño.
Jocabéd:
¡Gracias Dios mío por responder mi oración! Yo sabia que nunca me dejarías. Vamos pronto.
Narrador:
Jocabéd corrió de emoción al enterarse de la hermosa noticia entregada por su hija, y encontró a la hija del Faraón con sus doncellas junto al niño, Jocabéd estaba feliz, no sabia si llorar o reír, pero trato de no aparentar su alegría para no ser descubierta que era la propia madre del niño
Hija:
puedes llevar este niño y criarlo muy buen, como su fuera tu hijo y yo te daremos un salario, le llamaremos “Moisés” que significa sacado de las aguas
Narrador:
Jocabéd tomo al niño y lo acaricio, que hermoso era para ella tenerlo de entre sus brazos.
Hija:
Doncellas, regresemos pronto al palacio ya que mi padre podría descubrirnos (sale la hija del faraón y sus doncellas) Narrador:
Jocabéd se dirige regreso a casa, con su corazón lleno de alegría, agradeciendo a Dios le había guardado la vida a su pequeño hijo. Todo era demasiado hermoso para ser verdad, no solo tenían al niño otra vez en casa sino que no podría ser ejecutado por ser este el ahijado de la hija del faraón.
Jocabéd:
Hijo mío, yo te cuidaré, te alimentaré y te pondré las mejores vestimentas la hija del rey pagará todos los gastos.
María:
Si madre, lo cuidaremos muy buen, la bendición también alcanzara para nosotros ¡Gracias Dios Mío!
Narrador:
Este niño se llamaría Moisés, y seria el gran libertador que nuestro Dios utilizaría para rescatar a su pueblo y conducirlos desde Egipto hacia la tierra que Dios les había prometido. Así también Dios Enviaría a su único Hijo para libertarnos del pecado hacia la luz admirable, ¡Jesucristo el Unico Salvador!