El Expediente Grumpfink
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- Words: 492
- Pages: 31
EL EXPEDIENTE GRUMPFINK
La de la República Independiente de Nuestras Bicis, es una ciudadanía que se profesa en la sombra...
... aletargada en las catacumbas, de las que sus ciudadanos salen en busca del preciado Grumpfink.
¡Aquí en Benicassim hay mogollón! ¡Espero que consigamos montones de Grumpfink! El problema es condensarlo y transportarlo.
Llevar nuestra extraña patria en los pedales nos empuja a esta misión partiendo de Valencia.
La vía verde entre Benicassim y Oropesa del Mar nos proporcionó abundantes dosis de Grumpfink.
¡Huys, imposible, se escapa como el agua entre las Manos!
No se preocupen, camino de Peñíscola, entre la Sierra de Irta y el mar, encontraremos una solución.
Procurando ignorar los cantos de sirena que nos empujaban hacia las olas, rodamos por aquel camino entre arbustos, rocas y calas.
Un larguísimo carril bici nos llcvó de Peñíscola a Benicarló.
La bandera de esta República es un bronceado aberrantemente desigual.
¡Menuda siesta que tiene Vinaroz!
Habría sido grumpfínkstico caer en la cuenta del significado de “Hostal l’Escaleta”.
En San Carlos de la Rápita, cerca del Delta del Ebro, abandonamos la costa para volver a Valencia por el interior.
Un canal nos llevó hasta Tortosa y esta Vía Verde del Bajo Ebro.
A ver si lo hace bieeen.
Tralaralarito, arreglo un pinchacito
Conectamos con la Vía Verde de la Val de Zafán, que nos situó en la comarca aragonesa del Matarraña.
Venimos de la costa y Valderrobres está a 500 m. de altitud.
¡Dímelo a mí, que casi no llego!
Esta joya desconocida no está en la Toscana...¡Rebosaba Grumpfink!
Las cuestas de El Maestrazgo nos pusieron difícil...
…la conquista de Morella.
Se enroscaban a las piernas como serpientes.
Mosqueruela mostraba esa vida tan sencilla, que para nosotros es ya todo un jeroglífico.
Las vistas sobrecogedoras de Linares de Mora nos dieron sensación de ser amos y siervos al mismo tiempo...
En Linares Mora tuvimos la vieja ...y nos de hicieron anticipar el dulce sensación de ser amo y siervo al mismo pánico de la bajada. tiempo.
Escondido entre montañas encontramos todo un yacimiento de Grumpfink.
De alguna forma cambiamos la piel y en alguna parte del camino quedó una carcasa cuarteada que nos lastraba.
Por las muchas averías, la Vía Verde de Ojos Negros quedó rebautizada como de “Uñas Negras”. Pero nos llevó cuesta abajo hasta Segorbe.
El éxito de la misión peligraba ante imágenes tan desoladoras.
Llegados a nuestro destino, nos dispusimos a usar los recursos necesarios para llevarnos el Grumpfink a nuestra próxima hibernación.
Lo habíamos visto, oído y degustado, pero no sirvió ni la fusión, ni la fisión, ni tan siquiera la pasteurización.
¿Significa eso que tendremos que volver a arriesgarnos cada vez que necesitemos Grumpfink?
Tendremos que experimentar nuevos métodos.
!Brr, ya casi tenía la solución!
Bueno, tenemos un montón de Grumpfink para ir tirando.
Este fracaso supone un serio varapalo para nuestra civilización rodante. El expediente y las pruebas serán destruidos por la seguridad de futuras misiones.
La de la República Independiente de Nuestras Bicis, es una ciudadanía que se profesa en la sombra...
... aletargada en las catacumbas, de las que sus ciudadanos salen en busca del preciado Grumpfink.
¡Aquí en Benicassim hay mogollón! ¡Espero que consigamos montones de Grumpfink! El problema es condensarlo y transportarlo.
Llevar nuestra extraña patria en los pedales nos empuja a esta misión partiendo de Valencia.
La vía verde entre Benicassim y Oropesa del Mar nos proporcionó abundantes dosis de Grumpfink.
¡Huys, imposible, se escapa como el agua entre las Manos!
No se preocupen, camino de Peñíscola, entre la Sierra de Irta y el mar, encontraremos una solución.
Procurando ignorar los cantos de sirena que nos empujaban hacia las olas, rodamos por aquel camino entre arbustos, rocas y calas.
Un larguísimo carril bici nos llcvó de Peñíscola a Benicarló.
La bandera de esta República es un bronceado aberrantemente desigual.
¡Menuda siesta que tiene Vinaroz!
Habría sido grumpfínkstico caer en la cuenta del significado de “Hostal l’Escaleta”.
En San Carlos de la Rápita, cerca del Delta del Ebro, abandonamos la costa para volver a Valencia por el interior.
Un canal nos llevó hasta Tortosa y esta Vía Verde del Bajo Ebro.
A ver si lo hace bieeen.
Tralaralarito, arreglo un pinchacito
Conectamos con la Vía Verde de la Val de Zafán, que nos situó en la comarca aragonesa del Matarraña.
Venimos de la costa y Valderrobres está a 500 m. de altitud.
¡Dímelo a mí, que casi no llego!
Esta joya desconocida no está en la Toscana...¡Rebosaba Grumpfink!
Las cuestas de El Maestrazgo nos pusieron difícil...
…la conquista de Morella.
Se enroscaban a las piernas como serpientes.
Mosqueruela mostraba esa vida tan sencilla, que para nosotros es ya todo un jeroglífico.
Las vistas sobrecogedoras de Linares de Mora nos dieron sensación de ser amos y siervos al mismo tiempo...
En Linares Mora tuvimos la vieja ...y nos de hicieron anticipar el dulce sensación de ser amo y siervo al mismo pánico de la bajada. tiempo.
Escondido entre montañas encontramos todo un yacimiento de Grumpfink.
De alguna forma cambiamos la piel y en alguna parte del camino quedó una carcasa cuarteada que nos lastraba.
Por las muchas averías, la Vía Verde de Ojos Negros quedó rebautizada como de “Uñas Negras”. Pero nos llevó cuesta abajo hasta Segorbe.
El éxito de la misión peligraba ante imágenes tan desoladoras.
Llegados a nuestro destino, nos dispusimos a usar los recursos necesarios para llevarnos el Grumpfink a nuestra próxima hibernación.
Lo habíamos visto, oído y degustado, pero no sirvió ni la fusión, ni la fisión, ni tan siquiera la pasteurización.
¿Significa eso que tendremos que volver a arriesgarnos cada vez que necesitemos Grumpfink?
Tendremos que experimentar nuevos métodos.
!Brr, ya casi tenía la solución!
Bueno, tenemos un montón de Grumpfink para ir tirando.
Este fracaso supone un serio varapalo para nuestra civilización rodante. El expediente y las pruebas serán destruidos por la seguridad de futuras misiones.
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